Amor de madre.
(...)
Rusell bostezó, viendo la luz del sol entrar por la ventana al lado de su cabecera.
Era tan tuene que apenas podía ver. A fin de cuentas, era muy temprano en la mañana. No
sabía bien qué hora era.
Se preparó un café para arrancarse el sueño de su sistema, y se colocó la ropa del día.
Las tareas del día eran ordeñar las vacas, recoger los huevos, regar el campo, y alimentar todos
los animales bajo su cuidado.
A veces pensaba en contratar a alguien más para tener algo de ayuda, pero luego desestimaba
la idea.
De no ser por sus tíos, ahora tendría muchos más bienes a su nombre. Ellos se robaron más del
70% de la herencia que le dejaron sus padres. No creía poder confiar en nadie más después de
eso.
Por eso prefería estar solo.
Salió de casa. El frío golpeó su cuerpo sin piedad, pero no hizo mella a su postura. Sería raro
después de tantos años con esta rutina sin cambios.
Primero iría a ordeñar sus vacas.
— De paso pondré algunas trampas para zorros... Han desaparecido dos gallinas sin dejar
rastro...
Debían ser zorros o algún otro animal salvaje. Ni las plumas dejaron.
Entró al granero donde tenía guardada sus 10 vacas, todas con nombre. Empezaría el día
dándoles un caluroso saludo a todas...
— ¿Qué—
...diablos?
Debajo de una de sus vacas, Rosy, para ser específicos, yacía una criatura alimentándose de su
leche. El becerro de Rosy zapateaba de molestia.
— ¡...! ¡Hiii!
La criatura cayó en cuenta de que fue descubierta. Saltó lejos de Rosy, moviéndose como una
mancha oscura.
¡Qué rápido!
Pensó, preocupado de ser atacado. Esa velocidad haría que cualquiera fuera incapaz de
siquiera parpadear.
Por fortuna, la criatura no arremetió en su contra, sino que saltó a esconderse en un montículo
de paja seca.
Oyó algunos gruñidos... No debía estar feliz de haber sido interrumpido durante su comida...
Revisó a Rosy con una breve mirada. Estaba intacta, gracias a Dios. Su becerro también estaba
bien.
Avanzó hacia la criatura, portando un rastrillo.
— Ah...
Por el camino, encontró algunas gotas de sangre.
Contó a todas sus vacas, incluido a su caballo Jor. No faltaba ninguno. Si ningún animal aquí
fue devorado...
Entonces él...
Está herido...
Por eso las gotas de sangre aquí y allá.
Echémosle una mirada... Una pequeña.
Avanzó un poco más.
— Sheee...
Un siseo de advertencia. No debía querer exponerse cuando estaba sangrando.
— ¿Hola...? ¿Con quién tengo el honor?
La paja se movió...
Vio una cola marrón moverse entre ella.
Ah, entonces era un zorro...
No...espera, se veía un poco más grande...
Unas orejas se alzaron, altas y mullidas. La paja cayó del frente del animal.
— ¿E-Eh?
Retrocedió, en shock.
Eso...no era un animal.
No vio el hocico que esperaba ver...
...sino un rostro similar al de un humano.
¿Qué diablos?
Parpadeó, y miró otra vez.
Tenía piel...no ¿pelaje almendra?
¿Quizás estaba viendo mal?
Miró por tercera vez.
Ojos oscilando entre el amarillo y el turquesa, grandes y felinos.
Su cuerpo estaba recubierto de pelaje marrón. Su cabello y cola eran de uno más oscuro y
rojizo.
De su frente descollaba un cuerno blanco.
Literalmente podía ponerla en el puesto Nº1 de la criatura más extraña encontrada hasta
ahora. Él pensó que se trataba de un zorro o un coyote...
Solo que ellos no bebían de las ubres de las vacas, no que supiera.
Carraspeó.
— ¿H-Hola...? ¿Quién y qué eres?
— Sheeeee...
Siseó, sin responder realmente. Su pelaje se erizó.
No era un semi-humano... Parecía uno, pero ellos no tenían cuernos. Los únicos con cuernos
eran los dragones...
Y esos ojos venían de las arpías. Solo ellas tenían tan extrañas combinaciones de colores.
Vio parte de la paja manchada de sangre y mugre. Su herida no parecía superficial.
Oyó un gruñido...
— Ah...
No suyo, sino de la criatura. Ella siguió en guardia.
Así que tenía hambre...
Miró a Rosy...
(...)
Colocó un balde lleno de leche frente al montículo de paja. Trató de no aproximarse
demasiado para no incurrir en su disgusto.
— ¿...?
Las orejas de la criatura humanoide se movieron. Olfateó la leche. Le dio espacio, sabiendo
que no estaba nada cómodo con su proximidad.
— ¡Mmm!
No tardó en verlo beber ávidamente del balde lleno. Gracias a que recogió el balde, pudo ver
sus manos.
Tenía manos grandes y acolchadas, como de felino. También desfilaban uñas al final de sus
dedos.
Parecían especialmente punzantes...
— ¡Uuu...!
Dejó caer el balde, lamiendo la leche restante de los labios. Sin querer había salido fuera del
montículo de paja.
— ¿¡...!?
Vio su frente...
No era él...
Era ella.
Aunque tenía pelaje, pudo ver las colinas modestas de su pecho sobresalir. A ella no pareció
importarle.
Desvió la mirada. No se sentía cómodo mirándola, aun si era de dudosa procedencia.
Ella lamió sus manos y boca, nada preocupada por exponerse.
En eso, Rusell vio otro detalle... La herida.
Era profunda y de vista dolorosa. Rodeaba su estómago a profundidad.
Eso no era bueno.
— E-Ey...
— ¡...! ¡Sheee!
Ella retrocedió al verlo avanzar un poco. Se erizó toda.
Él levantó las manos.
— ¡N-No! ¡N-No quiero lastimarte! ¡Quiero ayudarte!
Ella no pareció entender. Su pelaje seguía alzado.
— ¡Ah! ¡Mira...! ¡Quiero hacer esto!
Él recogió algo de agua, y lavó una pequeña herida de Tomasa, la prima de Rosy. Quiso
demostrar que no le haría más daño, sino que la curaría.
— Grrr...
Ella bajó sus orejas, en guardia.
—... Ok, está bien...
Rusell tiró fuera toda cosa que pudiera usar como arma, incluso su cuchillo de emergencia.
Se despojó de toda herramienta útil.
—... Gu...uu.
Ella se arrastró hacia él, olfateando el aire, como si quisiera comprobar que sus intenciones
eran sinceras. ¿El olor tenía algo que ver?
—...
Pareció decidir que lo eran, pues bajó la intensidad de su hostilidad.
Rusell pudo mirarla mejor.
Estaba algo sucia aquí y allá, como si hubiera saltado en el lodo y corrido bajo la lluvia. Tenía
manchas de sangre seca. No tenía ni una sola prenda sobre ella.
Eso hacía incómodo mirarla, pero soportó.
(...)
Ella vio a Rusell colocar un gran tobo afuera. Ya afuera pegaba el sol del día.
Rusell llenó de agua el tobo, y le hizo un gesto de que viniera.
Ella tocó el agua. Estaba algo fría, pero eso no suponía un problema.
Colocó sus ojos sobre Rusell, preguntando porqué traía eso.
Rusell manchó de tierra su mano, y después la lavó con el agua.
Señaló su pelaje sucio de barro y sangre seca, luego el agua limpia...
—...
Las orejas y cola de ella se levantaron. Entendió su punto. Así que eso planeaba.
Saltó al agua, salpicando a Rusell de pies a cabeza.
Ella levantó la cabeza del agua, observando al humano empapado como un perro bajo la lluvia.
Rusell echó atrás su cabello.
¿...?
No vio que ella hiciera amagues de frotarse el barro... ¿No sabía cómo lavarse sola?
Buscó un cepillo y pensó en acercarse, pero luego lo pensó otra vez.
¿Qué pasaba si lo mordía? Ella le dejó en claro que aún no confiaba en él. No podía ser
descuidado. ¿Y si tenía rabia?
Pero no podía dejarla sucia...
Necesito ser inteligente.
Tomó un palo, y ató a su extremo el cepillo que pensaba usar. Lo enjabonó un poco.
A una distancia segura, pudo frotar su hombro con el cepillo.
Ella frunció el ceño, pero no sintió ningún daño provocado por el contacto.
Al ver que la suciedad se desprendía de su pelaje almendra, más o menos comprendió su
intención. Dejó que siguiera limpiando su cuerpo, calmada durante el resto del proceso...
Como tenía experiencia de campo, supo limpiarla rápido, procurando no lastimarla más de lo
que estaba.
— ¡Uuu!
Ella chapoteó, mojándolo otra vez.
¿Lo hacía a propósito?
Volvió a despejar su visión.
Le hizo señas para "salir" del tobo. Ya no tenía ninguna mancha sobre ella. La herida tampoco
estaba sucia.
Una vez salió del tobo, sacudió su cuerpo hasta despojarse de la humedad. Terminó esponjosa
y algo graciosa a los ojos de cualquiera.
Él tomó una toalla y se frotó el cabello húmedo con ella... Se la ofreció después.
Ella la tomó y lo imitó. Fue algo brusca, carente de cuidado.
Rusell fue a su casa a traer también algo de medicina y unas vendas para tratarla.
Al llegar, se quedó helado.
— ¡...!
Ella lamía su herida... Era bastante flexible, si pudo llegar a su estómago sin problema.
Realmente actuaba como un animal...
Se aproximó con la medicina y las vendas...
— V-Vamos... No me muerdas, por favor...
—...
Ella bajó las orejas...pero lo dejó venir.
¡Bien, tengo luz verde!
Él la curó rápidamente, rodeando su tronco con las vendas limpias y desinfectadas. Ella no
entendió por qué rodeaba su cuerpo con eso blanco, pero decidió dejarlo ser.
Él se tomó la libertad de rodear también su pecho... Aunque tenía pelaje, seguía estando
desnuda, así que no vio mal taparle esa parte.
Ella no aceptó más vendas a partir de allí. Parecía desagradarle cualquier cosa apretada.
Pero...pero aún faltaba cubrir la parte de abajo.
¿Qué podía hacer?
Bueno, tendría que pensar en eso luego. Su estómago rugía...
Cierto...no desayunó...
Ella rascó sus orejas, bostezando...
— Ey, ¿eh?
Se movió de vuelta al granero sin mirar atrás.
Él la siguió, para verla juntar paja limpia y recostarse de nuevo en ella. Terminó conciliando
rápidamente el sueño.
—...
¿Iba a dormir allí? ¿Así no más?
¿No tendría frío?
Bueno, tiene pelaje...
Eso debería ayudarla contra el frío...
Aun así...
Trajo de casa una manta, colocándola sobre ella. La vio acomodarse.
(...)
Pasaron unas horas en las que trabajó, sin más retraso. Ordeñó sus vacas, recogió los huevos,
regó las plantas y alimentó a cada animal. Tener una granja a su nombre no era fácil. Era
necesario ser responsable con las tareas diarias.
Por supuesto, también tenía momentos libres.
Ahora bebía una taza de café en su silla favorita. Le gustaba relajarse bajo un árbol, el cual
apodó Hoja.
Comienzo a pensar que tengo la manía de nombrar las cosas...
— Uu...
— ¡...!
La chica apareció a su lado, mirándolo con sus grandes ojos. Él casi derrama su café...
¿Ya se cansó de dormir?
Para la gran herida que vio antes, la vio moverse sin mucha dificultad. Él habría estado en
cama unos meses.
Ella olfateó el aire.
— ¡Uu...!
Picoteó su taza con sus uñas. Un tintineo la sacudió. ¿Tenía curiosidad por ella?
— ¿Quieres probar?
La acercó a sus labios, ella abrió los labios...
Le dio una probada...
— ¡...! ¡Ng!
Chilló. Se quemó la lengua.
— ¿¡Eh!? Pero ni siquiera está tan caliente...
¿Y se quemó igual?
Ella negó, tapándose la boca. Tenía su cola erizada de despecho.
Entonces tenía lengua sensible al calor... Lo anotó en su memoria.
Otra cosa que pudo anotar de ella, fue su dentadura afilada... No quería imaginar ser mordido
por esos dientes...
— Oye... ¿De dónde vienes?
Preguntó al aire, bebiendo café.
Ella movió sus orejas, rechistando un gruñido.
¿No podía entenderlo?
No... Era inteligente... Sabía reconocer armas e intenciones... Antes lo demostró bien. Solo no
sabía comunicarse como la gente normal...
Aun así...
Apuntó su pecho.
— Me llamo Rusell... Ru-sell...
— ¿...?
— Rusell...
Ella movió la boca...
— ¿Ru...she? ¿Rushe?
— Oh...
Sus primeras palabras...
Aunque no pudo pronunciar su nombre bien, ya era un avance.
Ah... Y ya que entraban en tema...
— ¿No tienes nombre?
—...
— ¿No?
— U...no...
— ¿Eh?
— U...no... Uno...
¿Uno?
¿Eso no era un número?
— ¿Eso no es algo seco? ¿No te gustaría un nombre más bonito?
—...
— No sé, algo como Mary, Lucia, Kiki... Polly... Nah, mentira, bromeaba con ese último...
Quizás podamos ponerte Iris—
— Polly...
— ¿Eh?
Ella zapateó. El piso se hundió debajo.
— ¡Polly! ¡Polly, Polly, Polly...!
¡Ok! ¡Pareció gustarle mucho ese último nombre...!
Aunque sonaba a más de mascota que de persona, si a ella le gustaba, no podía hacer nada.
— Bueno, Polly serás... A cambio, llámame Rusell, ¿ok?
— Rushe.
— Eso ya es algo.
Así comenzó su vida junto a su nueva vecina.
(...)
Darle un balde diario de leche se volvió parte de la rutina. Si no, entonces la encontraría
pegada a las ubres de Rosy y al becerro de ella refunfuñando. No le pareció limpio, así que
optó por entregarle la leche de manera menos primitiva.
Aunque era problemática, era algo baja de estatura. Es decir, incluso él, un tipo que
consideraban enano, parecía alto cuando estaba junto a ella.
Parte del granero se volvió su guarida. Limpió una esquina para que pudiera curarse bien de
sus heridas. Todos los días cambiaba su vendaje.
Lo que trajo el siguiente problema, su desnudez.
Logró cubrir su pecho con una venda, pero no lograba colocarle nada abajo. Su incomodidad a
la hora de usar prendas le quedó evidente.
Ella se montón en el techo del granero, todo luego de huir de él después de una feroz lucha
por colocarle un vestido...
Él chilló, sabiendo que era imposible atraparla.
— Oh, vamos, ¡incluso los indios usan taparrabo! ¡No puedes andar desnuda, Polly! ¡Eres una
chica!
— ¡No!
De alguna manera aprendió a negarse. ¿Cómo pudo aprender tan rápido eso?
Rusell se rindió con la idea de hacerla usar vestido...
Pensó en la ironía... Los indios, seres que algunos consideraban bestias, al menos usaban ropa
para tapar sus partes íntimas, incluso si eran trozos pequeños de tela...
¿...?
¡Eso es!
Polly odiaba las prendas apretadas y pomposas. Un vestido estaba fuera de discusión. Por eso
aceptó la venda en el pecho pero lo demás no. Para ella todo eso era un estorbo...
—... ¡Ya verás! ¡Veamos si me puedes seguir ignorando, Polly!
Esa noche trabajó en su nueva idea, ¡un taparrabos para ella!
No era muy femenino, pero Polly no se portaba como una dama, para empezar.
Con que cubriera su parte baja, él estaría más que contento.
Se la mostró a la mañana, luego de darle su porción de leche tibia (Ahora le gustaba así).
Se la colocó como ejemplo, por más ridículo que pareciera.
Ella no mostró reacción. Bien... Al menos no corrió como cuando vio el vestido de su madre...
Se acercó más, y anudó el cinturón a su cintura (Tratando de no ver demasiado).
— A ver... ¡Bien!
La tela del frente tapó perfectamente esa área, y no pareció molestarle el roce.
Ella lo tocó, movió su cola, pero no se vio entorpecida por la prenda.
Acto seguido, saltó como prueba...
Ah.
No hubo nada que lo salvara de ver...
Para cuando bajó al suelo, él estaba tan rojo como un atardecer.
Bueno, no era perfecto, pero era mejor a verla todo el tiempo desnuda. Ahora tendría algo de
dignidad como persona...
— ¿Te gusta?
— Hmmm...
Movió su cola de arriba abajo. Un acuerdo tácito de afirmar.
Gracias a su ingenio, superó esta prueba. Se dio palmadas a sí mismo.
(...)
Otra cosa que descubrió de ella al poco tiempo de tenerla viviendo en su granero, era que
comía cosas crudas.
Además de que era la culpable de sus gallinas desaparecidas...
Un día cualquier la encontró comiendo parte de una a plena luz del día.
Por supuesto, intentó detenerla de seguir, pero ella le envió un gruñido colérico al entrar en su
espacio personal. Sus ojos lo fulminaron. Supo que dar un paso más acabaría con ella
atacándolo en ira ciega. Se rindió con la idea.
Tuvo que dejarla comer en paz, aun preocupado de posibles consecuencias de comer cosas
crudas.
Luego de terminar, se mostró a él, con su pelaje húmedo de sangre. Ya estaba del humor
usual.
Tuvo que bañarla, y luego hablarle de no robar ni comer animales crudos.
Por supuesto, su entendimiento no estaba a la par de él, por lo que no entendió casi nada.
Tuvo que optar por otra estrategia.
Mató una gallina frente a ella.
No intentó comerla, quizás pensando que era su "caza", pero por obvias razones, no le dio un
mordisco.
Ella inclinó las cejas al verlo desplumarla, sacarle las tripas y demás. Su cabeza casi explota al
verlo ponerla al fuego junto con algunas especias...
Seguro se preguntaría qué diablos hacía con la gallina. ¿No debería solo comérsela? ¿Por qué
tardaba tanto?
Cuando estuvo lista, tomó dos porciones. Una para él, y otra para ella.
El olor la hizo babear.
¿Uh? ¿Cómo podía ser? ¿Esas hierbas y el fuego hicieron esto?
Le pareció muy generoso de su parte que le diera de comer de su caza. Ella antes no hizo tal
cosa. Se sintió contrariada al recordar.
Pero Rusell desestimó sus preocupaciones y le dijo que comiera libremente. Ella le hizo caso.
Al comer, sus ojos se agrandaron como lunas llenas.
Ese sabor no se comparaba a la gallina de devoró antes...
¡Era mil veces mejor!
Más suave, más aromático, más rico...
— Supongo que te gustó...
Comentó Rusell, comiendo a la velocidad de alguien normal. Ella, por otro lado, devoró su
porción a grandes mordiscos. Masticó hasta los huesos...
— ¡Uuu, uuu!
Extendió su tazón, pidiendo más.
Él la complació.
¿Qué fin tenía hacer todo esto?
Mostrarle que las cosas crudas no sabían tan bien como las cocinadas.
Funcionó muy bien. Ella no volvió a cazar más gallinas y a comerlas inmediatamente.
Al saber que los alimentos cocidos sabían mejor, venía a él a pedirle las tres comidas, dada su
incapacidad para cocinar. Lo intentó una vez, fallando miserablemente. A Rusell nunca se le
habría ocurrido poner un montón de césped sobre la carne y tirarla al fuego directamente.
Desde ese desastre que casi provocó las lágrimas de Polly, ella vino a él, en espera de su
talento para convertir simples alimentos en delicias.
A él no le importó. Verla esperar a que terminara de cocinar ser hizo un placer para él. Comer
con alguien también se hizo agradable.
Su hambre era voraz. No lo negaría. Repetía varias porciones en cada comida. Los gastos no
eran menores, pero nunca pensó en echarla del granero por tales detalles.
Para él, todo eso se volvió secundario.
(...)
A varias semanas se tenerla viviendo en su granero, decidió ayudarla a aprender a hablar.
Sabía decir "Sí" y "No", pero eso estaba lejos de ser bastar para comunicarse de forma
proactiva. Necesitaba poder dar a entender su intención, deseos o pensamientos. A veces
debía adivinar qué quería, frustrándose junto con ella por la falta de entendimiento.
Ella le demostró más de una vez que no era tonta, sola ajena a esos conocimientos. Tampoco
estaba incapacitada para aprenderlos.
— Comida...
Señaló su propio plato de panqueques de avena...
— Mida...
— No... Repite conmigo: Co...
— Co...
— Mi...
— Mi...
— Da...
— ¡Da!
— Co-mi-da...
— Cu...mi...da... ¡Cumida!
Asintió, muy orgulloso. Después refinaría su pronunciación.
Fue buena idea abordar su aprendizaje desde las cosas que le interesaban. Así ponía más
empeño en aprender.
Aunque...
— No entiendo por qué no quieres entrar a mi casa... Es mucho más cómoda que el granero
donde duermes... Podrías—
— ¡No!
Eso sí lo entiendes, ¿eh?
Suspiró.
Bueno, no podía obligarla.
(...)
Era media noche, y oyó sonidos extraños provenir de su cabaña...
Sonidos nada pacíficos...
Tomó el cuchillo debajo de su almohada...
Ladrones... ¿Enserio? ¿Ahora?
De tiempo en tiempo tenía que lidiar con ellos. Pensaban que podía entrar a quitarle su dinero
y esfuerzo como si nada. Esos bribones...
Se movió en la oscuridad...
Encontró a uno removiendo objetos aquí y allá, causando mucho ruido. ¿Ese bastardo no sabía
ser silencioso?
No tenía idea de su presencia, algo que le daba mucha ventaja a la hora de arremeter por
sorpresa.
¡Ahora!
Lo atacó por la espalda, justo cuando removía algunas cosas de valor. Apuñaló su cuello,
manchando de sangre su ropa.
— ¡Ugh!
Cayó muerto, pero no tuvo tiempo de celebrar.
— ¡Hk!
Evadió a tiempo un corte a su costado. El ladrón no vino solo, como era de esperar...
Oh, diablos...
El tipo era alto, y tenía un cuchillo largo... Eso le daba mucha desventaja en este espacio donde
no podía escapar sin tropezar...
— Así que es cierto que el dueño es enano... Casi pareces una garrapata...
Demasiado hablador... ¡Tomaba leche todos los días, así que lo intentaba tanto como podía!
— ¿Viniste a hablar o qué? ¡Ven a mí!
— Que pequeño más atrevido... ¿Emocionarte demasiado no te hará sangrar más rápido?
Se tocó el costado.
Su mano de tiñó de sangre. Debió herirlo antes.
Dolía como el infierno, pero no podía centrarse en sus lesiones ahora. Primero necesitaba
encargarse del hombre, o estaría muerto para mañana y tirado en una zanja.
— ¿A qué esperas? ¿Este enano te causa miedo?
— Tch... Veamos qué tan osado eres cuando te saque los dientes—
Su molesta boca se fue... Toda su cabeza se fue.
La cabeza del ladrón fue cortada, dejando su cuello sin nada que cargar...
El corte fue limpio y sin retraso. Una decapitación perfecta.
El sobrante rebotó contra el piso, dando un sonido húmedo y sonoro.
Rusell no se pudo mover, aun procesando lo ocurrido.
—... Rushe...
Ah.
Polly apareció, trayendo sangre en sus manos. Sus ojos brillaban en medio de la oscuridad. Sus
uñas estaban el doble de largas...
Por un momento, Rusell tuvo miedo. El cuchillo en su mano le pareció inservible...
— ¡...! ¡Rushe!
— ¡Ugh!
Polly corrió hacia él, embistiéndolo con fuerza. Él cayó de espaldas, con ella encima.
¿Pensaba matarlo por impacto?
Ella levantó el rostro, mirando con pánico su herida en el costado...
Sus ojos se constriñeron, abandonando la agudeza de hace unos segundos.
Rusell no tuvo tiempo para temer. Su expresión preocupada tiró al vacío aquellos
pensamientos.
Acarició su cabeza.
— Estoy bien, no es nada serio.
Aunque dolía...
Dolía mucho...
— ¿Doler?
— Algo...
— Uh...
Fue a mirar con recelo los cuerpos...
— No te los comas...
Era algo que nunca aceptaría, por razones éticas y de higiene.
— No querer...
¿Entonces sí podía hacerlo?
— ¿...? ¡...! ¿Q-Qué haces, Polly?
Ella sacó la lengua y lamió su herida después de levantar su camisa. Él saltó por el acto
anormal.
— Curar...
Respondió, sin parar su "tratamiento".
¿Curar?
La saliva no curaba, pero ella parecía creer que sí...
— Esto...curar... Yo hacerlo...antes.
— Ah...
¿Se refería a cuando se lamió la herida de su estómago?
— ¿Dices que tu saliva me cerrará la herida?
Ella asintió.
— Cierra...más rápido...
— Oh...
No sabía eso...
Solo que...
Desvió la mirada, nada cómodo con ella lamiendo su costado. ¿No se daba cuenta de lo
invasiva que estaba siendo?
Una vez terminó, ella sonrió y movió la cola.
— ¿Listo?
— ¡Listo!
Menos mal...
Se levantó un poco. ¿Su saliva tenía un efecto anestésico? Ya no sentía tanto dolor como
antes.
Ella miró los cuerpos.
— ¿Qué hacer...con ellos?
— Buena pregunta...
¿Enterrarlos?
No, eso sería problemático.
Y era muy tarde...
— Hmm... ¿Sería mucho pedirte que los eches en el bosque?
No tenía energía para darles entierro. Tampoco lo merecían.
— ¡Sí!
Ella asintió, tomándolos con suma facilidad. No olvidó recoger la cabeza a un lado. De verdad
era fuerte como un titán y rápida como un vendaval.
Se marchó con ellos en un parpadeo.
Mañana vería como limpiaba la sangre.
Mientras tanto, descansaría hasta que amaneciera... Seguía teniendo sueño.
Se recostó en su cama, tratando de no molestar su lesión. Gracias al tratamiento de Polly, ya
no le dolía tanto como al principio. Ahora no era más que una leve molestia. Como un corte
leve.
Si Polly no hubiera intervenido, podría haber muerto en su enfrentamiento contra ese hombre.
Menos mal que tuvo su ayuda...
A los minutos llegó Polly, después de botar los cuerpos bien lejos en el bosque.
Ella tocó suavemente su costado.
— ¿Doler?
— Solo un poco, gracias a ti...
—...
Ella bajó sus orejas.
— ¿Fui útil?
— ¿Útil? Dios mío, me salvaste la vida... Gracias por eso.
Ella no pareció animarse.
— Yo...solo...saber matar humanos...
Rusell sonrió, pellizcando su mejilla.
— No digas tonterías. ¿Lo único que sabes hacer? Antes no sabías hablar, y ahora lo haces...
—... ¿En...serio?
— En serio. Has aprendido muchas cosas aquí... Incluso me ayudas a veces a alimentar los
animales...
Ella frotó su mano.
Sin mediar palabra, se arrastró a la cama donde él dormía, acurrucándose en su pecho.
La cara de Rusell se tachó de escarlata.
— E-Ey... E-Eres una chica... No deberías—
Pero ella cerró los ojos, y se durmió a la velocidad de la luz. No pudo dar más quejas.
Oyó su respiración acompasada. Nada la despertaría a partir de allí.
— Ahh... ¿Enserio?
Y no podía huir. Ella lo sujetó de la cintura.
— Nunca pensé que la primera mujer con la que dormiría, tendría pelaje...
Aunque era muy suave al tacto... Como un peluche esponjoso.
Regresó el abrazo con algo de pena, conciliando el sueño. Ayudó mucho tenerla de almohada.
(...)
A partir de ese día, Polly puso más empeño en su aprendizaje de lenguaje y escritura.
Como sabía hablar en cierta medida, se puso el reto de aprender a leer y escribir.
Él le compró un libro en blanco para que empezará a practicar su escritura. También trajo
libros de toda clase para ella, principiando por los libros de niños, los cuales contenían
términos simples e historias fáciles de comprender.
Poco a poco, iba haciéndose más humana. Ya no era la misma bestia que conoció al principio...
Aunque aún tenía ciertos hábitos primitivos, como corretear las gallinas por diversión, o
dormir hecha una bola.
Bueno, no es que ninguna de esas cosas le molestara. La hacían única.
Dejó a Polly leyendo bajo Hoja, mientras él cortaba leña.
Ella pasó las páginas...
— ¿...?
Algo allí le pareció extraño.
La ilustración mostraba una hembra humana y un macho humano tomados de las manos.
¿Para qué?
¿Era algún tipo de ritual? ¿Algo de naturaleza hostil?
No...sus expresiones eran felices. No era nada malo...
Leyó entre fragmentos.
El macho humano, de nombre Juan, parecía muy feliz de conocer a esa hembra, la cual dijo
que lo "amaba".
Le dio una pausa a la lectura.
¿Amar? ¿Qué era amar?
Por las caras de ambos, dedujo que algo bueno. Nadie sonreía así por algo malo o peligroso.
Sigamos leyendo... La cosa le causó interés.
Volteó la página, sedienta de más.
A partir de allí, Polly descubrió el amor romántico, el amor de pareja entre un macho y una
hembra.
(...)
Después de leer una buena cantidad de libros, Polly pudo caracterizar el comportamiento de
estas personas.
El hombre y la mujer se relacionaban. Después de un tiempo, vivían en un mismo espacio,
siendo el macho el que traía la comida, quien cuidaba de ella, y la protegía de todo mal.
Pero...
¿Eso no era lo que hacía Rushe por ella?
Recordó cómo la cuidó y alimentó cuando estaba recuperándose de su lesión. Ya no tenía
ninguna mancha en su estómago...
¿Entonces eran lo mismo que en los libros? ¿Una pareja?
Movió su cola y orejas, sin notar su propio rubor a través de su pelaje. Le gustaba ese
concepto.
Pero algo faltaba...
Sus orejas cayeron.
Según su escrupulosa investigación en libros clásicos, después de convivir juntos un tiempo, la
pareja de macho y hembra daban vida a otra criatura... Una que se parecía a ambos de una u
otra forma...
Pero ella y Rusell no lo tenían. ¿Por qué?
— ¿Terminaste de leer?
Ella cerró el libro. Rusell vino a ella, trayendo su taza de café tibio del día.
Ella lo observó fijamente después de recibir la taza y darle un sorbo.
— ¿Qué pasa? ¿Le faltó azúcar?
Entonces Rusell era su pareja... ¿Cómo no se dio cuenta antes?
Era obvio que seguía después.
(...)
Este último mes fue el más difícil para Rusell.
Todo por el extraño comportamiento de Polly.
Antes era demasiado agresiva, ahora demasiado afectuosa, y eso lo distraía mucho.
Además que hacía gestos durante el día que lo dejaban en blanco unos minutos.
Besaba su mejilla. Le daba abrazos mientras dormía o trabajaba (distrayéndolo mucho) e
intentó alimentarlo como a un bebé.
Terminó de colocar el almuerzo en la mesa. Polly movió su cola felizmente.
No se olvidó de alzarse y besar fugazmente sus labios, corriendo alegremente a devorar su
porción de comida.
—...
Rusell acabó tan rojo como los tomates en la alacena.
Debería decirle que dejara de hacerlo...pero...pero...
...era muy adorable...
Las mañanas en donde despertaba con ella eran aún más brillantes. Sus besos lo relajaban y
avergonzaban al mismo tiempo. Sus abrazos, aunque le distraían, le daban calma.
Y entonces, un día...
— Hijo.
— ¿Qué?
— Hijo... Quiero...hijo...
Rusell tuvo una breve pausa después de escupir su café.
— ¿Qué?
— Quiero hijo...
— ¿Dices que quieres un hijo?
Asintió.
— Eh... Pero...
Ella sujetó su ropa, bajando sus orejas en sumisión. Fue tan linda.
— Tengamos un hijo...
Tuvo que controlarse para no vomitar sangre...
¿Ella...quería tener un hijo con él?
¿¡Con él!?
Ok, cálmate, Rusell...
¡Cálmate!
— Eh... ¿Sabes...sabes cómo se hace un hijo?
Era lo primero que necesitaba saber.
Ella inclinó la cabeza.
Sus orejas se inclinaron también...
— Tengo la idea básica.
A él le faltó poco para derramar su bebida.
¿¡Sabía!? ¿¡Ella sabía!?
— Y... ¿Por qué quieres...pues...ujum, un hijo?
Conmigo, de paso.
Ella sonrió.
— ¡Para tener una familia...!
Contestó sin falsas presunciones de por medio; solo simple entusiasmo por la idea.
Esta vez sí derramó su bebida. Su ropa se manchó, pero ese fue un problema para luego. Ahora
tenía mejores asuntos de los que encargarse.
¿Fa...milia?
Una familia... ¿real?
—...
Recordó el gentil trato de sus padres, lo doloroso que fue perderlos, las incontables lágrimas
que derramó por ellos...
...también la traición descarada de sus tíos, a quienes amaba profundamente...
La mancha sobre su ropa se expandió. Le pareció muy interesante de mirar...
Rápidamente la mancha cubrió un área considerable. Un sentimiento ominoso se alojó a la
misma velocidad.
— ¿Por qué conmigo?
Preguntó, desinflado de toda emoción. Ella quedó desprevenida, nada preparada para esa
pregunta.
— ¿E-Eh? ¿P-Por qué...?
— Sí, ¿por qué?
— Con Rushe... Quiero una familia con Rushe...
Su pasión no lo contagió.
— ¿Exactamente por qué? — Presionó otra vez, con más ahínco.
— ¿Eh?
Él, puesto de pie, la encaró. La altura no fue la misma. Su sombra la arropó.
Ella bajó sus orejas, moviendo nerviosamente la cola. ¿Por qué estaba serio? ¿Estaba enojado?
— P-Porque...nosotros...
"somos pareja..."
La mirada de Rusell oscureció.
— ¿Por qué soy tu única opción?
— ¿..?
— Yo creo que allá afuera existen más opciones... No soy el único hombre que existe...
— Eh, pero—
Él marchó a la salida. Decidió no mirar atrás.
De otro modo, no podría irse.
Ella se quedó sola en la sala, sin idea de cómo sentirse.
Mentira...
Se sentía horrible...
(...)
Acabó en un risco, mirando la vista impresionante delante de él. Tiraba piedras al vacío para
pasar el rato.
¿Por qué? Porque era un idiota.
— Me pregunto si se marchará a otro lado...
Después de todo, la trató mal cuando solo pensaba en tener una familia con él
Por supuesto, nada de esto fue causado por su negativa a la idea. Era todo un honor recibir tal
confesión. Su origen no le importaba, su imperfecciones no le importaba...
Pero...tenía miedo.
Miedo de perderlo toda otra vez.
¿Y si un día ella decidía abandonarlo...?
Su corazón no podría soportarlo.
No quería ver otra familia desaparecer...
— Ahhh...
Suspiró, abrazando fuerte sus rodillas.
¿Por qué tenía tanto miedo de quedarse solo?
¿No lo había superado ya?
Pensó que estos años en solitario le habrían ayudado a superar aquel momento de soledad y
decepción... Tal parece que todo fue una ilusión.
— ¿Uh?
Algo se apoyó contra su espalda, algo mullido...
— ¿Polly?
Sintió su rostro empujar contra su cuerpo. ¿Pensaba empujarlo al vacío?
— No quiero...
— ¿Eh?
— No quiero...tener hijos con nadie más...
—...
— Yo maté mucha gente... Soy malvada...
"Pero Rushe me trató bien, me cuidó cuando lo necesité, me alimentó cuando tuve hambre..."
—...
Trató de controlar el temblor súbito que movió sus labios.
— Si no quieres tener hijos, entonces está bien... Así que...por favor...
"No me dejes..."
—...
No pudo ocultar más el temblor de todo su cuerpo. Bajó la cabeza, sonriendo
melancólicamente.
— Cómo... ¿cómo podría hacerlo?
"Si odio la soledad, tanto como tú..."
(...)
— ¡Wow, espera un momento...!
— ¿Esperar qué?
Un Rusell sonrojado colocó una almohada entre él y Polly. Ella refunfuñaba sin entender,
tirando del muro que colocó entre ellos.
Después de reconciliarse y pasar el rato mirando el vacío, se dieron cuenta de lo tarde que era.
Retornaron a la cabaña con la intención de irse a dormir.
Pero Polly se metió a la cama con él...
...diciendo que iban a hacer los bebés.
— ¡E-Espera un segundo, Polly! ¡Pasos! ¡Hay pasos antes de tener un hijo!
— Tedioso, ¡hagámoslo ahora!
— ¡H-He dicho que no...! ¡Así no!
Ella meneó su cola de un lado a otro.
— ¡No podemos perder tiempo!
— ¿¡Piensas escucharme sí o no!?
Lanzó otra almohada a su rostro, saliendo de sus manos. Ella gruñó, a punto de perseguirlo.
— ¡Quieta!
Él salpicó un poco de agua sobre su rostro. Ella retrocedió como un rayo.
Rusell pudo respirar. Tenía parte de su ropa desarreglada. Que mujer más agresiva. Incluso los
semi-humanos tenían sus cuidados.
Él la miró mal.
— Escucha bien, incluso si no te importa seguir esos pasos, ¡a mí sí!
Ella gruñó. Él le mostró más agua. Ella se cubrió con una sábana.
— Mira, los humanos tenemos un importante rito para hacernos pareja de otra, ¡se llama
boda! ¡Y no hemos tenido ninguna!
— ¿Boda?
¿En qué consistía esa boda?
— Tu cara es muy obvia... Una boda es una ceremonia donde, eh...pues, el hombre y la mujer
se declaran frente al mundo como pareja oficial...
— ¿...?
— En otras palabras... Si no tenemos una boda, entonces será lo mismo a decir que no hay
nada entre nosotros...
— ¡Ah!
Polly se horrorizó. ¡Esa boda era más importante de lo que pensaba!
—...
Por supuesto, Rusell sabía que aun podían ser pareja sin una boda como tal, pero...pero él fue
criado en una familia correcta. No iba a tomar atajos.
Quería hacer las cosas bien con ella, no por impulso.
Ella se puso de pie.
— ¡Tengamos una boda ahora...!
— Espera... Necesitamos alguien que nos case...
Podría saltar el tema sobre los invitados. Mientras menos gente supiera de Polly, mejor, pero
el sacerdote era necesario.
— Mientras tanto busco alguien que nos case, no podemos hacer niños, ¿ok?
— Ugh...
¡Qué problemático!
— Ten paciencia...
"No me iré a ningún lado..."
Las mejillas de ella se acaloraron. Ese bribón...
(...)
Al día siguiente...
— ¿Por qué no estás buscando ese sacerdote?
— Porque es muy temprano, y ni siquiera ha salido el sol, querida...
— ¡Debes encontrarlo pronto! ¡También puedo ayudarte!
— Mejor no.
Sería malo si secuestrara un hombre inocente... El tipo no les daría su bendición.
— Por cierto, antes dijiste que matabas personas, ¿exactamente por qué?
Ella recogió su panqueque y se lo metió todo a la boca.
— Vivía en un lugar oscuro, donde la comida no era nada deliciosa... Cuando salía, mi mente se
ponía en blanco y terminaba asesinando personas en masa... Cuando mi mente se aclaraba, ya
estaba de vuelta a ese espacio oscuro, con comida sosa...
— ¿No recuerdas nada más?
— La persona que me daba comida, y la otra que veía antes de perder el control de mi
cuerpo... Siempre decía...
"Es hora de salir a cazar, 01."
— Uh... Ya veo.
Era inteligente. Sabía más a o menos a lo que se refería.
Así que fue usada como arma por una entidad poderosa.
Pero si es así, ¿buscar un sacerdote no será una mala idea? Podría delatarnos...
Toc, toc, toc...
— ¡Yo abro!
Ella saltó fuera de la mesa en dirección de la puerta. Él no tuvo tiempo de reorganizar sus
pensamientos.
Él no vivía en un pueblo, ¿quién tocaba a su puerta?
Un segundo...
¿Polly no debía ser escondida de otros? ¿No fue ella quien salió a recibir a la persona?
Se puso de pie a la velocidad de la luz.
— ¡POLLYYYYYYY!
Llegó a la puerta, la cual, la estaba abierta, dejando expuesta a Polly.
¡Demonios! ¡Vino demasiado tarde!
Mal por ti, tendré que matarte para guardar el secreto...
Justo cuando pensaba en matar el implicado por temor a filtraciones, miró mejor la persona,
quien sacó de arriba su abrigo.
Era un anciano de ojos blancos.
En otras palabras, ciego.
Guardó su cuchillo.
— H-Hola, ¿en qué puedo ayudarle, señor?
— Disculpa mi grosería, pero estoy de viaje a la capital, y necesito comida y agua. La mía ya se
acabó hace dos días...
— Oh...
Entonces se trataba de un viajero. Estaba algo sucio y cansado. Su túnica blanca de detalles
dorados ya no estaba tan blanca como antes...
...
¿Túnica blanca y dorada?
— ¡E-Esa ropa es...! ¿A-Acaso eres sacerdote?
El anciano movió la cabeza.
— ¿Uh? Sí, si lo soy. ¿Por qué?
Tomó sus manos.
— ¡Eso es perfecto! ¡Por favor...!
"¿Me ayudaría a casarme?"
(...)
Dos días más tarde, el viento movía las hojas del árbol que les daba sombra a los tres. Para
decorar, colocaron flores tejidas alrededor de su tronco.
Polly, por primera vez en su vida, decidió vestirse con un vestido (El de la madre de Rusell). Él
lo ajustó a toda prisa para que no arrastrara.
Él, por su parte, usó el traje de su papá.
En medio de ellos estaba el anciano de ojos blancos, quien no tenía idea de cómo se veía la
novia.
— Antes de comenzar la ceremonia, díganme algo...
— ¿Qué cosa, sacerdote?
— ¿Ella, por casualidad de la vida, es menor de edad? Porque no caso a menores de edad, sea
dicho...
— ¿Eh?
Ante esta pregunta, Rusell se quedó en blanco. Su CPU se congeló.
Esa era...una buena pregunta.
Es decir, era algo pequeña... Podría ser una niña aun... Y él estaría contrayendo nupcias con
esa misma niña...
Miró en total pánico a Polly.
— P-Polly... ¿E-Eres...eres menor de edad?
Ella levantó una ceja.
— ¿Qué es eso?
— Es...bueno...si eres mucho menor que yo...
— Estoy totalmente desarrollada como hembra, si eso preguntas...
— Uh...
Qué manera tan burda de decirlo...
Y no era nada específico...
— Ah, no, espera...
Ella rascó su cabello.
— Creo...creo que 20...
— ¿20?
— Eso dijo esa persona...
Ah, la misma persona que la controlaba...
El anciano rio.
Bueno, si no es menor de edad, no veo ningún problema.
Rusell relajó sus hombros. Menos mal.
Ese día lograron dar sus votos. Él tomó a Polly como su esposa, y ella a él como su esposo.
(...)
— ¡Hijo!
— Está amaneciendo...
— ¡Hijo!
— Estamos desayunando.
— ¡Hijo!
— Estoy ordeñando...
— ¡Hijo!
— Estoy cocinando...
Ella era muy insistente...
Es decir, aunque ahora estaban casados, no podían estar todo el día enredados entre sí. Él
seguía teniendo que cuidar de la granja...y no tenía energía infinita.
— Polly...
La descubrió arrimándose a su regazo durante el almuerzo.
— ¿Ahora no...?
Le hizo ojitos de cachorro, dejando caer sus orejas. Él desvió la mirada.
—... Al menos...al menos espera a que terminemos el almuerzo...
Ella se alegró.
— ¡Sí!
Que insistente...
Pero eso no le molestaba...
(...)
Unos meses después, Polly quedó embarazada. La felicidad los llenó a ambos.
Por supuesto, tuvo que darle indicaciones de ser cuidadosa. Ya no podía salir a cazar jabalíes
para la cena, ni tampoco recibir ningún daño que pudiera poner en riesgo el niño.
Ella acató cada sugerencia, toda emocionada por el desarrollo del niño o niña.
Él la secundó, haciendo una lista de nombres para ambos sexos.
El apetito de Polly creció, tanto, que pensó que darles a todas sus vacas de cena no ayudaría a
calmar su hambre.
El tiempo hizo que su vientre creciera y se pusiera redondo. Ella lo acariciaba frente al fuego,
riéndose y hablando de lo mucho que jugarían juntos.
Se llegó a preguntar a quién parecería más, si a él, o a ella.
Cualquier resultado le gustaría.
Pasaron los meses... Su vientre estaba hinchado y pesado. Ella se limitaba a reposar en lugares
cómodos. El granero quedó fuera de sus opciones, todo por decisión de Rusell.
Dudó. ¿Debería contratar una partera?
Pero...ella debía ser mantenida en secreto.
Ella es fuerte y sobrehumana, creo que puede con un parto natural...
Acarició su vientre, cuidando de no despertarla de su sueño.
Las suaves patadas debajo lo derritieron de amor. Estaba tan impaciente como ella, sino más...
Pero...
Dos meses antes del alumbramiento, Polly tuvo un aborto espontáneo.
(...)
La lluvia afuera ensombreció el ambiente. Era medio día, pero parecía media noche.
Sus lágrimas corrían igual de rápidas. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y lamentarse.
En sus brazos, sostenía a su hijo. Un cuerpo inacabado y falto de vida.
A su lado, Rusell la abrazaba, tratando de enfrentar su propio dolor, para consolarla con el
suyo.
¿Por qué tuvo un aborto? Todo iba bien...
Esa mañana ella se levantó como de costumbre. Comió en cantidad y se fue a dormir...
Estaba cocinando el almuerzo cuando escuchó un grito penetrante de la habitación.
Al llegar, encontró un charco de sangre en la cama, y a su esposa llorando mientras abrazaba
un pequeño ser en su pecho.
Entendió lo que ocurrió con una mirada.
Entenderlo no hizo el dolor más pasable. Necesitó mucho auto-control para no derrumbarse
allí mismo.
Caminó hasta ella, abrazándola y preguntándole.
Al parecer, ella, al sentir humedad debajo de ella, se despertó y comprobó lo ocurrido. Todo
para descubrir que había expulsado a su hijo en un charco de sangre.
El niño murió poco después...
Ese fue un día muy triste para ambos. La lluvia afuera no amortiguó el dolor de sus corazones.
(...)
Pasaron algunos meses...
Trataron de recuperarse de su pérdida.
Enterraron a su hijo bajo el árbol, colocando una lápida de bonita caligrafía. Ella ayudó el
alisado de los bordes y a colocar un tallado de flores.
Todos los días visitaba a su niño, colocándole flores bonitas.
Y un día...
— Rushe...
"Intentemos otra vez..."
No tuvo problema con esa propuesta.
(...)
¿Por qué?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
¿¡Por qué no salía bien!?
¿¡Por qué tenían que ver a sus hijos morir antes de tiempo!? ¿¡Por qué no podían verlos llorar
como todo niño!?
El segundo no logró llegar a los 5 meses. El dolor no fue minúsculo. Lloró tanto como Polly,
quien abrazó su pequeño cuerpo y lo lavó en sus lágrimas.
Su llanto fue contagioso. Tiñó su pecho de puro dolor.
Aun con todo eso, trató de tener la suficiente compostura para consolarla.
Una nueva lápida se sumó a la primera bajo el árbol.
(...)
Esta vez, Polly no guardó luto unos meses.
Volvieron a intentarlo.
El bebé...ni siquiera llegó a los tres meses...
Rusell salió de la habitación luego de dejar a Polly durmiendo.
Se estaba cansando...
Se cansaba de cavar hoyos para enterrar a sus hijos...
Era muy angustiante. Quería arrancarse el corazón y olvidarse de este dolor...
Pero...
No puedo derrumbarme.
Si él terminaba derrumbándose, Polly también lo haría.
Debía permanecer fuerte.
Debía sostenerla, así tuviera grietas.
De esto de trata ser una pareja, después de todo...
Recogió su pala. Hora de cavar otro hoyo...
(...)
Polly despertó. Se enredó en las sábanas, sintiendo la respiración de Rusell a su lado. La tenía
sujeta de la cintura con su brazo.
¿Por qué no puedo dar hijos?
Se preguntó con gran remordimiento.
Podía concebirlos, pero no traerlos vivos al mundo. No completaban su gestación, trayéndole
mucho dolor cada vez que salían muertos de ella.
Se sentía culpable. Un producto defectuoso incapaz de hacer lo mismo que los demás.
Si Rusell hubiera tomado como pareja una humana como él, ¿a estas alturas ya tendrían un
hijo en sus brazos?
Sus ojos se volvieron vidrio líquido. Se acurrucó sobre su pecho.
Lo siento, Rushe...
Lamento no poder darte un niño... Por no poder darte una familia...
Lamento también no querer dejarte ir...
(...)
El desayuno fue silencioso. El apetito de Polly no estaba en su mejor momento. Picoteaba los
bordes de sus hogazas de pan de centeno.
Rusell apartó la taza de café de sus labios y llamó su atención.
— Polly...
— ¿Uh?
— Creo que deberíamos...que deberíamos dejar de intentar tener un hijo.
— ¡...!
Sus ojos se abrieron como platos. Las lágrimas brotaron hacia afuera...
— A-Ah... ¿p-por qué...? Yo...yo no... ¿Es porque no puedo darte hijos...? ¿M-Me vas a dejar...?
P-Podemos seguir...podemos seguir intentándolo...
Él acarició su cabeza, frotando sobre sus orejas, un lugar que la amansaba cuando perdía la
calma.
Le sonrió, plantando un beso sobre su frente.
— No planeo dejarte. Dios me libre de tal cosa...
— U-Uh...
— Es solo que...no quiero verte sufrir más...
— Y-Yo...pero yo...
— Sabes, no necesitamos tener hijos para estar juntos... Existen parejas que no los tienen, y
están bien...
Ella sollozó, tartamudeando.
— P-Pero... ¿no quieres...uno?
—...
Lo quiero.
Tanto como tú, de hecho...
Le dio otro beso.
— Quiero uno, pero si es imposible, simplemente me resignaré.
—...
— Además...
La atrajo hacia él, en un suave abrazo.
— No tengo ninguna dificultad para ser feliz contigo... Sería un honor envejecer junto a ti...
"Incluso si no tenemos hijos, te seguiré amando..."
Ella gimoteó, muda de sentimiento.
Todo este tiempo se culpó. Se culpó por no darle un hijo sano.
Una mujer humana del montón habría podido. En los cuentos nada les impedía darle una
descendiente a su pareja, a veces incluso dando muchos de ellos.
Pensó que por no poder hacer lo mismo, él la odiaría.
No obstante, siguió amándola, pese a todo...
— Gracias.
(...)
Pasaron algunos meses... Meses que ayudaron a sus corazones a sanar.
— ¿Así?
— No tan fuerte, debes arrancarle las plumas, no quitarle toda la carne...
Le indicó, mirando su trabajo al desplumar una gallina. Ella puso más empeño, pero no ayudó,
pues arrancó carne de más.
—...
—...
Ella lo miró con ojitos de perrito abandonado.
Él se rio.
— No te preocupes. Solo ten paciencia...
— ¡Ughhhhh!
¿¡Por qué era tan difícil desplumar una gallina!?
Con lo fácil que fue atraparla antes...
Ella envidiaba los dedos delgados de Rusell. Aunque eran débiles, y no podía matar
directamente con ellos, les servía para muchas cosas.
Cocinar, por ejemplo.
Quiso aprender después que un día Rusell se enfermó de gripe y tuvo que hacerse una sopa el
mismo. No pudo ayudar en nada, cosa que la hizo sentir inútil como su esposa.
Por eso estaba aquí, tratando de aprender un poco.
¡Pero era muy difícil! ¡Y estresante!
— ¡...!
Levantó la nariz, olisqueando el aire.
Rusell frunció el ceño.
— ¿Qué sucede? ¿Alguien viene?
— No. Huelo sangre...
— ¿Sangre?
¿La de la gallina?
— No de ella, de alguien vivo...
— Oh...
Bueno, a moverse. No podían dejar ese misterio sin resolver.
Por supuesto, al irse, guardaron el pollo.
(...)
Bajo Hoja encontraron un hermoso elfo ensangrentado. Sus ropas yacían raídas sobre su piel, y
parte de esta mostraba signos de quemadura.
Polly lo picó por una esquina.
— ¿Qué cosa es esta?
Ah, cierto, era primera vez que veía un elfo.
No, de hecho, ¡él tampoco había visto uno hasta ahora!
No era un aventurero que viajara por los reinos para encontrarse uno; solo un granjero común
que vivía en medio de la nada.
— ¿Qué hacemos con él? ¿No los comemos?
— ¿¡Ah!?
— Solo bromeo.
Le sonrió traviesamente.
¿Ella sabía hacer bromas?
Rusell suspiró, rascando su cabello.
— Llevémoslo dentro. Está muy herido. Dicen que si un elfo muere a la puerta de tu casa,
serán 10 años de mala suerte para tu vida...
— ¿¡Qué!? ¡Entonces matémoslo lejos de aquí!
— ¡No, aguarda! ¡Solo tenemos que ayudarlo!
¡Matarlo sería aún peor! ¡Serían 50 años de mala suerte!
(...)
Trataron las heridas del elfo, que, gracias a su cualidad curativa, mejoraba rápidamente.
— Polly...
— ¿Q-Qué?
— Deja de tocar su cabello...
— ¡...!
Bueno, no la culpaba. Tenía un cabello muy hermoso.
— ¿Por qué tiene las orejas como cuchillos?
— Es parte de sus rasgos como elfo. También son muy buenos en la magia.
Dijo, cambiando la venda de su brazo.
— Tampoco tienen pelaje como yo...
— Ellos no. Algunos semi-humanos sí.
— Hmm... ¿Todos son así de bonitos?
Rusell apretó la venda con fuerza, arrancando un gemido del convaleciente.
— ¿Por qué, por qué la pregunta?
¿Y por qué el interés?, de paso.
Como Polly no tenía idea del indicio obvio de celos de su esposo, respondió:
— Curiosidad.
Oh, my—
— Bueno, sí, es regla general de su especie que todos sean bellos...a diferencia de mí, que
tengo una cara común.
— ¿...?
¿Por qué se mencionaba a sí mismo?
— Bueno, no eres un elfo, así que es normal.
— Cierto, no soy un elfo, tampoco soy bonito...
— Yo no dije eso. ¡Rushe es muy bonito!
— No tanto como este elfo...
Se oyó otro quejido. ¿Apretó muy fuerte la venda otra vez?
— Aunque este elfo es más bonito que Rushe, te prefiero a ti.
— Oh, gracias por consolarme... Me haces sentir muy bien...
— Rushe al menos es normal. Yo soy el problema. No doy hijos...
— Gh... Ya hablamos de esto, Polly. No es tu culpa, y no pienso culparte por ello...
— Lo sé, pero a veces pienso, que si tuvieras una esposa humana, ya tendría hijos...
— No quiero, ni necesito una esposa humana...
— Rushe...
— Ejem...
— Ah...
Miraron abajo, donde el elfo aguardaba en vendas apretadas.
— Podrías, por favor... ¿¡No apretar tanto mis vendas hasta cortarme la circulación!?
— ¡Ah, lo siento!
— ¡Y coqueteen cuando no haya nadie presente! ¡Llevo 200 años soltero, y aun no consigo una
elfa que guste de mí! ¡Así que dejaos de eso!
(...)
El elfo se sentó, bebiendo del café que preparó Rusell.
— Mi nombre es Aris... ¿Cuál es el de ustedes?
— Rusell.
— Aburrido.
— ¿Qué?
— Polly...
— ¿Qué hierba se fumó tu madre para ponerte dicho nombre?
— ¿Qué?
Este elfo no era nada amable.
Aris se apoyó en su mano. Cabe decir, que se vio muy atractivo, con su cabello lima
deslizándose por sus hombros.
— Acabé herido por idiota. Gasté maná de más, y terminé siendo acorralado por esos
humanos... Qué vergüenza.
—...
Cierto, en este mundo existía la magia.
Por supuesto, un granjero como él, no tendría acceso a dicha magia. Su único poder era tener
gran eficiencia al sobrellevar su granja de animales.
— ¿Y bien? ¿Qué demonios eres?
— ¿Eh?
Él picoteó el hombro de Polly, tanteando su cuerpo mullido.
— Yo soy...uh...no sé...
— Pareces ser semi-humana, pero tienen un cuerno de dragón, al mismo tiempo que posees
los ojos de una arpía... Por eso pregunto, ¿qué eres?
Ella no supo qué decir.
— No...no lo sé.
— Desagradable.
— ¡...!
Rusell frunció el ceño.
Aris agitó la mano.
— Me refiero a las personas responsables de hacerte esto...
— ¿...?
— No naciste como todo ser vivo. Te crearon artificialmente...
— ¿¡...!?
¿¡Polly!?
— ¿C-Cómo estás seguro?
— Soy un elfo, puedo saber de estas cosas porque lo soy. Ella tiene un gran desorden genético.
De broma permanece unida como un ser completo...
—...
—...
Rusell miró abajo.
— Ya veo.
Por eso no pudieron tener hijos.
Ella tenía un gran desorden en su cuerpo, y por ende no podía crear vida adecuadamente
como otros seres que nacieron naturalmente.
Oyó un quejido ahogado de Polly. Masajeó su brazo.
No tenía por qué sentirse mal. No era su culpa.
Aris fingió no ver el toque.
— Por lo que veo, tomaron partes de otros seres y los unieron, dándote forma. Por eso tienes
la fuerza y regeneración de los semi-humanos y dragones, y la velocidad de las arpías. Todo
apunta a un rendimiento puramente mortal...
Ella boqueó. Dio en el blanco. Era muy listo.
— Bueno, nada de eso me importa...
Se bebió su café.
— Si eres natural o artificial, no importa. Lo que importa, es cómo vives... ¿Estás insatisfecha
con la vida que tienes ahora?
Polly tuvo una breve pausa, para luego decir:
— No, no lo estoy.
Nunca podría.
Aris bufo. — ¿Entonces por qué la cara larga? Sonríe y ya...
Que tipo más problemático...
(...)
Aris tuvo que quedarse unos días, en los que recargó su reserva de maná. También meditaba
para curar sus heridas internas.
— ¡Aris, a comer!
Una vena palpitó sobre su sien.
— ¿¡No ves que estoy meditando!? ¿¡Que parte no entendiste de no molestar!?
Le gritó desde la rama alta del árbol. Abajo, Rusell hacía un megáfono con sus manos.
— Pero...es hora de comer.
— ¡Hmph! ¡Los elfos podemos pasar mucho tiempo sin comer!
— De dónde vengo, los heridos deben alimentarse bien.
— Pues de dónde vengo, meditar es la norma.
— Pues aquí, desperdiciar comida es un delito. ¡Así que baja a comer, maldición!
— ¡Ah, ok, voy! ¡Comeré tu tonta comida!
Al llegar, encontró a Polly pellizcando su muslo de pollo.
— ¡¡Gata ladrona!! ¿¡Qué estás haciendo con mi comida!?
Aunque dijo que no tenía hambre, luchó a muerte con Polly para arrancar de sus manos su
presa. Se llevó algunos arañazos, y la casa casi se cae.
(...)
Intentó meditar otra vez.
— ¡Hola!
Su vena palpitó.
— ¿Ahora qué?
Polly tocó su cabello.
— ¿Puedo peinarte?
— ¡Hmph! ¡Solo los elfos muy cercanos pueden hacer eso! Es una costumbre que ha seguido
desde generaciones—
Ella simplemente comenzó a trenzar. Él se trabó.
¡Esta mujer...!
(...)
Otro intento. Esta vez nada lo distraería.
¡Muuuuu!
— Hk...
Nada...
¡Cococococo!
...lo...
Oink, oink...
...detendría...
— ¡Ahhh! ¡Es imposible meditar aquí, maldición!
Pateó un árbol, todo molesto por la falta de silencio en este lugar.
¿Qué podía buscar en una granja? El silencio era algo imposible.
— ¿Uh?
A la raíz del árbol, encontró 3 lápidas... Todas pequeñas y lisas, con tallados bonitos.
Primero, segundo, y tercero...
—...
Siendo un elfo, pudo sentir pequeñas auras residuales debajo de la tierra. Algo común al estar
en presencia de un muerto.
El viento sopló. Su cabello se movió...
Suspiró...
Apareció en su mano una flor de hielo. La colocó en medio de todo.
(...)
— Humano...
— Estoy bastante seguro de haberte dicho mi nombre al principio de esta relación. ¿Acaso
tienes mala memoria?
— ¿Has intentado tener hijos con esa gata?
— No, no lo he intentado. Esas 3 lápidas allá bajo del árbol son mera decoración, nada más.
— Eres un imbécil, ¿sabías?
— Y tú alguien divertido de molestar.
— Como si... un segundo, ¿¡todas esas cosas fueron a propósito!?
¿¡Incluido su huevo frito dulce!?
— Eso último fue culpa de Polly, no mía.
— Ah...
— Pero tu café con sal sí lo hice yo. Quería ver tu cara. Seguro pensaste que así tomábamos el
café, ¿verdad?
¡...! ¿¡El café no sabía así!?
Lo tomó del cuello.
— ¡Te has burlado de mí desde que nos conocimos, bastardo! ¿¡Es divertido!?
— Acabo de decir hace un segundo que lo es... Supongo que tener un tercero viviendo aquí
trajo algo de vida...
— Tch...
Lo soltó.
— ¿Entonces? ¿Aun quieres tener hijos con ella?
— Uh, no sé, ¿tal vez?
— ¿Sí o no?
— Eres bien idiota si crees que no. ¡Claro que quiero!
"Pero no es necesario...tampoco podemos..."
— ¿Y si...y si te dijera que puedo darte una oportunidad?
—...
(...)
— Mi magia espiritual puede ordenar el desorden que tiene en su cuerpo, cosa que la haría
capaz de tener un hijo sin amenaza de aborto espontáneo...
— ¿¡E-Enserio!?
— Sí. Ojo, literalmente tendré que colocarte el hechizo todos los días. Tendrás que ver mi cara
durante 9 meses, ¿estás bien con eso?
— ¡Lo estamos, lo estamos!
— ¡Que buen tipo eres, Aris! ¡Gracias!
Apretaron al elfo en sus brazos. Él se agitó como un pez fuera del agua, recibiendo el afecto
desmedido de ambos.
— ¡Ah, suéltenme! ¡Nada de besos! ¡Ack! ¡He dicho que nada de besos! ¡Ah, maldita! ¿¡Me
acabas de morder!?
Tuvo que soportar este tormento durante unos minutos más.
(...)
— ¿Realmente no tienes problema con quedarte aquí casi un año?
— Para mí, esto apenas cuenta como un mes. ¿Olvidaste que el tiempo fluye diferente para
mí?
— Es cierto, eres como un viejo...
— ¿No quieres el tratamiento?
— ¿No que los elfos no regresan en su palabra?
— ¿Te parezco un elfo normal?
— No, pero no eres un mentiroso. No te irás a medio camino...
—...
Él giró el rostro, sonrojado.
— ¿Cuándo echarás el hechizo? ¿Cuándo estemos—
— Uah, ¡no! ¿En qué diablos estás pensando? Mi magia la aplicaré cuando ella esté
embarazada...
— Oh, ya veo.
Sería incómodo tenerlo mirando.
— Por otro lado, será mejor que me complazcas con todo lo que te pida. Es decir, gracias a mí,
podrás tener un hijo...
— Entonces de una esposa pasé a tener dos, ya veo. Incluso si aumentó la dificultad, aun es
pasable.
— ¡...! ¿¡Quién es tu segunda esposa, bastardo!?
Sí, era muy divertido molestarlo.
(...)
Polly no tenía problemas de fertilidad, así que concibió bastante rápido.
— Apenas llevo medio mes aquí, ¿y ya está gestando? ¿Cuántos testículos tienes?
— ¿Realmente quieres saberlo?
— Oh, no, mejor no.
— Solo dos, como cualquier persona.
— ¡Dije que no quiero saber!
Él refunfuñó, y estiró la mano hacia el vientre aun plano de Polly.
Una luz verde en forma de enredaderas rodeó su vientre, fusionándose con su piel oscura.
— Ok, tendré que hacer esto 3 veces al día, ¿ok?
— Como las 3 comidas, ¡entendido!
— ¿Quieres que te mate?
— No sin antes ver a mi hijo. ¿Quieres que lo nombre en tu honor?
— Dios, no...
— Jajajaja...
Que tipo más gracioso.
(...)
No hubo día donde descuidara su tratamiento. Polly llegaba a Aris para recibir el hechizo que
mantendría a su niño desarrollándose bien.
Como era gracias a él que ellos podían cumplir su sueño, se volvieron inéditamente pegajosos
con su persona.
— ¡He dicho que me dejen dormir, maldición!
— No veo problema con dormir todos juntos...
— ¡Yo sí! ¡Los elfos no dormimos con mujeres que no sea la nuestra!
— No te preocupes. El único hombre aquí soy yo.
— ¿¡Cómo!? ¡También soy uno!
— Esa cara y físico me dice lo contrario...
— ¿Por qué tú...? ¡Soy hombre!
— Mañana podemos comprobarlo en el baño...
— ¿¡...!?
El elfo se puso rojo, aun en la oscuridad de la noche.
— Te sonrojaste, así que mentiste.
— ¡...! ¡Claro que no! ¡Los elfos no dejamos que otros vean nuestra desnudez!
— Si eres hombres, ¿qué daño te hará mostrar tus huevos? Ni que los fuera a freír...
— ¡Eres un...! ¡Ack!
Tuvo que soportar la presencia de ambos esa noche. No lo soltaron hasta que el sol salió.
(...)
Pasaron los meses... Polly se puso redonda y llena de felicidad. Pasaba los días aprendiendo a
cocinar o tareas menores... También le gustaba tejer el cabello de Aris.
— ¿Qué parte no entendiste de elfos cercanos?
— ¿Cercanos?
— Personas en quienes confío. Es signo de un profundo amor mutuo...
Un acto de confianza y afecto.
Unas manos extras se agregaron.
— ¿¡...!? ¿¡Por qué tú!?
Rusell le sonrió.
— Estoy seguro que el afecto aquí es mutuo...
— ¡No, no lo es!
— No seas frío. Eso dañará el bebé...
— ¡No estoy embarazado!
— Hablo del de Polly...
— Ah...
Se puso rojo.
— Solo déjame... Y suelta mi cabello.
— Pero es suave y fácil de peinar. Déjanos jugar con él... ¿No somos amigos?
— No somos amigos. Solo les hago un favor por ayudarme.
— Sí, claro. Nueve meses de hechizos valen unas simples vendas...
—...
Polly sonrió, dándoles palmaditas a la espalda. Siguió tejiendo una linda trenza.
(...)
Llegaron a los 9 meses...
Solo faltaba una semana...para que el niño o niña naciera.
Polly y Rusell no cabían en sí de júbilo...y estrés.
Pura ansiedad por pensar en fracasar tan cerca de la meta.
— E-Ey, ¿no deberías ponerle más hechizos?
— Son los tres de hoy, así que no.
— ¿P-Por qué no más? El bebé podría necesitarlo...
— Tres basta, así que no.
— P-Pero...
— Primero que nada, ¿me dejarán tomar un baño...? No quiero desvestirme con ustedes
aquí...
— Pero...
— Ahh... escucha... todo está bien. El niño en su vientre está sano y nacerá bien, confía en mí...
Tocó su hombro, mandando una descarga mágica de paz. Rusell volvió a razonar. Su semblante
mejoró.
— Ah...gracias... Eso haré.
Tomó una esponja, Polly un balde de agua.
— Como agradecimiento, deja que frote tu espalda...
— ¡Y UNA LUNA A QUE TE DEJARÉ HACERLO...! ¡FUERA DE AQUÍ!
Teniendo las mejores intenciones, no pudo ayudarlo a bañarse.
(...)
Polly entró en alumbramiento.
Como en un estado agresivo con todo a su alrededor, todo causado por el dolor que sufría por
las contracciones que venían en intervalos más cortos.
— Mejor salgamos.
Dijo Aris, viendo cómo los gruñidos de Polly se volvían erráticos.
Pero Rusell mostró algo de resistencia.
— ¡...! ¡Pero espera...! ¡Tú hechizo...! ¿N-No sería bueno aplicarlo...?
Aris negó con la cabeza.
— Ya no es necesario. Solo nos queda esperar...
— Guh...
— Ven... Antes de que la gata nos destripe a causa del dolor.
Aris tomó su brazo y lo sacó de la habitación. Polly se retorcía en la cama llena de mantas
limpias, rompiendo varias cosas por la frustración.
Afuera, Rusell se sentó y sujetó su cabeza...
Tenía miedo de que todo esto fuera en vano...
De que volvieran a fracasar como padres...
De que tuviera que cavar otro hoyo, colocar otra lapida bajo el árbol.
Estaba harto de hacerlo.
— Calma... Todo saldrá bien...
Aris, en un extraño acto de consuelo, frotó su cabello. Casi se sintió como el toque perdido de
su madre.
Él le dio una media sonrisa.
— Puedo no actuar como un elfo, pero mi magia ciertamente es la de uno...
"Confía en eso..."
—... Ok.
Dijo en un hilo débil de voz. Decidió confiar.
A las horas, se escuchó un llanto.
Un llanto que hasta ahora, deseó oír, pero que nunca llegó a cumplir.
Un llanto de un niño recién nacido.
Su corazón latió más rápido.
Junto a Aris, abrió la puerta...
Encontró a su esposa abrazando al niño, carente de las lágrimas de aquellos días tristes.
El niño tenía el mismo color de cabello que ella, pero carente de pelaje, llevando en su lugar
piel común de color avellana. Un cuerno descollaba de su frente. Sus orejas eran afiladas...
Ante este último rasgo, miró a Aris...
Éste levantó las manos de inmediato.
— ¡N-No es mío! ¡Lo juro! ¿No ves lo feo que es? ¡Si fuera mí, sería hermoso!
Buen punto... No, espera...
— ¿Estás diciendo que mi hijo es feo?
— Seguro el mío será el tripe, no, ¡cinco veces más guapo!
Avanzó hacia Polly, usando un hechizo de agua para lavarlos a ambos.
Tocó la mejilla del niño. Sonrió satisfecho.
— Está sano...
— ¡...!
— ¡...!
Aris sonrió. Su emoción fue tan sincera, que hasta le dio vergüenza.
Aunque sabía que todo saldría bien, una parte de él temió decepcionarlos. Menos mal que
nada de eso pasó.
Polly le sonrió dulcemente.
— ¡Gracias, Aris!
—...
A esa sonrisa...no podría ponerle un precio...
Se encontró sonriéndole. La felicidad lo arropó.
(...)
— Creo que es hora de volver. Ya llevo mucho tiempo aquí...
— ¿Eh?
Un mes después del nacimiento de Aru, Aris dijo esto a la mesa durante la comida.
Polly amantaba al pequeño Aru – nombre puesto en honor a Aris, dada la similitud.
Ambos padres se vieron espantados. Pálidos como sábanas recién lavadas.
— ¿P-Por qué?
— ¿La comida ya no es de tu agrado? ¿O quieres una cama para ti solo?
— A estas alturas ya es muy tarde para eso, y no, no es nada de eso.
— ¿E-Entonces qué? ¿Alguien te persigue? ¿Debes encontrar una importante reliquia que
salve el mundo?
— Dios, no... ¿Acaso olvidan que tengo un hogar al que regresar?
— Ah, ¿eso?
— Dejarlos esperando un año más no creo que les haga daño, Aris.
¿Qué cosas tan irresponsables decían estos tipos?
— Puede, pero quiero verlos... Además...
Le dio una breve mirada a Polly y a su bebé. Heredó el apetito voraz de su madre.
— Ya cumplí su deseo, creo que puedo irme...
— Ugh...
— ¿Nos visitarás otra vez?
— Si no estoy muy ocupado...
Mentiroso. Pensaron ambos. Seguro haría lo imposible por visitarlos lo antes posible.
Rusell sonrió triste.
— Ha sido un placer conocerte, Aris... Nuestras puertas siempre estarán abiertas para ti...
— Sí, sí. Deja el melodrama... No me gustan esas cosas...
Dijo, con sus ojos rojos por las lágrimas que contenía.
Rusell y Polly decidieron no señalarlo.
(...)
Tres días más tarde, Aris hizo su maleta.
— Cuídate, y no seas malo con tus amigos elfos.
— ¿Hah? ¿Me crees un criminal? Que sea algo grosero no significa que sea malo con ellos.
— Aja, sí...
Polly le mostró a Aru, el cual agitó sus bracitos hacia él.
— ¿Qué pasa?
Levantó una ceja.
— Beso, dale un beso.
— ¿Por qué debería?
— ¡Beso!
— ¡Ah, ok! ¡Bien!
Obligado, Aris bajó su rostro hacia el cachete del bebé para darle un beso de despedida.
Pero el niño giró el rostro y recibió su beso accidentalmente en la boca.
— ¡...!
Saltó hacia atrás. Los otros estallaron en risas escandalosas.
— Oh, Dios mío. ¿Cómo pudo ser posible este suceso?
— Tu primer beso fue arrebatado por Aru. Que suerte tienes...
— ¡Bastardos...! ¡Tú, pequeño bribón...! ¿¡Cómo pudiste...!?
Se limpió la boca, rojo de vergüenza. ¡Ese niño...! ¡Ni siquiera tenía esposa, y ya había sido
besado!
Picoteó su frente, de mal humor. El niño creyó que jugaba, riéndose en su cara.
Este mocoso...
— Ah... Me voy. ¡Será mejor que se olviden de mí!
— Jaja, imposible...
Rusell abrió los brazos, pero Aris se hizo el desentendido.
— ¿Qué haces?
— ¿No le vas a dar un abrazo a tu querido esposo?
— ¿¡Quién es mi esposo!? ¡Deja esa basura!
¡Siempre lo molestaba por su aspecto algo femenino!
Rusell rodó los ojos, y lo abrazó. Polly se sumó.
— ¡Oigan...! ¡He dicho que no...!
— Gracias...
— Estamos agradecidos contigo...
— Ah...
Estos...estos idiotas...
Aris enterró la cabeza, ruborizándose.
No sirvió mucho intentar aguantar las lágrimas. Ellas florecieron sin cesar. Nadie lo resaltó.
— Cuiden ese engendro, ¿ok?
— Uh, claro. ¿Cómo podríamos descuidar al responsable de quitarte tu primer beso? Tiene que
hacerse responsable.
— ¡...! ¡Ustedes son...!
Se despidieron entre risas y bromas. No veían otro modo de no romper a llorar como niños.
(...)
Aunque parecía más humano que Polly, Aru demostró ser hijo de ella.
Era fuerte, a veces dándole un difícil trabajo para mantenerlo bajo control.
Aunque bebía leche, también comía todo lo que fuera orgánico. Lo encontró comiendo unas
papas con todo y piel.
También crecía rápido. En solo 5 meses logró caminar... Ya intentaba incluso llamarlos papá y
mamá...
Y un día como cualquier otro...
— Ey... ¿No tenemos apellido?
— Ah...
Sonrió autocritico. La pregunta de Polly fue...dolorosa, e inesperada.
— No, no tenemos. Mis tíos me desheredaron. De broma me dejaron esto...
Indicó el terreno de la granja. ¿Debería agradecerles por no dejarlo en las calles?
Ella odiaba mucho sus tíos, sabiendo qué le hicieron.
— ¿Cuál era el apellido?
Su apellido...
— Ah, eso no importa. No tiene...no tiene importancia...
Era algo del pasado, y él vivía en el presente.
No quería mirar atrás.
— Pero...
— Ah, Aru despertó...
Aru se movió en la cama, despertando de su siesta. Al ver a sus padres acurrucados en una
esquina de la cama, quiso ir hacia ellos.
Solo que falló y rodó fuera del borde.
— ¡Oh, Dios mío!
Por supuesto, Polly tenía reflejos monstruosos. Llegó a tiempo, atrapándolo en el aire.
— ¡Lo atrapé!
— ¡Oh!
Aplausos para la heroína. Ella pellizcó la mejilla de su niño.
— No le hagas eso a mami. Harás que muera de estrés...
— ¡Gu, uu!
El gorgoteo de su hijo fue adorable. No pudo regañarlo más.
(...)
La brisa soplaba suavemente sobre ellos, moviendo sus cabellos al son de atardecer.
Las 3 lápidas seguían allí, entregando un recordatorio silencioso.
Allí yacían los hermanos de Aru. Los que no lograron sobrevivir.
Aru tocó la piedra lisa, desfilando sus dedos por los grabados de flores...
Rusell lo observó, teniendo una mezcla de alegría y melancolía.
Aun cuando tenían un hijo, nunca olvidaron a sus pequeños...no podría hacerlo.
Habría deseado que todos estuvieran vivos, riendo en sus brazos.
Como eso era imposible, al menos decidió no olvidarlos.
Nunca enterraría la misma tristeza que dio lugar a su felicidad. Era parte de él.
— ¿Curiosidad, Aru?
— ¡Uh, uh!
— Allí están tus hermanitos... Ten respeto.
Delineó las flores que talló Polly.
— Sabes, Polly...
— ¿Uh?
— También me gustaría ser enterrado aquí.
— ¡...! ¿¡Te vas a morir!? ¿¡Por qué!? ¿¡Enfermaste!? ¡Busquemos a Aris! ¡Él se sanará!
— ¿Qué? ¡No! ¡No moriré! ¡Aun no, creo!
— ¿Eh? ¿Eh? ¿Entonces qué?
Él rodó los ojos, riéndose.
— Hablo de morir de viejo.
— ¿De viejo?
— Después de vivir mucho y morir, me gustaría ser enterrado aquí, con mis hijos...
— ¡...! Oh...
Conque era eso.
Tiró de su ropa. Recogió a Aru, quien ya intentaba comerse la lápida.
— A mí también... No me dejes fuera.
— Nunca podría...
Como buen esposo, dormiría al lado de su esposa.
Para ese entonces, le gustaría ver el desarrollo de su niño... ¿Sería igual, o más alto que Polly?
¿Sería igual de fuerte, o más humano?
Pase lo que pase, lo amaré igual...
No era su padre por nada...
...
Algo parpadeó a unos metros. Deslumbró sus ojos durante un segundo.
¿Qué es eso?
— Oye, ¿qué—
Un tintineo escandaloso llenó el aire.
— ¿Eh? ¿¡AHHH!?
Cadenas de luz ataron a las piernas de Polly. Tiraron de ella, lanzándola contra la tierra.
Rusell quedó en shock, pero antes de moverse para ayudarla, una lanza de luz atravesó su
hombro. La agonía del ardor hincado en su carne lo hizo gritar...
— ¡AAAHHHH!
— ¡RUSHE!
Polly intentó deshacer las cadenas en sus pies, pero tenía en una mano a Aru, a quien había
protegido un segundo antes de impactar contra el suelo. No tuvo suficiente destreza para
liberarse.
El llanto de su bebé tampoco la calmó.
— Oh, vaya...
Apareció un hombre de 70 años con túnica blanca. No se veía distinto a un anciano común de
la calle.
Los ojos de Polly se agrandaron.
Ese...ese hombre...era...
El mismo que veía antes de volverse loca...
El hombre paseó la mirada, encontrando a Aru bajo el brazo de Polly.
— Oh, vaya... ¿Tuviste una cría? ¿Cómo? Que yo sepa, tu caótico material genético no debería
dar una cría sana... ¿Tuviste ayuda?
Miró a Rusell.
— ¿O los genes de este humano son especiales de alguna forma?
Desenterró la lanza de su hombro, arrancándole un grito ronco.
— ¡Tú! ¡ALÉJATE DE RUSHE! ¡Ack!
Gritó Polly, teniendo todo su pelaje erizado. Antes de saltar, otra cadena la ató del cuello y la
mantuvo acostada.
Aparecieron más hombres vestidos de túnicas. Ataron a Polly con mayor empeño.
El anciano levantó las cejas.
— ¿También aprendiste a comunicarte? Vaya... Eso es...
"Innecesario. Las armas no deben hablar, solo matar."
Miró a Rusell.
— ¿Tú le enseñaste? Debo darte crédito, no solo la preñaste, también le enseñaste algo de
humanidad.
"Lástima que ella no necesite nada de eso..."
— Ugh... Mal...dito... Vete al...infierno...
Quería tomar su cuello y romperlo. ¿Cómo se atrevía a lastimar a su mujer frente a él?
— Viendo que pudiste preñarla, debes servir de algo. Nos llevaremos al humano también.
— ¿...? ¿Qué diablos? ¡Ack!
Lo ataron con cadenas. Ellas lo electrocutaron, empeorando el sangrado.
— ¿¡P-Por qué!? ¡Ya terminó la guerra...! ¡Ya ella...no es necesaria para ustedes!
— ¿Oh? ¿Sabes tanto?
Hace algunos años el reino estaba en guerra con al menos otros dos reinos rivales. Este
conflicto amainó y los otros fueron aplastados. Nadie supo la razón del por qué.
Cuando escuchó a Polly, supo que ella estuvo implicada. Investigó más a fondo sobre el caso.
La hicieron como arma para vencer a sus enemigos. En algún momento, pudo obtener la
suficiente libertad para aprovechar el caos y esconderse de quienes la controlaban, llegando a
donde estaba él.
- La guerra terminó hacia mucho. Ya nadie amenaza el reino... No la...necesitan...
El anciano lo miró como si fuera idiota.
— Tonto. ¿Cuál es el punto de tener un arma si no vas a usarla...?
— ¿Qué?
¿Cómo...?
— Las herramientas están hechas para usarse. No hacerlo sería un desperdicio.
"Además..."
— Aun existen muchos lugares por conquistar. ¿Por qué debemos conformarnos con estar en
paz? ¡Podemos tomar cuánto queramos! ¡Todo sin límites!
Este tipo...estaba loco. Estaba enfermo de poder. Poder que no le pertenecía.
La expresión del anciano volvió a ser neutral.
— Bien, demasiada emoción por hoy. Llévenselos a todos.
— ¡No! ¡Espera...!
— ¡NOOO! ¡
— ¿¡...!?
El grito penetrante de Polly llamó su atención.
Al mirar, encontró a Aru siendo arrebatado de sus manos. Ella lloró y gritó, pero nadie tuvo
misericordia. Se llevaron al niño lejos, en brazos de gente que no conocía.
¿A dónde...a dónde se lo llevan?
— ¡Devuélvamelo, es mío! ¡Es mi hijo!
— ¡Malditos! ¡No! ¡POLLLY, ARU!
— Silencio.
Recibió un golpe. Cayó desmayado, viendo todo parpadear negro y rojo durante un corto
tiempo.
Lo último que oyó, fue el llanto de su mujer y bebé.
Y quizás, el suyo también.
(...)
Ese momento apenas fue el comienzo del infierno.
Al creerlo especial, lo usaron como experimento. Buscaban hacerlo similar a Polly, dada su
"compatibilidad" con ella. No existió un día donde no sufriera. Cada segundo era doloroso.
Polly, Aru...
Perdió la cuenta de cuantas veces fue cortado y remendado. Sus lágrimas se secaron.
¿Dónde...dónde están?
¿Dónde estaba su familia?
Quería verlos, abrazarlos, sentir su calor contra su piel...
— Me sorprende que siga teniendo conciencia. A estas alturas, ya debería haberse vuelto
loco...
Cierren la boca...
¿Es divertido hablar del sufrimiento ajeno? ¿Cómo se sentirían si los cortaran todos los días?
Muchas veces estuvo cerca de morir por el dolor y el sufrimiento...
Pero al recordar a su esposa e hijo, se aferró tercamente a la vida.
De vez en cuando pedía respuestas a sí mismo, pensando que así lograría entender más.
Por supuesto, siempre terminaba concluyendo que nada de esto era culpa de él y su esposa.
Solo de esos malditos...
— Sus recuerdos son un estorbo. Una vez logremos suprimir todos sus recuerdos, podremos
emplearlo sin ningún impedimento...
Los odió... Los odió mucho...
— ¿Qué hay del niño?
— ¿Uh? Ah, el niño también será una adición perfecta para el proyecto... Tiene mucho
potencial, incluso si está mezclado...
Los odió a muerte... ¿Cómo podía hacer todo esto? ¿No tenían alma?
NI siquiera el dolor que sufría lo hizo morir.
No importa cuántos experimentos hicieron con él, él no se atrevió a morir. El dolor y el deseo
de venganza lo mantuvieron a flote en una bruma de tortura y aflicción.
Hasta aquel día.
(...)
Polly estaba sola, de nuevo.
No tenía a nadie a su lado. No tenía el calor que la acompañaba al dormir, ni tampoco el de sus
brazos.
Estaba sola. Otra vez dentro de un espacio oscuro, en donde la comida era sosa, y no existía luz
para ella.
Las lágrimas brotaron hacia afuera.
...junto con una ráfaga interminable de rabia.
— ¡AHHHHH! ¡BAS...TARDOS!
Golpeó las paredes. Arañó todo a su paso. No le importó hacerse daño.
— ¡DEJENEME...SALIR!
¡Quiero verlos! ¡Rushe, Aru! ¡Quiero verlos de nuevo!
¿Estaban bien? ¿Estaban vivos?
— ¡...!
Recibió una descarga de electricidad. Estacas se clavaron sobre su espalda.
— ¡BASTARDOS!
Gritó a todo pulmón, arrancando de sí las estacas. Siguió así hasta agotarse.
Pasó el tiempo. Ya no hablaba tan fluido como antes. Por culpa de esos humanos, su mente se
volvía más primitiva, justo como antes, en donde no era distinta a una bestia.
Los recuerdos de su familia se desdibujaban. Comenzaba a olvidar cómo se veía Rusell.
Sin embargo, el sentimiento siguió siendo el mismo.
Quería salir, quería verlos. Quería tenerlos en sus brazos, besarlos...
Ella no quería estar aquí.
No hubo día donde no se resistiera. Nunca obedeció.
— Pensar que desarrollaría resistencia hacia el hechizo de control mental... Esto tomará
tiempo.
¡Cállense!
— No es que importe cuánto tarde. El resultado será el mismo.
¡Cierren la boca!
— Oí que el experimento con el humano no fue bien... Lástima.
¡...!
Detuvo todo movimiento.
¿Rusell...no lo logró?
¿Él...murió?
Ah...
Más lágrimas salieron a flote.
¿Estaba muerto? ¿Su Rushe?
No...
¡No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no...!
¡RUSHE!
Lloró amargamente durante una hora. Las lágrimas se secaron, dejando pozos secos de
emoción.
Abrazó sus rodillas, escondiéndose del dolor.
Quería ver a Rushe, a Aru, a Aris...
No quería estar sola.
— ¿¡Qué!? ¡No puede ser! ¿¡Q-Qué haces aquí—¡AAAHHH!
— ¡Esto es imposible! ¡Tú deberías estar—¡ACK!
— ¿...?
Levantó la mirada. Esos sonidos no eran normales. ¿Venían de afuera?
¿No eran las voces de sus guardianes?
Clank...
Se abrió una puerta de metal sólido... Metal que no pudo atravesar...
Se vio una sombra. Pensó en arremeter, pero algo la hizo cambiar de opinión.
Esa persona...no tenía túnica.
— ¡...! A-Ah...
Allí vio a Rusell, sonriéndole...
— ¡Rushe!
Herida por todas partes, saltó hacia él y lo abrazo. Sus labios se sintieron distintos, más secos y
fríos...
No obstante, su calor le regresó recuerdos, cálidos recuerdos enterrados por el encierro.
Su cuerpo se sintió frágil. Mucho más flaco que antes. También algo peludo...
— ¿Rushe?
Era...diferente...
Se apartó, para darle una mejor mirada.
Se horrorizó.
Su cuerpo tenía cicatrices y puntadas por todos lados. Cuernos descollaban de su cabeza,
garras largas en sus manos...
No parecía humano, sino un vil monstruo...
Él le sonrió.
— Hola, Polly...
— R-Rushe... ¿Qué te...?
— Me alegra verte... Te extrañé mucho...
—... ¡...!
Ella...ella también. ¡Lo extrañó todos los días!
Quiso decírselo, pero Rushe cayó sobre ella, sin fuerzas.
¿¡...!? ¿Qué—
— Jaja... Ya no tengo...más fuerzas...
Rushe escupió sangre.
— ¿Q-Qué? ¡Rushe! ¿¡Qué pasa!?
— Mi cuerpo...está hecho polvo. Se deshace como arena... Ya es bastante que haya logrado
sobrevivir tanto tiempo...
Se indujo una muerte temporal, para que lo sacaran del lugar donde lo tenían encerrado. Al
estar afuera, asesinó a cada persona que vio, llegando finalmente a donde tenían presa a su
esposa.
Aunque estaba húmedo de sangre y lágrimas, el regazo de Polly se sintió reconfortante.
— Me...encargué de la mayoría, pero...quedan algunos... Por favor, no dejes a nadie...vivo...
Polly...
— ¡Rushe! ¡Rushe! ¡N-No me dejes! ¡Q-Quédate...quédate conmigo!
— Lo...siento... Realmente quería...dormir contigo bajo ese árbol... Lo siento, Polly...
— ¡No...! ¡Rushe! ¡Eres mi esposo! ¡Debes...debes quedarte conmigo! N-No me dejes sola...
— Ey... Sabes...tuve...mucho tiempo para pensar, y decidía decírtelo...
— ¿E-Eh!? ¿Q-Qué...qué cosa?
— Mi apellido...
Él sonrió triste.
— Es Walker... Mi apellido...es Walker...
— ¡...!
Rusell Walker...
El apellido de ambos...también de Aru.
Él movió su cabeza, frotándose contra su pelaje.
— Fue...realmente afortunado que eligieras mi granero para esconderte...
La llama de sus ojos se esfumó en negrura. Parches de su cuerpo se desprendieron...
Él...dejó de respirar...
Justo en su regazo...
Su cuerpo tembló. Acarició su cabello, hipando.
Nada detuvo sus lágrimas.
(...)
No se detuvo.
Mató y mató sin parar. Mató a los sobrevivientes, viejos y jóvenes... No tuvo misericordia con
nadie, así como ellos no la tuvieron con ellos.
Les arrancó miembros, los cortó a la mitad, los decapitó, los estampó contra la pared...
Todo para encubrir el dolor intenso de su pecho, el cual palpitaba a cada segundo.
Incluso ahora, las lágrimas seguían sin detenerse.
Por supuesto, el dolor no le permitió esconderse.
Primero tenía que matar al bastardo que arruinó su vida... La vida de su familia.
— Ah...
Lo encontró...
Estaba allí, como un santo merecedor de respeto.
— ¡Tú!
¡Te mataré, bastardo!
Corrió hacia él, pensando en romperle cada hueso, para después arrancarle la piel lentamente.
Pero algo la detuvo.
Algo fuerte y sólido. Fue despedida.
— ¡Ah...! ¡Kuh!
Salió del hoyo en la pared, tirando los escombros a un lado.
Frente al anciano, estaba una pequeña figura.
Se quedó en blanco.
Esa figura...tenía un cuerno en su frente...cabelló café rojizo...
Ojos iguales a los suyos...
— ¿Aru?
¿Su Aru?
El niño de 3 o 4 años no reaccionó ante su nombre. Sus ojos no mostraron atisbo de emoción.
El anciano colocó su mano sobre su cabeza llena de agujas de luz.
— ¿Qué tal, querida? Después de tantos experimentos, conseguimos un hechizo que lo pusiera
bajo nuestro control las 24 horas del día. Descubrimos que no darle ningún tipo de autonomía
nos daría mejores resultados, sobre todo después de ver tu caso...
¿Qué?
— Además, que al ser tan joven, realmente no desarrolló mucho su libre albedrío, así que nos
vino bien.
Ese...ese...ese...
Miró aquella mano...
Tocaba a su hijo... ¡El hijo de Rushe y ella!
— ¡Quítale las manos de encima! ¡AHORA!
Avanzó hacia él, con fuertes deseos de arrancarle esa sonrisa pedante.
Pero Aru se interpuso.
La fuerza en sus brazos cayó en picada ante el temor de dañarlo.
En cambio, Aru no tuvo piedad. Tiró un zarpazo directo a su pecho.
— ¡Gh!
Dolió. Dolió que está herida fuera causada por él.
— ¡Aru! ¡Soy tu mamá! ¡Tu mamá!
Aru no reaccionó. Tomó escombros y los lanzó con fuerza. Polly tuvo que evadir y romperlos
en el camino.
— ¡...!
Al romper uno, apareció Aru detrás. Atinó un golpe en medio de su estómago. Ella escupió
sangre.
—
El testigo ponía media sonrisa, tomando notas.
— Uh... Ser mitad humano no lo hizo más débil. De hecho, tiene más control sobre sus
extremidades y un buen grado de inteligencia, todo sin estorbar su obediencia... Nada mal...
Y cómo no tenía el desorden genético de su madre, podría dar más crías.
¡Un montón de crías! ¡Haría un ejército de ellos!
Así nadie podría menospreciarlo. Una orden, y naciones enteras caerían en un día...
Perder a 01 y 03 no sería problema. Solo tendría que hacer que ese mocoso preñara a miles de
mujeres para tener más armas.
Polly lloró.
No puedo...lastimarte.
¿Cómo podría, cuando estuvo meses esperando por su nacimiento?
Era una parte de Rusell, la única que le quedaba...
Apretó los molares. Los oyó crujir.
Su hijo...fue muy fuerte.
Estaba orgullosa de él.
Le habría gustado entrenarlo personalmente... Habría sido divertido. Rusell se habría
sumado...
Una vez más, saltó hacia adelante...
Aru la recibió, enterrando su brazo en su pecho. Ella lo abrazó, sin intenciones de tomar
represalias.
Con el lanzamiento de una piedra, impactó el cuerpo del anciano, atravesándolo.
— ¡...! ¡Ack!
La libreta cayó, tiñéndose de su sangre. Su túnica dejó de ser blanca. La sangre hizo un charco
debajo de él.
Se arrastró con sus codos, sintiendo mucho dolor. La roca atravesó sus costillas, dejando
expuesto su interior sangrante...
No...no...
Aún tenía...mucho por descubrir...
No podía...morir ahora...
Aun...no...
Sus dedos rozaron la libreta, pero no se movieron más de allí.
—...
Polly cayó, aun abrazando a Aru. El olor a sangre llenó el aire, el olor de su propia sangre.
— ¿...? ¿E-Eh?
Gimoteó, confundido. Sus ojos se movieron adormilados entre él y su madre.
Su mente estaba echa un caos. No entendía nada.
¿Y por qué todo estaba tan húmedo?
Los ojos gentiles de Polly lo miraron. Se sintió sobrecogido bajo esa mirada.
Polly sonrió levemente. No tenía fuerzas para más.
— Eres precioso, Aru...
— ¿...?
— Eres igual a tu padre... Esos ojos, esa nariz...
Esa piel tan suave...
— Lo siento... Lamento dejarte en manos de esos hombres... Lo siento, Aru...
— ¿Q-Qué...?
Sus pequeñas manos apretaron su cuerpo, pero su calor se perdía.
Él...no quería que se fuera.
Ella era...importante. No sabía bien por qué, pero lo sabía.
No quería verla irse.
Ella acarició su cabeza... Las agujas hace mucho que desaparecieron. La muerte de ese anciano
ayudó.
— Sabes...es...egoísta...pedirte...esto, pero...
"¿Podrías...podrías enterrarnos bajo ese árbol? Quiero...queremos estar con tus hermanos...
¿Puedes hacerlo, Aru?"
Un breve recuerdo cruzó su cabeza. Un árbol con lápidas con flores talladas.
Espera...no te vayas...
No te vayas, mamá...
Ella le sonrió, besándolo en la frente.
Un segundo después, murió, dando su último aliento.
Todo con una sonrisa.
Todo porque pudo tener a su hijo en sus brazos antes de morir.
(...)
Recogió flores. No sabía qué colores eran mejores, así eligió de todo tipo.
Bajó la montaña, montaña donde vivió por más de 15 años...
En ella no hacía nada más que sobrevivir. Solo veía el tiempo pasar. Las estaciones cambiar.
Los animales nacer, para luego morir.
Fue mucho mejor que intentar vivir entre los humanos...
Cuando veía una familia, no podía evitar detenerse y sentir culpa.
Siempre que veía esos niños correr hacia los brazos de su madre o padre, pensaba en ese
momento...
En donde su madre se despidió de él.
Vivir alejado de todos era mejor. Al menos así no sentía tanta culpa...
Salió de la montaña, llegando al lugar donde una vez fue su hogar.
Bajo un gran árbol, yacían 5 lápidas. Todas con flores talladas.
Después de llorar amargamente ese día, llevó a su madre y padre, al lugar donde querían
estar.
Su fuerza bastó para cavar un hoyo para ambos. Los colocó juntos, tal como querían descansar.
Se derrumbó frente a sus montículos de tierra, todo mientras tallaba sus lápidas. No podían
ser diferentes a las otras...
Poco después, regresó al lugar donde su familia fue torturada.
Destruyó todo. No quedó nada. Lo incineró, incluidos los cuerpos.
Su corazón estaba frío. El calor se marchó.
Todos los años, venía a entregar flores y a limpiar el lugar de su nacimiento. Hoy se cumplían
15 años.
Pero hoy, hubo algo diferente.
— ¿Eh?
Había...alguien...
Estaba de rodillas, dejando caer un manto de cabello lima tras su espalda. Su cuerpo temblaba
sin control. Podía oír un débil sollozo.
Aru se quedó estático.
¿Quién era él? ¿Qué hacía frente a la tumba de sus padres?
— ¿Quién eres?
El muy idiota preguntó.
La persona se movió, girándose. Un par de orejas afiladas desfiló de camino.
Tenía un hermoso rostro, el cual, cubierto de lágrimas, mostraba gran pena y llanto.
Sus ojos, ensombrecidos por la tristeza, cobraron brillo.
— ¿Aru?
Ah...
Conocía su nombre...
El nombre que le dieron sus padres...
Entonces...entonces...
Los conoce... Conoce a mis padres...
Empezó a respirar más rápido.
Tuvo miedo.
Se alejó, tirando el ramillete...
— ¿...? ¡Espera! ¡Aru! ¡ARU!
No miró atrás. Se marchó rápido, dejando una mancha de tinta tras sí.
No lo conocía, pero que supiera su nombre era...
Aterrador.
Muy aterrador.
Se sintió acorralado. Solo le quedó huir.
Se marchó tan lejos como pudo.
(...)
Se ocultó en una cueva oscura.
Se ocultó en sus rodillas...
Tenía miedo...
Si esa persona conocía a sus padres, entonces...
¿No me culpará por sus muertes?
Era culpable. Eso no cambiaría, pero aun así...
...no quería que lo miraran como un asesino. Que sus miradas lo condenaran.
Aunque sé bien que merezco todo eso...
(...)
Aru abrió los ojos después de un tiempo. Algo de luz naranja parpadeó a un costado de su
vista.
¿Cuánto tiempo estuvo dormido? Sus tripas rugían...
Un pescado asado al fuego acabó frente a él.
— Ten. Está recién salido del fuego.
— Ah, gra—¿¡AH!?
Se apartó a toda velocidad, quedando en el otro extremo de la cueva.
Al hacerlo, su visión se amplió y encuadró al intruso que le ofreció comida.
Su largo cabello lima se agitó cuando su cuerpo se enderezó. Sus cejas finas se fruncieron.
— ¿Qué diablos pasa contigo?
— ¿Eh? ¿Qué?
¿Cómo...cómo llegó aquí?
¡Estaba seguro que lo perdió! ¿¡Cómo llegó aquí!?
— Si crees que sacarte de encima un elfo es fácil, entonces estás soñando, niño. Puedo
rastrearte hasta el fin del mundo, incluso si corres.
Ugh...
— Por otro lado, la comida no debe desperdiciarse... Así que ven a comer ahora...
Aru se movió lentamente hacia la salida. Necesitaba escapar...
Se volvió un borrón...
— Ah, ah, nada de eso, mocoso...
— ¿¡Ugh!?
Aris lo recogió del cuello de su ropa y lo estampó contra la pared. Lo acorraló con un pisotón al
costado de su cabeza. Para ser elfo, no actuaba nada educado.
Sus ojos rosa ardiente lo atraparon.
— ¿A dónde piensas ir? ¿Piensas desperdiciar toda esta comida?
— Qué...
Había un montón de pescado asándose al fuego. ¿Acaso pescó todo el río?
— Yo no—¡Mmm!
Le metió el pescado asado a la boca cuando la abrió. Él bufó de molestia.
— No hables con la boca llena, o te golpearé.
Dijo, apartándose de él.
Aunque le dio la espalda, Aru sabía que no tenía oportunidad de escapar. Todo fue inútil.
Aru mordió. Estaba bueno...
Su hambre voraz atacó. Demonios...
El elfo le pasó otro. Lo recogió con algo de miedo.
Al verlo comer uno tras otro, Aris frunció los labios.
— Si está bueno, di algo...
— Uh...está...rico...sí...
— Será mejor que te lo comas todo. Desperdiciar comida es un delito grave, Aru...
¡...!
Su nombre...
Dijo su nombre...
Empalideció. Quiso correr otra vez.
Aris torció las cejas.
— ¿Qué diablos pasa contigo? ¿Le tienes miedo a tu propio nombre?
—...
— ¿Acaso no sabes de dónde salió? ¿Por qué te llamas así?
— ¿Qué?
— Salió del mío. Aru es similar a mi nombre, Aris...
— ¡...!
¿Su nombre provenía de él? ¿Por qué?
— Deja de mirarme así. Es solo que ayudé a tus padres a que tú desarrollo fuera bien. Por eso
te nombraron similar a mí...
Similar a él...
Sus padres...
Le dio vergüenza. Su piel se volvió roja.
— Ahora sigue comiendo—
Aru bajó la cabeza.
— ¿Eras cercano a ellos?
— ¿Eh?
—...
Aris dejó que el fuego crepitara con el goteo de los pescados puestos sobre las llamas.
— Supongo...
—...
— Eran molestos, y no me dejaban meditar. Nunca me dejaban en paz...
"Pero era divertido."
Vio una sonrisa tímida dibujarse en sus finos labios.
El pecho de Aru se sintió pesado. Fue difícil respirar.
— Los maté.
Era culpable. Ellos murieron por su culpa...
Si él era cercano a ellos, entonces...
...podría pensar en tomar venganza por sus muertes...
— Lo sé.
¿¡...!?
Levantó la mirada.
— Siempre lo supe. ¿Crees que mi estatus de elfo es una broma?
— ¿Qué?
— Podemos saber cosas que otros no verían con una sola mirada. Verte me dio mis
respuestas...
—... Gh.
Perdió el habla.
¿Era así?
Pero entonces...
— ¿Pero...porqué me tratas así?
Maté a mis padres. Deberías odiarme.
Llevó sus manos a la cabeza, apretando su cráneo. Se giró, dándole la espalda.
— Yo...vi morir a mi madre... Y ni siquiera estuve cuando mi padre murió... Soy un mal hijo... Yo
los maté...
Oyó sonidos de pisadas... ¿Pensaba golpearlo?
Aris apoyó su espalda contra la suya, tomando su propia brocheta de pescado.
— Yo también soy un mal hijo.
— ¿...?
— No le he dado nietos a mis padres...
Aru dio una mueca.
Eso no se comparaba ni por asomo...
— Pero sabes...tus padres pasaron por un montón de problemas para tenerte. Cuando te
vieron nacer sano, estallaron en lágrimas. Tendrías que haberlo visto...
—...
— Estoy seguro que su deseo de que vivieras no cambió. Mucho menos el amor que tenían por
ti.
"Por eso sigues aquí, porque sabes que si mueres, ellos desaparecerán para siempre..."
— No... Yo...
— Pero debo confesarte, que por un momento, te odié...
—... ¡...!
Se le trabó la lengua.
(...)
Cuando vio los escombros y la soledad sobre el lugar que llamó su segundo hogar, cayó en
desesperación.
La canasta llena frutas que trajo de la tierra de los elfos rodó por el suelo ceniciento y
quemado. No tuvo preocupación por ella.
¿Qué pasó aquí? ¿Dónde...dónde estaban Rusell y Polly?
La granja estaba desecha, hecha cenizas. No quedaba tabla en pie, mucho menos los molestos
animales que siempre lo molestaban a la hora de meditar.
¡Rusell, Polly!
Excavó en los escombros, en la tierra y en las cenizas, buscándolos. No encontró ningún
cuerpo.
Una flor de esperanza retoñó dentro de él.
Si era así, entonces debían seguir vivos. Debían seguir vivos en algún lado.
Los buscó por años. Siguió cualquier pista que pareciera tener relación...
Después de un tiempo de búsqueda sin fin, las pistas lo llevaron a un lugar subterráneo, un
lugar hecho polvo.
No existía nada en pie.
Todo fue quemado, muchos esqueletos yacían dispersos, ninguno de ellos pertenecía a sus
amigos.
No tenía más pistas.
Volvió al lugar donde ellos vivían, todo derrotado...
Allí...encontró...encontró dos lápidas más...
Dos losas con tallados de flores bajo el árbol donde enterraron a sus hijos.
En las cuales, los nombres de sus amigos resaltaban.
Esta vez, realmente los encontró...
...
Lloró sus muertes. La esperanza que lo movió durante tanto tiempo fue pisoteada por esta
vista.
Aun creía tener posibilidad de verlos, de encontrarlos...
Pero nada de eso pasó. Ellos ya no estaban.
Sus amigos no estaban. Murieron. Se marcharon.
Pero entonces, apareció Aru. Su hijo...
Estaba grande, mucho más alto que él, aunque solo debería tener 15 años o menos...
En el despedía un aura de asesino. Como elfo, pudo verlo. No le entraron dudas de que fue
responsable de la muerte de Polly...
Él huyó. Solo tardó una hora en encontrarlo después de un rastreo profundo...
Al alcanzarlo y verlo dormir, la ira lo cegó. Extendió las manos hacia él, pensando acabarlo por
asesinarlos, pero...
Al ver su expresión, recordó a Rusell y a Polly.
Aunque era un individuo separado, tenía parte de ellos en él. Era el hijo por el que lucharon
tanto tiempo, por el que soportaron tanto dolor y decepción...
Y por el que estuvo 9 meses en aquella casa...
Y él...
...no podía matarlo. No cuando era lo único que quedaba de ellos.
Su mano esfumó la magia, y en su lugar, acarició su cabello...
Se sentía similar al de su padre, junto con la suavidad de su madre.
(...)
— Pero ya no...
La espalda detrás de él se puso rígida. Sonrió.
— Eres su hijo. ¿Qué clase de amigo seré si te odio?
— Pero...yo...
— Ellos querían que vivieras... Ellos lo hicieron, aunque no todo fuera agradable...
—...
— Dime, ¿los extrañas?
— Siempre.
— Yo también. Los extraño mucho.
"Por eso..."
Se giró, sonriéndole.
— Ven conmigo a la tierra de los elfos.
— ¿Eh?
El cerebro de Aru tuvo un cortocircuito.
— Ya lo dije. Los extraño, así que te llevaré conmigo. Eres lo más parecido a un recuerdo.
— ¿E-Eh? ¿Eh? P-Pero soy—
Aris le colocó otro pescado en la boca.
— Sin peros. No aceptaré un "No" por respuesta.
Alegó, sin dar lugar a negativas. Aru no pudo quejarse. Aris siempre tenía un pescado listo para
cuando quería hacerlo.
(...)
Sintió un suave toque sobre su cabello. Su cabeza reposaba en algo suave, algo gentil.
Su cuerpo se sentía más pequeño, más cálido.
Se sentía bien. Quería permanecer así toda la vida.
Oyó una canción de cuna cantada por dos voces, una femenina, y otra masculina. El sonido
entró a sus oídos y lo relajó.
— Cuida de Aris, ¿ok? Tienes que hacerte responsable después de robarle un beso...
— Y no te olvides de molestarlo... ¿sí? Eres nuestro hijo, tienes que hacerlo.
— Nunca olvides que te amamos.
— Incluso si las cosas van mal, sigue viviendo...
"De eso se trata vivir..."
La luz desdibujó sus rostros, pero pudo ver sus sonrisas amables.
—...
Abrió los ojos. La luz lo encegueció. ¿Ya amaneció?
Encontró a Aris hirviendo un líquido en una sencilla fogata. Tarareaba una canción que le
resultaba conocida.
— Para ser hijo de ambos, eres un llorón...
Dijo, dándole una taza de líquido humeante.
— ¿Eh?
Tocó su rostro. Tenía lágrimas recientes.
— No es que me importe mucho. Apenas eres un mocoso...
— Aunque ya he dado mi primer beso... Contigo, de paso.
— ¿¡...!? ¿¡Quién te dijo eso!? ¿¡Cómo, cómo te enteraste!?
— Quién sabe...
Le dio un sorbo al líquido. Estaba amargo y salado.
En conclusión, no sabía muy bien.
— ¿Qué...qué es esto?
Aris, ruborizado por su pasado oscuro, tosió y lanzó su cabello atrás del hombro.
— Ja, ¿no lo sabías, idiota?
"Se llama café. A los humanos les gusta tomarlo salado..."
Dijo él, colocando una sonrisa traviesa.
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Ok, la idea original no era esta... Iba a ir algo diferente... Hasta que apareció Aris.
Yo...no sé qué me pasó, pero me enamoré de él. Al igual que el sacerdote, iba a ser alguien de
paso, pero al escribir sus interacciones con Rusell y Polly, pensé "No lo quiero dejar ir" y así
terminó todo esto... ¿pueden creerlo?
Sería como cocinar espagueti y terminar haciendo chicha... ¿Alguien sabe de lo que hablo?
Honestamente, pensaba hacer un one-show corto...no esto, ¡pero no me arrepiento! ¡Me
tardé un montón debido a los estudios, pero ya terminé, eso creo!
¡Ojalá esta vez me den verdaderas vacaciones, o moriré de estrés!
Tema aparte, cumplí años. Esto apesta, Envejecer apesta, pero los regalos y el amor gratis son
geniales, ¿qué puedo decir?
No soy fanática del romance. Se suponía que solo pondría un "corto" resumen de la relación
de los padres de Aru, y...bueno...el resumen se volvió 15.000 palabras... No tengo excusa.
Como bonus recomendable:
Me estoy leyendo el manga de Wistoria and Sword... Y...no es malo, pero parece seguir
muchos tropos genéricos, como seguir a esa amiga de infancia que es ultra talentosa, ser
discriminado por no contar con algo que otros sí, tener un profesor que está obsesionado
contigo y te hace la vida imposible... Cosas así.
¡Pero si tengo algo que alabar, además del dibujo, son los personajes!
Dejemos fuera a las chicas, de momento, ¡hablo de los chicos! ¡Todos me gustan!
Es decir, si esta historia fue como el resto, entonces la mayoría de personas serían chicas de
cuerpos exuberantes que tienen un historial o pasado impactante y molesto, ¡pero no, puso
chicos! Ya por ahí, le doy puntos positivos.
Will es lindo. Elfi es...normal. La típica amiga que está enamorada de él, pero no baja de su
pedestal para darle una ayudita. Supongo que vivir en un país donde los contactos con gente
poderosa hacen la diferencia, cambia mi modo de pensar...
Bueno, es normal que siga algunos tropos genéricos. Por algo debe comenzar. Solo espero que
despegue y vuelva su obra original, como Mashle, que marcó un precedente entre seriedad y
parodia, junto con un opening espectacular. ¡Le veo mucho potencial!
¡Y recuerden, nunca, nunca, dejen su documento de world abierto, su padre lo leerá!
¡Ahórrense la experiencia!
¡Analyn se despide! ¡Bye bye!
