Notas Iniciales: Cada vez amo más este crossover y nunca fui mucho de esta clase de fics. ¡Es que los personajes principales ajustan a la perfección! A mi parecer, jeje.
Dulce Descuido.
Necesitó toda su fuerza de voluntad para no golpear la puerta con los puños que mantenía formados en sus manos. Inhaló y exhaló varias veces delante de la entrada con la intención de calmarse, o de lo contrario podría golpear a quien quiera que le brindó esa confianza a su hermana de visitarlos cuando acababan de conocerse. Andrew estaba decepcionado de su autocontrol, pues todo indicaba que este se había podrido rápidamente estas pocas semanas y los tres meses que pasaron en el edificio en absoluta soledad; decidió echarle a eso la culpa de su falta de discreción. Sólo esperaba no delatar una expresión asesina si alguno de los Kurai se atrevía tocar a Ashley delante de él. Una vez se sintió preparado, alzó su brazo y llamó suavemente a la puerta. Se repitió mentalmente que aquello iba a funcionar, debía funcionar; no podía ser tan malo. Quien abrió la puerta fue nada menos que Shinya, el cual le sonrió como si acabara de caer en su trampa; Andrew esperaba sólo fuera su paranoia carcomiéndole el cerebro como siempre.
—Bienvenido, pasa. Estábamos a punto de empezar, nos vendría bien un cuarto jugador.
— ¿Jugador?
Cuando Andrew miró al interior, notó que Ashley y Yonaka estaban sentadas entorno a una baraja, con un plato lleno de frituras a un costado en el suelo y un puñado de cartas en los dedos. Su hermana pequeña lucía concentrada en su mano mientras mordía ruidosamente su pieza de comida chatarra hasta que delató movimiento en la entrada. Cuando sus ojos fucsias se fijaron en él, Andrew sintió a su corazón saltar en su pecho, aunque procuró mantenerse estoico.
— ¡Andrew, querido! Yo sabía que vendrías. Ven, siéntate junto a tu hermanita.
Incómodo por el modo en que se dirigió a él y el hecho de que Shinya había cerrado la puerta a sus espaldas, Andrew no tuvo más opción que aceptar la invitación de ir directamente al sitio que su hermana indicaba con su mano libre, para dejarse caer pesadamente a su lado. No se atrevió a mirarla y aceptó por inercia el juego que le fue repartido para que se uniera. Podría señalar que no se esperaba que jugaran póker; no era que el mayor de los Graves fuera malo en ello pero era uno de los juegos de mesa menos relajantes en situaciones como esta. Además, ¿por qué ese juego en específico? ¿Qué eran esos adolescentes? ¿Yakuzas? ¿Los yakuzas jugaban póker?
—Andrew, ¿verdad? —La amable –y falsa– voz de Shinya atrajo los ojos turquesa hacia sus facciones risueñas—. ¿Odias las cartas por algún motivo?
— ¿Por qué la pregunta?
—Tus cejas… casi están a punto de cruzarse.
—Es su expresión normal —comentó Ashley moviendo la muñeca armoniosamente de un lado a otro para restarle importancia al asunto—. No se preocupen por él, siempre ha sido un amargado.
—No soy amargado, eres tú quien tiene ideas muy extremas.
Ashley formó un puchero con los labios y se dispuso a replicar esa declaración con alguna de sus frases mordaces, mirándolo directamente a pesar de que su hermano en ningún momento le devolvió la vista. Las ansias que Andrew había sentido volvían a disiparse al estar obligado lidiar con las jugarretas de su hermana pequeña. Por muy increíble que resultara, prefería mil veces hacerse cargo de contraatacar los ataques de la menor de los Graves a luchar contra su propia cabeza en completa soledad, todavía temeroso de advertir nuevas depravaciones u oscuridad habitando en su mente. Y esta armonía a la que ya estaba acostumbrado habría sido perfecta de no ser por la risa que rompió su cada vez más caluroso intercambio, haciéndole nuevamente consciente de que esta vez no estaban solos.
—Ustedes dos son muy divertidos —comentó Yonaka con gesto brillante. Era para Andrew un misterio cómo esta niña de aparente inocencia podía siquiera pensar en involucrarse con Ashley.
—Para nada, la gente suele pensar que somos agotadores cuando estamos juntos, lo que debería ser a diario —se burló la menor de los Graves como si no hablara de un tema muy controversial.
—Las peleas a veces también sirven para reforzar lazos familiares, o eso he oído. —Shinya extendió una mano tras la nuca de Yonaka para atraer su cabeza y besarle un costado con los ojos cerrados, lo que hizo a la pequeña japonesa sonrojarse abruptamente. Andrew alzó una ceja ante eso—. No es como si Yonaka y yo nos hubiésemos peleado de esa manera antes. ¿O sí, imouto-chan?
—Shinya, no hagas eso frente a ellos, es vergonzoso.
— ¿Desde cuándo te molesta?
—Desde ahora —dijo la menor de los Kurai retorciéndose en su lugar sin alejarlo.
—Puaj, ustedes son tan melosos que me hacen querer vomitar —bromeó Ashley ajena a lo que el comportamiento de esos hermanos podría significar, a menos que ya lo supiera aunque Andrew lo dudaba ya que a su hermana nunca le había importado lo que hicieran otros—. ¿Saben? En mi antigua secundaria habrían dicho que ustedes cogen 24/7.
— ¡Ashley! —le reprendió su hermano mayor.
Pero para su desconcierto, Yonaka no hizo más que avergonzarse y desviar la mirada mientras Shinya reía nerviosamente. Ellos no pudieron haber cruzado esa línea, ¿verdad? El pensamiento dejó al mayor de los Graves paralizado pero lo que dijo el mayor de los Kurai a continuación bastó para que Andrew se replanteara sus decisiones de vida hasta el momento.
—Supongo que eran cosas que asumían algunos de nuestros compañeros de escuela, realmente nunca los escuchamos directamente ni hubo nadie que nos afrontara.
— ¡No me jodan! ¿¡Entonces sí lo han hecho siendo tan jóvenes!? Yo no he tenido mi primera vez todavía, literal me estoy sintiendo celosa de que una niña como Yonaka se me haya adelantado.
— ¡Ashley! Detente, lo digo en serio. —Andrew se cubrió el rostro, avergonzado.
— ¡N-N-No es lo que piensan! —Yonaka tiró las cartas en su poder, más preocupada en extender los brazos hacia adelante con los cuales negó ávidamente—. Quiero decir, mi hermano y yo… él… yo… nosotros… p-pero no se equivoquen. Nuestro amor es un amor puro. Estoy dispuesta hacerlo si él quiere pero… ¡Pero no hemos pensado en…! Es decir…
Incapaz de encontrar una manera de justificarse, la menor de los Kurai se cubrió el rostro, el cual destilaba un tono rojizo que competía con el que invadía la piel del mayor de los Graves, cuyo cerebro estaba sufriendo un cortocircuito por la inesperada revelación. Y después de mirar a sus propios hermanos y devolver la vista a quien lucía tan curioso como sí mismos, Ashley y Shinya se tomaron el descaro de reír por las reacciones de sus acompañantes, lo que logró colmar la paciencia que hasta entonces Andrew había logrado conservar.
— ¡No se rían! No hay nada gracioso en esto.
—Quiero decir, no hace mucho nosotros tuvimos una visión donde cogíamos, Andrew —dijo Ashley con picardía—. Realmente no es tan sorprendente encontrar a otros hermanos que se encuentran en una posición sentimental parecida a la nuestra.
— ¿Qué carajo significa eso? —Andrew sintió el impulso de regañarla por exponer un tema tan delicado como tal a la ligera pero estaba más interesado en lo que ella tenía que decir al respecto.
—Estoy diciendo que nosotros no somos nadie para juzgarlos, por eso puedo decir que no me importa si están enamorados. Si ellos son felices así, entonces está bien para mí.
—No… —Andrew meditó en las palabras de su hermana unos instantes antes de volver agitar la cabeza en negación—. No, no, esto no puede estar bien.
—Pero matar y canibalizar lo está, ¿no? —espetó Ashley con venenoso sarcasmo—, o mutilar o como sea. Personalmente pienso que hay cosas más jodidas en este mundo que enredarte con alguien de tu propia sangre. La invocación demoniaca es una de ellas. Además, como ahora son mis amigos, yo voy apoyar su relación en contra de quien sea.
— ¿Tus amigos? Es irresponsable darles ese título así como así.
—Irresponsable o no, es un hecho que nos han revelado un secreto que nadie más sabe. Por eso es que voy aceptarlo como prueba de confianza.
—Ashley… —Andrew renegó pero era un hecho que era débil ante los argumentos que su hermana pequeña había expuesto, sin mencionar que la seguridad que despedía su mirada fue suficiente para desarmarlo por completo. Su hermana lo había estado sorprendiendo bastante estas últimas horas. Asesinar a sus padres la había cambiado.
— ¿No sientes desagrado de nosotros, Ashley-san? —inquirió Yonaka con creciente timidez.
Se había levantado de su zona para igualar un poco las posiciones que ellos habían adoptado; Andrew no se dio cuenta en qué momento su hermana y él se habían puesto de pie pero todo indicaba que habían ejercido su pequeña discusión con intenciones de imponer dominio sobre el otro como solían acostumbrar en cada pelea. La menor de los Graves sonrió a la joven japonesa para avanzar hacia ella con un semblante determinado.
—Por supuesto que no. Yo soy una experta en desagradar a otros y créeme cuando te digo que eso es lo que menos me provocas cuando te imagino siendo feliz por tus elecciones personales.
— ¡Ashley!
Yonaka se lanzó a los brazos de la menor de los Graves envuelta en llanto, consiguiendo que la aludida se tensara unos instantes antes de corresponder torpemente el gesto, después de todo no tenía ni idea de cuán importante era aquello para los hermanos Kurai, los cuales se habían preparado para todo lo negativo de ser descubierta su relación. Había ocurrido por primera vez con sus padres, así que Shinya fue separado de Yonaka. Jamás se habrían imaginado que a alguien le importara una mierda el nivel de su cariño, y no sólo eso, sino que incluso estuviera dispuesta a defenderlos. Andrew por su parte no estaba seguro de qué pensar, todo era tan repentino. La imagen de su hermana abrazando a una chica menor a ella de forma tan protectora fue inesperado (por describirlo de alguna manera), le generaba un sin fin de sentimientos. Y así fue hasta que la voz del hermano mayor de los Kurai lo distrajo de sus cavilaciones.
—Oye. Entiendo que te resulte incómoda nuestra situación pero… al menos, ¿podrías por favor dejarlo pasar?
— ¿Qué?
—Supe que en este país es un delito, por eso quisiera pedirte que no nos entregues.
—No… —Andrew se frotó el rostro con una mano—, no debes preocuparte por eso. Créeme, soy la persona menos ansiosa de tener un roce con la policía, puedes estar tranquilo. Como bien lo dijo Ashley, no somos nadie para reprocharles nada. Simplemente… fue impactante saberlo.
—Gracias. Espero que eso no haya arruinado el ambiente, aunque entenderé si prefieres irte.
—Yo… —Lo arruinó, pero por otras razones, pensó Andrew y eso sería algo que no estaba dispuesto a decir en voz alta. No cuando siempre había sentido esta profunda atracción por su propia hermana pequeña y siempre se empeñó en ocultarlo del mundo. ¿Cómo fue que esos chicos pudieron sólo aceptarlo? Para él nunca hubiera sido sencillo, todavía no lo era.
—Por mí, podemos empezar el juego. ¡Ahora tengo más ganas! —exclamó Ashley volviéndose a sentar. Andrew envidiaba cada vez más su capacidad para compartimentalizar, aceptaba todo muy rápido. Ahora sólo era él quien permanecía de pie, considerando sus opciones pero al final volvió a tomar asiento y comenzaron el juego.
Pareciera que tras ese inesperado descubrimiento, el nivel de intimidad se disparó dentro de su convivencia ya que no tardaron en ser todos comentarios desafiantes y risas, casi como si hubieran sido amigos de toda la vida. Andrew observó fascinado cómo se desarrollaba esto sin que una tensión repulsiva le dificultara respirar, pues a diferencia del pasado, a su hermana no le importaba que Yonaka le hablara a él (aunque también podía decir que mantenía una distancia que ninguna chica de este país respetaría). Tampoco podía decir que él se sentía incómodo por el fácil intercambio entre Ashley y Shinya, ya que de alguna manera estaba convencido de que no existirían dobles intenciones en sus interacciones. Era curioso que aquello que luchó por conseguir durante tanto tiempo, estaba ocurriendo sin sufrir una odisea en el proceso.
Andrew lo disfrutó tanto que no se percató en qué momento cayó la noche.
Y tal suceso continuaría siendo irrelevante para todos de no ser por el sonido de las sirenas invadiendo la atmósfera silenciosa del barrio. En ese momento todas las risas pararon mientras miraban juntos hacia la puerta. Andrew no se resistió ponerse de pie para mirar a través de la ventana y vigilar en dónde se detenían los portadores de dicho ruido. Había por lo menos dos patrullas estacionadas enfrente del edificio, lo que rápidamente alimentó el pánico en el corazón del mayor de los Graves, sus neuronas trabajando lo más rápido que podían mientras intentaba descubrir si esos policías estarían ahí por ellos, si habían descubierto los cuerpos de sus padres, pues no tenía sentido que estuvieran ahí por el sicario. Su cadáver debió ser descubierto desde mucho antes que ellos volvieran al motel, aunque no descartaba que la investigación seguía en marcha.
— ¿Estamos en problemas? —susurró Ashley en su oído, lo que pudo hacerlo gritar sino estuviera luchando por conservar la calma para que sus acompañantes no creyeran que eran peligrosos.
—Espero que no… —le susurró de vuelta—. Todo los que nos queda hacer ahora es esperar.
Los ojos de Shinya se estrecharon cuando consideró la posibilidad de que serían atacados por los policías en cualquier momento, así que terminó buscando con la vista (y desde su posición) el cuchillo que había dejado sobre la mesa donde estuvieron cortando ingredientes para el almuerzo. Yonaka notó su inspección inquieta, por lo que se aferró a su brazo, consiguiendo llamar su absoluta atención con un murmullo.
—Por ahora estamos a salvo.
—Yonaka…
—No hay que perder la cabeza, ni siquiera sabemos por qué están aquí. Hasta que no vengan a tocar nuestra puerta, somos inocentes, estamos libres de sospecha. —Shinya estaba a punto de renegar cuando su hermana levantó el rostro en su dirección—. Confía en mí, ¿sí?
El mayor de los Kurai tembló un poco debido a las ansias, ya que su hermanita sabía bien que no podía negarse a esa suplicante expresión. Shinya cerró los ojos e inhaló profundo antes de soltar el aire y dejar que la sed de sangre en su mirada se drenara junto con la exhalación. Confiar para él era algo difícil en este punto. Cada vez que se confiaba ocurría algún incidente que ponía en riesgo la integridad de su hermana pequeña, o hacía que ambos fueran arrastrados a lugares distintos en los que no podrían volver hablar con normalidad; Shinya siempre terminaba como el débil e incapaz y se suponía que él debía protegerla, no al revés.
Sus invitados volvieron junto a ellos tras unos segundos de incertidumbre. Los Kurai se percataron de lo tensos que ahora lucían sin importar lo relajados que pretendieron mostrarse con sus comentarios y burlas; sin duda tenían cosas que ocultar como bien lo habían sospechado ambos adolescentes. Ya que, aunque poner de ejemplo el canibalismo, mutilaciones o invocaciones demoniacas sería válido, ellos que habían experimentado la muerte de distintas maneras podrían percibir la putrefacción por encima de las apariencias en personas corruptas por dentro. Conforme el tiempo avanzaba este mismo comenzó a sentirse tan lento que terminó por sofocarles pese sus esfuerzos de conservar la tranquilidad. Todos parecían estar esperando que alguno cometiera el más mínimo error para al fin separarse. Sin embargo, Yonaka se decidió romper el hielo.
— ¿La policía seguirá allá afuera?
— ¿Por qué? ¿Te preocupa que hagan algo? —inquirió Andrew con un gesto sereno pero amenazante. Para su mala fortuna, Shinya lo contratacó.
—Eso deberíamos preguntarlo nosotros, están tan tensos desde que esas sirenas sonaron.
—Así que lo admiten —intervino Ashley—. ¿Debemos preocuparnos de que nos hagan algo?
— ¿Ustedes lo harían? —preguntó Yonaka con la expresión más fría que cualquiera de los hermanos Graves se hubiese esperado ver de una muchacha tan tierna. Unos segundos más de tenso silencio cruzó el espacio entre cada uno, pero entonces el mayor de los Graves liberó un suspiro que más se asemejaba a un gruñido furioso.
—Muy bien, esto no nos llevará a nada. —Andrew se frotó el rostro con evidente estrés—. Sea cual sea el motivo, es evidente que están tan tensos como nosotros. No preguntaremos si han hecho algo más que huir de casa, están en su derecho de mantenerlo en secreto. Pero me sentiría más cómodo si aclaramos que nadie saldrá herido de este cuarto. Volvamos al principio, nadie quiere morir esta noche, ¿cierto? ¿Qué dicen? ¿Tregua temporal?
Yonaka asintió de acuerdo, por lo que pareciera que el ambiente de antes se hubiera quebrado como un cristal, ya que los hombros de cada ocupante en esa habitación bajaron.
—Entonces, ¿son criminales buscados? —quiso saber Shinya apretando los puños sobre sus rodillas.
—Algo así —respondió Andrew—. Estamos huyendo de nuestros actos.
—Ya veo… somos similares entonces.
— ¿Están escondiéndose porque ya los han descubierto?
—Esperamos que no, después de todo tomamos varios vuelos hasta aquí sin detenernos a comprobarlo.
—Es razonable.
—Yonaka y yo no creemos que las leyes de Japón tengan poder en el extranjero pero… bueno, no estamos seguros.
—Regularmente haría falta un comunicado del gobierno nativo para que las autoridades del otro país pongan manos a la obra en la búsqueda de criminales que se han oculto en sus estados.
—…Es bueno saberlo —dijo Yonaka imitando la postura de su hermano para luego recargarse en su hombro como si los pensamientos invadiendo su cabeza le estuvieran extrayendo la vida. Ashley observó el gesto con cierta envidia, ya que a ella le gustaría hacer algo como eso con tanta naturalidad, pero siempre se arriesgaba a que el estúpido de su hermano mayor se quejara. Vencida por una niña de preparatoria, eso era triste. Decidió hablar para borrar su decepción.
— ¿Y por qué no buscan identificaciones falsas? Apuesto a que de esa manera podrían desaparecer del mapa en un abrir y cerrar de ojos. Andrew y yo estamos pensando conseguirlos.
— ¿Se puede hacer eso? —los ojos de los hermanos Kurai se animaron con las palabras de Ashley.
—Sí, aunque todavía no encontramos quién pueda ofrecernos algo así. —Andrew se mordió el nudillo del dedo con nerviosismo—. Eso pensábamos hacer esta noche aunque… no estamos seguros cuánto durarán esas patrullas merodeando la zona y si se vería sospechoso salir altas horas de la noche del cuarto de un motel como este.
—Siempre preocupándote demasiado, Andrew —se quejó la menor de los Graves—. No creo que a esos buenos-para-nada les importe, sólo seriamos una pareja de hermanos saliendo a una fiesta nocturna. Muchos hacen eso, ¿no? O podemos simplemente esperar que se cansen de hacer guardia para que nosotros podamos deslizarnos hacia ese callejón.
—Escucha, Ashley. Podemos salir a lo tonto y arriesgarnos a ser arrestados o esperar pacientemente en donde es seguro hasta que la zona se despeje por sí sola.
—Buu, sería el método más aburrido en la historia de la humanidad.
—Prefiero morir de aburrimiento si tengo la opción de evitar una celda y no quedarme sin ti. —Lo último Andrew lo había dicho sin pensar, por lo que se sonrojó hasta las orejas cuando Ashley apenas pudo contener la risa—. Espera, no, suprime eso. Bórralo de tu sistema, no quise decir lo que dije.
—Aw, Andrew como siempre tan romántico.
— ¡Agh! Sólo… cállate y aprende a tomarte las cosas en serio, estamos en un gran dilema aquí.
— ¿A cuál callejón se refieren? Porque si gustan, podríamos ayudar —dijo Shinya, salvando exitosamente a Andrew de enfrentarse a sus errores—. Soy bueno cortando cuellos.
—Oh, ¿en serio? —Ashley se interesó, lo que hizo a Andrew poner mala cara, pues no le estaba gustando enterarse que el mayor de los Kurai probablemente fuera un asesino en serie a tan corta edad—. ¿Has matado a muchos?
—Los suficientes para confiar en mis habilidades, sí.
—Yo también… estoy un poco acostumbrada usar armas blancas… aunque no en gente —intervino Yonaka, lo que se ganó la mirada inquisidora de Andrew y confusión de Ashley.
— ¿A qué te refieres con eso, Yonaka? ¿Sólo has asesinado animales?
—…A-Algo así.
—Agradezco sus buenas intenciones pero no creo que sea lo apropiado para lo que queremos hacer. La idea es obtener identificaciones con el diálogo, no con la violencia. Y, bueno, si quieren acompañarnos para dividirnos el trabajo de investigación, tendrían que conseguir un par de capas de la tienda de ropa a un lado del restaurante en la otra calle.
— ¿Por qué capas? ¿A qué clase de lugar planean infiltrarse? —inquirió Yonaka con inquietud y Ashley estuvo feliz de resolver las dudas de su nueva amiga.
—A un club cultista. La verdad es que ya hemos estado ahí antes y no ha sucedido nada peligroso, son unos idiotas pero creemos que podríamos encontrar a alguien que pueda ayudarnos a saber de alguien quién nos fabrique esas identificaciones.
— ¿Un culto? Eso suena mucho más peligroso.
—Para nada si son un montón de freaks, lo único resaltable es su afición a lo demoniaco.
—Muy bien, ya me han convencido —Shinya se puso de pie—. Vale la pena intentarlo, es mejor que no hacer nada, ¿cierto? Compraré esas capas ahora mismo.
—Las patrullas siguen afuera —señaló Andrew fastidiado, comparando la imprudencia del mayor de los Kurai con la de su propia hermana menor, no pudo evitar el impulso de hacerle saber su error—. No te ofendas pero eres un muchacho asiático habitando un barrio de mala muerte saliendo de una habitación de motel igual de decadente, a esos policías podría resultarles sospechoso y entonces te interrogarán o agredirán por el simple hecho de existir.
—Oh, que confiable —se burló Shinya de pronto—. Pudiste tomar esta oportunidad para deshacerte de mí si nos creyeras un peligro pero veo que te preocupas de que llame la atención.
Andrew se tensó, no pudiendo creer el método de aquel chico para comprobar qué tan buena idea sería formar esta alianza. Apretó los dientes con cierto enojo pero al siguiente instante sonrió. Si, podía admitirlo para sí mismo, comenzaba a caerle bien.
—De acuerdo, me atrapaste, bastardo manipulador. —Ashley se dejó reír y los hermanos Kurai sonrieron contentos porque conectaran. Sólo el tiempo y las circunstancias decidirían qué tan conveniente sería la existencia de este equipo para las parejas de hermanos. Pero mientras las pruebas remitieran, los cuatro estarían dispuestos a crear un buen ambiente para moverse.
