La fiesta de compromiso había sido bastante aburrida para Sirzechs. Había estado en cientos, tal vez miles de fiestas así antes. Saludó a los invitados interesados en él con una sonrisa, felicitó al prometido de su hermana y a los padres del mismo.

Sin embargo, lo había notado. La amargura de la derrota en el séquito de su hermana, y en ésta misma. Pero, habían perdido, y ahora afrontaban las consecuencias de ello. O al menos, así habría sido en un caso normal. Pero, su hermana tuvo la suerte de no regirse por la normalidad. No cuando la puerta de la fiesta se abrió, y el peón de su hermana estaba allí de pie.

Raras eran las veces que una oportunidad semejante se presentaba ante él. Y reconocía las llamas en la mirada del demonio reencarnado. Ciertamente, parecía confiado de su victoria. Y decidó apostar por dicha confianza.

Sin embargo, no esperaba que su apuesta fuese tan grandemente respondida. No sólo una, sino que dos veces. La primera fue cuando pudo ver el Balance Breaker de la Boosted Gear. Si, ciertamente estaba incompleto y era más débil que los de otros portadores que había visto. Sin embargo, todavía le sorprendió la determinación del joven demonio. Y la segunda fue cuando lo vio usar la cruz y el agua bendita potenciadas. Verlo hacer eso fue lo que le confirmó sus sospechas de cómo había conseguido usar el Balance Breaker, y lo que cimentó al joven demonio en su mente como un hombre digno de su respeto.

"Parece que hubo un fallo con la dimensión de bolsillo."
Y justo en ese momento, esas palabras de Grayfia le cayeron como un balde de agua fría. Acababa de contemplar fascinado cómo el demonio reencarnado había tumbado al suelo a Raiser Phoenix con un golpe contundente en el estómago. Ver cómo la dimensión de bolsillo se rompía y deshacía alrededor de ambos demonios, mientras que la hermana menor de Raiser aparecía para salvar a su hermano, hizo que toda la pasión y energía de la escena anterior se perdiese en un parpadeo.

Abrió sus labios, a punto de ordenar que los saquen a todos de la dimensión. Sin embargo, sus palabras salieron un segundo demasiado tarde. Con su voz ahogada por el ruido de un vidrio rompiéndose, sólo pudo contemplar cómo la transmisión de dicha dimensión de bolsillo se cortaba.


"Y ESA ES TODA LA RAZÓN QUE NECESITO PARA DERROTARTE!"
El grito de Issei retumbó en la dimensión de bolsillo cuando su puñetazo se enterró en el estómago de Raiser. El cuerpo del demonio se arqueó y dobló alrededor de su puño, saliva y sangre escapando de su boca por igual mientras que el poder sagrado del agua y la cruz derretían su piel y músculos, generando heridas en su carne que no podían regenerarse tan fácilmente. Ni siquiera con su factor regenerativo como Phoenix.

Cuando el demonio cayó a sus pies, Issei contuvo un suspiro aliviado. Todavía se sentía cansado, sus músculos ardiendo después del combate que había atravesado. Pero, todavía tenía que terminarlo. Alzó la Boosted Gear con su puño cerrado, preparándose para dar el golpe que daría fin al encuentro.

Pero, antes de poder dar el golpe, vio cómo en un destello anaranjado una joven demonio apareció ante él. Con sus brazos extendidos, la demonio le impedía dar el golpe final. Su expresión se mostraba seria y determinada, pero ésto sólo molestó al híbrido.

"Hazte a un lado."
Espetó con un tono molesto, manteniendo su puño alzado. El adolescente enfadado no pareció notar el temblor en los brazos de la joven, demasiado llevado por sus ganas de terminar con el combate por fin.

"¡No! ¡Ya- ya ganaste, no es necesario seguir humillando a Onii-sama!"
La demonio trató de mostrar firmeza en sus palabras, pero todavía tropezó con las mismas al tratar de permanecer de pie ante el puño alzado de Issei.

El joven castaño se mantuvo en silencio, mirándola fijamente. Sus ojos se encontraron con los de ella, viendo la determinación en los mismos. Y cuando vio que no pensaba moverse, empezó a bajar su brazo lentamente.

Crack.

Entonces fue que escucharon el crugir de la propia dimensión de bolsillo, su estabilidad empezando a ceder de un momento a otro.

Mientras que la realidad misma empezaba a romperse y quebrarse a su alrededor, Issei sólo pudo reaccionar de manera instintiva. Empujando su cuerpo hacia adelante, sus brazos se envolvieron alrededor de la demonio ante él. Ignorando el pequeño chillido de la misma, la trató de proteger al cubrirla con su cuerpo mientras que una repentina sensación de caída y de vértigo los atravesaba a ambos.

La sensación se mantuvo por unos instantes, sin embargo, un brillo anaranjado atravesó las grietas de la realidad que los envolvían. Y de un momento a otro, aquella sensación de vértigo terminó.

Perdiendo su equilibrio por las repentinas sensaciones, Issei sintió su cuerpo tambalearse levemente antes de caer hacia atrás. Escuchó el chapotear del agua y sintió cómo su espalda y piernas eran mojadas, mientras que lo que creía que era arena se doblaba bajo su peso.

¿Que había pasado? No estaba del todo seguro.

"¡S-suéltame ahora!"
Un grito repentino lo sacó de sus pensamientos, cuando sintió sus dos brazos ser empujados al momento en que la demonio menor se ponía de pie. No había notado que sus cuerpos estuvieron pegados, o que él la había abrazado, hasta ese momento.

Pese al remolino de emociones que sentía dentro, Issei pudo sentir la vergüenza con mucha facilidad. Desviando su mirada, su rostro estaba algo enrojecido. Aunque no tanto como el de la demonio, cuya expresión parecía no parecía tan propia de alguien con su orgullo herido sino que de alguien avergonzada, tal como Issei.

"Dejen de jugar."
Una voz cansada repentinamente llamó la atención de ambos adolescentes, cuyas miradas se movieron para ver que ahora estaban en una playa a diferencia de la arena de combate de antes, y que a pocos metros de ellos se encontraba Raiser, cubierto por una pequeña plataforma de vidrio y con algunas llamas todavía brotando de su cuerpo.

Llamas anaranjadas.

"¿Que hiciste, Onii-sama? ¿Estás bien?"
Aunque el demonio reencarnado estaba confundido, la demonio más joven no tardó en unir los puntos. La curiosidad en su voz era notable, junto a la preocupación por el estado de su hermano.

"Traté de teletransportarnos de vuelta al inframundo... Mis heridas y la dimensión colapsando parecen haber alterado nuestro destino."
Raiser habló mientras que se ponía de pie. Una quemadura era visible en su abdomen expuesto, resultado del uso de agua bendita por parte de Issei.

"Y a menos que éso sea común en el inframundo o el cielo, no creo que estemos muy cerca de casa."
Los dos demonios escucharon las palabras del demonio reencarnado, quien se había podido calmar a medias y ordenar sus ideas. Cuando los demonios siguieron la mirada del joven, vieron que en el borde de la playa había lo que parecía ser un pilar blanco, con algunos cristales rojos en su forma.

"Creo que estamos muy lejos de casa..."
La voz de Raiser era una resignada y casi irritada, mientras que los rostros de los dós más jóvenes pasaban a ser de preocupación y nerviosismo. Sobre todo Issei, quien no estaba seguro de si siquiera tenían una oportunidad de regresar a su hogar.