Sumario: Atrapada en un mal matrimonio, sacrificando todo a cambio de nada. Algo cambió en Hanji cuando su esposo le "propuso abrir el matrimonio" para que no cuente como infidelidad, entonces algo se rompió dentro de ella. Lo que menos hubiera imaginado Hanji era que su esposo abrió una puerta, rumbo a una vida sin él, mientras al otro lado alguien la estaba esperando.
Capítulo 01: La fatal propuesta
Hanji no se creía una mujer de la época de las cavernas. Pensaba que era buen material para un matrimonio sólido, renunció a sus sueños de ser doctora de cuidados intensivos, se casó relativamente joven y postergó su sueño de tener hijos porque su esposo decía que debían establecerse económicamente.
Todo tenía lógica para ella, en especial esto último porque no quería traer al mundo a descendientes si no va a poder darle aparte de amor, buena alimentación y educación.
Por eso su esposo, que ejercía la profesión de arquitecto, tenía largas jornadas laborales, incluso de doce horas, presentando proyectos a inversionistas que planean crear centros comunitarios y zonas residenciales.
Pero casi se sentía ansiosa porque, a diferencia de los hombres, el reloj biológico corre para las mujeres, y, considerando que está llegando a los veintisiete, tendrá menos de tres años para empezar a preocuparse. Pero el embarazo dura nueve meses... Y ella no quería sólo tener un bebé porque resintió ser hija única y no tener nada que compartir con nadie.
Así que planeó una cena romántica en la cual quería proponerle a su esposo ayudarle económicamente y ahorrar un par de años y luego tener un bebé.
Sin embargo, Hanji no pudo decir nada, y la mente se le nubló ante la propuesta de su esposo.
—Abrir nuestro matrimonio... Y tener sexo con otras personas...— murmuró Hanji, aún confundida, quizá creyendo que aquello era una horrible broma. Ella ni siquiera sabía si de verdad existía eso o era un invento de Zeke.
El rubio la miró con aburrimiento, sus ojos yendo desde el largo vestido de color amarillo, sin siquiera mostrar los tobillos, hasta el alto escote que no dejaba ver ni un milímetro de sus pequeños pechos.
—Empiezas a parecerme aburrida e insípida.— dijo Zeke con disgusto. —Ni siquiera me place llevarte a cenar fuera porque te tapas más que mi abuela en los funerales.
Hanji sintió el picor de su orgullo herido. No había comprado ropas nuevas en años solo para ahorrar en la economía, y la que llevaba era de segunda mano y no tenía muchas opciones.
No supo qué responder. Y Zeke, sin ningún reparo, dio la estocada final.
—Es hasta probable que podamos hacer tríos y así aprendas a moverte mejor, entonces nuestro matrimonio continuará sin problemas.— Dejó a un lado el plato de comida y se levantó yendo hacia la salida. —Por mi lado, empiezo a buscar una mujer ardiente desde esta misma noche. Y ante el aviso no hay traición.
—Entonces también saldré a buscar quién me folle.— soltó Hanji con amargura.
Zeke dejó salir una sarcástica sonrisa.
—Si eso hace que al regresar estés de mejor humor, por mí puedes follarte a media ciudad.
Y se marchó, dando un fuerte portazo, sin siquiera mirar atrás.
Hanji lanzó la silla contra el piso, soltando un angustioso gemido de agonía, no sabiendo qué hacer ante esa situación.
No tenía amigos ni familiares. No sabía a quién acudir, y desgraciadamente la idea de tener sexo con extraños le parecía repugnante.
Odiaba que Zeke se diera cuenta que ella es incapaz de salir a enredarse con el primero hombre que se cruzara en su camino.
Se miró en el espejo, notando todo lo que el rubio le había mencionado. El vestido le quedaba holgado, no había manera de saber si bajo la ropa estaba el cuerpo de una mujer. Ella notó la mirada de decepción de Zeke al posarse en sus pechos y para su desgracia tuvo que darle la razón. Eran pequeños y nada atractivos.
Hanji no resistió más y se encerró en el baño, camuflando sus amargas lágrimas con el agua de la regadera, jurándose que por esta noche llorará por última vez en su matrimonio y la infidelidad que Zeke había afirmado que iba a ejecutar de hoy en adelante.
Siguió llorando sin saber qué hacer con su vida porque en esos instantes no estaba en capacidad de separarse de Zeke pero tampoco se sentía con las fuerzas de tolerar la situación.
Quizá mañana encuentre respuestas.
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Levi solía vivir contra reloj y siempre lograba cumplir todas sus metas a tiempo, por lo cual su agenda era muy apretada y no daba lugar a moverla ni un segundo.
Su asistente, Ral Petra, lo había aprendido hace tiempo atrás con un severo regaño que no quiso que se volviera a repetir. Y por ello la rubia temblaba de miedo ante la perspectiva de darle la noticia que nuevamente Yēgā no llegaba y menos aún presentaba la maqueta de los departamentos que Zacharius planeaba construir.
Mike era un fuerte inversionista de bienes raíces y había confiado en el estudio Ackerman porque tenían como contacto común a Smith Erwin.
Y los contactos en ocasiones eran muy buenos. En otros casos, como el de Yēgā eran definitivamente una mala idea. Quizá el arquitecto abusaba porque era el cuñado de la única prima de Levi.
Petra insultó por lo bajo, no sabiendo cómo dar las terribles noticias. No quería que en un arrebato de rabia Levi la despidiera, ella necesita el trabajo para ahorrar para su boda, más aún cuando su padre no aprobó a Oruo y se negó a siquiera brindarles un vaso de agua.
Levi en ocasiones podía ser un intransigente contra todo lo que afectara su desempeño profesional y el error de Petra fue cubrir la primera vez cuando el arquitecto Yēgā se presentó desaliñado y no había terminado los planos. Entonces saturó la agenda de Levi para darle tiempo al arquitecto, pero en vez de ser considerado y responsable, Yēgā abusaba de la bondad de Petra y descuidaba constantemente su trabajo.
La rubia estuvo pensando seriamente si un café amargo era idóneo para darle a su jefe antes de decirle que no había maqueta y menos aún tiempo para armarla, siendo el plazo de entrega en tres días.
Esperará a que Erwin salga de la oficina y entonces le dará la noticia a Levi y que los dioses la protejan.
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En la oficina de Levi, él se encontraba terminando los planos digitales de otra propuesta de un centro comercial en la zona sur de la ciudad.
Erwin lo miraba, un poco aburrido y otros tanto preocupado. Le daba la impresión que, el día que Levi descanse, hará que su cuerpo colapse, como un automóvil que va a ciento cincuenta por hora y repentinamente debe frenar. No lo conseguirá y chocará.
—¿Cuándo fue la última vez que saliste con alguien?
Levi no despejó la mirada de la pantalla de su computadora pero el ceño fruncido delató que sí lo escuchó.
—Si Marie quiere presentarme a otra prima, amiga, sobrina soltera, más le vale que sea para sexo y luego seguir su camino.
Erwin hizo una mueca con la boca.
—No te conocía tan superficial.
—Y yo no sabía que eras tan entrometido.— refutó Levi, aún concentrado en su trabajo. —Y antes que reclames, mi única esposa es mi trabajo. Soy feliz con aventuras de una noche, sin compromisos vacíos ni amores falsos.
Erwin se sirvió un vaso de whisky para tener un pretexto más para quedarse un rato más en la oficina de Levi.
—Eso porque no has encontrado a la perfecta que quiera caminar contigo.
Levi desvió la mirada de la pantalla unos instantes y lanzarle una sarcástica mirada.
—Si fuera así por qué carajos estás aquí y no con tu embarazada.
Erwin se pasó la mano por el rostro.
—Porque quiere un jugo de mango con papaya, trozos de sandía y rodajas de limón... Y no puedo aparecerme en casa hasta tenerlo.— Erwin sonrió con afecto ante el recuerdo de la mirada suplicante y llorosa de su esposa. —Por suerte Nanaba me está ayudando con ese raro pedido y me avisará para recogerlo.
—¿Y por qué carajos no vas a esperarlo en el restaurante de Nanaba?
Erwin lo miró con resentimiento.
—Porque somos amigos y me preocupas mucho.— Levi rodó los ojos. Erwin parecían más sensible desde el embarazo de Marie y andaba como mamá gallina detrás de todos sus conocidos cuidando de sus vidas.— Algún día apreciarás mi amistad sincera y leal.
—Consígueme una mujer para sexo sin compromiso y entonces consideraré llamarte amigo de mi alma por una semana.— respondió con sorna Levi.
—Te has vuelto muy cínico y descarado.— replicó Erwin disgustado. —¿Qué dirá tu madre si te viera así?
Levi apretó los dientes.
Tenía alrededor de tres años que evitaba a su madre, todo porque también estaba en el mismo tren de casar a Levi para que no muera solo.
Si todos siguen así entonces va a considerar la propuesta de Frieda, un matrimonio de apariencias, ella siendo la esposa florero siempre que le pague todos sus caprichos aunque Levi sabe que con eso enojaría a todos sus familiares y conocidos pues nadie tolera a la sobrina de Uri.
No le contestó a Erwin debido a que Petra entró, temblando de miedo y ansiedad, y le informó que Yēgā no aparecía y tampoco presentó el avance del proyecto de Zacharius.
Levi mostró una tensa expresión en especial por la línea que formaron sus labios. No creía que algo grave hubiera ocurrido con Yēgā porque su prima no había comentado algo y las malas noticias siempre vuelan. Esperaba que el arquitecto no empiece a hacer un mal trabajo porque, por muy cuñado de su prima que sea, no dudará ni un segundo en despedirlo.
—Cancela mi agenda de mañana.— ordenó Levi, con voz tensa. —Sacaré esa maqueta a como dé lugar.
Petra asintió mientras se marchaba, dejando una taza de café fuerte y sin una pizca de azúcar.
Levi soltó un suspiro de frustración.
Odia el café.
Le quitó un poco de whisky a Erwin y lo colocó en el café, para que le pasara la bebida.
—Debes ser un poco más considerado con tu asistente.— observó Erwin, mirando en su celular el mensaje de Nanaba. —Está muerta de miedo por darte una noticia que no es su culpa ni está en sus manos resolverlo.
Levi sacudió la mano, ignorando el comentario de Erwin. Está demasiado atareado para prestarle atención a esas tonterías.
No creía alcanzar a almorzar así que aprovecharía esa hora para ir por los materiales.
Levi maldijo entre dientes.
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Hanji miró nuevamente el reloj de la sala.
Zeke al parecer se llevó muy a pecho eso de "abrir el matrimonio" y ahora ni siquiera aparecía a dormir.
Quizá era lo mejor. No creía tolerar el aroma de otra en Zeke.
Se miró nuevamente en el espejo, notando el rostro hinchado y los ojos rojos.
Nada atractiva.
Ni siquiera tenía hambre así que tomó el celular y empezó a buscar algo que le diera ideas de cómo empezar su vida sin Zeke, porque dudaba poder pasar de esta etapa de "matrimonio abierto"
Hijo de su puta madre. Maldito bastardo.
Hubiera querido decirlo en voz alta pero su educación de mujer culta le prohibía soltar esas palabras toscas.
Buscó ofertas de empleos y lamentó que exigieran estudios superiores y experiencia previa, incluso hasta para ser mesera en algún restaurante requerían estudios afines a gastronomía.
Demonios.
¿Entonces va a tener que vivir el resto de su vida con Zeke?
Hanji lagrimeó, pero ahora de frustración.
No era posible que, siendo la mejor estudiante de medicina, haya caído en ese estado. Ni siquiera podía retomar los estudios porque la carrera no era económica y ella no tenía acceso a los ahorros de su matrimonio, solo la asignación semanal para la comida y gastos del alquiler.
Se cambió de ropa a un vestido igual de largo pero esta vez de color morado, con zapatos de tacones bajos, dispuesta a salir a buscar algo que la distraiga, incluso si debe mentir y decir que sí tiene años de experiencia, en algo que le llamara la atención para poder trabajar y subsistir.
Buscó en restaurantes, librerías y almacenes de ropa. En este último pasó un mal rato cuando la dependiente la miró con burla y, creyéndola un cliente, le dijo que en las iglesias estaban las donaciones para los pobres desamparados.
Hanji la miró de arriba hacia abajo y pocas veces era absurdamente cruel con las personas, pero se sentía tan frustrada y herida.
—Al menos no estoy de sirviente esperando migajas.
Se marchó del almacén, pensando que en parte era su culpa por ir a un sitio de alta categoría. Por suerte no le cobraron el aire que respiró, y para más suerte ni siquiera preguntó si había vacantes pues la humillación por parte de la dependiente hubiera sido peor.
Una parte de Hanji, la que era orgullosa y estaba escondida, pensaba seriamente si valía la pena el dinero de una semana para regresar a ese local y probarse unos vestidos y que esa tipa tenga que atenderla.
Acariciando esa idea como si alguna vez pudiera ejecutarla, Hanji entró a un almacén de manualidades, llamándole la atención un video que se proyectaba indicando cómo se usaba resina epóxica y los diferentes tintes que se pueden usar.
Entró a esa sección y le llamó la atención cómo se explicaba todo el proceso así que tomó su celular y empezó a hacer anotaciones y cuentas de cuánto dinero necesitaría. Quizá un emprendimiento de regalos personalizados podría ayudarle, puesto que según pudo evidenciar no conseguirá trabajo en relación de dependencia.
Afortunadamente nadie la interrumpió ni le recriminó por estar de pie sin comprar nada, así que se tomó su tiempo e iba haciendo pequeños cálculos para probar lo que podía hacer con tan poco dinero disponible.
Tomó los pigmentos de colores, más precisamente el de color negro, y abrió el envase, su curiosidad natural haciendo que quisiera oler el producto. No sabía cómo cerrar el frasco así que lo dejó apenas tapado. Iba a comprarlo y pediría ayuda en caja para volver a cerrarlo.
Tomó otras botellas y algunos moldes, según sus cálculos, con un par de días apretando su economía, podría cubrir estos valores y, con algo de suerte, lograría recuperar en poco tiempo esta inversión arriesgada.
Así que se volvió hacia donde visualizó la caja y se dirigió hacia allá para cancelar los productos, equilibrando sus futuras compras entre sus brazos.
Dicen que el universo no dirá nada cuando algo está por cambiar en tu vida, pero te dará señales. Y el gran tropiezo que Hanji sufrió en esos momentos debió ser una clara señal.
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Desde su época universitaria Levi no entraba a una tienda de manualidades y hace años que no hacía una maqueta.
Al inicio pensó en comprar todos los implementos y no dormir esta noche para poder terminar a tiempo. Esto casi le recordaba su época universitaria, solo que ahora no se jugaba puntos para los parciales sino miles de millones de yenes.
Más le valía al imbécil de Yēgā tener una buena razón para desaparecerse. Igual Levi no pensaba arriesgarse no presentar nada para Mike y se jodiera el negocio. Si lo pierde es capaz de sacarle a punta de golpes toda la mierda a Yēgā pero Levi es consciente que ni la más grande paliza hará que recupere la inversión.
Agarró un montón de materiales para maquetar y lo colocó en sus brazos, dispuesto a cargar con todo de una sola para no perder ni un segundo de su preciado tiempo.
Y como dicen por ahí, mientras más apurado estás, más mal te salen las cosas. Levi se dirigía a la caja y tropezó con algo, o alguien, aún no podía discernir bien.
Continuará...
Nuevo proyecto empezado, nueva historia para escribir y compartir.
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