"¿Huh? ¿Pasó algo?"
Recuperando la consciencia, Amber miró a su alrededor ligeramente confundida. Estaba a punto de hacer algo, pero no recordaba bien el qué. Creyó que había escuchado a alguien, pero ahora no había nadie a su alrededor.
Frunció el seño, reconocía que no estaba en un punto normal de su ruta de patrulla. Y tenía la memoria de unas voces, de ver a alguien. Pero una vez más, estaba sola. No creía que fuese su mente, pero ciertamente era extraño. Decidió que lo consultaría con Lisa después, ella debería poder ayudarla con eso.
Issei suspiró mientras que recorría el camino junto a Raiser y su hermana. La ciudad de Mondstadt estaba en la distancia, la reconoció gracias a la descripción que la exploradora había dado de la misma. Por dentro, el joven reencarnado se encontraba todavía conflictuado. No sólo porque su ama a quien tenía en tan alta estima acababa de ser expuesta tomando acciones que no le agradaban, sino que hasta el momento, Raiser había mostrado una actitud con la que no sabía cómo sentirse.
A pesar de la situación, el hombre se había calmado y había empezado a guiarlos a él y a su hermana. No sólo esto, sino que más allá de su discusión inicial, no se había mostrado tan agresivo. ¡Y ni siquiera había hecho nada a la exploradora tras hipnotizarla! Mantener la imagen que tenía de él como un bastardo mujeriego le estaba costando, igual que le había empezado a costar mantener la imagen que tenìa de su admirada presidenta.
[¿Conflictuado por tu visión del mundo dada vuelta?]
Una voz resonó dentro de la mente de Issei, causando que éste diese un pequeño salto en su lugar. Ignoró las miradas extrañadas de los hermanos demonio mientras que bajaba la suya hacia su brazo izquierdo, frunciendo el seño. La gema verdosa en su dorso brillaba con ligereza, las placas rojizas ajustadas a su alrededor y pareciendo pulsar con suavidad casi como el palpitar de un corazón.
"Un poco."
Terminó por admitir con un suspiro. Ni siquiera sabía si podría volver a casa, sólo le quedaba la esperanza de que eso fuese una posibilidad. Y las personas junto a quienes había quedado no eran específicamente las mejores si era honesto.
[Le pasa a muchos, pero es algo que tendrás que aceptar para madurar socio. Las cosas no siempre son como parecen a simple vista.]
Una vez más la voz del dragón le habló. Era grave y gruesa, pero con una profundidad y serenidad que mostraba sabiduría y transmitía una sensación de vejez que eran completamente inesperadas para Issei. Contrastaba un poco con la sensación de imponencia y presencia que había transmitido en su primer encuentro.
Cuando pasaron por las puertas de la ciudad, no tuvieron realmente ningún problema. Los caballeros que estaban cuidando la puerta les preguntaron si no tenían ningún herido, y afortunadamente no los presionaron cuando afirmaron que no habían problemas. Parecían más preocupados por su viaje hasta la ciudad que por el hecho de que ingresasen, lo cuál ciertamente fue una sorpresa para Ravel. Esperaba que una ciudad con una orden de caballería tuviese una guardia más estricta.
Ahora que estaban dentro de la ciudad y se fijaba bien, no parecía haber un castillo principal. Si, había podido ver la fortaleza de los caballeros y la gran catedral en la ciudad desde lejos, pero no parecían tener un castillo o un lugar donde viviese el gobernante. Eso llamó su atención, y si lo pensaba, la catedral parecía ser la edificación más grande. ¿Sería que esa era la institución gobernante?
La pregunta rondaba la mente de la joven demonio mientras que ésta caminaba junto a su hermano y al dragón. Pero pronto se dio cuenta de que no podría pensar demasiado en el tema. Su hermano se había detenido, y ella pronto se detuvo detrás suya. El peón de Rias dio un par de pasos más antes de detenerse, casi chocando con su hermano por ello. Ravel quiso dirigirle un par de palabras de protesta, pero apenas si pudo juntar la fuerza para fruncir el seño hacia él. Aunque no por mucho tiempo, el recuerdo fresco de cuando le dió una paliza a su hermano mandó escalofríos a recorrer su cuerpo e hizo que desvíe la mirada antes de que el dragón pudiese notarla.
"Entonces, ¿que estamos buscando?"
La pregunta del peón hizo que Ravel rápidamente dirigiera su mirada hacia él, frunciendo el seño ahora ya con una molestia bastante más notable. Dio un paso hacia él para tirar de la manga de su camisa, mientras que dejaba a su hermano examinar sus alrededores en paz.
"Apenas pasaron un par de horas, ¡ya olvidaste lo que acordamos que haríamos!"
Le espetó con molestia, sin notar lo cerca que lo había traído por el enojo del momento. El peón enfrente suya tragó saliva, aparentemente incómodo y nervioso, antes de dejar escapar una pequeña risa insegura mientras que alzaba una mano vendada para rascar su nuca con ella.
"¡Hmp! ¡Que indisciplinado! ¡No puedo creer que mi hermano perdiera ante alguien como vos!"
Volvió a espetarle con molestia, cruzándose de brazos mientras que negaba con la cabeza. La joven demonio no pareció notar que su hermano detrás suya arpetó los puños y tuvo un escalofrío recorriendo su cuerpo ante la mención de su reciente derrota.
"¿Lo siento?"
La disculpa del peón sólo la hizo fruncir con aún mayor molestia su seño, haciendo que alzase una mano para golpear su pecho con uno de sus dedos.
"Acordamos unirnos al gremio de aventureros para obtener recursos rápidos, ahora deja a mi hermano, está buscando el gremio."
Le espetó con molestia, manteniendo su seño fruncido en dirección del peón mientras que seguía golpeando su pecho una y otra vez.
"¿Oh, buscan unirse al gremio de aventureros entonces?"
Repentinamente, una voz desconocida habló al trío de demonios. Un escalofrío recorrió el cuerpo de los tres cuando giraron para encarar a quien les habló. Al hacerlo, Ravel pudo ver a un hombre que se acercaba caminando a ellos con tranquilidad. Su piel era oscura, igual que su cabello, y uno de sus ojos estaba oculto tras un parche. Llevaba ropas azuladas, con su camisa abierta de una forma similar a como le gustaba a su hermano, revelando su pecho fornido.
Rápidamente Ravel negó con la cabeza al notar por dónde se estaban yendo sus pensamientos, enfocando su mirada en la cara del hombre mientras que fruncía levemente el seño. Pudo ver su pequeña sonrisa burlona, casi como si pudiese ver incluso sus pensamientos.
"Puedo indicarles la dirección. Son viajeros recién llegados a la ciudad, ¿no es así?"
El hombre volvió a hablar con tranquilidad. Al fijarse en él, pudo notar que llevaba una gema parecida a la de la exploradora. La de éste hombre mostraba un celeste pálido, marcaba que su elemento era hielo si no lo recordaba mal. Todavía, la sensación de divinidad que emanaba hizo que se sintiese ligeramente incómoda.
"Si, acabamos de llegar. Y agradeceríamos la ayuda, señor..."
Su hermano rápidamente fue el primero de ellos en tomar la palabra. Habló con un tono tranquilo y firme, haciendo que Ravel se sintiese más segura por dentro.
"Claro, lamento la falta de modales. Soy Kaeya, capitán de caballería de la orden de Caballeros de Favonius."
Una vez más el nombre de esa orden. De no ser porque los caballeros de la entrada al menos llevaban protección, Ravel empezaría a preguntarse si es que realmente los caballeros de éste mundo entendían lo que implicaba ser un caballero y si realmente usaban las vestimentas de uno. Bueno, tampoco es que las caballeros de su hermano se vistiesen mucho mejor si ella era honesta.
"Señor Kaeya. Soy Raiser, y como dije antes, ciertamente agradeceríamos su ayuda."
Volvió a hablar, Ravel estaba sorprendida. No pensó que su hermano fuese nunca a actuar con tal respeto ante ningún tipo de humano, incluso aún si estaban en otro mundo. Pero, allí estaba, su hermano hablando con una cortesía sorprendente.
"Claro. Sólo sigan el camino principal. En la plaza central donde está la fuente, al lado de el Regalo del Ángel, podrán encontrar a Katherine en su puesto."
El caballero les respondió con simpleza, manteniendo un tono tranquilo al hablar. Escuchando sus palabras, el hermano de Ravel asintió mientras que daba media vuelta.
"Muchas gracias señor Kaeya."
Mientras que empezaban a retirarse, Ravel fue la primera en agradecer al caballero mientras que hacía una reverencia. Pudo escuchar a su lado que el peón siguió su ejemplo apenas un segundo después, pareciendo que había sido confundido por el actuar de su hermano.
Tras despedirse, ambos empezaron a caminar detrás del demonio mayor.
Mientras que los demonios se alejaban, Kaeya dejó que una sonrisa divertida se mostrase en su expresión. Negó ligeramente con su cabeza, decidiendo indagar en el tema después, y empezó a caminar hacia la entrada una vez más. Amber se estaba tardando un poco más de lo normal en volver, y quería estar el primero para preguntarle que había ocurrido.
Tras seguir las indicaciones del caballero, Raiser no tuvo demasiados problemas para encontrar el puesto. Era sorprendentemente pequeño, no se comparaba a ningún edificio administrativo que pudiera recordar, y parecía manejado por una sola persona. ¿Eso significaba que el gremio de aventureros era nuevo? No lo creía, no parecía serlo con como la exploradora y el capitán habían hablado de éste.
Aca había algo no dicho, y se le hacía sospechoso. Aún así, no frunció el seño ni se molestó visiblemente, sólo avanzando hacia el edificio para poder empezar a hablar. Con algo de suerte, podrían entrar y no tendrían muchos problemas para partir de ahí. No creía que fuese muy diferente de hacer contratos como cuando era un demonio joven.
"Buenas tardes. Veníamos a averiguar si podíamos inscribirnos en el gremio de aventureros."
Empezó con un saludo y una explicación breve de lo que buscaba. Mantuvo una postura recta y que mostraba confianza y seguridad, esperando evitar demasiadas preguntas con ello.
"Buenas tardes. Claro que pueden inscribirse al gremio, ciertamente puedo notar que todos parecen mostrar bastante potencial para llegar a ser grandes aventureros."
La mujer, Katherine, habló. Raiser una vez más tuvo que controlarse para no reaccionar, pero lo había notado. Esa voz no era humana, si, había una consciencia ahí y por ello la lengua de plata de los demonios había funcionado, pero ciertamente la voz no era la de un humano. Y, aunque la copia era casi perfecta, podía notar lo metódicos que eran esos movimientos. Una vez más, el gremio de aventureros parecía... Extraño, cuanto menos.
"Entonces, ¿cuales son los requisitos para entrar al gremio de aventureros? ¿Debemos hacer algo en particular?"
Dejando de lado sus sospechas por el momento, para indagar en el tema después, decidió seguir con la inscripción. Obtener recursos locales era urgente, sobre todo un lugar donde descansar de forma adecuada, y preferiblemente un lugar donde bañarse en paz. Necesitaba poder relajarse, había peleado demasiado y sus energías no eran las más altas en el momento.
"Oh, no se preocupen por eso. El gremio de aventureros no cobra ninguna fianza de inscripción. Tampoco tenemos una prueba de ningún tipo. Sólo acepten éstos, son guías de aventureros que ofrecemos a todos los integrantes. Sirven tanto como una indicación de que podrán encontrarse a lo largo de Teyvat, como una prueba de membresía y registro de logros."
Raiser escuchó en silencio la explicación y los comentarios dados por Katherine, y el gremio cada vez olía peor para él. Esto tenía todos los papeles para ser una estafa o una trampa de algún tipo, era demasiado bueno para ser verdad. No pudo evitar fruncir un poco el seño, dirigiendo su mirada hacia el papel en sus manos.
Lo examino, no sólo con la mirada. No era un experto en la magia, ciertamente siempre había preferido los puños, pero todavía sabía algunos trucos básicos. Buscar trampas y conexiones mágicas era uno de ellos, y hacerlo de forma discreta era siempre importante. Por ello, hojeó la guía. Le dió una leída superficial, repasando la información sobre varias de las criaturas que existían a lo largo de Teyvat y temas similares, mientras que su magia se expandía por la guía.
Nada, era sólo un libro normal.
Raiser todavía desconfiaba, pero decidió que por el momento, se permitiría morder el anzuelo. La situación ya era lo suficientemente mala como para que rechazase su única oferta para obtener recursos con facilidad.
"Es ciertamente muy útil. Gracias por la información."
Habló mientras que evitaba dejar salir el ácido en su voz. Era importante no revelar sus sospechas por el momento, no quería ni volverse un objetivo ni que le escondiesen información. No podía permitirse ninguna de las dos cosas.
"¿Sabe si hay algún encargo que podamos tomar de forma rápida? Necesitamos el dinero."
Antes de que Raiser pudiese decir nada, fue el demonio reencarnado quien habló. Le dirigió una mirada enfadada, pero realmente no dijo nada. Limitándose a bufar un poco, decidió permitirle tomar la palabra esta vez. De todas formas, ese tema era el que estaba por tocar.
"De hecho tenemos varios encargos. Charles, de el Obsequio del Ángel, tiene un pedido para entregar algunas comidas a un pueblo cercano para una celebración. Adicionalmente, la señorita Bárbara hará un concierto dentro de poco y necesita ayuda preparando un escenario..."
Escuchando los diversos encargos que la encargada del gremio había empezado a mencionar, Raiser no pudo evitar fruncir el seño con cierto grado de molestia. Estos eran el tipo de trabajos que deberían estar haciendo ya ni siquiera sus sirvientes, sino que aquellos demonios de segunda que ni siquiera tenían el más mínimo de poder demoníaco. Definitivamente no eran el tipo de trabajos de los que la nobleza debería encargarse.
Sin embargo, en este mundo, su nobleza no importaba. Recordándose a sí mismo eso, Raiser se mordió la lengua antes de inspirar y expirar aire profundamente. Al final del día, no era lo que esperaba hacer en el gremio de aventureros, pero necesitaba dinero. No se quejaría mucho mientras que el dinero terminase enfrente suya.
Ciertamente, las semanas se terminaban haciendo bastante más cortas de lo que uno podría esperar en Mondstadt. O al menos así le parecía a Eristov. La fauna local ciertamente era de las más tranquilas en las siete naciones, y los peores peligros eran los bandidos que llegaban de Liyue y el ocasional guardián de las ruinas que se encontraban vagando las praderas. Definitivamente mucho más fácil de sobrellevar que los ronin de Inazuma o los mercenarios y bandidos de Sumeru.
Pero aún así, estar al servicio de La Signora implicaba estar siempre disponible para todo tipo de encargo que se le fuese dado. Aún si sólo era originalmente un miembro de los seguidores de Tartaglia, fue enviado como apoyo para una Heraldo de la Tsaritza, y debía respetar esa misión.
Debido a ello, cuando fue llamado a la oficina de La Signora, no cuestionó el origen de su llamado. En su lugar, con su máscara puesta y su abrigo encima, tomó su daga y Engaño Pyro y encaminó a la habitación del hotel que estaba siendo usada actualmente por La Signora como oficina.
Al presentarse ante la heraldo, mantuvo silencio mientras que se arrodillaba en espera de sus indicaciones o la explicación del motivo de su llamado.
"Agente, ¿estuviste pendiente de las noticias más recientes en la ciudad?"
Esa pregunta fue algo inesperada. Los Fatui no solían informarse tan seguido sobre la ciudad, o al menos no en promedio. La Signora misma no se había dignado a hacer más que algunas salidas ocasionales a pesar de que ya llevaban un par de meses en busca de la Gnosis Anemo.
"Habla del grupo de aventureros que recientemente empezó a ganar cierta fama, ¿no es así?"
A pesar de ello, Eristov no era un Fatui normal. Siendo un seguidor de Tartaglia, había aprendido el arte del combate y éste era ciertamente una actividad que disfrutaba y amaba. Como tal, solía dedicar su tiempo libre a actuar como un aventurero, sin hacer uso de su Engaño ni de nada que lo relacionase a los Fatui, claramente. Esto tenía sus beneficios, como enterarse de algunas cosas que otros Fatui no solían enterarse normalmente.
"Correcto. Hablé de ellos con La Sota, dado que su presencia llamó mi atención, y aunque parecen de Fontaine, ciertamente no parecen la gente del montón. Dijo que, aunque físicamente dos de ellos ciertamente tenían los rasgos, ninguno de ellos existió nunca según su red de información."
Aunque podía seguir la explicación, todavía le costaba seguir un poco el ritmo. No entendía del todo las implicaciones de lo que ella estaba diciendo, pero si se hacía una idea de que tendría un encargo relacionado a ellos. Y viendo que lo habían llamado específicamente, tal parecía que sus escapadas secretas no habían sido tan secretas como creyó.
Se limitó a asentir una vez más, esperando que La Signora siguiese con su explicación.
"Bueno, el punto es, quiero averiguar quienes son realmente. Últimamente empezaron a tomar varios encargos con combates peligrosos, y los acercamientos de Stormterror a la ciudad disminuyeron desde que su presencia se hizo notar. De hecho, en la última semana, el único ataque ocurrido fue cuando ellos estaban fuera en un encargo particularmente largo. Quiero que empieces una pelea con ellos, y los hagas revelar realmente que es todo lo que tienen y como consiguen lo que consiguen."
Finalmente, el motivo de su llamado le fue revelado. Bastantes más vueltas de las que le gustaban, pero supuso que así es como La Signora trabajaba. Eso no quitaba que Eristov sabía que acababa de llamar a la persona correcta. Sonrió por debajo de su máscara, mientras que inclinaba ligeramente su cabeza.
"Entendido. ¿Puedo tomar a algunos compañeros para este encargo?"
Aún así, era consciente de sus límites. Y si le pidieron que les hiciera mostrar todo lo que tenían, no quería ir sólo a hacerlo.
"Lleva a quienes necesites, sólo encárgate de que volver con el reporte completo sobre que es lo que son."
Un par de nombres ya empezaron a cruzar su cabeza. El objetivo era obtener información, no matarlos. Con ello en mente, empezaba a creer que ya sabía a quienes podría llamar.
