Bueno aquí empiezo una nueva aventura con estos one-shot de nuestra querida Hinata, esperó que les guste, el primero será Sasuhina.

Solo mía.

Mi nombre es Sasuke Uchiha, tengo 32 años y soy médico ginecólogo, desde pequeño supe a lo que me iba a dedicar.

Mi madre había fallecido cuándo era un niño, al dar a luz a mi pequeño hermano, quien por lógica falleció a los días de nacido…

Mi padre Fugaku Uchiha, un importante hombre empresarial en finanzas había cambiado desde ese triste suceso, se había vuelto un hombre de duro corazón y sin duda su actitud y lo pasado fue el empuje para tomar mi decisión a lo que me dedicaría en mi vida.

Al tener 17 años y comunicarle que yo no seguirá sus pasos en la empresa de mi familia, decidió desheredarme, él soñaba con que yo hiciera crecer aún más el imperio Uchiha, que siguiera sus pasos poniendo el nombre de este, aún más alto al ser su único heredero…

Pero yo tenía otros planes para mi vida, siempre he tenido buena memoria y confieso es lo que me ha ayudado todo esté tiempo, pero admito que fue muy difícil, tener que estudiar y trabajar al mismo tiempo para salir adelante en mi carrera y vida.

No niego que tuve mis distracciones, pero siempre teniendo en claro mi objetivo, terminar mis estudios y triunfar. Pero hoy en día la brillante carrera que he construido se encuentra en peligro, por ceder a un capricho o eso creía yo…

Al terminar mi carrera y graduarme junto a mi gran amigo Naruto Uzumaki quien es de profesión médico cirujano. Decidimos rentar un edificio y poner nuestros consultorios privados juntos, ambos sacaríamos adelante nuestro negocio y compartiríamos gastos. No lo niego la adrenalina por iniciar nuestro proyecto y triunfar me hacía soñar en grande y sentirme triunfador.

El ser galán me ayudaba mucho, siempre he tenido mujeres interesadas en mí, después de todo ese era el gen Uchiha. Pero hasta ahora no he conocido a esa mujer especial que me haga querer dar el siguiente pasó importante en mi vida tras triunfar, tener una esposa y formar un hogar.

Al ser buenos en nuestra profesión hizo que nuestros consultorios ganarán fama y prestigio rápidamente, colocándonos en la cima profesional. Muchas mujeres de todas edades y clases sociales peleaban por tener una cita con nosotros.

Pero entre ellas, conocí a mi debilidad. Cuando la vi por primera vez, sin duda lo primero que me llamó la atención fue su delicioso cuerpo y su cara angelical.

Sin duda alguna una combinación peligrosa y atrayente, así que como buen hombre quise comprobar por mi mismo lo que era jugar con fuego, ya que Hinata Hyuga, hacia volar mi imaginación.

Pero como siempre había que haber un pero y ese lo descubrí al leer su expediente ella era casada y eso no me había gustado para nada. Cuándo la vi frente a mi pensé que era una de las tantas mujeres que veía a seducirme, para ver si caía en sus redes, claro de vez en cuándo es bueno tener alguna aventura, aunque no fuera profesional tenerla con una paciente, pero al verla y sentirme atraído, creí que con ella podía hacer esa excepción.

Conforme la iba conociendo, me gustaba verla sonrojada, lejos de parecer un acto algo infantil me gustaba ser yo el causante de estos, cada que la revisaba…

Me fui acercando a ella haciéndome su amigo, durante nuestras platicas en su consulta, ella me platicaba que le hubiera gustado ser modelo, pero al crecer en una familia tan rigurosa y ser la hija mayor del líder de la familia, no podía dedicarse al modelaje, no se vería bien, además no era algo propio según su padre, así que se dedicó a ser diseñadora de modas.

Sin duda hubiera sido una excelente modelo de lencería, tenía un cuerpo muy voluptuoso, el cual me volvió loco. Me gustaba el sonido de su voz, sus finos rasgos, sus tentadores labios, sus hermosos ojos como la luna, sumado a su delicioso cuerpo.

Ese que tantas veces anhele tener bajo de mí.

[...]

No sé por qué el destino se empeñaba en ponerme en una encrucijada siempre…

Mi nombre es Hinata Hyuga, tengo 30 años y a pesar de que había nacido en una familia de abolengo, desde pequeña me esforcé a ser reconocida por mi padre Hiashi Hyuga, un importante hombre de negocios en el mundo de la moda…

Mi sueño era ser modelo profesional, pero al ser la hija de quién era, no podía luchar por hacerlo realidad. Ya que por ser una mujer primogénita no se me estaba permitido intentarlo, mi obligación era apoyar a la empresa familiar, pero desde la sombra, ya que quién la manejaría sería mi hermano menor Neji Hyuga, al ser un varón…

Para mí ese pensamiento era algo machista, ya que por derecho mi deber era dirigir la compañía, además podía estar tan calificada y preparada cómo él en el manejo de esta, pero desde que nací, me habían cortado el derecho de reclamo, así de injustas eran las cosas en mi familia y sinceramente sentía que los odiaba.

Ya que solo tenía dos caminos; vivir bajo las sombras de mi hermano y futuro presidente siendo la diseñadora de la empresa o casarme con algún socio, juntar ambos capitales y mi marido fuera el presidente.

Obviamente jamás me casaría con alguien por conveniencia, así que decidí realizar de alguna manera mi sueño al crear yo misma la línea de ropa que me hubiera encantado modelar.

Al entrar a la universidad y estudiar mi carrera de diseñadora conocí a Kiba Inuzuka, un chico que estudiaba para veterinario y quién era amante de los animales.

Nos hicimos amigos y al poco tiempo de tratarnos, esa amistad poco a poco se convirtió en algo más, él me hacía reír, me llenaba de detalles y me apoyaba cuando según mi padre, yo fallaba.

Todos esos actos habían hecho que me enamora por primera vez en mi vida. Al principio fue difícil, ya que mi padre se oponía a esa relación tajantemente, ya que él quería que estuviera con alguno de sus ricos y ambiciosos amigos…

Pero con el tiempo Kiba logro ganarse el respeto de él, al demostrarle que no estaba conmigo por mi dinero o la fama que le podría brindar mi apellido, ya que él solo se encargó de crearla y con ello lograr que mi padre aceptará nuestra unión matrimonial.

Después de recibirnos, a los meses éramos marido y mujer. Teníamos nuestra propia casa, Kiba abría su propio negocio y al lograr ganar fama, yo hacía resaltar la marca de ropa luna, en la empresa de mi padre.

Éramos felices, pero a los meses de casados sentía que algo me hacía falta, yo amaba a Kiba, pero una ilusión surgió en mí, era hora de hacer crecer nuestra familia, pero Kiba se negaba, él estaba en la cúspide de su carrera y un bebé en este momento era algo que le quitaría mucho tiempo, además de que era una enorme responsabilidad, no era que no quisiera un heredero, pero no era el momento para ello, así que decidimos que me cuidaría por un tiempo más.

Kiba no quería que tomará pastillas anticonceptivas, por si en el futuro se daba un embarazo, temía que pudiera batallar para lograrlo…

Así que recurrir a un ginecólogo, así es una de mis pocas amigas llamada Sakura Haruno, salía con un cirujano llamado Naruto Uzumaki y el mejor amigo de este era un excelente ginecólogo de renombre y según ella alguien muy profesional…

En un principio me negué, toda mi vida había tenido una médica de cabecera Kurenai Yūhi, pero ella había salido del país a especializarse en otra carrera más.

Así que decidí hacerle caso a Sakura, saqué una cita con él, lo conocería y sino me sentía cómoda, buscaría otra opción.

La noche anterior antes de conocerlo, Kiba estaba feliz, ya que por fin dejaría de usar el preservativo y según él ahora si poder sentirlo al natural, yo lo amaba y disfrutaba nuestras entregas pasionales, después de todo él había sido el primer hombre en mi vida.

Me encontraba muy nerviosa, era la primera vez que otro hombre que no era mi marido, me tocaría y miraría, pero no podía echarme para atrás…

Tenía la cita a las 10:00 am, Kiba me acompañaría, quería comprobar si en verdad era un buen médico como se rumoreaba, pero una cirugía de emergencia a un perrito se lo había impedido.

Llegué al edifico en color blanco y grandes ventanales, en la parte de arriba resaltaba el nombre del ginecólogo y cirujano…

Al entrar la recepcionista me entregaba el gafete de visita, iba directo al elevador, tras entrar y marcar el piso indicado, los nervios me invadieron, si hubiera sabido que Kiba no me acompañaría, le hubiera pedido a Sakura que me acompañará, después de todo ella era quien lo conocía…

Pero ya no había tiempo para eso, ya que la puerta metálica se abría, al salir frente a mi había un escritorio donde estaba la secretaria, algunas pacientes sentadas en los sillones de color café oscuro leyendo alguna revista o conversado y al ver a una chica pelirroja y de anteojos llamarme -me acercaba a ella- y al ver que sin disimulo me observaba de arriba a abajo, supongo examinándome…

Buen día ¿Tiene cita?

—Si..

—¿Cuál era el motivo de su visita?

Le decía que venía a revisión, ella me pedía mi nombre y al decírselo, la veía acomodar sus anteojos y teclear en la computadora…

Así que es nueva paciente…

Ella me pedía llenar una hoja con mis datos y que tomara asiento. Hice lo que me pidió y al terminar se la regresaba y ella me decía que esperará mi turno.

Luego de ver un par de pacientes salir de su chequeo y escuchar que decían cada cosa del ginecólogo, eso hacía aumentar mi curiosidad, finalmente mi turno se llegaba, avancé tranquila hasta llegar a la puerta de color blanco del consultorio donde decía el nombre del médico, respire hondo, toqué y al escuchar un pasé, gire la perilla y al abrir la puerta frente a mi veía a un hombre pelinegro, de tez blanca, era guapo no podía negarlo, pero muy joven para su fama, ¿En verdad tenía la suficiente experiencia como decían?

Siga y tome asiento…

Su voz me hacía reaccionar, cerraba la puerta y después de saludar, tomaba asiento, estaba muy nerviosa y supongo él lo había notado, comenzó por presentarse y al leer mi expediente después de algunas preguntas como por ejemplo ¿Cómo estaba? Mi edad ¿A qué me dedicaba? ¿De dónde era? Etc.

Comencé a sentirme más segura de mí misma y poco a poco le tomé confianza, le comenté que Sakura me lo había recomendado y cuándo me preguntaba el motivo de mi consulta…

Creo se había sorprendido al saber que era casada y que iba a pedir justamente un método anticonceptivo…

Aunque muchas mujeres lo hacían, tal vez era por qué estaban solteras y por ahora no quería una bendición como se decía, pero era bien sabido que cuándo una mujer contrae matrimonio, por lógico se espera que tengan al menos un bebé, pero al explicarle mi situación y después de varias preguntas y me explicara los métodos anticonceptivos, había decidido cual usaría…

Había optado por usar el anillo vaginal. Kiba no quería que usará nada químico y creo ese era el que mejor método que se nos acoplaba.

Sasuke me había explicado como colocarlo, incluso me decía que yo misma podía hacerlo, pero para que no hubiera errores, le pedía él lo hiciera, así que nos veríamos cada mes.

Así fue como comenzó mis consultas con mi nuevo ginecólogo Sasuke Uchiha.

Al asistir a la aplicación del método anticonceptivo, ya que él literal me veía íntimamente al exponer mi vagina, sentía mucha pena, porque locamente me gustaba como él me acariciaba al colocarlo, mi cuerpo me excitaba...

Pero yo no podía sentir eso, yo amaba a Kiba y no podía faltarle el respeto de esa manera.

Muchas veces al recostarme y dormir soñaba cómo sería el que Sasuke me hiciera suya, de tantas formas y pociones, pero al despertar me regañaba a mí misma, por pensar eso ¿Acaso me estaba volviendo una loca maniática sexual?

Los meses siguieron su curso de esa manera y mi imaginación seguía siendo mi enemiga, pero Kiba finalmente había decidido que era hora de tener un hijo, obviamente era mi ilusión desde que me había casado con él, pero sentía que estaba en un dilema…

Al preguntarme ¿Sería el tiempo justo para embarazarme? O ¿Acaso lo que Sasuke Uchiha me hacía sentir, era lo que hacía dudar en complacer a Kiba?

[...]

Yo siempre había sido alguien centrado, con un objetivo en mente, pero Hinata era ese pecado que me torturaba y un año después de conocerla…

Salía de una larga junta del consejo médico, había recibido algunos halagos por como manejaba mi carrera y hacía dónde la estaba llevando, pero Hinata Hyuga de Inuzuka tenía poco más de año de casada y después de cuidarse varios meses, me decía que por fin había decidido ser madre...

En cierto modo eso me molestaba y me hacía odiar al estúpido de su marido, ese cabrón que solo conocía por nombre, pero según yo, era alguien que no se la merecía, ella era mucha mujer para él…

Hinata es perfecta, es tierna, angelical, bonita, cariñosa y jodidamente sexy, la mujer perfecta para cualquier hombre, pero no solo eso la hacía especial, era muy buena en su trabajo, inteligente y cocinaba muy rico, había aprendido a conocerla en nuestras platicas durante la consulta…

Ese día me sentía cansado y muy molesto por la decisión que ella me había comunicado, el simple hecho de pensar en la palabra embarazo y saber que eso la alejaba más de mí y de mis fantasías no me ponía contento. Así que trataría de que retrasará esa decisión, así que le dije a mi secretaria la colocará cómo la última paciente que atendería del día.

Una parte de mi se sentía emocionado por verla, olerla y tocarla, por conversar con ella, ya que solo nos veíamos una vez al mes…

Al llegar a mi consultorio mis consultas empezaban, al ser un día ocupado, serían pocas las mujeres que atendería y cuándo una de ellas salía, Karin mi secretaria me informaba que Hinata había llegado, sonreí para mis adentros, su cita coincidía con su chequeo y por suerte la tendría más tiempo para mí solo.

Le pedí a Karin que la hiciera pasar, tomaba algunos papeles y hacía como si los revisará, no quería que notará mi molestia, pero a la vez mi ansiedad por verla, ella como siempre tocó la puerta y al ver cómo la perilla de esta giraba y está se abriera…

Ella se dirigía hacia mi lentamente, hoy vestía un conjunto de cóctel en color rojo, el cual hacia resaltar su blanca piel haciéndola ver jodidamente sexy, disfruté ver el meneo de su cadera, el ver sus largas piernas descubiertas y como su rico aroma invadía todo el lugar…

Buenas tardes, casi noches doctor Uchiha…

—Sasuke, Hinata o prefieres ¿Qué te diga señora Inuzuka? — Odiaba llamarla así, ya que eso me recordaba que ella era prohibida para mí. —Creí que habíamos quedado en algo…

Nombres de pila, tienes razón Sasuke, es solo que no logro acostumbrarme…

Ella me sonreía y después de algunas risas más y preguntas de rutina, en sus ojos veía un brillo especial, tal vez era por que por fin realizaría ese sueño que muchas mujeres desean, el ser madre…

Le pedí fuera a ponerse la bata, el saberla desnuda, que solo esa delgada tela del vestidor la cubriría y separaba de mí, hacia volar mi imaginación…

Veía de reojo a través de las aberturas de la cortina, como poco a poco ella se quitaba su ropa, al verla salir de ahí y caminar hacia la camilla de revisión me hacía que reaccionar, joder mi compañero también había resentido el tenerla aquí conmigo, pero no era hora para pensar eso, tome los guantes látex y le pedí se sentará…

Antes de empezar la revisión le pregunté ¿Si estaba segura de la decisión que había tomado? Era algo estúpido lo sabía y ella lo noto, ya que me miró sorprendida, pero al instante me sonreía diciendo que sí…

Sin duda el traer un hijo al mundo era doloroso para una mujer, lo sabía muy bien y una responsabilidad muy grande, además ella era casada, era lo más lógico…

Me acerque a ella, dejando el tema por la paz, dándome cuenta de que no podría hacerla persuadir de la decisión que había tomado.

Después de colocarme los guantes, metía mis manos entre la bata y empecé a acariciar sus grandes y jugosos pechos, rozando su pezón, eso la hacía sonrojarse al reaccionar ante mis caricias indebidas, ya que imaginaba quitarle esa estorbosa bata, apretarlos, masajearlos, meter uno en mi boca, chuparlo y morderlo, tenía que controlarme, esto era una revisión médica, además mi pene empezaba a reaccionar al sentirlo endurecerse por mis pensamientos pervertidos, sino detenía esto, podía pasar una locura, ya que hoy la tocaba de una forma diferente..

Mi cabeza era un caos, esta mujer me volvía loco, no niego que había estado con muchas mujeres, pero a ninguna la había deseado tanto como a ella…

¿Sa-Sasuke?

Su voz me sacaba de mi fantasía. —Perdón Hinata acuéstate y abre tus piernas para mí.— Joder estaba excitado y por más que quiera controlarme, mi lado pervertido no me ayudaba, ya que era obvio que le estaba hablando en doble sentido, mi pene estaba duro y tan ansioso como yo…

Cuando ella hacía lo que le pedía, me sentaba frente a ella y al ver su vagina depilada y ver como ella mordía su labio inferior, me estaba volviendo loco, mi imaginación pervertida aparecía nuevamente, imaginaba como sería hacerle sexo oral, probarla, descubrí su sabor, mierda mi pene cada vez se ponía más duro, tenía que controlarme, no podía hacer una locura, ni podía dejar salir mi instinto primitivo…

Traté de concentrarme y hacer mi trabajo, empecé la revisión, acariciaba suavemente sus labios vaginales, estos eran suaves y al sacar ese pedazo de plástico, acariciaba con uno de mis dedos toda su vagina hasta llegar al clítoris…

Ella decía algunas palabras tartamudeando, era lógico estaba nerviosa por como la tocaba, era algo inapropiado, lo sabía bien…

Pero no quería perderme ninguna de sus reacciones, mi cerebro era un traidor al no hacerme caso y controlarse, pero al ver que mientras "la examinaba" su respiración se agitaba…

La lujuria me gano, esa mujer me encantaba, cuando la tocaba, después de que se marchaba, yo me complacía con su olor, si una locura, pero al menos así saciaba un poco mi enorme deseo por ella...

Después de seguir con mis caricias indebidas, sacaba mi pene y empecé a mover ese botoncito de placer de ella, mientras mi mano movía mi pene de arriba abajo, ella empezaba a humedecerse y al escuchar gemir…

Joder ¿Cuánto había añorado escuchar ese sonido de sus labios? Obviamente desde que la conocí, seguía penetrándola con mi dedo, mientras mi pulgar acariciaba su clítoris, mi mano seguía moviéndose, al apretar más fuerte mi pene, decidía darle más placer, así qué la invadía con dos dedos, ella trataba de callar sus gemidos, pero se humedecía más, me sorprendía que su vagina era estrecha a pesar de ser casada ¿O acaso ella no tenía tanto sexo como imaginaba?

¿Q-qué ha-haces? N-no po-demos, yo soy ca-casada…

Al escuchar su sensual voz, me hacía salir de mis pensamientos, eso no importaba ahora y al observarla —lo sé, pero me encantas Hinata, quiero hacerte mía y a la mierda tu esposo.

Había mandado todo al carajo, pero ahora no sabía si "eso" había valido la pena.

[...]

Vaya que el destino seguía siendo irónico conmigo ¿Por qué nos había vuelto a juntar justo ahora? Después de todo lo que había pasado…

Kiba por fin había aceptado ser padre, era una noticia muy feliz, añoraba tanto un bebé, su olor se esparciría por la casa que compartíamos, habría risas, alegría...

Después de que Kiba me lo comentará, inmediatamente había hablado con mi ginecólogo, al tener una cita de rutina y al comentarle que por fin había decidido ser madre…

Sasuke me decía que estaba en junta y que más tarde lo hablaríamos. Lo notaba raro, pero tal vez lo había interrumpido. Terminaba la llamada y solo podía sonreír, estaba feliz y al ser mi amigo, quería comentárselo, pero había olvidado que él tenía una vida, ocupaciones y preocupaciones.

Llegue a mi cita puntual, aunque me sentía apenada por lo de la mañana, tal vez él estaba cansado, pero yo por fin podría lograr uno de mis sueños…

Entré a ese consultorio que era tan familiar para mí, después de todo llevaba meses siendo su paciente, conocía a la perfección la de decoración, la cual consistía en un gran librero, sus diplomas colgados en la pared, el gran escritorio de madera, en el cual él estaba tras de el sentado tecleando en su portátil, con sus anteojos, que lejos de verlo mayor, lo hacía ver sexy. Sacudía mi cabeza alejando esos pensamientos y finalmente la sala de examinación…

Después de una breve charla, fui a cambiarme, cada que venía me daba pena, ya que él que me veía desnuda, pero lo más seguro es que él ya conocía todo mi cuerpo a la perfección.

Al estar lista, salí y me senté en esa silla, tenía que relajarme lo más que pudiera, pero Sasuke me ponía nerviosa, me gusta que nos tuteáramos, habíamos creado una relación de amistad muy linda y eso era bueno de cierta manera…

Él era el segundo amigo que tenía, ya que Kiba había sido el primero, siempre había batallado para tener una buena comunicación con el género masculino…

Sasuke me miraba con esos lindos ojos negros, el contraste de los míos y al verlo acercarse a mí, lo admiraba ya que hoy se quitaba sus anteojos, dejándome ver sus pestañas largas y tupidas, tenía una linda nariz, sus delineados labios, se veía más joven y guapo así, su rica fragancia me gustaba, pero tenía que alejar esos pensamientos, no eran propios de mí…

Pero su pregunta había rompido el encantó, ¿Estás segura de embarazarte? Eso había sonado raro, él sabía que era mi sueño, así que le respondía que sí, el examen empezó, sin hablar más del tema. Cuándo él empezó la revisión note algo raro, Sasuke me acariciaba como mujer, ya que, al sentir sus grandes manos en mis pechos, por la forma que los acariciaba, me roba el aire…

¿Acaso lo estaba imaginando? No, él me estaba acariciando sensualmente, eso estaba mal, él era un profesional y no podía hacer eso, debía detenerlo, pero irónicamente me gustaba como sentía…

Sasuke me miraba, yo solo podía verlo de reojo, no podía verlo de frente, ya qué sentía mi cara arder, me daba vergüenza lo que me hacía sentir…

Pero él parecía tan relajado, esto estaba mal, pero me encontraba hecha un manojo de nervios ¿Acaso él lo estaba disfrutando, como yo? Por suerte la exploración terminaba, pero cuando Sasuke me pedía recostarme, definitivamente él estaba muy raro, pero tal vez eran ideas mías y al hacerlo…

Estaba por preguntarle ¿Si algo le pasaba? Pero una rica caricia en mi vagina, lo impedía ¿Acaso él me estaba masturbando? ¡No! Definitivo no podía hacer eso, necesitaba detenerlo, pero ¿Cómo iba a hacerlo? Sí sentía muy rico, me estaba excitando…

Intentaba detenerlo, pero no me salían las palabras, solo podía hacer sonidos vergonzosos no propios de mí, ya que esos solo eran para mi marido…

Pero al sentir un segundo dedo invadirme, sentía como mi vagina se lubricaba más, mis pezones reaccionaban ante sus caricias al endurecerse, definitivo esa era la señal, tenía que detener esto, sino no sé hasta donde podría llegar…

Me levantaba como podía, pero él se acercaba a mí, sacaba mi bata y me besaba. Intenté rechazarlo, pero el beso se hacía más demandante, me gustaba su sabor, su lengua en mí, era otra sensación que me gustaba mucho y al separarnos…

Vas a ser mía ahora mismo preciosa…

Su voz sonaba tan ronca, Sasuke empezaba a desvestirse ¿Acaso era un sueño traicionero mío? No, el ver su eminente erección y sentirla rozar mis piernas, me indicaba que no y al verlo intentar besarme nuevamente…

—No Sasuke, e-espera, no podemos hacer esto, está mal, yo soy casad…

Shh, olvídate de eso y déjate llevar nena, yo sé que tú deseas esto tanto como yo…

Y antes de decir algo, él volvía a besarme mientras me recostaba acariciándome, una parte de mi me pedía que me detuviera, que esto estaba mal, tenía que irme, yo era una mujer casada y en mi tenía que caber la prudencia…

Pero la otra parte me decía que calmará ese deseo que había surgido en mí meses atrás, pero los besos de él en mi cuello y sus atrevidas caricias no me dejaban pensar con claridad, solo sabía que estaba muy excitada y al observarlo…

Temía a su rechazo, ella podía denunciarme por acoso si quería, incluso sabía que podía perder mi licencia médica por esto, pero ella bien valía la pena, sumado a que mi excitación era mucha, al saber que ella también lo estaba disfrutando, me ponía muy caliente y aunque lo negará, estaba tan húmeda y con deseo de más, como yo. Así que ¿Por qué no calmarlos mutuamente?— Empecé por quitarme la bata médica, la camisa y demás ropa que ahora solo estorbaba, mis manos acariciaban ese sensual cuerpo, Hinata tenía sus ojos cerrados disfrutando las sensaciones y eso me encantaba, besaba su cuello, su aroma me enloquecía, acariciaba su zona íntima y al comprobar su humedad y no resistir más, la penetré...

Tantas sensaciones me invadían, pero al sentirlo invadirme, gemía fuerte apretando sus hombros, la sensación era enloquecedora, no lo podía creer…

Joder estaba en el mismo infierno lo sabía, está mujer estaba buenísima, no sé si era por qué yo era el causante de que ella engañara al marido conmigo, por mi deseo reprimido el cual se había acumulado desde que la vi, no lo sé, pero sentía delicioso al ser apretado por su cálida vagina, al darle un momento a que se acostumbra a la sensación de ser invadida por mí, besaba su cuello, mientras apretaba sus pechos, como había querido desde que empecé a tocarla, empezaba a mover mi cadera poco a poco..

¡Oh dios! Esto era riquísimo, Sasuke me penetraba cada vez más profundo, era como si él me llenará en todos los sentidos y al gemir…

Quería más de ella y al tomarla de sus caderas, la penetraba más fuerte, en este lugar solo se escuchaba la unión de nuestros cuerpos, los gemidos que escapaban de vez en cuándo y el sonido de esa silla al moverse— ¡Oh nena! No sabes cuánto tiempo soñé con este momento…

Sus ojos parecían oscurecerse más por la pasión que desprendía, solo podía corresponderle al besarlo con deseo, mientras me humedecía más ante sus profundas embestidas y cuándo mis manos se adentraba en su cabello y él apretaba mis pechos —¡Ah! ¡Que rico!

No sé si era por qué alguien nos pudiera ver en esta deliciosa posición o nos escucharán, pero la adrenalina del momento sumado al deseo reprimido de ambos, estábamos por llegar a la cúspide de este delicioso momento, al separarnos y ella lambiera mis labios y se pegará más a mí, solo podía penetrarla más fuerte y al sentir como su deliciosa vagina succionaba mi pene…

Gemía fuerte jalando su cabello, sentía tan rico cuando mi útero se contraía y al sentir como él me sujetaba…

Me aferre fuertemente a ella y tras un par de embestidas más y perderme en su cuello, comprobando que ella olía a mí, mientras me vaciaba en su interior, nuestras respiración estaba agitada, las miradas blanco y negro se cruzaban, ella estaba sudada, jadeante y viéndose más hermosa que nunca, pero el deseo por hacerla mía una vez más me invadía, así que la cargaba bajándola de ahí y al sentir como ella me abrazaba por el cuello, le susurraba que deseaba más de ella, lambia su blanco cuello, anhelando marcarla como mía, pero no podía hacerlo, lo sabía y con ese pensamiento en mi mente, aprovecharía que ahora ella estaba aquí conmigo, al besarla, la penetraba y..

Había sido suya no sé cuántas veces más, me entregué a él al dejarme llevar por la pasión, había ignorado el hecho de que eso estaba mal, no me importo ni el tiempo que había pasado, incluso ni saber que tal vez para él solo había sido una aventura más…

Había disfrutado tanto cada beso, cada caricia, nunca me había sentido así de caliente y viva, ni siquiera en mi primera vez que había sido con Kiba mi marido y quién era el hombre que amaba…

Incluso había sido mejor que en esos sueños húmedos que había tenido con él. Pero al regresar a mi realidad, me daba cuenta de que el sueño terminaba, aquí yo era quien más perdía, ya que ponía en riesgo mi matrimonio.

Había cometido infidelidad, si alguien se enteraba a mí sería a quien juzgarían, él era soltero o era lo que yo suponía. Bajaba de su escritorio y me cambiaba lo más rápido que podía y salía de ese consultorio, por suerte al hacerlo no había nadie.

Al llegar a mi auto, tenía miles de sensaciones en mí. Era la primera vez en mi vida que me convertía en una chica mala, en cierta forma. Mi celular sonaba, temiendo fuera Sasuke, dude en contestar, pero al ver que no dejaba de insistir, veía el número y foto de Kiba, mis ojos se llenaba de lágrimas ¿Qué le iba a decir? Lo acaba de traicionar, él no sé merecía este engaño, hace unas horas acaba de aceptar formar una familia con él y así le había pagado…

Apague mi celular e iba directo a casa, no volvería a ver a Sasuke Uchiha, eso no estaba en duda, no podía hacerlo, pero ¿Por qué me dolía esa decisión?

Llegué a casa y al ver que Kiba me esperaba, arreglaba mi maquillaje, al bajar del auto acomodaba mi ropa y al llegar frente a él…

Amor ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado, dime ¿Te paso algo malo?

"Te fui infiel" ese pensamiento cruzaba por mi memoria, pero era obvio que no se lo diría nunca. —No amor, me quedé sin pila, estaba con Sakura, fuimos de compras, ya sabes cómo es ella, se nos fue todo el día en ello…

¿No fuiste con el ginecólogo?

—¡No! Canceló la cita, voy a darme un baño, para cenar ¿Sí? — Lo que había pasado iba a ser mi mayor secreto, no iba arriesgar mi matrimonio y exponerme a un divorcio. En mi vida no existiría lo que paso con Sasuke, seguirá con mi vida, como era hasta antes de conocerlo.

Días después de mi infidelidad, me enteraba que Kurenai regresaba a Japón, ese regresó me caía de perlas, necesitaba un consejo, después de todo no sabía que tanto podía afectar el quitarme mi método anticonceptivo y haber tenido sexo con Sasuke, me torturaba el hecho de saber que él no había usado protección…

Había investigado y muchas mujeres comentaban que el hecho de hacerlo sin protección una vez, no significaba que por ello me tuviera que embarazar, también leí que muchas recurrían a la pastilla Postday debido a esos accidentes, pero sabía que esa pastilla podía ser abortiva y no quería sumar una culpa más a mi vida...

Yo me quería embarazar pero de Kiba, pero no había podido estar con él íntimamente, ya que él había salido a una convención de veterinarios por tres semanas…

Eso me ayudaría mucho a resolver todo esto embrollo, además necesitaba tiempo para estar sola, tenía muchas dudas y preguntas que me invadían, entre ellas ¿Qué pensaría Sasuke de lo ocurrido? ¿Se acordaría de mí? ¿Me extrañaría? ¿Habrá estado ya con alguna otra mujer?

Maldición tenía que dejar de pensar en él y lo ocurrido, enfocarme en mi matrimonio y en el hijo que mi marido deseaba. A Sakura no le comenté nada, después de todo su novio era el mejor amigo de Sasuke y no quería andar de boca en boca.

Pero sumado a todo lo ocurrido, mi padre me citaba en su despacho para pedirme avances de la nueva colección, ya que unos inversionistas extranjeros nos visitaran y al menos querían ver los bocetos para saber si harían negocios con nosotros o no…

Eso era mucha presión, pero aún así me dedique a tratar de terminar la nueva colección para la empresa, tendrá que presentarla a fin de mes y conociendo a mi padre tendría que enfocarme y dar lo mejor de mí en ello, además eso me ayudaría a olvidarme de Sasuke y todo lo vivido.

Los días pasaron y la presión de mi padre me estaba asfixiando, a tal grado que empezaba a causarme molestias estomacales, ya que para terminar todo a tiempo tenía largas jornadas de trabajo, pero a pesar de eso sentía que no había avanzado mucho, además de que comía mal, sumado a los largos desvelos, me sentía pésimo.

El día pactado por mi padre se llegaba, estaba muy nerviosa, les presentaría a la junta en pleno la colección que tenía en mente...

Tenten una pasante de diseño en la empresa y quién me ayudó avanzar, me animaba diciéndome que todo saldría bien, que era unos hermosos diseños y que sin duda sería una gran colección, que mi recompensa sería la admiración de mi padre y una cena romántica con el amor de mi vida en un lujoso hotel-restaurante, ya que Kiba regresaba de viaje…

Le agradecía su apoyo y solo esperaba que por fin pudiera cumplir el sueño de Kiba, después de todo Sasuke no me buscó y yo necesitaba reencontrarme con mi marido.

Entre a la sala de juntas, todos me miraban incluso mi padre y hermano, después de que mostrará la colección, anunciaría su ascenso a director…

Empecé a hablar del tema en el cual me inspiré para la colección llamada Hanabi, la pedrería, telas y demás detalles, todos me miraban y escuchaban atentos, pero un mareo y la sensación de nauseas aparecían, supongo eran por mis nervios y al tratar de dejar eso de lado, sentía como el vomitó se presentaba y al correr hacía un bote de basura, el piso me daba vueltas y no supe más de mí.

•••

Abría los ojos, el olor a alcohol, las paredes blancas y el sonido de una máquina indicaban que estaba en un hospital, me acostumbraba a luz del lugar y al ver a una enfermera entrar al cuarto…

Me alegro de que ya despertó ¿Cómo se siente señora Inuzuka? La doctora Yūhi vendrá pronto a verla…

¿Qué había pasado? No recordaba nada, a los minutos una cara conocida entraba al cuarto y…

Hinata ¿Cómo te sientes?

—Bien, pero ¿Qué me pasó? ¿Quién me trajo aquí?

¿No lo recuerdas? Te sentiste mal en plena sala de juntas, tu hermano y padre te trajeron aquí, tu marido viene en camino, ya te mandé hacer análisis y sabremos qué es lo que te pasa…

Los recuerdos llegaban a mi mente, había perdido el sentido después de vomitar, tal vez algo que había comido me había caído mal. Kurenai me decía que era una sorpresa regresar y verme desmayada, pero ya habría tiempo de ponernos al día, antes de salir del cuarto, ella me pedía descansar…

Pero esos síntomas me preocupaban, tenía días así y solo esperaba que no fuera nada malo. Al ver a un enfermero quien revisaba mi suero, al ver su cabello y ojos negros me recordaban a Sasuke…

Pero para él no había significado nada y eso de cierta forma dolía. Pero al ver a Kiba llegar con un lindo ramo de flores, el que Sasuke hiciera eso no tenía por qué importarme…

Amor ¿Cómo te sientes?

—Bien, no te preocupes, dime ¿Cómo te fue?

Eso no es importante ahora, no te he visto en más de un mes y hoy que regresó y saberte enfermera, además de muy pálida, como no me voy a preocupar por ti amor, no quiero que te pasé nada malo…

—Tal vez es una infección estomacal, no he comido bien, he estado muy estresada estos días, supongo debe ser eso…

Eso esperó amor, te amo…

—Y yo a ti— cuándo él besaba tiernamente mis labios ¿Cómo pude a verlo engañado? Si era un excelente hombre. Mi padre y Neji entraban al cuarto rompiendo el momento amoroso…

¿Cómo te sientes Hina?

Al decirles que bien, Kurenai entraba al cuarto…

Vaya la familia entera reunida, eso es bueno ya que les traigo una excelente noticia…

¿Qué ocurre doctora Yūhi?

Matrimonio Inuzuka-Hyuga ¡Muchas felicidades! Estás embarazada Hinata...

—¡¿Embarazada?! — ¿Acaso era una broma? Mi padre y hermano se abrazaban, mientras que Kiba me miraba sorprendido, este bebé era de…

¿De qué estás hablando Kurenai? ¿Es una broma? ¿Qué significa esto Hinata?

Todas las miradas estaban puestas sobre mí, Kiba sabía que este bebé no era de él, hacía tiempo que no estábamos juntos íntimamente y por lógico todas sus preguntas…

¿De qué hablas Inuzuka? ¿Acaso dudas de mí hermana?

Si, ya que al parecer tú hermana se revolcó con alguien más, eres una zorra...

Doctora, retirarse este es un asunto familiar…

—Padre, hermano, ustedes también, quiero hablar con Kiba a solas…

Pero yo no Hinata, todo está más que claro, soy un pendejo…

Kurenai salía dedicándome una tierna mirada, pero la mirada inquisidora de mi padre me ponía nerviosa y solo podía acariciar mi vientre, este bebé era el menos culpable de todo.

Tuve que admitir que había engañado a mi esposo sin dar el nombre de Sasuke, Kiba estaba furioso exigiéndome el divorcio, yo lo entendía, no lo podía juzgar, después de todo no podía obligarlo a qué me aceptará con un hijo que no era suyo, mi padre por poco y me golpeaba, pero Neji lo impedía y tras verlo suspirar y escuchar insinuarlo que abortará, obviamente yo me negaba, él me "sugería" que por mi bien y la mejor solución al problema era casarme con un socio de la empresa para cubrir mi deshonra obviamente gratificándolo por el favor, si no aceptaba me desheredaría dejándome sola…

Ambos castaños salían del cuarto, Neji me sonreía, pero mi padre era obvio que estaba furioso y al ver la puerta cerrarse, mi llanto finalmente brotaba, por un lado me sentía emocionada, feliz, Sasuke me había dado la oportunidad de realizar ese sueño que tanto anhelaba, tener un hijo, pero a la vez todo estaba en mi contra y mi panorama no pintaba muy bien que digamos…

Y ahora ¿Qué voy a hacer? Kurenai, entraba al cuarto abrazándome y repitiendo que me desahogara.

Y precisamente ella era quien me había apoyado desde el día que me enteré de mi embarazo, fue la única persona que no me dejó sola, ya que mi padre cumplió su palabra, al no aceptar su propuesta, me retiro todo su apoyo, Neji ahora era el presidente de la compañía y quién de vez en cuándo me visita o llamaba obviamente a escondidas de mi padre…

Él me ha pedido que regrese a trabajar la empresa, pero no quiero problemas, por una parte, soy feliz, estoy más tranquila disfrutando esta nueva etapa en mi vida…

Respecto a Kiba su abogado me visitaba constantemente para poder firmar de una buena vez por todas el divorcio, ya que en cuando el juez de lo familiar se enteraba de mi embarazo, se negaba a la solicitud de divorcio, Kiba demostró que ese bebé no era su hijo, pero el juez nos había dado una prórroga hasta que naciera mi hijo y hacer una prueba de ADN para descartar obligaciones, ya que el embarazo se dio cuando aún teníamos nuestra unión matrimonial y aunque el no fuera el padre biológico, mi bebé tenía derechos..

Obviamente yo no le iba a exigir nada, incluso al término de este le daría el divorcio. En cuanto a Sakura preferí no involucrarla y me alejé de ella, por su bien.

Kurenai me brindo todo apoyo posible, incluso no me había juzgado al contarle toda la verdad, ella me había sugerido exigirle a Sasuke su apoyó, no niego que algunas veces me vi tentada en buscarlo y confesarle toda la verdad, pero ahora él era un médico de renombre y no quería que pensará que lo busque por interés y ganarme problemas innecesarios, ni que pensará que lo buscaba por conveniencia, me había quedado claro que solo había sido un capricho en su vida.

Una amiga de Kurenai, llamada Hōrai Yamanaka quien es dueña de una florería me había dado trabajó, no puedo quejarme, no he estado sola del todo. Mi embarazo ha avanzado bien, si algo le agradecía a Sasuke es que me diera el motivo de mi vida, quien me ha dado fuerzas para seguir luchando y salir adelante.

Estaba en el noveno mes de gestación, según Kurenai, las mamás primerizas se pasan unos días en el parto, pero mientas me sintiera bien, no había problemas, hasta hace un momento…

Había salido a comprar ropa y otras cosas que ocuparé para el nacimiento de mi bebé, no quiero saber su sexo para que sea sorpresa y al pasar por un famoso restaurante dónde venden un delicioso ramen, compraba un poco, era un extraño antojo, pero tenía que cumplirlo, después de entrar y sonreír al encargado del local al saludarlo y hacerle mi pedido, cuando este estaba listo y pagar, salía, tomaría un taxi, traía varias bolsas y me sentía un poco cansada…

Al acercarme a la avenida, alguien me llamaba y al girarme y ver quien era, pensando que podría ser el dueño del restaurante para darme un rol de canela extra, ya que a veces era un pequeño antojo mío y él lo sabía bien, cuál fue mi sorpresa, frente a mi veía a Sasuke.

Sinceramente no entendía ¿Por qué tenía que verlo justo ahora? Ya que hacerlo hacía que todo se revolviera en mí.

[...]

Un año había pasado desde lo ocurrido entre Hinata y yo. Mi nombre y fama había crecido mucho más en este tiempo, incluso otros médicos me pedían ser su socio, incluso clínicas de Estados Unidos me ofrecía un excelente puesto en ellas…

Al revisar mi agenda y ver el nombre de Hinata Inuzuka, me daba cuenta de que había pasado un mes desde que nosotros habíamos estado juntos. Hoy ella tendría que asistir para sustituir el método anticonceptivo que había elegido, ese el cual ella había decidido no utilizar más, ya que le daría un heredero a su marido.

Y justamente ese pensamiento me hacía recordar cuando me había corrido en su interior llenándola de mi semen no sé por cual vez, estaba exhausto pero complacido, no podía creer que la había hecho mía, se había creado un ambiente tan íntimo y después de ver esa mirada perlada perdida en el placer y tan brillante, de pronto ella se apartaba de mí y al verla bajar del escritorio, después de verla medio vestirse y darme un fugaz beso, ella se marchaba…

Me había quedado observando como ella dejaba la puerta abierta ¿Qué debía hacer ahora? ¿Seguirla y pedirle que me disculpará? ¿Pedirle qué se quedará conmigo? ¿Qué deseaba tener mucho más de ella?

No, no podía hacerlo, ya que a pesar de a verla hecho mía, ella no me pertenecía. No sé porque ella había accedido a que pasará esto, tal vez el destino así lo había querido, pero de algo estaba seguro, no me arrepentía de haber hecho el amor con ella y si por eso tenía que renunciaría a mi sueño, mi carrera, bien valía la pena.

Había sido una larga noche, pero ella no había dado señas de vida, los siguientes días, había cancelado mis citas esperando que llegaran a detenerme pensando que ella me denunciará, ya me veía perdiendo mi título, incluso investigue con cuales colegas podía ceder mis pacientes...

Pero no había pasado nada, ella seguía sin dar señas de vida, cuando llamaba a su celular, este me mandaba al buzón, al estar desesperado y a punto de volverme loco. Había ido a buscarla a su casa, trataría de hablar con ella, decirle que había cometido esa deliciosa locura porque sentía cosas románticas por ella...

Pero al llegar y estacionarme frente a su hogar, veía como la puerta se abría y ella besaba y abrazaba a su marido, mientras le sonreía como una tonta enamorada, los celos me invadieron, ya que la mujer que locamente creía mía era solo una ilusión.

Me sentí tan imbécil, me había debatido miles de veces el luchar por ella, hacerla mi mujer, no había dejado de pensar en ella desde que pasamos juntos. Muchas veces imaginaba que ella vendría a mí y me pediría que me la llevará muy lejos, que le diera ese hijo que ella tanto quería, pero al escuchar que estaba más que feliz con su marido.

Ese pendejo que de seguro no la complacía como yo. Si tal vez mi ego lastimado era el que hablaba. Durante una plática entre Naruto y Sakura, ella salía a relucir, ellos hablaban de que Hinata estaba enfocada en la próxima colección que lanzaría la empresa de su familia y más feliz que nunca a lado de su marido…

Al saber eso intenté salir con Karin Uzumaki mi secretaria y prima lejana de Naruto, para olvidarme de ella, además Karin siempre se me insinuaba, yo la rechazaba por creer que tontamente estaba enamorado de Hinata, pero nada pasó entre nosotros, no podía, cada que llegaba al lugar de mi trabajo, todo me recordaba a ella ¿Qué era lo que me había hecho Hinata Hyuga conmigo? Para no poder olvidarla.

Decidí dejar de lado el romance en mi vida y enfocarme en mi trabajo, si algún día recibía una denuncia no solo yo caería, ella perdería a su marido por infiel.

Los meses siguieron su curso y era como si en mi vida nunca hubiera existido Hinata Hyuga, en las noticias decían que la empresa Hyuga ahora estaba a cargo del hermano menor de ella, pero con una nueva diseñadora de nombre Tenten.

Tal vez decidió mudarse, olvidarse de todo y dedicarse a ser feliz, mientras yo aquí seguía en el mismo lugar. Supongo yo también tenía que empezar hacer lo mismo, dejar a Hinata Hyuga en el pasado.

Cuando ella desaparecía de mi vida, alguien retornaba en ella, había recibido una carta de mi padre, él quería verme para hablar conmigo, hacía años que no sabía nada de él y sinceramente tenía curiosidad por saber para qué quería verme después de todos estos años de ausencia. Además, si en verdad que quería dejar todo mi pasado atrás y luchar por ser feliz, era hora de enfrentarlo y cerrar por fin ese capítulo en mi vida.

Así que ahora me dirigía hacia el famoso restaurante Ichiraku ahí vería a mi padre, al llegar y decirle al hostess que tenía una cita con Fugaku Uchiha y él me respondiera que aún no llegaba, pero que me guiarían a la mesa reservada...

La vida me reglaba una bonita visión, Hinata estaba frente a mi mas hermosa que nunca a pesar de su abultado vientre. No podía creerlo, la volvía a ver después de todo este tiempo de ausencia, ¿Acaso el destino me estaba jugando una broma? Justo cuándo había decidido olvidarla, ella volvía a mí…

Pero él pendejo de su esposo había logrado su objetivo, a pesar de saber eso, mis pies se movían solos, salía del restaurante y al llamarla…

Ella me miraba sorprendida y la sonrisa que tenía en su rostro se había borrado, yo quería acercarme a ella, abrazarla, besarla, la había extrañado mucho, después de todo era muchos meses sin verla, ni saber nada de ella, pero estaba embarazada ¿Acaso ella había podido olvidarlo todo y ser feliz?

—Sa-sasuke ¿Qué hac...?

—Vaya ¡Estás embarazada! Dime ¿Acaso tú olvi...? — Ella me interrumpía, ya que no me había dado cuenta cuan cerca estaba de ella y la había tomado de su brazo..

—Mi corazón latía como loco, era él, no un sueño, estaba más delgado, seguía igual de guapo— Suéltame, tengo que irme...

—Cálmate no puedes hacer esfuerzos, te hará daño, vamos adentro y hablemos…

—Mientras él hablaba, unos dolores algo fuertes se hacían presente, tenía que irme, no era hora para preguntas y respuestas, pero los dolores se hicieron más fuertes y al quejarme...

—¿Cuánto tiempo tienes de embarazo?

—Ignoraba responderle y solo podía quejarme y preocuparme por mi bebé— y al dar un paso hacia atrás…

—Hinata creo entraste en labor de parto, tranquila tengo mi carro estacionado justo enfrente de ti, vamos te llevo a un hospit

—Déjame sola Sa-sasuke ¡Ah! Yo pued.. ¡Ah! Duele, duele mucho...

—No seas terca vamos— y antes de que ella dijera algo más la cargaba llevándola hacia mi auto, tenía que actuar rápido, no quería que ella estuviera en peligro, tras cargarla comprobaba que ella seguía oliendo muy rico y estaba más hermosa que antes, incluso embarazada…

Abría la puerta del auto y al subirla, hacia lo mismo y arrancaba, tenía que llevarla a un hospital cercano, le pedía que respirara profundo, mientras ella apretaba mi mano fuertemente, supongo las contracciones eran más fuertes cada vez…

Llegamos al hospital Konoha, donde la doctora Senju Tsunade era la directora y una buena amiga mía. Iba directo a recepción, un camillero se llevaba atender a Hinata, la recepcionista me pedía llenar el papeleo para registro de ingreso, solo podía poner el nombre de soltera de ella y demás datos míos…

Al llegar hacia el área de obstetra, una enfermera me decía que el doctor encargado de turno se encargaría de mi esposa, en ese momento estaba de más aclararle que ella no era nada mío, ahora solo importaba que la atendieran…

¿A quién podría avisarle? No sabía el número telefónico de su marido, ni de su familia, quería entrar y estar junto a ella, apoyarla, pero necesitaba el permiso de la directora, la recepcionista del lugar me informaba que Shizune la aprendiz de Tsunade venia en camino…

Las horas avanzaron y ella finalmente llegaba, pero el parto había empezado y no podía interrumpir…

Hinata era una imprudente, ¿Por qué salía sola si estaba por dar a luz? ¿O acaso, yo había sido el causante de adelantar su parto? Lo mejor no era pensar en eso, lo importante es que ella ya estaba en buenas manos y siendo atendida.

[...]

El verlo en verdad había sido una gran sorpresa, una emoción me invadió, deseaba abrazarlo, decirle la verdad, pero no podía, ya que las contracciones aparecían y cada vez eran más fuertes, él me ayudaba, esto sí que era una ironía de la vida…

Al llegar al hospital, me llevaron directo a un cuarto, un doctor llamado Orochimaru, me decía que el sería el encargado de traer a mi hijo al mundo, solo podía pedir a dios que todo saliera bien…

Las enfermeras me preparaban y al llegar al quirófano, la labor de parto empezó, los minutos pasaban y un miedo me invadía al saber que mi hijo no podía nacer, pero finalmente y después de pujar no sé por cual vez, un fuerte llanto sonaba en todo el quirófano…

Una enfermera me enseñaba a mi hijo, mis lágrimas caían por felicidad, no importa el dolor que sentía, ese pequeño ser alegraba mi vida y después de darle un beso, me informaban que tenían que limpiarlo, mientras el doctor me seguía atendiendo.

•••

El saber que Hinata estaba dando a luz a su hijo, me hacía sentir una extraña sensación, su sueño se hacía realidad y eso me alegraba, pero sentía raro…

Un par de horas después un doctor salía y al escuchar el apellido de ella, me acercaba a él y este me felicitaba ya que era padre de un sano niño…

Eso hubiera sido lindo y al estar por aclararle que había una confusión y decirle que yo no era el padre de ese bebé. Mi celular sonaba y al ver que era mi padre, lo había olvidado, le agradecía y al ver que él se marchaba, le respondía a mi padre disculpándome con él y diciéndole que más tarde iría a su casa para hablar como habíamos quedado, ya que ahora no podía por qué había surgido una emergencia médica…

Con todo el lío no había pensado en él, además ahora que la adrenalina bajaba, una duda aparecía, al analizar como ella se había puesto de nerviosa al verme ¿Acaso ella no era feliz por ese embarazo? No, eso no podía ser, a menos que ¿Ese bebe podía ser mío? ¿Eso podía ser cierto?

Había muchas cosas en mi cabeza y al escuchar que una enfermera me llamaba y me informaba que podía pasará ver a mi esposa.

•••

Abría mis ojos y al ver que me encontraba en un amplió cuarto y una enfermera revisaba el suero, ella me decía que en unos minutos me traerían a mi hijo para alimentarlo y me felicitaba por lo lindo que era…

Le agradecía y le pedía la informaran a Kurenai, de seguro estaría preocupada por mí y por lo rápido que había sucedido todo no pude llegar a casa, ella anotaba el número que le brindaba y me decía que no me preocupara que avisaría a mi familiar, sumado a que me decía que él padre de mi hijo está afuera…

Sasuke aún no se iba, ¿Qué estaba esperando? El saber eso me había sorprendido, pero ella salía sonriéndome y sin tiempo de dejarme decir algo más, la puerta se volvía abrir y…

—Llegaba hasta el cuarto que me indicaban, tenía que preguntarle y resolver mis de dudas. Al entrar la veía cargando a su hijo, tal vez me estaba ilusionado en vano y estaba usurpando un lugar que no me correspondía por ideas tontas, tenía que irme de ahí, no podía causarle algún problema, pero la duda de saber si era mío y conocer a ese niño me estaban matando. Llamaba su atención fingiendo toser y cuando ella me veía— ¡Muchas felicidades!

—¡Sasuke! Am gracias— trataba de cubría a mi hijo, era tan parecido a él, pero supongo que ahora que lo tenía frente a mí no debía ser egoísta ¿Verdad? Era hora de decirle la verdad, pero mis lágrimas caían y…

—No debes llorar, te puede hacer daño, no te preocupes los gastos están pagados, dejaré tus cosas en la recepción, no pude llamar a tu esposo porque no sé su nume..

—Gracias, pero no te hubiera contestado, Kiba y yo nos separamos hace tiempo— tras interrumpirlo, supongo que decir algo de verdad no era malo…

—¡¿Qué?!— Esa información aumentaba más mi curiosidad, pero no debía precipitarme, tal vez ella estaba con alguien más y…

—Agradezco tu ayuda, pero quiero estar sol…

—Alto ahí ¿Acaso no te das cuenta lo que estás diciendo? Dices que estas separada, analizando el tiempo de tu embarazo tengo una duda, dime ¿Quién es el padre de tu hijo?

Esa negra mirada que me veía fijamente no ayudaba y tras mecer a mi bebé. —No tienes ningún derecho a preguntarme nada, además ¿Por qué nunca me buscaste?

—Claro que lo hice, pero tú estabas feliz y sonriente con el imbécil ese, muchas veces te llamé y tu teléfono me mandaba a buzón, ahora dime ¿Es mi hijo?

—Si, es tuyo— ya no pude callarlo —pero esto no fue fácil Sasuke, han pasado muchas cosas y…

—Nena— me acercaba a ella y al verla con mi hijo en sus brazos. —No te das cuenta de la alegría que me has causado, este bebé es nuestro mi amor...

Al escucharlo hablar, solo podía llorar más mientras él me abrazaba, era un tonto, pero que me había hecho la mujer más feliz del mundo con esas palabras, sumado a mis hormonas.

[...]

Un mes había pasado desde que mi pequeño Itachi había llegado al mundo y mientras lo observaba dormir, admirando lo hermoso que era, no podía creer todo lo que había pasado para lograr mi sueño de ser madre…

No niego que cuando vi a Sasuke, la alegría he ilusión de tenerlo ahí para mí había sido mucha, además había pasado unos meses muy duros, pero ahora todo era tan distinto...

Sasuke y yo habíamos aclarado todo, le había contado por todo lo que pasé desde que supe mi embarazo, hasta que nos encontramos, al saberlo estuvo a punto de ir a reclamarle a mi padre por dejarme sola, pero ¿Para qué? A pesar de todo no cambiaría por nada del mundo todo lo que pasé, incluido el dolor, la tristeza…

Ahora me encontraba feliz, me había mudado a vivir al departamento de Sasuke con nuestro bebé, además estaba por convertirme en la señora Uchiha, se oía tan bonito al pronunciarlo.

Habíamos decidido vivir juntos, tras darnos una nueva oportunidad de pareja, él me contó que después de que estuvimos juntos, no me olvido, ni yo a él.

Pero yo no sabía de mi embarazo y al enterarme me agobiaron tantas cosas, pero ahora estábamos juntos y bueno, tras obtener mi divorcio, obviamente Sasuke se opuso a que le hiciera algo a su hijo, además no hacía falta pruebas de sangre, mi bebé gritaba por todos lados el gen Uchiha y al sonreír por ello…

⁓ • ⁓

Despertaba y al ver que la habitación estaba sola, me levantaba de la cama y al avanzar por el pasillo y llegar a esa habitación que olía tan rico, sinceramente nunca me habían gustado los aromas dulces, pero mi hijo, como mi mujer tenía un aroma el cual amaba y encantaba, pero al ver una sensual figura al pie de la cuna…

Decidamos empezar juntos desde cero, habíamos pasado por muchas cosas difíciles, más que nada ella, no niego que me hubiera gustado verla avanzar su embarazo, apoyarla y consentirla, pero los malentendidos habían quedado atrás…

Pronto nos casáramos, aunque ella era mía desde hace mucho tiempo, el imbécil de su marido al vernos llegar juntos a esa audiencia me había querido golpear, pero éramos adultos y aunque había actuado mal, ellos hace mucho que no eran pareja, además mi apellido por primera vez me había ayudado, ya que como venganza él se había querido quedar con los derechos de mi hijo, pero no se lo permití…

Ahora Hinata era una mujer divorciada, así que decidía llevarla a vivir conmigo, ni loco me iba a perder la vida de mi hijo, además nos amábamos y ya no había ningún impedimento para eso, pero cuando visite a mi padre, después de toda la adrenalina y saber que ahora era abuelo, él se disculpaba conmigo y me pedía que no cometiera los mismos errores que él, que en la vida no todo era el dinero y el trabajo, que compartiera mi vida con mi familia…

Claro que lo iba hacer, pero cuando él me decía que debía casarme con Hinata, hacer las cosas bien, me daba risa, creo que después de todo él nunca iba a cambiar y tras aclarar nuestros malentendidos y conociera a Itachi, se había vuelto loco y me había dado entender que ahora había un nuevo heredero para su empresa.

Por ahora no me iba a preocupar por eso, lo que mi hijo decidiera estudiar en un futuro, sería su decisión, yo lo apoyaría, así quisiera seguir los pasos de su abuelo, al igual que mi mujer con su carrera, pero ella había decidido por lo pronto dedicarse al hogar y aunque no había querido acercarse a su familia, mi apoyo siempre lo iba a tener.

Al llegar hasta ella —¿Qué hace señora Uchiha?

—Al sentirlo abrazarme y la tibieza de su piel, al estar sin camisa, le daba un beso en su mejilla y al observarlo— veo a nuestro hijo dormir, acaba de terminar de comer sabes…

—Eso es bueno, pero creo que ahora es mi turno ¿No crees nena?

—Él se pegaba y restregaba contra mí trasero y al sentir algo duro que me hacia sonrojarme— ¡Sasuke! —Lo sentía sonreír y al girarme hacia el abrazándolo y nos fundiéramos en un pasional beso, al sentirlo cargarme, me sentía amada, segura y protegida, a pesar de que lo nuestro se dio de una manera no tan correcta que digamos, pero no me arrepienta de nada, porque ahora ambos éramos muy felices y siendo solo suya.

Espero les guste, disculpen los errores ortográficos, saludos, hasta la próxima.