Seong Gi-Hun sabía que su admiración por Cho Sang-Woo había estado presente desde que ambos eran niños. Era el que solía ganar todos los juegos cuando se reunían con los demás compañeros de su escuela y del vecindario, siempre sacaba las mejores calificaciones en cada materia. Todo un prodigio con un brillante futuro. La adolescencia trajo consigo demasiados cambios en ellos, pues cada persona mostraba su verdadera naturaleza: Omega, beta o alfas. Los primeros tenían la capacidad de concebir, fuesen hombres o mujeres, pues los primeros contaban con un útero similar al de las mujeres; los alfas eran aquellos que podían engendrar, incluso las mujeres alfas habían adaptados sus cuerpos para lograr ese objetivo, creando una especie de miembro que solamente aparecía en el acto sexual. Y, por último, los betas, ellos no tenían demasiadas diferencias con respecto a los seres humanos anteriores

Gi-Hun resultó ser un omega, por supuesto que todo aquello de los supresores y celos le parecían un tema demasiado complicado. Pero su estatus no solo trajo consigo cambios físicos en su cuerpo, sino también en su mente. Ahora sentía que, cada vez que miraba a Sang-Woo, el estómago se llenaba de cosquilleos, esas clásicas "mariposas"; quizás aquello se debía también a que su mejor amigo había sido revelado como alfa. Aunque no fue el único, pronto noto como varias muchachas intentaban atraer su atención, pero Sang-Woo solo se mostraba interesado en seguir creciendo en sus estudios. Sabía que esto le ayudaría mucho al momento de conseguir un empleo, pero siempre lograba encontrar un tiempo para salir con su amigo de la infancia

Poco a poco, Gi-Hun estaba convencido de que Sang-Woo sentía lo mismo, pero (Así como él) eran demasiados tímidos para confesarlo. Al principio, no le tomo demasiada importancia, pues sentía que había todo el tiempo del mundo para hacerlo. Hasta que… -¿T-Te irás a otra ciudad?-

-Una empresa me ofreció su estadía, podre realizar mis prácticas y ganar algo de dinero, si les convence mi desempeño, podría obtener un empleo fijo-

-P-Pero… ¿Volverás?-

-No estoy seguro, Gi-Hun. Eso podría depender de lo que suceda allá-

El silencio reinó por varios segundos, la mente del omega estaba vuelta un lío, ¿Qué tal si ya no lo volvía a ver? ¿Y si conociera a alguien en esa ciudad? -S-Sang-Woo… Hay algo que debo decirte-

-Claro-

-N-Nos conocemos desde niños, y… A-A decir verdad, s-siempre he pensado que tu eres alguien admirable, pero… Pero ahora estoy seguro de lo que en verdad siento, y es…-. Una mano cubrió sus labios, interrumpiéndolo. Miles de escenarios pasaron por su cabeza, ¿Acaso sería como en esas novelas que su madre veía donde, tras este acto, el protagonista confesaba sentir lo mismo y terminaban besándose? Oh, cuánta crueldad, eso solo era ficción

-No lo hagas, Gi-Hun-

-P-Pero…-

-Gi-Hun, por favor, evita que esto se arruine. Lo mejor para mi es alejarme de esta ciudad, ir a un lugar donde pueda encontrar algo bueno para mí, algo que valga la pena-

-Que valga la… Entonces, para ti, ¿Yo no significo algo en tu vida?-

-No hagas una tormenta en un vaso de agua, Gi-Hun, ambos sabemos que estamos en niveles completamente diferentes. Terminaste el colegio con un desempeño mediocre, difícilmente podrías ser aceptado en alguna Universidad decente. Yo no puedo estancarme en una vida miserable cuando se me presenta esta oportunidad-

Gi-Hun sintió cómo algo se rompía, no era ninguna exageración. El cuerpo se volvía hielo, pero sus ojos aún estaban lo suficientemente cálidos para derramar alguna lágrima. Pero Seong Gi-Hun decidió no llorar por alguien que no lo merecía, logró contenerse tomando una enorme bocanada de aire -Entiendo-. Y sin más, se retiró. Escucho a Sang-Woo llamarlo un par de veces, pero jamás volteo, ni él lo detuvo. Llegando a un callejón, se apoyó en la pared, deslizándose hasta el suelo; fue ahí que lo soltó. De sus ojos brotaron enormes lágrimas que recorrieron sus mejillas hasta caer desde el mentón, quería gritar, pero tuvo que morder sus labios, no quería causar más lastima

No supo con exactitud cuánto tiempo permaneció ahí, pero supo que ya era entrada la noche al ver que varios negocios ya habían cerrado. En su casa, su madre trató de reprenderlo por la tardanza, pero solo basto ver sus ojos para saber que algo había sucedido. Gi-Hun no tuvo más opción que confesarle lo que sentía, pero contrario a sus pensamientos, su madre fue comprensiva -Tal vez Sang-Woo no era el indicado, hijo… Para todos hay una persona especial, nunca sabemos cuándo ni en donde la encontraremos, pero siempre termina llegando a nuestras vidas-

-Y… ¿Cómo se quién será?-

-Solo tú podrás saberlo, cariño-

Los días pasaron, Gi-Hun un día se enteró que Sang-Woo realmente se había ido de la ciudad; su madre no dejaba de alabar los logros de su hijo, pero la suya apenas lograba contenerse para no recriminar lo que este había dejado con su partida: Un omega dolido por el rechazo, y con la autoestima por los suelos. Pero sabía que ella no tenía la culpa de lo sucedido entre sus hijos. Mientras tanto, Gi-Hun tomaba pequeñas labores como empleos temporales, en su mente, era lo mejor a lo que podía aspirar. Peor se sentía al ver que, ni haciendo aquellos esfuerzos, lograba ayudar a su madre completamente. Se sentía todo un fracaso, tanto como omega como persona, las palabras de Sang-Woo eran ciertas

Un día, tras terminar otro arreglo en el techo de alguna casa, y pensando en cuánto tiempo le tomaría obtener otro pequeño trabajo, caminaba sin rumbo por algunas calles. Ni siquiera veía a las personas con las que se cruzaba, fue así que terminó impactando contra alguien, fue tal su desorientación que terminó cayendo al suelo; atrayendo la atención de las demás personas -Discúlpame, no te vi-. Observó una mano abierta frente a sus ojos, le ofrecía ayuda para ponerse de pie. Con algo de duda, la tomó, notando al instante que esta era grande y cálida; tras levantarse, siguió el trayecto de aquella extremidad, terminando en el rostro de la persona con quien había chocado. Y vaya que lo sorprendió. Era un hombre, de cabellos castaños oscuros, y ojos tan negros como el ébano; a pesar de que fuera ligeramente más bajo que el, Gi-Hun noto al instante que se trataba de un alfa -¿No te heriste?-

-N-No… L-Lo lamento, estaba demasiado perdido en mi propia cabeza-

-Lo comprendo. Permíteme invitarte un café, para compensarlo-

-No tienes que molestarte, además, no cuento con demasiado di…-

-Dije que yo invitaría- lo interrumpió, dirigiéndole una cálida sonrisa, aquello provocó un estremecimiento que recorrió de pies a cabeza al omega -¿Y bien?-

-Eres bastante persistente… De acuerdo-. En silencio se dirigieron a una pequeña cafetería, ambos pidieron 2 tazas de café, el alfa lo pidió americano, Gi-Hun era un poco más aficionado al dulce, por lo que terminó bebiendo un cappuccino -Soy In-Ho, Hwang In-Ho-

-Seong Gi-Hun-

-¿Me vería como un entrometido si pregunto por qué caminabas como zombie?-

-Creo que en otras circunstancias evitaría responder esa pregunta, pero honestamente, me da igual quien se entere. Termine una labor reparando el tejado de una anciana, y tendré que rezar para conseguir otro pequeño trabajo pronto, o mi madre deberá mantener su pequeño local más horas abiertas para pagar nuestras deudas-

-¿No cuentas con un empleo fijo?-

De los labios del omega brotó una corta y amarga risa -¿Crees que alguien como yo podría tener uno? No sirvo para nada, apenas logré terminar los estudios básicos, ni siquiera mencionaré la Universidad… Él tenía razón-

-¿El?-

-Un am… Un conocido. El día que deje de verlo, mencionó que yo estaba destinado a una vida miserable… Y mírame, ese idiota debe ser un maldito brujo para acertar-

-No debe ser así, Gi-Hun. Es cierto, hay personas que nacen superdotadas para algunos aspectos, pero resultan ser estúpidos en otras. Todos somos buenos en algo, solo debemos averiguar en qué-

-Tal vez yo soy la excepción-

-¿Quieres apostar?-. Vio como Gi-Hun arqueaba una de sus cejas, un gesto de intriga -Un año, ese es el límite de tiempo para transformarte, convertirte en una mejor persona no solo para ti, sino para tu entorno-

-¿Cómo se que no es alguna clase de trampa para vender mis órganos en el mercado negro?-

-Comprendo tus dudas- mencionó, antes de tomar una servilleta, en ella escribió una dirección -Puedes visitarme en este lugar, te explicaré con más detalles lo que harías-. Gi-Hun leyó aquellas palabras, al mirar de nuevo, el alfa volvió a sonreírle cálidamente. Dejó un billete sobre la mesa, y sin más, se retiró

El omega regresó a su hogar, ahí le explico a su madre todo lo sucedido en ese día -¿Qué crees que debería hacer?-

-Hijo, Sang-Woo tomó una oportunidad que la vida le brindó, tal vez esta sea la tuya- respondió mientras tomaba su mano, pronto sonrió con un ligero tono burlesco -Y ese hombre… ¿Es apuesto?-

-¡M-Mama!-

-Oh, vamos, Gi-Hun. Soy una mujer mayor, deseo convertirme en abuela, y si ese hombre es guapo, imagina los nietos tan lindos que tendría-

-De acuerdo, me voy a dormir-. Pero en toda la noche no logró conciliar el sueño, no pudo dejar de pensar en aquel hombre, con su rostro varonil y a la vez gentil. Por supuesto que le había parecido atractivo, pero tampoco podía actuar como colegiala enamorada. Cuando el despertador sonó, Gi-Hun decidió que iría a verlo; así que se ducho y se vistió con sus ropas más decentes (Un pantalón y una camisa de vestir de color negro). La dirección indicada no estaba muy alejada, le tomó alrededor de 15 minutos caminar hasta el lugar. Se trató de un edificio, quizás de 10 pisos, pronto comprobó que era una empresa dedicada a la seguridad; ya fuera en la contratación de guardias personales, venta y fabricación de equipos, entre otras cosas. Entró, había una pequeña recepción, una joven se encargaba de atender las llamadas; espero a que terminara para acercarse -B-Buenos días, vengo con Hwang In-Ho-

-Permítame… ¿Cuál es su nombre?-

-Gi-Hun, Seong Gi-Hun-

La joven tomó su teléfono, sólo necesitó presionar una tecla para comunicarse con el alfa, tras mencionarle su nombre, colgó el teléfono. Por un momento, creyó que no lo reconocía o simplemente lo había ignorado, y estaba a punto de irse cuando escuchó algo golpear ligeramente la mesa. Al mirar, vio un gafete que tenía escrito "Visitante" –Suba por el elevador, piso 6. En cuanto salga, va por el pasillo izquierdo y gira a la derecha. El Sr. In-Ho lo está esperando-

-G-Gracias-

Siguió las instrucciones de la recepcionista, no podía evitar mirar cada detalle de la decoración. Todo parecía ser de lujo, pero sin llegar a ser ostentoso. Se detuvo frente a una puerta que tenía escrito

Hwang In-Ho

Jefe de Recursos Humanos

Oh, maldición. Aquel alfa era quien podría darle el sí o no definitivo para entrar a esa empresa, por varios segundos miro el picaporte, dudando en si entrar. Pero la puerta se abrió, frente a él estaba el encargado de que apenas lograra pegar los ojos la noche anterior. Nuevamente le sonrió –Creí que eras un espectro, tu sombra se lograba ver por el cristal… ¿Pasas?-

-C-Claro-. En silencio entró a la oficina, tomó asiento en la silla frente al escritorio, In-Ho se sentó en su silla giratoria –L-Lo estuve pensando toda la noche, pero no tengo nada que perder-

-No es tan complicado, Gi-Hun, quiero ofrecerte un empleo. ¿Sabes? Me recuerdas mucho a mí, yo también tuve un pasado difícil, mis 2 padres debían tener 2 trabajos para los gastos de mi hermano y los míos. Pero cuando era niño, decidí que yo haría lo posible para darles una vida digna. Lo que te propongo es la misma oportunidad que a mí me dieron, iniciarías desde abajo, en ti veo un gran potencial, y sé que poco a poco irás creciendo. Obtendrías un salario semanal, seguro médico para ti y tus familiares directos, vacaciones pagadas, y al ser omega, cuentas con licencia de maternidad de hasta 2 meses antes y después, además de que la empresa cuenta con una guardería para sus hijos-

-T-Todo eso suena difícil de creer-

-No te cierres en un mundo creado por alguien, puedes demostrar que eres capaz de salir adelante, sin importar la imagen que los demás tengan de ti… ¿Qué dices?-

Por algunos segundos, Gi-Hun permaneció en silencio, repetía las palabras de su madre "La vida le brindó una oportunidad, tal vez esta sea la tuya". Levantó el rostro, mirándolo a los ojos -¿Cuándo comenzaría?-

In-Ho sonrió, casi de oreja a oreja, claramente estaba satisfecho –Mañana mismo, a las 8 de la mañana. Tu primer puesto será de mensajero, puedes traer algo cómodo, nosotros te brindamos de un uniforme y equipo necesario. Bienvenido a la empresa, Seong Gi-Hun- dijo, antes de extenderle su mano, el omega la tomó. Esta vez, la estrechó, pero ninguno de los 2 deseaba romper el lazo. Al pasar unos segundos, Gi-Hun la soltó, no pudo evitar que sus mejillas se colorearon un poco

-M-Muchas gracias, nos veremos mañana… Jefe-

Y así salió de aquella oficina, de aquel edificio. El corazón le palpitaba como loco, pero no sabía él porque, si por haber conseguido un empleo fijo, las posibilidades de poder salir adelante con su madre… O haber sentido nuevamente sus manos, grandes e imponentes, pero suaves al tacto. Apenas cruzó la puerta, su madre lo esperaba ansiosa, la respuesta provocó que la mujer deseara organizar una fiesta por su hijo; pero para el omega una deliciosa comida era más que suficiente. Al día siguiente, se vistió con un pantalón de mezclilla y una camisa blanca, estaba un poco fresca la mañana, así que también se vistió con un ligero abrigo. Realmente el trabajo no era laborioso, solo debía manejar en una bicicleta hacia destinos cercanos para hacer entregas de pedidos a clientes, recibir y entregar los pagos y, de vez en cuando, llevar correspondencia a otras empresas

Al principio creyó que no serviría para esto, pero grande fue su sorpresa al saber que los clientes y otros empleados tenían buenas opiniones sobre él, algo que lo motivó a mejorar cada día. En pocos meses, subió al puesto de encargado, él sería quien asignará los paquetes a un grupo de nuevos empleados. Diciembre llegó, no solo el frío vino con este mes, sino también una fiesta que la empresa organizaba para celebrar los frutos conseguidos en ese año. Por supuesto que Gi-Hun asistiría, le permitieron llevar a su madre. Al omega le preocupaba un poco el hecho de que no tenía algo para vestir, sabía que sería una fiesta elegante, pero su madre se encargó de sorprenderlo una vez más. Le obsequió un viejo traje, perteneciente a su padre, era lo único que su madre guardaba para un evento especial de su hijo, y ese era el momento perfecto. Se trataba de un traje de color negro, con una camisa blanca y una pequeña corbata de moño negro, para dicha fiesta decidió que era hora de hacer un cambio, así que corto su cabello, dejando que solo un mechón cayera finamente sobre su rostro -¿Cómo luzco?-

-… Si ese In-Ho no cae rendido, es que no tiene buen gusto-

-No me hagas dejarte aquí, madre- respondió con una sonrisa, recientemente había aceptado frente a la mujer que se sentía atraído por su jefe, pero nuevamente los nervios le jugaban en contra para confesárselo. Ambos subieron en un taxi, cortesía de la empresa, este los llevó hasta un gran salón; ni en sus más locos sueños, Gi-Hun creyó que algún día pondría un pie en un lugar así. Un amplio jardín decorado con flores, arbustos y foquitos colgando de las ramas de los árboles, caminaron hasta llegar al salón, todo era de temática navideña por supuesto, pero eso no dejaba de lado la elegancia

-Gi-Hun-. Madre e hijo voltearon, era aquel alfa, acercándoseles con una sonrisa –Me alegra que vinieran-

-Jamás faltaría. Sr. Hwang, ella es mi madre-

-Por favor, Gi-Hun, no me hables de usted...-. Ahora miro a la anciana, sin romper la sonrisa, mientras le extendía su mano –Es un placer finalmente conocerla-

-Oh Mal-Soon, y el placer es mío- respondió, estrechándola –No sabe cuán agradecidos estamos por haberle brindado a mi hijo esta oportunidad-

-Toda persona tiene potencial en algo, yo solo le hice ver a Gi-Hun que él también lo tenía. Y lo comprobó. Espero que disfruten de la fiesta-. Y sin más, se retiró, era su deber darle la bienvenida a los demás invitados. Una pequeña orquesta hacía que el ambiente se volviera ameno, y la comida era exquisita. En un momento de la noche decidieron darles un respiro a los músicos, por lo que comenzaron a reproducir canciones especiales para invitar a las parejas a bailar. Pronto comenzó a sonar una que recientemente se había convertido en una de las más populares de ese año

I, I just woke up from a dream

Where you and I had to say goodbye

And I don't know what it all means

But since I survived, I realized

-¿Quieres bailar?-. Gi-Hun miró la mano que le invitaba a la pista, como un deja vú, siguió el trayecto de la extremidad. Se topó con el rostro de su jefe, aunque sus mejillas estuvieran levemente sonrojadas, no borraba aquella encantadora sonrisa

-¿N-No cree que podría verse extraño, señor?-

-¿Qué es normal en esta vida, Gi-Hu?- murmuró, movió ligeramente su mano, volviéndolo a invitar. Permaneció inmóvil por un par de segundos, hasta que sintió un leve golpe en su pantorrilla, cortesía de su madre. Sin otra respuesta, la tomó, levantándose de su mesa. Ambos se dirigieron hacia el centro de la pista, llamando la atención de los demás invitados. Aquello provocó que el omega se sintiera un poco apenado, pero un firme agarre en su espalda lo hizo reaccionar. In-Ho había rodeado su espalda con su brazo izquierdo, su mano derecha aún sostenía la suya. Siguiendo sus instintos, posó su otra mano en el hombro de su jefe. Lo miro a los ojos, perdiéndose en aquella mirada, trago saliva. Sus pies se movieron al son de la canción

If the world was ending, I'd wanna be next to you

If the party was over and our time on Earth was through

I'd wanna hold you just for a while and die with a smile

If the world was ending, I'd wanna be next to you

Nada había a su alrededor, sólo eran ellos, dejándose llevar por la melodía. In-Ho lo hizo girar, rodeándolo por la espalda, con sus rostros a centímetros de distancia. Podía sentir sus alientos chocar, pronto volvieron a quedar frente a frente.

Right next to you

Next to you

Right next to you

Oh-oh, oh

Pero no serían sus únicos pasos, el alfa logró alzarlo en el aire abrazándolo por la cintura, haciéndolo sujetarse por sus hombros. Giro lentamente, causando una pequeña risa llena de energía en Gi-Hun

If the world was ending, I'd wanna be next to you

If the party was over and our time on Earth was through

I'd wanna hold you just for a while and die with a smile

If the world was ending, I'd wanna be next to you

If the world was ending, I'd wanna be next to you

Su baile finalizó con In-Ho sujetándolo por la cintura mientras permitía que su cuerpo sucumbiera ligeramente a la gravedad, mientras Gi-Hun rodeaba su cuello. Ambos respiraban un poco agitados, la emoción corría por sus venas, pero ninguno eliminaba la sonrisa. Lo que los regresó a la realidad fueron los aplausos provenientes de sus compañeros de la empresa; inmediatamente se levantaron, al mismo tiempo que soltaban una pequeña risa, combinación de nervios, alivio y alegría. Gi-Hun miró a su madre, ella solo sonreía mientras le guiñaba uno de sus ojos, decidió salir a un pequeño balcón para tomar aire; en pocos minutos, sintió una presencia tras él -¿Estás bien, Gi-Hun?-

-S-Si, creo que solo necesito un descanso de tanto alboroto-

Escucho unos pasos, In-Ho se había colocado a su lado, ambos estaban apoyados de brazos sobre el borde –Gi-Hun-

-¿Si?-. Se giró para mirarlo, pero terminó topándose con aquella mirada tan intensa, sintió que su cuerpo se congelaba. Noto que In-Ho bajaba momentáneamente la vista, posándose en sus labios; lo imitó, fue ahí que se preguntó lo que se sentiría tocarlos, aunque fuese solo un segundo. En el instante que un aliento chocó contra sus labios, levantó la mirada hacia los ojos de su jefe, descubriendo que había acercado su rostro. Ninguno de los 2 rompió el contacto, solo hasta que sus narices se rozaron, cerraron los ojos, entregándose a lo ansiado. Gi-Hun sintió un ligero peso sobre sus labios, era suave, un poco húmedo y cálido; la respiración se cortó cuando los labios de In-Ho se movieron un poco, amoldándose perfectamente a los suyos

Entreabrió sus ojos, quería comprobar si aquello era real, y lo supo al mirar nuevamente la mirada de In-Ho. Volvió a cerrarlos cuando algo lo atrajo hacia el cuerpo del alfa, no había que ser un genio para saber que lo había abrazado por la cintura al mismo tiempo que sus labios volvían a moverse. Le correspondió, mientras rodeaba sus hombros con sus brazos. El beso producía pequeños sonidos húmedos, que lejos de incomodarlos, simplemente los incitaba a continuar con aquella muestra. No era tan fanático del whisky, pero debía aceptar que el sabor de este combinado con los labios de su jefe le parecían un manjar. Lo único que los separó fue la falta de oxígeno, rompieron el beso lentamente, pequeños jadeos brotaban de sus labios, chocando con los del contrario. La luz de la Luna les permitió apreciar un leve sonrojo en las mejillas del otro, el rostro del omega fue acariciado con delicadeza, nuevamente cerró los ojos para sentir aun mejor la suavidad de su palma. Al abrirlos y mirarlo, lo supo, Hwang In-Ho era esa persona especial; In-Ho creía lo mismo

Así inició su relación, Gi-Hun entraba a su oficina y en su escritorio reposaba una rosa, por supuesto que sabía quien era el remitente. Pronto un jarrón estaba repleto de aquellas flores, viejas y nuevas, todas una muestra de ese amor que jamás creyó sentir. No solo ese sentimiento crecía, sino que pronto Gi-Hun escaló en los mejores puestos de la empresa, llegando a posicionarse en un lugar cuya categoría era similar a la de su pareja. En ese tiempo, logró mejorar el hogar donde su madre y él vivían, y ella solo laboraba unas cuantas horas en su puesto, no le gustaba permanecer en casa sin hacer algo de provecho. Los meses pasaron, In-Ho demostró tener las mejores intenciones con el omega al involucrar a su madre y a sus familiares en algunas de las citas que tenían. Pronto Gi-Hun se ganó el aprecio de Jun-Jo, el hermano menor de su pareja, quien no dejaba de referirse a él como "Cuñado", siempre bromeando sobre el hecho de convertirse en tío pronto

Y pareciendo presagio, ocurrió algo en la relación... En una cita dentro de una plaza, Gi-Hun comenzó a sentirse extraño, la visión se volvía borrosa, el aire le faltaba en los pulmones, y un ligero calor en su estómago parecía crecer con cada minuto. Miró su teléfono, más específicamente, su calendario… No podía ser, su celo debía comenzar en 2 meses, y por supuesto que no llevaba consigo sus supresores –I-In-Ho… S-Sácame de aquí- susurro, con la voz entrecortada

-¿Qué sucede?-

-E-Es mi celo, se adelantó… Por favor, llévame lejos de aquí-

Sin levantar sospechas, el alfa lo tomó en brazos, ante los agentes de seguridad alegó que su pareja se sentía un poco mareada y lo llevaría a un hospital cercano. Llegaron a su coche, recostándolo en el asiento trasero. Lo llevaría a su departamento, tal vez no era lo mejor pero no veía otra opción, era lo más cercano que tenían. Mientras conducía, lo escuchaba jadear pesadamente; miro por el retrovisor, observando que arqueaba su espalda a la vez que sus manos se aferraban al asiento, mordía sus labios tratando de reprimir pequeños gemidos. El interior del vehículo se impregnó de su aroma, una mezcla de café y miel, sus uñas se aferraron al volante para no dejarse llevar por sus instintos. Pronto llegó a su edificio, entró al estacionamiento subterráneo y lo sacó en brazos, era una fortuna que aquel piso si contara con elevador; presionó el número de su piso

Mientras este subía, Gi-Hun no podía evitar acurrucarse en su pecho, al sentir su dureza incluso a través de su ropa pensaba que solo él podría protegerlo de todo. Y la combinación de su aroma con su perfume marca Dior solo provocaban que el cuerpo le temblara. Las puertas del elevador se abrieron, In-Ho camino a su departamento, en pocos minutos lo había recostado en su sofá –D-Dime que supresor necesitas-

Pero cuando intentó alejarse, algo lo sujeto débilmente por la nuca, miró a Gi-Hun; sus ojos estaban acuosos, las mejillas coloreadas de un intenso carmín, y el rostro cubierto de una ligera capa de sudor que provocaba que algunos mechones se pegaran a su frente, sus labios hinchados se permitían soltar algunos jadeos. Maldición, pensó, si no se retiraba ahora mismo, no podría contenerse más –T-Te quiero a ti, In-Ho… T-Te quiero, alfa… Por favor-. Y como reafirmación a su petición, libero aun más sus feromonas. Pronto escuchó gruñir a su pareja, parecía una bestia, pero no le intimidaba. Sus labios se vieron apresados en un beso salvaje, eran lamidas, mordiscos, jugueteos entre sus lenguas. Su alfa lo sujetó por la espalda y sus muslos, se sujetó a su cuerpo como si fuese un koala, sabía que lo llevaba a su habitación; mientras caminaba, lo ayudó a despojarse de su camisa, la prenda termino tirada en el pasillo

Su propia camisa le hizo compañía en el suelo, a pocos centímetros de distancia, se abrazó a In-Ho, descubriendo que el contacto piel con piel era de las sensaciones más maravillosas que cualquier ser humano podría experimentar. Podía sentir lo suave que era, lo fuerte de sus músculos, el latir de su corazón. Cruzaron la puerta, los labios del alfa abandonaron los suyos para comenzar jugar con su cuello, solo pudo alzar aún más su rostro para darle acceso total. Sin despegarse, se recostaron en la cama, su cuerpo quedó entre el colchón y el cuerpo de In-Ho. Mordió sus labios al verlo levantarse sobre sus rodillas para desabotonar su cinturón y el pantalón, los bajó junto con la ropa interior, mostrándole con orgullo lo que se ocultaba bajo esas prendas. Gi-Hun solo sintió una corriente eléctrica que lo recorrió de pies a cabeza, ahora más que nunca lo deseaba, y no solamente completar el acto, sino llevar su semilla, albergar en su vientre un cachorro

Los labios de su pareja retomaron el juego en su cuello, pero no permanecieron ahí, recorrieron la curvatura de sus hombros, su pecho (Jugando con sus pezones como si él fuese un recién nacido), bajaron por su vientre. Al llegar al borde de sus pantalones, lo miro con una sonrisa maliciosa; completamente sumiso, Gi-Hun le dio su permiso asintiendo con la cabeza. Pronto el también quedó despojado de sus prendas inferiores, quiso cubrir su rostro, pero In-Ho fue aún más rápido, sujetó sus manos a los lados de su cuerpo –Quiero que observes bien, Gi-Hun, quiero que mires las cosas que solamente YO podré hacer con tu cuerpo-

Su rostro se agachó aún más, sus labios se posaron en las rodillas del omega, ¿Cómo era posible que un gesto en esa zona de su cuerpo lo hiciera temblar? Lentamente fue subiendo por sus muslos, hasta que por fin llego al miembro de su pareja. Primero lo acarició con sus manos, se estremeció, sentía su cuerpo demasiado caliente; pronto sus uñas se aferraron a la almohada bajo su cabeza, In-Ho había comenzado a lamerlo, esa cálida humedad alrededor de su órgano lo volvía demasiado loco. Su mente estaba dividida, una parte le pedía que parase, la otra rogaba por sentir aún más. Le hizo caso a la segunda, aferrando una de sus manos a los cabellos de su amante, como si su cuerpo tuviera vida propia, lo guió aún más abajo –H-Hazlo, In-Ho-

Una corta risita brotó del alfa, sin dejar de lamerlo, metió uno de sus dedos en su entrada; no fue algo difícil, Gi-Hun estaba lubricando demasiado. La espalda del omega se arqueó ante la intromisión, pero pronto sus caderas se movieron ligeramente, pidiendo por más. Introdujo otros 2 dedos, los movía al compás de sus lamidas, su pareja se retorcía mientras dejaba salir gemidos entrecortados, aquello lo incitaba a continuar. Gi-Hun se corrió en su boca, su espalda estaba arqueada y sus labios temblaban levemente, una imagen demasiado tentadora. Gateó hasta quedar frente a su rostro, rozó sus labios, siendo estos apresados por los del contrario al instante. Las largas piernas del omega se abrieron un poco, invitándolo a dar el siguiente paso; acomodo su miembro y comenzó a empujar, ninguno de los 2 dejaron de mirarse a los ojos, querían apreciarse cada segundo. Las uñas de Gi-Hun ahora se aferraban a su amplia espada, al igual que sus piernas lo hicieron en su cuerpo, solo hubo una ligera molestia en la penetración. In-Ho quiso esperar para que el omega se acostumbrara, pero solo bastaron unos pocos segundos para que este comenzara a mover sus caderas

Al principio, sus embestidas fueron lentas, pero cada movimiento lograba tocar ese punto en el interior de Gi-Hun que lo hacían enloquecer. Poco a poco aumentó la velocidad, se estaban dejando llevar por sus instintos más carnales –M-Márcame, In-Ho-. El alfa lo miro, algo dudoso por lo que había escuchado, su pareja acaricio su mejilla –Quiero ser tuyo, solo tuyo-

Sintió que salió de su cuerpo, pensando que tal vez no deseaba completar el lazo, pero para su sorpresa, fue girado y obligado a apoyarse en sus manos y rodillas. Antes de que pudiera preguntar, In-Ho sujetó sus caderas y volvió a penetrarlo, al mismo tiempo que lamía su nuca; más específicamente, su glándula. De pronto apareció un agudo dolor, lo estaba mordiendo, la sangre se deslizó por sus hombros, terminando manchando las sábanas de la cama. Pero otra ligera molestia se hizo presente en sus caderas, el alfa había metido su nudo, no hizo nada para impedírselo. Las embestidas se reanudaron al mismo tiempo que In-Ho tocaba su miembro. A los pocos minutos, Gi-Hun se corrió en su mano, mientras que In-Ho derramó su simiente en su interior; la pareja se desplomó en el colchón, el alfa se dedicaba a lamer los restos de sangre, al final apareció aquella marca que declaraba a Gi-Hun como suyo

El celo duró alrededor de 3 días, lo más memorable de ese tiempo fue la llamada que mantuvo con su madre a la mañana siguiente de estar en ese departamento –Gi-Hun, ¿Dónde estás? No llegaste en toda la noche-

-E-Estoy con In-Ho, mama-

-¿Acaso tuvieron una de esas escapadas de parejas?-

-A-Algo así-

-¿Qué te sucede, hijo? Te escuchas algo agitado-

-M-Mama, In-Ho está a punto de volver, y-y realmente deseo volver a hacerlo-

-¡Gi-Hun!-

-T-Tú eras la que querías nietos, ¿No? L-Los bebés no son traídos por la cigüeña, mama. Te llamo luego, adiós-

A pesar de que la marca era una señal oficial de su relación, In-Ho deseaba hacerlo de una forma más especial. Hablo tanto con sus familiares como con la madre de su pareja sobre su idea, todos estuvieron de acuerdo. Fue en una cena romántica, que In-Ho le preguntó a Gi-Hun si deseaba convertirse en su esposo, el omega aceptó de inmediato. El sello fue un hermoso anillo de plata, la parte superior del aro tenía grabados que formaban el símbolo del infinito, y un pequeño diamante posaba en medio de este. La ceremonia se llevó a cabo en la playa, solo familiares, amigos cercanos y pocos compañeros de trabajo presenciaron la unión entre alfa y omega. Pero las sorpresas vienen en grupos de 3, ¿No es así?

-No puedo creerlo-

-¿Sucede algo, señor?-. Sang-Woo observó a su jefe, eran contadas las ocasiones que lo miraba sonreír, esta vez aquella sonrisa iba dirigida a su computadora

-Acabo de enterarme que el Sr. Hwang, uno de los altos mandos de la empresa Titán Security se casó y ahora su esposo está en la espera de mellizos. Sang-Woo, eres de Dobong-Gu, ¿No es así? Tal vez puedas reconocer a su pareja-. Su jefe giró la pantalla de su computadora, Sang-Woo miro la imagen, sintió que el cuerpo se congelaba de pies a cabeza. En la pantalla se veía la fotografía del empresario, recostado en su cama mientras observaba a la cámara y hacía un gesto con sus dedos. A su lado estaba dormido… ¿Gi-Hun? No podía ser él, un hombre como Hwang In-Ho no podía estar con alguien como Gi-Hun. Pero la fotografía no mentía, así como la curvatura que se podía apreciar en su estómago. Lo que confirmó sus dudas fue el pie de la imagen

Dos bebés pueden agotar a mamá, ¿No creen? Pero vale la pena estar a tu lado en este camino, solo nos faltan 4 meses para conocerlos. Gi-Hun y yo los esperamos, cachorros

Sang-Woo no podía apartar la mirada de su viejo amigo, aunque ya no sabía si podrían considerarse así, aprecio su rostro; aunque estaba dormido, irradiaba una inmensa felicidad, la dicha de convertirse en madre. Su mente se preguntó… ¿Él podría ocupar el lugar de In-Ho si hubiera aceptado sus sentimientos hace tantos años? Pero el hubiera es una palabra que no existe