Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto. (siempre quise escribir eso xd)
N/A: Este es mi primer Fic, espero no decepcionarlos y que me apoyen en este nuevo mundo que es para mí el fanfiction. Si tienen alguna sugerencia sobre como mejorar mi escritura, lo agradecería muchísimo.
La historia será contada desde la perspectiva de la persona reencarnada, aunque tranquilos, Naruto y el resto de personajes aparecerán a su debido tiempo.
Por otro lado, también habrá bastantes cambios, como verán adelante, y como se irán dando cuenta en torno avance la historia.
- Hola – (persona hablando)
Hola (pensamiento)
Capítulo 1: Reencarnando.
Cuando abrí los ojos, solo pude ver blanco. Era un increíblemente extenso vacío en blanco.
- Hum... que aburrido - murmuré.
Entonces, ¿esto es la muerte? Es bastante... ¿vacío? Si, y aburrido, y blanco. Sinceramente estoy decepcionado, no solo por la manera en la que morí, sino que también por este absurdo espacio en blanco. Primero, ¿desde cuándo me preocupo tanto por las personas como para tratar de priorizar su vida sobre la mía? Segundo, ¿por qué demonios este lugar es tan blanco? Me está dejando ciego, y, por último, ¿no se supone que debería ver como mi vida pasa frente a mis ojos? Quería ver mis últimos minutos de vida, esos en los cuales me estaba ahogando luego de haber salvado a un niño de sufrir ese mismo destino. Je... que irónico, morir ahogado luego de salvar a alguien de ahogarse. Es algo bastante estúpido ahora que lo pienso.
No me había percatado, pero al mirar hacia arriba pude apreciar cómo un punto negro aparecía y comenzaba a expandirse cada vez más.
– Parece ser que escucharon mis quejas y cambiarán el color – dije, mirando la extraña cosa negra abarcar todo el lugar.
Cuando por fin todo se volvió de color negro, una sensación de frio incomparable comenzó a recorrer mi cuerpo.
Vaya, sí que hace frio del otro lado.
Un nuevo sentimiento se había desarrollado dentro de mí antes de que pudiese darme cuenta por completo de la razón. Era una mezcla de asco y terror. Me sentía completamente manoseado por algo que no podía ver. Era como si me hubiera convertido en una fruta en exhibición, y ahora estuviera siendo toqueteado, volteado de un lado a otro, y apretado por una anciana que deseaba saber que tal era mi calidad, para luego no comprarme y volver a dejarme en el lugar de donde me recogió para seguir con su día, como si nada hubiese pasado.
Está bien... esto es peor que el frio...
La sensación de ser manoseado seguía, y seguía, no importa cuánto tratara de retorcerme, no se detenía, era como si hubiera sido atrapado, tratar de mover mis extremidades era completamente difícil y el simple hecho de que no pudiese ver nada lo empeoraba. Quería gritar, pedir que la maldita cosa que me estuviese tocando dejara de hacerlo, pero solo conseguí esto: - ¡Ahg! ¡Waah! - extraños quejido saliendo de mi boca.
Me retorcí, o lo intenté, durante unos minutos más, hasta que un tiempo después la sensación de toqueteo desapareció, lo que es un buen comienzo. Lamentablemente, mi satisfacción no duró demasiado, ya que luego de unos segundos, sentí como si estuviesen elevando mi cuerpo de alguna forma, seguido de un vértigo increíble.
Pasaron los minutos y el vértigo desapareció, siendo reemplazado por una calidez inmensa.
Mis extremidades se sentían entumecidas y se volvieron casi imposibles de mover. Traté de parpadear, pero mis ojos se sentían raros, como si estuvieran cubiertos por algo invisible, luego de unos cuantos parpadeos más, me di cuenta de algo extraño, mis ojos estaban cerrados... lo cual era raro, ya que no recordaba haberlos cerrado en ningún momento, pero no le di importancia y traté de levantar mis parpados que por alguna razón se sentían pesados. Una luz intensa llenó mi visión, lo que hizo que entrecerrara los ojos con molestia.
Una vez que mi vista se había adaptado a la luz del lugar, miré a mi alrededor.
Me encontraba en una especie de caja de madera, y si la sensación de mi cuerpo no me engañaba, estaba sobre algo suave, posiblemente algodón. Por encima de mi caja había una gran variedad de figuras hechas de madera, las cuales se sostenían en el aire por finos hilos casi imperceptibles. Por último, en uno de los extremos, había un muñeco de peluche que parecía un dragón chino.
– ¡Waah! – otro raro sonido salió de mi boca.
Maldita sea, ¿por qué demonios no puedo hablar? Esto es horrible. Quiero gritar, pero solo salen raros quejidos de mi boca. ¡Argh! Que frustrante.
Al mirar hacia el muñeco me di cuenta de algo. Mis pies eran increíblemente pequeños, y gordos, se parecían a los de un bebé.
Dios... No...
Giré mi cabeza para ver mis manos con preocupación. También eran pequeñas y gordas. Entonces la comprensión llegó a mí.
Soy un bebé...
Mis pensamientos fueron interrumpidos por dos voces que nunca había oído. Hablaban fuera del rango de visión que me permitía la caja, así que solo podía escuchar. Por desgracia, parecían estar hablando en algún idioma extranjero. Estaba completamente seguro de que era japonés, y agradecía mentalmente a cualquier deidad que me estuviese escuchando por haberme dado el tiempo de vida suficiente como para aprender japonés, aunque fuera solo para ver anime sin subtítulos...
Me quedé acostado, recapacitando sobre mi situación, y escuchando la conversación en curso cerca mío. De todo lo que oí, solo se destacaron 3 cosas. La primera, quienes estaban hablando eran un hombre y una mujer, la segunda, por lo que decían, la mujer había dado a luz hace poco, así que supuse que ella era mi madre, porque dudo seriamente que una cigüeña me trajera, y, por último, el hombre, quien supuse era mi padre, sonaba increíblemente preocupado por la salud de la mujer , aunque ella trataba de calmarlo diciéndole que era algo normal estar débil luego de un parto.
Unos minutos después, escuché fuertes pasos acercándose en mi dirección. Miré con atención la parte superior de lo que supuse era mi cuna y esperé con ansias a que alguien apareciera.
Un hombre bastante guapo se asomó por el borde de la cuna y me levantó en sus brazos. Tenía el cabello corto y de color grisáceo, un rostro "perfecto", de esos que encontrarías en alguna revista de moda, había 3 extrañas marcas rojas en su rostro, una por debajo de cada ojo, cerca de sus pómulos, y la última en su barbilla.
Me recuerda a alguien, pero no puedo recordar a quien...
Sus ojos eran de un celeste brillante, y tenía una expresión tensa.
Escuché a la mujer hablar desde su espalda, le estaba diciendo que si me seguía mirando de esa forma haría que me asustara y comenzara a llorar. Parece que las palabras de la mujer lo calmaron un poco, ya que su expresión se relajó bastante. Luego me entregó a las manos de otra persona en la habitación. Era una mujer hermosa, no hay otra forma de describirla. Cabello largo y blanco como la nieve, ojos de color lavanda, un rostro que parece tallado por los mismos dioses y una expresión dulce y cariñosa. Estaba alegre, me decía que ella era mi madre y otras cosas más, pero lo más importante fue su nombre, era Akio.
Dios... si en verdad soy hijo de estas personas, con que saque, aunque sea una mínima parte de su belleza, seré el ser humano más feliz del universo.
Akio me acurrucó entre sus brazos y me cubrió con una pequeña manta. Me sentía cálido y seguro en los brazos de esta mujer, también comenzaba a sentirme somnoliento.
Hum... creo que podría acostumbrarme a esto.
Avancemos unos 4 meses.
Si bien, durante mi vida nunca antes había creído en la teoría de la reencarnación, a veces miraba algunos animes isekai con algunos amigos, y conversábamos sobre las cosas que haríamos si fuéramos a uno, pero siempre desde el lado humorístico de las cosas, nunca creí que algo así podría llegar a suceder en verdad, toda mi vida había creído que cuando una persona moría su conciencia simplemente se quedaba en negro y ya está , solo quedaría ser comida de gusanos o lo que sea que lograra entrar primero en tu ataúd, si es que lograras tener uno y no ser cremado para reducir gastos. Pero en estos dos meses había aceptado el hecho de que ahora era un bebé y no estaba teniendo algún tipo de sueño lisérgico extraño producido por alguna droga experimental que estuviesen utilizando en mi cuerpo, estaba en uno de esos famosos mundos de fantasía en los cuales había pasado tantas noches soñando entrar y explorar.
Aunque me hubiera gustado pedir un cambio de padre...
Una de las cosas que me ayudó a confirmar mi teoría de que había reencarnado, fue cuando de la nada mi padre decidió que sería "divertido" arrojarme por los aires como si fuera una especie de juguete.
Puedo sentir vértigo y miedo aun siendo un bebé, ¿lo sabes? Maldito ignorante.
Dejando de lado al idiota de mi padre, que, por cierto, se llama Aoki, mi vida hasta ahora no ha sido tan mala, bueno, no es como si la vida de un bebé deba ser preocupante. Literalmente todo lo que hago en el día es despertar, comer, dormir, despertar para ir al baño, volver a dormir, despertarme en medio de la noche para llorar de vez en cuando y dormir una vez más.
Si... es la vida que siempre quise.
Aunque siendo sinceros, me asquea la idea de que mi único alimento por ahora sea solo la leche materna, y que para ir al baño deba hacer mis necesidades en un pañal, pero supongo que será hasta que aprenda a caminar.
Algunas otras cosas de las que me di cuenta en estos meses fueron:
Primero: Hasta el momento he visto pocos electrodomésticos de mi época. Lo que me lleva a creer que me encuentro en una época previa a dichas cosas o que son realmente caros.
Segundo: Mis padres utilizan ropa digna del Japón feudal, eso, sumado al diseño de nuestro hogar, que recuerda a la típica casa japonesa durante esa misma época, me lleva a creer que mi padre es algún tipo de samurái de esa era, aunque no estoy del todo seguro.
Tercero: Mi padre tiene una gran espada colgada en una de las habitaciones de nuestro hogar. Hay veces en las que mi madre me lleva a una especie de sala de practica para verlo entrenar. Debo admitir que es bastante bueno en eso.
Ojala fuese igual de bueno tratándome con cuidado...
Cuarto: Mis padres parecen ser bastante populares en este lugar, ya que diariamente vienen personas a visitarlos, a veces incluso traen deliciosa comida, que, aunque no pueda comerla, se que debe saber increíble debido al olor y las expresiones que hacen mis padres al comerlas.
Quinto y último: Sigo con mi incógnita de porque mi padre me parece tan conocido. Estoy seguro de que en mi vida pasada lo vi en alguna parte, o vi a alguien demasiado igual a él.
Otros 8 meses pasaron.
Estaba cumpliendo un año, durante todo este tiempo había estado practicando el habla, y aunque no pudiera formar oraciones complejas, si podía decir cosas sueltas, como mamá, papá, hambre, baño, etcétera, cosas simples pero útiles hasta cierto punto. También había estado aprendiendo a caminar, lo que fue bastante fácil, a decir verdad, al menos más que hablar, ya que el japonés no era mi idioma materno, no podía pronunciarlo del todo bien, pero poco a poco me las estaba arreglando para cambiar eso.
Sabía que todas esas clases de japonés a las que fui con el único objetivo de aprender lo suficiente para poder ver anime sin subtítulos serviría de algo.
Por lo que había aprendido hasta ahora, parece ser que Aoki era una especie de "líder" para los guardias del pueblo. Los guardias eran otros 6 sujetos que seguían sus órdenes sin objetar, hasta cierto punto parecían androides, pero cuando estaban fuera de servicio eran personas comunes, incluso había veces en las que venían a visitarnos para hablar, comer, e incluso beber. Ya saben, cosas típicas de amigos. Mi madre por otro lado, no tenía un puesto importante como el de mi padre, ella normalmente se quedaba en casa a cuidarme, aunque eso no significaba que no tuviera amigas, ya que diariamente venía al menos una a visitarla y a jugar conmigo.
- Hideki, querido, ¿podrías venir un momento? – la suave voz de mi madre me llamó desde la cocina.
Esa es otra cosa, al parecer mi nombre es Hideki, lo que, si mal no recuerdo, significaba algo como Arboles excelentes, o algo así.
Señora, se supone que soy un niño que acaba de cumplir un año, ¿Cómo piensa que podría entender lo que me dice? Aun sabiendo esto, me acerqué a ella para ver que necesitaba.
Mi madre no había cambiado nada en este último año, era tan bella y amable como la primera vez que la vi. Actualmente estaba preparando una gran comida porque los amigos de mi padre vendrían a visitarnos, y él estaba preparando las cosas para que comiéramos todos en la sala principal.
- ¿Podrías avisarle a tu padre que ya va a estar la comida? - dijo, mientras se limpiaba las manos y acariciaba mi cabeza.
Solo asentí con la cabeza y caminé algo tambaleante hasta la puerta corrediza que daba a la sala principal. Dicha sala era lo suficientemente grande como para que unas 20 personas entren en ella y aun sobre bastante espacio.
Me acerqué a mi padre, quien estaba acomodando los asientos en una mesa bastante larga e hice movimientos bruscos con mis brazos para que me prestase atención. Al parecer no funcionaba, así que opte por el plan B. Me acerqué a su pierna y comencé a tirar de su pantalón.
- ¿Hm? Ah, hola Hideki, ¿sucede algo? – preguntó, alzándome en sus brazos y sentándome en su hombro.
Luego de varias reprimendas de mamá y las esposas de sus compañeros, Aoki por fin comenzó a actuar con más delicadeza. O al menos hasta que comencé a caminar, luego de eso trato de enseñarme a usar una espada...
- Mamá, comi... da lista – respondí, satisfecho conmigo mismo por decir al menos dos cosas sin trabarme.
Aun no puedo acostumbrarme a la pronunciación, y me frustra porque me recuerda a cuando estaba aprendiendo inglés. Entendía lo que me decían, sabía cómo responder, pero pronunciaba de manera horrible las palabras y terminaban entendiendo otra cosa o nada.
- Gracias por avisar, ahora ve a sentarte, ayudaré a tu madre a traer la comida – dijo, bajándome de su hombro y dejándome de pie en el suelo.
Le asentí con la cabeza y fui a buscar un lugar para sentarme.
Ahora que lo pienso, ¿será normal que los niños de mi edad comprendan lo que dicen sus padres? ¿O aun seguirán en ese momento donde solo se ríen o lloran por todo?
Mientras me perdía en mis pensamientos, los compañeros de mi padre aparecieron de la nada, asustándome en el proceso.
- Lo siento chico, ¿podrías decirnos donde se encuentra Aoki-sama? – preguntó uno de los compañeros de mi padre, en un tono monótono.
Los miré fijamente por unos segundos. Todos llevaban una armadura gris en el pecho sobre una camisa negra y con pantalones del mismo color, además de una cinta atada un poco más arriba de la rodilla. Tenían una guardia de metal en el brazo, además de guantes. Además, todos llevaban espadas en la espalda, aunque no tan largas como la de padre, que generalmente la utilizaba en la cintura.
Reconozco esos atuendos, pero no puede ser cierto...
- ¿Y bien? – volvió a preguntar el sujeto, en el mismo tono que antes.
Nunca me preocupé por saber el nombre de este tipo, ya que sinceramente no me interesaba, pero tenía el presentimiento de que estaba increíblemente apresurado, así que señalé en dirección de la cocina, esperando que eso sea suficiente para decirle donde se encontraba mi padre.
- Gracias – dijo, y luego le hizo una señal a los demás y desaparecieron como si nunca hubieran estado allí.
El tipo se desplazó por la sala, hasta la puerta corrediza que daba a la cocina y entro sin más. Mientras tanto, yo me encontraba perdido en mis pensamientos.
Esa armadura... era una armadura Anbu... pero no tiene sentido, ¿por qué demonios tendrían armaduras Anbu? Ya que dudo que sea un cosplay de algún tipo. Un no ser...
En ese momento pude sentir como una bombilla se encendía por encima de mi cabeza.
Ahora todo tiene sentido... la cara de Aoki, sus marcas... ya las había visto antes, en un personaje de Naruto, si mal no recuerdo era el segundo hokage, Tobirama Senju.
Una gran cantidad de preguntas comenzaron a inundar mi mente, pero había una en especial que no dejaba de resonar en mi cabeza. ¿Cómo demonios terminé en Naruto?
Okey, si lo de reencarnar ya era lo suficientemente raro, el hecho de reencarnar en Naruto lo vuelve aún más raro. Está bien, pondré en orden todo lo que se hasta ahora. Primero, Aoki se parece demasiado a Senju Tobirama como para no ser un familiar cercano, pero hasta donde recuerdo del anime y el manga, los hermanos de Tobirama estaban muertos, a excepción de Hashirama, pero el muere antes que Tobirama, y creo que en ningún momento se dijo nada sobre que tuviera hijos... hum... ¿podría ser que mi aparición en este mundo cambio las cosas? Pero eso no tendría sentido, después de todo, las cosas parecen haber cambiado antes de que yo llegara. Entonces, ¿puede que este tipo haya existido en verdad en el mundo de Naruto, pero por alguna razón nunca se mencionó? Eso tampoco tiene sentido, ya que, si este tipo en verdad hubiera existido, estaría bajo el mando de Konoha.
- ¡Argh! Esto es demasiado complicado para pensarlo - me quejé.
Muy bien, pondré esto en un caso hipotético. Supongamos que en verdad estoy en el mundo de Naruto y en verdad soy hijo de un Senju relacionado con Tobirama, ¿Qué se supone que haga ahora? ¿servir a Konoha como un arma? ¿viajar por el mundo y hacer de cuenta que no se nada de esto?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por mi padre, quien había salido de la cocina luciendo una expresión increíblemente tensa, mientras se ponía una armadura similar a la de sus compañeros y acomodaba la espada que siempre había visto colgada en la habitación, en una funda en su cintura. Seguido de él, salieron mi madre con un rostro preocupado, y el compañero de mi padre.
Por unos segundos mi mirada y la de Aoki se cruzaron, y se quedó quieto, era como si tuviese miedo de algo. Cuando por fin volvió a moverse, se acercó a mí y me abrazó.
Siendo sinceros, esto es raro. Mi padre de este mundo siempre fue cariñoso conmigo y Akio, pero nunca nos abrazó, siempre era jugar o acariciar mi cabeza, y con mi madre siempre fue un beso o alguna otra cosa, pero lo de los abrazos era nuevo.
- Hideki, hijo, papá tiene que encargarse de unos asuntos, cuando vuelva comeremos todos juntos, ¿sí? – murmuró en mi oído.
Esto me recuerda a la típica escena donde un hombre hace una promesa de volver a su familia y luego muere peleando por X motivo. Bueno, creo que no estaría de más darle un poco de ánimos en su posible pelea.
- Te es... pero Papá – dije, abrazándolo con más fuerza. Me gustaría poder decir más, pero esto es todo lo que puedo manejar por el momento.
Con un último abrazo, nos separamos y me entregó en brazos de mi madre. Luego se fue con sus compañeros.
- Hijo, ¿quieres comer algo hasta que vuelva tu padre?
Negué con la cabeza y me dirigí a la habitación que compartía con mis padres a poner en orden toda la nueva información.
Una vez llegué a la habitación, me recosté en la cama de mis padres y me puse a pensar.
Muy bien, organicemos las cosas. Morí ahogado tratando de salvar a un niño, luego reencarné en Naruto, y ahora soy hijo de un Senju que es casi idéntico a Tobirama. Estoy en un pueblo que obviamente no es Konoha, sino estaría completamente seguro de que habría gente lamiendo mis zapatos por ser un Senju. Entonces, ¿Dónde estoy? Los Anbu que vi antes no tenían la típica cinta para la cabeza de Konoha, ni nada que se pareciera al símbolo de la hoja, aunque tampoco tenían símbolos de otras aldeas ahora que lo pienso...
- Esto se está volviendo problemático – suspiré.
Luego de pasar 15 minutos poniendo en orden mis pensamientos, me bajé de la cama y me puse de pie. Quería buscar algo interesante que me mantuviera entretenido.
- Quien sabe, tal vez encuentre uno de esos típicos pergaminos de jutsu y pueda aprender algo mientras sigo siendo niño – murmuré, mientras buscaba con la mirada.
Okey, ahora veamos si encuentro algo interesante por aquí.
Comencé mi inspección del lugar, primero buscando en los lugares más accesibles para un niño de un año. Debajo de la cama.
Me arrastré debajo de la cama de mis padres, en busca de alguna cosa interesante o típicas del mundo de Naruto, como pueden ser shurikens, kunais o pergaminos, una espada de entrenamiento, tal vez una bomba de humo, o algo que pueda utilizar ahora para entretenerme.
Lamentablemente, no encontré nada más que ropa y algunas sandalias.
Ahora que lo pienso, siempre me pareció raro que los personajes de Naruto utilizaran sandalias... ¿Qué no son más ruidosas que los zapatos normales? zumbido... dejaré eso de lado por el momento, mejor seguiré con el plan B, los armarios.
Me acerqué al armario de mis padres y traté de abrirlo, pero estaba demasiado alto para que llegara, y mis dedos eran poco fuertes como para intentar abrirlo desde la parte de abajo. Entonces me resigné a seguir buscando por los suelos o algún lugar que pudiera alcanzar.
Unos 10 minutos de búsqueda más tarde, terminé encontrando un pergamino debajo de mi cuna. Sinceramente me parece un buen lugar para esconder algo así, después de todo, ¿Quién buscaría un pergamino debajo de la cuna de un niño? Entonces lo saqué, con algunas dificultades, ya que la cuna casi cae sobre mi cabeza, pero eso no importa ahora. El pergamino era más o menos del tamaño de mi brazo, lo cual no es demasiado si consideramos que soy un niño todavía, era de color azul oscuro, y tenía el kanji para agua. También parecía bastante viejo.
El perfecto estereotipo de un pergamino que habla sobre chakra o jutsu.
- Muy bien, veamos que dice dentro – murmuré, desplegándolo con ansias de conocimiento.
Lo primero que vi fue un dibujo de las redes de chakra y una pequeña explicación.
El Chakra es la energía vital del cuerpo, el cual es esencial para cualquier jutsu, incluso hasta para el más básico, es una mezcla de la energía física presente en cada célula del cuerpo del ser vivo y la energía espiritual adquirida con el ejercicio y la experiencia. Una vez mezclado, puede ser canalizada a través del sistema circulatorio del chakra, que es como el sistema circulatorio de la sangre, pero con chakra, a cualquiera de los 361 Tenketsu en el cuerpo.
- Hideki, hijo, ¿Dónde estás? – la voz de mi madre me llamaba desde fuera de la habitación.
Unos segundos después, entró, con algo de preocupación plasmada en su rostro. Cuando me vio en el suelo, con el pergamino abierto y mis manos en él, su expresión se convirtió en confusión y luego se volvió completamente neutra. Era la primera vez que veía a Akio con ese rostro y sinceramente me provocaba algo de miedo, sentía que estaba a punto de sucederme algo malo.
- Hijo, ¿Qué haces jugando con las cosas de mamá? – preguntó, aun con su rostro completamente inexpresivo.
Agaché la cabeza, esperando una reprimenda o un castigo.
- Si querías que te leyera algo deberías habérmelo dicho, no entrar a hurtadillas en la habitación y convertir todo en un desorden – suspiró.
Me tomé unos segundos para mirar a mi alrededor y darme cuenta de que no me estaba reprendiendo por tomar el pergamino, sino por haber convertido el cuarto en un desastre.
Rasqué mi cabeza avergonzado por lo que había hecho.
¡Rápido, inventa una excusa!
- Aburrido, yo leer – dije, golpeando el pergamino abierto con la mano, y esperando que caiga en el engaño.
- Oh, así que quieres leer ese pergamino.
Asentí con la cabeza, satisfecho de que cayera.
- Pero hijo, un pergamino no es para niños, ¿no quieres que te lea un cuento mejor?
Negué fervientemente con la cabeza.
- Está bien, pero debes prometerme que siempre que quieras leer algo debes venir a pedirme permiso primero, ¿está claro?
Asentí nuevamente con la cabeza, y estiré los brazos para que me recogiera del suelo. Mi madre se acercó y enrollo el pergamino, luego me levantó y me llevó a la sala principal, donde nos sentamos en un pequeño sofá que teníamos. Me sentó en su regazo y abrió el pergamino.
- Muy bien, comencemos.
Presté total atención a la suave voz de madre, que comenzó a contarme la historia de un shinobi absolutamente audaz.
Luego de una hora, Akio había terminado de leerme una muy interesante historia, sobre un ninja llamado Naruto, el cual nunca se rendía y quería romper la cadena del odio... debo admitir que nunca creí que alguien me leería el único libro no pornográfico escrito por Jiraiya.
- Bueno hijo, eso es todo por hoy, mañana seguimos – dijo mi madre, bajándome de su regazo.
Fue bastante entretenido, a decir verdad, lo leería nuevamente en alguna otra ocasión. ¡Pero el pergamino no decía nada de eso! Se aprovechó pensando que no sabría leer y me contó un cuento tratando de hacerme creer que era lo que decía el pergamino. Tch, mujer astuta...
Salí al patio trasero en busca de algo interesante para hacer, pero por desgracia no había nada, ni siquiera una rama con la cual practicar los movimientos que vi usar a Aoki.
Hm... ¿debería comenzar a hacer entrenamiento físico? Como el típico protagonista de isekai que renace y quiere dejar de ser un inútil total a algo menos inútil, y que por arte de magia termina enamorando a un gran número de mujeres y como es un idiota no puede elegir a una y queda con un Harem porque el guion así lo decidió... sí... creo que necesito amigos con los cuales hablar, en vez de tener diálogos mentales tan largos...
- ¿Qué pasa hijo? – dijo una voz de repente, haciendo que me asuste y perdiera el equilibrio, así cayendo al suelo.
Al mirar arriba, pude ver a mi padre mirándome con una expresión divertida en el rostro.
Hijo de p...
La maldición en la que estaba a punto de pensar fue interrumpida por Aoki, quien decidió que sería una buena idea levantarme del suelo y aplastarme en un abrazo como si fuera una especie de muñeco de peluche.
Los grandes músculos de mi padre no me estaban dejando respirar y ya podía sentir como era enviado nuevamente a ese vacío blanco en el que ya estuve una vez.
- Cariño, lo dejarás sin aire – la voz de mi madre vino en mi rescate.
¡Madre, ayuda! ¡Este salvaje trata de matarme!
Para mi desgracia, y la de madre, ella también fue atrapada entre los fuertes brazos de papá y ahora ambos estábamos siendo aplastados por sus músculos.
- D... de... détente – trató de decir Akio, en vano, ya que Aoki no oía.
Cuando ya estaba a punto de desmayarme por la falta de oxígeno, pude ver a madre levantando su puño, mientras un aura azul lo rodeaba.
¿Qué demonios es eso?
Unos segundos después, pude escuchar a Akio soltar un fuerte grito mientras le daba un puñetazo en las costillas a padre.
Seguido de eso Aoki voló contra uno de los árboles del patio y se incrustó en él. Y se estarán preguntando, ¿Qué pasó con el inocente niño que estaba siendo aplastado? Bueno, la respuesta es fácil, también salió volando, pero al ser más pequeño y menos pesado que el adulto, el voló varios metros por los aires.
- ¡Malditos sean ambos! ¡Si muero, quiero que sepan que son unos grandísimos idiotas! – grité, o lo intenté, ya que los fuertes vientos hacían que mis palabras no fueran más que un molesto ruido.
Pude sentir como si estuviese a punto de recordar algo.
¡¿Oh, ahora si tendré que ver mi maldita vida pasar frente a mis ojos?! ¡Cuando solo he estado con vida un año! ¡Que te dios o quien sea que se encargue de escribir esto!
Mientras volaba por los aires, pude ver el pueblo por completo, junto a un hermoso atardecer de fondo.
Es hermoso... *suspiro* supongo que moriré con lindas vistas al menos.
Cerré los ojos esperando mi final, mientras podía escuchar los gritos de mi madre desde la lejanía.
- Espero que vivan sabiendo que esto fue culpa de ambos – suspiré.
- ¿Dijiste algo?
Miré a mi derecha, buscando al dueño de la voz, y pude ver a Aoki, con una estúpida sonrisa plasmada en su rostro, sosteniéndome en el aire como si no estuviéramos a varios metros del suelo.
- Agárrate fuerte, el descenso es la parte más aterradora.
Sin pensarlo dos veces, me acurruqué en una bola, mientras me agarraba lo más fuerte posible de su camisa. Luego comencé a sentir como caíamos rápidamente. Era una horrible sensación, comparable a cuando te encuentras en la bajada de una gran montaña rusa. No quería abrir los ojos por miedo a que lo último que viera fuera el suelo en el que ambos nos estrellaríamos.
- Bueno, eso fue divertido, ¿no lo crees?
…Eh?
Abrí los ojos para encontrarme con la sorpresa de que estábamos parados sobre una pequeña plataforma hecha con agua la cual estaba descendiendo lentamente hacía el suelo.
¿Qué? ¿cómo? ¿cuándo?
- ¡Hijo! – gritó mi madre, arrancándome de los brazos de Aoki una vez que estuvimos en el suelo.
Cuando me tuvo en sus brazos, comenzó a abrazarme como mi padre hace unos momentos.
Bueno, supongo que esto es mejor que volar por los aires como un muñeco de trapo.
- Emm... cariñ...
Las palabras de padre fueron interrumpidas por una mirada increíblemente aterradora por parte de Akio. Esa mirada contenía un gran nivel de ira, tanto que mi padre se encogió del miedo y retrocedió con cautela.
¡Oye! No lo mires así, tu fuiste quien me mandó a volar por los cielos.
Al ver esto mi madre, dejó caer su mirada aterradora y me miró con preocupación. Luego estuvo alrededor de 15 minutos revisándome de arriba abajo, tocando mis extremidades en busca de algún daño causado por lo que supongo fue magia. Cuando se sintió satisfecha, me dejó bajar al suelo.
- Hijo, querido, ¿podrías ir adentro un rato? Mami y papi necesitan tener una seria conversación – dijo, con una dulce sonrisa en su rostro, la cual me daba escalofríos.
Miré a Aoki con lástima por un momento y luego caminé en dirección de la casa, en todo momento ignorando la mirada de súplica y traición en los ojos de mi padre.
Lo siento campeón, si debo elegir entre tú y yo, prefiero que seas tú.
Hasta bien entrada la noche, se pudieron oír fuertes gritos de un pobre hombre siendo apaleado ferozmente por su furiosa esposa.
