Happy New Year

El aire fresco del patio parecía detenerse mientras Harry y Hermione seguían sosteniéndose la mirada. La intensidad entre ellos era palpable, como si el mundo alrededor hubiera desaparecido por completo. Harry dio un pequeño paso hacia adelante, su mano todavía descansando suavemente sobre la mejilla de Hermione. Ella no apartó la vista, sus ojos castaños brillaban con una mezcla de emoción y vulnerabilidad.

Harry inclinó la cabeza, lentamente, su intención clara pero delicada, como si le diera a Hermione todo el tiempo del mundo para retroceder si quisiera. Pero ella no lo hizo. Cerró los ojos apenas un instante, dejándose llevar por la proximidad, por el calor de él tan cerca de ella.

Justo cuando sus labios estaban a punto de encontrarse, un sonido abrupto los sobresaltó.

— ¡Ah, qué dulce! ¿Estamos interrumpiendo algo? — Fred apareció de repente, con George justo detrás de él, ambos luciendo sonrisas traviesas y divertidas.

Ron, que venía detrás de los gemelos, cruzó los brazos y alzó las cejas, mirando a Harry con una mezcla de incredulidad y complicidad.

— ¿De verdad, Harry? ¿El patio trasero? Podrías al menos haber esperado a medianoche.

Harry y Hermione dieron un paso atrás rápidamente, sus caras encendidas. Hermione apretó los labios y miró hacia otro lado, claramente incómoda pero tratando de mantener la compostura. Harry, en cambio, pasó una mano por su cabello desordenado, suspirando.

— ¿Qué quieren? — preguntó Harry con tono seco, aunque una pequeña sonrisa luchaba por aparecer en sus labios.

— Queremos que vuelvan adentro — dijo George, señalando hacia la casa — Mamá quiere hacer un brindis por el Año Nuevo. Y luego…¡Espectáculo de fuegos artificiales de Sortilegios Weasley!— terminó Fred, haciendo un gesto teatral — ¿Qué dices, Harry? ¿Nos deleitarás con tu presencia, o estás demasiado ocupado con... otros asuntos?

Hermione cruzó los brazos y frunció el ceño, aunque el rubor seguía visible en sus mejillas.

— Ya vamos — dijo con firmeza, aunque su tono no tenía tanta fuerza como esperaba.

Fred y George intercambiaron miradas significativas mientras Ron se encogía de hombros y murmuraba: —Esto será interesante.

Cuando los gemelos se marcharon riendo y Ron los siguió con una sonrisa, Harry y Hermione se quedaron unos segundos más en el patio. Harry miró a Hermione, su expresión ligeramente avergonzada pero también divertida.

— ¿Te das cuenta de que nunca vamos a tener paz, verdad? — dijo él, sus ojos brillando con un toque de humor.

Hermione lo miró, todavía ruborizada, pero una pequeña sonrisa curvó sus labios.

— Creo que ya lo había asumido desde hace tiempo.

Harry se inclinó ligeramente hacia ella, lo suficiente como para susurrarle con suavidad:

— Quizás valga la pena intentarlo de nuevo… más tarde.

Hermione no pudo evitar soltar una risa ligera, aunque no respondió, su sonrisa lo decía todo. Juntos, caminaron de regreso hacia la casa.

*

El patio trasero de la Madriguera estaba iluminado por las luces cálidas que colgaban de las ramas de los árboles, mezcladas con la luz plateada de la luna. La atmósfera estaba llena de expectación y emoción mientras todos se congregaban, abrigados contra el frío, listos para recibir el nuevo año.

Harry estaba de pie junto a Hermione, ambos rodeados por la familia Weasley y algunos amigos cercanos. Fred y George ajustaban los últimos detalles de los fuegos artificiales, mientras Ginny y Ron discutían sobre quién había comido más del postre de Molly. Las voces y risas llenaban el aire, pero Harry apenas escuchaba.

De reojo, observaba a Hermione, quien tenía los ojos fijos en el cielo, ligeramente nublado. Su perfil se veía suave bajo la luz tenue, y su cabello rizado estaba algo despeinado por la brisa, pero para Harry, nunca había lucido más hermosa.

El ruido a su alrededor parecía desvanecerse. No estaba seguro de si era el ambiente festivo o la emoción acumulada durante semanas, pero en ese momento decidió que ya no iba a esperar más.

— ¡Diez! — comenzó a gritar Fred, marcando el inicio de la cuenta regresiva.

Las voces de los presentes se unieron al coro, cada vez más fuerte y emocionado. Hermione giró hacia Harry con una sonrisa radiante, pero él no pudo devolverla del todo; estaba demasiado concentrado.

— ¡Nueve!

Harry ajustó el cuello de su abrigo y respiró hondo. Sus manos temblaban ligeramente, pero no por el frío.

— ¡Ocho!

Se acercó un poco más a Hermione, sin apartar los ojos de ella.

— ¡Siete!

Hermione notó el movimiento y levantó la mirada hacia él, sus ojos llenos de curiosidad.

— ¿Harry? — preguntó suavemente, aunque su tono mostraba un atisbo de comprensión.

— ¡Seis!

— No digas nada — murmuró Harry, su voz baja pero firme.

— ¡Cinco!

Levantó una mano y con cuidado colocó sus dedos bajo el mentón de Hermione, inclinándola apenas hacia él.

— ¡Cuatro!

Los ojos de ella se agrandaron ligeramente, pero no se apartó. Sus labios entreabiertos mostraban un resquicio de asombro.

— ¡Tres!

Harry inclinó la cabeza hacia ella, su nariz rozando la de Hermione con delicadeza.

— ¡Dos!

El mundo pareció detenerse mientras los ojos de Harry se cerraban.

— ¡Uno! ¡Feliz Año Nuevo!

En ese instante, sus labios se encontraron en un beso suave. La reacción de los presentes fue inmediata. Hubo un silencio de un segundo, seguido por exclamaciones de sorpresa, aplausos y silbidos.

— ¡Por fin! — gritó George, y el resto estalló en carcajadas.

Harry y Hermione rompieron el beso solo unos centímetros, lo suficiente para compartir una sonrisa privada, sus respiraciones se mezclaron en el aire frío.

— Valió completamente la espera — murmuró Harry contra los labios de ella, su voz baja, solo para que ella lo escuchara.

Hermione apenas tuvo tiempo de procesar esas palabras antes de que Harry volviera a inclinarse y la besara de nuevo, esta vez con más profundidad y pasión. Hermione deslizó sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo más cerca, mientras él la rodeaba por la cintura con firmeza, como si el mundo entero hubiera desaparecido.

De fondo, los fuegos artificiales de Sortilegios Weasley explotaban en cascadas de colores brillantes, iluminando el cielo y reflejándose en los rostros maravillados de los demás. Pero para Harry y Hermione, el único brillo que importaba era el del momento que compartían, sellando con ese beso el comienzo de un nuevo año y el inicio de algo mucho más grande.