Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto.

N/A: Este capítulo puede hacerse un poco tedioso para alguno, pero es importante para el desarrollo de la historia.

Como dije, habrá bastantes cambios, como verán adelante, y como se irán dando cuenta en torno avance la historia. Espero que a nadie le moleste.

PD: Gracias al lector invitado por tomarse el tiempo de dejar una reseña, y me alegra que te haya interesado el fic. Pensaba en una "línea de sangre" por así decirlo, pero no estoy del todo seguro si contaría como una.

- Hola – (persona hablando)

Hola (pensamiento)


Capítulo 2: Revelaciones.

Aproximadamente 4 años habían pasado desde que renací. Ya podía caminar, correr y hablar como una persona normal.

Akio me había estado "enseñando" a leer utilizando un viejo libro de historia que, por alguna razón, guardaba en su armario. El libro se trataba específicamente de la historia de cómo se crearon las aldeas shinobi, y como Hashirama Senju, buscando crear alguna especie de paz, regaló a los biju y los pueblos los utilizaron para crear Jinchūriki, entre otras cosas. Algo bastante aburrido, cabe recalcar. Después de todo, ya sabía cómo se habían creado, y su posible futuro, si la historia seguía por el camino del anime y el manga.

Se estaba volviendo cada vez más difícil el engañar a madre para que creyera que en verdad me estaba enseñando algo. Tuve que utilizar toda mi creatividad e ingenio para hacerle creer que era algún tipo de prodigio o algo por el estilo, porque si no, estoy seguro de que se daría cuenta de que algo extraño sucedía conmigo.

No pude evitar suspirar al pensar en ello. Aoki había estado fascinado al enterarse de que su hijo era un "prodigio" y que a tan temprana edad podía leer casi a la perfección. Se había alegrado tanto con la noticia, que organizó una especie de celebración. Una celebración para un niño que sabía leer… no puedo comenzar a describir la incomodidad, vergüenza y muchos otros sentimientos mezclados que tuve en ese momento.

Pero dejando de lado a mi estúpido e impulsivo padre, siempre que avanzara en mis estudios, Akio dejaba que leyera un poco del pergamino que había encontrado, luego lo guardaba en su kimono y no lo volvía a ver hasta que ella creía que había avanzado lo suficiente con mi lectura. Recuerdo que, para dejarme leerlo la última vez, me pidió que le recitara de memoria 3 páginas completas del libro de historia. Se supone que soy un niño, ¿Cómo esperaba que lograra eso? O tal vez era eso lo que esperaba, pero, en fin, lo hice, así que tuvo que dejarme leer el pergamino.

Hasta ahora había aprendido lo básico sobre el chakra, cosas las cuales ya sabía, pero no está de más leerlas en persona. Tenía una vaga idea de lo que tendría que hacer para desbloquear mi chakra, pero sinceramente me daba algo de miedo, después de todo, es la naturaleza del ser humano temerle a lo desconocido. Así que decidí no hacerlo hasta que uno de mis padres propusiera la idea, o hasta que terminara de leer el pergamino.

Cambiando un poco de tema, también había estado aprendiendo formalidades. Ya que mi padre era una figura "importante" en el pueblo, era normal que se reuniera con personas de alto estatus social, y se vería muy mal reflejado en él si su hijo se comportara de la manera incorrecta. Así que todos los días, luego de mi lectura matutina, tenía clases de etiqueta con la señorita Yoko, una amable anciana que parecía estar en sus últimos años de vida. Pero que eso no los engañe, esa mujer cuando se enojaba era un demonio peor que cualquier biju. Recuerdo la vez que padre había tratado de sacarme a escondidas de la sala donde la señorita Yoko me estaba dando su clase. La mujer se había percatado de las intenciones de Aoki, pero lo dejó entrar en la habitación, luego la selló de alguna manera, y procedió a darme una clase muy ilustrativa de lo que me sucedería si intentara saltarme alguna de sus clases.

Un escalofrío pasó por mi cuerpo al recordar eso. Luego de esa clase… "especial", por llamarlo de alguna manera, no quise ni siquiera pensar en la remota idea de saltarme alguna de sus clases…

- Mujer aterradora – murmuré.

- ¿Sucede algo Hideki-kun?

- Oh, no, lo siento Obaa-san, por favor continúe – dije, completamente aterrado de que pudiese haber escuchado eso.

- Oh, entonces está bien.

Había olvidado completamente el hecho de que me encontraba en una de sus clases. Estoy seguro de que, si hubiese escuchado eso, ahora mismo no sería más que una papilla en el suelo.

Una de las cosas que más me había incomodado hasta el momento no fue el hecho de que tuviera que sentarme encima de mis rodillas, que, por cierto, es horrible, no lo intenten en sus hogares… pero volviendo al tema inicial, la cosa que más me había incomodado hasta el momento, fue el hecho de que en casi todo momento debía utilizar los honoríficos adecuados para cada persona, ya saben, los típicos; San, Kun, Sama, etc. Era increíblemente molesto tratar de recordar esas cosas y saber en qué momento utilizarlas. Y para colmo, hoy era uno de esos días en donde tendría que utilizarlos, ya que un hombre importante vendría a ver a mi padre y por alguna razón, pidió explícitamente que yo estuviera presente, así que, por desgracia, tendré que estar allí. Por esa misma razón me encontraba en medio de una clase de la señorita Yoko, estábamos haciendo un último repaso de las cosas que debía evitar hacer.

Hum… ahora que lo pienso, no he oído la voz de la señorita Yoko desde hace un tiempo.

Miré en la dirección en donde debía estar mi maestra de etiqueta, y la encontré a pocos centímetros de mi rostro, mirándome fijamente a los ojos. Estaba tan cerca que podía sentir su respiración en mi rostro.

- ¡WHAA! ¡¿Qué demonios?! – grité mientras saltaba hacia atrás por el susto.

- ¿Acabas de maldecir en frente de una dama? – la voz de la señorita Yoko era tan helada que podría congelar un océano entero.

- Ehh… ¿lo siento?

Luego de decir eso recibí un fuerte golpe en la cabeza por parte del bastón de mi maestra.

- De nuevo.

- Oh vamos, ya me disculpé.

Otro golpe llegó a mí, pero esta vez en mis costillas.

- De nuevo.

Tch, maldito vejestorio…

*suspiro* - Lamento mi comportamiento de hace un momento, prometo que no volverá a suceder – le dije a la anciana en frente mío, mientras agachaba la cabeza.

- Así me gusta – su voz ahora era dulce, como el de una abuela – Ahora, ¿podrías decirme que te tenía tan pensativo? – preguntó, sentándose en el suelo de madera de la habitación.

- No es nada importante – le respondí.

- Oh, vamos niño, llevo haciendo este trabajo desde mucho antes de que tus padres nacieran, puedo distinguir cuando alguien me está diciendo la verdad y cuando no.

Si, lo supuse.

- Me siento incómodo al pensar que tendré que estar presente en la reunión de Otou-san, ¿y si cometo un error y lo dejo en ridículo? - pregunté, usando el honorifico adecuado para referirme a Aoki.

- Nunca antes habías tenido este tipo de problema, ¿por qué ahora es diferente? – preguntó, levantando su ceja arrugada.

- Es diferente por varios motivos. En las ocasiones anteriores nunca me quedé más de lo estrictamente necesario, o simplemente me quedaba allí como una especie de decoración, pero ahora, la persona con la que Otou-san se reunirá, pidió explícitamente que yo estuviera presente, lo que me lleva a pensar que tendré que entablar una conversación con esa persona, ¿Qué sucede si digo algo equivocado? ¿y si por alguna razón no le agrado a la otra persona? ¿Y si me termino ridiculizando en frente suyo? – dejé que todas mis inseguridades salieran a la luz.

- Je... así que el mocoso silencioso de Aoki también tiene preocupaciones, quién lo diría – se rio.

- No es divertido, la ansiedad me está carcomiendo – me molesté.

- Tranquilo, tranquilo, era solo una pequeña broma. Ahora hablando en serio, no te preocupes demasiado, sólo conversa tranquilamente, como lo harías con un amigo, las personas de alto estatus social normalmente suelen ser más comunes de lo que parecen.

- No tengo amigos…

- Oh… bueno… eso es deprimente. ¿Cómo un niño de tu edad no tiene amigos?

- Tengo 4 años.

- Meh, a tu edad yo estaba siendo entrenada para ser una kunoichi – se encogió de hombros.

- ¿Cuándo fue eso? ¿durante la guerra de clanes? – bromeé.

- Se más respetuoso mocoso – gruñó, golpeándome con su bastón.

- Ouch, no hacía falta el golpe – me quejé, frotando el lugar que había golpeado.

- Bueno, en cualquier caso, solo se tú mismo, en el peor de los casos, solo te desheredaran y te lanzarán a la calle como si fueras algún tipo de basura – dijo, con un tono despreocupado.

- …

- …

- Era una broma.

- Creo que iré a comer algo.

- Si, creo que sería una buena idea.

Me puse de pie y caminé hacia la salida.

- Que tengas un buen día, Obaa-san – me incliné y salí de la habitación.

- Tú también chico, tú también…

Caminé por los silenciosos pasillos de mi hogar mientras pensaba en lo que sucedería esta noche.

*suspiro* Maldita sea, uno pensaría que renacer en Naruto sería más emocionante. Algo como; peleas por todas partes, explosiones a donde quiera que mires, lanzar jutsus como si no fueran nada, alguna que otra línea de sangre, no lo sé, algo más entretenido. No estar todo el día dentro de una casa estudiando historia, etiqueta y leyendo cada poco tiempo un pergamino sobre el chakra. Me siento estafado.

Una vez llegué a la cocina, busqué en el refrigerador algo para comer. Para mi desgracia, solo había algunas frutas.

Hmm… ahora que lo recuerdo, madre había desbalijado nuestro refrigerador para preparar una cena digna de la visita. Me pregunto quién será… después de todo, Akio no hace estas cosas normalmente. Si, prepara una deliciosa comida, a veces con ayuda de sus amigas, aunque casi siempre es algo simple, pero elegante, esta vez se está tomando su cocina demasiado en serio.

Recogí una manzana y salí al patio para poder sentarme debajo de uno de los árboles.

Hum, ¿Qué debería hacer mientras espero? Hmm… ¿tal vez recordar los sucesos del Naruto canon? No veo porque no, no es como si tuviera algo mejor que hacer ahora mismo.

- Okey, veamos – murmuré.

Sucesos importantes: El "ataque" de Kyubi. Si mal no recuerdo, eso pasa 12 años antes de que comience la historia, y el día de nacimiento de Naruto. Se supone que el cuarto Hokage, Minato Namikaze, murió sellando al Kyubi dentro de Naruto, su hijo, luego de haber peleado con su antiguo estudiante. Luego seguía la masacre del clan Uchiha. Debido a las sospechas de que los Uchihas estaban relacionados con el ataque (que de manera indirecta así fue) terminaron siendo marginados en el pueblo, lo que llevó a que se formara rencor entre los Uchihas y el pueblo e intentaran un golpe de estado. Golpe el cual no dio frutos, porque Itachi los mató a todos excepto a Sasuke. *suspiro* Y pensar que Itachi podría haber reducido toda la historia de Naruto a unos pocos capítulos simplemente matando a su hermano. Pero noo… el emo vengador, sensible y tonificado tenía que vivir y alargar el animé 600 capítulos.

- ¿Hijo?

Mis pensamientos sobre emos vengadores fueron interrumpidos por una voz que me llamaba desde la entrada a la casa.

Al mirar en la dirección de dónde venía la voz, me di cuenta de que era Akio.

- ¿Si?

- Ven, hay que cambiarte para cuando llegue el invitado – dijo, mientras se acercaba para recogerme.

¿Eh? ¿no se supone que vendría dentro de unas horas?

Miré al cielo y estaba casi oscuro.

¿Cuánto tiempo estuve perdido en mis pensamientos? Puedo jurar que solo fueron unos minutos...

- Madre, ¿el invitado ya está aquí? – pregunté.

- No, pero no falta demasiado para que llegue – respondió.

- Oh, está bien.


Pasaban los minutos y el invitado aun no llegaba. Habíamos estado esperando frente a la entrada principal desde hace 20 minutos a que llegara alguien, pero nadie aparecía, para colmo, el kimono formal que Akio me había puesto era increíblemente incomodo, no entendía como ella y Aoki podían pasar todo el día con estas cosas puestas.

- Querido, ¿Cuánto falta? – le preguntó madre a Aoki.

- Ya está aquí – respondió, acercándose a la puerta.

¿Cómo sabe que llegó? Aún no han llamado.

Segundos después de pensar eso, pude oír como alguien golpeaba suavemente la puerta de entrada. Rápidamente Aoki acortó el espacio que quedaba entre él y la puerta, abriéndola de manera brusca.

Pude ver solo parte de la vestimenta del invitado, debido a que mi padre prácticamente lo ocultaba con su enorme tamaño.

- Buenas noches, sensei, es agradable saber que llegaste sano y salvo, creí que tendría que mandar a mi hijo a buscarte con un nuevo bastón – dijo Aoki, con un tono burlón.

- Veo que no has cambiado en nada, maldito mocoso – respondió la otra persona, con una voz que era áspera y gruesa

- Aun así, me adoras, lo sabes bien, después de todo, si ese no fuese el caso, no vendrías a visitarme – se encogió de hombros.

- Hmph, ¿no me invitaras a pasar? *suspiro* Tu padre estaría decepcionado de tus modales.

- Je… supongo. Pasa, sensei, déjame presentarte a mi familia.

Aoki se movió, dejando paso libre a la vista de un anciano. Parecía un hombre frágil, de edad avanzada, y llevaba un bastón. Tenía el cabello de color oscuro y su ojo derecho vendado, es de piel blanca. Tenía una cicatriz en forma de X en la barbilla. Llevaba puesta una camisa blanca, con una túnica marrón sobre la parte superior de la misma que abarca desde sus pies, a apenas por encima de su hombro derecho. Y, por alguna razón, la túnica escondía su brazo derecho. Su único ojo visible me miraba con frio, como si tratara de dejar en claro quién era superior aquí.

No pude evitar estremecerme al reconocer a este hombre, después de todo, cualquiera que haya visto Naruto lo conocería. Él era Shimura Danzo, el shinobi de la oscuridad, el líder de la raíz Anbu y uno de los ancianos de Konoha provocantes de la masacre de Uchiha. Tragué saliva al recordar lo que había dicho Aoki, lo había llamado "sensei".

Okey, tengo muchas preguntas.

- Ya conocer a mi esposa Akio – dijo Aoki señalándola.

- Es un placer volver a verlo Danzo-sama – madre se inclinó en respeto.

- No hace falta que te inclines Akio, ya no eres uno de mis shinobi – respondió Danzo, con un tono monótono.

Ahora tengo más preguntas.

- Y él, es mi hijo, Hideki – esta vez me señaló a mí.

Me quedé mirando fijamente el único ojo visible de Danzo por unos segundos hasta que respondí.

- Es un placer conocerlo Danzo-san – dije, con el tono más monótono que pude lograr, mientras me inclinaba un poco menos que mi madre.

- El placer es mío Hideki-kun, tu padre me ha hablado mucho de ti.

- Espero que cosas buenas – dije, tratando de no parecer nervioso frente a este hombre.

- Por supuesto, aunque estoy asombrado, no esperaba que el hijo de Aoki fuese tan formal.

Es raro que diga eso con su rostro inexpresivo.

- ¡Oye! No soy tan malo… ¿cierto? – exclamó Aoki.

- Mejor vayamos a la sala principal, la comida ya está servida y no quiero que se enfríe – dijo Akio de repente.

Todos caminamos en silencio hacia la sala principal, el único sonido que recorría el lugar, aparte de nuestros pasos, era el golpeteo del bastón de Danzo sobre el suelo de madera.

Por otro lado, mi mente era un desastre, había muchas preguntas y ninguna respuesta.

¡Argh! ¡Maldita sea, que problemático es reencarnar! Okey, supongamos que todo esto es normal, ahora debo encontrar una respuesta convincente para esta situación. Muy bien, ¿Qué se sobre Danzo aparte de que es un loco obsesionado con ser hokage, con dominar el mundo, con los sharingan y las células de Hashirama? Hum… bueno, creo que eso es todo… oh, cierto, tiene su propio Anbu, y supuestamente Akio fue parte de eso, pero… ¿no sé supone que los shinobi de la raíz Anbu no tienen sentimientos? ¿Cómo diablos logró Aoki enamorar a una? ¿Cómo demonios Danzo lo permitió en primer lugar?

Mi cadena de preguntas mentales fue interrumpida por un suave toque en mi hombro. Al voltearme para ver quién era, me di cuenta de que era Aoki.

- Hijo, ¿te encuentras bien? – preguntó.

- Si, lo siento, me perdí en mis pensamientos por un momento.

- Está bien, si algo te preocupa puedes decírmelo – dijo con una sonrisa.

Solo asentí con la cabeza y me dirigí al asiento junto a madre.


La noche transcurrió sin incidentes, solo comimos, madre y padre bebían, bromeaban y recordaban viejos tiempos, Danzo solo agregaba algún que otro comentario suelto y sorprendentemente lo vi sonreír una vez, aunque esa sonrisa duró menos de un segundo.

- Entonces dime, Aoki, ¿Qué tipo de entrenamiento le has puesto a tu hijo? – preguntó el anciano.

- Por ahora ninguno, pensábamos esperar al menos otro mes antes de comenzar con algún entrenamiento, actualmente está practicando su lectura y escritura, mientras aprende etiqueta con la anciana Yoko.

Increíblemente pude ver como Shimura Danzo, el rival por el puesto de hokage de Hiruzen Sarutobi, uno de los ninjas más malvados de la historia, el nombrado halcón de guerra, se estremecía al oír el nombre de la señora Yoko.

Ja, quién creería que la anciana incluso traumó a Shimura Danzo.

- Así que esa anciana bastarda sigue con vida – lo oí murmurar.

Tranquilo, puedes maldecirla. Estoy seguro de que todos aquí tenemos algún tipo de rencor hacia esa señora.

- ¿Piensas enviarlo a la academia de Konoha? – hizo otra pregunta.

- Probablemente, aunque sería únicamente para el último año, así puede estar en un equipo genin, sería una lástima que sus habilidades se desgastaran con esa cosa a la que llaman plan de entrenamiento.

- Pienso lo mismo – agregó Akio.

- Me parece bien. La academia de Konoha ya no es lo que era antes, sus estándares han bajado demasiado en los años de relativa paz. Tobirama-sensei se debe estar revolcando en su tumba al ver tal abominación.

*suspiro* - Sandaime-sama podrá ser un buen hokage, pero es demasiado blando e indulgente. Quiere "proteger" a la nueva generación, pero no se da cuenta de que ese intento de protección es lo que los pone más en riesgo.

- Tienes razón. Si hubieras tomado el puesto de hokage luego de la muerte de Minato las cosas podrían ser diferentes – suspiró Danzo.

- Sabes que hubiera sido un pésimo hokage, además, técnicamente no existo, ¿lo olvidas?

¿Eh? ¿Cómo que no existe?

- Podríamos haber inventado algo – sugirió el tuerto líder de la raíz.

- Por favor, no hablemos de esto. Mejor cuéntame cómo está Konoha.

- Aún se mantiene de pie, pero no estoy seguro por cuánto.

- ¿Sucede algo en el pueblo Danzo-sama? – preguntó Akio.

- Esos malditos Uchihas, han comenzando a descontrolarse, y hay rumores de un posible intento de golpe.

- ¡¿Qué?! – Aoki y Akio gritaron a la vez.

Emm… ¿están seguros de que un niño debería estar escuchando este tipo de conversación?

- Entonces debemos ir inmediatamente y ayudar a encargarnos de esos bastardos – gruñó padre.

Tranquilo, Itachi ya se encargará de eso.

- Ya tenemos a personas encargándose de eso, aunque no estoy seguro de cuánto tiempo ganaran – dijo el anciano.

- ¿A qué se refiere? – preguntó madre.

- Hay dos jóvenes Uchihas leales a la aldea que están espiando al clan desde adentro.

- ¿Quiénes son?

- Uchiha Itachi y Uchiha Shisui. El primero es el hijo del actual jefe del clan, Fugaku, y el segundo es el nieto de Kagami.

- No esperaba menos de la descendencia de Kagami Uchiha, él siempre fue un leal shinobi de la hoja según lo que Sandaime-sama y usted me han dicho.

- Así es, Kagami era uno de los pocos Uchihas que poseían la tan aclamada voluntad de fuego. El simple hecho de pensar que su clan maldito podría estar planeando un golpe contra la hoja, la aldea que ayudaron a fundar, es inaceptable.

- ¿Y está seguro de que el hijo de Fugaku es de fiar? Podría ser un espía doble – sugirió Akio.

- Lo es, estoy seguro de eso.

Madre solo asintió y dejó que padre siguiera hablando.

- Muy bien, dejando de lado que podría haber una futura guerra civil en el pueblo, ¿Qué más hay para contar?

- ¿Qué quieres saber?

- No lo sé, ¿Cómo se encuentra Tsunade?

- Sigue deambulando por el país, gastando el dinero del clan Senju en apuestas perdidas y bebidas baratas.

*suspiro* - Si… lo supuse.

- Estoy seguro de que podrías convencerla de que volviera a la hoja.

- No existo, ¿lo olvidas?

- Maldita sea la decisión de Hiruzen y los demás ancianos sobre ocultar tu existencia.

- Meh, si no lo hubiesen hecho, seguramente me hubiera convertido en una máquina de crías junto a mi prima – Aoki se encogió de hombros – El simple hecho de haber protegido la hoja desde las sombras es suficiente para mí.

- Y aun lo sigues haciendo – dijo Danzo, con una pequeña sonrisa en su rostro.

- Estar aquí no puede contar en serio como una misión. Los otros Anbu y yo estamos básicamente retirados, solo hacemos alguna que otra misión cada cierto tiempo.

- Siguen siendo misiones que benefician a la hoja, ¿lo olvidas?

- Okey, ya dejen de hablar de misiones, masacres y no existir, recuerden que hay un niño entre nosotros.

¡Oh, vamos! Esto se estaba volviendo interesante, ¿por qué tuviste que arruinarlo?

- Está bien, volviendo al tema inicial, ¿Cómo planeas entrenar a Hideki-kun? – preguntó el anciano shinobi.

- De la misma manera que Akio y yo fuimos entrenados – respondió padre.

- Me parece bien, espero que pueda soportarlo, si no sería una decepción.

¡Oye! ¡aún estoy aquí, ¿recuerdas?!

- Claro que lo soportará, es el hijo de Aoki Senju y nieto de Tobirama Senju, lo duro está en nuestra sangre – exclamó Aoki con orgullo.

Bueno, ya conseguí algunas de mis respuestas, gracias padre.

- Ahora cambiando a un tema más serio. ¿Qué sucede con el Jinchūriki? En tu último mensaje dijiste que estabas preocupado por su futuro desarrollo.

- Actualmente en un orfanato, Hiruzen fue muy claro al decir que ningún clan podía poner sus manos sobre él, y que tampoco lo entrenaríamos para volverse el arma de Konoha.

- ¿Le dirán acerca de su herencia?

- Hay que discutirlo, pero supongo que será Jiraiya quien se encargue de eso, o posiblemente el estudiante de Minato.

- Oh, ¿Cómo se encuentra el joven Kakashi? La última vez que lo vi, estaba en Anbu.

- Bastante bien debo admitir, ha estado entrenando rigurosamente y mejorando sus habilidades, también toma misiones de alto nivel y las completa con poca o ninguna dificultad.

- Oh, ¿a qué se debe el repentino ánimo por ser poderoso?

- Por lo que tengo entendido, él y Hiruzen hicieron algún tipo de trato, donde le permitiría al chico volverse el Jonin-sensei del Jinchūriki cuando creciera, pero solo si Kakashi demuestra que tiene el poder suficiente para entrenarlo adecuadamente o detenerlo si se sale de control.

- Suena a un buen trato para mí. El chico consigue lo que quiere y la aldea consigue un poderoso ninja.

Danzo asintió con la cabeza y luego me miró fijamente.

- Has estado muy callado chico, cuéntame algo sobre ti.

¡Demonios! ¡Piensa en algo rápido!

- ¿Qué desea saber sobre mí, Danzo-san? – pregunté.

- No lo sé… ¿Qué piensas al respecto de lo que hablamos?

Hum… ¿Cómo se supone que responda a eso? ¿debería darle una respuesta sincera? ¿o debería inventar algún tipo de excusa? En momentos como estos me gustaría tener una moneda, es más fácil decidir así. *suspiro* Que pase lo que deba pasar.

- He estado leyendo un libro de historia con madre, así que puede que pueda dar una pequeña opinión al respecto de algunas cosas.

- Entonces hazlo.

- Bien. Primero; por lo que he leído en el libro, Tobirama Senju creó la academia para entrenar al futuro shinobi antes de que se convirtieran en genin, todo eso debido a la necesidad de fuerza militar, ¿estoy bien con eso?

- Bastante resumido, pero sí, continúa.

- Usted ha dicho que la academia ha bajado sus estándares debido a la paz entre las aldeas, eso significa que si la guerra estallara repentinamente los genin de la hoja no podrían sobrevivir, o al menos no todos.

- Exacto.

- ¿Por qué no proponer un plan de estudio y entrenamiento un poco más riguroso a las familias shinobi? Después de todo, dudo que quieran que sus hijos mueran poco después de haber salido de la academia. También se podría alentar a los jóvenes shinobi a que entrenen por sí mismos, se podría poner como ejemplo algún accidente donde un ninja inexperto salió a una misión con su equipo y por haber sido indulgente con su entrenamiento terminó haciendo que sus compañeros y él murieran.

- Aoki, tú hijo no solo es educado, sino que también inteligente, ¿estás seguro de que es tu hijo?

- ¿Estas segura de que es mi hijo?

- Estoy segura de que es tu hijo.

- ¡Estoy seguro de que es mi hijo!

- Me gusta tu punto de vista sobre el asunto Hideki-kun, ¿en qué otra cosa podrías darme tu opinión? – preguntó Danzo.

No estoy seguro de si llamar la atención de Danzo es bueno o malo, pero por ahora seguiré.

- Hmm... no puedo opinar demasiado sobre los Uchihas debido a que nunca los he visto, pero el libro los retrata como personas arrogantes que confían demasiado en su dojutsu.

- Es una buena descripción para casi todos los Uchihas – señaló Aoki.

- Sinceramente no sé cuánto esperar de un clan que es mayormente conocido por robar el trabajo de otros utilizando sus técnicas visuales, además, su más grande ninja, es a la vez el más grande traidor que la hoja haya visto.

- Tienes un punto allí, por eso mismo Tobirama-sensei nunca confió completamente en ellos.

- Y en cuanto al Jinchūriki, tampoco puedo opinar demasiado, ya que nunca he visto uno, solo sé que son las armas por excelencia de las aldeas shinobi, son los mayores disuasorios de guerra. ¿Puedo preguntar que Jinchūriki tiene Konoha?

- No veo porque no, supongo que tu padre te ha enseñado o te enseñara la importancia de la información y las cosas que uno debe hacer para mantener ciertos secretos.

- Lo haré dentro de poco sensei, no se preocupe. Mi hijo es lo suficientemente inteligente como para saber lo importante que es esta información.

Asentí con la cabeza y miré fijamente el ojo de Danzo.

Hacer esto me da escalofríos…

- Muy bien. Konoha posee el Jinchūriki del biju más fuerte conocido hasta la fecha, el Kyubi no Yoko.

- Hum… si… lo supuse.

Mi comentario pareció interesar a Danzo, así que preguntó.

- ¿A qué te refieres con que lo supusiste?

- Hace tiempo hubo un ataque del Kyubi, ¿cierto? En el cual el Yondaime hokage, Minato Namikaze lo "venció".

- Si.

- Bueno, el libro decía algo de que los bijus solo son masas de chakra gigantes, así que en teoría no son formas de vida, por ende, no pueden morir, ya que nunca estuvieron vivos en primer lugar. Entonces supuse que por eso los sellaban, ya que no pueden morir y son masivas formas de chakra, ¿Qué mejor manera de utilizarlos que sellándolos dentro de anfitriones que puedan utilizar su poder para el beneficio de su respectiva aldea?

- Hum… tu chico me agrada Aoki – dijo Danzo con una sonrisa en su rostro.

¿Eso es bueno? Por favor que alguien me diga que sí.

- Ese es mi hijo, ya tienes al viejo en la bolsa, ahora exígele que te enseñe todo lo que sabe – exclamó padre.

Estoy comenzando a dudar del hecho de que este idiota esté relacionado con Senju Tobirama… se parece más a Naruto.

Un bostezo involuntario salió de mi boca, haciendo que todos me miraran.

- Creo que es hora de que me vaya a dormir – dije, levantándome de mi asiento.

- ¿Ya es tan tarde? – murmuró Akio.

- Bueno, fue un placer conocerlo Danzo-san, me despido por si no nos volvemos a ver – dije, extendiendo mi mano.

- Para mí también fue un placer conocerte Hideki-kun, cuando vayas a Konoha con tus padres recuerda, somos las raíces que protegen el gran árbol que es Konoha – tomó mi mano y la sacudió un poco.

¿Este es algún tipo de código ultra secreto?

Solo asentí con la cabeza y me retiré hacia mi habitación.

- Buenas noches Otou-san, Okaa-san.

- Buenas noches hijo – dijeron al unísono.

Mientras salía de la habitación y cerraba la puerta escuché un pequeño susurro de la conversación que estaban por tener mis padres y Danzo, así decidí quedarme un poco más para saber de qué se trataba.

- Muy bien, ahora les diré a lo que vine – la áspera voz de Danzo se escuchó.

- Te escuchamos Danzo-sensei.

- Bien. Mi visita aquí tuvo 2 razones, la primera es advertirles sobre Iwa. Últimamente han estado haciendo movimientos sospechosos cerca de aquí.

- ¿Cómo es eso posible Danzo-sama? Estamos en medio de una triple frontera, de un lado está la hoja y de los otros Kusagakure y Takigakure, para llegar aquí tendrían que pasar por alguna de esas dos aldeas, y dudo que dejen pasar shinobi Iwa solo por la bondad en sus corazones.

- Es todo lo que sé, el ninja que mandé a investigar aún no ha vuelto, y su misión terminó hace 2 meses.

- Obviamente están muertos – señaló Aoki.

- Así es, aunque no puedo estar seguro de si Takigakure o Kusagakure están tramando algo junto a Iwa, o puede que incluso ambas.

- Hmm… esto se está convirtiendo en un problema…

- Por eso vine personalmente. Mientras me mantenía aquí, Fū y Torune se estaban infiltrando en Takigakure y Kusagakure respectivamente, acordamos encontrarnos en una base de la raíz a unas pocas horas de aquí. Si ninguno de ellos regresa con vida, tendremos que prepararnos para una posible guerra.

- Tch, maldita sea ese viejo bastardo de Ōnoki, seguramente sigue molesto por haber perdido la guerra pasada a manos de Minato y ahora trata de convencer a las aldeas menores para atacar Konoha.

- Ahora, mi segunda razón para venir. Era mi deber observar al hijo de Aoki Senju y determinar qué tan útil podría ser para Konoha. Lo que nos lleva a lo siguiente. Con el permiso del Sandaime hokage, Hiruzen Sarutobi, yo Shimura Danzo, líder de la reactivada raíz Anbu, les otorgaré su última misión como shinobi de Konoha.

- Si, Danzo-sama – dijeron ambos al mismo tiempo.

- Ambos deberán entrenar a Senju Hideki lo mejor que puedan y luego enviarlo a Konoha donde se le asignará un Jounin digno de continuar con su enseñanza. Una vez el chico esté dentro de los muros de la aldea, ustedes dos, se infiltrarán en las aldeas que se les indicaran y eliminaran a la mayor cantidad de shinobi posible, en los que debe estar incluido el líder de dicha aldea. El fracaso no es una opción, ¿está claro?

- Si, Danzo-sama – corearon al unísono.

¡¿Qué?! ¡¿guerra?! ¡¿de qué demonios está hablando?! ¡¿Cómo que guerra?! ¡Esto nunca pasó en el Naruto canon!

Rápidamente me desplacé hacía mi habitación, tratando de hacer el menor ruido posible. Una vez allí, me recosté sobre mi cama y me quedé mirando fijamente a la nada. Solo una palabra se repetía constantemente en mi mente.

Guerra… guerra… guerra…

En ese momento solo pude decir una cosa.

- Mierda.