HARRY VS PETUNIA

Harry caminaba por el callejón de Little Whinging, sus pensamientos aún enredados en la reunión reciente en el ministerio. La misión había sido intensa, y aunque había logrado mantener la calma, ahora sentía la tensión acumulada liberarse con cada paso. Sus zapatos resonaban suavemente contra el pavimento, y el aire fresco de la tarde le proporcionaba un alivio necesario.

Little Whinging siempre le había provocado una mezcla de sentimientos. Aunque gran parte de su infancia allí había sido miserable, había algo en esos callejones familiares que le resultaba difícil de ignorar. Quizá era la necesidad de reconciliarse con su pasado, de cerrar capítulos no resueltos.

Mientras avanzaba, sus pensamientos se interrumpieron abruptamente al girar la esquina y encontrarse cara a cara con su tía Petunia. Ella estaba de pie frente a una tienda, sosteniendo una bolsa de compras, y sus ojos se agrandaron al ver a Harry.

Por un instante, ambos quedaron paralizados, atrapados en una mezcla de sorpresa y tensión. Petunia fue la primera en reaccionar, frunciendo el ceño con su característico desdén.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó con una voz cortante, como si lo estuviera reprendiendo por un delito menor.

Harry respiró hondo, tratando de mantener la calma. No había esperado encontrarse con alguno de sus tíos, y mucho menos tener una confrontación.

— Solo pasaba por aquí, tía Petunia — respondió con frialdad, pero sin agresividad — No pensé que te encontraría.

Petunia lo miró de arriba abajo, evaluándolo con sus ojos entrecerrados. Harry sabía que había poco amor entre ellos, pero también reconocía una curiosidad velada en su mirada, como si se preguntara qué había sido de él desde la última vez que lo vio.

— Has cambiado — comentó ella finalmente, su voz aún teñida de desdén, pero con una nota de interés — Pareces... diferente.

Harry se encogió de hombros.

— La guerra cambia a las personas — dijo, su tono ahora más neutral — Y el tiempo también.

Petunia resopló, pero sus ojos mostraban un destello de algo que Harry no pudo identificar del todo. Antes de que pudiera responder, continuó.

— No tienes por qué preocuparte, tía Petunia. No estoy aquí para quedarme ni para causar problemas. Solo vine a resolver unos asuntos.

Ella lo miró con una mezcla de sospecha y curiosidad. Luego, en un intento de recuperar su terreno, dijo:

— Y esa... ¿Esa chica con la que siempre andas? ¿Hermione? — su tono se volvió casi venenoso — ¿Cómo es que alguien como tú termina con alguien así?

La pregunta de Petunia estaba cargada de desprecio en múltiples sentidos. Por un lado, con el odio y la incomprensión que siempre había sentido hacia Harry, a quien había tratado con desdén y crueldad durante su infancia. Pero también estaba dirigida hacia Hermione, a quien Petunia veía como una versión de su hermana, Lily, una bruja nacida de muggles a la que había envidiado y despreciado al enterarse de que era una bruja. Para Petunia, la relación de Harry con Hermione era una doble traición, una reafirmación de que el mundo mágico siempre estaría presente y una prueba de que Harry había encontrado a alguien que lo entendía y lo amaba, algo que ella nunca había tenido con Lily.

Harry sintió cómo la ira burbujeaba dentro de él. Hermione no solo era su mejor amiga, sino también su novia y la persona más importante de su vida. No iba a permitir que Petunia hablara mal de ella.

— Hermione es mucho más de lo que jamás podrás comprender, tía Petunia — replicó, su voz firme y controlada — Es una de las mejores personas que he conocido. Y a diferencia de muchas personas, ella me ha aceptado y apoyado por quien soy realmente.

Petunia parecía sorprendida por la firmeza en la voz de Harry. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Harry continuó, sus ojos brillando con determinación.

— Considero a Hermione y a Ron mi verdadera familia. Hermione es mi novia, y lo que tú o cualquier otra persona piense sobre eso no me importa en absoluto.

— Siempre tan dramático — dijo finalmente — Solo digo que deberías ser más cuidadoso con las personas con las que te relacionas. No todos son lo que parecen.

Harry dio un paso hacia adelante, sus ojos verdes brillando con intensidad.

— Tía Petunia, tú no eres nadie para meterte en mi vida. Hermione es mi familia. Y te lo advierto, si alguna vez vuelvo a oírte hablar mal de ella, no responderé por mis actos.

La amenaza colgó en el aire, y por un momento, Petunia pareció acobardarse.

Hubo un silencio tenso entre ellos. Petunia abrió la boca, pero luego la cerró sin decir nada. Tal vez, por primera vez, se dio cuenta de que Harry había crecido, que ya no era el niño indefenso al que podía menospreciar sin consecuencias.

Harry respiró hondo, sintiendo que había dicho lo que necesitaba decir. Sin más que añadir, dio un paso atrás y miró a Petunia una última vez.

— Cuídate, tía Petunia — dijo con voz calmada pero firme.

Con eso, Harry se giró y comenzó a alejarse, dejando a su tía Petunia parada en la acera, con la bolsa de compras colgando en su mano y una expresión de asombro y confusión en su rostro.

Mientras caminaba, Harry sintió una mezcla de alivio y resolución. Había enfrentado una parte de su pasado y había salido fortalecido. Ahora, su mente volvía a enfocarse en lo que realmente importaba: su vida actual y las personas que realmente amaba. Se dirigió al ministerio, sabiendo que pronto estaría con Hermione, su verdadero hogar.