Capítulo 5
No te reirás nunca más de mí
Lo siento, nene, vas a morir
Me quitaste lo que más quería
Y volverá conmigo, volverá algún día
Malfoy no se iba a reír nunca más de él. Nunca más.
Ron acababa de comprender que ninguna de sus amenazas funcionaba. Destruir sus cosas o su escoba no servía de nada: el estúpido hurón simplemente las reemplazaba.
¿Por qué tenía que ser tan tonto como para no tenerle miedo?
No importaba porque ahora tenía que idear en otro plan.
Ron sabía que era un buen amigo, era confiable y leal, no abandonaba a los suyos por más difícil que se pusieran las cosas, pero era una persona que no olvidaba. Y no olvidaría el hecho de que Malfoy era el culpable de su envenenamiento en sexto año, intencionalmente o no, él casi lo había matado.
Como solía decir Hermione, dedo por dedo, cabeza por cabeza. ¿Era así? No estaba seguro pero tenía que ver algo con la cabeza.
Concéntrate, pensó.
Inclinándose sobre su cama, armó cuidadosamente su perfecto plan.
Hasta entonces todo estaba saliendo de acuerdo a lo previsto. Solo debía esperar el momento adecuado y Hermione volvería a ser suya.
Ella era lo que más quería, y volvería a él, volvería uno de estos días.
Vió el nombre de Malfoy en el mapa, solo sin Hermione ni ninguno de sus tontos amigos.
Perfecto.
Sin soltar el mapa, salió de la torre de Gryffindor rápidamente para poder alcanzarlo.
–¡Malfoy! ¡Malfoy!
Sonrió levemente cuando el idiota.
–¿Qué quieres, Weasley? ¿Otra de tus amenazas? ¿O quieres que te dé tutorías privadas de ortografía? –dijo en ese tono de remilgado y odioso que siempre usaba.
Tomó varias respiraciones para controlarse, recordándose que se acabaría pronto.
Nunca más, Draco Malfoy nunca más volvería a reírse de él.
–Quería disculparme por eso. He estado comportándome como un niño, Herms ya me gritó y no quiero estar en su lado malo –intentó sonreír–. Lamento lo de tu escoba, tu ropa y lo de los polvos flu. Tratemos de llevarnos bien por Herms.
Malfoy lo miró de pies a cabeza, irritándolo aún más.
–De acuerdo. ¿Algo más? –inquirió como si él que lo estuviera molestando fuera Ron–. Estoy ocupado, ya sabes, deberes de premio anual. Granger y yo tenemos mucho que hacer.
Ron estaba seguro que lo último no tenía nada que ver con ser premio anual. Quiso golpearlo.
–Traje cerveza de mantequilla para poder brindar –sacó dos botellas de sus bolsillos y las regresó a su tamaño normal.
El hurón levantó una ceja mirándolo con algo de asco.
–Yo no bebo cerveza de mantequilla, me da indigestión. Puedo beber Whiskey de fuego edición centenario, Vino Élfico de la Luna Plateada, Champagne de Dragón Negro o algo por el estilo.
Quería golpearlo. Quería golpearlo. Quería romperle todos los dientes.
–Vamos, colega. Para sellar nuestro trato –lo siguiente que le dijo le dolió–. Sé que ya te llevas bien con Harry.
Malfoy maldijo y tomó la botella que le había estado extendiendo, después se fue.
Lo siento, Malfoy, vas a morir.
Sus carcajadas llenaron el silencio del pasillo.
¿Quién creía Weasley que era? ¿Un estúpido?
Draco decidió ir a la dirección en lugar de la torre que compartía con Hermione. En una situación así, él no iría a acusar a Weasley con la directora, tomaría el asunto con sus propias manos, pediría ayuda a Theo porque era muy creativo en cuanto a venganza. Sin embargo, estaba tratando de ser un mejor mago para Granger, alguien que realmente la mereciera.
Miró la botella con curiosidad. ¿Qué tipo de veneno contenía?
Un par de horas después, Granger le estaba gritando al inútil pelirrojo a todo pulmón mientras esperaban que McGonagall trajera a los padres de Weasley.
Afortunadamente, dejaron a Ronald a solas con él en tanto les explicaban a sus padres la situación.
–¿Qué pensabas, Weasley? –dijo a un par de centímetros de su rostro–. ¿Qué no me daría cuenta? De repente quieres ser mi amigo, me ofreces cerveza de mantequilla y me pides disculpas. Obviamente no caí en tu trampa. ¿Lo peor? Tu veneno estaba mal preparado, los ingredientes de las cerveza de mantequilla anularon sus propiedades.
Sonrió pretenciosamente, lanzándole un hechizo que lo hizo estremecerse.
–Me quedé sin hacer nada por demasiado tiempo, porque no quería tener peleas con mi novia. Porque nunca fue tuya, yo no te quité nada porque en primer lugar ella debía ser tuya. Y para empezar, Hermione no es una cosa que puedas poseer. Imbécil.
Estampó su puño contra su pómulo tan fuerte que la silla sobre la que Weasley estaba se tambaleó. Lanzándole un hechizo de ocultación al enrojecimiento en su rostro, regresó a su lugar antes que la puerta se abriera por completo.
Weasley no dijo nada. Se merecía eso y mucho más.
Draco la tomó de la cintura y la besó, sin importarle quién miraba.
¿Devolverle su chica? Jamás.
Hermione lo había elegido, y él se encargaría de que nunca se arrepintiera.
Fin.
N/A: Perdón por dejar la historia abandonada, este era el capítulo final y no sabía cómo darle un buen cierre, es por ello que no había actualizado. Gracias por sus comentarios y si aún siguen aquí, gracias por darle una oportunidad a esta pequeña historia espero que la hayan disfrutado.
Un abrazo y los leo en mis otras historias, y en mis proyectos futuros. Me despido con un pedacito de otra de las canciones de Hombres G.
Atrévete, como solías hacer, casi casi sin pensar y verás como algo en ti vuelve a nacer.
