8. Mal elemento.

Miraba con cierto resentimiento a los invitados, realmente no quería volver a saber de ellos, se sentía a gusto en Grecia gracias a la idea de estar lejos de ellos, suspiró, realmente no soportaba estar allí, aunque tenía un mundo de trabajos, cerró su puerta con llave y salió procurando no ser advertido por ellos.
Estaban realmente a gusto en la sala de estar de la hermosa casa, Krest estaba encantado de recibir a su amigo y a su hija, no obstante, no podía evitar mirar con desprecio al hijo de éste, pues recordaba un feo episodio del pasado que había marcado mucho a su adorado hijo.
-Vaya Dégel ha crecido bastante- el comentario del joven Unity molestó mucho a Krest.
-Es un joven increíble, es demasiado bueno para cualquier miserable- Unity captó la intención del comentario, más no se dispuso a entrar en conflicto al respecto.
-Tienes razón- fingió tranquilidad, no obstante se encontraba bastante ofendido.
-Por cierto, no ha bajado de su cuarto desde que ustedes llegaron, debe estar muy ocupado con sus trabajos, él es tan dulce y responsable- comentó Garnet.
-Están cerrando semestre, supongo que está muy ocupado- comentó Krest.
-Cierto… y le traje algunos libros, siempre le gustó leer- comentó García con una sonrisa.
Continuaron conversando, tratando de recuperar el tiempo perdido tras la ida de los Bellerose de Rusia.

...

Kardia se sorprendió al verlo en su puerta, ambos portaban el mismo semblante, ojerosos y cansados, pero eso no les impidió dibujar una sonrisa en sus rostros al cruzar miradas.
-Hola- dijo débilmente Dégel.
-Hola- respondió Kardia, no supo efectivamente la razón, pero sintió que debía abrazarlo- ¿Estás bien?- Dégel asintió, aunque sin ningún ánimo.
Lo invitó a seguir, encontrándose dentro con los padres de Kardia, Albafica y Manigoldo allí.
Luego de saludarlos se dispuso a subir junto a Kardia a la habitación de éste, allí, el griego estaba un poco preocupado por el semblante del omega, no era solo cansancio lo que lo agobiaba.
-¿Te sientes bien?...- había algo de suspenso, Dégel lo miró cansado.
-Sí, solo estoy agotado y mis padres tienen visitas…- Kardia pudo notar que no estaba siendo completamente sincero, no obstante decidió no comentar ni indagar al respecto.
-Pues aquí está peor en cuanto a visitas…- comentó con humor tratando de crear un ambiente más relajado.
-Pero me agrada más estar aquí- Kardia vio la oportunidad de preguntar.
-¿No te agradan las personas que fueron a tu casa?- Dégel desvió la mirada.
-Sí, podría decirse que es eso…- se quedó mirando al suelo unos segundos, pensando en sí y su pasado, próximamente levantó la mirada hacia Kardia y de forma muy precipitada se arrojó a sus brazos, siendo correspondido por el alfa.
-Si gustas puedes quedarte aquí- Dégel asintió con su rostro hundido en el hombro del alfa- por mi quédate todas las vacaciones- Dégel rio bajo.
-Eso me encantaría-
-¿No te importa si tu padre me mata después?- aumentó la risa en Dégel.
-No, no se lo permitía- Kardia sonrió, llevo una de sus manos al largo cabello de Dégel lo acarició suavemente, vio con algo de disgusto la cinta que mantenía el cabello del omega atado, procedió a desatarla con cautela.
-Me encanta ver tu cabello suelto- Dégel sonrió y se sonrojó con el halago.
Kardia terminó el abrazo y lo condujo hacia su cama sentándose junto al omega.
-¿Entonces sugieres que vayamos con mi familia o nos quedemos aquí haciendo alguna cosa?- Dégel lo pensó unos segundos.
-Solo quisiera dormir un poco… si no te molesta mi extraña petición- Kardia asintió.
-Está bien, descansa un poco y después hablamos-
El galo rápidamente cayó dormido en la cama de Kardia, por lo que pudo notar, él no había dormido en varios días lo cual fue inquietante, puesto que algo realmente malo sucedía, podía sentirlo.

...

Ya era bastante tarde, el reloj marcaba las 22 horas, Kardia reía amenamente con su familia, con una que otra amenaza para su mejor amigo y cuñado, Dégel continuaba durmiendo, Kardia no ignoraba en ningún momento eso, principalmente porque era muy extraño que no quisiera estar en su casa, estaba preocupado pero le convenía mantener la calma.
-¿Cómo le pondrías a tu sobrino Kardia?- comentó su madre con gracia y picardía.
-Tal vez igual que el inútil de su padre se llame Manigoldo, en honor al difunto- el omega estalló en risas al igual que el resto de presentes.
-No seas así, mira que soy tu mejor amigo- comentó Manigoldo indignado.
-Se considera alta traición meterte con los hermanos de tus amigos- todos se rieron ante el cometario de Kardia.
-Aunque si el papá de Dégel te mata me queda el camino libre- eso hizo que Kardia perdiera los nervios un momento, aunque mantuvo la compostura, y ahora que lo pensaba probablemente estarían preocupados por el omega de cabellos verdes.
-Ya veremos…- dijo el alfa levantándose, sin más que decir se dirigió a su cuarto sin dar explicaciones, al entrar se sorprendió de verlo aún dormido.
Miró la hora y se le heló la sangre al ver lo tarde que era, procedió a despertarlo. Lo meció un poco, logrado que abriera los ojos.
-Dégel, es muy tarde, tu papá te va a matar- Dégel estaba un poco aturdido.
-¿Qué hora es?- preguntó bajito.
-Más de las diez de la noche- Dégel se sorprendió un poco pero igual no se afanó en lo absoluto. Tomó su teléfono y se dispuso a llamar. Al no obtener respuesta inmediata envió un texto.
-Les avisé que me quedaré aquí- Kardia suspiró.
-Ya es la segunda vez, creo que va a matarme- Dégel rio.
-No te preocupes, en serio que no quiero estar en mi casa- eso alarmó al alfa, definitivamente algo muy malo estaba sucediendo.
-¿Puedo saber la razón?- Dégel desvió la mirada.
-Solo no me agradan esas personas-
-Entiendo…- Kardia notó su semblante muy sombrío- en ese caso hazme espacio porque ya me dio sueño- el galo sonrió, se acomodó mientras el alfa apagaba las luces de la habitación, dejando únicamente una lámpara al lado de su cama encendida y se dispuso a dormir junto a él.
Lo abrazó, buscando aliviar lo que lo afligía, y de paso disfrutando de su presencia y ese aroma que lo volvía loco.
-¿Sabes? Hay días que no puedo creer lo hermoso que eres- Dégel rio acurrucándose en los brazos del alfa.
-¿En serio?-
-Claro que sí, eres la persona más bonita que he conocido-
-Creí que era Albafica-
-Ustedes dos son demasiado hermosos, es difícil decir quien es más lindo, pero cada uno es perfecto a su manera-
-Yo no soy perfecto…- su voz salió un poco más baja que antes.
-¿Por qué lo dices? Basta con que te veas a un espejo, además eres muy inteligente y una excelente persona…- Dégel se sonrojó.
-Los omegas puros no somos perfectos y lo sabes- Kardia entendió al instante.
-El hecho de que seas puro o no, realmente no afecta el hecho de que te veo y mi corazón se quisiera salir- Dégel rio bajo, agradecía la oscuridad o Kardia notaría su sonrojo a kilómetros.
-Gracias-
-No agradezcas la verdad… ¿Por qué te sientes tan mal por ello, alguien en el pasado te hizo creerlo?- Dégel apretó un poco los puños.
-Sí…- hizo una pausa tras sentir un nudo en su garganta- hace unos años alguien me gustaba, y parecía que era mutuo… pero cuando ya me había ilusionado supo la verdad sobre mí, me dijo que no estaba interesado en un omega desechable que no puede garantizarle una familia, corrió esos comentarios por toda la villa y ya no fui visto de la misma forma… por ello mis padres también decidieron mudarse, creo que eso afectó mucho mi percepción de las cosas, y desde entonces no suelo ser muy sociable, estuve unos años en Francia viviendo con un tío pero nunca hice amigos allá, tuve otras parejas pero eso no salió muy bien, hasta que vine aquí y los conocí a ustedes me he sentido mucho mejor- El llanto se hizo presente en el omega, quien se aferró a Kardia.
-Eso explica por qué hasta ahora soy tan afortunado de conocerte- se sintió tremendamente mal por él, juraba para sí mismo que al llegar a encontrar al idiota que le dijo eso lo haría pedazos- no llores, tú vales mucho, eres maravilloso, no pienses en eso- no cesó su llanto tras unos minutos, Kardia sabía que estaba muy triste por ello, con sus manos buscó su rostro, incorporándose un poco, levantó cuidadosamente el rostro del galo, embelesado por sus ojos, tan brillantes aún con la poca presencia de luz en la habitación, no lo resistió más y ante su llanto abrumador, besó cariñosamente sus labios, Dégel se quedó inmóvil unos segundos, estaba muy sorprendido , pero a la vez no podía estar más feliz, correspondió aquel beso, rodeando tímidamente el cuello del alfa, fue fugaz y a la vez eterno.
Al separar sus labios, Kardia sonrió par él.
-Para mí, desde el día que te vi quedé encantado contigo, si me das la oportunidad puedo devolverte esa sonrisa tan linda que perdiste- Dégel estaba muy impactado, pero estaba muy feliz, el sonrojo en sus mejillas y el latir acelerado de su corazón no mentían.
-Yo…- no sabía qué decir en ese momento, no podía articular palabra alguna.
-Si me dejas ser tu compañero basta que me des otro beso para confirmarlo- Dégel se quedó mirándolo fijamente unos segundos y no dudó en volver a besarlo.
Tras separar de nuevo sus labios, Dégel sonrió con una dulce mirada.
Sin decir nada más se recostaron de nuevo, ambos estaban más que felices, finamente tantos meses de coqueteo habían dado fruto para el alfa, y definitivamente estaba encantado de ser correspondido por el hermoso omega.

...

Krest observaba molesto el mensaje dejado por su hijo, pero en parte entendía la razón por la cual huyó de esa molesta situación, después de todo se habían marchado de Rusia por ellos y que los persigan hasta Grecia era definitivamente algo como para reírse y llorar, contaba con la venida de su amigo, pero no contaba con que sus hijos se invitaran solos también.
-Se quedó con sus amigos de nuevo…- habló para su esposa.
-Debe sentirse muy incomodo, es mejor que esté allá- dijo ella cabizbaja.
-Si hubiera venido solo no habría problema, tenía que venir él- comentó molesto Krest.
-Es verdad, fue muy cruel en su momento con el pobre Dégel, pero mira el lado positivo, finamente se está acercando a alguien muy amable y bueno-
-Yo no estaría tan seguro, los otros tampoco fueron muy amables con él-
-Kardia tiene un aire diferente además de que es el hijo de Zhapiri, basta con ver el gran esposo y padre que ha sido, no creo que su hijo tenga motivos para lastimar a Dégel, se nota que está embelesado por mi pequeño, nada más mira todas esas atenciones que tiene con él- Krest suspiró.
-Como sea no me voy a confiar de él, Dégel se merece a alguien bueno-
-No te preocupes, tengo certeza de que no me equivoco- ella sonreía con una gran alegría, Krest finalmente la abrazó y besó su frente.
-Está bien, confiaré en ti, cuando llegue trata de ser neutra y evita que se queden solos- Garnet asintió.

[Hola, subiré otro episodio esta semana que estoy de vacaciones de la U, gracias por sus comentarios y votos... espero les guste]