CAPÍTULO XI

Ya habían pasado dos días desde que Amelia se adentró con el fin de buscar a su Snivy y con la posibilidad de encontrarla. Había recorrido cientos de metros y había atravesado llanuras, ríos y gran parte del bosque. Sentía que estaba en la recta final. Estaba muy cerca, había que continuar si quería encontrar a su ser querido.

El último obstáculo natural que había que sobrepasar era una colina. Parecía empinada, se podía subir a pie, pero se hacía muy difícil. Pensó en lo que podía hacer para llegar arriba, había árboles que estaban en la pendiente, se veían muy resistentes como para que se caigan. Tuvo la idea de escalar usando sus troncos y subir dando saltos. Se fue hacia uno y comenzó a escalar.

Usar los árboles para tener una base en donde pararse fue útil. Ella con todas sus fuerzas fue escalando de árbol en árbol hasta llegar a la cima, poco a poco iba subiendo, uno por uno. Hacía impulsó antes de saltar para llegar al próximo tronco, pero el mayor problema fue que gastaba mucha energía en llegar a cada árbol. Se estaba cansando cada vez más.

Estuvo unos minutos así hasta que llegó un momento en el que ya no podía más, todas sus energías se habían acabado. Estaba en un punto muerto sin posibilidad de continuar. Era demasiado agotador seguir escalando de árbol en árbol. No podía subir.

Pensó en ese momento que ya no había forma de ir más adelante, había fracasado en su misión de rescate, tantas horas de recorrido y tanto esfuerzo para nada, todo se fue al garete.

Pero después recordó a su Snivy, ella corre peligro desde el día que le dijo que escapara, ¿dónde estaría ahora?, probablemente en problemas, no quería perderla para siempre.

De repente Amelia encontró la motivación que necesitaba, continuó escalando con todo lo que tenía. Había conseguido su segundo aire. La necesaria para poder pasar el obstáculo.

La vida de su Pokémon estaba en riesgo y necesitaba ayuda urgente. No se iba a dar por vencida cuando estaba tan cerca de su destino. Tenía que seguir para encontrar a su ser querido, solo le faltaba un poco más. De forma lenta pero segura fue viendo la punta de la colina. Poco a poco se iba acercando a la parte más alta.

Después de unos estresantes y larguísimos segundos, llegó por fin a la cima. Con una mano hizo mucha fuerza para levantar el resto del cuerpo y pudo alcanzar la parte alta de la colina. Amelia estaba cansada, pero lo logró.

Ella cantó victoria por la hazaña difícil que había hecho. Tuvo una vista privilegiada del camino que había recorrido, la llenó de mucha esperanza. Ella prosiguió con su búsqueda en dirección al norte en línea recta, sentía que le faltaba muy poco para completar con su misión.

La mujer fue bajando colina abajo a un ritmo rápido, ni siquiera tuvo que caminar, solo deslizarse por el pasto bastaba, solo tenía que equilibrarse para no caer. Una vez abajo, siguió marchando para salvar a Snivy.

Amelia pasó unas horas caminando a paso firme en el bosque. Todo se veía tranquilo entre medio de los árboles. No había encontrado algo interesante durante el trayecto.

De repente sintió un ruido entre los arbustos a su lado izquierdo, algo se estaba acercando. Estaba alerta, se puso en modo de combate si este quería hacerle daño a ella. Ella notó después que era solo un Serperior andando de forma tranquila. Pensó que el Pokémon no sería una amenaza.

Se le vino a la mente la idea la posibilidad de que ese Serperior sería su Snivy que estaba buscando, pero luego pensó que no podía ser ese caso. Amelia reconocería a su Pokémon; y, además, dudaba mucho de que su Snivy evolucionase a su etapa final en dos días. La mujer decidió ignorarlo y seguir con su camino.

Dio su mirada hacia el frente, pero otro ruido le llamó la atención a su izquierda. Giró su cabeza en esa dirección: Serperior iba a toda velocidad hacia ella. Amelia se espantó mucho. La atacó por sorpresa. La mujer cayó al suelo, se paró de prisa y mantuvo su distancia. Al parecer se puso agresivo porque ella invadió su territorio, creía. El Pokémon realeza se mostraba grande e imponente mientras agitaba su cola para amenazarla.

—Lamento que invada por tu territorio —dijo la mujer—, yo no quiero hacerte daño.

Serperior usó Bola de energía, Amelia esquivó dando un salto lateral.

—Necesito continuar, por favor déjame pasar.

No la dejaba en paz. Usó Bola de energía otra vez y ella de nuevo esquivó.

—Bueno, si eso es lo que quieres.

Puso su bolso en el suelo, sacó su espada y su pistola y empezó a batallar. El Pokémon de tipo planta iba a usar otra Bola de energía, pero Amelia disparó un balín en la cabeza, haciendo que se interrumpiera el ataque. Ella se acercó y le propino un corte en el cuerpo. Recibió un poco de daño.

Atacó un par de veces y se echó para atrás antes de que Serperior atacara con su cola. El Pokémon la usaba para mantener distancia. Usaba su cola con gran manejo. Lo movía de un lado al otro cubriendo mucha área. Lo usaba como un si fuera látigo, uno grande, duro y pesado.

La batalla duró bastante tiempo. No podía acercarse por miedo a recibir daño y no quería gastar más balas. Llegó un momento en el que dejó de moverse. Era el momento para atacar.

Corrió hacía el Pokémon. Le quería hacer una estocada, pero esquivó hacia un lado y le dio un fuerte coletazo que fue de un lado a otro. Fue doloroso. El golpe fue tan fuerte que la empujó con impulso hacia atrás, también soltó la espada y pistola y quedaron alejados de ella.

Cayó al suelo. Una vez que se paró, Serperior le dio otro coletazo, pero desde arriba. Recibió el golpe en la cabeza e hizo caer a Amelia al piso otra vez. Le dolió más que la vez anterior. Intentó pararse lo más rápido posible, pero le costaba moverse.

Se puso erguida con dificultad. De manera inesperada el Pokémon serpiente se arrastró hacia ella a una increíble velocidad y la enrolló con todo el cuerpo. La tenía atrapada y sin posibilidad de escapar. La estaba apretando muy fuerte hasta dejarla sin aire. No podía respirar. Sentía mucho dolor. Si apretaba más fuerte le rompería los huesos.

Sentía que era su fin. Amelia pensó que lamentablemente no cumplió su misión de encontrar a su Snivy perdida. La había fallado después de tanto esfuerzo, recorriendo el inmenso bosque, yendo por ríos y planicies, batallando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Todo lo que había hecho fue completamente en vano. Ya no había nada más que hacer que esperar su muerte. Todos esos bonitos recuerdos que tuvo en la llanura se iban a ir para siempre.

De repente, algo sucedió. Vio un proyectil volando y le dio a Serperior. Por el daño, soltó a Amelia. Ella estaba muy débil y cayó al suelo. Trató de respirar con normalidad para recuperar el aire que le faltaba. En ese estado, pudo ver lo que sucedía. Parado en una gruesa rama de un árbol se encontraba a un Decidueye. Por alguna razón la estaba ayudando.

Serperior atacó usando Bola de energía, el Pokémon pluma flecha esquivó emprendiendo el vuelo. En el aire usó el movimiento Corte aéreo. Las ondas de aire cortantes dieron el blanco. Después se acercó a gran velocidad y usó Hoja aguda, atacando consecutivamente, después se echó para atrás para esquivar el coletazo de Serperior. Este quería abalanzarse contra su oponente y atacar. Pero Decidueye usó Puntada sombría. Le hizo daño y lo dejó inmovilizado. Él se acercó y atacó con una Hoja aguda cargada. Le hizo bastante daño.

Siguió atacando por mucho rato hasta que el Pokémon realeza se liberó y lo enroscó. No podía salir de ahí. Amelia tenía que ayudarlo.

Fue por su espada y su pistola, las recogió y se dirigió hacia Serperior, dándole una estocada profunda. Lo soltó. Se podía ver que le estaba saliendo sangre por la herida. Esa batalla no había terminado todavía. Amelia y Decidueye unieron fuerzas.

El combate había durado varios minutos. Poco a poco iban debilitando al Pokémon de tipo planta puro. Todos se sentían agotados hasta el punto del colapso, pero continuaron con la pelea.

En un momento, Serperior fue hacia Decidueye, pero el Pokémon pluma flecha emprendió el vuelo y usó Puntada Sombría. Lo dejó sin posibilidad de escapar, pero todavía podía utilizar movimientos.

Cuando estaba a punto de atacar con Bola de energía. Ella disparó y le dio en el pecho. Quedó aturdido. Era el momento para atacarlo. Le dio un tajo profundo en el cuello que casi le cortó la cabeza. Trató de darse a la fuga, pero Amelia le dio otro corte en el otro lado del cuello. El Pokémon cayó al suelo debilitado. El intenso enfrentamiento había acabado.

Ella y Decidueye quedaron muy exhaustos y jadeaban mucho. Ambos trataron de calmarse. Observaron cómo quedó Serperior. Estaba jadeando como ellos, hasta que finalmente perdió la vida. Era una escena impactante de ver. Ver como mucha sangre escurría desde las profundas heridas hacia el exterior y verlo como pintaban el cuello del Pokémon.

Amelia le dio muchas nauseas. Se arrodillo y puso sus manos en el suelo. Tenía fuertes ganas de vomitar. En su interior sentía algo, una extraña fuerza que quería salir y manifestarse; sin embargo, se detuvo después de un rato.

Después, la mujer volvió a estar estable. Ella dio un suspiro de alivio. Se percató que Decidueye le ayudó a combatir. Creía que era un Pokémon salvaje.

—Oye —dijo todavía cansada—, muchas gracias por ayudarme. No lo habría hecho sin ti.

—Deci —Al parecer Decidueye dijo que no hay de qué.

—¿Y por qué quisiste ayudarme?

El Pokémon señaló con un ala el norte.

—¿Acaso quieres ayudarme a buscar a mi Pokémon perdido?

—Deci —asintió.

—¿Tú cómo lo sabes?

Antes de que respondiera, Amelia dijo:

—No importa por ahora. Deberíamos continuar y seguir hacia el norte. Hay que reanudar con la búsqueda. ¿Quieres acompañarme?

—Decidueye.

—Muy bien, pongámonos en marcha.

Recogió su bolso y se pusieron a marchar. Ambos dejaron solo el cadáver de Serperior y continuaron con su búsqueda.