Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto.
N/A: Este capítulo es un poco más corto que los demás debido a que... bueno, no tengo una excusa, solo es así, buscaré una para el siguiente capítulo y la pondré al final.
PD: Gracias a Eren Llega por tomarse el tiempo de dejar una reseña. Me alegra que te guste la historia, saber eso llena mi corazoncito de felicidad. En cuanto a lo de ser leal a Konoha, déjame decirte que Konoha no es más que un medio para un fin.
- Hola – (persona hablando)
Hola (pensamiento)
Capítulo 3: Entrenamiento y malos recuerdos.
Al día siguiente fui despertado por Aoki, quien decidió que sería una gran idea despertar a su hijo de 4 años utilizando un cubo de agua fría, todo con la excusa de; "Debes estar atento a tu entorno en todo momento, alguien podría intentar matarte mientras duermes".
¡Pues disculpa por no poder sentir todo lo que sucede a mi alrededor cuando estoy dormido!
Dejando de lado mi molestia por lo sucedido, no pude evitar pensar en lo que había oído anoche.
Así que... una guerra, ¿eh? Debí haber supuesto que algo así pasaría en algún momento, pero creí que debería esperar hasta el arco de Shippuden para eso... *suspiro* Por lo que tengo entendido, Konoha librará una guerra con una de las aldeas principales y posiblemente una o dos aldeas menores. ¿Qué demonios sucedió? Esto no ocurría en el canon, o al menos no que yo recuerde, y miré la primera temporada de Naruto como 5 veces... si ocurrió un cambio tan grande como Danzo siendo "amable", y una posible guerra con Iwa, ¿Qué otras cosas podrían haber cambiado?
- ¡Hijo! !¿dónde estás?! – la voz de Aoki me llamó.
- Supongo que no servirá de nada pensar en ello ahora, cuando vaya a Konoha lo comprobaré – suspiré - ¡En el baño! – grité, mientras cambiaba mi ropa mojada por una seca.
Una vez estaba completamente vestido, salí del baño y caminé hacia la sala principal, donde desayunaría algo.
Hum... me gustaría poder evitar el involucrarme en una guerra... después de todo, yo no tengo nada que ver en eso, solo soy un pobre niño. No tengo rencor verdadero por Iwa, o cualquier otra aldea. Siempre y cuando no me molesten, preferiría quedarme al margen y verlo desde la distancia, como quien mira una película bélica.
Deslicé a un lado la puerta corrediza y entré a la sala, volviendo a deslizar la puerta detrás mío, así cerrándola.
- Buenos días – dije, caminando hacia uno de los asientos libres.
- Buenos días – respondieron mis padres.
- Ahora, padre, ¿podrías decirme tu razón para despertarme con un cubo de agua?
- ¿Cómo que despertarlo con agua? – preguntó Akio.
- Creí que ya te lo había dicho – respondió con la boca llena de comida.
- Dijiste algo sobre estar alerta porque podrían atacarme mientras duermo.
- Ahí tienes tu razón. Se le llama entrenamiento, y será lo que estés haciendo durante los próximos... hum... 8 años, hasta que tu generación en la academia de Konoha tome su examen final para convertirse en genin y les asignen un equipo. Cuando eso suceda, te enviaremos para que seas asignado a uno, pero hasta que eso pase, serás entrenado rigurosamente por Akio y por mí, ¿alguna duda?
Oh... entonces era cierto eso de ser enviado a Konoha y que cuando estuviera tras los muros de la aldea ellos irían básicamente a una misión suicida...
- ¡Oye! ¡Te hice una pregunta, no me ignores! – gritó madre.
- ¿En que consistirá mi entrenamiento? – pregunté, ignorando los gritos de madre.
- Durante tus primeros 2 años, entrenaras taijutsu, kenjutsu y lanzamiento de armas conmigo – dijo Aoki.
- Durante los siguientes 2 años, entrenaras control de chakra y algún que otro jutsu ocasional para que vayas perfeccionando. Luego seguiremos con tu caligrafía, si avanzas lo suficientemente bien con lo segundo, tal vez te enseñe Fūinjutsu, pero eso depende de cómo te desarrolles. Ahora respondan mi maldita pregunta – esta vez habló Akio.
- Por último, técnicas de asesinato. Eres lo suficientemente inteligente como para saber porque te enseñaré esto, así que espero que comiences a prepararte mentalmente lo antes posible. Siendo sinceros, me gustaría poder posponer esto hasta que te conviertas en un genin, pero las circunstancias actuales no lo permiten.
- ¿Hablas de la posible guerra? – pregunté, sin darme cuenta de que supuestamente yo estaba durmiendo mientras ellos conversaban sobre eso.
¡Mierda! ¡Debías abrir la maldita boca, ¿cierto?!
Por un momento, todo se quedó en silencio, era como si el tiempo se hubiera detenido para que mis padres pudiesen procesar de manera correcta lo que había dicho.
- Así que lo escuchaste – murmuró padre.
- Muy bien, eso nos quitará las explicaciones. Ahora dinos que escuchaste, y no nos mientas – exigió madre, con un tono frio y serio.
- Ehh... hasta la parte de su misión... - dije en voz baja, casi un susurro.
- Temía que algo así sucediera – gruñó Aoki – Okey, ya lo sabes, así que no hay necesidad de ocultarlo. Así que dime, ¿sabes cuál es tu deber?
- ¿Deber? – pregunté.
- Si. Nuestro deber, como shinobi de la hoja, es protegerla con nuestras vidas, y nutrir a la siguiente generación lo suficientemente bien como para que hagan lo mismo que nosotros.
Primero, no soy un shinobi de la hoja, soy un niño. Segundo, básicamente me está diciendo que mi única razón de vivir es para la aldea y que debo tener hijos para que hagan lo mismo. Hum... me tienta demasiado decirle que hay un Uzumaki loco buscando bijus con el objetivo de dominar el mundo, y que en el proceso destruye Konoha. También me tienta decirle que Orochimaru invadirá la aldea en algunos años... meh, si sobrevive lo suficiente como para llegar a ese punto, se llevará una agradable sorpresa. Por ahora le haré creer que en serio tengo algún tipo de devoción por ese lugar.
- Está bien, padre, protegeré a la hoja con mi vida si hace falta – le dije.
- Muy bien. A partir de hoy, te levantarás todos los días a las 5 de la mañana, antes de desayunar iras al dojo y entrenarás los katas de taijutsu, luego tomarás una ducha, desayunarás algo liviano, y seguirás con tus estudios, seguido de eso, estará tu clase con la anciana Yoko, y a la noche volverás a ir al dojo a entrenar los katas de kenjutsu , ¿está claro?
¿No te parece... no lo sé... tal vez un poquito exagerado para que lo haga un niño de 4 años?
- Entendido, ¿hoy debo presentarme en el dojo? – pregunté.
- Si, luego de que termines de desayunar, ya le dije a la anciana que no asistirás a su clase.
- Muy bien.
*suspiro* Siento que esto va a terminar muy mal para mí.
- Primero lo más importante, cada vez que entres al dojo deberás ponerte esto – dijo, lanzándome un conjunto de ropa negra – Esa será tu ropa de entrenamiento.
El tono de Aoki había cambiado al de un instructor militar. Era tan grave e imponente que no podía terminar de creer que saliera de la boca de mí siempre estúpido padre.
- Comprendo, ¿algo más?
- Si, aquí dentro solo me llamarás sensei. Si tienes alguna pregunta deberás decir; "Sensei", y luego esperarás a que te de permiso para hablar. Hablar fuera de turno te otorgará un castigo, ¿está claro?
Si... esto terminará muy mal...
- Entendido.
- Muy bien. Hoy solo harás ejercicios comunes, los harás todos los días al entrar al dojo, ¿okey?
- Okey.
- Bien. Quiero 60 flexiones, abdominales y sentadillas, luego correrás hasta que tus piernas ardan. Si no completas esos ejercicios antes de que suene el despertador – dijo, señalando un pequeño despertador en su mano – Agregaré otras 60 de cada una.
¡¿Qué?! ¡Soy un maldito niño por el amor de dios! ¡¿Cómo demonios esperas que haga tal cosa?! ¡Tengo 4 malditos años!
- Entendido.
- Muy bien, comienza, tienes 20 minutos.
Creo que odio a mi padre.
No pude evitar que un gemido de dolor escapara de mi boca. Actualmente me encontraba tirado en el suelo, con las extremidades ardiendo, sin aliento y sediento. Mientras tanto, mi padre estaba parado en una esquina de la habitación, mirándome con ojos fríos, mientras nombraba todas las cosas que debía mejorar, que, en resumen, era todo.
No entiendo como Aoki puede llamar a eso entrenamiento, podría describirse como tortura en el mejor de los casos.
- Muy bien Hideki, parece que puedes seguir con este entrenamiento. Ahora levántate y siéntate en frente mío.
Estoy muriendo, déjame descansar, aunque sea un poco, maldito conductor de esclavos.
Hice lo que Aoki me pidió y me senté en frente suyo. El solo hecho de haberme levantado del suelo era suficiente para que mis piernas gritaran en protesta, pero sinceramente tenía miedo de que no hacerlo trajera consigo algún castigo. Y si el entrenamiento es así, no quiero imaginarme como sería un castigo.
- Muy bien, ahora dime, ¿Qué es lo que sabes sobre el taijutsu? – preguntó.
- Es básicamente el estilo de pelea de cada uno, ¿cierto?
- Muy resumidamente. El Taijutsu son todos aquellos jutsus que tienen que ver con el combate mano a mano. Generalmente, no requieren chakra, pero se puede utilizar para mejorarlo. Otra de sus características es que no es necesario usar sellos de mano para utilizarlos y son mucho más rápidos de usar que el ninjutsu o el genjutsu. También se pueden usar armas para aumentar la potencia y letalidad.
- ¿Entonces aprenderé taijutsu?
- Si, aunque primero te enseñaré un estilo de lucha.
- ¿Cual? – pregunté.
- Es el estilo que fue desarrollado por tu abuelo, pulido por mí, y espero que sea perfeccionado por ti.
- ¿Tiene nombre?
- No, tu abuelo no pudo nombrarlo antes de morir, y sinceramente a mí no me interesó hacerlo, así que, si piensas en algún nombre interesante, puedes decírmelo y te daré mi opinión al respecto.
- Está bien.
- Okey, este estilo se basa en ataques rápidos y poderosos. Hum... ¿tu madre alguna vez te habló de la monstruosa fuerza de Tsunade? – preguntó.
Madre nunca me dijo nada de Tsunade, y si le digo que sí lo hizo, entonces irá a preguntarle, así que será mejor hacer de cuenta que no sé nada y preguntar al respecto.
- ¿Quién es Tsunade? – incliné mi cabeza hacia un lado.
- Hmm... técnicamente es mi sobrina... ¿o era mi prima? Hum... bueno, no importa, supongamos que es tu prima lejana. Ahora vayamos a lo importante. Tsunade tiene una fuerza monstruosa, tanto que puede destruir una vivienda como la nuestra con un simple golpe de su puño.
- Guau...
- Si, pensé lo mismo cuando la vi destruir una fortaleza a puñetazos... pero dejando eso de lado, el estilo de lucha que te enseñaré utiliza esa fuerza monstruosa y una gran velocidad. Normalmente utilizarías chakra para estas cosas, pero estoy seguro de que si lo intentamos aquí destruiremos todo, así que por ahora lo practicarás de forma normal y luego agregaremos el chakra, ¿está bien?
- Suena bien para mí.
- Genial, utilizaras este muñeco de practica – hizo una señal con su mano y un pequeño muñeco de madera apareció en una nube de humo – Comienza golpeándolo 200 veces en el torso, no importa si tus puños comienzan a dañarse, tenemos a tu madre para curarlos.
Bueno, mejor acabar con esto rápido.
Me puse firme frente al muñeco y le di un golpe. Era increíblemente duro.
- Agáchate un poco, separa más las piernas, y por el amor de dios, golpea como un hombre.
Quiero llorar.
El día estaba llegando a su fin y yo me encontraba en la sala principal, esperando a que Akio terminara de curar mis adoloridas y sangrientas manos. Había terminado golpeando el muñeco de madera alrededor de 500 veces debido a que Aoki creía que lo estaba haciendo mal y sin ánimos.
¡Obviamente lo hacía mal y sin ánimos! ¡Mis extremidades me estaban rogando que me detuviera! !¿Qué demonios esperaba?!
Suspiré al pensar en que tendría que hacer esto todas las mañanas y noches, durante los próximos dos años y tal vez más, porque dudaba completamente que ese maldito bastardo me dejara libre.
- Bien, terminé, ya puedes subir a ducharte – exclamó madre con una dulce sonrisa.
Oh, Akio, eres la única buena persona verdadera que hay por estos lares, ¿Por qué Aoki y la anciana Yoko no pueden ser más como tú?
- Gracias madre.
- Debería decirle a Aoki que te de algunas vendas, porque a este paso tus manos solo se seguirán lastimando.
¡Deberías decirle que deje de torturarme con esa cosa a la que él llama entrenamiento!
- Lo agradecería – dije, con los dientes apretados – Iré a bañarme.
Rápidamente salí de la sala y caminé hacia el baño.
Muy bien, estoy seguro de que esto no hará más que empeorar, así que tendré que acostumbrarme rápidamente... quiero volver a reencarnar, este lugar apesta. O, aunque sea un cambio de padre, eso sería más aceptable, ¿Por qué no pude reencarnar durante el tiempo de Boruto? Eso hubiera sido aun mejor, pero no, el desgraciado que murió ahogado debe reencarnar en Naruto, cerca de una posible guerra, y siendo el nieto de Tobirama Senju, el ninja que podía sacar agua de los lugares más secos del desierto... ¿hasta cuándo me perseguirá la ironía?
Deje mis pensamientos de lado y deslicé la puerta que daba al baño. Luego de desvestirme, entré en la pequeña bañera que Aoki había hecho específicamente para mí.
oh... hermoso... puedo sentir como todo mi cansancio sale de mi cuerpo.
-Con Akio y Aoki-
- ¿Cómo le fue? – preguntó Akio.
- Mejor que a nosotros cuando Danzo-sensei nos dio ese entrenamiento – suspiró Aoki.
- Me hubiera gustado posponer todo esto unos años más...
- Ambos sabemos que esto es necesario.
- Lo sé, pero es tan joven...
- Nosotros también lo éramos, pero cuando el deber llama, hay que responder.
*suspiro* - Supongo.
- Mira el lado bueno, cuando terminemos con nuestra misión podremos volver a ser una familia – dijo Aoki tratando de calmar las preocupaciones de su esposa.
- ¿En serio crees que volveremos con vida?
- ¿Estas bromeando? Somos 2 de los ninjas más fuertes que Danzo-sensei haya entrenado, estoy seguro que entraremos a esas aldeas, erradicaremos a todos y volveremos sin un solo rasguño.
- Me gustaría tener esa confianza – suspiró Akio.
- Tranquila, todo saldrá bien, te lo prometo – dijo Aoki, dándole un beso en la frente a su esposa.
- ¿Crees que le irá bien en Konoha? Sabes que se creará un caos increíble en el pueblo cuando los ciudadanos se enteren de que hay otro Senju con vida aparte de Tsunade-sama. La gente no dejará de acosarlo.
- Claro que le irá bien, tendrá a sensei apoyándolo si el consejo de la aldea intenta algo, además, es mi hijo, unos simples aldeanos no serán suficiente para molestarlo, y tampoco es idiota como para dejarse engañar por cualquier shinobi. Hum... ahora que lo pienso, creo que le gustará... después de todo, habrá muchas kunoichis hermosas tratando de llamar su atención – se rio.
La temperatura de la habitación se había enfriado lo suficiente para que pequeñas estacas de hielo comenzaran a formarse en la nariz de Aoki.
- Ninguna de esas mujerzuelas pondrá una sola mano sobre mi hijo, porque si sucede lo contrario, habrá escasez de kunoichis en el pueblo luego de que regrese – el tono de Akio eran bajo y aterrador, lo suficiente para hacer que Aoki se estremeciera.
- Espero que no haya que llegar a eso – dijo Aoki, nervioso y temeroso del aura que desprendía su esposa.
- Dejando de lado las posibles desapariciones que tendré que planear, ¿Danzo-sama ya te ha informado acerca de lo que descubrieron Fū y Torune?
- Aun no, pero no me sorprendería si alguno muere, especialmente Fū. El simple hecho de infiltrarse en una aldea shinobi es peligroso, ya sea una principal o una menor, pero querer infiltrarse en Takigakure, es prácticamente un suicidio. Para llegar allí hay que pasar una red increíblemente confusa de túneles, los cuales están modificados por genjutsu. Solo ninjas de nivel Jounin o Anbu de esa aldea podrían entrar y salir sin problemas.
- ¿Qué tan altas crees que sean las posibilidades de que una o ambas aldeas estén aliadas con Iwa?
- No puedo estar del todo seguro, pero Taki no tiene motivos para atacar a la hoja, después de todo, no han tenido malas relaciones desde el intento de asesinato del Shodaime hokage, y Kusagakure siempre a sido neutral en cuanto a Konoha. Pero supongo que nunca se puede ser demasiado precavido. En el mundo shinobi, el amigo de hoy podría ser el enemigo de mañana.
- Sería demasiado problemático si Takigakure se alía con Iwa. 2 jinchūrikis ya son un problema, pero agregar el jinchūriki de Taki a la mezcla sería realmente desastroso.
- Y si agregamos que es casi imposible infiltrarse en Takigakure debido a esos malditos túneles, y Kusa es básicamente un campo minado con esas enormes plantas que sueltan veneno esparcidas por todos lados, es aún peor.
*suspiro* - Solo queda esperar y ver como continúan las cosas.
- No importa lo que suceda, Konoha siempre saldrá adelante, la voluntad de fuego es demasiado fuerte como para que dos aldeas menores y una Iwa rencorosa puedan apagar sus llamas.
- Suenas como el Sandaime – señaló Akio.
- Solo me falta ser 30 años más viejo.
- Y estar todo arrugado y senil.
- Y fumar todo el día mientras maldigo el papeleo.
- ¿Deberíamos estar hablando así de nuestro líder?
- Técnicamente ya no somos shinobis – Aoki se encogió de hombros.
-Con Hideki-
Haa... ya puedo sentirme completamente recuperado. Dios bendiga las duchas de agua caliente, son lo mejor que pudo haberse creado.
Me puse una pequeña yukata que Akio me había dejado y salí del baño, ahora más relajado gracias a la ducha.
Al entrar a la sala principal pude ver a mis padres riendo como dos colegialas mientras murmuraban algo sobre ya no ser shinobis.
- Emm... ¿hola?
- ¡Ah! Hijo, no te había visto ahí – dijo Aoki.
- Acabo de terminar de ducharme, ¿de qué reían? – pregunté, curioso.
- Nada importante, ¿quieres comer algo? – preguntó Akio.
- Claro – me encogí de hombros.
Dejaría pasar esto por ahora, pero descubriría lo que estaba sucediendo.
Me senté en uno de los asientos y comí un poco del delicioso estofado que había preparado madre.
Si no fuera una kunoichi, tendría un gran futuro como chef.
- Tu padre me ha dicho que estuviste bastante bien en tu primer día de entrenamiento.
Tortura. Por favor, llámalo como es en realidad, una tortura.
- Es bueno saber que padre cree que lo hice bien. Espero seguir cumpliendo con sus expectativas.
- ¡Estoy seguro de que lo harás campeón, creo en ti! ¡después de todo, eres mi hijo! – gritó Aoki desde la cocina.
No pude evitar que una pequeña sonrisa se formara en mi rostro. Por más que me pareciera molesta la actitud normal de mi padre, era agradable saber que tenía tanta fe en mis habilidades.
Pensar en esto me trae malos recuerdos...
El hecho de tener una familia amorosa, que se preocupa por mí y cree en mis habilidades es doloroso, ya que me recuerda la familia que perdí. En mi vida pasada, nunca tuve este tipo de relación con mis padres, normalmente era callado, introvertido, aunque a veces hablábamos, normalmente era cuando me encontraba ebrio, que eran los únicos momentos donde me sentía feliz, y podía compartirlo con mis padres, quienes eran los únicos que tenía en ese momento. Si bien nunca había tenido una relación muy cercana con ellos, los amaba más que a nada en el mundo.
*suspiro* Fui un idiota.
No hay muchas cosas de las que me arrepienta, ya que siento que mis errores fueron los que me formaron como persona, pero si hay algo de lo que siempre me lamentaré, es el hecho de no haberle dicho a mis padres cuanto los quería hasta que ya fue demasiado tarde.
Ojalá pudiese volver al pasado y recuperar un poco de ese tiempo perdido.
Akio me recuerda tanto a mi primera madre que me duele. Su hermosa sonrisa, su amable actitud ante todos, su gran talento con la cocina.
Je... hubieran sido buenas amigas.
Y Aoki, maldita mar, Aoki era el peor de los dos... si no fuese por su cabello gris y su musculoso cuerpo, creería que era mi antiguo padre. No puedo mirarlo a los ojos sin recordarlo, y no puedo recordarlo sin que esas imágenes vengan a mi mente. Imágenes de mi padre ensangrentado, con un agujero en la zona del corazón provocado por un impacto de bala. No puedo recordar esas imágenes sin que los gritos de terror de mi madre lleguen a mi mente, antes de ser silenciados por otra fuerte explosión provocada por la misma arma que había dejado moribundo a mi padre.
Pero hay algo que resuena en mi cabeza todas las noches antes de dormir, algo que se vuelve insoportable mientras mayor sea mi insomnio. Su voz... la voz de mi padre pidiéndome con sus últimas palabras que sea feliz, que viva una vida larga y llena de amor.
Como si nunca hubiese sido feliz con ellos.
Debido a esto siempre traté de ser, aunque sea un poco distante con Aoki y Akio, eran un vivo recordatorio de lo que había perdido y nunca recuperaría. Pero claro, ellos seguían insistiendo en relacionarse conmigo, aunque no los culpo, soy su único hijo y básicamente me dejarían en una aldea donde sería utilizado como un arma mientras ellos se embarcan en una posible misión suicida.
No me había dado cuenta, pero en algún momento había comenzado a llorar, tampoco me había percatado de que Akio se dio cuenta de esto y me estaba sacudiendo, tratando de llamar mi atención.
- ¡Hijo! ¡¿qué te sucede?! ¡¿te encuentras bien?! ¡por favor responde!
- ¿Eh? – miré confundido a mi madre que por alguna razón había comenzado a sacudirme.
- ¡Al fin reacciona! ¡¿qué te sucede?! ¡¿por qué lloras?!
- ¿De que hablas? Por favor deja de sacudirme, me estás mareando – dije, tratando de detener a Akio.
Cuando mi padre por fin apareció, la detuvo, lo que me dio el tiempo suficiente para tocar mis mejillas húmedas.
Demonios.
Rápidamente limpié mi rostro marcado por las lagrimas y miré a madre.
- Estoy bien madre, no te preocupes, solo estaba feliz de que padre creyera tanto en mí – mentí. Con una sonrisa en el rostro, mientras miraba a los ojos preocupados de mi madre.
El simple hecho de mentirle a Akio, quien estaba mostrando genuina preocupación por mí, me llenaba de culpa y una sensación de asco hacia mí mismo, pero, ¿Qué más podía hacer? No podía decirle que lloraba por mi familia de mi vida pasada. Creería que estoy loco, o algo mucho peor.
Luego de que madre se calmara, me dirigí a mi habitación a dormir.
Otra mentira. Me estoy volviendo bueno en esto.
Me recosté en mi cama, mirando una esquina de mi habitación, mientras los malos recuerdos me atormentan como es habitual.
Prometo que los cuidaré, no volveré a perder otra familia, por nada del mundo. No importa si debo ir contra Konoha o contra cualquier otra aldea, lo haré con gusto si eso significa que mis padres estarán a salvo. Pero para poder hacer eso, debo volverme poderoso. Las personas respetan a los que tienen poder, y si me mantengo como un niño débil, solo seré una marioneta dentro del escenario de alguien más.
Con una nueva resolución naciendo dentro de mí, cerré los ojos y soporté los recuerdos, esperando a quedarme dormido.
-Al día siguiente-
Me había despertado temprano, al menos lo suficiente como para ver a Aoki entrando a mi habitación con otra cubeta con agua.
- Buenos días – dije, mirando al intruso en mi habitación.
- Oye... buenos días hijo, ¿dormiste bien anoche? – dijo, obviamente nervioso.
- ¿Para que es el agua? – pregunté, ignorando su pregunta.
- Ah, ¿esto? Nada importante, en solitario... por favor no le digas a tu madre, ayer casi me ahorca por haberte despertado así – suplicó.
- Hmm... ¿Qué debería hacer? Decirle a madre y que te castigue por tratar de mojarme mientras estaba dormido, otra vez, o dejarlo pasar y hacer que mi querido padre me deba un favor... es una difícil decisión – fingí estar pensando, con una mano en la barbilla.
- Tch, maldito mocoso. Nunca creí que mi propio hijo me estaría extorsionando, y mucho menos que sería a esta edad. He caído increíblemente bajo, sensei estaría realmente decepcionado de mí – pude ver como una pequeña nube tormentosa se formaba encima de la cabeza de Aoki, mientras lloraba en un rincón.
¿Qué demonios? ¿esa cosa en verdad está allí? Siempre había creído que estas cosas solo eran del anime, nunca en mi vida había pensado que en verdad existían...
- Está bien, está bien, lo dejaré pasar. Por ahora.
- ¡Ese es mi muchacho, siempre apoyando a su padre! – su actitud dio un giro de 180° y ahora me abrazaba mientras me hacía girar.
¡Argh! ¡voy a vomitar!
- ¿Qué es todo ese ruido? – la voz de Akio se escuchó fuera de la habitación.
Una vez abrió la puerta, se encontró con su esposo girando con su hijo, mientras lo abrazaba y había un pequeño cubo con agua en el suelo.
- Emm... puedo explicarlo.
- Muy bien, hazlo.
El tono en la voz de madre era tan frio que pude ver como el agua en la cubeta se iba convirtiendo poco a poco en hielo.
- Genial... - murmuré.
Luego de que Akio metiera en la cabeza de Aoki a golpes la razón por la cual no debe despertar a un niño mojándolo, nos dirigimos al dojo a comenzar con nuestro entrenamiento matutino.
Es increíble como el jutsu de curación y un baño caliente pueden rejuvenecer tanto el cuerpo de alguien. No siento ninguna molestia por el entrenamiento de ayer.
- Muy bien Hideki, hoy comenzará el entrenamiento verdadero, ¿estás preparado para esto? – preguntó padre.
- Lo estoy – dije, una fuerte convicción reforzando mis palabras.
- Muy bien. Quiero 120 flexiones, abdominales y sentadillas, seguidas por una carrera que durará hasta que tus piernas ya no puedan sostenerte, luego de todo eso, seguiremos con el entrenamiento en tu estilo de pelea, ¿alguna duda?
Retiro lo dicho, no estoy listo, quiero irme con Akio.
- Esto es algún tipo de venganza por lo de madre, ¿cierto?
Él solo se encogió de hombros y me señaló que iniciara.
Tch, bastardo sádico.
