Hola a todos otra vez, la verdad, estoy un poco impresionado de que este capítulo haya sido más sencillo de escribir que los anteriores, aunque al mismo tiempo, siento que esta saga no da realmente para 12 capítulos, no sé si podré extenderla adecuadamente sin que se sienta una extensión artificial. Pero bueno, hay algo que me gustaría saber, principalmente de los lectores de antaño. ¿Qué opinan de esta saga de Eris? ¿Sienten que encajaría si hubiera existido en Guerras Doradas Original? Para los que no saben, realmente en estos momentos a la altura de Guerras Doradas Original, estaba escribiendo mi primera saga original, la Saga de Ares, y si bien Saintia Sho no es exactamente una saga original, la historia que me estoy sacando de conexión entre Titanes y Ares sí lo es, por eso me interesa saber si hasta ahora se siente como Guerras Doradas, o se siente como algo más. En fin, solo por saber.

Rocharin Hua San: Pues no planeo abusar de las onomatopeyas, solo del kusukusu y del Ara Ara, jajaja. Vamos a dejar implícito que Shura tuvo su ración de patas. Hay que alimentar su fetiche jajaja. Mi mitología favorita es la Nórdica, no la Griega, sé que no se nota porque escribo de Saint Seiya, pero no puedo evitarlo, este capítulo es prueba de ello. Para mí, la Saga de Asgard es muy superior a Poseidón, y aunque yo sé que a muchos no les gustó Soul of Gold, yo como conocedor de la Mitología Nórdica, la disfruté mucho, de hecho, esta trilogía termina en Guerras Doradas Ragnarok, y es por algo. Pero no nos adelantemos. Sobre la complicidad de Yoshiko, es… complicado, ya veremos qué pasa. Y sí, estamos hablando de ese sacrificio del Upsala.

Josh88: Saori tenía que aprender a defenderse, criada por Milo no podía quedarse callada jajaja. Y sí, Saintia Sho no especificó muy bien el cómo se crean las Seeds, pero yo profundicé un poco más en ello. Me alegra que hayas disfrutado de la conexión de Cassandra con Pandora. No muchos conocen a Arctos en especial porque es de una obra que todavía no termina, lo mismo con Lodin, pero Arctos sí es sirviente de Cronos, de hecho, hay 5 comics que lo explican… no de la manera que suena el meme… y sí, fueron ellos los que aterrizaron… solo no he podido concretarlo bien. Lo de Rigel es un caso algo complejo. Siento que todos vamos a odiarlo mucho.


Saint Seiya: Guerras Doradas – El Ciclo Infinito.

Saga de Eris.

Capítulo 17: La Barrera del Caos.


Alemania. Munich. 11 de Diciembre de 1985.

El suceso, se convirtió en noticia local tan rápido, que no había otra noticia que no fuera la del excéntrico hombre revestido en una Armadura Dorada, que había aterrizado como un cometa dorado en medio de la ciudad de Munich, deteniendo a una misteriosa asesina enserie enloquecida, que solo mataba por matar. Ya fuera en Munich, en Baviera, o en cualquier otro lugar de Alemania, no había de otra cosa de la cual se hablara en las noticias alemanas, ni siquiera la masacre que había ocurrido frente al Castillo Heinstein de Baviera, ocupaba lugar en las noticias, ya fuera porque las autoridades locales despreciaban a la familia que allí vivía, o porque lo que aconteció después de la llegada de aquel hombre en Armadura Dorada, terminó por convertir la, en ese entonces noticia de alcance local, en una de nivel internacional, cuando de un revés de su mano, la tierra se partió.

-¡Excalibur! –se transmitía en las noticias mundiales, pero la impresión de ver la tierra partirse tras el grito y el corte, palidecía en comparación para aquellos que presenciaron aquello en vivo, mientras las alarmas de los vehículos y los vidrios de los edificios, resonaban y estallaban tras el inmenso poder de ellos quienes habían permanecido como un secreto para el mundo, pero que habían definido el destino de la Tierra en más de una ocasión.

-¡Hoja Cercenadora! –respondió la Dríade, acrecentando el caos, y el impacto de la noticia, cuando los vehículos de los alrededores de la nada se partieron a la mitad, e igual hicieron las señaléticas, los semáforos, las paredes, aunque afortunadamente, ninguna de las personas que había permanecido para ver lo que acontecía, resultó herida. La misma suerte no corrió del lado del guerrero dorado, que se molestó por un corte a la altura de la mejilla- Tus defensas están perfectamente en alto, Caballero Dorado, ni una sola apertura en tu postura. Sin embargo, bajaste la guardia un segundo para salvar a aquella humana detrás de ti, todo un caballero –apuntó Hysmide, la Dríade de los Duelos, detrás de Shura, una aterrada ciudadana observó el pavimento cortado delante de ella con miedo-. Los humanos y sus ciudades, tan frágiles y estorbosas. No permiten un combate sin daños colaterales. Esto no será un Duelo glorioso si tu preocupación por los civiles se interpone. ¿Quieres que los mate a todos para que podamos luchar en toda la extensión de nuestros cosmos? –preguntó divertida.

-Mi trabajo no es proteger a las masas, eso lo acepto –comentó Shura, preparando su cosmos, Hysmide sonrió, esperando el desafío del corte del de Capricornio-. Lo hago porque es lo correcto… -declaró Shura, desapareciendo de la mirada de Hysmide, quien entonces sintió unos pies debajo de sus axilas-. ¡Salto de Roca! –enunció Shura, lanzando a la Dríade a los cielos, transformada en un cometa dorado, que no tardó en precipitarse al suelo, donde perforó el pavimento, y cayó al drenaje- También tienes razón en la fragilidad de las ciudades humanas. Por algo se nos prohíbe a los Caballeros Dorados, enfrentarnos donde haya civiles. Pero no solo eso deja a los humanos a merced de psicópatas como tú, sino que la Matriarca Yoshiko ha dado su real permiso. Así que, honraré la primera batalla en territorio humano, consagrando este momento en mi memoria, en que una Dríade recubierta de agua de drenaje me mira desde abajo. Será una historia para recordar en el Santuario –se burló el de Capricornio.

-Cortaré tu cabeza, y la lanzaré a una fosa común, veremos qué se siente que eso quede registrado en la historia de tu Santuario –saltó la Dríade, atacó, Shura la evadió con facilidad, y lanzó una patada, misma que cortó como si fuera un golpe con su brazo, y terminó por partir un automóvil de policía por la mitad-. No creo que vayas a quedar como el héroe –se burló ella.

-La Matriarca no especificó que debía quedar como tal. ¡Danza de Excalibur! –enunció Shura, moviendo sus brazos tan rápidamente que Hysmide apenas y los lograba ver, después optando una pose como si de un samurái a punto de desenvainar una espada se tratase, y tras realizar el movimiento de desenvaine, una red de cortes se extendió, misma que sorprendió a Hysmide, quien saltó evadiendo los cortes, que se incrustaron en el edificio detrás de ella, cuya pared cayó en cubos por la cuadricula que lo había impactado.

-Impresionante… todo un habilidoso usuario de espadas –se distrajo Hysmide, Shura apareció frente a ella, y lanzó otro corte, que pareció haberla partido a la mitad, solo que lo que Shura partió, no era más que un espejismo creado cuando Hysmide evadió tan rápido como pudo, más no logrando evitar el corte en su hombro que se hizo presente, arrebatándole de su sangre-. ¿Cómo es esto posible? ¡Hay 4 Seeds en efecto! ¡Pero no te muestras debilitado por el aura que transpiro por su existencia! –se quejó la Dríade.

-Oh, que lastima. ¿Vas a decirme que solo puedes vencerme con una barrera de cosmos que me debilite? Y yo que pensaba que estabas orgullosa de tus propias habilidades –se burló Shura, Hysmide ya estaba en una rodilla por la herida en su hombro, la policía local, sabiendo que la Dríade estaba herida, apuntó con sus pistolas en su dirección, aunque la mayor parte de las pistolas apuntaban también a Shura-. Según enunció Pandora, en estos momentos, tú debes tener un incremento de cosmos por la presencia de las 4 Seeds que ya han despertado, y ese mismo incremento debería ser mi detrimento actual. Pero como no lo es, puedo decirte con tranquilidad que, aún con 4 Seeds, ustedes las Dríades no son rivales para los Caballeros Dorados. Tras vencer a los Titanes, ustedes son risibles en realidad. No requiero siquiera de acceder al Dunamis dormido en mi Armadura Dorada para hacerte frente –le apuntó Shura.

-¿Sabes de la Barrera del Caos? ¿Cómo es que la conoces? –preguntó Hysmide, retrocediendo asustada, Shura se mostró inconforme por su superioridad- Malnacido Caballero Dorado, no sé cómo te enteraste de la barrera, pero sin las precauciones que tomaste, ya habrías caído ante mí –se molestó la mujer.

-No estoy de acuerdo, pero no es mentira el que mis demás compañeros Caballeros Dorados, no cuentan con la ventaja que yo poseo. Así que voy a hacer algo interesante –con la fuerza de su cosmos, Shura se desprendió la protección del pecho, que terminó incrustada en el suelo a su lado, revelando el Collar de Pandora, mismo que se quitó del cuello, y dejó en el suelo, antes de volver a colocarse la protección de su Armadura Dorada-. Eso deberá equilibrar las cosas –aseguró Shura.

-Su cosmos… se ha reducido… ¿qué será esa cosa? –se preguntó Hysmide, mientras Shura preparaba su cosmos, y su espada- ¿Has renunciado a aquello que te daba una ventaja? ¿Acaso es que quieres morir? –preguntó ella curiosa.

-Vah, no me vengas con tonterías, alguien que necesita un aumento de poder para hacerme frente, me tiene sin cuidado –se burló Shura, molestando a Hysmide-. Más bien voy a entregar un pequeño mensaje, para ti y el resto de las Dríades… no nos importa, si quieren reducir nuestros cosmos… no nos importa si incrementan sus propios cosmos mediante tácticas sucias. Aún si contara únicamente con el 10% de mi cosmos, yo combatiría hasta la muerte. Eso es lo que significa ser un Caballero de Athena. ¡Excalibur! –lanzó el corte Shura, Hysmide sin embargo, logró verlo esta vez, y con su propia espada cortó el mismo a la mitad- Así que… este es el detrimento, es más del que me esperaba –admitió Shura.

-Me fastidias, humano… -preparó sus espadas Hysmide, se lanzó en dirección a Shura, siendo más rápida que él ahora que contaba con una superioridad de cosmos, e intentó cortar a Shura con ambas espadas cortando en cruz-. ¡Tu soberbia es tu ruina! –enunció la Dríade.

-No, Dríade… es tu propia debilidad, y dependencia de artimañas, la que te ha condenado –saltó Shura, evadiendo el corte, y tras un giro de tornillo, colocando sus pies debajo de las axilas de Hysmide-. ¡Salto de Roca! –doblando su espalda en curva, Shura comenzó con el lanzamiento, pero en lugar de lanzarla al cielo, tensó su espalda aún más, catapultando a Hysmide al suelo, estrellándole la cara contra el pavimento, rompiendo el mismo con su rostro, y enviando a la desfigurada Dríade por las cañerías. Usando el impulso de su ataque, Shura aterrizó al lado del Collar de Pandora, levantó el mismo, y lo colgó sobre su cuello-. Ya he comprobado que no eres rival para mí, ni con tu fortaleza artificial, ni con la debilidad de tu barrera –una vez con el collar puesto, Shura recuperó toda la extensión de su cosmos, mientras Hysmide, alguna vez de rostro hermoso, pero ahora con la nariz rota, y escasa de dientes, intentaba incorporarse para continuar con el combate-. Ahora… es momento de mostrarte mi propia ventaja personal, y a todos los manipuladores del caos que estén viendo esto, que sepan… que no los consideramos siquiera dignos de compararse a los Titanes a los que ya enfrentamos, ni a los dioses que les servían –alzó su mano Shura, en esta se materializó una espada de magma solidificado pero brillante, misma que aterró a la Dríade-. ¡Kardía Blade! –bajó la espada de cristal de magma Shura, y tras blandirla, un estallido de fuego se alzó como un torbellino que terminó por causar más destrucción por toda Munich, dejando atrás únicamente al cadáver calcinado de la Dríade- Patético… aunque la Kardía Blade haya sido mi premio tras derrotar a Phlox de Kardía Mágma, no es siquiera mi espada más poderosa. Las Dríades al parecer, no son dignas de tu Bloody Samshir, Kreios –terminó Shura, notando entonces la multitud de helicópteros a su alrededor, y al grupo de policías apuntando sus armas en su dirección-. Bien… el mundo tendrá que esperar un poco más para ver tan bella espada –finalizó Shura, dando un Salto de Cosmos.

Castillo Heinstein.

-¡Ese idiota! –gritaba Pandora tras ver lo acontecido por la televisión, Cheshire por otra parte, con una bandeja con bebidas para su ama, se mostraba deprimido. Al parecer, él había preferido la derrota de Shura- ¡Le doy el artefacto perfecto para repeler cualquier barrera que trajera detrimento a su cosmos, y el muy arrogante se la quita! ¿¡En qué estabas pensando!? –recriminó Pandora una vez que Shura entró por el balcón de su habitación, que había sido clausurado con anterioridad por Cheshire, quien había tapado la salida al ahora inexistente balcón con tablones de madera, aunque estos fueron partidos a la mitad por Shura en su aterrizaje- ¡Pudiste haber muerto! ¡No tengo idea de lo que estabas diciendo por televisión porque estabas hablando en español y no estaba tan cerca de ti para traducir mediante el cosmos! ¡Pero evidentemente te quitaste mi regalo para presumir! ¡Devuélvemelo! ¡Si vas a maltratar mis pertenencias, entonces no te las permito! –sentenció Pandora.

-Umm… me temo que ya me encariñé con tu regalo. Sin mencionar que es la dote de bodas, ¿no es así? –preguntó el de Capricornio, Pandora se ruborizó ante aquellas palabras- Admito que en parte me quité la Protección Divina de tu collar, como una forma de demostrar mi superioridad ante las Dríades… pero siempre tuve una doble intención… comprobar tu interés en mí… realmente estás molesta porque me quité tu juguete –bromeó Shura.

-Probar mi… -se molestó Pandora, bajando la mirada, y con su rostro ruborizado-. Probaste tu maldito punto, no te he mentido en absoluto. Tú realmente eres… yo realmente soy… no tenías que hacer algo tan estúpido para que yo me preocupara. Aún con el collar puesto… yo me hubiera preocupado por ti… -aceptó ella, Shura sonrió burlesco, de fondo, Cheshire fingió que vomitaba-. Lo de la dote de bodas… era una broma… -comentó ella.

-Lástima, porque voy a quedármelo –le comentó Shura, Pandora se molestó e intentó recriminar, cuando Shura dio un paso hacia adelante, intimidando a Pandora, que retrocedió y terminó cayendo sobre su cama-. A ambos… tanto a ti como al collar. Así que empaca tus cosas, no voy a dejarte en esta mansión donde no le importas a nadie –le espetó el de Capricornio.

-¿Empacar? –preguntó Pandora curiosa, el de Capricornio asintió sin decir más- No lo comprendo. ¿Regresarás al Santuario de Athena ahora? Pensé que habías dicho que este lugar se trataba de un Epicentro del Caos, y que el mismo podía resurgir en cualquier momento –le comentó ella curiosa.

-Al parecer, esa Dríade era la que extraía las Energías del Conflicto durmientes en los alrededores –le comentó Shura-. Los Epicentros del Caos, nublan nuestro dominio en el cosmos. Cuando llegué aquí, algo controlaba a las Energías del Conflicto para enloquecer a la población. La locura era tal, que se armaron de tanques y bombardearon tu castillo solo por generar más Energía del Conflicto. Pero algo cambió, la energía del Epicentro del Caos permanece, no fluye hacia las personas, me di cuenta cuando esa Dríade comenzó a atacar a la gente. Los oficiales de policía estaban aterrados, pero mantenían sus armas apuntadas a nosotros mientras protegían a la población, eran muy diferentes a los soldados a los que asesiné, y con quien no se podía razonar –le comentó Shura, lo que Pandora no comprendía bien-. Si las Energías del Conflicto estuvieran metiéndose con sus cabezas, habrían disparado a la Dríade, o a mí pensándome un demonio, o a la población. Pero en lugar de eso, mantuvieron la calma pese al miedo. Probablemente por eso enviaron a aquella Dríade, a movilizar las Energías del Conflicto que rodean a esta zona –le explicó Shura.

-Ya entiendo… -comentó Pandora-. Pero eso significa que hay algo que manipula la Energía del Conflicto y la esparce. Insinúas que ese algo no está funcionando en estos momentos. Pero… ¿qué ocurre si ese algo vuelve a funcionar, y no estás aquí para poner el orden? –preguntó ella.

-Por eso es que vendrás conmigo –le comentó Shura, Pandora se apenó un poco por el comentario-. En estos momentos, hay tanta Energía del Conflicto acumulada, que no puedo comunicarme, aún con el Dunamis, con mis compañeros Caballeros Dorados –le comentó el de Capricornio, rodeando su mano con una fuerza de Dunamis azul, misma que se disipó rápidamente-. Si ni siquiera el Dunamis de los Titanes me permite esta comunicación, no tengo forma de saber cómo proceden las cosas en el Santuario. Necesito regresar y cerciorarme de que mis órdenes continúan en pie. Pero, aunque yo pueda ir y venir de Alemania a Grecia en instantes, no me arriesgaré a que, en esa ventana de tiempo, lo que sea que controla a las Energías del Conflicto, se reactive, y te veas nuevamente en la línea de fuego. Así que voy a llevarte conmigo. De todas formas, te auto declaraste mi amante, ¿no es así? Bueno, formalizaremos nuestra relación, contigo mudándote a mi Templo de Capricornio –finalizó él.

-¿Mudarme al Templo de Capricornio? –sudó ella fríamente, de fondo Cheshire se mostró horrorizado por lo obsceno de la solicitud de Shura- Una cosa es que sepa por la unión de la reencarnación el que estamos destinados a estar juntos. Otra muy diferente es el abandonar todo lo que me pertenece para fugarme con una persona a la que acabo de conocer –admitió Pandora, frotándose los brazos con la vergüenza.

-Tras tu aprovechamiento de mi debilidad para jugarme aquel sucio truco mental. Poco me importa el que quieras seguir los pasos humanos de una relación. Lo consumado, consumado está –amenazó Shura, Pandora lo miró con molestia por su impertinencia-. Además. ¿De qué pertenencias hablas? Este lugar es un basurero de recuerdos que solo te traen dolor. La población local te desprecia hasta el punto de que no tienes a nadie más que al mayordomo este, preocupándose por ti. Probablemente haya algún bien económico por alguna parte de esta ruina a la que llamas tu hogar. Mi Templo será una ruina también, pero una en la que estarás segura, y en la que al menos, me tendrás a mí preocupándome por tu seguridad. Una cama caliente y compañía, es mejor que lo que tienes actualmente –le aseguró él.

-No solo me ofendes con tus palabras, sino que pareces menospreciar todo lo que significa este lugar para mí. Y aún con esto, ¿piensas que simplemente voy a aceptar? –preguntó Pandora, Shura se cruzó de brazos, pero no dijo nada. Pandora lo desafió con la mirada, se sentía insultada, se sentía menospreciada. Pero sin importar que deseara poner al arrogante de Shura en su lugar, los cadáveres apilados a las afuera de su castillo, y el horrible olor a muerte y putrefacción, eran la prueba de que Shura tenía razón- Que no se te olvide mi harpa, Cheshire. La pequeña, la grande se puede quedar aquí –enunció Pandora.

-¿Cómo? –se fastidió el mayordomo- Ama Pandora, permítame recordarle que no está siendo prudente. No puede irse, así como así, y dejarme a mí solo cuidando del Castillo Heinstein –se molestó el mayordomo.

-No voy a irme, así como así, y a dejarte solo cuidando el Castillo Heinstein –comentó Pandora, Cheshire asintió orgulloso, e incluso le sacó la lengua a Shura, aunque Pandora no había terminado-. Tú vienes con nosotros. No voy a lavar mi ropa, y su ropa. Tampoco pienso cocinarte, ni ser tu sirvienta. Quiero todos los beneficios de la vida en unión con un Caballero Dorado, pero nada de las responsabilidades –admitió Pandora, Shura se burló, pero aceptó aquello-. Ya que tenemos un acuerdo. Empaca, Cheshire –ordenó ella, Cheshire se fastidió-. Si puedo llevar a mi mayordomo, ¿verdad? –preguntó.

-Um… no creo que en el Santuario admitan mascotas –se burló Shura, enfureciendo a Cheshire-. Pero supongo que el gato pulgoso este necesitará un sueldo para mantener a mi mujer atendida. Lo reclutaré como mi Escudero, tendrá su sueldo, y se ocupará de ti cuando yo esté ocupado con mis misiones de Assassin. ¿Qué opinas, Cassandra? –preguntó él.

-Me gusta cómo suena todo eso, Agamenón –sonrió Pandora-. Como siempre, sabes el cómo hacer feliz a una chica. Al menos hasta que por tu necedad nos terminen sacrificando –recordó ella, Shura gruñó ante el recordatorio-. Andando, Cheshire. Nos vamos a Grecia –insistió ella, Cheshire enfureció, intentó quejarse, pero ultimadamente se dio cuenta de que nada podía hacer, y terminó por buscar maletas en el closet de Pandora-. Realmente… me agrada mucho esta idea… Shura… -terminó ella, rubor más que evidente en su rostro.

Grecia. Atenas. El Santuario de Eris. Templo de Eris.

-Algo extraño ha sucedido… -comenzó Eris, ganando la atención de Deimos, no así la de Phonos, quien se encontraba ensombrecido por la niebla que rodeaba el templo, había tanta Energía del Conflicto, que está ya era visible para el ojo humano, y de dentro de la misma, tan solo se mostraba la silueta de Phonos, con 8 ojos brillando carmesíes, mientras su mandíbula dislocada crecía absorbiendo cuanta Energía del Conflicto le permitía su cuerpo-. Hysmide es una de las Dríades más poderosas a mi servicio. Resucitó no hace mucho, pero se extinguió tan rápido que me perturba. Además, con Úterus en este estado, no puedo resucitarla, y las Energías del Conflicto producidas por el Epicentro del Caos de Alemania, han quedado estancadas –agregó ella, mirando fijamente a la Flecha de Sagitario que continuaba entorpeciendo su labor.

-¿Por qué resucitar a alguien tan incompetente que se dejó asesinar tan fácilmente madre? –exclamó Phonos, su cosmos inmenso, y creciendo mientras más se alimentaba- ¿No prefieres que quienes sí te servimos bien, nos alimentemos y crezcamos aún más fuertes? ¡Solo debes pedirlo madre! ¡Pídemelo y te traeré el cráneo del asesino de Hysmide, una vez que le haya consumido toda la piel del cuerpo claro está! ¡Uwajajajajajaja! –se reía con fuerza Phonos.

-Ha perdido el juicio, pero supongo que lo prefieres así –se burló Deimos, Eris sonrió ante aquellas palabras-. Tienes la cara de una madre a la cual no le importa nada mientras su hijo favorito se divierta. Con la Energía del Conflicto que ha absorbido hasta ahora, podría tornarse muy peligroso, incluso para ti –le mencionó él.

-Phonos jamás heriría a su madre. ¿Verdad mi bebé hermoso? –extendió los brazos Eris tras lanzar la Energía del Conflicto que había reunido en sus manos, Phonos inmediatamente abrió la boca, tragando aquella energía, fortaleciéndose, materializando otro par de brazos, saliendo de la niebla como una especie de amalgama entre un hombre y una araña, pero abrazando a su madre, recibiendo el amor de Eris, y retornando su transformación a algo más humano- Eso es… madre te ama… pero no olvides, Phonos… que pese a ser un monstruo, un gigante, o lo que sea en lo que quieras transformarte, la verdadera fuerza la obtendrás con el control. Mientras más humanoide, más poderoso serás –le aseguró ella.

-Será mejor que no te escuchen los humanos, se harán ideas de que son seres perfectos –le comentó Deimos, Eris sonrió ante sus palabras-. 4 de las 9 Seeds están activas. Debería ser suficiente para que incluso los Caballeros Dorados dejaran de ser una amenaza. Sin embargo, Hysmide fue asesinada con tanta facilidad. ¿No te encuentras preocupada? –preguntó él.

-¿Por qué habría de preocuparme? Todos mis hijos e hijas, pueden resucitar cuando Úterus está activo –le recordó ella, Deimos asintió ante sus palabras-. Incluso tu hermano Phobos. Si Aioria de Leo llegara a vencerlo, podría resucitar gracias a mi poder –le recordó.

-Como una Dríade y Phantom –se quejó Deimos-. En estos cuerpos, no poseemos ni la mitad de nuestro verdadero poder. Mi cuerpo verdadero yace dentro del fruto en el Templo del Engaño, fortaleciéndose. Cuando ese cuerpo esté listo, este será desechable. Pero incluso mi cuerpo original, no contará con todo su poder, si los 9 Daimones no han renacido. Apresura esto, comienzo a fastidiarme –le comentó él.

-Tranquilo, Deimos –le sonrió Eris, comenzando a reunir una nueva esfera de Energías del Conflicto-. Emony sabe lo que hace, y cómo lo hace. Podrá parecerte infantil, pero no hay nadie mejor para ver dentro de los corazones de los demás, que mi querida Emony. Ella pronto despertará a todas las Seeds. Solo debes ser paciente –terminó ella, divertida.

Casa de Tauro.

-Umm… algo no está nada bien… -comenzó el Caballero de Tauro, su templo estaba lleno de neblina, pese a que la lluvia que aún caía fuera gracias a la influencia de Aioria, debía haberla disipado ya-. Hay demasiada Energía del Conflicto, no puedo sentir nada en el cosmos, es como si estuviera perdido dentro de la misma neblina. Shaka, Milo, Afrodita, ¿pueden sentir algo? –preguntaba el de Tauro, forzando a su Armadura Dorada a resonar.

-Aún podemos escucharte, Aldebarán –comentó Saga, quien también se encontraba en el Santuario, solo que, en su caso, se encontraba en la Isla de Milo-. Si yo que estoy más lejos puedo escucharte, eso significa que los demás pueden también. Pero comparto tu incertidumbre, simplemente no puedo sentir nada en el cosmos que no sea conflicto –admitió el de Géminis.

-En estos momentos, esa es la peor de las noticias –comentó Shaka, ganando la atención de Aldebarán-. Aparentemente, solo nosotros tenemos comunicación por la conexión de nuestras Armaduras Doradas con los Dunamis que residen dentro de ellas. He intentado contactar a la Matriarca Yoshiko, y a Athena, pero no he recibido respuesta. Tampoco puedo sentir la conexión con el Viejo Maestro. Tal parece que las Energías del Conflicto reinantes nos han aislado a los límites del Santuario –comentó Shaka.

-Tengo a Jabu aquí frente mío, pero no puedo realizar una conexión de cosmos con él ni teniéndolo enfrente, confirmo que al parecer solo podemos comunicarnos mediante el Dunamis y entre Caballeros Dorados –les comentó Milo.

-Esto es demasiado peligroso –les comentó Afrodita-. Con este nivel de incomunicación entre nosotros, y sin poder sentir el cosmos de los demás por las Energías del Conflicto reinantes, podríamos ser víctimas de un ataque sin darnos cuenta –comentó Afrodita.

-Ya sufrimos un ataque del que no nos dimos cuenta –les comentó Aldebarán, frente a él, una cansada Shunrei respiraba pesadamente-. Shunrei ha llegado a mi templo, trae noticias sobre un profanador de tumbas. Una Dríade enfrentó a Shunrei de la Regla, y a Kiki, el discípulo de Mu, a las afueras de Aries. Shiryu del Dragón logró repelerlo, pero solo fue porque Kiki la escuchó con sus propios oídos que la invasión no pasó a mayores. En ningún momento sintió un cosmos, en realidad, si no veo a Shunrei salir de la neblina, ni me entero de que tengo visitas, sin ofender, sé que tu cosmos no es muy alto, pero yo podría sentirlo bajo circunstancias normales –le comentó Aldebarán, Shunrei solo rio nerviosamente.

-Eso significa que solo contamos con nuestros propios sentidos humanos, por lo que alguien habilidoso, podría pasar nuestra guardia si es lo suficientemente silencioso –les comentó Milo, los Dorados en el Santuario se preocuparon-. Supongo que también será más complicado defender el Santuario conforme más Energía del Conflicto se reúna –admitió él.

-Lo que significa, que aquel entre nosotros que tiene los sentidos más agudos, debe permanecer junto a Athena en el tempo de su divinidad –espetó Saga, Milo se mordió la lengua en ese momento, Saga lo notó.

-Objeción, yo estoy más cerca –interrumpió Afrodita-. Y después de los malos tratos de Milo a con Athena cuando era una Escudera, no considero el acercamiento del de Escorpio a nuestra Diosa, oportuno, y mucho menos prudente –admitió él.

-No es mentira el que Milo es el Caballero Dorado con los sentidos más agudos. Incluso si un mercenario habilidoso pasara por las 12 Casas sin que nadie nos diéramos cuenta, él sí lo detectaría –le respondió Shaka, Afrodita tan solo gruñó-. Además, con toda esta Energía del Conflicto, alguien debe de comunicarse con los demás mientras permanece al lado de la Matriarca Yoshiko. Razón por la que debo de dejar mi puesto, y dirigirme a la Colina de las Estrellas, para poder transmitirles las ordenes de la Matriarca. Eso te deja a ti, Afrodita, y a tu camino de rosas, como la más importante línea de defensa del Santuario. Si alguien pasa la vigilancia de Aldebarán, llegarán hasta Piscis, no hay nadie en los demás templos –aseguró él.

-Lo que es una pésima estrategia de defensa –se fastidió Milo, desde la Isla de Milo, Saga lanzó un destello de cosmos, y se escuchó el gruñido de Milo desde Escorpio-. ¡Ya sé que yo sugerí invadir el Santuario de Eris directamente! ¡No pensaba que tantos fuéramos a salir del Santuario! –se molestó el de Escorpio.

-Yo estoy más impresionado por la puntería de Saga con toda esta neblina. Aioros estaría celoso –declaró Aldebarán, la risa de Afrodita no se hizo esperar-. Volviendo al tema, estoy de acuerdo con Shaka. Haré todo lo que pueda por mantener la guardia, pero de entre los 11 que quedamos de los 12, Milo es el cazador por excelencia. Te encomendamos a Athena –aseguró el de Tauro.

-Laboralmente, Milo… -recriminó Saga, el gruñido de molestia de Milo no se hizo esperar-. Si tienes algo que decir, dilo con palabras, no con sonidos de bestia –insultó Saga, Milo gruñó una vez más, y después suspiró.

-A sus órdenes… Maestro Saga… -agregó el de Escorpio-. Tomarme de mandadero y niñero… ¿qué les pasa? ¿Acaso no saben que no soy el más adecuado para…? -se quejaba Milo, Saga se aclaró la garganta, llamando su atención- ¿Sigo conectado? –preguntó.

-¿¡Tú que crees!? –resonó la voz de Saga, quien ya se había molestado por lo infantil de su discípulo- Te necesito concentrado, Milo. Si no podemos comunicarnos con Mu y Aioria, quienes están dentro del Santuario de Eris, la comunicación conmigo podría perderse de igual manera. Desde el observatorio del Templo de Athena, el observar la Isla de Milo debe ser más sencillo. Aún si no hay comunicación entre nosotros, podrás ver la isla desde allí –terminó el de Géminis.

-Intentaré comunicarme con el Viejo Maestro, y con cualquiera de los Caballeros Dorados restantes, y los mantendré informados –les comentó Shaka una última vez, antes de que las Armaduras Doradas se apagaran por fin, cortando la comunicación, y dejando a Aldebarán junto a una confundida Shunrei.

-Regresa a Aries, y mantente alerta. Con toda esta Energía del Conflicto a nuestro alrededor, es posible que no podamos atender a toda emergencia. Así que no se distraigan –pidió Aldebarán, Shunrei asintió y se dio la vuelta para retirarse, solo que, al hacerlo, algo alertó a la nariz de Aldebarán, quien se viró unos instantes, curioso, mientras Shunrei seguía con su retirada-. Saintia de la Regla, espera –interrumpió Aldebarán, Shunrei se viró para verlo, mientras Aldebarán continuaba con su mirada a la salida de su templo-. Umm… busca a Shaina de Ofiuco… dile que Aldebarán de Tauro requiere de sus servicios… ella comprenderá a lo que me refiero… -terminó el de Tauro, Shunrei asintió y se retiró rápidamente-. Solo espero que mis sospechas estén equivocadas… o habré fallado en mi deber de Caballero Dorado… maldición… al menos con los Titanes sabíamos dónde defender y donde atacar. Eris y sus Dríades… son en verdad una molestia… tengan cuidado, Caballeros Dorados… están solos… -se quejó él.

Noruega. Asgard. Suburbios de Asgard. Salón de los Muertos.

-Quédate detrás de mí, Hilda… -frente a la urna de Sinmone, una Seed se había materializado, una que poseía un poder tremendo, y que extendía en esos momentos una dimensión personal alrededor del mausoleo en el que se encontraban el Caballero Dorado de Acuario, y la Sacerdotisa Hilda de Polaris. Incluso cuando los soldados de Asgard que se suponía montaban guardia alrededor del Mausoleo se dieron cuenta, fue demasiado tarde, la dimensión creada por la Seed había sido completada, y el Mausoleo separado del Mundo Terrenal-. ¿Quién eres? –preguntó Camus, manteniendo a Hilda al margen.

-Eso depende. ¿Deseas saber quién es el cuerpo que tienes frente a ti? ¿O el nombre del espíritu que lo poseyó? –comenzó la Seed, Camus no respondió, solo se mantuvo firme- Cuanta frialdad. No podía esperar menos de un hombre que irrespetaría sus juramentos. No eres más que un traidor a tus convicciones, Camus de Acuario, clamas ser fiel a tus amistades, pero recurres a brujería para preguntarle a los muertos si deberías o no cumplir tus juramentos –le apuntó la Seed, cuando Camus lanzó una lanza de hielo en su dirección, misma que la Seed tuvo que evadir, aunque esta de todas maneras le cortó un poco por encima de la ceja derecha.

-Si no quieres decirme tu nombre, me da lo mismo. Eso tan solo significa que tu tumba permanecerá anónima -le comentó Camus, adelantándose, su cosmos creciendo en todo momento, frio, y molesto-. Nos encontramos en un Epicentro del Caos. Así que tú debes ser la Dríade que planeaba manipular las Energías del Conflicto acumuladas en Asgard. Si pretendes que esa sea toda la información que reciba de ti, adelante. Terminaré contigo solo con eso –continuó mientras reunía una esfera de hielo flotando sobre su mano derecha.

-Veo que eres más arrogante de lo que pensé –sonrió la Seed-. Pero te equivocas. No soy la Dríade que ha sido enviada a manipular las Energías del Conflicto nacidas en Asgard como uno de los Epicentros del Caos –le comentó él, Camus se detuvo, esperando-. Aquella Dríade a la que buscas, en estos momentos ya debe estar planeando la forma perfecta de usar las Energías del Conflicto de Asgard. Pero fuera de que ambos servimos a la Diosa Eris, ella nada tiene que ver conmigo –le aseguró la Seed-. Yo tan solo fui reclutado como una Seed nacida del corazón en pena de la Saintia a la que llamas tu discípula. Mi nombre mortal era Edward, el prometido de Alicia. Mi nombre de Dríade, sin embargo, es Horkos del Juramento. Uno de los espíritus más poderosos al servicio de Eris – le explicó él.

-¿El prometido de Alicia? –comenzó Camus, muy poco impresionado, Hilda por otra parte, estaba genuinamente preocupada por aquella relación- Lo que intentas decirme, es que naciste del sentimiento de pena de mi discípula. Pero eso es imposible, ya que quienes han sido instruidos por mí, saben perfectamente que no hay lugar para los sentimientos en las batallas –le aseguró el de Acuario.

-Tan patético, y mentiroso… -le apuntó Edward, dio unos pasos al frente, y se arrodilló, el acto confundió a Camus, más tras unos instantes, Edward le mostró a Camus el líquido que apenas se aferraba a su dedo-. ¿Acaso no es esta tu lagrima, Camus? Lagrimas que derramaste por la pequeña a la que tú asesinaste. Lágrima que significa un juramento de retribución, mismo juramento del cual pretendes escapar. No solo eres un mentiroso, Camus de Acuario, sino que eres un hipócrita. Clamas que los sentimientos no existen, pero al parecer, los únicos sentimientos que no existen para ti son los ajenos. Tan egoísta eres, que tú te atreves a sentir, pero le prohíbes a los demás hacerlo –sentenció Edward.

-Jamás he prohibido a otros el sentir, Edward. Y jamás me he declarado libre de sentimiento –continuó Camus, preparando su cosmos, levantando trozos de hielo del suelo-. Pero diferente de muchos otros ilusos que se dejan dominar por sus emociones, yo sé separar mis sentimientos de mi deber. Nada de lo que digas, puede alcanzarme. ¡Polvo de Diamantes! –atacó Camus, Edward sonrió, se movió rápidamente, y tomó la urna de Sinmone. Tras ver aquello, Camus abrió sus ojos hasta sus límites, y desvió los vientos de su propio ataque, estrellándolo contra una pared.

-Ah… tu mentira es tan reconfortante. Lástima que no soy la Seed del Engaño, ya que tu falsedad me alimentaría el cosmos hasta el hartazgo –le espetó Edward, lanzando la urna de Sinmone y atrapando la misma, como si jugara con una moneda o una piedra-. Un juramento, Camus de Acuario, es algo muy importante. Aunque no creo que un mentiroso compulsivo como tú pueda entenderlo. Si rompes un juramento debes ser castigado, ¿no lo crees? Es por eso el que he renacido como tu oponente. Para obligarte a cumplir tu promesa a tu querido amigo Surt –le enunció él.

-De forma que no vienes a castigarme por romper una promesa, sino que vienes a asegurarte de que la cumpla –comentó Camus, Edward asintió ante sus palabras-. Curioso… cumplir mi promesa significa morir, no cumplirla termina en el mismo resultado. Con una diferencia, Edward. El cumplimiento de esta promesa, depende únicamente de mi amigo Surt pidiéndome mi vida… no te debo nada a ti… -le espetó él.

-Cierto… pero de eso me preocupo yo, ¿no lo crees? –soltó Edward la urna, Camus se horrorizó por aquel movimiento, e intentó llegar ante la urna antes de que esta golpeara el suelo, fallando en notar que la urna, era solo una distracción- Qué rápido se te olvidó lo de dividir los sentimientos de la batalla. ¡Anillos Eternos! –atacó Edward, desprendiendo anillos de agua de su dedo, mismos que atraparon a Camus, previniendo que llegara ante la urna, misma que estaba cada vez más cerca del suelo, aunque para fortuna de Camus, Hilda atrapó la urna, la protegió con su cuerpo, y estrelló su rostro contra la pared, noqueándose a sí misma-. Maldita… ¿qué tontería acabas de hacer? –se molestó Edward.

-¡Vorágine Celestial! –resonó entonces, Edward abrió sus ojos hasta sus límites por la sorpresa, y la dimensión en que se encontraban todos atrapados, se desquebrajó tras la patada de Mii del Delfín, quien logró repeler la dimensión de Edward- ¡Maestro Camus! ¿¡Se encuentra bien!? –preguntó Mii, Natassia, Surt, y un grupo de Guerreros Vikingos, llegaron al mausoleo junto con ella, cuando la Saintia notó a la Seed frente a ella- Espera… ¿tú eres? ¿Edward? –preguntó Mii sobresaltada, la Seed la miró con molestia.

-Tan cerca… lo tenía a mi merced… -dirigió su mirada Edward a Camus, quien no podía liberarse de los Anillos Eternos, los Guerreros Vikingos adelantaron filas con sus armas, incluso Surt ya había desenvainado su espada-. Pronto volveré… a asegurarme de que cumplas tus juramentos… Camus de Acuario… -finalizó Edward, transformando su cuerpo en Lirios Blancos, y disipándolos por los alrededores del mausoleo.

-¡Alto en el nombre de Odín! –intentó ordenar Surt, cuando Camus por fin fue liberado del ataque de Edward, y se apresuró a llegar a Hilda- Camus… ¿qué ha ocurrido aquí? ¡Hilda está herida! ¿¡Esa es la urna de Sinmone!? –enfureció Surt.

-Hilda se hirió a sí misma tratando de proteger la urna de tu hermana… -comenzó Camus, sin dirigirle la mirada a Surt, quien comenzaba a molestarse por lo que estaba escuchando-. Sé cómo se ve… pero vine aquí a presentar mis respetos junto con Hilda a petición de ella misma… ella deseaba… saber si Sinmone consentiría que te cumpliera mi promesa… -le explicó él.

-¿Involucraste a Hilda en un ritual prohibido? –preguntó Surt, Camus se dio la vuelta para intentar explicar, pero tras virarse, recibió un puñetazo tan fuerte de parte de Surt, que no solo le tumbó el casco por la fuerza del mismo, sino que le abrió una herida en el labio. Surt entonces tomó a Camus del cuello, y lo estampó con fuerza contra la pared. Mii y Natassia intentaron ir a defender a su maestro, pero Camus los detuvo con la mano, y miró a Surt con preocupación- ¿No me digas que… pidieron a la Reina de los Muertos el que trajera el alma de Sinmone a Midgard? ¿Sabes lo peligroso que es eso? ¿¡Qué pasa si el alma de mi hermana termina transformada en un Draugr!? ¿¡Pensaste eso siquiera!? ¡No, por supuesto que no! ¡Solo querías saber si el infeliz de tu mejor amigo, que soy yo, aún te culpaba por la muerte de su hermana! ¡La mataste! ¡Siempre lo he sabido! ¡Pero no querías hacerlo! ¿¡Qué tan difícil es entender que yo jamás te culparía por la muerte de mi hermana!? ¡Ella te amaba imbécil! ¡Ella jamás querría que yo deseara tu muerte! Y yo jamás desearía tu muerte… ¿por qué eres tan necio? ¿Cómo es que te atreves a dudar de mí? Pero pones el alma de mi querida hermanita… en peligro… ¿acaso no tienes corazón? –preguntó Surt, Camus se sorprendió de los verdaderos sentimientos de su amigo, pero no dijo nada, Surt solo lo soltó y lo dejó caer- Lárgate… fuera de mi vista… no tienes mi permiso de volver a este mausoleo… no tienes mi permiso de acercarte a Sinmone… ¿lo has entendido? –preguntó el pelirrojo.

-Surt… yo… -intentó defenderse Camus, pero Surt estaba tan fuera de sí, que solo impactó la pared del mausoleo con fuerza-. Lo comprendo… yo… no volveré a visitar a tu hermana… solo quiero que me creas, cuando te digo que yo no sabía… no… sin importar lo que yo diga, yo te la arrebaté… no tengo derecho a nada después de eso… -admitió él.

-No… no lo tienes… -lloró Surt, sus palabras herían a Camus profundamente, al igual que herían a Hilda, quien ya había despertado, y era atendida de la herida de su cabeza por los Guerreros Vikingos-. Lárgate ahora… no quiero que me hables, no quiero que me busques… no tienes derecho a acercarte a mí, no al menos que sea yo quien te busca, ¿lo has entendido? Ahora vete, antes de que decida que las audiencias entre Asgard y el Santuario no habrán de celebrarse, y si te veo cerca de Hilda también… te forzaré a cumplir con tu juramento… espero que haya quedado claro, lo mucho que has arruinado nuestra amistad… -finalizó Surt, Camus intentó hablar, pero mantuvo su silencio, y con un movimiento de su mano, ordenó a Mii y a Natassia el seguirle, mientras Surt colocaba la urna de su hermana de regreso en su lugar, y lloraba frente a la misma-. Perdóname… Sinmone… perdóname… jamás debí… de permitir que te sometieran a tan horrible ritual… lo lamento tanto… -lloró Surt, y Hilda, sintió su corazón romperse en esos momentos.

Grecia. Atenas. El Santuario. Templo de Athena. Aposentos de Athena.

-Ese tonto de Afrodita no me dejó salir de su casa hasta obligarme a jurar que no me propasaría con Athena… como si yo fuera alguien tan débil –se fastidió el de Escorpio, quien llegaba a los aposentos de Saori, notando que no contaba con ninguna Saintia asignada en esos momentos-. ¿Dónde se metieron esas Saintias? ¿Acaso no saben lo peligroso que es dejar a Athena desatendida? –se preguntó a sí mismo Milo, quien no lograba escuchar nada, todo estaba en completo silencio- ¿Saori? –preguntó, pero no recibió respuesta, por lo que el de Escorpio comenzó a preocuparse- ¡Saori! –gritó entonces Milo, entrando a la fuerza a la habitación, y encontrando a Saori, en toalla, y con el cabello humedecido a medio restregar con otra toalla que llevaba a la mano- Oh… estás bien… -suspiró aliviado Milo, mientras Saori gritaba con todas sus fuerzas-. Ya sé, ya sé, no vi nada, si no querías que te viera en toalla, haber respondido cuando te llamé –se molestó Milo.

-¡No actúes como si fuera mi culpa! ¡Fuera! –lo empujó Saori fuera de la habitación, el de Escorpio suspiró con molestia, del otro lado de la puerta, Saori gritó y pataleó mientras permanecía sentada en el suelo tapándose el rostro por la vergüenza- ¿Qué haces aquí? –se molestó ella, buscando explicaciones.

-Hay demasiada Energía del Conflicto. No podemos sentir el cosmos a nuestro alrededor, y el que no te hayas percatado de mi presencia, es evidencia de lo que digo. Ni con Cosmos Divino sabías que venía a verte –le comentó Milo, cruzado de brazos. Saori, del otro lado de la puerta, no podía tranquilizar su corazón por la sorpresa del momento-. Solo a ti se te ocurre disponer de tus Saintias en un momento como este. ¿Dónde están? ¿Por qué nadie te vigila? –preguntó él

-¡Estoy en el Catorceavo Templo del Santuario! ¡Resguardada por 5 Caballeros Dorados! ¿¡Qué más defensa necesito que esa para poder pasearme en toalla por mis aposentos!? –se quejó la diosa, evidentemente fuera de sí- ¿Qué alcanzaste a ver? –preguntó ella perturbada.

-A una diosa que piensa que soy tan débil como para andar de mirón bajo su toalla –respondió el de Escorpio, Saori se dio la vuelta y pateó la puerta con fuerza-. No vi nada. Mi interés era en su seguridad, no en su escases de ropa –insistió Milo, ante aquello, Saori medio abrió la puerta para asomarse a verlo-. ¿A qué va esa reacción? –preguntó él.

-Tu respuesta en lugar de reconfortarme, terminó por molestarme. ¿Tan mal parecida soy que no merezco ni una pequeña mirada? –se quejó ella, Milo hizo una mueca en señal de descontento ante sus palabras- Quiero decir… sé que estaba bien cubierta y todo eso… pero… mínimo mencionar algo de mis piernas… -se apenó ella.

-Se está avergonzando a sí misma, Diosa Athena. Me disculpo si no considero el presenciar su cuerpo en toalla, una prioridad considerando las circunstancias –reprendió Milo, Saori se deprimió por aquellas palabras-. Además… le pido por favor que no olvide la jerarquía del Santuario, y el peligro en que me pone con sus palabras. Ahora, si me disculpa, voy a cerrar la puerta, mete la cabeza… -le empujó la cabeza Milo, antes de cerrar la puerta.

-Actúas muy insensible considerando la línea que cruzaste conmigo –se molestó Saori, volviendo a concentrarse en secarse el cabello, Milo del otro lado de la puerta, soltó aire nuevamente con molestia-. Tal vez no soy lo suficientemente atractiva… -se apenó ella, volviendo a su cama, y tomando su peine para ayudarse a secar el cabello más rápido-. Entonces, ¿solo viniste a vigilarme debido a que las Energías del Conflicto impiden que podamos sentir el cosmos? –le preguntó Saori con curiosidad.

-¿Hay alguna otra razón para venir a verla? –preguntó Milo, sus palabras hirieron a Saori- Voy a serle muy franco, señorita. Mi deber a con Athena es primero a todo lo demás. El que se sienta emocionada, o entusiasmada, por un sentimiento que sabe que poseo, no significa que vaya a ignorar mis responsabilidades –le espetó Milo.

-Así que incluso yo soy segunda a Athena, siendo Athena misma, además –suspiró Saori, del otro lado de la puerta, Milo mantuvo su silencio-. Pero mínimamente no estás negando que lo que ocurrió fue real… es un avance supongo, pero me pregunto. Incluso si Saori es segunda a Athena… ¿Cuándo es que Saori podrá sincerarse contigo? –preguntó ella con curiosidad.

-Tal vez nunca… -le respondió el de Escorpio, sus palabras deprimieron a Saori, quien se puso de pie, preocupada, y comenzó a caminar hasta la puerta, colocando su mano contra la misma, como si pese a que Milo se recargaba sobre la misma, él estuviera inmensamente lejos de ella-. Hay tanto que está mal con lo que usted desea. Humanamente no tiene siquiera la edad de ser cortejada como tal… -le comentó Milo.

-Ignoras el hecho de que, como Diosa que soy, puedo tener la edad que a mí me plazca –le comentó Saori, aquello llamó la atención de Milo. Su silencio, forjó en Saori una sonrisa-. Así es… de ser mi deseo podría cambiar mi edad. Lo dicen los textos antiguos –declaró ella orgullosa.

-Aunque ese fuera el caso, las limitantes humanas son solo la punta. Sin mencionar que posee una limitante aún más grande. ¿O ha olvidado la razón de la invasión de los 12 Titanes? –le espetó Milo, Saori se apenó y bajó la mirada con tristeza- Por mantener el futuro del universo, y la paz entre usted y el Rey de los Dioses… debe permanecer pura, le guste o no –le recordó él.

-Si sabías todo eso, ¿por qué prometerte a mí entonces? –preguntó Saori con molestia, y con sus labios temblando de impotencia- Además, no veo por qué debería yo obedecer una regla en la que no creo. ¿No es ser una diosa lo que me permite elegir entre lo que está o no prohibido? –le preguntó ella con impaciencia.

-Si piensa de esa forma, Diosa Athena, entonces está irrespetando al sacrificio de su abuelo –le comunicó Milo, Saori se mordió el labio con coraje nuevamente ante aquello-. En sus últimos momentos, él decidió confiar en usted, y en su sabiduría. Así que voy a tener que pedirle que atienda a la sabiduría de su dominio, y se concentre en lo que verdaderamente importa a estas alturas de la guerra… -le espetó Milo, Saori continuó sumiéndose en la depresión de su realidad como diosa.

-Entonces no lo entiendo… -comentó ella, pegando su frente a la puerta de madera-. ¿De qué sirvió el que me besaras en el Templo de Escorpio? ¿Acaso fue solo… tu forma de aprovecharte… de mi debilidad humana? Yo no pedí nacer una diosa… -lloró ella.

-Pero lo eres, Saori… esa es tu realidad… eres la Diosa Athena… -le recordó Milo, Saori ya comenzaba a llorar por lo insensible de su Caballero Dorado, incluso comenzaba a arrepentirse de haberlo forzado a besarla. ¿De qué le servía el sentimiento de aquel beso, y la felicidad que le transmitió, si al final solo le traería tristeza, y sufrimiento? Saori no podía soportarlo-. Aunque ahora que he expresado todo esto, voy a tener que aprovecharme un poco de que las Energías del Conflicto no permitan que el cosmos revele secretos incomodos, confesándote que no voy a permitir designio alguno de dios que quiera prohibirte absolutamente nada –confesó Milo, aquello revivió una llama en el corazón de Saori, quien se incorporó nuevamente, y miró a la puerta cerrada, incluso colocando su mano sobre la perilla, para comenzar a girarla-. Da la casualidad de que solo hay una diosa a la que sirvo, y en la cual confío. Y las reglas de esta diosa, me son más importantes que cualquier prohibición divina. En estos momentos no poseo la fuerza de luchar por, egoístamente, cumplirte tus caprichos… y como dije, probablemente jamás tendré la fuerza necesaria, para poder permitirte sincerarte como deseas… -le comentó él, virándose, y encontrando a Saori nuevamente con el rostro fuera de su habitación-. Pero me acercaré todo lo que pueda, esa es mi promesa no ante Athena, sino ante Saori Kido… lo que te pido a cambio, es que jamás lo olvides… eres segunda ante Athena… resultaste ser la misma persona, pero divido la línea, en mi responsabilidad… así que hasta que posea la fuerza de cumplir tus caprichos… concéntrate –terminó él, golpeando la nariz de Saori con sus dedos, y forzando a la diosa a sobarse la nariz-. Y ya vístete… te vas a resfriar… -terminó él.

-Ow… hasta donde sé no puedo resfriarme a menos que esté lo suficientemente débil para hacerlo… -se quejó Saori, sobándose la nariz, Milo simplemente regresó a su guardia-. ¿Podrías hacerlo entonces? –preguntó ella, Milo la miró de reojo- ¿Podrías convertirte en alguien tan poderoso, que ni siquiera los dioses podrían prohibirte nada? Suena soberbio, e imposible. Tal vez si fueras un dios, pero… eres un mortal… ¿piensas realmente que podrías protegerme de quien fuera? –preguntó ella curiosa.

-Mírame hacerlo entonces… -declaró el de Escorpio, sorprendiendo a Saori-. Resulta que soy una persona de lo más egoísta. Y que tu pequeño juego de ordenes divinas me terminó convenciendo de algo. Detesto que me digan qué hacer… en especial aquellos que no tienen siquiera el valor de verme a los ojos mientras me dan una orden –le apuntó Milo, Saori hizo una mueca de descontento ante la acusación-. Así que, para no dejarme ordenar… solo tengo que ser más fuerte que los demás… ¿no lo cree, mi Diosa Athena? –sonrió él, Saori se sintió menospreciada- Ah… entonces sí tienes algo de orgullo… muy bien… mantenlo hasta que me vuelva lo suficientemente fuerte, para pulverizarlo yo mismo… lo del Templo de Escorpio me lo pienso cobrar, es una promesa, y yo siempre cumplo mis promesas –aseguró él.

-¡Eres tan repulsivo a veces! –se molestó ella, Milo rio de forma arrogante- Entonces cumple tu promesa… y conviértete en alguien al que no le puedan prohibir capricho alguno –le devolvió ella la sonrisa, Milo asintió, Saori entonces comenzó a juguetear con sus dedos-. ¿Podrías al menos, ser un poco más atento conmigo en privacidad? Una palabra linda de vez en cuando… -se apenó ella, Milo suspiró.

-Tiene buen gusto en toallas –fue todo lo que dijo Milo, Saori infló sus mejillas ante aquellas palabras-. Ahora adentro y ya vístase, diosa exhibicionista –la volvió a empujar Milo, Saori simplemente pateó su puerta con fuerza.

Templo de Virgo.

-Matriarca Yoshiko, le he traído la Armadura de Horologium como ha solicitado –frente al templo de Virgo, se había reunido un grupo algo robusto, conformado por la Matriarca Yoshiko, Shaka el Caballero de Virgo, el prisionero Arctos XII, Geki de la Osa Mayor quien lo custodiaba, y Katya, la Saintia de la Corona Boreal, quien llevaba atada a la espalda la Armadura de Plata de Horologium-. Antes de entregar la misma, me gustaría preguntarle si es que está segura. El discípulo del Patriarca Shion tiene sus dudas sobre esta reasignación, me pidió decírselo antes de que las Energías del Conflicto interrumpieran toda comunicación posible –le comentó ella.

-De forma que sigues manteniendo comunicación con el Caballero de Géminis –sonrió Yoshiko, Katya reverenció en ese momento-. Puedes estar tranquila, las preocupaciones de tu maestro son innecesarias. Puedes volver a tu puesto en el Templo de Géminis –le comentó Yoshiko, quien presentó entonces la Armadura de Horologium ante Arctos-. Al cubrirte con esta armadura, estás aceptando el jurarle lealtad a Athena –enunció Yoshiko.

-Mi lealtad será incuestionable de ahora en adelante, Matriarca Yoshiko –admitió Arctos, colocando su mano sobre la Caja de Pandora de la Armadura de Horologium, que lo aceptó y lo arropó, condecorándolo nuevamente como Caballero de Plata, ante las quejas de Geki al respecto-. Nuevamente vistiendo de Plata… le prometo que no volveré a fallarle, Diosa Athena –miró Arctos a la cima de las 12 Casas, sabiendo que Saori estaría allí, aunque siendo incapaz de sentir su cosmos.

-Ahora que esto ha quedado arreglado, tanto el Caballero de la Osa Mayor como la Saintia de Corona Boreal deberán regresar a sus puestos –comentó Shaka, Geki gruñó por la instrucción que se le daba-. Arctos, el nivel de confianza que se te está brindando es inaudito. Pero su excelencia la Matriarca Yoshiko lo ha solicitado así. Espero que estés consiente de que, si nos traicionas, terminaré contigo sin miramientos –le amenazó Shaka.

-No habrá traiciones, Shaka –comentó Yoshiko, comenzando con su camino en dirección a la Colina de las Estrellas-. Solo al Patriarca y a sus invitados se les permite acceder a la Colina de las Estrellas. Estén preparados… el viaje, podría ser demasiado para sus sentidos… -finalizó Yoshiko, y frente a los Caballeros de la Osa Mayor y Corona Boreal, el trio desapareció.

-No puedo creer que se perdone a un santurrón como ese… -se quejó Geki, cerrando sus manos en puños-. La Matriarca Yoshiko es demasiado bondadosa. Perdonar a un traidor no debería ser permisible, Arctos XII pudo haber auxiliado en el asesinato de nuestra diosa –renegó él.

-La asignación de la Matriarca Yoshiko es igualmente cuestionable –comentó Katya, evidentemente molesta-. Su nombramiento va en contra de la tradición. El Maestro Saga era el siguiente en la lista de sucesión por la muerte de Aioros, el que no le hayan entregado el puesto a él, es un insulto –se viró Katya, y comenzó a bajar por las 12 Casas, Geki solo se quedó en su puesto a montar guardia-. El Maestro Saga es el hombre más noble que existe… negarle el derecho a cumplir con su destino es… repulsivo… él no se merece tan mal trato… -terminó ella, decidida a regresar al Templo de Géminis.

-Un corazón que desesperadamente busca la pertenencia. La Saintia que representa a la Musa Clio, la Musa de la Historia y el Conocimiento, tiene una trágica historia en su haber –resonó la voz de Emony, quien había pasado a Katya, invisible ante su mirada, y ante su cosmos, ya que, con la Energía del Conflicto reinante en los alrededores del Santuario, se dificultaba mucho percibir a los invasores, por lo que Emony, contaba con vía libre para seguir avanzando-. Veo en tu pasado la tragedia, y la frialdad, un asesinato, un fratricidio… tu flor guardiana… es Edelweiss… -soltó algunos pétalos blancos Emony, antes de seguir adelante-. Y contigo, ya solo quedan dos Saintias a las cuales visitar en el Santuario, después de eso podré posar mi atención en el resto de Saintias fuera del mismo. Kusukusu, todo está saliendo a la perfección –continuó ascendiendo Emony, sin darse cuenta, de que alguien le pisaba los talones.

Santuario de Eris. Jardín del Edén. Templo del Olvido.

-Ara ara, hay demasiados visitantes el día de hoy. Y yo sin poder darles un cálido recibimiento. ¿Te encuentras bien? –preguntaba Harmonía al Caballero de Bronce, que hacía un intento sobrehumano por mantenerse de pie, un Caballero de Bronce que se encontraba revestido en una armadura del color de la plata, rubio, y de mirada perdida, quien salía de un rio en medio del Templo del Olvido- Pobre criatura, tuviste la mala fortuna de aterrizar dentro de Lethe, el Rio del Olvido que se conecta con el Inframundo de Hades. Pobre cosita hermosa. Ven, déjame arroparte –comenzó Harmonía, materializando una cubierta con sus manos, y arropando a Hyoga, quien tenía la mirada perdida.

-Usted es… ¿Harmonía? –escucho la diosa, mientras un árbol hermoso con flores de Edelweiss, construía un cuerpo femenino arropado en una Leaf, un cuerpo de una muchacha rubia, muy parecida a Katya. Cuando la creación de la Seed estuvo terminada, la muchacha se arrodilló y reverenció en dirección a Harmonía- Mi señorita, he renacido como la Seed del Olvido, Lethe de Oblivion, mi nombre humano alguna vez fue Mariya, aspirante a Saintia del Santuario de Athena, hermana de Katya de Corona Boreal –se presentó la chica, Harmonía sonrió ante aquellas palabras-. Si es su deseo, dispondré de este mortal con mis propias manos. Solo le pido de favor que me permita enfrentar a mi hermana… y vengarme por lo que me hizo… -suplicó la Seed.

-La hermana de Katya de Corona Boreal, ¿verdad? –preguntó Harmonía, secando el cabello de Hyoga, y después continuando con su armadura- Te permitiría tu venganza, si estuviera dentro de mis posibilidades actuales. Pero varios Caballeros de Athena han invadido el Jardín del Edén, y es su prioridad como Seeds, el defender este lugar –le explicó ella, cuando notó la cadena debajo de la Armadura del Cisne, tirando de la misma, y sacando un dije de una cruz cristiana-. ¿Ara? ¿Qué podría ser esto? –inspeccionó la pieza Harmonía, y terminó colocándose el collar por curiosidad, Hyoga, en su mirada perdida, dirigió su mirada a la diosa.

-¿Madre? –preguntó Hyoga, Harmonía se sorprendió, y se apuntó a sí misma- ¿Madre? ¿En verdad eres tú madre? ¿Será verdad acaso? ¿Has vuelto a mí? –preguntó Hyoga, sus ojos cubiertos de lágrimas, extendiendo los brazos, y abrazando de la nada a Harmonía- Mi querida madre… has regresado a mí… no sabes cuánto te he extrañado –susurró Hyoga.

-¿Ara? ¿Madre? –preguntó Harmonía, se sentía tan incómoda, pero aun así comenzó a acariciar la cabellera de Hyoga en esos momentos- Ya entiendo… has bebido del Rio del Olvido. Y aunque el chapuzón que te has dado no sea suficiente para borrar todas tus memorias, al verme con este crucifijo… has reemplazado a la memoria de tu verdadera madre conmigo… -dedujo ella.

-Señora Harmonía, ¿qué está haciendo? –preguntó Mariya, notando que Harmonía sonreía de oreja a oreja, e incluso le daba besos en la mejilla a un Hyoga demasiado perturbado por el pesar de volver a ver a su difunta madre. La nieve caía alrededor del Templo del Olvido, y comenzaba a traer consigo a la aurora, y fue por esta visión de la aurora, que Harmonía tomó su decisión- Es el enemigo, debe morir ahora que está débil por haber bebido de las aguas del Rio Lethe –le pidió Mariya.

-Umm… no creo que eso sea así –sonrió Harmonía, confundiendo a la Seed-. Quien está frente a mí, es mi querido hijo a quien adoro con todo mi corazón. Y quien me ama con todo su ser. ¿No es así, mi querido hijo? –preguntó Harmonía.

-Mamá… me convertí en un Caballero de Athena, con el único propósito de visitarte siempre… -comenzó Hyoga, tomando las manos de Harmonía, y sonriendo para ella-. No sé qué milagro es este que me ha permitido el volver a verte… pero ya nada importa que no sea tenerte aquí conmigo. Debo ponerte a salvo, estamos en medio de una guerra mamá… -le explicó Hyoga.

-Lo sé, mi querido hijo… y en esta guerra, tú luchas a mi lado… -comenzó Harmonía, Hyoga la miró con curiosidad, y entonces miró a Mariya-. Eres mi hijo… y este es el Templo del Olvido, del cual tú eres el guardián… -continuó Harmonía, Hyoga miró a los alrededores, su memoria debilitada por el río, y llenando los huecos-. Tu deber es defender este templo, de quien sea que venga a querer cruzarlo. ¿Lo comprendes? Has que mamá se sienta orgullosa, mi querido hijo… -lo tomó de la cabeza Harmonía una vez más, y besó su frente con gentileza, tras haber hecho aquello, Harmonía se dirigió a Mariya-. Puedes ir a enfrentar a tu hermana… tu puesto en el Jardín del Edén… ya está resguardado, jeje –agregó sonriente.

-Entonces le tomaré la palabra, Diosa Harmonía –comentó Mariya, su cuerpo transformándose en flores de Edelweiss, y desapareciendo, mientras Hyoga del Cisne, tomaba su lugar como el Guardián del Templo del Olvido.

Templo de Géminis.

-Esto es ridículo… -se quejaba Katya, ya dentro del Templo de Géminis, y montando guardia como había sido ordenada a hacer-. El Maestro Saga debería ser el Patriarca… tanto esfuerzo… para ver su deseo arrebatado no una, sino dos veces… -los ojos de Katya estaban humedecidos. Sentía dolor genuino por el supuesto insulto a su maestro-. ¿Por qué? Él ni siquiera refutó la decisión de Athena… no es justo… -continuaba ella, deprimida.

-¿Sabes mucho de justicia, no es así Katya? ¡Nieve Desvanecedora! –escuchó Katya, más sin poder sentir cosmos alguno, no se percató del momento en que la Seed se materializó a sus espaldas, y mucho menos del momento en que fue impactada por una poderosa ventisca, que envió a Katya rodando por el Templo de Géminis, mientras la Leaf que representaba a la Dríade del Olvido, caía grácilmente frente a ella, con una sonrisa gentil en su rostro- Hola… hermana mayor… ¿me has extrañado? –preguntó divertida.

-¿Hermana… mayor…? –se incorporó Katya, varias heridas se reflejaban en su cuerpo por haber sido atacada a traición- Espera… tú eres… ¿Mariya? –preguntó Katya sorprendida, perdiéndose en los ojos de la Dríade que recién llegaba a la Casa de Géminis- ¿Cómo es esto posible? ¿Por qué estás viva? ¿Qué haces aquí? –se preocupó la de Corona Boreal.

-No estoy viva, hermana, no lo he estado desde el día en que me asesinaste –le recordó Mariya, llenando el corazón de Katya con dolor, mismo dolor que fortaleció a Mariya, quien saboreó el mismo-. Soy la Seed nacida de tu dolor, mi querida hermana. Realmente ya no uso el nombre de Mariya, mi nombre es otro… Lethe de Oblivion… -continuó ella, elevando su cosmos, y trayendo consigo una nevada-. Y aunque mi dominio sea el de olvidar, me temo que hay cosas que jamás podré olvidar. Como por ejemplo tu traición –usando su cosmos, Mariya comenzó a crear imágenes frente a Katya, imágenes de cuando ambas eran jóvenes, como recuerdos, lo que asemejaba a la Dríade al poder de una Titánide que podía manipular los mismos, solo que estos recuerdos, eran demasiado vividos ante los ojos de Katya, quien comenzó a perderse en ellos-. Llegamos a la Academia Meteor Juntas… juramos que ambas nos convertiríamos en Caballeros de Athena, no lo has olvidado, ¿verdad? –preguntaba la Dríade.

-¿Olvidarlo? Jamás podría… -le respondió Katya, mirándose a sí misma, años más joven, abrazando a su hermana, aunque sus cuerpos estuvieran maltratados por los entrenamientos-. Juramos que juntas nos convertiríamos en Caballeros de Athena, lo recuerdo… pero… -recordó Katya, y frente a ella, la imagen de un Caballero Dorado se hizo presente.

-La senda de la caballería… no es para almas gentiles como las suyas… -resonó dentro del templo de Géminis, mientras frente a ambas, la imagen de Saga de Géminis, con los ojos cubiertos de lágrimas, aparecía frente de ellas-. Sé que la situación es precaria, los Titanes pronto se alzarán para hacernos la guerra. Pero jamás me lo perdonaría… si llegara a separar a dos hermanas por la guerra… vayan… no las detendré… -ordenó Saga.

-Maestro Saga… -recordó Katya con alegría, Mariya, su hermana, sonrió con malicia, alzó la mano, aplastó un objeto invisible, y frente a Katya, la figura de Saga estalló-. ¿Qué? –preguntó Katya, mientras los fragmentos del recuerdo de Saga caían a pedazos a sus pies- ¿Qué hiciste? Siento un vacío en mi corazón… -preguntó ella.

-¿Qué hice? Nada realmente… solo destruí uno de tus recuerdos, hermanita… -se burló Mariya, Katya solo retrocedió aterrada-. Aquella noche, ambas huimos del Santuario, lo que normalmente estaba prohibido, ¿lo recuerdas? Huimos porque alguien lo permitió, pero tú ya no puedes recordar quien era, ¿verdad? –le preguntó Mariya, Katya se tomó de la cabeza y presionó, como intentando forzar a su mente a recordar- Has olvidado a aquel hombre por quien me abandonaste… -le mostró otra memoria Mariya a Katya, la memoria de ambas sobre una colina, y Katya deteniéndose, y Mariya, la que pertenecía a su memoria, dándose la vuelta curiosa. Aquella noche, regresaste por él. No podías olvidar a alguien tan gentil. Y yo, ilusamente, te seguí. Me sometí nuevamente a la tortura, al entrenamiento tiránico, ¿para qué? Para que el día en que se entregara la Armadura de Bronce de la Corona Boreal, nos forzaran a enfrentarnos –le recordó aquella memoria, de ambas frente a una arena de batalla, y a punto de enfrentarse en duelo-. Se supone que no se permitían fatalidades en el encuentro, una ganaría el derecho a la Armadura de la Corona Boreal, mientras la otra se quedaría sin armadura. Debió haber sido así de sencillo. Y probablemente, con el entrenamiento correcto, nuestros cosmos no se hubieran salido de control. Pero a la persona que ya olvidaste, solo le interesaba entrenar a un discípulo, en la misma isla donde el hipócrita de tu maestro se encuentra en estos momentos –apuntó Mariya, Katya entonces recordó a Milo de Escorpio, y sus ojos se llenaron de ira-. El maestro, no tenía ojos para nadie más que él… ese estúpido Caballero de Escorpio… luchamos por nada… y no fuimos las únicas… -le recordó Mariya, materializando a Tremy de Sagita, ¿lo recuerdas? El Caballero de Sagita, yo gustaba de él. Se suponía que él se convirtiera en el siguiente Caballero de Géminis, ¿recuerdas cómo terminó? –le preguntó.

-Basta, ¿qué tiene esto que ver conmigo? –preguntó Katya, mirando al Caballero Dorado de Géminis apareciendo frente a ella, no se le veía el rostro, Katya ya no lo recordaba, pero la Katya en su memoria se alegraba de verlo, solo que el Caballero de Géminis no se quedaría a ver el combate, más bien dejaría a Tremy de Sagita de testigo, mientras el de Géminis, dejaba la arena con Milo de Escorpio, con quien charlaba como si nadie importara más que él-. ¿Por qué… ver al Caballero de Géminis ignorarme… me parte el alma? –preguntó ella.

-Umm… probablemente hubiera sido mejor borrarte la memoria de la identidad de Géminis más adelante… pero esto se trata de mí, no de él –continuó Mariya, burlesca-. Luchaste por alguien que no te apreciaba, te decías a ti misma que lo sacrificarías todo, por orgullecer a tu maestro, y lo hiciste. Lo sacrificaste todo… incluso a mí… -le mostró Mariya, la memoria de Katya combatía a su hermana, los cosmos de ambas saliéndose de control, y terminando con Mariya congelada. En horror, Katya intentó liberar a punta de golpes a Mariya de su prisión congelada, el hielo comenzó a cuartearse, el Caballero de Sagita intentó detenerla, pero el daño ya estaba hecho. Con sus puños, no solo se partió el hielo, sino también el cuello de Mariya, que no se dio cuenta siquiera del momento de su muerte. El recordar aquel evento, horrorizó a Katya, quien se cubrió la boca, y cayó sobre sus rodillas-. En tu defensa… ni siquiera supe el momento en que morí… solo desperté en el Inframundo, esperando mi turno –admitió ella-. Y ahora que te he mostrado estas memorias, tu mente ha colapsado –enunció Mariya, Katya solo podía permanecer en el suelo, de rodillas, y llorar por las horribles imágenes mentales-. Pero tu tortura no ha terminado, vas a morir, hermana mayor… pero será únicamente, cuando no seas más que un cascaron vacío… eliminaré de tu mente todo lo que te ha importado… eliminaré cumpleaños… -comenzó ella, imágenes de ambas festejando junto a pasteles de cumpleaños aparecieron frente a Katya, y Mariya destruyó aquellos recuerdos, impactando la mente de Katya con fuerza-. Pulverizaré tus sueños y anhelos –continuó Mariya, mostrándole el día que fue asignada como Saintia de Athena, y fue presentada ante la Diosa de la Sabiduría y la Guerra, fragmentando aquella memoria de poco a poco, hasta destrozarla de igual manera-. Romperé la ilusión del amor, rompiendo a su vez tu corazón… -intentó continuar ella, cuando frente a Katya, apareció la imagen de un hombre con el rostro borroso-. Un momento… que extraño… la imagen del recuerdo de la persona que amas… se muestra difusa… -comentó Mariya, observando a un hombre con el cual un recuerdo de Katya charlaba, aparentemente alguien quien le daba lecciones para educar a Saori sobre la Historia del Santuario-. No me digas que… la persona a la que amas… y el Caballero de Géminis… son la misma persona… -dedujo Mariya, Katya ya lloraba aterrada, mientras intentaba recordar el rostro del hombre-. No vas a recordarlo… ya no más… voy a destruir todo lo que has amado, hermana… desaparece… -rompió el recuerdo Mariya, y tras aquello, el ensordecedor grito de Katya, resonó con fuerza.

Isla de Milo.

-¿Qué es esto que siento? –preguntó Saga, aun montando guardia frente al Templo de la Valentía y los Héroes- Con toda esta Energía del Conflicto, ahora la ceguera es total… Aldebarán, Shaka, Milo, Afrodita… ¿han sentido algo en las 12 Casas? –preguntó Saga, confundido.

-Es difícil decirlo con certeza –comenzó Aldebarán, siendo el único que había sentido algo-. He tomado mis precauciones sobre una sospecha, pero de momento no siento nada con claridad. ¿Te preocupa algo, Caballero de Géminis? Puedo dirigirme a tu templo si es tu deseo –le comentó el de Tauro.

-Con toda esta Energía del Conflicto, cualquier cosa, en cualquier lado, podría suceder sin que nos percatemos. Incluso alguien podría realizar un Salto de Cosmos y pasar por encima de nosotros sin que nos diéramos cuenta –les comentó Saga-. Activar la Barrera del Santuario para impedir la transición espacio temporal, podría sernos contraproducente cuando no sabemos si alguien ha invadido las 12 Casas ni dónde encontrarle. Me preocupan mis discípulos en mi templo, pero… ¿y si me marcho, y Ares escapa de su prisión? –preguntó el de Géminis.

-Déjemelo a mí, maestro –enunció Milo, Saga se viró a ver a las 12 Casas-. Como usted mencionó, desde el observatorio de Athena, tengo una visión perfecta de la Isla de Milo… si algo escapa de la misma, yo lo sabré… puede regresar a su templo, proteja a quien desea proteger… yo le aseguro que haré lo mismo –terminó Milo, Saga sonrió, y realizó un Salto de Cosmos.

Casa de Géminis.

-Acabo de sentir una explosión de cosmos… se dirige en esta dirección… -comenzó Mariya, destrozando una memoria más de Katya mientras mencionaba aquello. Katya estaba tan débil que apenas y reaccionaba a la pérdida de más memorias, la luz en su mirada se había perdido-. Supongo que ha sido suficiente tortura, mi quería hermana mayor. Es hora de darte el golpe final. ¡Nieve Desvanece…! -intentó decir la chica.

-¡La Otra Dimensión! –comenzó Saga, apareciendo frente a Mariya tras romper las paredes dimensionales, y atrapando su puño congelado, mientras detrás de él, Katya miraba a la espalda de Saga, su mirada perdida, pero está recuperando su color lentamente- ¿Mariya? Ahora lo entiendo todo, has renacido del corazón en pena de Katya. ¿Cómo es que has caído tan bajo? –agregó Saga con sorpresa.

-¿Maestro… Saga…? –comenzó Katya, sus memorias siendo restauradas poco a poco, sus ojos incapaces de derramar lágrimas por recuperar todos sus recuerdos de golpe- Lo recuerdo… lo recuerdo… jamás podría olvidarme de usted maestro… nunca… -se incorporó Katya, y entonces miró a Mariya con molestia-. En cuanto a ti… hermanita… no… realmente no eres ella… tan solo eres una falsedad creada por mi corazón. ¿No es así? No hay forma en que la verdadera Mariya me odiara, incluso si causara su propia muerte por accidente –se molestó Katya.

-¿Accidente? –se burló Mariya, elevando su cosmos, y congelando la mano de Saga, quien se sorprendió por aquel suceso, e incluso saltó hacia atrás, tomó a Katya en brazos, y volvió a saltar evadiendo la ráfaga congelante de Mariya- ¡No hay nada de accidental en mi muerte! ¡Tú me querías fuera de tu camino para no tener competencia en llegar a Saga! –recriminó la Seed, Saga tan solo aterrizó y dejó a Katya en el suelo con delicadeza.

-El Cero Absoluto… no puedo creerlo… -miró Saga a su mano congelada, e inmediatamente después, cerró su mano en un puño, rompiendo el hielo y recobrando el agarre de sus articulaciones-. Menos 273.15 grados Celsius, el punto cero de Kelvin, la temperatura más baja que existe en la cual incluso las partículas subatómicas pierden su energía, un frio tal que solo ha sido alcanzado por los Caballeros de los Hielos… y me estás diciendo que tú… Mariya… una aspirante a Caballero de Athena que no logró hacerse con la armadura, puedes adquirir este nivel de dominio congelante… discúlpame si discrepo al respecto… -se molestó Saga.

-Oh, por mí misma, mi hielo no es tan frio, maestro, en eso tiene toda la razón –se burló la Seed, más tras elevar su cosmos, en este Saga pudo ver a seis árboles, con flores distintas adornando sus ramas, y que presumían un cosmos cada uno, y alimentaban a los otros árboles mediante su sistema de raíces-. Mientras más Árboles del Conflicto crecen, más fuerte nos volvemos. Con 5 Seeds liberadas, por fin puedo alcanzar un nivel de cosmos tan alto como para imitar el Cero Absoluto como si yo misma lo hubiera alcanzado. Las Seeds no combatimos solas, Maestro Saga, la fuerza está en nosotras como un conjunto. ¿De qué sirve la fortaleza individual? Nunca lo comprendí. Siempre creí que al menos podía llegar a ayudar a Athena de alguna forma… pero ahora… entiendo que los Caballeros Dorados solo buscan su propia fuerza… merecen ser destruidos –declaró ella, furiosa.

-¿Eso piensas realmente, Mariya? Entonces no entendiste nada en todos estos años de entrenamiento –preparó nuevamente su cosmos Saga, mientras observaba a Mariya continuar reuniendo más y más esferas de hielo a su alrededor, mismas que lanzó en dirección a Saga como proyectiles congelados-. Tú lo llamas fortaleza, cuando la realidad es que la fuerza de las Dríades no radica en sí mismas, sino en la falsa ilusión de que podrán vencer en conjunto. En teoría esa fortaleza es envidiable, mientras más de ustedes existan, más poderosas se vuelven, pero esa es al mismo tiempo su debilidad. Por si mismas no son nada. Mientras cada Caballero Dorado por si solo es invencible, y unidos desafiamos a los dioses. Simples Dríades no podrían entenderlo, porque su poder no es suyo, sino una ilusión prestada por la mayoría numérica. ¡Explosión de Galaxias! –atacó Saga, formando planetoides alrededor de su cuerpo, y lanzando los mismos a impactarse con los meteoros de hielo de Mariya.

La Colina de las Estrellas.

-Unght… como duele… ¿realmente es esto lo que sufren los Patriarcas al mirar al universo desde la Colina de las Estrellas? –se quejaba Arctos, que mantenía sus ojos cerrados, y se tapaba los oídos, Shaka a su lado, no se encontraba ni medianamente aturdido, pero mantenía su mirada sellada en dirección a Yoshiko, sorprendido de que ella no resintiera lo que los otros dos sentían.

-Uno tarda algo de tiempo en acostumbrarse… la primera vez que accedí a este lugar, casi muero –les confesó Yoshiko-. Me desmayé y sufrí por todo un día, hasta que mis sentidos se acostumbraron. Sé que Aioros me advirtió que eso pasaría si llegaba a venir a la Colina de las Estrellas, pero fue mucho más doloroso de lo que imaginé… de no ser por los remanentes del cosmos de Pontos, seguro habría muerto por la impresión –aseguró ella.

-El que Aioros le haya advertido "en caso" de visitar la Colina de las Estrellas… me dice que sabía que no viviría mucho, y que además podrías soportarlo –le comentó Shaka, Yoshiko se apenó un poco, y asintió.

-El trabajo de un Patriarca es el de estar siempre a un paso por delante de las circunstancias… -admitió Yoshiko, y miró a las estrellas-. Aunque a Aioros… Pontos le complicó bastante esa tarea… y en mi caso, no se me entregó una Visión al Futuro. Casi pareciera que los dioses están intentando detenernos de alguna forma, a Aioros le impidieron ver el futuro pese a darle el don, y a mí me lo niegan en general y me dan un don opuesto. En cualquier caso, este don me ha servido de todas formas, y ahora va a servirme una vez más… -concentró su cosmos Yoshiko, mirando dentro de la mente de las 9 Saintias, y en sus pasados, descubriendo gracias a su Visión al Pasado, a las personas que renacerían como Seeds-. Algunas de las Seeds que veo en las memorias de las Saintias, ya han renacido… otras, son solo posibilidades que no sé si llegarán a concretarse. A las afueras de Aries, levantaron a Lodin como una Seed… y el corazón de Katya… refleja a otra persona… Mariya, su hermana… sus restos fueron enterrados en las cercanías de Géminis tras un accidente que le costó la vida… -explicó Yoshiko, ante aquello, Shaka tocó su Armadura Dorada, y en su mente, logró ver a Saga combatiendo a una Seed.

-Es como ha mencionado, no puedo sentirlo en el cosmos… pero antes de entrar en la Colina de las Estrellas, Saga se comunicó, él tenía una sospecha, y en estos momentos enfrenta a una de sus discípulas fallecidas –le explicó él.

-Eso significa que alguien pasó la guardia de Aldebarán –comentó Arctos-. No… en realidad, la Barrera del Santuario no está activa. Cualquiera podría transportarse entre las 12 Casas sin impedimento alguno. ¿No deberíamos encender la barrera? –preguntó él.

-¿Y qué ganaríamos exactamente? Con toda esta Energía del Conflicto no distinguimos entre amigos y enemigos –le explicó Yoshiko-. Si levantamos la barrera, solo terminaremos por delimitarnos a nosotros mismos, lo mejor es estar alerta, y continuar identificando a las Seeds… -insistió Yoshiko, mirando más profundo en el pasado de las Saintias-. ¡Las tengo! –terminó Yoshiko, incomodada, y mordiéndose una uña en señal de preocupación- Solo basta un segundo que haya ocurrido en alguna parte para que yo pueda verlo en el pasado. En Asgard, se ha alzado una Seed, la opuesta de Mii del Delfín, Edward… enfrentó al Caballero de Acuario, pero desapareció –les explicó Yoshiko-. Sumado a Lodin, que fue resucitado a las afueras de Aries, y a Rigel y a Aeson según lo contado por Arctos, e incluyendo a la que Saga enfrentan, ya se han alzado 5 de las 9 Seeds. No he visto en la memoria de ninguna de las Saintias que se haya alzado nadie más, pero sé quiénes lo harán y dónde lo harán. La siguiente en levantarse, será en los cementerios de Cáncer… -les comentó ella, Shaka se apresuró a comentarle lo descubierto al resto de Caballeros Dorados.

-Desafortunadamente, no hay un Caballero Dorado tan cerca, pero Afrodita ya se está encargando –le mencionó Shaka, Yoshiko logró ver con su cosmos la lluvia de pétalos que caía desde la cima de las 12 Casas gracias a que la Colina de las Estrellas potenciaba sus habilidades-. ¿Dónde más deberíamos de buscar? –preguntó Shaka.

-En Acuario… -mencionó Yoshiko, Shaka no esperó a la explicación, y se comunicó con Afrodita nuevamente-. La Seed que se levantará en Acuario, es la opuesta de Euterpe… la Musa de la Música y el Arte… irá tras Miho… y ella se encuentra en el Templo del Patriarca con Ios –le explicó ella, Shaka atendió a sus preocupaciones, alertando a Afrodita y a Milo.

-El Caballero de Escorpio se encargará, es quien se encuentra más cerca. Despreocúpese, su hijo Ios estará a salvo –le comentó Shaka, Yoshiko asintió, aunque con dolor en su alma-. Por sus reacciones… presiento que sabe algo… una de las Seeds… es alguien importante para usted, ¿no es así? –le preguntó Shaka con curiosidad.

-De las dos Seeds que quedan… una es la opuesta de la Musa Talía, y renacerá del corazón de Xiaoling… ella se encuentra en China, aunque la tumba de su ser querido… no está allí… seguro renacerá en el Santuario de Eris… -le comentó Yoshiko, Shaka asintió-. Pero la última de las Seeds… renacerá en Atenas… no dentro de las 12 Casas… más bien en un lugar concurrido… en medio del Anillo Medio… oh Aioria… ¿Cuánto más vas a tener que sufrir? –lloró Yoshiko.

-Matriarca… ¿Quién es la última Seed? –preguntó Shaka, teniendo un mal presentimiento-. Necesito saberlo para poder enviar a alguien a detenerla. Si no es en las 12 Casas, ¿en qué lugar de Atenas va a renacer? –le preguntó el de Virgo.

-En el Hospital para Santos del Anillo Medio… -le respondió Yoshiko, sus ojos humedecidos, Shaka no alcanzaba a comprender el dolor que en esos momentos la embargaba-. Hicimos tanto… para poder salvarlo… y ahora todo ese esfuerzo… ¡hay que enviar a alguien al hospital, rápido! –pidió Yoshiko, Shaka obedeció.

El Anillo Medio. Hospital para Santos.

-Buenas tardes Galan –Lithos llegó de visita al Hospital de Santos del Anillo Medio, donde Galan Steiner permanecía en coma, un coma del que, aparentemente, jamás se recuperaría, pero Lithos no perdía la esperanza de, algún día, ver los ojos de Galan abrirse-. ¿Te cuento algo, Galan? Mientras bajaba de las 12 Casas con el permiso de la Matriarca Yoshiko, me topé con una joven muy hermosa, llevaba el cabello blanco, y tenía unos muy bonitos ojos rojos. Me dijo que era una vendedora de flores, que le habían permitido subir por las 12 Casas a otorgar sus respetos ante la Matriarca Yoshiko –le comentaba Lithos, colocando una jarra con agua al lado de la cama de Galan, mientras fuera del hospital, se escuchaba una conmoción, a momento en que un Caballero de Bronce, Ban del León Menor, intentó colarse a la fuerza dentro del hospital, siendo detenido por las enfermeras quienes, manipulando el cosmos, lograron forzarlo a explicarse, mientras Lithos continuaba colocando un racimo de flores amarillas dentro de la jarra con agua-. Cuando se enteró de que venía a visitar a un amigo especial que había caído en coma, me regaló estas flores. Son Crisantemos… ella dijo… que simbolizaban la regeneración… mencionó que te sentirías mejor si las colocaba al lado de tu cama –sonrió Lithos.

-Los Crisantemos… no representan la regeneración… -escuchó entonces Lithos, y al escuchar aquella voz, sus ojos se humedecieron, mientras Galan Steiner, comenzaba a despertar, y a rodear su cuerpo con un cosmos oscuro-. El Crisantemo… en el lenguaje de las flores… representa a la ruptura… la infidelidad… o más importante… la traición… -se incorporó Galan, Lithos se cubrió los labios, conmocionada por ver a Galan levantarse, aunque con la mirada perdida, y el cosmos oscuro creciendo a su alrededor.

-¡Lithos! –escuchó la de cabellera esmeralda, se dio la vuelta, y encontró a Ban del León Menor, con varias enfermeras colgadas de su cuerpo intentando detenerlo, solo que el de León Menor se decidió a ignorarlas, y a llegar ante Lithos- ¡Aléjate de él! ¡Galarian Steiner! ¡Por órdenes de la Matriarca Yoshiko! ¡Estás bajo arresto! ¡No te resistas y el Santuario te tendrá clemencia! –le apuntó él.

-¡No eres el León al que deseo derrotar! ¡Desaparece! ¡Plasma Umbrio! –atacó Galan, sin importarle que Lithos estuviera en el camino, y forzando a Ban a empujarla a un lado, y responder con su propio ataque.

-¡Bombardeo de León Menor! –intentó defender Ban, más el estallido de ambos cosmos colisionando, y la explosión resultante, terminó por vencerlo, mientras Galan era el único que permanecía de pie en medio de los escombros del hospital.

-Umm… nada mal para tener un solo brazo y un solo ojo… -comentó el resucitado, más entonces una protuberancia de lianas estalló de su muñón, creándole un brazo nuevo, y su párpado sellado estalló, revelando en la cuenca vacía una especie de flor de cosmos, que le sirvió de nuevo ojo-. Así está mucho mejor… ahora a asesinar a Aioria de Leo. ¡Edén Oscuro! –enunció Galan, y desapareció. Momentos tras hacerlo, sin embargo, Ban se incorporó, con su cuerpo había protegido a Lithos, quien se mostraba confundida.

-Esto… es un desastre… -se preocupó Ban, las enfermeras del lugar estaban heridas, pero aun así se apresuraron a intentar a sacar a los enfermos de los escombros, algunos de los cuales, tristemente, no sobrevivieron-. ¡Maldición! ¡Llegué tarde! –enfureció el de León Menor.

Las 12 Casas. Cementerio de Cáncer.

-Ese tonto… es más escandaloso de lo que pensé… -se quejaba Emony, buscando entre las tumbas cercanas al Templo de Cáncer-. Enviar a esa chiquilla con las flores de Crisantemo resultó ser una mejor idea de la que pensé en un inicio, me asombro a mí misma a veces. Pero la presencia de ese Caballero de Bronce en el hospital significa que ya están tras mi pista. Debo darme prisa… -continuó ella, hasta encontrar la tumba que estaba buscando-. ¡Por fin! –se alegró Emony, apresurándose a la tumba, mas antes de poder seleccionar una flor para colocar sobre la misma, una serpiente oscura se alzó detrás de ella- ¿Madre? –preguntó Emony, antes de saltar evadiendo las garras de una Caballero de Plata recién llegada- ¡No eres mi madre! ¿Quién eres? –se quejó Emony.

-Cuando Aldebarán me dijo que alguien había escapado a su guardia, lo llamé un loco. ¿Cómo podría alguien escapar a los sentidos de un Caballero Dorado? –comenzó la mujer, molesta- Él apostó a que así había sido, y que iría tras de ti si no tuviera que quedarse en su puesto. Resulta que tenía razón, y que eres una peste bastante difícil de rastrear. Por tu culpa le debo la cena a Aldebarán… ¿sabes cuánto me va a costar? Esa barriga que tiene no se va a llenar con agua, espero que lleves dinero contigo, porque lo saquearé de tu cadáver cuando te destripe –le apuntó la recién llegada con sus uñas.

-¿Y como que a mí qué me importan las apuestas de los Caballeros de Athena? –insultó Emony, Shaina continuó elevando su cosmos, y en este se dibujaron las fauces de una cobra- ¿Una Caballero de Plata de la Cobra? –preguntó Emony curiosa.

-La Caballero de Plata, Shaina de la Cobra, y una de las más poderosas de la Orden Plateada. ¡A mí Cobra! –atacó Shaina, Emony la evadió grácilmente, transformada en mariposas azules- ¿Cómo se ha movido tan rápido? Aldebarán tenía razón, no puedo sentir el cosmos aun teniéndola enfrente. Lo que significa que no puedo saber a qué nivel se encuentra –admitió Shaina, pero se lanzó en contra de Emony de todas formas.

-Esto es demasiado aburrido, y me estoy quedando sin Energía del Conflicto, que fastidio –tomó una flor Emony, y colocó la misma en el camino de las garras, que se estrellaron contra la misma, sin lograr despedazarla-. ¿No te parece bonita? Es una Aliso, también conocida como Lobularia Maritima, o en el lenguaje de las flores, la Flor del Dolor. ¡Flower Breeze! –tras la mención del ataque, la flor estalló en sus pétalos, que se multiplicaron, y lanzaron a la Caballero de la Cobra lejos de ella en un torbellino de los mismos- Ahora que he ganado algo de terreno, es tiempo de terminar de trabajar. Además, creo que tengo a una oponente más digna para ti. ¡Ve! –lanzó otra flor de Aliso Emony contra la tumba que había estado buscando, y esta comenzó a rodearse de un cosmos oscuro, uno bastante poderoso- ¡Por fin! ¡7 de 9 Seeds y por fin di con la Seed del Castigo! Deimos me va a reprender de todas formas, no es mi culpa saber dónde están las Seeds pero no saber cuál Seed es cual hasta plantarla. Que fastidio –lloró ella.

-¿Qué tanto balbuceas? –se quejó Shaina, mientras frente a ella, la flor se transformaba en lianas, alimentándose del cuerpo enterrado dentro de la tumba. El cadáver resurgió de la tierra misma, extraído por las lianas que comenzaron a llenar los vacíos en los restos ya momificados, restaurando el cuerpo de la mujer renacida, que se posó entonces frente a Shaina, intimidante, y poderosa- Esa es… ¿Rebeca de Cassiopea? –se sorprendió Shaina.

-Más bien es Poine del Castigo –le comentó Emony, divertida-. La opuesta de la Saintia que representa a Melpómene, la Musa de la Tragedia y del Teatro, y por fin, el Espíritu del Castigo, y con ella, ya son 7 las Seeds renacidas. Los Caballeros de Athena ahora tienen un detrimento en sus cosmos del 70%, ¿puedes sentirlo? No son nada… solo una sombra de lo que solían ser… -se burló Emony.

-¿Un detrimento del 70%? ¿De qué estás hablando? –se quejó Shaina, cuando Rebeca del Castigo, desapareció de su vista y reapareció frente a ella- ¿¡Qué veloz!? ¡No pude verla siquiera! –se quejó Shaina, cuando Rebecca impactó con fuerza, despedazando su armadura de un solo movimiento, y clavando a Shaina en contra de las escaleras que daban al Templo de Cáncer, su máscara de plata fragmentándose inclusive- ¿Cómo? Destruyó la Armadura de Plata de Ofiuco de un solo golpe… no resistiré mucho contra un adversario tan poderoso, debo lanzar la señal. ¡A mí Cobra! –alzó la mano Shaina, lanzó un relámpago oscuro, y este apenas e iluminó el cielo- ¿Tan débil? Me pregunto si Aldebarán lo habrá visto –se preguntó Shaina, notando entonces a Rebeca saltar en su dirección, e intentar impactarla, solo que Shaina logró rodar en su eje y alejarse, Rebeca entonces viró y logró patearla con fuerza, elevándola un poco, antes de impactar con su puño cerrado el rostro de Shaina, tumbándole la máscara.

-Tsk… que fastidio… yo que quería quedarme a ver cómo te asesinaban… pero es hora de volverme a desaparecer… -tras aquello, Emony se desvaneció, y una luz dorada tomó su lugar, una luz que evadió a Shaina por poco, y se estrelló en la mano a palma abierta de Rebecca.

-Umm… mi Gran Cuerno nunca se había movido tan despacio… -declaró Aldebarán, llegando ante la máscara de Shaina, y levantando la misma, caminando entonces hasta la de Ofiuco, quien se cubría el rostro para evitar ser vista, al menos hasta aceptar la máscara por parte de Aldebarán-. Hiciste bien en enviar la señal… aunque admito que apenas y logré verla. Supongo que es por culpa de esa Seed –preguntó el de Tauro.

-Así es… usted… es el Caballero Dorado de Tauro, ¿no es así? –comenzó la Seed, divertida-. Poine del Castigo, aunque supongo que usted me recuerda como Rebeca de Cassiopea. Si sabe que, si hubiera hecho bien su trabajo de defender las 12 Casas, muy probablemente yo seguiría viva, ¿verdad? Pero en lugar de estar en su puesto, estaba jugando con los Titanes en el Laberinto de Cronos. Vergonzoso, incluso ahora una Dríade pasó a su guardia, no es más que un patético Caballero de… -intentó decir Rebeca, cuando fue abofeteada por Aldebarán, y lanzada por la Senda de Cáncer, donde la sorprendida Seed quedó tendida.

-Lamento eso, normalmente no me gusta lastimar a las señoritas. Preferiría ser más respetuoso –le comentó Aldebarán, posándose como una mole humana frente a la dolida Seed-. Pero estás usurpando el cadáver de una compañera. No conocí muy bien a Rebecca de Cassiopea, pero sí recuerdo que era una mujer excepcional, que tenía un orgullo inmenso, y que siempre se preocupaba por su discípula Erda, a quien quería como a una hermana. Tú no eres esa persona… tú no eres más que una sombra, que pretende ser Rebecca de Cassiopea. ¿Por qué habría de tratarte como a una mujer cuando no tienes siquiera una identidad a la que llamar propia, Poine del Castigo? –le apuntó Aldebarán.

-Wow… bien dicho grandote… -le comentó Shaina, incorporándose-. Pero no se confíe, Aldebarán… según la Dríade Emony, ahora que son 7 las Seeds, están extendiendo una barrera que disminuye sus cosmos en un 70%. El detrimento es real, demasiado real, logró destruir a Ofiuco de un solo golpe –le explicó Shaina, mientras Rebeca se ponía de pie, y se limpiaba un hilo de sangre esmeralda-. Tenga cuidado por favor –le pidió Shaina.

-No perdería contra alguien tan cobarde que necesita debilitar a los demás para vencer –elevó su cosmos Aldebarán, notando que este era muy pequeño-. Umm… esto realmente podría ponerse problemático… -aseguró Aldebarán, Rebecca desapareció frente a él, e impactó su pecho con fuerza, Aldebarán tosió un poco por el dolor- Ey… en verdad sentí eso. ¡Gran Cuerno! –enunció Aldebarán, lanzando a Rebecca hacia atrás-. Saga, Shaka, Milo, Afrodita. ¿Pueden escucharme? Hay al menos una Seed y una Dríade en los límites de las 12 Casas. Se me escapó la Dríade, combato a una Seed. ¡Gran Cuerno! –continuó el de Tauro.

Casa de Géminis.

-Dos Seeds… combato a una en la Casa de Géminis… y acaba de volverse más fuerte –enunció Saga, la fuerza de su cosmos, aunque debilitada, creaba su dimensión personal, desde la cual lanzaba los planetoides que se congelaban bajo los ataques de la Seed que divertida continuaba bombardeando a Saga con los cometas congelados, mientras Katya no podía hacer más que respirar pesadamente recargando su espalda contra una columna, intentando reponerse de lo aplastante de la barrera que extendía la Dríade-. Me gustaría ser tan positivo como lo eres tú, Aldebarán, pero la Barrera de Cosmos que están creando estas Seeds es muy real. Por sí solas, las Seeds apenas llegan al nivel de un Caballero Dorado, pero en estos momentos, me siento al nivel de un Caballero de Bronce. En otras palabras, ella tiene la ventaja de momento –aceptó Saga, su ultimo planetoide siendo destruido por la Seed, que lanzó una jabalina de hielo en su dirección, misma que Saga despedazó con su puño-. Es curioso, no son más fuertes que los Titanes, pero nos están acorralando –les comentó él.

Colina de las Estrellas.

-Y, aun así, continúan sin ser la verdadera amenaza –les respondió Shaka, abriendo los ojos, y rodeando con su cosmos a la Colina de las Estrellas, lo que fue una sorpresa para Yoshiko y para Arctos-. Los verdaderos enemigos, están dentro del Santuario de Eris… y aunque las Energías del Conflicto impregnen todo el Santuario, impidiendo que podamos encontrar la base del enemigo que se mueve a nuestros alrededores. Desde la Colina de las Estrellas debería poder encontrarla. La duda es… una vez que la tenga en la mira. ¿Qué deberíamos hacer? La Matriarca Yoshiko ha dicho que una Seed más podría renacer en los territorios de Acuario, sin mencionar que no sabemos lo que la Dríade podría hacer si se deja desatendida –les comentó Shaka, sus ojos por fin divisando el Santuario de Eris, que desde la Colina de las Estrellas se veía más fácilmente-. Lo tengo en la mira… -enunció Shaka.

Casa de Piscis.

-¿Lo tienes? –preguntó Afrodita, saliendo de su casa, y mirando a los cielos, donde el Santuario de Eris comenzó a materializarse- ¡Puedo verlo! ¿¡Por qué puedo verlo!? ¡Está más cerca de lo que habíamos anticipado! –comentó Afrodita, la estructura flotante, parecía estar suspendida en medio de los templos de Leo y Virgo, solo que miles de metros por encima de los mismos- Debe estar a al menos unos 3000 metros, pero creo que está subiendo –les explicó él.

Colina de las Estrellas.

-Pueden ver el Santuario de Eris porque lo estoy transmitiendo mentalmente a sus ojos desde la Colina de las Estrellas… es solo porque estoy aquí el que logramos percibirlo –continuó Shaka, sudoroso, y temblando-. Por fin podemos ver al enemigo… pero las Energías del Conflicto a su alrededor continúan siendo inmensas… saltar a su interior sería como saltar dentro de una tormenta, lo cual no recomiendo con el estado de nuestros cosmos debilitados por las 7 Seeds. Requerimos hacer como Aioria, esperar a que alguien entre, para seguirlo a su interior. La duda es: ¿quién de nosotros debería de saltar? Aldebarán y Saga enfrentan a dos Seeds respectivamente… yo requiero continuar aquí para revelar la ubicación del Santuario de Eris en todo momento, eso solo deja a Milo, quien tiene un deber en caso de que Ares resucite, y a Afrodita… de entre ambas opciones, Afrodita… tú eres el más recomendado para realizar el salto –le comentó Shaka.

Templo de Athena.

-Lamento discrepar, pero no es así, yo soy el más indicado –respondió Milo, Saori se encontraba a su lado, ambos mirando al Santuario de Eris moviéndose por encima de las 12 Casas-. Por si no lo han olvidado, tanto Mu como Aioria se encuentran allí dentro. Y solo con ellos a mi lado puedo utilizar la técnica prohibida de ser necesario. Con nuestros cosmos disminuidos en un 70% muy probablemente esa sea la única respuesta para plantarle cara a Eris –miró Milo en dirección a Saori, quien no estaba tan convencida al respecto-. Sé lo mucho que te duele que usemos esa técnica… pero estas son condiciones distintas a cuando enfrentamos a los 12 Titanes. Al menos contra ellos podíamos usar todo nuestros cosmos –aseguró Milo.

-Entonces, es una ventaja el que yo si pueda usar el 100% de mi cosmos –escucharon todos, sorprendiéndose de que alguien más se había unido a la conversación de las Armaduras Doradas-. Así que, si piensas, Milo de Escorpio, que siempre vas a ser el que salve al mundo al final del día, piénsatelo dos veces. Porque da la casualidad de que encontré un recuerdo en mi viaje por Alemania, dos en realidad, pero solo uno me es de utilidad en estos momentos –se burló Shura, e inmediatamente después, resonó un golpe metálico.

-¿Shura? –preguntó Milo, concentrándose, y encontrando a Shura gracias a la Armadura Dorada, y viendo a una mujer a su lado sobándose la muñeca adolorida, mientras un mayordomo la atendía- Oye, oye… ¿trajiste a una ajena al Santuario? –se fastidió el de Escorpio.

-¿Celoso? Porque te voy a dar más razones para estarlo, señor he usado la Exclamación de Athena antes, y volveré a usarla de ser necesario –insultó Shura, Milo se fastidió, e incluso comenzó a apuntar con su aguja a la entrada de las 12 Casas, Saori solo le tomó la mano, y lo miró con molestia, Milo desistió-. Con este artilugio que obtuve en Alemania, mi cosmos no se debilita en absoluto. Puedo entrar al Santuario de Eris y a la Tormenta del Conflicto sin que esta me haga pedazos. Podría aterrizar directamente en la Cámara de Eris, inclusive, si mantienes el Santuario visible por unos minutos, Shaka… solo debo sentir el cosmos de Aioros… durmiente en la Flecha de Sagitario… y podré llegar ante la mismísima Diosa del Caos y la Discordia, y terminar con esto antes de que más Seeds renazcan –terminó el de Capricornio.

Colina de las Estrellas.

-Tenemos un plan entonces… -respondió el de Virgo, quien intentaba realizar técnicas de respiración para poder mantener su cosmos encendido-. Shura de Capricornio invadirá el Santuario de Eris… alista tu cosmos, encuentra la flecha… yo haré lo que pueda por mantener el Santuario de Eris visible –terminó, mientras su rostro se llenaba de sudor.

Santuario de Eris. Jardín del Edén. Templo del Castigo.

-¡Domador de las Bestias! –resonó el grito de Aioria, que lanzó un tremendo puñetazo, aunque este fue fácilmente interceptado por Phobos, quien ya sonreía con malicia- De modo que… por fin hay Seeds suficientes para que puedas superar mi cosmos… -se fastidió el de Leo.

-Eso parece… es mi turno ahora –le respondió Phobos, rodeando su puño de energías oscuras-. ¡Vórtice Desafiante! –atacó Phobos, el cuerpo de Aioria fue entonces rodeado de vientos oscuros, y estos lanzaron a Aioria por el Templo del Castigo, estrellándolo incluso en contra del Árbol del Castigo, que dejó caer algunas flores de Aliso, antes de que Aioria fuera atrapado entre las lianas del mismo árbol, que reaccionaba en respuesta al cosmos de Phobos- Pronto, no tendré más necesidad de este cuerpo decadente. Mira sobre tu cabeza, Aioria, ¿puedes verlo? El hermoso fruto del Árbol del Castigo, la Fruta de la Derrota –apuntó Phobos, Aioria miró sobre su cabeza, y logró ver el fruto, una especie de manzana, negra, y que parecía sudar sangre de plata-. Cuando ese fruto madure, se transformará en mi cuerpo verdadero, el cuerpo de un Daimón. Casi me veo tentado a permitirte ver mi nacimiento para poder destruirte tu miserable cuerpo átomo a átomo… -sonrió él.

-He comido manzanas más amenazantes que esa cosita –se burló Aioria, molestando a Phobos-. ¿Qué pasa manzanita? Herí tus sentimientos. Que cascara más delgada tienes, supongo que por eso naces podrida –continuó burlándose el de Leo.

-Graciosa la gata. Puedes soltarlo, Árbol del Castigo, todavía no termino con él –pidió Phobos, el árbol obedeció y liberó a Aioria, quien cayó en su rodilla, y entonces sonrió-. Ahora que mi Seed ha renacido, me eres realmente insignificante –enunció él.

-Sabes, comienza a hacer hambre. Creo que me apetece una ensalada de frutas. ¡Relámpago de Voltaje! –atacó Aioria a la fruta sobre su cabeza, esta recibió el impacto, pero cuando la explosión de luz se disipó, continuaba en su sitio- Nada… pero valía la pena intentarlo –se quejó él, Phobos tan solo comenzó a burlarse con fuerza.

-¿Realmente pensaste que podrías destruir una Fruta del Caos con tan pobre cosmos? Aun teniendo el 100% de tu cosmos, la Fruta del Caos no puede romperse. Es totalmente impenetrable, y eso, está por convertirse en mi verdadero cuerpo –le comentó Phobos orgulloso.

-Oye, yo no juzgo, si prefieres parecerte a un artículo de frutería, bien por ti, pero me temo que no voy a permitirte renacer como un Daimón –preparó sus puños Aioria, cuando de pronto, su corazón se llenó de pena-. Tú… ¿acaso tú eres…? –comenzó el de Leo, preocupado.

-¿Qué ocurre? –se preguntó Phobos, dándose la vuelta, y encontrando a Galan Steiner detrás de él- ¿Nos conocemos? Eres una Seed, pero no eres la Seed que debería de proteger el Templo del Castigo –comenzó Phobos con curiosidad.

-Mi señor Phobos, una disculpa por la intromisión… tan solo voy de paso al Templo de la Traición, aunque parece que me desvié un poco –comentó Galan, Aioria estaba horrorizado por ver a quien fuera su maestro, no solo consiente, sino que vistiendo una Leaf-. Un Caballero de Bronce ha caído en mi templo, y se encuentra apresado por mi árbol. Procedo a disponer de su cadáver. Por favor no me preste atención mientras paso por su tempo en dirección al mío –le pidió Galan, miró a Aioria a los ojos, y continuó caminando sin decir nada más.

-Pero el Templo de la Traición está para el otro… oh… ya veo lo que ocurre… -sonrió Phobos, Aioria estaba tan consternado, que continuaba siguiendo a Galan con la mirada, hasta que la Seed de la Traición, desapareció entre la niebla que se arremolinaba en los alrededores de cada uno de los templos-. Supongo que has visto una cara familiar, ¿no es así? ¿Un amigo? No… un maestro… así que ese es el anterior Caballero de Leo –se burló Phobos.

-¿Qué hace él aquí? ¡Galan! –comenzó Aioria, intentó correr a la niebla por la cual Galarian Steiner había desaparecido, pero en su lugar, encontró a Phobos apareciendo frente a él- ¡Fuera de mi camino manzanita podrida! ¡Tengo algo más importante que hacer que lidiar contigo! –se quejó Aioria, intentó golpear, pero Phobos atrapó su puño.

-Patético… ni siquiera tienes la convicción de seguirme enfrentando. ¡Saborea el dulce sabor de la Derrota! ¡El Sendero a la Derrota! –impactó con su puño cerrado Phobos, lanzando a Aioria al aire como un cometa oscuro, que quemó su cuerpo, antes de caer en picada y estrellarse en contra del suelo con tanta fuerza, que todo el Árbol del Castigo se sacudió- Tu oponente está frente a ti, gatito. Si quieres llegar ante tu maestro, primero tienes que lidiar conmigo –lo tomó del cabello Phobos, levantándolo de la tierra, y entonces comenzó a propinarle golpe tras golpe, forzando a Aioria a escupir algo de sangre-. Aunque esto ya es patético, con 7 Seeds ya activas, están demasiado débiles para ser amenaza de nadie. Incluso un Caballero de Bronce, podría vencerte con suma facilidad. No eres ni una séptima parte de lo que eras frente a las Murallas de Troya –lanzó un puñetazo más, pero este fue interceptado por Aioria.

-Ah sí… Troya… ciudadela de los grandes héroes… tan soberbios que se pensaban invencibles… y ya todos sabemos cómo terminaron… adivina quién está siendo soberbio ahora, manzanita –se burló Aioria, su Dunamis manifestándose, tan alto que Phobos comenzó a preocuparse-. ¡Infinity Plasma! –impactó Aioria con todas sus fuerzas, golpeando el cuerpo de Phobos por todas partes, con una fuerza que el Phantom no se esperaba, y que le despedazó el cuerpo y la armadura, hasta dejarlo tendido contra el suelo, derrotado- Aún sin cosmos… combatimos a Cronos… Phobos… tan solo con la fuerza de nuestros Dunamis… será increíblemente más difícil, pero no es imposible… y ahora… lo sabes… -miró entonces Aioria en la dirección en que Galan había escapado, y gruñó con fuerza-. Moverme por el Jardín del Edén de todas formas es increíblemente difícil. Pero sé que voy a llegar ante ti, Galarian… solo espera… -se retiró Aioria, dejando atrás a un malherido, pero furioso Phobos.

-Aioria… ¡No has terminado conmigo! ¡Aioria! –recriminó Phobos, aunque vomitó sangre esmeralda en ese momento- Malnacido Caballero Dorado… voy a destruirte… voy a ridiculizarte… voy a fulminarte… -intentó reponerse Phobos, pero entonces encontró a una mano pálida y gentil tomarle su propia mano-. ¿Harmonía? –preguntó Phobos.

-Ara… en que mal estado te han dejado, mi querido hermanito… -susurró Harmonía, ayudando a Phobos a incorporarse, el Phantom solo vomitó más de su sangre-. Subestimaste a tu adversario, hermanito, y terminaste pagando las consecuencias. Aún con su cosmos de Caballero Dorado, reducido hasta en un 70%, Aioria logró acceder al Dunamis de Ceo, el Titán del Intelecto. Bastó solo eso para hacer la diferencia, aunque admito que eso no hubiera ocurrido si poseyeras tu cuerpo original –le comentó ella.

-Aún puedo vencerlo… cuerpo debilitado o no, yo soy mejor que él… puedo vencerlo, puedo vencerlo, puedo vencerlo, puedo vencerlo, puedo vencerlo… -continuaba Phobos, rabioso y enfurecido por lo que él pensaba un golpe de suerte para el de Leo.

-Claro que puedes vencerlo, hermanito, pero, ¿no prefieres humillarlo, como él te ha humillado a ti? –le preguntó la guardiana del Jardín del Edén, acomodando a Phobos en contra del Árbol del Castigo, donde Phobos respiró con demasiada debilidad- El Fruto del Castigo pronto terminará de renacer, y cuando eso ocurra, tu cuerpo original habrá finalizado su reconstrucción. Una vez seas uno con tu cuerpo, hermanito, renacerás como el verdadero Daimón de la Derrota, y no habrá nadie que pueda vencerte –finalizó ella, Phobos sonrió, y descansó con la espada pegada al árbol-. Descansa, mi querido hermano… yo castigaré a los Caballeros Dorados por su impertinencia… -aseguró la mujer, y desapareció, convertida en pétalos de flores.

Templo de la Traición.

-Ya… suéltame… estúpido árbol, no tengo tiempo para tus juegos de árbol reanimado –se quejaba Seiya, el Caballero de Pegaso había aterrizado dentro del Templo de la Traición, y en un principio había quedado inconsciente cuando las energías del Jardín del Edén habían atacado a su mente, más tras recuperarse, e intentar encontrar su camino a donde fuera en que pudiera ayudar, el Árbol de la Traición terminó por despertar, y atacarlo para mantener al Caballero de Pegaso prisionero-. Vamos… un árbol no va a detenerme. ¡Meteoros de Pegaso! –atacó Seiya a las lianas, que lo soltaron, pero después intentaron aplastarlo, forzando al de Pegaso a saltar de un lado al otro evadiendo las mismas- Buen intento, pero ningún tonto árbol va a detenerme –se burló Seiya.

-Un poco más de respeto a la naturaleza estaría bien, joven Caballero de Bronce –escuchó Seiya, se dio la vuelta, y encontró a Galan caminando en su dirección-. Puedes descansar, Árbol del Conflicto, yo me encargaré de la alimaña que ha invadido tu jardín –aseguró él.

-¿Alimaña? –se molestó Seiya, mas entonces se dio cuenta de a quién tenía enfrente- ¿¡Galan!? ¿¡Cómo es esto posible!? ¡El Maestro Aioros lloró tu muerte! –le comentó Seiya- Sí eres tú, ¿verdad? ¿Cómo es que aún vives? –preguntó el de Pegaso.

-Solo hay una vida, Seiya… el resto, son ilusiones, o creaciones a base de un recuerdo… -elevó su cosmos Galan, sorprendiendo a Seiya por la extensión del mismo-. Y este recuerdo, aún tiene mucho que hacer… como castigar a los ilusos que se han atrevido a enfrentarse a los dioses. ¡Muere Pegaso! ¡Persecución de las Furias! –atacó Galan, desprendiendo de su puño a espíritus de la venganza que, como las furias de la mitología, dieron cacería a Seiya, y estallaron al contacto con su cuerpo- No eres digno de suceder a Aioros de Sagitario… y te lo voy a demostrar… Seiya… -prosiguió la Seed.

Noruega. Asgard. Biblioteca de Asgard.

-He vuelto a intentar obtener audiencia con el Sumo Sacerdote, Derbal… sin embargo, algo ha comenzado a inquietarlo… -comenzó Hilda, reuniéndose con Camus, con Mii, y con Natassia, dentro la gran biblioteca de Asgard, donde Camus ojeaba en esos momentos algunos libros que contenían grabados de mitos de la región, así como algunos escudos de armas-. El Sumo Sacerdote percibe una perturbación en Yggdrasil. Ha solicitado un toque de queda, hasta que la perturbación regrese a la normalidad. Me temo que eso también significa que van a quedarse un día más en Asgard. Que tragedia, ¿verdad? –le sonrió Hilda a Camus, notando entonces la Sacerdotisa que Camus seguía tan frívolo como siempre frente a su broma, y que ni Natassia ni Mii reaccionaban a la misma- ¿Ocurrió algo? –preguntó Hilda.

-La Seed que nos atacó… al parecer comparte historia con Alicia –comentó Camus, Hilda miró a la Saintia, quien se encontraba deprimida-. La razón por la que Alicia logró romper el Edén Oscuro en que nos había encerrado ese tal Edward, es gracias a que la Saintia Urania, la Musa de la Astronomía y la Astrología, es la opuesta del Espíritu del Juramento. Pudo sentirlo, pese a que las Energías del Conflicto nos dividen del cosmos. Su patada agrietó el Edén Oscuro, y fue entonces que se vieron el uno a la otra –terminó él.

-Ya veo, y estás deprimida por no haber hecho lo suficiente –le comentó Hilda, mirando a Mii fijamente, la Saintia se deprimió un poco al respecto-. Yo también me sentiría deprimida si la persona a la que amo, de pronto fuera mi enemiga. Es por eso que huiste de Asgard, ¿no es así Camus? –preguntó Hilda, Mii y Natassia de pronto intercambiaron miradas, Camus gruñó ante las acusaciones de Hilda-. Usaste a Surt y su promesa de excusa, cuando te diste cuenta de que era la Sacerdotisa de Odín, fue el momento en que huiste de Asgard. Sí sabes que me partiste el corazón, ¿verdad? –bromeó ella.

-Hilda… no es momento… más bien nunca es momento para esta conversación, así que olvídala –insistió Camus, Hilda solo sacó la lengua de forma infantil-. El Epicentro de Asgard sigue inactivo, una Dríade podría materializarse en cualquier momento, y como prueba tenemos la presencia de una Seed. ¿Derbal aún duda del peligro? –peguntó el de Acuario.

-Derbal está consciente del peligro, y está actuando en consecuencia –le explicó Hilda, Camus no lo comprendió-. Escucha, sé que va a sonarte ridículo, pero Derbal piensa que las Seeds no son otra cosa que Nornas que se alimentan del poder de Yggdrasil –le comentó Hilda, Camus la miró con curiosidad-. Tienes cara de que no me crees –se quejó ella.

-Eso es porque siempre estás diciendo barbaridades –le respondió Camus, Hilda infló sus mejillas en señal de molestia-. ¿Qué tiene que ver Eris, la Diosa de la Discordia y el Caos, con las Nornas de la Mitología Nórdica? –que quejó Camus.

-A que ambas mitologías son anteriores a la Griega –le explicó ella, Camus se cruzó de brazos, incrédulo-. Solo escucha, ¿quieres? Ajem… -se aclaró la garganta Hilda, y comenzó a recitar-. "En el principio de la existencia, solo existía Caos, un vacío infinito en medio de la nada, anterior a los dioses, o a las fuerzas elementales. Caos era el estado prístino del cosmos, la inexistencia hecha forma, hecha ser, Caos era la nada misma, así como era una entidad consiente de su propia existencia, el primero de las Entidades Primordiales, y en su conciencia, Caos forzó a la hendidura, la apertura del espacio, y de esta misma, nacieron Gea y Tártaros" –comenzó ella.

-La creación según la Mitología Griega –comentó Camus, Hilda asintió-. Te conté de ella mientras vivía en Asgard. Me sorprende lo bien que la recuerdas. Éramos niños contándonos historias, no pensé que me pusieras tanta atención –alcanzó a sonreír Camus, lo que no pasó desapercibido ni por Mii ni por Natassia.

-Yo siempre te pongo atención, Camus, siempre lo hice, y siempre lo haré –coqueteó un poco Hilda, Camus simplemente desvió la mirada-. Lo que me interesa que entiendas es lo siguiente que voy a contarte. Presta atención –volvió a aclararse la garganta Hilda, y comenzó-. "En el principio de todos los tiempos, no existía más que caos, oscuridad y confusión, dentro de la gran nada que era el universo. No había vida ni inteligencia, solo el cosmos. Entonces, la gran grieta, un abismo en el centro de todo, rompió la gran oscuridad y dio inicio a la creación" –le comentó ella, y después sonrió.

-La creación según los Nórdicos… -comentó Camus, Hilda asintió-. Espera… en la Mitología Griega, se habla de una gran hendidura… y en la Nórdica sobre una gran grieta… y ambas mencionan a Caos –le comentó Camus, sorprendido.

-Me alegra saber que presta atención. Caos, es lo primero que existió, tanto en la Mitología Nórdica como en la Griega, ¿no crees que tal vez nuestras mitologías nacieron del mismo evento? –le preguntó Hilda, Camus tuvo que admitir que así parecía-. Claro que no estoy hablando de algo como los Romanos robándose a los Dioses Griegos y cambiándoles el nombre, nuestros dioses obviamente son distintos. Pero de algo sí estoy convencida, yo creo que nuestras mitologías se relacionan en más formas de las que creemos actualmente. Si hay una hendidura provocada por Caos, y Caos abrió la Gran Grieta de la mitología de mi mundo de la cual todo nació, entonces probablemente hay más conexiones. Según me cuentas, hay 9 Seeds, que darán 9 Frutos, y que terminarán por crear a 9 Daimones. Así que pensé, de qué hay 9 en la Mitología Nórdica, y lo primero que pensé fue en esto, los 9 Mundos de Yggdrasil –le explicó Hilda, dirigiéndose a uno de los libros en la biblioteca, abriendo el mismo, y mostrándole a Camus una especie de mapa de lo que, según la Mitología Nórdica, eran los 9 Mundos-. Según las escrituras sagradas de mi religión, existen 9 Mundos, 4 en las ramas de Yggdrasil, 4 en las Raíces de Yggdrasil, y uno en el medio para separarlos a todos, Midgard, alrededor del tronco de Yggdrasil, por cierto, Yggdrasil es el Árbol del Mundo. ¿Notas algún parecido con algo que has visto antes? –preguntó Hilda.

-El Árbol del Conflicto –dedujo Camus, Hilda asintió-. El Santuario de Eris está dividido en un árbol principal y 8 Templos del Caos. Como si Úterus fuera Midgard, y los 8 Templos fueran los demás Mundos de Yggdrasil. ¿Qué significa esto? ¿Me estás diciendo que Yggdrasil es el Árbol del Conflicto? –preguntó Camus.

-Obvio no, esa pequeñez ni a una astilla de Yggdrasil llega –insultó Hilda, Camus se molestó por sus burlas-. Pero bromas sobre qué mitología es más grande aparte, sí comparte el mismo principio. Los 9 Mundos están conectados, y viven en harmonía, ninguno de ellos debe ser más poderoso que el otro, o reinará el caos. Lo mismo debe ocurrir con las 9 Seeds, ninguna debe ser más poderosa que las demás, todas deben tener igualdad en su poder, de lo contrario, la conexión entre ellas se desestabiliza, y se pierde. Solo existiendo las 9 son poderosas, pero en sus partes individuales, son indefensas. Obtienen su fuerza de la misma fuente, del centro de Yggdrasil, de Midgard, o en el caso de el Árbol del Conflicto, de Úterus –terminó ella.

-Tiene sentido, no he logrado comunicarme con mis compañeros dorados pensando que las Energías del Conflicto me están repeliendo… cuando debí pensar que me estaba debilitando… -recordó Camus el enfrentamiento con Edward-. Enfrentarme a aquella Seed… era como si mi cosmos fuera debilitado. Cuando enfrentamos a los Titanes en la Nueva Titanomaquia, ellos eran inmensamente fuertes, y se volvían cada vez más fuertes mientras más cerca se encontraba Cronos del Megas Depranon… pero nosotros logramos superarlos porque el cosmos, al acceder al Séptimo Sentido, es infinito. En estos momentos no me siento capaz de acceder al Séptimo Sentido –le aseguró Camus.

-Eso debe de ser porque hay varios mundos conectados –le comentó Hilda, mostrándole los 9 Mundos nuevamente a Camus-. Midgard existe en el medio de Yggdrasil como una forma de que los mundos de la luz y los mundos de la oscuridad no se toquen, si lo hacen, el caos reina y se sale de control. Lo mismo debe de ocurrir en el Árbol del Conflicto, si los mundos se tocan, se vuelven más fuertes. La diferencia aquí radica, en que los 9 Mundos están separados millones de millones de años luz unos de los otros, si estuvieran más cerca, sus energías se permearían, y se fortalecerían o debilitarían según sus naturalezas. Si el Árbol del Conflicto es un mini Yggdrasil, entonces cada Seed es una batería, y si pones a todas las baterías todas juntas –continuó ella, Camus asintió.

-Se fortalecen, y el Caos reina –Hilda asintió-. Pero lo mismo ocurre al sentido contrario. Si tuviera a las 9 Seeds activas, y una cae… -meditó Camus al respecto, y Hilda sonrió nuevamente.

-Obtienes un efecto en cadena de debilidad –le comentó ella-. Cuando la energía de 9 se une en una sola, tienes una fuerza casi indestructible, pero si la divides y apagas una, todas se debilitan al unísono. Vence a una Seed, y el efecto en cadena de debilidades te dará la ventaja, pero si permites que las 9 existan al mismo tiempo… -se preocupó Hilda.

-Serán invencibles… -dedujo Camus, Hilda asintió-. Y las Seeds son solo el inicio, cada uno de los Daimones tiene un dominio que se fortalece con el Caos reinante en el mundo, llámalos una Seed exponencialmente más mortífera. Si los 9 Daimones renacen, todo estará perdido. Y ellos no han renacido juntos en el mundo desde hace 3000 años. Nadie sabe lo que podría pasar si ellos regresan –le comentó él.

-Mayor razón para llegar a Úterus y apagarlo permanentemente –le comentó ella, Camus esperó-. Si Midgard no existiera en el medio de Yggdrasil, los 9 Mundos se caerían a pedazos, y se perderían en el olvido. Lo mismo debe ocurrir en el Árbol del Conflicto. Llega a Úterus, que es su Midgard, y destrúyelo… y los Daimones no renacerán, así de sencillo –declaró ella.

-Sencillo es decirlo, no hacerlo –le respondió Camus de brazos cruzados-. En estos momentos, el Caballero Mu de Aries se encuentra en el Santuario de Eris, y no hace mucho sentí a un segundo Caballero Dorado entrar en el Santuario, solo que no sé identificar quien sea, necesitaría estar más cerca del Santuario de Athena para poder entrar a la conexión de las Armaduras Doradas y buscar respuestas. Lo que intento decir es que, aún si se invade el Santuario de Eris, lo que es increíblemente difícil… lo más probable es que aterrices en un mundo aleatorio, dominado por una Seed, no específicamente en la Seed que buscas. ¿Cómo se entra a cualquiera de los 9 Mundos? –preguntó Camus.

-Cruzando un arcoíris a pie –comentó Hilda, Camus solo bajó la cabeza, molesto por lo ridícula que le parecía la Miología Nórdica-. No me mires así, yo no escribí mi mitología. Pero a falta de un arcoíris, puede haber otra forma. Si cada Seed es un mundo, y cada mundo está conectado a los demás, entonces cada Seed está conectada a las demás. Si lograrás entrar dentro de una Seed, haciendo estallar su dimensión… -le comentó ella, y de pronto, el sonido de un rugido se escuchó en la mente de Camus, y recordó haber escuchado el mismo rugido mientras combatía a Edward en el mausoleo.

-Puedes pasar por la conexión y aterrizar del otro lado de una Seed… Aioria… no sé cómo es que lo dedujiste tú mismo… pero me fastidia que alguien tan descerebrado como tú lo haya descubierto sin tener todo este contexto –cerró el libro Camus, molesto-. Sé lo que tengo que hacer… pero eso no cambia el hecho de que Asgard es un Epicentro del Caos… si se activa, podrías correr peligro Hilda… no me pidas que ataque el Templo de Eris… dejándote desprotegida… -le pidió Camus.

-Es a Asgard a quien debes proteger, no a mí –le recordó Hilda, Camus solo se mordió los labios con fuerza-. Yo estaré bien, Camus. Soy la Sacerdotisa de Odín, sé que no lo sabes, pero tengo mi propio ejército personal. Solo debo convencer a Derbal, como hice contigo, de que el Árbol del Conflicto es Yggdrasil, y cuando lo haya convencido, permitirá liberar a los Ropajes Sagrados de los Dioses Guerreros, y listo, Asgard protegida por 7 Guerreros capaces de desafiar incluso a los Caballeros Dorados –le comentó ella, Camus hizo una mueca-. ¿Me estás retando? ¡Siegfried! –llamó Hilda, Camus le tapó la boca.

-Déjate de juegos… esto es serio… -recriminó Camus, Hilda solo rio un poco, y tomó la mano de Camus, besando gentilmente sus dedos, lo que escandalizó un poco a Mii y a Natassia-. No quiero perderte Hilda… ya he perdido a muchos que me importan… no me pidas que te deje sola, por favor… -pidió él.

-Te preocupas demasiado, no voy a morirme así de la nada, de verdad no sabes lo importante que soy para Asgard –presumió ella-. Además, resulta que, si las Seeds comparten las mismas características que los Mundos de Yggdrasil, yo conozco el ritual para sacarlas de su escondite, solo necesito el objeto detonador de la conexión, y oh sorpresa, allí está ella –apuntó Hilda a Mii, quien se apuntó a sí misma-. Así que, yo tengo las capacidades de, primero, forzar a la Seed a manifestarse a mi voluntad, después, forzar a la Seed a abrir su dimensión, y finalmente, enviar a quien yo quiera por la conexión hasta llegar al centro mismo de la conexión, Midgard, o en tu caso, Úterus. Podemos terminar con esta guerra juntos, un Caballero Dorado de Athena, y una Sacerdotisa de Odín, sellando la alianza eterna entre los Dioses de la Sabiduría y la Guerra de ambos panteones, desterrando a la Brutalidad para siempre. Tal vez incluso podríamos sellarlo con un matrimonio, ¿qué opinas? –sonrió ella.

-¡Hilda! –se molestó Camus, Hilda se preocupó por sus reacciones, Camus por su parte, suspiró liberando todo su estrés- Muy bien… si haciendo esto… podemos sellar la paz entre el Santuario de Athena, y el Santuario de Odín… entonces lo haré… -agregó Camus, Hilda sonrió, pero entonces entrecerró los ojos-. Lo otro está prohibido… -agregó él.

-Por favor, soy sacerdotisa, pero no necesito permanecer virgen, ¿quieres que te lo explique de una forma más vergonzosa? Puedo hacerlo, y me estás presionando bastante a hacerlo –se molestó ella, Camus sintió su ceja temblarle-. Tienes a otra, ¿verdad? ¿Es una de ellas dos? En Asgard se solucionan estas cosas con un duelo –amenazó ella.

-¡Hilda! –volvió a molestarse Camus, Hilda solo rio con fuerza ante las reacciones de Camus- No has cambiado nada… sigues siendo la misma joven de corazón de oro… que siempre ve el mundo y la vida con alegría, pese a todo lo que su pueblo debe sufrir… -terminó Camus, Hilda asintió- Pensaré en lo otro, al menos te prometo eso, pero no puedo prometerte más que el pensarlo. ¿Será suficiente? –preguntó Camus, Hilda se mostró un poco insatisfecha, pero terminó por asentir.

Turquía. Monte Hisarlik. Sitio Arqueológico de Troya.

-¡Huracán de Vientos Cortantes! –enunciaba Kyoko, quien diferente de cualquiera de los Caballeros de Athena que combatía en esta guerra, en lugar de debilitarse, se fortalecía, su cosmos inclusive, comenzaba a salirse de control, haciendo temblar a toda la ruina en la que se encontraba combatiendo a Rigel, quien ya presumía una herida al nivel de su hombro derecho, cortado por uno de los vientos cortantes de Kyoko- ¡Puedo hacer esto todo el día, Rigel! ¡Soy la Estrella del Caos! ¿Lo has olvidado? –preguntó Kyoko.

-Olvidarlo… estoy contando con eso… -le sonrió Rigel, los ojos de Kyoko brillaban escarlata y furiosos, su cosmos se oscurecía y se tornaba maligno, y su Armadura de Equuleus comenzaba a ensombrecerse-. Lo sabía, tienes todas las características de una Diosa del Caos, lo que significa que tú podrías convertirte en Eris en lugar de tu hermana –le confesó Rigel, Kyoko reaccionó ante aquel comentario-. ¿Quieres salvar a tu hermana, Kyoko? Puede que yo sepa cómo –le aseguró él.

-¿De qué estás hablando? –preguntó Kyoko, volviendo a subir sus defensas- Tú traicionaste a Athena, le diste la espalda. ¿Por qué habría de escuchar cualquier cosa que saliera de tu boca? –le preguntó ella con ira.

-Porque, aunque piense que Athena es una diosa débil, y que no se merece el dominio de la Tierra, no significa que quiera entregarle el mismo a Eris… no a esta Eris al menos… -prosiguió Rigel, acercándose tranquilamente a Kyoko, quien retrocedió, con su cosmos aun desbordándose, ya que la presencia de 7 de las 9 Seeds fortalecían su cosmos-. ¿Acaso no puedes sentir todo ese cosmos? Es incluso más grande que el mío. Me fulminarías si quisieras hacerlo, aquí la diferencia es que, aunque sientas desprecio por mí, sigues sintiendo algo muy en el fondo. No puedes matarme por lo que significo para ti, lo sé, porque yo soy la Seed nacida de ti, nacida de tu corazón en pena –le confesó él.

-¿La Seed nacida de mi corazón en pena? –comenzó Kyoko, recordando los tiempos en que ella era cortejada por Rigel, que le llevaba flores a la Casa de Escorpio, y con quien se reunía para comer en el Anillo Medio, disfrutando uno de la compañía de la otra, compartiendo inclusive sus primeros besos. Kyoko no podía negar que aún encontraba sentimientos por Rigel en su corazón, pero había estado convencida de que estos sentimientos murieron el día en que Rigel traicionó a Athena- ¿Entonces… mi pena… es la que te creó…? –preguntó dolida.

-Es lo que soy, tu más grande arrepentimiento –le comentó Rigel, hiriendo a Kyoko aún más profundamente-. Sientes dolor por haber terminado conmigo, arrepentimiento por sacrificar lo que fuimos por una diosa inútil –insistió él, pero molestando a Kyoko.

-¡Saori no es inútil! ¡Es mi amiga! ¡Es mi diosa! ¡Y no te permito que le hables de esa manera! ¡Aléjate! –de un movimiento de su puño, se desprendió una fuerza de cosmos violenta, que Rigel evadió, pero que, al estrellarse con uno de los muros de Troya, perforó el mismo, lo que sorprendió a Kyoko.

-Supongo que los Aqueos hubieran disfrutado el tenerte en sus líneas –se burló Rigel, y volvió a acercarse a Kyoko, quien estaba asustada de su poder-. Como la Estrella del Caos que eres, posees un dominio en las Energías del Conflicto. Suficiente para atraer a la esencia de Eris, la Serpiente Oscura, fuera del cuerpo de tu hermana y dentro del tuyo –le explicó Rigel, Kyoko intentó retroceder, pero Rigel la atrapó de las manos-. ¡Mírate! ¡No puedes controlarte! ¡7 Seeds respaldan tu cosmos! ¡Tu sola respiración causa terremotos! ¡Y destruye a la Troya del mito, regresándola a las profundidades de la tierra misma! –apuntó Rigel, y Kyoko logró verlo, el cómo las paredes, las ruinas, los edificios, todo era tragado por la tierra que se sacudía al ritmo de su corazón aterrado- ¡Te estás convirtiendo en una diosa! –la tomó Rigel de los hombros, forzando a Kyoko a verlo a los ojos- Lo que no entiendes, Kyoko, es que me enviaron aquí a matarte. Porque al compartir las estrellas con tu hermana, compartes su divinidad. Eris te quiere muerta, para así convertirse en la Diosa del Caos y la Discordia completa. Una que no necesita compartir las Energías del Conflicto con nadie. Pero te amo demasiado, como para asesinarte… por eso la alternativa es que tú te transformes en la Diosa Eris, y con tu corazón, más noble que el de tu hermana, podrás perdonarla. Yo te ayudaré a que te conviertas en Eris, pero a cambio… yo seré tu rey en el nuevo mundo que has de gobernar… -sentenció Rigel.

-¿Mi rey? ¿Tan obsesionado estás conmigo Rigel? Hay cosas más importantes en qué pensar que en el romance, o en este caso, tu lujuria, porque no me importa lo que digas, yo no te amo… -le enunció ella, Rigel enfureció, alzó su mano, y estuvo por cachetear a Kyoko, pero se contuvo.

-Ja… como si me interesara lo que piense un monstro que solo puede traer caos y muerte –insultó Rigel, Kyoko se molestó por aquello-. Lo que yo deseo, es el poder de gobernar. Tú eres un premio de consolación aparte. Y resulta, que tú no sabes las cosas que yo como una Seed sí que conozco. Si quieres salvar a tu hermana, no tienes otra alternativa. Debes convertirte en la nueva Diosa Eris, y solo yo sé cómo lograrlo. ¿Tengo tu palabra entonces? Yo seré tu rey –le ofreció su mano Rigel, Kyoko la miró con desprecio-. Por cierto, antes de que aceptes, quiero que sepas que conozco también la forma de separarte de tu divinidad, así que, si me traicionas, puedes despedirte de tu puesto de diosa, que será devuelto a tu hermana, con todo lo que ello conlleva –terminó él.

-Eres igual de asqueroso, cobarde y ruin… que el gigante que representaba tu Armadura de Plata, Rigel… -insultó Kyoko, quien entonces tomó el dije de Pegaso en el cuello de su Armadura de Bronce, presionando el mismo con fuerza-. Esto lo hago por mi hermana… jamás por ti… ¿lo entiendes? Si voy a verme obligada a gobernar contigo a mi lado… quiero que vivas con el conocimiento de que no es por amor… jamás será por amor… ya que no te considero más que un malnacido aprovechado que no vale siquiera el aliento –lloró Kyoko, Rigel se burló del comentario, y tomó la mano de Kyoko, sellando el trato.

-Y al final… compartirás el lecho marital conmigo de todas formas… yo gano, sin importar tus sentimientos… ahora vámonos, diosa Eris, su trono espera… ¡Edén Oscuro! –llamó Rigel, rodeándolos a ambos por su dimensión portátil.

Grecia. Atenas. Afueras del Templo de Aries.

-Siento algo… se aproxima una apertura… -comenzó Shura, mirando al Templo de Eris sobre sus cabezas, Pandora, Cheshire, y Kiki, todos viraron en aquella dirección-. Maldición… puedo sentirlo, pero no puedo verlo… ¿debería arriesgarme por un Salto a Ciegas? Hay demasiada Energía del Conflicto, no puedo discernir entre Aioros y algo más… -se quejó Shura.

-¡Maestro Shura! ¡Yo sí puedo! –comenzó Kiki, llamando la atención del de Capricornio- Puedo sentir el cosmos del Maestro Mu, y sentir otros dos cosmos dorados. Uno muy cerca del maestro, el otro más lejos y más débil. ¡Ese debe ser el cosmos del Patriarca Aioros! –le explicó él.

-¡Entonces no hay otra alternativa! ¡Debes llevar al duende! –apuntó Pandora, Shura asintió, y levantó a Kiki del cuello de su camisa- ¡Shura! –llamó Pandora, colocó sus manos sobre sus mejillas, y le planto un beso- Para la suerte… no mueras… -sonrió ella.

-Oiga señora, o hay uno de esos para mí, o lo deja ir que se está cerrando el acceso –se quejó Kiki, Pandora lo miró con desprecio, Shura solo se alistó y dio el brinco-. ¡Aaaaah! ¿¡Por qué accedí a esto!? –se fastidió el Muviano, mientras el grupo atravesaba la Barrera del Conflicto, y el Santuario de Eris aparecía a sus pies- ¡Por allí! –apuntó Kiki, Shura viró para intentar caer donde Kiki le indicaba, cuando un segundo portal se abrió a su lado, y Shura terminó impactando a Rigel y a Kyoko, el grupo entonces se desplomó, y comenzó a caer entre las sendas sin suelo, Kiki incluso logró ver a Mu caminando junto a Mayura por suelo invisible- ¡Maestro! –gritó Kiki.

-¡Kiki! –reaccionó Mu rápidamente, y notó a Shura y a Rigel reconocerse mientras caían- ¡Eleven sus cosmos lo más alto que puedan! ¡Esto va a doler! ¡Extinción de la Luz de las Estrellas! –enunció el Muviano, antes de desfragmentar los cuerpos del grupo.

Templo de Eris.

-¡Algo se acerca! –enunció Deimos, resonó un grito, y Rigel se estrelló frente a Úterus, furioso, y golpeando su puño con fuerza en contra del suelo- Tal parece que Orión no es tan buen cazador… perdió a su presa… -se burló Deimos, desconociendo más de la mitad de los detalles, mientras la Dríade de Pain se incorporaba, y miraba en dirección al resto de árboles, buscando dónde hubiera aterrizado Kyoko.

Jardín del Edén.

-¡Maldición! ¡No estoy siquiera cerca del Templo de Eris! –enfureció el de Capricornio, materializándose, Kyoko y Kiki se materializaron junto a él- ¡Agárrense entre ustedes! –comentó el de Capricornio, Kyoko se abrazó de Kiki, luego extendió su mano para tomar la de Shura, pero el de Capricornio la apartó- ¡No! ¡Te cortarás con Excalibur! ¡Solo sujétense de lo que puedan! –los lanzó con su cosmos Shura, logrando que ambos aterrizaran con bien dentro de uno de los templos que presumía un árbol, pero cayendo Shura al vacío- Espectros… me va a doler bastante la caída de regreso a Atenas –se quejó el de Capricornio.

-¡Cadena de Andrómeda! –escuchó el de Capricornio, vio las cadenas, y estas se aferraron a su cintura, columpiando a Shura hasta unas escaleras que flotaban en la nada, sobre las cuales se encontraba Shun- Lo tengo Caballero de Capricornio… no se preocupe, no voy a dejarlo caer… -lanzó Shun su otra cadena, aferrándose a una piedra flotante, y funcionando como polea para poder subir a Shura, quien agradeció tras poder pisar tierra firme-. Pensé que estaba solo dentro de este Laberinto. Me da gusto saber que no es así –admitió Shun, Shura entonces se tomó de la cabeza-. Mantenga la calma, es así cuando se llega al Jardín del Edén, el Maestro Shaka me lo explicó –le comentó Shun.

-De forma que eres el discípulo de Shaka, Shun de Andrómeda, uno de los que enfrentó a Cronos –le apuntó Shura, Shun asintió-. Si eres discípulo de Shaka… supongo que sabrás moverte por este lugar… yo no distingo el arriba del abajo, hay demasiada Energía del Conflicto –se quejó Shura.

-Yo no sé moverme por este lugar, pero mis cadenas sí –le explicó Shun, Shura asintió y se incorporó-. He identificado todos los caminos posibles. El Maestro Shaka me pidió esperar a cualquier Caballero Dorado y llevarlo al Templo de Eris. Las cadenas apuntan al centro de concentración de las Energías del Conflicto, básicamente son una brújula que solo apunta en una dirección, solo que no podía dirigirme allí sin un Caballero Dorado, esas fueron mis órdenes –le comentó Shun.

-Entonces estás de suerte, porque soy el Caballero Dorado que va a partirle el cosmos a Eris –le comentó Shura, mirando a los alrededores-. El discípulo de Mu de Aries y la discípula de Milo de Escorpio, aterrizaron en un Templo en esa dirección. ¿Sabes algo? –preguntó el de Capricornio.

-El Templo del Juramento –le explicó Shun-. No cuenta con un guardián pese a tener un Árbol del Caos, la cadena circular detecta amenazas, ese templo está vacío –le explicó Shun, Shura asintió-. La Cadena Triangular tristemente, no puede llevarme allí. Moverse aquí dentro es como moverse por el Laberinto de Géminis, aunque vayas de frente no necesariamente estás yendo de frente. Pero si gusta, puedo intentar llevarlo hasta ellos –ofreció Shun.

-No… un Caballero de Athena debe estar listo para todo. Ellos tendrán que cuidarse solos –admitió Shura, y miró al Templo de Eris, en el medio del laberinto-. Llévame allí… voy a terminar con esto –finalizó, y el de Andrómeda, comenzó a guiarlo.

Templo de los Juramentos.

-Ow… echen paja… ¿en qué aterricé? –se quejó Kiki, despertando tras el impacto, y dándose cuenta de que estaba en brazos de Kyoko- ¿Morí y fui a los Campos Elíseos? ¡No sabía que las almohadas de los Campos Elíseos eran lindas chicas! –sonrió Kiki de forma pervertida.

-¿Kiki? –preguntó Kyoko, Kiki se horrorizó al descubrir que había dicho eso en voz alta- ¡Eres tú! ¡Por Athena Kiki! ¡Qué bueno que eres tú! ¡Podría besarte! –lo abrazó ella con fuerza, apenando al pequeño Muviano.

-Bueno si eso quieres la verdad es que no me molesta –cerró los ojos Kiki, preparando los labios, Kyoko le besó la mejilla-. Oh vaya, no es lo que esperaba, pero no me quejo –se apenó el Muviano, Kyoko entonces se incorporó, y ayudó a Kiki a incorporarse también-. Oh no… aterrizamos solos… hay que encontrar al Maestro Mu o al señor Shura –comenzó él.

-¿Sabes moverte aquí? –preguntó Kyoko, Kiki dudó, pero asintió- Bien, escucha Kiki… tengo que llegar ante Eris –le pidió ella, Kiki se escandalizó, y comenzó a temblar de miedo-. Por favor Kiki, es la única manera de salvar a mi hermana, y de proteger a Saori, a Athena… sé que va a sonar ridículo, pero… solo si me convierto en la Diosa Eris, y sacrifico mi vida… podremos poner fin a esta guerra… -resumió ella, Kiki cayó de bruces, incrédulo de lo que acababa de escuchar.