Notas Iniciales: Traigo actualización recién salida del horno, espero les guste.


IX

Impulsos.

Una mañana fuera de casa era lo mejor que Baji Keisuke podía desear. Se encontraban en vacaciones y el clima era agradable, así que no fue difícil perder la noción del tiempo en compañía de su amigo de infancia, Hayashida Haruki. Ambos habían peleado con el resto de niños que se reunían en el barrio, por lo que no fue una novedad que ambos corrieran calle abajo con intenciones de explorar nuevas rutas. Sin los niños humanos perturbando sus instintos, podían permitirse ser todo lo bruscos que quisieran entre sí sin temor a ser acusados de salvajes. Una carrera después, los dos se acomodaron al borde de la acera para ver pasar coches y motocicletas mientras degustaban una paleta de hielo, tratando de recuperar fuerzas para retomar su travesía.

—Hey, Pah. ¿Sabías que los licántropos son hombres lobo?

— ¿Lican- qué?

—Licantro- locan- ¡Eso! —espetó Baji, frustrado por haber conseguido pronunciar correctamente una sola vez el nombre que le había dado su madre—. Esos hombres que se convierten en lobos gigantes en los mangas, dicen que son esos los que nos hicieron lo que somos.

— ¿Lobos, eh? Los lobos son perros, ¿no? —Hayashida comenzó a rascarse la cabeza, cosa que hizo a Baji sonreír con picardía.

—Y los perros tienen pulgas en lugar de piojos, ¿verdad?

—Supongo. —Haruki tardó un momento en comprender las implicaciones, pero cuando lo hizo una mueca de absoluto enfado se dibujó en su cara antes de que su amigo lanzara su broma.

—Eso significa que eres un pulgoso, Pah.

— ¿¡Ah!?

— ¡Pulgoso, pulgoso! —se burló Keisuke señalándolo con el dedo.

— ¿Ah, sí? Pues los perros también tienen rabia, lo que es peor que las pulgas. ¡Por eso tú eres un rabioso!

— ¿¡Ah!? ¡Yo no tengo rabia, pulgoso!

— ¡Y yo no tengo pulgas, rabioso!

— ¡No me llames así!

—Rabioso, rabioso, rabioso —canturreó Pah con una sonrisa triunfante.

Baji no resistió más la provocación, así que se lanzó sobre él para darle una lección a puño limpio. Ambos niños rodaron por el suelo dándose de patadas y golpes sin consideración hasta que uno de ellos logró zafarse y echar a correr en busca de una mejor estrategia de combate, el hielo restante de sus paletas derritiéndose en el asfalto, olvidadas para siempre. Ninguno se dio cuenta cuánto tiempo corretearon, ni tampoco en qué momento volvieron a reírse de las maniobras evasivas que ejecutaban, sólo sabían que estaban divirtiéndose. Hayashida observó a su amigo y no pudo evitar pensar en que le gustaría que las cosas siguieran de esta manera para siempre. Nunca era aburrido cuando tenía a Baji cerca. Cada momento a su lado era una aventura que atesoraría hasta el fin.

.

Era por ello que en el presente, él estaba revisando la habitación que su amigo de infancia compartía con Kazutora, en busca que algo (aún no sabía qué) que lo ayudara comprender el porqué de aquella desafortunada situación. No había transcurrido siquiera un día desde el aislamiento del chico con cabellos largos pero Pah estaba desolado. La ausencia de Baji en el grupo era evidente, más teniendo en cuenta que Hanemiya todavía no despertaba por culpa de la sobredosis de sedante que recibió en lugar de Keisuke cuando se metió en medio, decidido a salvarlo. El caos había superado el entendimiento del joven Hayashida, quien por inercia continúo registrando entre los objetos componiendo la estantería sin un objetivo claro. Más pronto encontró el bote de medicamento reglamentario de Baji, el cual no lucía para nada alterado, aunque todo cambió cuando sin querer pateó la pequeña papelera que yacía a un costado de dicho mueble y escuchó un sonido metálico que llamó su atención. Se inclinó sobre él sin encontrar dicho objeto pero descubriendo un fino polvo con el mismo aroma de las pastillas; un hecho que desconcertó a Pah de inmediato.

—Baji…

Hayashida Haruki no había tardado en suponer que este debía ser uno de los motivos por los que Baji no había sido aturdido por las alarmas sin importar cuan intensas se tornaron; no atender su condición sólo lograba que el gen licántropo cobrara más fuerza. Si los guardias encontraban esto y lo relacionaban al estado en el que había terminado, su amigo se metería en problemas más graves de los que ya enfrentaba, así que debía apresurarse en ocultar la evidencia si quería que su castigo fuese a reducir su severidad.

.

Mientras tanto, junto a la puerta que conducía a la enfermería, la ya formada manada se había empecinado a permanecer ahí hasta que les fuera permitido entrar para mirar a su amigo, pues cuando intentaron pedir explicaciones sobre lo que le ocurrió a Baji, los guardias se negaron a revelar demasiada información y además les había sido prohibido verlo. Por lo menos Kazutora aún estaba al alcance y necesitaban respuestas, por más mínimas que fueran. Mikey especialmente se reconocía inquieto, la sensación que había experimentado antes se había desvanecido de su sistema pero aquello no cambiaba la incomodidad que lo invadía al recordarlo. Se quedó un fragmento con él en el fondo de su espíritu después de todo. El desbloqueo de la puerta hizo que todos alzaran la mirada hacia el hombre con bata, que les devolvió la vista con cierta aprehensión; de alguna manera resultaba intimidante tener a tantos adolescentes con gen licántropo de frente a pesar de no ser esta una situación anormal en su trabajo.

—Imagino que han solicitado el permiso de los guardias que les pedí —dijo el enfermero.

—Lo hicimos. Dijeron que podíamos entrar una vez estuviera estable. ¿Despertó ya?

—La dosis que recibió fue más de la adecuada para alguien consciente de sí mismo, así que le tomará un rato volver a la consciencia. Puedo permitirles entrar a verlo pero será bajo supervisión. Lo siento pero tendrán que esperar a que vuelva si les interesa tanto.

—Esperaremos lo que sea necesario —espetó Mitsuya, apenas cubriendo la impaciencia en su voz.

—Bien, tengo que entregar estos documentos. Vuelvo en un minuto.

El enfermero selló la entrada a la enfermería y continuo su camino mientras el grupo de adolescentes volvía a desplomarse en sus respectivos lugares, emitiendo una serie de suspiros y gruñidos desmoralizados. Estaban cansados de esperar pero si querían mantener sus beneficios a flote, más les valía seguir comportándose como internos modelo.

—Esto no me gusta nada, ¿cómo fue que las cosas terminaron así? —se quejó Draken.

—Peyan, ¿dijiste que Pah fue a ver la habitación de Baji y Kazutora?

—Eso fue lo que dijo aunque sospecho que más que ver, sólo quería buscar una señal que explicara todo esto que le pasó a Baji —respondió el aludido con expresión entristecida—. No lo culpo, esos dos ya tenían una historia juntos antes de que yo siquiera imaginara con conocerlo. Se nota que es alguien muy importante para él y se niega aceptar que algo le esté haciendo daño.

—Bueno, así nos sentimos todos —le tranquilizó Mitsuya.

—Lo importante ahora es no dejar que los acontecimientos nos afecten mucho —comentó Mikey conservando un semblante tranquilo, cosa que –Draken se dio cuenta– no era del todo sincera—. Debemos mantener la cabeza fría por Baji y Kazutora, de nada nos servirá sobre pensar las cosas.

—Mikey, te diste cuenta que algo le estaba sucediendo a Baji, ¿verdad? —La observación de Draken tensó al rubio cenizo. Mitsuya miró a su amigo de infancia con curiosidad.

— ¿A qué te refieres, Draken?

—Te vi sujetándote el pecho durante las alarmas. ¿Notaste el efecto de la sangre de Baji?

—…No te puedo ocultar nada, ¿eh, Kenchin? —Mikey liberó un pequeño bufido—. Sí, me sentí conectado a Baji por un momento, sufrí sus emociones. Ira, dolor, determinación. Aunque esos pensamientos eran confusos, sé que debía cumplir un objetivo a toda costa, sólo eso importaba. Era como si mi presa intensase librarse de mí y me obligara retenerla con todas mis fuerzas.

— ¿Qué mierda significa eso? —Ryohei estaba confundido con esa descripción.

—Creo que tiene que ver con el chico que Baji golpeó. Seguro que está relacionado con ese misterioso aroma que él memorizó del cadáver. En verdad, ese idiota, nos hubiera ahorrado problemas si en lugar de enfrentarlo nos hubiera dicho su descubrimiento.

— ¿Puedes culparlo? Seguro que sus instintos le dieron el primer impulso —Takashi razonó.

—Lo hecho, hecho está —concluyó Draken—. Ahora lo que nos queda es averiguar cómo proceder nosotros con lo que tenemos ahora.

—Podemos preguntarle los detalles a Kazutora… cuando despierte.

La sola mención volvió a desanimarlos. Al poco tiempo, el enfermero de antes retornó en compañía de un par de guardias, los cuales se quedaron cerca mientras los adolescentes ingresaban y caminaban con pasos firmes hasta la camilla donde Hanemiya descansaba. Mikey se permitió mirar más allá en cuanto tomó asiento cerca del chico con tatuaje, para vislumbrar la silueta alta y delgada del otro interno que yacía ahí tras una fina cortina blanca. Hanma Shouji le había parecido todo un personaje cuando lo vio por primera vez entre los internos pero nunca creyó que cobraría mayor importancia dentro de aquella Prisión de Control. Hizo a un lado esos pensamientos para contemplar la expresión dormida de quien más le importaba. Se le veía intranquilo, como si el haber sido sedado en un momento tan estresante le estuviera generando malos sueños.

—Horrible, ¿no creen? Recibió tres dardos destinados a un interno fuera de control. —El comentario de Mitsuya sólo incrementó la impotencia que todos sentían por la imagen de Kazutora profundamente noqueado por dicho analgésico—. Me pregunto cuántos fueron necesarios para dormir a Baji.

—No lo lograron —intervino el médico—. Su amigo tuvo que recibir varias descargas eléctricas con tal de adormecerlo. No es un caso muy común que los sedantes no afecten al objetivo. Así que si sospechan algo, nos gustaría mucho que lo compartieran.

Los cuatro muchachos guardaron silencio al no tener un diagnostico propio sobre las capacidades de Baji o sus reacciones corporales, así como tampoco estaban dispuestos a ofrecerlo aunque lo tuvieran ya que consideraban que era mejor resolverlo por su cuenta, así lo habían decidido.

— ¿Cuándo seremos capaces de ver a Baji otra vez? —inquirió Mikey a los guardias, incapaz de resistirlo más.

—Eso dependerá de él. Ha generado un conflicto entre medio de una investigación importante, lo que ha vuelto su caso algo delicado.

— ¿Están sospechando de él?

—Yo no dije eso —se excusó el uniformado de mal humor—. Pero por haber aprovechado una pequeña distracción del personal para herir a uno de sus compañeros, no será tratado bien.

Manjirou se abstuvo de compartir sus pensamientos pero a la vez entendió que aquello tenía sentido, todavía debían averiguar la identidad del asesino y dudaba algún humano pudiera sospechar de la presencia de dos vampiros en la prisión. Por lo tanto, las acciones de Baji les complicarían el trabajo, pues no le quedaría de otra que considerar la posibilidad que ambos casos estuvieran relacionados a pesar de no existir una conexión evidente. Kazutora gimió, así que todos se sobresaltaron con antelación, más para su decepción, Hanamiya permaneció inconsciente y sólo se removió un poco entre sueños.

— ¿Qué hay del otro chico? —quiso saber Draken con un gesto de la cabeza para señalar a Hanma Shouji en la otra cama.

—Necesitamos los tres testimonios para determinar un castigo. No podemos fiarnos de una sola historia teniendo en cuenta las circunstancias.

— ¿Es posible que Baji vuelva con nosotros?

—Como dije, dependerá de si coopera o no.

— ¿Podrían avisarnos en cuanto Kazutora despierte? Estamos muy preocupados por él.

—Por favor, sólo recibió tres dosis de sedante. Quien debería preocuparles es el otro chico. Con sus heridas, probablemente le tome un tiempo sanar.

El grupo sabía que no podían discutir las palabras del guardia al respecto. Era obvio que Hanma era quien peor se encontraba de ellos tres, pero con las sospechas latentes de que él estaba directamente compinchado con el otro vampiro, apenas podían mostrarse empáticos por su estado. Además, Mikey estaba convencido que Shouji había dicho algo muy ofensivo para que Baji quisiera vengarse de él o al menos recibir la provocación adecuada para una reacción violenta.

—Ya es tarde —les interrumpió el médico en tono complaciente—. Y el joven Hanemiya no despertará hoy. Deberían irse a sus habitaciones ya que han sido interrumpidas las clases.

Sin más opciones, los chicos se resignaron y salieron de la enfermería. Mikey se encontró arrastrando los pies de mala gana antes de detenerse justo cuando su vista encontró aquel pasillo por donde Baji fue transportado. Estaba escrito en el reglamento la clara amenaza de que ahí serían llevados los internos problemáticos y la actuación de Baji fue tan intensa que una sola ocasión bastó para que la mayor penalización cayera sobre él. No pudo evitar preguntarse cómo estaría él en esos momentos.

—Hey. —La voz de Draken lo distrajo—. ¿Vienes o qué?

—Kenchin…

—Por ahora no podemos hacer nada, debemos ser pacientes. Ya se nos ocurrirá algo.

Mikey asintió e igualó el paso del rubio más alto, al cual admiró de reojo. Su trenza larga, piel pálida y tatuaje de dragón. En todo el camino de vuelta a su habitación compartida, poco prestó atención a la conversación que tuvieron, ni siquiera escuchó lo que Draken le estaba diciendo mientras cruzaban la puerta, estaba demasiado perdido en su inspección personal que no advirtió el momento en que extendió un brazo para tocarlo. Ryuuguji detuvo su palabrería en cuanto se dio cuenta, así que miró a su compañero de habitación sin entender muy bien a qué se debía esa acción pero entonces Mikey le hizo una petición que lo dejó frío.

— ¿Puedo abrazarte?

No sabía qué responder, no porque la pregunta fuera difícil, le bastaría una negativa para sacudirse los problemas pero lo pensó tanto tiempo que Mikey decidió interpretar su silencio. Sintió esos delgados brazos rodearlo mientras enterraba el rostro en sus holgadas ropas, inhalando su aroma con adoración, probablemente disfrutando del privilegio de estrecharlo contra su pequeño cuerpo sin consecuencias negativas.

—Han pasado tantas cosas. Por favor deja… déjame estar así un rato.

Ryuuguji se sintió ruborizar, encontrando tierno el gesto a pesar de lo molesto que le resultaba su actitud pegajosa en un principio. Originalmente lo hubiese reprendido o al menos mostrado un poco de su irritabilidad, pero todo lo que pudo hacer en esos momentos fue liberar el aliento que retuvo sin percatarse. Contempló esa abundante melena rubia, cuestionándose si debería devolverle el abrazo o quedarse quieto como hasta ahora. Y aunque en su cabeza había decidido empujarlo para caminar hacia la cama, su cuerpo lo contrarrestó envolviendo la espalda de Manjirou y atrayéndolo más. Mikey estaba sorprendido por esta respuesta pero también sonrió contento. Los corazones de ambos palpitaron al unísono, embriagados por esta cercanía tan parecida pero tan distinta a las ya compartidas hasta el momento.

— ¿Por qué tiemblas, Kenchin? —susurró Mikey, sonrojado.

—No me preguntes.

—Tal vez necesitas más calor. ¿Quieres cubrirte con las cobijas?

—No seas ridículo, no es como si tuviera frío o algo así.

—Vamos, no seas tímido. Podemos acostarnos juntos.

—Deja de joder, enano —espetó.

Mikey se rió suavemente y lo dejó ser por unos minutos más luego de darse cuenta que el pulso del lobezno se había acelerado con su propuesta. ¿Sería muy apresurado que actuara con este conocimiento? ¿Estaría empujándolo más de la cuenta? No quería arruinar sus avances hasta ahora pero se sentía atrevido, así que optó por arriesgarse un poco.

—Yo si tengo frío, Kenchin. Y quiero dormir a tu lado, justo como esa primera vez.

—Maldición… —Draken se estremeció, gruñendo entre dientes, llenando el cuerpo de Mikey de adrenalina; era miedo y dopamina mezclada. Se daba cuenta que le encantaba estar en peligro, por eso había elegido a Ryuuguji como su consorte. Todo era un equilibrio que podría inclinarse a un lado u otro con el peso extra de una pluma—. ¿Cuál es tu excusa para que te permita usarme de dakimakura esta vez? No estás muriendo de hambre y tomas siestas con regularidad.

—Me siento mal por haber bebido la sangre de Baji en lugar de la tuya. Si me hubieses dejado, no necesitaría más y entonces me sentiría profundamente conectado a ti. Sabría lo que estás sintiendo, lo que estás pensando y yo… estaría feliz de mejorarlo todo para ti.

—N-No seas espeluznante…

Era la primera vez que escuchaba a Draken tartamudear, saber que había conseguido ponerlo tan nervioso lo emocionó. Estaba al borde de lanzar todas sus jugadas pero estaba tan ansioso que no fue capaz de organizar sus propios pensamientos. Era esa distancia que quedaba lo que podría romper el cristal por completo y desquiciarlos pero también arrastrarlos a un peligro diferente, ese que les estaba dificultando la respiración. Draken lo comparó a sus etapas reproductivas, pero para Mikey aquello era tan nuevo que se reconoció temeroso de alimentarlo porque lo sacaba muy lejos de su zona de confort. Por lo tanto, era más propenso a perder los estribos.

—Ah. Kenchin… algo raro le está pasando a mi cuerpo…

— ¿Qué sientes?

—Mi garganta se siente seca pero…. no es como cuando necesito sangre. Esto es… raro.

— ¿Alguna vez entraste en éxtasis? ¿Sabes lo que es?

—Yo… no creo que alguna vez lo haya sentido.

Draken rompió el abrazo y se llevó una mano al rostro para cubrirse la vergüenza después de que maldijera en volumen bajo, Mikey sólo lo miró con la confusión a flor de piel mientras trataba de controlar lo que estaba experimentando.

—Un vampiro que desarrolló su don oscuro de forma prematura, ¿sin entrar en estado de éxtasis ni una sola vez? Esto tiene que ser una broma.

— ¿Qué es, Kenchin? ¿Qué pasa?

—Mikey… no estoy muy seguro pero… Masawei-san me explicó que los vampiros con gen puro experimentan una etapa reproductiva similar a la nuestra pero esta no ocurre en base a la luna llena sino… a un profundo deseo depredador.

—No entiendo…

—Sí, apuesto que no, tu familia no tenía ni idea que esto podría ocurrirte. Está bien, escucha. Los vampiros no son criaturas como los licántropos, pero no dejan de ser bestias de la noche, así que los gobierna el placer por la cacería y… a menudo despiertan instintos sexuales basados en cuanto desean obtener una presa. Y tú siempre estuviste muy obsesionado con que yo fuera tu consorte.

—Oh. —El rostro de Mikey enrojeció furiosamente ante la comprensión.

—Al sentirme corresponder tus avances, tu cuerpo debió entrar en ese estado de modo forzado —prosiguió sin importar lo vergonzoso que estaba siendo para Draken explicarle esto a quien había figurado desde el inicio como su interés romántico. Era lo mismo para Mikey (tal vez a un nivel mayor), pero estaba decidido aprender más y no le desagradaba que dicho conocimiento proviniera directamente de Ken.

—Entonces… ¿qué debería hacer para satisfacerlo?

—Eso no lo sé, mi información es muy limitada.

— ¿Servirá simplemente… hacer ya sabes qué?

—Podrías intentarlo.

—Bien, en ese caso supongo que necesito un momento para calmarme.

—Hazlo aquí —le dijo Draken antes de que Mikey siquiera tocara la puerta para emerger al pasillo en busca de los baños. Ryuuguji casi se percibió como un pervertido por haberlo frenado pero logró aferrarse a la lógica—. Quiero decir, no sabemos si podrías reaccionar de manera agresiva con los demás o qué otros efectos tenga, así que lo mejor sería que no levantáramos sospechas. Yo saldré y…

—No —Mikey casi exigió—. Quédate. Si esto surgió porque correspondiste mis avances, es posible que ocurra igual a la inversa. No te obligaré a tocar ni nada, sólo quiero que estés aquí.

—…Te prometo no mirar.

Unos momentos de incomodidad atravesaron a ambos rubios mientras decidían qué hacer a continuación. Finalmente Mikey se dirigió a la litera mientras que Draken se quedó de pie junto a la puerta, incómodo con esta situación. Más los nervios se dispararon de su cuerpo en el instante que la voz de Mikey volvió a invadir la tensa y silenciosa atmosfera.

—Kenchin, por favor acércate.

—No creo que sea buena idea, Mikey.

—Si no te acercas ahora no sé si pueda resistir saltarte encima, así que…

—Está bien, está bien —gruñó, yendo a sentarse en la cama junto a Mikey, dándole la espalda en el proceso. El calor que emanaba del cuerpo contrario hicieron al más bajo estremecerse, por ello se dedicó a inspeccionar su cuerpo. Sus pantalones comenzaban a sentirse muy apretados.

—Nunca he sido una persona muy sexual —comentó para sorpresa de Draken, él no se hubiese esperado una charla—. Nunca había sentido interés en el sexo. Todo lo que me ha preocupado hasta ahora es saciar mi sed, controlarla —decía deslizando su mano por su entrepierna mientras tanto—. Pero cuando supe que tú ya habías tenido experiencias de ese tipo… no pude evitar preguntarme cómo sería. Si era tan placentero como las memorias que llegaron a mí a través de tu sangre. Kenchin… ¿puedo usar eso como material?

—Haz lo que quieras —gruñó Ryuuguji pero en realidad no se sentía disgustado, sólo tímido.

—Gracias…

—Ni lo menciones.

—Kenchin —jadeó consiguiendo que ciertos nervios tiraran dentro del vientre de Draken.

— ¿…Qué?

—Me gustaría intentarlo contigo…

—Mierda… —masculló el más alto, abochornado por el interés que mostró su cuerpo. Se suponía que debía mantenerse desinteresado y neutral, no influenciado por las hormonas brotando de Mikey.

—Kenchin… no es justo… quiero estar en el lugar de ellas. Quisiera haber sido ellas. —El gemido necesitado de Manjirou impulsaron a Draken espiar sutilmente el desastre en el que su compañero de habitación se estaba convirtiendo, agitándose y convulsionando en cortos lapsos debido a la lujuria dominándolo. Se sentía incorrecto mirar pero estaba atrapado en ese carrusel de sensaciones del que tampoco veía la necesidad de escapar. Ser espectador de cuan deseado era, resultaba maravilloso—. Kenchin. Kenchin —gimió Mikey como si le doliera, como si aquello se tratara de una tortura y no pudiera soportarlo más—. Kenchin, quiero que me devores.

Un impulso bastó para que Draken se inclinara sobre su acompañante, capturando la unión de su hombro y su cuello entre los dientes después de recorrer el cuello de su camisa, acto que a Mikey le bastó para eyacular duramente contra su mano. Luego de eso todo lo que le quedó a Manjirou fue tratar de recuperar el aliento. Se había masturbado antes pero no así, nunca tan intenso. ¿Fue porque no estaba solo? ¿Porque su compañía era el causante de su despertar sexual como vampiro? No estaba seguro pero era un hecho que la pena que sentía se mantenía estimulada por el toque de esos suaves labios hasta que estos comenzaron alejarse.

—Perdón, no sé por qué hice eso —el tono de Draken era bajo y gutural.

—Está bien, me alegra que tengas esa confianza conmigo. Porque eso significa que tu lobo interno ya aceptó mi presencia.

— ¿Lobo interno? Graciosa manera de nombrar mi gen.

—Lo sé, soy muy creativo —se mofó Mikey, recuperando su compostura con el distanciamiento.

—Ya quisieras. Entonces… —Draken se frotó la nuca con cierta incomodidad—. ¿Te sientes mejor?

—Confío en que no me frotaré contra tu pierna como si estuviera en celo.

—Qué asco. —Mikey se rió del tono de Draken y procedió tirarse contra el colchón luego de asegurarse de que todo estaba en su lugar y su mano limpia con una servilleta húmeda.

— ¿Cómo crees que sea nuestro amigo asesino?

—Con dos piernas, dos manos y una cabeza, obviamente —se burló para aligerar el ambiente aún más, gesto que Mikey correspondió con una sonrisa traviesa.

—No puedes tú saberlo, necesitó la ayuda de un lobo.

—Esta clase de empleos no contratan discapacitados, por su propia seguridad.

—Tiene sentido.

—No tengo una imagen de su apariencia pero estoy convencido que debe verse inofensivo por fuera, o al menos lo bastante decente para no alzar sospechas entre los humanos.

— ¿Sabes qué he estado pensando? —inquirió Mikey—. Que no tiene aroma.

— ¿Ah?

—Piénsalo. ¿No es extraño que Baji percibiera el perfume de Hanma Shouji en ese cadáver? ¿No sería lógico que reconociera dos aromas distintos? Considerando que no duró ni un par de horas en encontrarlo después de la inspección. ¿Y si nuestro amigo usó el aroma de su perro para no ser detectado? Sería una excelente cortina de humo, porque cuando identificaran a Hanma, se darían cuenta que es otro lobo y la investigación se quedaría estancada.

Draken lo pensó con detenimiento, pues era una probabilidad alta, Mikey tenía un punto. Se había enfrentado a personas con gen vampiro sin aroma en el pasado durante su patrullaje en Shibuya pero no lo había considerado importante hasta ese momento.

.

Tuvo un doloroso despertar. Baji no se molestó en mirar su entorno cuando notó el escozor de sus heridas frescas y se removió sin ningún cuidado por mera inercia, como si tratara de evadir ataques ya impresos en su carne. Recordó las luces parpadeantes, los dardos perforantes y las descargas eléctricas viniendo de todas direcciones; también la sensación que dejaba el impactar sus puños contra el duro hueso. Por fin se atrevió a separar los párpados, sólo para darse cuenta que su visión blanca había sido intercambiada por un reflejo carmín, mismo que le hacía imposible distinguir colores, consecuencia de sus irises manchados por el deseo de violencia despierta. Sus articulaciones se sentían más poderosas, a pesar del dolor, se creía capaz de romper un muro si quisiera, si lo intentara. Se lamió los colmillos notando un nuevo crecimiento, filosos como los de una verdadera bestia. Y eso, al contrario del pasado, no le preocupó si no que lo entusiasmó.

¿Podría ser este el tope máximo de su mutación licántropo?

Un ruido lejano puso a todos sus sentidos en alerta, así que se levantó del lecho sin importarle el dolor aquejando su cuerpo, más interesado en enfrentar a cualquiera que cruzara por esa puerta, fuese humano o no. Para su no sorpresa, quienes anduvieron por aquel pasillo y abrieron las puertas hacia las celdas con ayuda de sus incontables llaves, no fueron otros que dos guardias de seguridad bien armados con sus cinturones y tubos de choques. Aunque sabía que no lo lastimarían a menos que él diera señal de ataque, considerar necesario traer consigo esas herramientas le daba a conocer la situación en la que se encontraba.

—Vemos que ya despertaste. Eres muy resistente —comentó el tipo con anteojos, cuya fría mirada Baji retó de manera inconsciente con su silencio.

— ¿Cómo te sientes, Baji Keisuke? —preguntó el otro guardia, el cual se comportaba más tranquilo según los estándares de todos los humanos que había visto merodear la prisión.

—Bastante bien.

—Me alegro, aunque… tienes una apariencia feroz. ¿No notas una diferencia?

—Veo todo rojo, si se refiere a eso.

—Entiendo. —El guardia disimuló la incomodidad en su semblante y procedió a interrogarlo de nuevo—. ¿Has estado bebiendo los medicamentos?

—Por supuesto. ¿Hay algo mal?

—Resististe las alarmas, contrario a todos tus demás compañeros, incluyendo al que lastimaste. No es algo que puedas ver todos los días, al menos yo nunca lo había visto.

— ¿Lo maté? —preguntó sin pensar, lo que tensó los hombros del adulto.

—…Por fortuna, no. Ahora se está recuperando. Lo que no entendemos es porqué lo atacaste aún sabiendo las consecuencias.

—Insultó a mi amigo —respondió Baji con un gruñido instintivo.

— ¿Fue tan grave que te pareció valía la pena matarlo?

—No pensaba en eso, sólo quería darle una lección.

—Los reportes de tu arresto dicen que siempre has tenido problemas de control de ira, no puedes detenerte una vez empiezas pero… esto es demasiado…

—Podría disculparme con él, si quieren, aunque no se lo merece —espetó Baji, entonces el otro guardia frunció el ceño, algo que llamó la atención del adolescente, por eso el que esta vez él tomara la palabra no lo sorprendió mucho.

—Eres muy descarado, ¿no es así?

— ¿Ese es un insulto también?

—Tranquilo, muchacho. Lo único que queremos es obtener respuestas —intervino el otro, dirigiéndose momentáneamente a su acompañante—. No sea tan agresivo con él, por favor Kisaki Tetta-san. Es normal en un chico de esa edad.

—Y usted es demasiado amable con estas jóvenes escorias, Tachibana-san.

—Como sea —procedió el recién nombrado—, los testigos dijeron que fuiste tú y Hanemiya quienes se acercaron a Hanma. Lo siento pero eso es igualmente inusual. Es como si estuvieras buscando pelea.

Baji chasqueó la lengua, encontrando molesta la insistencia del guardia. No se había molestado en estructurar una mentira que cubriera sus verdaderos motivos (especialmente porque no le habían dado tiempo) pero el que figurara como el mayor sospechoso de una hazaña criminal le estaba crispando los nervios. Si, había golpeado al imbécil de Hanma Shouji con ansias asesinas. Si, lo hizo incluso cuando el tipo había sido afectado por las alarmas. Pero era porque él era el principal sospechoso de encubrir a un vampiro asesino. No es como si fuera un psicópata que mata sin motivo, poseía un fin e instintos que lo guiaban.

—Bueno, me acerqué de forma amistosa, fue su culpa por arruinarlo todo. Llamar a alguien "sumiso de vampiros" es caer muy bajo. Se merecía esa paliza.

—Actúas como un animal, es tan gracioso —dijo Kisaki de pronto, tensando los nervios de Baji tan intensamente que incluso su expresión cambió, dejándola completamente en blanco mientras se giraba para enfrentar a dicho guardia.

— ¿Qué dijiste?

—…Debes estar cansado, Baji. —Tachibana Naoto interrumpió la tensión de manera efectiva, iniciando su caminata a la salida e incitando a su compañero hacer lo mismo—. Pasarás las mañanas aquí hasta que resolvamos este asunto, sólo por precaución, no creas que te consideramos culpable o algo así, es más por cuestiones de agenda, si sabes a lo que me refiero.

Keisuke no respondió a eso, dejó que su silencio respondiera por él hasta que ambos guardias lo dejaron solo de nuevo. Lo más frustrante es que no había conseguido preguntarles sobre el estado de Kazutora. En su momento creyó que le habían hecho daño y por ello no se impidió golpear a los guardias que intentaron abordarlo, aunque después de recibir tantos sedantes asumió eso mismo había debilitado a Kazutora. ¿Estaría durmiendo? Como le gustaría poder estar cerca de él, velar por su despertar. Por desgracia en esos instantes era imposible.