Y así, otro capítulo más está terminado gracias a: Las chicas superpoderosas.


[... Hay un gran sol ...

... Astros también ...

... De nuevo camino y me veo bien ...

... Una galaxia para explorar ...

... Aprender astronomía para variar ...

... (Whoa...) ..

... Este es un viaje especial ...

... Y yo sigo sin estar aburrido ...

... Mi universo es divertido ...

... (Whoa... Es muy divertido) ...

... Y yo sigo sin estar aburrido ...

... Mi universo es divertido ...]


Es mi universo muy divertido

Sentimientos ligados al comienzo

Zack inspiró profundamente por la nariz y espiró por la boca. Podía sentir un cosquilleo entre sus dedos a la vez que se colocaba en posición inicial de combate. Las vendas alrededor de su cabeza, a la altura de sus ojos estaban demasiado apretadas. Así le gustaba a él. El aparente silencio de la habitación era interrumpido por las débiles pisadas de sus amigos, en un intento por despistarlo. Aún así, el estaba consciente de todo a su alrededor. El más ligero sonido o la más ligera brisa lo alertaban. Pronto, un suave pero inconfundible sonido llegó a él. Sin dudar ni un segundo, dejó caer la parte superior de su cuerpo hacia atrás, como si fuera un bailarín de limbo, mientras podía sentir el frío de la hoja de una espada, apenas rozar su nariz, sin provocar ningún corte.

¡Buen intento!— Exclamó el joven de tez morena, al tiempo que saltaba para esquivar una cuerda de energía que intentaba romper su equilibrio. Pronto, tenía una espada de esa misma energía y otra espada real a punto de impactarlo, pero sus guantes endurecidos lograron detener cada una de ellas, mientras esquivaba una tercera espada real, que trataba de impactarlo.

¡Es trampa! ¡Estás utilizando la percepción extrasensorial!— Gritó la joven pelinaranja.

Nope— Se burlaba el chico.— Solo mis cuatro sentidos intactos y un poco de instinto.

Quorra se acercó discretamente a Shar.

¿Aún nada de la ubicación de Yong-kum o el cristal?

—No, realmente. Está utilizando una técnica mejorada de Campo Oscuro para ocultar la presencia del cristal. Así como lo hizo Vissarión en Badeltus. Mantengamos la fragata escondida en este punto muerto del espacio por ahora— Volteó a ver a los tres chicos que entrenaban, en específico al moreno.

Sus guantes comenzaron a brillar en verde y pronto, toda la oscuridad parecía transformarse en una cálida sensación, siendo capaz de detectar hasta el mínimo cambio en su entorno. Era como ver sin ver, a través de una esfera a su alrededor. Incluso podía imaginarse un plano oscuro con unas líneas blancas dibujando el contorno perfectamente. De cierta manera, había aprendido a leer su entorno a la perfección. Sus compañeros tomaron dicha acción como una señal para atacar con más intensidad, pero era perfectamente inútil, el moreno lograba contrarrestar todos sus ataques a la perfección. Sentir los ataques de energía de sus amigos era un poco difícil. La energía era algo libre y se sentía difusa, pero poco a poco lograba encontrar el ritmo perfecto. Milo apuntó su espada ofensiva en dirección a él desde un costado y Melissa apuntó su mano derecha con una seña extraña desde el otro costado. Ambos emitieron un chorro de energía en dirección a su amigo, quién tenía ambos brazos extendidos hacia ellos, mostrándoles las palmas, deteniendo dichos ataques y desviándolos hasta que se disiparon en el aire. Su maestro, mientras tanto, dejó de levitar y se acercó a ellos.

Muy bien, ya es suficiente— Hizo un ademán con sus manos, y las ropas ceremoniales de entrenamiento de los chicos se desvanecieron en el aire, quienes se dejaron caer al suelo aliviados por el descanso. Zack notó que, bajo su ropa habitual, sus vendajes habían desaparecido. —Aún no estás al cien porciento. Pero ya no necesitas más el vendaje. Para mañana tu cuerpo estará curado. ¿Cómo siguen tus ojos?

El joven estaba más que aliviado. Habían sido un par de días duros mientras se curaban sus heridas provocadas en la pelea de Degarn. Vomitar un poco de sangre siempre era una señal de alerta, lo había aprendido de los dichos de su madre.

Ya no duelen, pero... Jeje, no puedo ver.— Dijo con una especie de derrotismo disfrazado de optimismo— De hecho, ni siquiera puedo sentirlos. No sabía que los ojos tenían sentido del tacto hasta que desapareció.

—¿No puedes curarlo?— Preguntó Milo, con voz de anhelo.

Es qué, ese es el problema. Sus ojos ya están curados— Le contestó el mayor. Chasqueó los dedos, y la venda de los ojos del muchacho desapareció, mostrando la cicatriz de la quemadura. Zack abrió los párpados lentamente y mostró unos ojos, que solían ser oscuros y profundos, ahora eran un gris muy tenue. Desde la punta de los dedos de Shar, un triángulo energía se materializo y fue a dar hasta los ojos del chico, sin producir efecto algo, entonces el mayor volvió a chasquear los dedos y la venda de sus ojos volvió a aparecer— Ese fue mi poder de curación más intenso hasta ahora, y no ha sido capaz de revertir su estado. Cuándo ustedes humanos se hacen una cortada, la sangre en algún momento coagula y las células de su cuerpo comienzan a regenerar el tejido, en el mejor de los casos, dejándolo como estaba y en el peor dejando una cicatriz. Bueno, los ojos de Zack han sanado. Ahí están las cicatrices. Yo no puedo hacer nada más por él.

—¿Significa que estaré ciego para el resto de mi vida?— Preguntó desesperanzado. A pesar de no poder ver, podía sentir la mueca que su amigo estaba haciendo— Tú, ni siquiera pienses en echarte la culpa de esto, Milo Murphy...

No necesariamente.— Respondió su maestro — Tu vista puede regresar en algún momento. Las capacidades de Atlenlok están diseñadas para hacer sufrir a sus víctimas de forma física y emocional. ¿Sabes? Pero estoy convencido que un poder más grande puede restaurarte a como estabas antes.

—¿Poder más grande?

—Sí. Tendrás que descubrirlo por tu cuenta. Además, puedes tomar esto como una oportunidad. Tu vínculo con tus guantes ha crecido exponencialmente. Ahora eres capaz de percibir hasta el mínimo detalle con ellos. Incluso, y sin intención de adelantarme, cuándo usaste únicamente tus sentidos físicos humanos te desenvolviste muy bien. Me parece que incluso podrías dominar esa habilidad sensorial sin la necesidad de portar los guantes, percibiendo únicamente la energía cósmica que envuelve al universo. Esa capacidad solo la he visto en los Wan, para ser honesto.

—Bueno, ahora que los mencionas. Tenemos algo de tiempo hasta que obtengamos información de la ubicación del cristal. Así que. ¿Qué te parece si nos hablas de los Wan?— Preguntó la pelinaranja.

—Pero... Ya les había contado...

—Alterando la información y los recuerdos. Y negándote a explicar todo a detalle.— Agregó Milo.

El mayor, al notar la inasistencia de los chicos no tuvo mayor remedio que suspirar y aceptar dichas condiciones. Empezó a emitir una gran cantidad de humo blanco que cambió por completo la ambientación del lugar.


En algún momento del pasado. Una gran cantidad de extraterrestres estaban formados en varias filas, con un grupo de hombres de más de dos metros de alto flotando a su alrededor. Miles y miles de vidas simplemente escuchando las palabras que sus instructores repetían en eco como si fueran uno solo. De esa manera, todos lograrían escuchar.

—"Todos y cada uno de ustedes fueron elegidos como el mejor espécimen de sus respectivas especies. Están aquí para marcar la diferencia. En el tiempo consiguiente, nos dedicaremos a entrenarlos para ser nuestros sucesores. Dejarán atrás sus vidas anteriores por un bien mayor y adquirirán un poder que jamás se imaginaron. Si están de acuerdo, permanezcan de pie. Si no, arrodíllense y de inmediato serán regresados a sus planetas".

Algunos de los presentes se arrodillaron, los seres primigenios del universo cumplieron con su palabra. Estiraron su brazo y dichos seres fueron regresados a sus planetas y reemplazados por el siguiente mejor espécimen de esa raza. Los Wan repitieron esas palabras de nuevo y el proceso inició de nueva cuenta. Una y otra vez alternaban a los voluntarios hasta que finalmente nadie se arrodilló. En señal que todos estaban de acuerdo en dejar sus vidas anteriores atrás, para servir a un propósito mayor.

A cada uno de los cientos de miles de individuos se les otorgó una varilla larga y las mismas ropas ceremoniales de entrenamiento en color blanco. Uno por uno, cada Wan que estaba ahí presente les indicó un ejercicio bastante simple que debían repetir. Tenían que sujetar la varilla con ambas manos, como si de una espada larga se tratase. Su objetivo era cortar el aire hacia su izquierda, luego, hacia su derecha, luego, hacer una pose de bloqueo hacia el cielo y repetir. Todos comenzaron con su entrenamiento de esta manera. El único problema era que, no sabían cuanto tiempo tenían que realizar ese entrenamiento. Lo repitieron una, dos, diez, trescientas, miles, millones, no estaban seguros de cuántas veces lo habían realizado. Cada tanto un grupo se desmayaba o detenía sus acciones. Cuándo eso ocurría, el Wan más cercano chasqueaba los dedos, el individuo sentía una descarga recorrer su cuerpo, parecida a una descarga eléctrica, obligándolo a regresar al entrenamiento. Día y noche sin parar, a través del sol, la lluvia, las estrellas, la nieve, el viento. Todos los heraldos de los Wan continuaban entrenando. Algo que todos notaron fue que su necesidad de alimentarse iba y venía y cada vez sentían menos la presión de la falta de sueño. Después de los primeros ocho meses, los Wan finalmente los dejaron descansar. Todos cayeron al suelo, rendidos. Sus cuidadores entonces les informaron que solo tendrían media hora de descanso.

Esto es una locura— Dijo un hombre, que respondía al nombre de Koboh. Era un poco menos alto que Shar-cos. Su piel era de un color verde pálido. Portaba un cabello largo de un tono más oscuro que su piel y tenía un par extra de brazos.

No entiendo como es que seguimos con vida— Respondió una joven pequeña, con grandes músculos en cada brazo únicamente. Su nombre era Lidum—¿Tu que opinas, chico?

Un chico de apariencia muy escuálida y piel rosada estaba en el piso sentado. Meditaba en pose de loto, por lo que no les prestaba atención activamente. En su nuca estaba tatuado con puntos una palabra en un idioma extraño, que se traducía como "Maná". Otro chico caminó hacia dónde este grupo se había formado. Era el mismo Shar-cos. Una versión de él mucho menos fornida y por su andar era bastante obvio que no era una hombre seguro de si mismo.

¿Cuánto tiempo más crees que tengamos que hacer esto?— Les pregunto tímidamente, tartamudeando un poco.

Ese entrenamiento prosiguió hasta llegar casi a los cinco años, con sus respectivas pausas para descansar. Media hora de descanso por cada ocho meses de entrenamiento. Finalmente, cuándo terminó ese entrenamiento, todos estaban exhaustos. Sin embargo, algo había cambiado. Todos, incluso los más dubitativos ahora tenían una firme determinación y de cierta forma sabían que todo lo que habían hecho era necesario. Su cuerpo, su alma y su mente se habían fortalecido de sobremanera y los había aventajado a los demás de su especie. En situaciones normales, eso habría incrementado el ego de cualquiera de ellos, pero en realidad, el sobreesfuerzo había probado tener el efecto contrario. Un golpe de humildad recayó sobre la mayoría de los presentes. Entonces los Wan decidieron darles un mes de descanso a todos, antes de pasar a la siguiente etapa del entrenamiento. Después de eso hicieron otro entrenamiento físico, tuvieron que colgarse de un acantilado por aproximadamente otros cinco años con descansos cada quince meses. Era bastante común que los estudiantes cayeran y siempre eran rescatados por los Wan para ser colgados del precipicio nuevamente. Después de eso, obtuvieron otro mes completo de descanso.

¿Cuál creen que sea ese nuevo entrenamiento?— Preguntó Shar-cos al único par de discípulos a los que consideraba amigos: Lidum y Maná.

No estoy seguro, pero espero poder utilizar esos poderes tan misteriosos que los Wan utilizan— Respondió la muy impaciente Lidum.

Yo estoy seguro de que será algo para comenzar a comprenderlos— Añadió el chico, con su voz que denotaba su timidez y emoción, cuándo de pronto divisó a un grupo que se acercaba a ellos —No puede ser, aquí viene Koboh y su grupo de pesados.

Koboh, el otro discípulo que estuvo cerca de ellos entre descansos había logrado reclutar a unos cuantos para formar una especie de pandilla. Sus nombres eran Rankay, una entidad sin género cuya piel era parecida a la coraza de un armadillo, Wiyyan, quién tenía una apariencia similar a una hada, Kahn, una criatura con tentáculos en lugar de piernas, Saphy, una chica que parecía terrícola con cuernos de toro, Khwam, una especie de espectro flotante cuyos brazos aparecían y desaparecían a voluntad y Ngan, una roca humanoide con rasgos de puma.

Vaya vaya, pero si son 'Char' y sus mascotas— Dijo el líder de dicha pandilla de una manera despectiva, pronunciando mal el nombre del otro a propósito.

¿Qué quieres, Koboh?— Respondió, sin darle mucha importancia a las provocaciones.

Sabes que terminaré liderando a los heraldos de los Wan, así que, solo vine a ver que hacían mis futuros subordinados.

—No sé a qué te refieres. A penas empezamos el entrenamiento, estamos muy lejos de saber quién o si es que alguien estará a cargo.

—En mi planeta yo fui uno de los líderes principales. Por derecho divino, tengo que ser yo el que dirija a todos los...

—¿Por qué no mejor te diriges hacia otro lado y nos dejas descansar de ti a gusto?— Interrumpió Lidum, muy enojada.

¡Hey! ¡No interrumpas así a...!— Trató de decir la criatura con forma de hada, pero fue interrumpida por su propio líder.

Está bien, Wiyyan. No te preocupes. Cuándo el entrenamiento concluya, ellos serán los primeros en ser excluidos.

Los siete intrusos se retiraron, dejando a los tres amigos confundidos. Realmente no habían hecho nada para provocarlos, por lo que no podían sentir otra cosa más que la agresión se tratara de algo personal.

Dudo que los Wan toleren ese tipo de actitudes— Dijo Maná, revisando el cielo y sus alrededores buscando a sus cuidadores, quienes no estaban en el lugar.

Déjalos alardear un poco. Después de todo, Koboh no me parece la gran cosa— Respondió Shar bastante más seguro de si mismo.

Tal y como Maná había pronosticado, la siguiente etapa del entrenamiento estaba relacionada con los poderes de los Wan. Más específicamente en sentir la energía que ellos emitían. Todos los heraldos fueron cubiertos de sus receptores luminosos (ojos, sensores de luz, etcétera) y se les encomendó una única tarea. Los Wan cada tanto estirarían su brazo y emitirían un pulso de energía, lo retendrían por unos segundos y después lo apagarían y regresarían su brazo a su posición natural. Cada vez que ese ciclo fuera efectuado, los discípulos debían estirar su brazo (o alguna clase de extremidad) a la par que los Wan. Todos los instructores comenzaron con el entrenamiento, haciéndolo frecuentemente para estimular las percepciones extrasensoriales de sus alumnos. Para Shar fue algo casi instintivo de lograr, pues cada vez que el pulso era emitido él percibía perfectamente la presión que generaba. Por lo que fue de los primeros en estirar su brazo cada vez que sentía el pulso. Luego más y más estudiantes empezaron a sentir eso. Cuándo los Wan sintieron que era el momento comenzaron a hacerlo de manera más espaciada, duraban días incluso sin emitir nada, después duraban horas emitiendo el pulso, después minutos sin nada, después meses emitiendo el pulso. Ese entrenamiento duró al menos unos diez años, hasta que todos perfeccionaron la técnica. No solo era percibir la energía de los Wan cuándo su brazo estaba estirado y emitiendo el pulso, ahora también eran capaces de percibir sus intenciones desde el momento que sus extremidades comenzaban la secuencia de movimiento, por lo que ahora, los heraldos podían sincronizar sus propios brazos con los de sus maestros.

"Muy bien, han sido capaces de percibir hasta la mínima sensación de la energía primigenia del universo que nosotros manejamos. Como podrán darse cuenta, ahora sus cuerpos ya pueden prescindir se sus necesidades fisiológicas básicas. En otras palabras, ya no es necesario que coman o duerman, por lo que ya no se les otorgarán descansos y pasaremos a la siguiente parte de su entrenamiento."

La siguiente etapa de su entrenamiento consistía en largas sesiones de meditación. Tenían un solo objetivo, debían concentrarse en todas las veces que sintieron los pulsos durante la etapa anterior y recrearlas en su cabeza. Teóricamente eso los acercaría cada vez más a la energía primigenia del universo, sin embargo, eso nunca pasó.

Aunque para los Wan era algo natural el manejo de la energía primigenia, las criaturas mortales básicas del universo no eran capaces de llegar al entendimiento de una manera tan sencilla. A pesar de intentarlo durante cinco décadas, ninguno fue capaz siquiera de producir solo un poco de dicha energía. Debido a su rango, sus maestros conocían otras técnicas que podrían enseñarles. Consideraron enseñarles la magia basada en la extracción de energía de otras dimensiones, sin embargo, desistieron rápidamente de esa idea. También consideraron en algún momento adiestrarlos en el Campo Oscuro, cosa que claramente sería más perjudicial que de ayuda. De pronto, recordaron que existía algo muy parecido a la energía primigenia, la energía asintótica. Al ser seres mortales, deberían ser capaces de aprenderlo con relativa facilidad y la ventaja que tenía era que, entre más lo practicaran y mayor fuera su fuerza de voluntad, más probable sería que aprendieran a utilizar la energía primigenia del universo. De esa manera, poco a poco comenzaron a enseñarles a producir dicha energía a partir de una mezcla de su determinación, energía vital y la energía cósmica que abundaba en todo el universo.

Esa es una buena cantidad de energía— Admiró Shar-cos a su amigo Maná.

Gracias, es interesante la energía asintótica. No es tan eficaz o eficiente como la energía primigenia, pero al menos nos sirve para algo.

—¿Tienen idea de dónde están los Wan?— Preguntó Lidum, mientras seguía manipulando su producción de poder.

Fueron a resolver un conflicto mayor— Contestó Koboh, quién se acercaba lentamente al trío.

¿Ahora qué quieres, Ko?— Le preguntó Shar, tratando de minimizar su presencia.

Los Wan— respondió, ignorando la pregunta— fueron a un planeta lejano a detener a una criatura muy poderosa, capaz de extinguir especies enteras. Llevaron a los mejores candidatos, aquellos que progresaron más, como Rankay y Ngan, entre otros cientos. A mí también me lo ofrecieron, sin embargo, decidí que era mejor idea quedarme a cuidarlos.

No digas mentiras— Pronunció el futuro maestro de los chicos — No te lo pidieron.

¿Qué? ¡No estoy mintiendo, Shar-cos!

Tu aura te delata— comenzó a decir —Se curvea cuándo dices la verdad y genera picos extraños cuando mientes.

¿Aura?

—Todos los seres vivos emiten un aura. Es bastante complicada de ver, pero yo ya me volví un experto en ello.

Shar no estaba inventando nada. Él sí tenía un talento para poder ver el aura de las personas. Con el entrenamiento logró perfeccionar la técnica. El aura de una persona podía decirle su nivel de cansancio, que tan honesto era, cuál era su voluntad, si era hostil o no, entre otras cosas. Todo eso siempre y cuándo conociera relativamente bien a una persona y después de varias décadas conviviendo con él, ya lo conocía más que suficiente.

¡Basta! Son disparates que tu inventaste.

En ese momento, los Wan acababan de regresar junto con los reclutas. Todos pudieron notar que era una cantidad ínfima de reclutas e incluso un par de maestros hacían falta.

¿Qué sucedió?— Preguntó Maná a Rankay, quién se veía claramente alterado.

Atl... Es demasiado poderoso— Respondió con aturdimiento.

—O al menos lo era. Estará encerrado en un remolino petrificador por toda la eternidad— Añadió Ngan.

"Después tendremos la oportunidad de compartir la historia. Por ahora, debemos continuar con la siguiente etapa del entrenamiento"— Interrumpió uno de los maestros.

La siguiente etapa del entrenamiento consistía en producir energía asintótica de ambas manos, desprenderla y enviarla hacia adelante, lo más lejos posible. Eso demostró ser un fiasco, pues las esferas de energía eran débiles y sin mucho alcance, pero la experiencia les dio la solución a los maestros. En lugar de proseguir con ese entrenamiento sin futuro, les dieron un año a todos para que encontraran o fabricaran algún objeto simbólico de su personalidad.

¿Qué tenemos que hacer qué?— Preguntó Saphy.

Tu solo busca algún objeto que te guste— Le contestó Khwam.

Así empezaron todos su búsqueda. Lidum fue la primera que pensó exactamente lo que quería. Su planeta era conocido por su capacidad para producir tela. Ella era experta en la técnica y en algún lugar del planeta encontró una planta con las características perfectas, por lo que pasó por lo menos unos tres meses cosechando, procesando, esponjando, secando, trenzando, hilando y tejiendo hasta que logró producir una tela bastante flexible pero resistente. Encontró un tipo de roca bastante dura y minó un poco, lo suficiente para formar pequeñas piezas las cuales integró junto con la tela, logrando crear unos guantes rellenos de piedra muy resistentes. De la misma piedra, Maná tomó una pieza y comenzó a tallarla, sin embargo, esa piedra era bastante dura, por lo que debía trabajar en ello al menos unas diez horas al día, tan solo para rebajarle un centímetro. Koboh se dio cuenta de las propiedades que tenía ese mineral, así que un día él también tomó una gran cantidad del mismo. El planeta de Koboh era reconocido por ser excelentes herreros, así que él no dudó en derretir su materia prima para forjar un par de espadas con ese mineral durísimo. Cada espada sería capaz de manejarla con cada par de brazos en su costado. Por su parte, Rankay se fabricó un par de brazaletes, Saphy había creado unas gafas especiales, Wiyyan, por otro lado, se fue por lo simple y logró crear una capa, Kahn manufacturó una pechera, Ngan una especie de malla que recubría su cuerpo y Khwam un cinturón. Al cabo de un año, todos los presentes en el planeta de entrenamiento habían logrado encontrar o fabricar algo con lo que se identificaran. Todos excepto una persona: Shar-cos.

"¿Por qué eres el único que no tiene nada?"— Le preguntó uno de sus instructores, al que le llamaban Primario.

No la librará— Susurró Koboh a Rankay, al notar el nerviosismo de su rival.

Creo saber cuál será la siguiente etapa del entrenamiento, señor— Shar se acercó a él y le susurró algo al oído.

"Muy bien, eres libre de intentarlo"

Durante el año que estuvieron reuniendo los objetos no fue capaz de identificarse con nada. Su propio planeta era más conocido por ser el centro de los trueques y no tanto por manufacturar cosas así que realmente él no sabía que hacer. Un día, estaba en la cima de un árbol, reposando sobre una de las ramas más gruesas, jugando con una hoja alargada. El clima era bastante frío pero él apenas y lo sentía. Cada vez que agitaba la hoja se enderezaba, pero al detenerse, su propio peso la hacía caer en un ángulo. En ese momento, le llegó una inspiración. Inspiró y espiró. Comenzó a utilizar su energía asintótica sobre la hoja y la impregnó de la misma, de pronto, la hoja se enderezó de nueva cuenta. La sujetó y golpeó con fuerza el extremo de la rama sobre la que estaba sentado, provocando que fuera cortada como si de una espada se tratase. Inspiró y volvió a espirar. La hoja seguía erguida pero un poco menos. Tocó la superficie de lo que quedaba de la rama y se dio cuenta que un poco de humo comenzó a brotar del toque.

Shar, estamos a punto de comenzar la siguiente etapa— Dijo Maná, regresándolo de vuelta de sus recuerdos.

"Ahora, este último año estuvieron recolectando objetos con los que se identificaron. La energía asintótica funciona mejor cuándo le dan una representación y propósito. Sus objetos son su representación. Si impregnan sus objetos con una gran cantidad de energía asintótica, estos serán capaces de adquirir el o los efectos que ustedes quieran. Ese es el propósito. Durante el siguiente medio siglo, ustedes se dedicarán a impregnar sus objetos con sus energías y propósitos. Por los siguientes 26 millones de minutos deberán hacerlo sin descanso si es que esperan buenos resultados. Mantengan su concentración. Buena suerte."

Koboh en ese momento esbozó una sonrisa, solo podía pensar en lo mal que quedaría Shar-cos si desperdiciaba todo ese tiempo sin realizar el trabajo, sin embargo, cuándo volteó a verlo, logró ver como el tenía sus manos separadas entre sí a una distancia de 20 centímetros y la energía brotaba de él como si estuviera impregnando un objeto invisible, por lo que no perdió mucho tiempo, sujetó ambas espadas con fuerza y comenzó a hacer lo mismo que sus cientos de miles de compañeros. A estas alturas, esperar 50 años no fue nada para ellos, por lo que al terminar, cada uno mostró sus habilidades. Sobra mencionar las habilidades de las espadas de Koboh, el medallón de Maná y los guantes de Lidum. Los brazaletes de Rankay le daban la habilidad de generar cualquier clase de arma con su energía. Las gafas de Saphy le permitían emitir rayos de energía que bien podían congelar, derretir, mover objetos entre otras cosas. La capa de Wiyyan se extendía tanto como su portador le indicaba, era maleable, y podía replicar cualquier ataque de energía usado sobre si misma. La pechera de Kahn le otorgaba una fuerza descomunal y una armadura completa a cualquiera que la portara. El cinturón de Khwam le permitía volar, levitar y viajar a gran velocidad más allá de su velocidad de levitación normal, además de estirar cualquier parte de su cuerpo una gran distancia y alterar su estructura molecular que era similar a la de un fantasma para hacerse sólido. Por ultimo, las uniones de la malla de Ngan se podían desprender, siendo controladas a voluntad por su portador, tejiéndose entre sí, replicándose entre otras cosas, como si fueran una versión primitiva de nanotecnología controlada por una mente viva. Solo quedaba Shar, quién ninguno de ellos entendía lo que estuvo haciendo todo ese tiempo. Seguía sentado en el suelo en posición de loto con los ojos cerrados, sin prestar mucha atención a las demostraciones de sus compañeros, cuándo de pronto decidió abrirlos, y todos se percataron que brillaban con intensidad.

¿Pero qué?— Koboh realmente estaba anonadado y comenzó a sentir la presión que la presencia de su rival generaba.

Shar entonces comenzó a levitar por los aires. Fue capaz de producir grandes cantidades de energía a su alrededor. Podría lanzar rayos destructivos, crear construcciones de poder, parecido a como lo hacía Maná, incluso su propia presencia les hacía sentir su imponencia y todo eso solo solo era la punta del iceberg. Atravesaba muros, podía volar y era más singular que los demás.

Wow— Exclamó Maná, claramente impresionado.

¡¿Qué fue lo que hiciste?!— Gritó Koboh, visiblemente molesto.

No encontré un objeto que fuera del todo mi agrado, así que decidí impregnar mi propia aura con la energía asintótica.

—"Un movimiento bastante inteligente e impresionante"— El Primario acababa de llegar a la conversación—"Creo que eres el mejor candidato para aprender sobre el misticismo"

—¿El misticismo?

—"Ya hablaremos de eso después, creo que ahora más que nunca están todos ustedes preparados para ir a misiones. Por lo pronto, su entrenamiento teórico ha terminado. Ahora sigue un entrenamiento práctico".


En otra línea narrativa, Theseus estaba completamente inconsciente. Él sabía qué lo estaba. ¿Por qué? No lo sabía. ¿Cómo lo sabía? Tampoco lo sabía. Como si su subconsciente y su consciente propio no lo supieran. Abrió los ojos y entendió la razón. Estaba dando vueltas hacia el frente. Todo a su alrededor era completamente extraño. No sabía dónde o cuándo se encontraba. Era como una especie de túnel gigantesco lleno de colores, cuyo exterior parecía ser el espacio sideral y dentro del túnel se dibujaban cientos de círculos negros alrededor suyo.

—¡¿Qué rayos es esto?!— Gritó, mientras su cuerpo seguía dando vueltas sin control. Era extraño, a pesar de todo, no sentía ni frío, ni hambre, ni calor y aparentemente tampoco necesitaba respirar. A lo lejos logró escuchar unas cuantas voces, qué él no sabía de dónde provenían.

"Esto es ridículo, Cavendish. Llevamos una semana en la corriente temporal y aún no logramos obtener ninguna señal ni del futuro ni del presente."— Dijo la voz rasposa de un hombre a quién creía reconocer.

"Sabe algo mi estimado profesor Tiempo... El tiempo no pasa por aquí así que no puede decir que llevamos una semana, porque no hay tiempo."— Respondió una segunda voz, un poco más refinada y por su volumen, sabía que estaba más cerca.

"No vuelvas a decir 'tiempo' por favor..."— Concluyó una tercera voz, solo que esta vez estuvo tan cerca que casi podía olerlo. De hecho, en cuánto terminaron esas palabras, el cuerpo de Theseus paró en seco, al estamparse contra el parabrisas de un coche viejo, color Beige, destartalado— ¿Y ese quién es?

El joven Murphy no podía creer lo que veía. Al interior del coche estaban los dos viajeros en el tiempo y el Doctor chiflado, a quienes había tenido el placer de conocer y ver morir en el futuro. Por unos momentos pensó que Cavendish y Doofenshmirtz lo habían seguido a través del portal, pero la apariencia de ambos se veía diferente, por lo que estaba seguro que eso no había pasado. Además, Dakota se había sacrificado, nada de eso tenía sentido. Volteó para atrás y confirmó que el portal por el que había ingresado a ese lugar, que no era un lugar, había desaparecido. Regresó su mirada a los tres individuos dentro del vehículo.

¡Doctor! ¡Dakavendish!— Gritó emocionado.

¿Qué qué?— Preguntó el de cabello alborotado.

Theseus no dudó en ingresar al vehículo por la ventana del lado del copiloto, aplastando un poco al británico que ocupaba dicho asiento, cuándo se percató de un botón que decía "Escape de emergencia". Fue en esos momentos que recordó las palabras del Doofenshmirtz del futuro distópico. Nuevamente, no dudó ni un segundo y presionó dicho botón.

¡No!— Gritaron ambos chicos al unísono, cuándo una alarma comenzó a sonar, un portal apareció enfrente de ellos y terminaron cayendo unos cuatro metros sobre el suelo, en frente de la escuela Jefferson. El golpe de la caída les provocó una ligera jaqueca a todos los ocupantes.

Los cuatro salieron del vehículo en ese momento. Theseus se mostraba maravillado. Lo primero que consiguió hacer fue mirar hacia el cielo. Era completamente azul, tal y como alguna vez fue descrito en los textos de historia. El verde de la poca vegetación en medio de la urbanidad lo maravillaba. Había estado en planetas vivos antes, pero jamás había presenciado algo tan hermoso. Incluso los edificios de esa época tenían su encanto. Inhaló, exhaló y a pesar del porcentaje de smog que ingresó a sus pulmones, jamás había sentido un ambiente tan puro y propicio para la vida humana. Por todos lados veía movimiento. Había otros humanos cerca, a quienes veía asombrado. Jamás había visto tanta informalidad. Estaba acostumbrado a los ambientes militares, por lo que ver a gente corriendo con ropa casual le provocaba mucha curiosidad. Todos sus sentidos estaban abrumados. La vista estaba maravillada. El tacto le ponía la piel de gallina al sentir las leves corrientes de aire erizando su piel. Su olfato jamás había sido tan estimulado. Su oído le permitía escuchar incluso a los pájaros cantar. Finalmente, el gusto tuvo el placer de retirar esa especie de sabor amargo que siempre tuvo. Como si toda la situación en la que vivían en el futuro le provocara dicho sabor junto con un nudo en la garganta que poco a poco iba desapareciendo. Estaba tan deslumbrado que ni siquiera se percató de los tres hombres que le gritaban a sus espaldas, los cuales, al percatarse del estado del chico, decidieron discutir lo que estaba pasando.

¿Quién rayos es ese loco y por qué nos sacó de la corriente temporal?— Preguntó Doofenshmirtz.

¿Cómo vamos a saberlo? Él te llamó Doctor. Tú deberías saber— Contestó el hombre del sombrero, un tanto molesto.

—Ya no ejerzo la psiquiatría con mi título falso desde que esa abogada destapó el negocio, muchas gracias.— Reviró con sarcasmo —¿Dónde... O más bien, cuándo estamos?

Dakota se apresuró a revisar el tablero de su coche.

Unas cuántas semanas después de que partimos. Seguimos en la época de Murphy.

El hombre de la mala suerte se percató de ese nombre
¿Murphy? Yo soy Murphy. ¿No me recuerdan? ¡Soy yo! Theseus, ¡Theseus Murphy!

—Jamás oí de un Theseus. Pero ¿Será pariente de Milo?— Cuestionó el hombre del sombrero, al momento que una farola cayó sobre un hidrante, bañándolo con agua.

—Si, debe serlo.— Respondió su amigo más pequeño.

—¿Milo? ¿Milo Murphy?— Cuestionó con premura —Sí, creo que el es mi tátara... tátara... algo...

—¿Tátara? Pero si tu eres más viejo que él.— El pobre Dakota estaba muy confundido.

Theseus miró alrededor de nueva cuenta —¿Alguno de ustedes me podría confirmar si estamos dónde yo creo que estamos?

Escuela Jefferson de Danville.— Contestó el más grande.

¿Qué planeta es este?— Esta vez, su desesperación era palpable.

—La tierra...— Comenzó a pronunciar el de cabello rizado, cuándo fue interrumpido por un grito del chico.

—¡Ya-jú! ¡El portal transtemporizador inador funcionó, Doctor Doof.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—¿No me recuerda? Soy yo, Theseus Murphy. Venimos de una invasión de Liarrem en ¿El futuro? ¿El pasado?

—Viene de la corriente temporal, definitivamente debe ser un viajero del tiempo.— Señaló Cavendish, limpiando sus lentes.

—Por cierto, acabo de recordar. Usted me dijo que debía entregarle estas.— Theseus tomó de sus bolsillos una caja y la abrió, mostrando su contenido al Doctor. Antes de viajar, Doof del futuro distópico le dio a Theseus las cámaras insecto que documentaron todo su viaje. Cada una era una cámara que grababa prácticamente todo, en alta definición, con un audio semi perfecto. Además, sus características de insecto les permitían trasladarse a través de la ropa del portador, para evitar que se perdieran. Dakota del futuro le entregó la suya al científico antes de sacrificarse, y a su vez, este le quitó la suya a Cavendish en el futuro y se las había entregado a Theseus.

—¡Mis cámaras insecto!

—¿Tus qué?

—Son estas cámaras insecto.— Dijo, mostrando otra versión de la misma caja que Theseus le entregó. Las cámaras insecto estaban ahí mismo, sin embargo, las de Theseus estaban mucho más empolvadas y se veían un poco gastadas —Las planeaba llevar al futuro para documentar todo lo que viviéramos. Pero no entiendo que rayos está pasando y ¿Por qué ese sujeto tiene otra versión mis cámaras?


Para ese punto de la historia del universo que Shar les mostraba, las cosas ya eran demasiado caóticas para muchas especies. Guerras civiles se llevaban a cabo entre las especies más guerreras, con las facciones más salvajes luchando por ver quién dominaría en su respectivo planeta. Otras razas se peleaban con sus planetas vecinos y en realidad todo se habría vuelto un caos para ese momento. Sin embargo, todas esas eran amenazas que no les incumbían, ya que no eran una amenaza a la vida en si misma, si no una amenaza dentro de la vida misma.

¿No deberíamos intervenir?— Preguntó Shar-cos al Primario

"¿Por qué habríamos de? Las guerras son algo normal y natural entre los seres vivos del universo..."

En ese momento, el joven heraldo dejó de prestar atención a lo que su maestro le decía. Se percató que a través de su propia energía era capaz de observar otros lugares. Más concretamente, observaba a la distancia a los peligros que había en el universo. La guerra interna de un planeta era devastadora y dos de sus facciones peleaban una contra la otra y él era capaz de apreciarlo desde lejos.

Comandante Supremo Yong-kil—La voz de un subordinado resonó en el campamento, interrumpiendo sus pensamientos—Logramos derrotar a otro pelotón enviado por el ejército de Kor-plus.

Yong-kil se giró, su armadura negra brillando bajo el pálido sol del planeta. Los bordes metálicos de su traje estaban desgastados,

Excelente —respondió con voz grave— Su resistencia es admirable, pero inútil. Cada pelotón caído nos acerca más al control absoluto. ¿Qué hay del príncipe heredero? ¿Ha mejorado en sus tácticas de combate?

—Me temo que no han habido avances señor. Su entrenamiento parece estar estancado a medida que busca atajos.

—Heredó la pereza de su madre. Me temo que él nunca será un buen líder militar como su padre. No sé que será de mi querida Kor-less cuándo mi tiempo en este mundo termine. Será mejor enviarlo a...

La habilidad de Shar-cos se debilitó en ese momento regresándolo a la realidad. El Primario lo observaba con detenimiento, comprendiendo completamente lo que su discípulo hacía.

"Impresionante. Cada día que pasa me sorprende más cuánto del misticismo puedes aprender por tu propia cuenta sin la necesidad de que yo te entrene."

—Primario. ¿Por qué no pude seguir viendo eso?

—"Aún no estás acostumbrado a este poder, Shar-cos. Algún día lo estarás."

Ambos salieron al espacio exterior. Para un Wan, viajar entre dos puntos del espacio exterior era algo sencillo de lograr. Por lo que llegaron al siguiente destino en breve. Una pequeña luna entre una guerra de mundos. Naves espaciales luchaban una contra la otra, de manera similar a los buques navales y grandes barcos lo hacían en las antigüedades.

¡Vladatar! ¡Líder de los chelbs! ¡Prepárate a rendirte!

Shar no lograba concentrarse lo suficiente para saber quién decía esas palabras. A decir verdad, solo lograba enfocar unas partes del audio, sin mucho éxito.

"No lo fuerces. Llegará a ti en su debido momento"

Volvieron a viajar por el universo, justo hasta dónde existía un enorme ejército, lleno de buques de guerra que rodeaban todo un planeta hasta la distancia. Eran cientos quizás miles. No estaban peleando, pero era obvio que ningún ejército en el universo podría contra ello.

¿Por qué me muestras esto?

—"Es el orden natural de la vida. Las especies fuertes son las que dominan. De lo contrario, solo llega la extinción. Ninguna especie será capaz de sobrevivir si nosotros intervenimos directamente en su desarrollo. Un Wan debe velar por los intereses de la vida, sin ir más allá."

—Entonces ¿Quieres que solo observemos?

—"No. Su trabajo es asegurar la vida de amenazas externas a su desarrollo. La guerra es una faceta completamente normal. Cualquier evento catastrófico no relacionado no lo es."

—Bueno... ¿Y cuándo conoceré a Liarrem?— Preguntó muy emocionado.

"Él... no es una persona muy sociable..."— Respondió su maestro —"En realidad, accedimos a dejarlo por su cuenta así como él lo pidió. No es una amenaza directa para el universo, así que lo justo es que él viva tranquilo en su porción del espacio tiempo que le asignamos."

Después de unos cuantos viajes entre todo el universo, los Wan finalmente se animaron a reunir a todos en el mismo planeta que habían entrenado. Para ese punto, solo quedaban tres de ellos.

¿Qué hacemos aquí?— Preguntó un muy impaciente Koboh.

Los Wan tienen algo importante que decirnos— Respondió Rankay.

"El día ha llegado"— Dijo el Primario a todos. —"Temo que hoy es el día en que nuestras luces se apagarán y pasaremos a formar parte de la conciencia eterna del universo."

—Oh, no— Pronunció Maná, por lo bajo.

"Pero antes de irnos..."— Alzó su mano derecha. Un aura de energía rodeó a diez de los presentes y los alzó en el cielo— "Rankay, Wiyyan, Koboh, Shapy, Khwam, Ngan, Lidum, Kahn, Maná, y por último, Shar-cos. Ustedes diez han destacado entre todos los heraldos. Será su deber guiar a nuestros sucesores espirituales. De ahora en adelante serán conocidos como los diez mandatarios. Ahora todos los heraldos han sido dotados con inmortalidad. Sé que nos harán sentir orgullosos"

Los trajes de los diez chicos evolucionaron en unas vestimentas que denotaban su rango. Diferentes a los de las demás. Entonces, los Wan comenzaron a ascender al cielo. Y uno a uno se fueron desvaneciendo en el aire, como si fueran velas apagándose.


De regreso en el presente, en el laboratorio improvisado del Doctor Doofenshmirtz, en el patio de Milo, se encontraban el susodicho, Cavendish y Dakota, atados a tres sillas, dándose la espalda entre si. Un enorme aparato parecido a una máquina gigante de tortura bajaba lentamente. Colocándole cascos y visores a los tres, quiénes se veían bastante tensos.

¿Podemos quitar la música de suspenso?— Preguntó el más avejentado.

Le quitas la diversión a la vida, Cavendish— Respondió el futuro Profesor Tiempo, quién presionó un botón en un control remoto, haciendo que la música cesara— Muy bien, prepárense. Este aparato implantará las grabaciones de las cámaras insecto en nuestras memorias para entender mejor lo que está pasando.

—¿Es seguro?— Preguntó el de las gafas de sol.

Seguro que dolerá...— Respondió, a la vez que la máquina se encendía, unas pequeñas descargas eléctricas se producían en sus cabezas y cientos de imágenes pasaban frente a sus ojos. El sol estaba en el punto más alto cuándo el espectáculo comenzó y llegó al alba para cuándo el aparato terminó de hacer su trabajo.

Vaya, al fin terminaron— Exclamó Theseus, sentado en una silla, aburrido de observarlos ser torturados.

Te dije que podía mostrarte las grabaciones a ti también si querías para no tener que esperar...— Le respondió Doof, con tono de molestia.

No gracias, la última vez que me conectaron a un aparato de esos terminé con desorden de personalidad...

El aparato era caprichoso, no pudieron clasificar las memorias de cada uno, por lo que los tres recibieron la misma dosis de grabación de las tres cámaras. Casi a la vez. En situaciones normales sería algo difícil de procesar para la mente humana, por eso, el científico ex-malvado había ajustado la máquina para detener los demás sentidos mientras estaban ahí, permitiendo que la concentración del cerebro se enfocara en las tres grabaciones de las cámaras con las vivencias de los tres en aquél futuro distópico. Aún así, los tres se sentían fatigados, con hambre y con algunas necesidades fisiológicas por atender. No obstante, era tiempo de tener una conversación seria.

—¿Dakota? ¿Te volviste a sacrificar por mi?— Preguntó el Británico, con lágrimas en los ojos.

—¿Qué puede uno hacer? Eres Cavendish.— Respondió su amigo con simpleza.

Doofenshmirtz fue el último en ponerse de pie, frotándose la frente por el cansancio —Creo que ahora entiendo mejor lo que está pasando. Nosotros viajamos al futuro del que proviene este joven. Aparentemente morimos los tres, pero antes de hacerlo, logramos enviarlo al pasado, quién evitó que nosotros viajáramos al futuro en primer lugar. ¿Tiene sentido lo que dije?

—Pero entonces, ¿Si nunca viajamos al futuro no significaría que nadie lo mandó al pasado?— Cuestionó el de cabello rizado.

—Ah, una de las paradojas cuantificables. Me parece que el hecho de estar dentro de la corriente temporal al momento de que la historia fue cambiada es lo que le permite seguir existiendo.

—¿Cómo?— Preguntó Dakota con confusión en su voz.

—De la misma manera que Derek siguió existiendo a pesar de que Diogee acabó con la planta pistachio papá.— Explicó el hombre del bigote.

No entiendo nada de lo que están hablando— Admitió el más joven.

En ese momento todos los tornillos que sujetaban el aparato de memoria se zafaron a la vez, haciendo que la máquina se desarmara en cientos de piezas.

Parece que este Theseus si está emparentado de alguna manera con Milo— Señaló el británico.

Ya les había dicho que si. Milo es mi tátara tátara ancestro. El que participó en la Batalla de Octalia.

—¿Batalla de Octalia? ¿De dónde me suena ese nombre?— Se cuestionó el científico.

Ahí fue dónde rescatamos a Milo, Doof— Le señaló el castaño.

Ahora lo recuerdo. ¡Ahí es dónde empezó el problema de la invasión!

—¿Invasión?— Cuestionó el más joven —Recuerdo que los registros de historia señalan que la tierra fue invadida por el ejército de Liam apenas unos días antes de la Batalla de Octalia. Significa qué ¡Aún no sucede la Batalla de Octalia!

—Oye, oye, oye. Más despacio. ¿Qué tiene de especial la Batalla de Octalia?— Preguntó el hombre con sombrero de copa.

Es la primera batalla oficial que ocurrió entre la oposición, un grupo de resistencia del futuro, en contra de Liarrem. Fue la primera gran derrota y la sucedió la destrucción de la tierra.

En esos momentos, la puerta del pequeño laboratorio se abrió, mostrando a un pequeño amigo del grupo junto a una joven adolescente.

¡Vanessa! ¡Perry el ornitorrinco!— Gritó el Doctor, corriendo a abrazar a su hija y a su amigo peludo.

Hola papá ¿Dónde estuviste?— Preguntó la joven, quién ocultaba su felicidad de reencontrarse con su padre después de semanas— Mamá me pidió que te diera esto. Iré a casa de Mont... Montaña... Iré a la Montaña. Nos vemos. Adiós, Perry. Me dio gusto saludarte.

—¡Mi cheque de pensión!—Volteó a ver al pato castor con sombrero— No sé por qué Vanessa sigue fingiendo sobre Monty, si su padre y yo ya no somos enemigos desde hace mucho...

Perry únicamente se encogió de hombros.

Como los decía— Interrumpió Theseus, preguntándose en su interior por qué hablaba con un animal— ¡Después de la batalla de Octalia, la tierra será destruida!


En el pasado, no mucho tiempo había pasado desde que se formaron los diez mandatarios y ya habían conflictos internos. Por un lado, los siete amiguitos querían romper las reglas de los Wan e intervenir entre las guerras mortales, sin embargo, Shar-cos siempre los detenía. No obstante, habían llegado a una especie de acuerdo.

Esta vez si te venceré, amigo— Le dijo un muy confiado ser de cuatro brazos. Su actitud hacia su rival recurrente había mejorado mucho, pero aún así existían roces entre ambos.

Dame tu mejor golpe.

Koboh tomó su espada ofensiva y la apuntó en dirección de su oponente, quién con la palma de su mano logró disipar la mayor parte de la energía que esta emitía. Entonces el más bajo corrió en dirección a el con intención de embestirlo, pero Shar había alterado su densidad, para que su cuerpo lo atravesara. Chasqueó los dedos y de un segundo a otro ambas espadas volaron por los aires hasta que las atrapó. Entonces se las regresó a su amigo.

Estuve tan cerca esta vez...

—Claro que no— Se burló Saphy, quién había observado todo el combate— Shar volvió a barrer el suelo contigo.

En esos momentos, el más habilidoso entre ellos se sentía preocupado. Tenía una sensación de peligro inminente que no lo dejaba en paz y no sabía exactamente por qué. Cerró sus ojos y se concentró en su propia ansiedad, hasta que una visión llegó a él. Su habilidad de ver el espacio se combinó con el tiempo y logró ver a un vórtice gigante absorbiendo planetas sin piedad alguna. Logró notar varios detalles hasta caer al suelo.

¡Shar!— Gritó Lidum, ayudándolo a reincorporarse— ¿Qué sucede? ¿Qué viste?

El heraldo dudó en contestar esa pregunta. Sabía que Koboh no se quedaría de brazos cruzados.

Es Liarrem— Pronunció arrepintiéndose de decirlo— ¡Está experimentando con Campo Oscuro!

¿Campo Oscuro?— Cuestionó Kahn, con tono burlesco —Las especies que tienen contacto con esa cosa terminan extinguiéndose con los siglos.

—Si—Ahora Ngan había tomado la palabra— pero eso sucede por que su población se vuelve adicta y terminan perdiendo todo cuándo el Campo Oscuro drena su energía vital. ¿Qué me dices de una entidad de energía infinita?

La discusión continuó por un rato. El grupo de siete había tomado el presagio de Shar bastante enserio y discutían cuál sería la mejor manera de prevenir el desastre, mientras que el propio Shar, Lidum y Maná se negaban a intervenir, respetando los deseos de los Wan. De cierta forma, todos sabían que Liarrem no había cruzado el límite aún, pero no sabían si respetaría el límite ahora que los Wan originales ya no estaban.

No debemos provocar a Liarrem. Aún no ha hecho nada para merecerlo y no se los permitiré.

El asunto aquí es que. No eres nuestro líder, Shar-cos. No puedes decirnos qué hacer— Sentenció Koboh.

Sometámoslo a votación— Wiyyan pidió.

Naturalmente, seis de ellos estaban de acuerdo, Kahn se abstuvo y Shar, Maná y Lidum votaron que no. De esa manera, esa misma tarde, Koboh, Ngan y Rankay partieron en dirección a la morada espacial de Liarrem junto con unos millares de heraldos. La idea era bastante clara. Amenazarlo para obligarlo a retroceder y acatar las reglas. Shar sabía que podía contra sus colegas si peleaban uno a la vez. Pero pelear contra los siete sería una locura aún si contaba con la ayuda de Lidum y Maná. Aunque el ultimátum parecería haber funcionado bien, realmente tuvo el efecto contrario. De inmediato no se dieron cuenta, si no que al pasar los años se percataron de cambios bastante graves en el curso del tiempo.

Esto está bastante mal— Dijo Shar saliendo de una de sus meditaciones— La guerra en Korr fue ganada por la facción de los Kor-less. El planeta de Vladatar ahora parece estar a cargo de un hombre bastante estricto y pequeño. Y el mayor ejército del universo ha cambiado de lugar y se dirige a una zona habitada cerca de Beeth-Oval. Y todo esto tiene una constante, el Campo Oscuro.

—¿Y Liarrem?— Preguntó Koboh.

Hace mucho que no se encuentra en sus zonas designadas. No he podido localizar su posición actual.

—Me lo temía. Shar-cos, tú fuiste quién más tiempo pasó con el Primario. ¿Qué fue lo que te dijo sobre Liarrem?

—Lo mismo que ya sabes. Liarrem es una dimensión viviente. Existe desde antes que nuestro universo y se alimenta de él. Siempre ha tratado de manifestar una forma corpórea de si mismo y, por alguna razón, parece tener energía infinita, lo que lo hace inmune a los efectos malignos del Campo Oscuro.

—Recuérdame de nuevo ¿Qué es el Campo Oscuro?

—Se trata de un tipo de poder producido cuándo el proceso de transformación entre la energía y materia se interrumpe con malicia, creando una materia que no es materia y una energía que no es energía.

—¿Es más poderoso que la energía asintótica o el misticismo?

—Depende de como lo utilicen, sería capaz de acabar con cualquiera de nosotros.

—Tenemos que atacarlo ahora.

—¿Qué?— Preguntó Shar, indignado— ¡Estás loco! ¡Los Wan claramente dijeron que...!

—¡Qué teníamos que preservar la vida en el universo, Shar-cos!

—Chicos, tenemos noticias— Dijo Saphy, interrumpiendo la conversación. —Ya no se trata de lo que queremos o no hacer. Liarrem está reuniendo un ejército.

—¿Cómo?— El rostro del más sensato de ellos había palidecido.

Yo...— Trató de decir su antiguo rival.

Khwam llegó con ellos y les dio una especie de tableta electrónica extremadamente delgada. Koboh la tomó mientras que Shar observaba las imágenes por encima de su hombro. En dichas imágenes se apreciaban unas naves espaciales y un vórtice interdimensional sobre una nebulosa tras ellas. También se podía apreciar un planeta presuntamente habitado siendo despedazado por el vórtice, quién se comía cada pedazo.

Espera, ese cuerpo volcánico lo conozco. Está cerca de Beeth-oval.— Cerró con fuerza los ojos, comenzando a utilizar su clarividencia, hecho que dejó a todos impactados. Entonces abrió los ojos rápidamente y cayó al suelo con fuerza —Es verdad. Ha reclutado tropas. Tiene al ejército más grande que vi junto al Primario, al sucesor de Vladatar, de los chelbs y al hijo de Yong-kil, de Korr junto con sus respectivos ejércitos.

—Esto no es posible...— Trató de decir Koboh.

Tenemos que hacer algo— Sentenció Shar.

No tardaron muchos días en reunir a todos los heraldos distribuidos por todo el universo en el mismo planeta en el que habían entrenado. Muchos estaban impacientes por saber que es lo que estaba pasando. Ngan utilizó su malla, sobre todo las uniones para crear pequeños retransmisores que repitieran el discurso a todos los heraldos que se encontraban más lejos.

¡Y por eso es que tenemos que detener a Liarrem de seguir acabando con planetas inocentes!— El carisma que Koboh poseía era impresionante y algo aterrador de observar, pues había logrado convencer a todos los heraldos de participar.

Esto no me gusta— Dijo Shar en voz baja por detrás de su compañero a sus dos amigos mientras observaban a todos preparándose para la inminente batalla.

Poco a poco se empezaron a juntar grupos de miles, aprovechando la capacidad de algunos de los miembros de los heraldos de moverse a través del interespacio. Decidieron tomar por sorpresa al ejército, aún así, la idea principal nunca fue atacar desde un comienzo. Los heraldos llegaron cerca del área dónde Liarem y su ejército se encontraban. La mayoría estaban alejados, mientras los diez mandatarios estaban a la cabeza. Shar lideraba todo, mientras escuchaba las palabras de Koboh.

Bien, tal y como lo pediste, no atacaremos primero. Trataremos de razonar con él y llegar a un acuerdo. Así que acércate a él y razona. Recuerda que el destino del universo depende de tus próximas palabras.

—Qué buena manera tienes de no presionarme, Koboh— Le respondió Shar, sarcásticamente.

Suerte— Le dijo Maná, apretando suavemente su mano.

Shar entonces comenzó a flotar en el espacio en dirección a las naves, las cuales ya llevaban demasiado tiempo alertas con él. Se percató que había una especie de barrera semi invisible conformada de Campo Oscuro frente a él por lo que se detuvo a escasos metros de la misma. De pronto un par de huecos oscuros y una rajadura aparecieron en la barrera, simulando un par de ojos y una boca y el color morado de la misma se intensificó un poco, dejando de ser transparente.

Liarrem...

—"Nunca me agradó ese nombre que me pusieron los traidores de tus jefes. Llámame Liam."— Dijo con una voz macabra que producía un eco.

Shar estaba confundido, a pesar de que la barrera estaba frente a él, separándolo de la flota de Liam, la nebulosa que se suponía era el propio Líam estaba lejos de Shar-cos y la flota, pero aún así había logrado llevar su consciencia a esa creación de Campo Oscuro.

Seamos justos, mis compañeros jamás debieron haberte amenazado, pero no era necesario destruir planetas ni reclutar a un ejército.

Liam bufó—"Ellos no solamente me amenazaron"

—¿Qué?

—"Ah ¿No lo sabes?... Tus amigos utilizaron sus poderes para tratar de someterme. ¿No te lo dijeron? Eso fue un grave error. Ahora soy el doble de poderoso y tengo un ejército a mi disposición"

—Yo no sabía que ellos te habían hecho eso. Pero escucha nosotros...

—"¿Creen que por tener esos poderes elegantes pueden ir por la vida imponiendo su voluntad? Yo jamás había roto las reglas que me pusieron sus traidores maestros, y aún así ustedes se atrevieron a agredirme directamente. Todo esto tendrá un castigo."

—Tienes frente a ti a la generación completa de los sucesores de los Wan, te recomiendo enormemente tener cuidado con tus palabras.

Pero la cara improvisada río sarcásticamente.

"Ninguno de ustedes es rival para mi. Yo tengo al ejército de Marex, al de los chelbs y al de Korr, y ahora, sus líderes, Vissarión y Yong-kum son mis discípulos. Ambos han dominado satisfactoriamente el uso del Campo Oscuro y con todos estos factores, sé que podré acabar contigo y con quién sea. Te agradezco que me hayas evitado la molestia de ir a buscarlos"

El rostro en la barrera entonces desapareció entre risas macabras por lo que Shar volvió a retroceder a dónde se encontraban sus compañeros mientras la barrera poco a poco comenzaba a desvanecerse en el aire.

Supongo que no habrá paz en nuestros tiempos.— Comentó Koboh con sarcasmo.

—¡Prepárense todos!— Gritó sus ordenes, las cuales se propagaron a través de sus propios poderes por el espacio, sin la necesidad de aire para provocar sonido.

Los cientos de miles de heraldos se prepararon, con los diez mandatarios a la cabeza. El suspenso se podía sentir en el aire. Cada uno estaba en su lugar sin moverse y las gotas de sudor comenzaban a resbalar por las mejillas. La barrera estaba a punto de disiparse cuándo de pronto cientos de naves espaciales más pequeñas aceleraron a toda marcha hacia ellos, seguidas con mayor lentitud por las fragatas y los buques de guerra, comenzando así una guerra bastante sangrienta entre entidades mágicas y máquinas voladoras impulsadas por el odio. Las explosiones retumbaban por todos lados, mientras millones de disparos se realizaban a la vez, desde cañones ubicados en los buques y las fragatas, hasta las pequeñas armas en cada una de las naves caza.

Cada uno de los Wan usaba sus propias habilidades para tratar de sobrevivir.

Te dije que esto pasaría, Shar-cos— Exclamó Koboh, mientras seguía cortando nave tras nave con sus espadas, aprovechando su capacidad de disparar energía para impulsarse en el espacio.

Todo esto ocurrió solo porque ustedes agredieron a Liarrem primero...— Respondió, a la vez que acababa con cientos de pequeñas naves con múltiples esferas de energía blanca.

La pelea era bastante intensa, Rankay había generado un escudo y una lanza desde sus brazaletes y para transportarse materializaba escalones sobre los que iba saltando a la vez que atravesaba los cristales de las cabinas de las naves. En algún punto logró montar una y comenzó a dirigirla a través de su lanza, logrando impactar el centro de mando de una de las fragatas, dejándola inerte. Saphy utilizaba sus gafas principalmente para lanzar un laser mortal, pero en ocasiones, en lugar de ello, lanzaba un rayo tractor para redirigir las naves y hacer chuza entre ellas, mientras que Kahn aprovechaba la armadura de su pechera para resistir impactos directos de naves que chocaban contra él y se destruían. Por otro lado, Maná creaba rampas y toboganes sobre las que él y Lidum se deslizaban y mientras uno disparaba energía, la otra golpeaba con sus puños poderosos o desviaba las naves con su telequinesis.

¿Dónde están Wiyyan, Khwam y Ngan?— Preguntó Shar, quién recién acababa de llegar con ellos.

Dijeron que iban a tomar al toro por los cuernos— Respondió la chica.

¡¿Qué?!

Y así ocurrió, los tres mandatarios mencionados junto con una docena de heraldos irrumpieron en una de las naves más grandes, la cual parecía ser una nave comando, topándose de frente con una figura pequeña. Casi todos los heraldos acompañantes fueron impactados por proyectiles qué los exterminaron a excepción de un par que lograron desviar esos disparos.

Impresionante, supongo que ustedes tres forman parte de los líderes y los otros dos que quedan son sus guardaespaldas— Mencionó aquella entidad, quién mostraba su esclerótica púrpura.

¿Quién eres tu?— Le preguntó Wiyyam.

Vissarión, es un placer— Respondió mientras presionaba un control remoto, el cuál activó una potente explosión que separó a los mandatarios de sus acompañantes momentáneamente. —Cinco contra uno es muy injusto, volvámoslo un tres contra tres.

Los acompañantes comenzaron a atacar, ambos eran bastante competentes, arrojándole lo que parecían ser naipes impregnados de energía a Vissarión, los cuales, seguían su trayectoria pero no eran capaces de impactarle, de pronto, el sujeto pequeño estaba tan cerca de ellos que comenzó a golpearlos en sus puntos vitales, dejando un rastro de Campo Oscuro en cada uno de ellos.

¡Cuidado!— Gritó Ngan, pero ya era demasiado tarde.

{Frío destino de la madre patria}— Pronunció mientras cerraba ambas manos. —"Arest"

De pronto los cuerpos de ambos comenzaron a girar en dirección a sus amigos, sin que ellos pudieran controlar sus propios movimientos.

¿Qué está pasando?— Preguntó uno de ellos con desesperación.

Los está controlando— Afirmó Khwan, iracundo.

Ngan se dirigió hacia Vissarión mientras sus compañeros lidiaban con sus antiguos aliados. Las uniones de su pechera eran pequeñísimas esferas de energía las cuales comenzaron a desprender esferas de si mismas, las cuales comenzaban a entretejerse y formar cosas. Ngan aprovechó para unir miles de esas esferas hasta que formó dos puños gigantes sobre sus propios brazos con los que comenzó a golpear el rostro de Vissarión. Mientras tanto, Khwam no tuvo otra alternativa que volverse super sólido con ayuda de su cinturón y golpear a uno de sus ayudantes, mientras Wiyyam hacía lo mismo, expandiendo su capa sin un límite definido para restringir el movimiento de su ayudante y defenderse de soldados armados que ingresaban en el área. Mientras tanto, en el exterior, la feroz batalla seguía sin intención de mostrar tregua...


En Danville, en el presente, había un grupo de personas discutiendo en voz alta junto a un ornitorrinco quién castañeaba los dientes cada tanto para mostrar su desaprobación.

¡Es una situación de riesgo!

Debemos volver al futuro...

Block no quería qué...

Aún así tenemos el citatorio y...

—¡Ya cállate, Cavendish!

Aprovechemos que estamos en el pasado para...

Todas esas frases se escuchaban a la vez, pues ninguno de ellos sabía qué debían hacer, por lo que seguían caminando por las calles mientras hablaban hasta que el británico se hartó de ello.

¡Cállense!— Gritó con todas sus fuerzas — Antes que nada, necesitamos ir con Milo para saber qué ha estado haciendo y por qué es tan importante para la batalla de Octalia.

Pues buena suerte, viajaron al espacio al mismo tiempo que nosotros viajamos al futuro, por lo que ahora deben estar en quién sabe que planeta...— Respondió Doofenshmirtz con irritación.

¡Eso es! ¡Iban al planeta Octalia para ayudar porque Orgaluth vino a la tierra!— Recordó el hombre del traje.

—Si, pero de ahí vino la primera invasión y el punto de salto entre la tierra y Octalia está bloqueado por un ejército invasor...

—Podemos usar estas para desbloquear el camino— Interrumpió el chico Murphy, mostrando las granadas espacio-temporales que el profesor había inventado en el futuro.

No es una mala idea— Intervino Dakota —Podemos interceptar a Milo en su camino a Octalia, suponiendo que aún no ha llegado.

—Tenía que rodear el universo por el otro lado, seguramente aún no llega a Octalia. Podría funcionar— Señaló el farmacéutico.

En esos momentos, mientras caminaban se percataron de una elegante limusina y dos figuras a punto de ingresar a ella.

Miren, son Brick y Savannah. ¡Brick! ¡Savannah!— Gritó el menos alto.

A lo lejos, los mencionados agentes del tiempo los vieron y una pequeña vena brotó sobre sus frentes.

¿Ahora qué quieren?— Preguntó Brick, con obvia molestia al verlos correr hacia ellos.

¡Ah! ¡La bruja mala!— Gritó Theseus, mientras empuñaba su espada apuntando hacia Savannah— ¡No te muevas hija de satán!

—¡Theseus! ¡No! ¿Qué haces?— Cuestionó Dakota, mientras trataba de alejar al joven de la mujer.

¿Quién es el? ¿Su nuevo compañero?— La chica se mostraba sumamente irritada.

Ella fue la que mató a Block en el futuro...

Ambos agentes abrieron los ojos de par en par al escuchar esas palabras.

¿Qué yo hice qué?

Sin embargo, Cavendish trató de mediar en esto.

No importa, ¿Para dónde iban?— Trató de sonar lo más inocente.

Al cuartel general. Recibimos una alerta de alta prioridad. Ahora que lo pienso ¿Ustedes no deberían estar ahí? Recuerdo que violaron su prohibición de viajar en el tiempo el día de la invasión e iban a tener una corte marcial.

—Escuchen, esto sonará muy loco, pero por nada del mundo deben volver al futuro— Trató de convencer con una sonrisa simplona bajo el bigote.

—¿Tiene algo que ver con lo que dice este joven?— Cuestionó Brick, quién seguía repitiendo las palabras de Theseus en su mente.

No nos quedaremos aquí con ustedes, Brick, vámonos.— Ordenó la del cabello sedoso.

Oh, por el amor de...— Doofenshmirtz tomó una pistola de su bata y les disparó a los dos, quienes cayeron al suelo inconscientes.— Listo, les di con mi rayo neuroparalizainador. ¿Podemos volver a lo que realmente importa?

¿Viajaremos al espacio?— Preguntó Dakota, esperanzado, mientras Cavendish abría el cofre de la limusina y le retiraba el jugo de tiempo.


Algunas décadas después de la primera batalla contra Liam, la cantidad de heraldos que quedaba era mínima. Únicamente los diez mandatarios y menos de mil guerreros los acompañaban. El sentimiento de derrota era palpable para todos. Habían perdido demasiado en esta guerra que no daba tregua. Cada vez que retaban a Liam eran vencidos y tenían que retirarse y reagruparse.

Esto es un asco— Afirmó Koboh. —Creo que ya acordamos que lo mejor será aplicar el plan emergente.

—Me niego a aceptar que eso ocurra— Respondió Shar-cos.

Amigo, hablé con los demás, los siete estamos de acuerdo en esto.

—No lo haré, tiene que haber otra forma.

—¡No la hay!— Exclamó impaciente —Lo hemos enfrentado más de cien veces, con diferentes estrategias y ninguna funciona. Sus aprendices se han vuelto más poderosos. Incluso el tal Marex ya ha dominado la mayor parte de las bases del Campo Oscuro. Si queremos detenerlo no hay otra forma.

Pero...

¡Abre los ojos! ¡Quedan menos de mil heraldos! ¡La próxima vez que lo enfrentemos será la última! ¡Por dios Shar-cos, deja de ser tan obstinado! — Tomó las empuñaduras que se transformaron en espadas al momento— Alguna vez te dije que estas espadas derrotarían a Liam. Sé que así será, algún día llegará alguien digno y lo derrotará definitivamente, pero en caso contrario, siempre podremos mantenerlo encerrado.

Las palabras de Koboh no parecieron tener sentido para Shar, pero aún así, pidió a uno de los heraldos que quedaban que las anotara para los registros. Durante esa noche, los siete se despidieron de todos. Sus ojos no verían la siguiente batalla, pues su misión era otra. Al día siguiente, nuevamente se presentaron a la batalla, tanto los heraldos restantes, como todo el ejército de Liam, quienes seguían orbitando el mismo planeta. Algo positivo del trabajo de los Wan era que habían logrado contener la guerra de expandirse a otros territorios. Ahora solo eran Shar, Lidum y Maná listos para dirigir la batalla. El grupo de heraldos creó una formación cerrada alrededor de los tres y en lugar de atacar a las naves, pasaron de largo y aceleraron lo más que pudieron en su vuelo por el espacio.

Muy bien, cómo lo planeamos— Dijo el líder de los sobrevivientes mientras seguían avanzando a toda velocidad, esquivando naves, precipitándose a toda velocidad en dirección a una nebulosa gigante.

Por supuesto que recibían ataques y disparos, los cuales tenían como objetivo mermar su avance, algunos heraldos estaban siendo eliminados uno a uno por dichos disparos, con sus cuerpos separándose de la formación. Sin embargo, el grupo se mantuvo unido, protegiendo el cargamento hasta que lograron pasar de largo a todas las tropas y llegaron a la boca del tigre, aquella nebulosa gigante que no era otra persona si no el mismo Liarrem, un ser que en realidad era una dimensión entera. Atravesaron la nebulosa, entrando así a la dimensión de Liam, la cuál era bastante tenebrosa.

¿Pero qué es esto?— Preguntó Maná confundido al sentir la energía negativa que emanaba del ambiente.

La dimensión de Liam era una cosa gigantesca, no se parecía para nada al vacío del espacio del que provenían. Poseía un piso de roca azul imbuido con venas de energía y todo el ambiente estaba rodeado de nubes negras gigantes que provocaban destellos de luces de colores y relámpagos, todos los presentes se sintieron mal de inmediato por estar al interior de dicha dimensión.

"Han sido muy estúpidos en venir a atacarme directamente"— Dijo una voz que retumbó en los oídos de todos. —"Ya que tienen tantos deseos de morir, les daré la guerra que quieren y una muerte digna aquí mismo"

A lo lejos, dónde acababa el piso de roca y las nubes se extendían infinitamente sobresalía una forma humanoide flotando en el cielo emitiendo energía. Si bien, la forma corpórea de Liam aún no estaba completamente formada, lograban divisar su silueta a lo lejos, obteniendo más y más materia. Todos los heraldos presentes asumieron una posición de pelea mientras volteaban a ver directamente dicha silueta, pero tuvieron que voltearse para ver por dónde venían, pues uno a uno, los buques y las fragatas de guerra estaban ingresando a dicha dimensión por la misma entrada por la que ellos ingresaron. La tensión en el ambiente aumentaba conforme pasaban los segundos, con todos los guerreros listos para comenzar el ataque.

Esperen...— Calmó Shar, mientras una gota de sudor resbalaba por su frente y todos los presentes estaban impacientes— Esperen... ¡Ahora!

Gritó en el instante en que se percató que todo el ejército que estaba afuera de la dimensión de Liam hacía unos instantes había ingresado. Todos y cada uno de los heraldos comenzaron a atacar, mientras que él, Maná y Lidum comenzaban a separarse de ellos, en dirección a la forma corpórea incompleta de Liam, hecho que fue interceptado por tres entidades que cayeron del cielo desde las naves: Marex, Vissarión y Yong-kum. Marex de inmediato generó su serpiente gigante de energía, la cuál tenía un tamaño no tan grande debido a su falta de experiencia, Shar-cos no perdió el tiempo y de un solo golpe, derribó al general, con su criatura desvaneciéndose en el aire. Sin embargo, el gusto le duró poco tiempo, al voltear a ver a sus compañeros. Maná había generado un escudo de energía desde su mano derecha, el cuál lo defendió de uno de los dos disparos que Vissarión había realizado con su Double Deagle, sin embargo, el otro impactó de llenó atravesando su pecho. Yong-kum por su parte había generado un tentáculo de Campo Oscuro con el que sujetó el cuello de Lidum y antes de que ella pudiera golpear su atadura, el tentáculo le rompió el cuello, arrojándola a la distancia.

¡No!— Gritó Shar, desconsolado a la distancia.

Vissarión había tomado el collar y Yong-kum sujetaba los guantes, cuándo Shar, en un hábil movimiento, chasqueó ambas manos, desprendiendo un par de esferas las cuales golpearon los objetos de sus compañeros caídos, encendiendo unas llamas blancas, las cuales desaparecieron el collar y los guantes. Ambos peleadores se giraron hacia el Wan, listos para atacarlo, cuándo fueron sorprendidos por un destello gigante de luz que arrasó con ellos. Shar se giró y se dio cuenta del panorama. Todos sus aliados habían desaparecido, dejándolo como el último hombre en pie.

"Perdiste"— Dijo la voz que retumbaba al interior de la dimensión.

Shar voló por encima del ejército, preparado para dirigirse a la salida, cuándo de pronto, el portal por el que entró y que conectaba con la nebulosa del exterior comenzó a formar dos remolinos y una grieta que asemejaban un rostro.

"¿Ibas a algún lado?"— Preguntó una segunda voz diferente.

"Espero no te moleste conocer a Nexus, el guardián de la entrada de mi dimensión que acabo de crear. Me temo que no escaparás. Nunca más volverás a correr de mi."

—Yo no corría, Liarrem... Y yo no he perdido, he ganado.

Liam se río, y el sonido retumbaba por toda la dimensión.

"¿Dé qué hablas?"

Entonces Shar se removió una capa de ropa, revelando su secreto: Siete cristales resplandecientes de diferentes colores los cuales comenzaron a levitar frente a él.

¡He logrado encerrarte a ti y a tu ejército aquí!

Los cristales se acomodaron de una forma muy específica, con un cristal en el centro rodeado por los otros seis, mientras que con la energía de Shar-cos comenzaron a girar a gran velocidad hasta que prácticamente desaparecieron de la vista de todos y una barrera invisible se materializó entre Shar y el resto de la dimensión.

"¡¿Qué has hecho?! ¡Maldito hijo de...!"— Trató de pronunciar Liam, pero en ese instante, la barrera desvaneció el contacto entre ambas secciones. Se escuchó un estruendo parecido a un relámpago y Shar sabía que tenía poco tiempo para escapar, por lo que se giró solo para ser detenido por Nexus.

"¡Tu no te irás de aquí!"— Le gritó la criatura, quién comenzó a soplar y arrojar energía en dirección hacia Shar, alejándolo del portal que poco a poco se iba colapsando sobre si mismo. Shar no dudó y lanzó otro ataque de energía hacia el "ojo" de Nexus, qué lo dejó completamente aturdido y voló a toda velocidad para escapar del lugar, sin embargo, ya era tarde, pues el portal había terminado de colapsar en esos instantes. En el exterior, la nebulosa morada que habitaba sobre ese sector del universo implosionó hacia su interior hasta desaparecer completamente.


Y eso fue lo que pasó— Dijo Shar, de vuelta en el presente, terminando la historia.

Wow ¿Me estás diciendo qué?

—El día anterior, los siete mandatarios tomaron un cristal de un material diferente cada uno y los impregnaron con su energía asintótica, pero para llegar a ese nivel de poder, hubieran necesitado millones de años, así que en lugar de eso, decidieron impregnar los cristales con sus almas, aprovechando la energía más poderosa del universo. Yo fui el que tuvo que tomar sus almas e inyectarlas en los cristales. Liam parasitaba una sección del universo sobre un planeta que estaba en etapa volcánica, ese planeta progresó hasta convertirse en lo que ustedes conocen como Octalia. Después de activar el sello, yo quedé atrapado en un punto intermedio entre la dimensión de Liam y el mundo real, por lo que simplemente me dediqué a mantener a Nexus a raya y a divisar el universo florecer sin la amenaza de Liam. Dentro de la dimensión de Liam el tiempo no pasa, así que por eso Marex, Yong-kum, Vissarion junto con todos los ejércitos estuvieron ahí por milenios, esperando una oportunidad de conquistar el universo. Y Beeth-oval es el planeta que ahora ustedes conocen como Beethovia. Por eso tu padrino estaba tan consciente de la historia de los Wan, ya que su especie siempre fue una de las que preservan la historia.

—¿Entonces la profecía de las espadas de Milo...?— Trató de preguntar Melissa, pero fue interrumpida por su maestro.

Koboh la dijo. Él dijo que tuvo una visión del futuro, vio a un poderoso guerrero aprovechando el poder de la espada...

Milo se encontraba sentado, mientras escuchaba la historia cuándo de pronto una tuerca salió volando desde uno de los tubos de gas hacia dónde estaba él. Gracias a sus rápidos reflejos fue capaz de atraparla en su camino. El tubo comenzó a liberar gas por la habitación, sin embargo, el chico castaño caminó hacia dónde estaba la fuga, tomó una llave stilson desde su nueva mochila que reposaba en el suelo y la selló la fuga rápidamente.

Oh vaya, parece que mi cápsula anti Ley de Murphy se está llenando— Pronunció mientras apagaba el dispositivo. La nave comenzó a tener turbulencia por lo que rápidamente tomó otra cápsula y la encendió, al tiempo que la turbulencia cesaba.

Hace mucho que no teníamos incidentes con la Ley de Murphy— Señaló la pelinaranja.

Bueno, la Ley de Murphy es un tipo de energía ¿no?— Respondió el castaño, mientras tomaba una de sus empuñaduras y la convertía en espada.

Zack en ese momento estiró su brazo derecho en dirección a su amigo. Su palma comenzó a brillar. Él no lograba sentir nada así que respiró profundamente y lo volvió a intentar. De pronto percibió algo bastante leve, suave pero errático escapar del cuerpo de su amigo. A pesar de la distancia física entre los dos podía sentirlo como si fuera el vapor de una taza de té. Incluso era capaz de sentir dicho fenómeno dirigiéndose hacia dos lugares: La cápsula que absorbe iones negativos y la espada de Milo.

Ahora lo entiendo, esas cosas son capaces de absorber cualquier tipo de energía y cuándo las utilizas absorben tu iones negativos. Por eso disminuye el poder de la Ley de Murphy mientras tienes tus espadas cerca.

—Si, así es, pero no me agrada. No se siente natural— Se sinceró el chico pálido.

La conversación se vio interrumpida por una alarma, con la cuál, todos corrieron hacia la cabina de mando de la fragata, solo para percatarse una nave pequeña sin control, la cuál había lanzado una señal de auxilio.

Nave desconocida, identifíquese— Ordenó la piloto, solo para recibir estática por el comunicador.

¿Ahora qué?— Preguntó Melissa, cuándo de pronto se entendieron unas cuantas palabras por la transmisión.

"Solicito... aterrizar... coalición..."

—¿Será una nave de la coalición?— Preguntó Milo. —¿Tenemos hangares para recibir esa nave?

—No, la fragata no tiene hangares como un buque, pero...— Comenzó a decir su compañera, sin embargo, Quorra ya se había adelantado a ella.

Nave desconocida, ingrese por el puerto de conexión— Le dijo y tan pronto lo hizo salió corriendo, con los demás tripulantes siguiéndola.

La nave, cuyas turbinas estaban en llamas se dirigía hacia ellos a toda velocidad y sin ningún control. Llegaron a la parte central de la fragata, dónde se encontraba la bahía de conexión. Gracias a la pronta acción de Quorra, el puerto de anclaje lateral se abrió completamente, no solamente el hueco para conectar el túnel de acceso, si no, toda la estructura. Todos los presentes estaban en la cabina superior de esa área, dentro de la fragata observando como la nave espacial entraba sin control por la abertura. Usualmente solo cabrían personas por ese acceso, pero al haber abierto toda la estructura, una nave de ese tamaño fue perfectamente capaz de ingresar. La abertura de la fragata se cerró en cuánto la nave, a la que le quedaba poco control, se estrello. El tamaño de dicho transporte era peculiarmente pequeño para el gusto de todos. Su frente estaba parcialmente destruido. Era largo, parecido al de un coche de carreras y el motor sobresalía. Tenía unos dibujos de unas flamas pegados a ambos costados y una enorme aleta coronando el capó de la cabina del piloto, la cuál se abrió lentamente. Su cristal azul y su techo se alzaron a la vez que la pequeña nave comenzaba a emitir un humo que impedía la vista.

¿Qué es esa criatura?— Preguntó Zack, quién gracias a sus poderes había logrado percibir al ocupante de la nave espacial.

Cuándo el humo se disipó, mostró al piloto. Una criatura muy pequeña, con cuerpo color blanco. Tenía ojos enormes y azules, con pupilas demasiado dilatadas. Su cabeza era coronada por un enorme casco color rosado con un par de protuberancias que se asemejaban a unas orejas. El detalle que más sorprendió a los presentes fue el darse cuenta que dicha criatura era demasiado adorable.

Meap— Pronunció la criatura con una voz muy aguda.

{Es mi universo muy divertido}