Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto, pero ya estoy preparando un plan malvado para conseguir los derechos... solo esperen...
N/A: Lamento la larga espera. Para serles sincero, tenía este capítulo casi terminado desde el miércoles, solo me faltaba agregarle algunas cosas, pero los exámenes no me dieron el tiempo suficiente para terminarlo.
- Hola - (persona hablando)
Hola (pensamiento)
Capítulo 7
Hmm… me siento fatal… como si un grupo de enanos hubieran hecho un complot para patear toda la maldita noche…
Abrí los ojos y miré a mi alrededor, me encontraba en una especie de bosque, podía escuchar el canto de las aves y ver los rayos del sol atravesar algunas hojas, así que supuse que era de día.
- Al fin despiertas, mocoso – gruñó alguien.
Rápidamente me levanté de un salto y saqué mis cuchillos del sello en mi mano. O así hubiera sido, si no me encontrara atado a un árbol y no sintiera mi chakra siendo retenido por algo, posiblemente un sello.
El brusco movimiento que hice al tratar de levantarme solo sirvió para que el dolor en todo mi cuerpo aumentara repentinamente.
¡Argh! Maldita sea, eso duele.
- Niño estúpido – murmuró la voz de antes.
Al mirar el lugar de donde provenía la voz, me paralicé. Sentado encima de unas rocas, mientras comía, se encontraba Kakuzu, sin su capa de akatsuki, dejando al descubierto sus extremidades cocidas y las marcas de lastimaduras recientes. A sus pies se encontraban los cuerpos de 3 Anbu y un hombre que parecía un civil.
- ¿Por qué…
La pregunta que estuve a punto de hacer fue interrumpida, debido a los recuerdos del día anterior que por fin llegaron a mi mente.
Si yo estoy con él, entonces mis padres… no… no, no, no, NO, NO, NO, ¡NO! ¡NO PUEDE SER! ¡SE SUPONE QUE LOS PROTEGERÍA! ¡NO PUEDEN ESTÁR MUERTOS! ¡ME NIEGO A ACEPTARLO!
Una rabia inmensa invadió mi cuerpo y solo me pedía una cosa. Sangre.
- ¡Hijo de perra! ¡Voy a matarte! – le grité al ninja renegado mientras trataba de soltarme del alambre que me mantenía contra el árbol.
- Oh vamos, acabo de liberarme de un imbécil que se la pasaba gritando lo mismo, no comiences a hacerlo tú también – se quejó.
- ¡Cierra tu maldita boca y suéltame para que pueda matarte! – volví a gritar.
- Tch, mocoso mal agradecido.
¿Mal agradecido? ¡¿MAL AGRADECIDO?! ¡¿DE QUÉ DEMONIOS DEBERÍA ESTÁR AGRADECIDO?! ¡¿DE QUE MATARA A MIS PADRES?! ¡¿DE QUE ME SECUESTRARA?!
- ¡¿DE QUÉ DEM…
Mis palabras fueron cortadas por un puñetazo en mi rostro por parte de Kakuzu.
- Cierra tu maldita boca si no quieres que te rompa todos los huesos del cuerpo una vez más – gruñó.
- Vete al diablo – le dije, antes de escupirle en la cara.
- Hmph, si no te necesitara en buen estado, ahora mismo no serías más que una pulpa sangrienta en el suelo. Y si no hubiera tomado el corazón de ese estúpido médico también – la última parte la murmuró.
¿Entonces es por eso que aún no estoy muerto? ¿Me necesita para algo? Hum… ahora que lo pienso, dijo algo sobre usarme para hacer dinero antes de noquearme, pero no estoy seguro de a que se refería.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por una nueva extraña criatura parecida a una planta carnívora que salió de un árbol.
¿Ese es Zetsu? Se ve más feo en persona…
- Kakuzu, ¿Qué demonios has estado haciendo? ¿Dónde está Hidan? – preguntó.
- Zetsu, ¿Qué haces aquí?
- Responde mi pregunta primero.
- Hubo un pequeño contratiempo durante nuestra última pelea, pero está solucionado.
- ¿Y Hidan? Además, ¿Qué pasa con el niño?
- Hidan está muerto – respondió Kakuzu, mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
- ¿Cómo que está muerto? Eso es imposible, es inmortal.
- No estoy del todo seguro, pero el padre de ese mocoso – me señaló – Usó una especie de jutsu suicida que desintegró una gran parte de donde estábamos luchando junto al cuerpo de su esposa y al cuerpo de Hidan.
- Tch, esto no le agradará a Pain-sama – murmuró Zetsu.
- Ahora dime, ¿Qué haces aquí?
- Venía a ver porque tú e Hidan se habían ausentado a otra reunión. Pain-sama no estará feliz con lo sucedido. ¿Al menos pudiste recuperar el anillo de Hidan antes de que muriera?
- No, tuve que hacer un kawarimi rápido con su cuerpo para no quedar dentro de la explosión.
- ¿No puedes dejar de matar a tus compañeros por una vez? – se quejó Zetsu – Tendré que volver a ese pueblo y buscar el anillo, es necesario para los planes de Pain-sama.
- Has lo que quieras, yo necesito moverme para terminar con esto rápido y luego presentarme ante Pain-sama antes de que decida asesinarme.
- Bien, pero Kakuzu, recuerda, ya has hecho enojar a Pain-sama 2 veces, es probable que la tercera sea la última.
- Como sea.
Kakuzu formó un clon de tierra y lo hizo levantarme.
- A todo esto, ¿para que necesitas al mocoso? – preguntó Zetsu.
- Este niño es mi gallina de los huevos de oro, me dará muchísimo dinero – respondió Kakuzu, con una gran sonrisa en el rostro.
- Dijiste lo mismo del último – señaló Zetsu.
- Ese era un idiota, solo tenía pocas habilidades de pelea y fue más como un testeo para saber qué tan difíciles serían los oponentes en ese lugar.
- Está bien, has lo que tengas que hacer y preséntate ante Pain-sama.
- Bien.
Luego de eso, Zetsu se hundió nuevamente en el árbol y desapareció.
- Muy bien, hora de que nosotros también nos movamos, solo faltan un par de horas para llegar y no quiero hacer esperar más a Pain-sama.
Antes de que pudiese decir algo, sentí como el clon envolvía todo mis manos y pies con sus hilos negros y me sacaba del árbol.
- ¿Harás esto de la manera fácil o de la manera difícil? – preguntó Kakuzu.
- Has que este bastardo me suelte y averígualo por ti mismo – gruñí.
- Entonces de la manera difícil – murmuró – Dale algo de comer para que no se nos muera de hambre, luego amárralo y tapa su boca, no necesitamos que esté gritando y pataleando durante todo el camino – le dijo al clon.
Al escuchar esto, trate de resistirme, pero no pude, ya que los hilos negros comenzaron a envolver completamente mi cuerpo, luego el clon metió algo en mi boca y la cubrió con más hilos. Las únicas partes de mi cuerpo que podía mover con libertad eran mi cuello y ojos.
- Muy bien, movámonos.
Kakuzu y su clon comenzaron a saltar de rama en rama, mientras yo trataba inútilmente de liberarme de los hilos negros que me tenían atrapado.
Durante nuestro "viaje", por así decirlo, aparecieron varios anbus con el símbolo de la hoja en sus máscaras, supuse que esa era la ayuda que Aoki había pedido a la aldea, pero no pudieron hacer absolutamente nada ante la abrumadora fuerza de Kakuzu, ya que los mataba a todos con suma facilidad.
Luego de varios intentos más de soltarme de los hilos, simplemente me resigné y dejé que me llevaran mientras comía por partes lo que ahora sabía que era pan en mi boca. Esperaría hasta que el clon se distrajera un poco y trataría nuevamente de escapar, pero hasta que eso pasara, simplemente me quedaría quieto y conservaría lo más posible la poca comida que el clon me había dado.
El viaje duró alrededor dos horas más. Si la posición del sol era la correcta, eran alrededor de las 6 de la tarde, para este punto ya habíamos llegado a una especie de ciudad portuaria y nos subimos al primer barco que Kakuzu encontró disponible.
Este lugar me recuerda vagamente a Nami no Kuni, pero se supone que el pueblo donde vivía estaba en la frontera con Kusa y Taki, y Nami supuestamente estaba cerca de Uzu y eso es en la misma dirección de Kiri, así que básicamente tendríamos que haber recorrido alrededor de un cuarto del país del fuego para llegar aquí, sin contar que tendríamos que haber pasado demasiado cerca de Konoha… *suspiro* supongo que pensarlo demasiado no servirá de nada.
- ¿A dónde desea ir? – preguntó un joven hombre sentado en el barco.
- El paraíso de los ricos – respondió Kakuzu, con voz seria.
El hombre sentado en el barco miró a Kakuzu con sospecha y luego volvió a hablar.
- No conozco ningún lugar con el nombre; El paraíso de los ricos. Así que por favor bájese de mi barco, señor.
- Tch, no juegues conmigo muchacho, he ido y vuelto de esa isla más veces de las que tu has estado en un barco, así que enciende esta cosa y comienza con el viaje o tendré que lanzarte al mar y usarla por mí mismo – gruñó el ninja renegado, mientras dejaba escapar un poco de su instinto asesino.
Si bien, desde que era pequeño desarrollé una especie de "resistencia" al instinto asesino, debido a que Aoki y Akio lo usaban con frecuencia para dar una orden a los anbus del pueblo o cuando venía un hombre de negocios y decía algo que molestara a alguno de los dos, nunca aprendí como utilizarlo. Liberar instinto asesino era un concepto extraño para mí, aunque Aoki me había enseñado una variación, que era la que usaba normalmente su padre, Tobirama, que era simplemente soltar el chakra y esparcirlo por el área. No era tan efectivo como el instinto asesino, ya que necesitabas unas reservas de chakra bastante grandes y que ese chakra sea lo suficientemente denso, pero era lo suficientemente bueno para mí, debido a que tenía casi todos los requisitos, solamente me faltaba que mi chakra fuera un poco más denso, pero eso se arreglaría con la edad.
Fue extrañamente divertido ver al joven sentado ponerse de pie tan rápido y encender el motor del barco.
- Por supuesto, señor – dijo el joven, mientras comenzaba a alejarse del puerto en dirección al mar abierto.
Ahora que lo pienso, ¿el paraíso de los ricos no era una isla en medio de la nada? Si mal no recuerdo, aparecía en los capítulos después de Shippuden, esos donde Sasuke era el protagonista. Hum… también recuerdo que, en esa isla, había una especie de coliseo donde los ricos hacían peleas clandestinas de niños y adolescentes con kekkei genkai… espera… oh, diablos…
Al darme cuenta de lo que me estaba en el futuro, comencé a retorcerme salvajemente en los brazos del clon.
- Quédate quieto maldito mocoso – gruñó el clon, mientras apretaba con más fuerza los hilos en mi cuerpo.
¡No pienso quedarme quieto cuando me están llevando a una isla llena de ricachones que pagarán para verme pelear contra otra persona en una arena como si fuéramos animales!
- Señor, si no le molesta mi curiosidad, ¿estaría mal al suponer que va al paraíso de los ricos a llevar a ese niño? – preguntó el barquero.
- ¿A qué otra cosa iría al paraíso de los ricos con un niño? – respondió Kakuzu.
- Buen punto – murmuró el joven.
Luego de varios intentos infructuosos de escapar, el clon había decidido apretar aún más los hilos alrededor de mi cuerpo y dejarme en el suelo del barco.
Bueno, es bastante obvio que no podré salirme de esto con facilidad, así que… ¿Qué se acerca del coliseo? Aparte de que es para ricos, y pelean personas con kekkei genkai. Mmm… creo que eso es todo… oh, espera, ahora lo recuerdo, también había un sujeto extraño con un dojutsu, y creo que una niña también, aunque no sé si estaban relacionados de alguna manera, pero lo único que se con certeza era que esos ojos podían hacerte explotar… si… suena a que la pasaré horrible en ese lugar…
Había pasado alrededor de una hora desde que salimos del puerto. El clon de Kakuzu había decidido levantarme sobre sus hombros una vez más y gracias a esto pude ver a los lejos una isla con enormes edificios que brillaban intensamente en la oscuridad. La vista frente a mis ojos me recordó un poco a las vegas, con la única diferencia de que en las vegas no había un coliseo de peleas clandestinas. Creo…
- Bueno, hasta aquí tengo permitido llegar señor – dijo el conductor del barco.
- Bien, entonces ya no me sirves – exclamó Kakuzu, mientras hilos salían de su brazo y empalaban al joven.
Pude ver como la vida se desvanecía de sus ojos y la sangre salía de su pecho. Una vez que estuvo muerto, el ninja renegado lo lanzó al mar y condujo el barco hasta la orilla de la isla.
Una vez llegamos, un grupo de sujetos con armaduras samuráis nos rodearon y desenvainaron sus espadas.
- Identifíquese y diga su motivo para venir – exigió uno de los sujetos.
- Soy Kakuzu y vengo a ver a Oyashiro. Ahora les diré esto una sola vez, o se apartan de mi camino o los mato a todos – gruñó Kakuzu.
Pude ver a todos los samuráis tensarse ante las palabras de Kakuzu y rápidamente todos se inclinaron en señal de respeto.
- Lo lamento Kakuzu-sama, Oyashiro-sama nos dijo que vendrías, aunque no creímos que sería tan tarde – dijo el samurái de antes.
Vaya, parece que Kakuzu es conocido aquí, aunque no debería sorprenderme, es un ninja loco adicto al dinero que vive desde la época del primer hokage, estoy seguro de que en algún momento tuvo que haber venido a ver el lugar. Pero… Oyashiro… ¿por qué me suena ese nombre? Hmm… ¡Oh! ¡Ya lo recuerdo! ¡Ese era el nombre del sujeto con el dojutsu!
- Tch, lo que digas, ahora llévame con Oyashiro.
- Por supuesto, por favor, sígame.
Por algún motivo nos habíamos desviado del camino que lleva a la enorme ciudad brillante en medio de la isla. Habíamos tomado uno que era rodeando la ciudad y se encontraba dentro de lo que parecía una montaña. El camino era un pasillo oscuro, húmedo y frio con antorchas cada varios metros. Una vez llegamos al final, el samurái de antes puso su mano sobre un sello y una de las paredes se abrió, dando paso a una arena de pelea rodeada por gradas llenas de personas con trajes caros.
- Vaya, Kakuzu, déjame decirte que me sorprendí al recibir tu mensaje de que vendrías al coliseo con un nuevo peleador luego del fracaso pasado – dijo un hombre.
- Oyashiro – gruñó Kakuzu.
- Entonces, ¿este es tu nuevo peleador? – preguntó Oyashiro mientras me miraba con curiosidad.
- Si, ahora prepara una pelea contra uno de los 10 – dijo Kakuzu.
Luego de decir eso, deshizo al clon y me dejó caer al suelo como si fuera una bolsa de basura.
¡Argh!, ¡Maldito bastardo!
- ¿Estás seguro que podrá contra uno de los 10? No parece un niño muy hábil, es demasiado joven y delgado, el ultimo que trajiste parecía mejor que este, aunque bueno, ambos sabemos cómo terminó eso – dijo Oyashiro, con una expresión burlona en su rostro.
Pude ver la molestia en los ojos de Kakuzu y esperé a ver como los hilos salían de su cuerpo y mataban al hombre en frente suyo, pero sorprendentemente no lo hizo.
- Tch, lo que digas, solo hazlo.
- Sabes que preparar un combate contra uno de los 10 requiere de un costo adicional, ¿cierto?
Kakuzu hizo una señal de mano y en una nube de humo, un maletín negro había aparecido en su mano.
- Allí está, ahora prepara el combate.
- Bien – suspiró Oyashiro mientras tomaba el maletín.
Hizo una señal con su mano libre y en un remolino de fuego un enorme hombre había aparecido. El hombre tenía la piel blanca, casi pálida, llevaba una túnica y pantalones grises, en su frente llevaba un pañuelo de color rojo y me miraba con molestia.
El sujeto me levantó del suelo con brusquedad y miró a Oyashiro en busca de instrucciones.
- Prepáralo para el combate.
El sujeto solo asintió y seguido de eso, pude sentir un fuerte golpe en la nuca. Lo último que vi antes de desmayarme fue la expresión divertida en el rostro de Kakuzu.
- ¡Mocoso! ¡Despierta! – gritó alguien.
Me desperté en alerta, luego sentí como me mojaban con agua fría.
- Maldita sea Aoki, ¿Cuántas veces harás esto? – me quejé mientras me quitaba el agua de los ojos para ver bien.
- ¿Quién demonios es Aoki?
…eh?
Miré hacia arriba, en la dirección de donde vino el agua, y pude ver al enorme sujeto de antes, parado a unos metros de mí y con una cubeta que aun goteaba agua en las manos. Estaba en un pasillo detrás de unas enormes rejas.
- ¿Quién eres? – pregunté.
- Tch, no te interesa mi nombre, ahora prepárate, eres el siguiente – gruñó.
- ¿De qué demonios estás hablando? ¿el siguiente para qué?
En ese momento recordé todo lo que había sucedido y como terminé ahí.
Oh, maldita sea, esto no puede ser cierto.
- ¡Abran la puerta! – gritó.
Luego de eso, pude ver como dos enormes puertas detrás de mí se abrían, dando paso a una luz increíblemente intensa y fuertes gritos.
- Cuanto ruido – me quejé.
- ¡Oye! ¡Muévete de una vez! ¡Te están esperando! – gritó el tipo de antes.
Sabiendo lo que me esperaba si salía de ese lugar, me alejé de las puertas y me negué a entrar.
- ¡Bien, entonces te obligaré a salir! – dijo el tipo, haciendo señales con las manos - Suiton: Suidan no Jutsu.
Luego de decir eso, un chorro de agua salió de su boca, lanzándome fuera de las puertas. Una vez estaba del otro lado de las puertas, las oí cerrarse detrás de mí.
Tch, maldito bastardo.
Escuché como los gritos aumentaban enormemente. Me puse de pie y traté de que mi visión se adaptara a las fuertes luces del lugar.
- ¡Damas y caballeros! ¡gracias a la petición de uno de los dueños de estos competidores, este será un combate especial! ¡será un combate a muerte! – se escuchó la voz de un hombre por todos lados.
Cuando mi visión por fin se adaptó a la luz, pude ver que estaba en una arena de pelea.
Si… esto no terminará bien para mí…
- ¡Competidores, las reglas son simples! ¡EL GANADOR SERÁ EL QUE SOBREVIVA!
La declaración de la voz hizo que todas las personas en el público comenzaran a gritar aun más fuerte que antes. Algunos se paraban de sus asientos y pedían sangre, otros simplemente miraban a la arena con el mismo deseo de sangre en sus ojos.
Malditos enfermos…
- ¡Oye! ¡niño! ¡¿Qué pasa?! ¡¿tienes miedo?!
Escuché la voz de alguien cerca de mí, entonces miré en su dirección. Era un adolescente de piel clara, con cabello corto y de color castaño atado en una cola de caballo. Sus ojos eran de color verde y no tenía pupilas. Llevaba puesto un chaleco de color amarillo oscuro con una camisa negra debajo y un pantalón gris.
- ¡¿Quién eres tú?! – pregunté.
- Soy Futsu, uno de los mejores peleadores de este lugar, pero ahora mismo, solo soy Futsu, tu asesino – exclamó con una voz arrogante.
¿Futsu? Hum… ¿ese no era el nombre del adolescente que pelea con Sasuke cuando entra aquí y quiere salvarlos? Si mal no recuerdo, este chico tiene el kekkei genkai de Futton, pero es todo lo que sé de él.
De repente, el llamado Futsu me lanzó un kunai. No se movía tan rápido como los que me lanzaba Aoki mientras entrenábamos juntos, pero era si lo suficiente como para que sea una molestia. Moví mi cabeza hacia un lado y dejé que el arma siguiera de largo y se incrustara en una pared.
- Je, parece que eres algo rápido, pero eso no será suficiente – dijo Futsu, aun con su tono arrogante.
La arrogancia de este idiota me está irritando. ¿Cómo se supone que alguien como él sea uno de los más fuertes de este lugar? Apenas puede lanzar un kunai de manera decente, y dudo que su kekkei genkai lo llevara tan lejos.
Futsu corrió en mi dirección y lanzó una rápida cadena de golpes, los cuales esquivé con algo de dificultad debido a que aún estaba algo aturdido por las luces, los gritos y el haber despertado hace unos pocos minutos.
- Tch, deja de moverte maldito mocoso – gruñó mientras se alejaba un poco y pasaba por varias señales de manos - ¡Futton: Kōmu no Jutsu!
Luego de eso, expulsó de su boca una espesa niebla que se acercaba en mi dirección.
Hmm, si mal no recuerdo, ese jutsu era uno que usó el Mizukage cuando Sasuke trató de matar a Danzo en la reunión de Kages. Esa maldita cosa podía derretir el susanoo, así que prefiero no saber que podría hacerle a mi cuerpo.
Instintivamente hice un kawarimi con el kunai que Futsu había lanzado antes y observé con mórbida fascinación como el arma se derretía rápidamente.
Vaya, parece que mi chakra ya no está sellado, eso hará más fácil esto.
- Oh, así que el mocoso sabe algunos trucos. Puede que esto sea interesante – dijo el adolescente mientras corría hacia mí.
Me asaltó con otra ráfaga de golpes, aunque esta vez no me centré en esquivarlos, sino en contraatacar.
Me agaché debajo de una patada y barrí su pierna de apoyo, haciendo que se cayera de espaldas, pero antes de tocar el suelo, agarré su pierna aun en el aire y lo lancé lejos de mí, usando chakra en mis brazos para una mayor fuerza. Antes de que pudiera estrellarse contra el suelo, se volteó en el aire y cayó de pie.
- Parece que también tienes algo de fuerza. Debo admitir que eres mejor que el antiguo peleador que Kakuzu-sama trajo aquí – dijo el chico.
Al oír el nombre de Kakuzu no pude evitar que algo de mi rabia saliera a la luz, después de todo, ese era el hombre que había matado a mis padres, me había secuestrado y ahora me hacía combatir en una arena de peleas clandestinas. Entrecerré los ojos al chico que me miraba con diversión y dejé escapar un pequeño gruñido.
- Oh, así que estás molesto con tu amo, pobre niño – se burló.
- Ese bastardo hijo de perra no es mi amo – gruñí.
- Lo que digas muchacho, no es como si me importara tu situación sentimental con tu amo, solamente déjame terminar con mi misión así puedo ir a comer algo – dijo, mientras se encogía de hombros.
- ¿De qué misión hablas? – pregunté.
- Morirás de todos modos, así que no veo razón para no decírtelo – respondió - Me dijeron que tendría que pelear y matar a uno de los esclavos de Kakuzu ya que mi compañero, el cual se encargaba de estos asuntos, no estaba disponible para hacerlo.
- Oh, así que tu misión era matarme… ¿estaría mal al suponer que Oyashiro te dio esta misión?
- Oyashiro-sama, maldito mocoso, no te atrevas a hablar de él como si lo conocieras – se molestó.
Parece que toqué un punto débil… esto será divertido.
- Vaya, lo siento, no sabía que eras un devoto seguidor del tipo albino que parece encargarse de estas peleas, lamento mucho mi falta de respeto ante tu amo – dije, con obvio sarcasmo en mis palabras.
- Tch, maldito niño idiota, Oyashiro-sama es una persona amable, nunca haría algo así. Ahora voy a matarte de la manera más dolorosa posible – gruñó.
Pero acabas de decir que te envió a matarme…
- Uy, ¿te enojaste? Por favor cálmate, tu querido Oyashiro-sama no querría verte así, seguro si actúas como el perro sumiso que seguramente eres, te recompensará con una galleta.
Mis palabras tuvieron el efecto deseado, ya que Futsu comenzó a correr hacia mí con clara locura en sus ojos.
Je, demasiado fácil.
Esperé a que el adolescente furioso se acercara un poco más y lancé una cadena de golpes que Aoki me había obligado a aprender como si fuera la palma de mi mano.
Derechazo e izquierdazo al centro del abdomen para dejarlo sin aire, luego un uppercut con todas mis fuerzas en la barbilla para levantarlo unos centímetros en el aire, seguido de eso, una patada giratoria en un lado de las costillas. Si el oponente no cayó con eso, debes lanzar un kunai o un jutsu mientras está aturdido.
Cuando terminé mi combo de golpes, Futsu había caído de espalda al suelo.
- Hugh, golpeas fuerte para ser un niño.
- Si te quedas en el suelo no te atacaré – dije, mirándolo levantarse.
- Je, ¿y dejar ganar al idiota que habló tan irrespetuosamente de Oyashiro-sama? ¡Jamás! Voy a matarte tal y como era mi misión desde un principio y luego le llevaré tu cabeza a mi amo como muestra de que soy un peleador útil y digno de ser su futuro guarda espaldas – exclamó.
Es lamentable ver lo que una devoción ciega puede hacerle a una persona…
*suspiro* - Lo que digas – dije, esperando el ataque de mi oponente.
Maldito seas Kakuzu, es tu culpa que me encuentre en esta situación.
Apreté con fuerza mis dientes, al pensar en que tendría que matar a alguien o antes de que pudiese hacer lo mismo conmigo.
- ¿No puedes simplemente rendirte? – pregunté una última vez.
- Ya quisieras – dijo, mientras pasaba por señales de manos.
Miré fijamente a los ojos a Futsu por unos momentos y luego comencé a pasar por mis propias señales de manos.
Al mismo tiempo dijimos;
- Futton: Kōmu no Jutsu
- Suiton: Teppōdama
Comencé a lanzar esferas de agua, una detrás de otra, mientras Futsu las inutilizaba con su niebla corrosiva. Hicimos esto durante un tiempo, hasta que me di cuenta de que no llegaríamos a nada así, entonces decidí ir por el plan B.
Hice otro conjunto de señales de manos y dije; Magen: Narakumi no Jutsu. Luego de eso, la niebla dejó de salir de la boca de Futsu y pude ver como sus ojos comenzaban a nublarse.
No creo que el genjutsu dure mucho tiempo, necesito ponerlo en una posición donde quede clara mi victoria.
Canalicé algo de chakra a mis piernas y corrí hacia el adolescente bajo la ilusión. Una vez estuve a su lado, salté y le lancé una fuerte patada a la cabeza, lamentablemente logró salir de mi genjutsu a tiempo para esquivar el golpe y contraatacar con su propia patada. Su pie impactó contra mi espalda y me mandó a volar.
Antes de caer de cara al suelo, utilicé mis manos para propulsarme hacia arriba y dar una vuelta en el aire, así cayendo de pie.
- Eso fue desagradable – murmuró Futsu.
- ¿Sería mucho pedir que te rindieses? – volví a insistir.
- ¡Eres una maldita molestia! ¡Ya te dije que no pienso rendirme! – gritó, mientras pasaba por un conjunto diferente de señales de manos - Suiton: Suidan no Jutsu – dijo, mientras un torrente de agua salía de su boca.
¡Maldita sea!
Corrí de un lado a otro esquivando el agua de mi oponente, mientras tanto, trataba de pensar en un plan para acabar con esta pelea.
Bien, veamos, solo se un jutsu de ataque, y los demás son defensivos. Hmm… podría intentar combinar alguno con el Teppōdama, pero no estoy seguro de que tan bien saldría eso, después de todo, nunca antes lo había intentado...
- ¡Ya deja de correr y pelea! – gritó uno de los espectadores.
Seguidos de él, hubo al menos otras 9 personas que me gritaron lo mismo.
- Tch, cierra la maldita boca bastardo – murmuré.
Está bien, creo que no tengo más opción que intentarlo. Espero que funcione.
Hice las señales del Teppōdama y lancé algunas esferas de agua. Futsu tuvo que cancelar su jutsu y moverse para no ser golpeado por las esferas de agua, aproveché ese momento de distracción para hacer más señales de manos y usar; Magen: Kokoni Arazu no Jutsu, en algunas de las esferas, haciéndolas invisibles.
Por favor que funcione, por favor que funcione.
Tal y como esperaba, Futsu no vio venir el ataque y fue golpeado en un costado por varias esferas de agua invisibles.
¡Ahora!
Utilicé chakra en mis piernas y corrí lo más rápido que pude en su dirección. En pocos segundos estuve a su lado y le di un fuerte puñetazo en el rostro, haciendo que cayera al suelo arrastrándose.
- No tomes esto personal, es la ley de la supervivencia – murmuré.
Antes de que pudiera levantarse, le di una patada cargada con chakra en el rostro, noqueándolo efectivamente.
Me dejé caer en el suelo, feliz de que esto hubiese terminado.
Bueno, al menos no tuve que matarlo, la cantidad de chakra que había en mis piernas no era lo suficientemente alta como para que la patada le arrancara la cabeza.
No me había dado cuenta, pero todos se había callado por alguna razón. Al mirar hacia el público, pude verlos observando en dirección de la puerta por la que había entrado, allí, parado y mirándome con una sonrisa en el rostro, estaba Oyashiro, seguido por el tipo de antes y otro aún más grande.
¿Es en serio? Vamos, acabo de terminar una maldita pelea, tengo hambre y estoy seguro de que, si intentara escapar, Kakuzu me detendría.
- Es bueno ver que el chico que trajo Kakuzu esta vez no es un inútil, pero… tu combate aún no ha terminado, ese chico sigue con vida, acabalo y reclama la victoria – exclamó, mientras levantaba los brazos.
- No voy a matarlo, ya está acabado, no hay necesidad de ir tan lejos – dije, mirándolo con cautela.
Este tipo tenía un dojutsu que podía hacer explotar a las personas, no debo tomarlo a la ligera, y esos enormes sujetos detrás suyo se ven fuertes.
- Este es un combate a muerte, lo que significa que uno debe morir, y el noqueado es el chico de allí, así que es tu obligación como su oponente, el matarlo y reclamar la victoria.
- Dije que no iba a hacerlo – gruñí con molestia.
- Si… Kakuzu me dijo que te negarías a hacerlo – suspiró, mientras se sacaba sus gafas – Deja que Oyashiro-sama te brinde un poco de ayuda – dijo, mientras se acercaba rápidamente a mí y ponía su mano sobre mi hombro.
Pude ver como sus ojos comenzaron a cambiar. Su esclerótica había tomado un color completamente rojo, el iris era de color negro y la pupila se había transformado en una barra horizontal de color blanco.
- Ahora, mátalo – murmuró en mi oído.
Pude sentir como mi cuerpo se ponía de pie sin mi permiso.
¿Qué demonios?
Traté de detenerme, pero era incapaz de hacerlo, traté de gritar, pero tampoco pude, era como si mi cuerpo ya no fuera mío. Me sentía una marioneta y este tipo era el marionetista que movía los hilos de mi cuerpo para que hiciese lo que él quisiera.
Vi como Oyashiro me daba un kunai y me señalaba a Futsu. Mi cuerpo comenzó a moverse robóticamente en la dirección del adolescente inconsciente.
¡No! ¡No lo hagas! ¡Detente maldita sea!
Una vez que mi cuerpo estuvo al lado del de Futsu, me arrodillé y clavé el kunai en el cuello del adolescente.
Podía sentir como el arma cortaba la carne y se clavaba profundamente dentro del cuerpo de mi oponente ya derrotado. La sangre comenzó a salir de repente, manchando mis manos y mi rostro. En algún momento había comenzado a temblar, al parecer ya había recuperado la movilidad de mi cuerpo, pero no me había percatado de ello.
Por alguna razón no podía apartar la vista del cuerpo sin vida de Futsu, era como una ventana al pasado que me mostraba lo que hice en mi anterior vida. No pude evitar que el recuerdo del antiguo yo haciendo lo mismo con otra persona apareciese en mi mente. Podía ver como la imagen de esa otra persona se sobreponía por encima de la de Futsu, era extraño, pero no sentía tristeza, ni remordimiento por lo que acababa de hacer, era más como un sentimiento de vacío. Era como si todas mis emociones hubieran muerto de repente, dejando atrás una gran calma.
- Te lo merecías… - murmuré sin darme cuenta.
- Vaya, parece que el chico de Kakuzu es tan despiadado como él – dijo Oyashiro con diversión clara en sus palabras.
Cuando por fin recuperé mis sentidos, me di cuenta de lo que había dicho y hecho. Traté de sentirme culpable, pero no podía, traté de sentir tristeza, pero no podía, traté de quitar las imágenes de mi cabeza, pero tampoco podía.
- Míralo bien chico, pasarás el resto de tu vida recordando esa imagen, la imagen de tu primera muerte – murmuró Oyashiro en mi oído.
Je… que broma más estúpida…
- No me toques – gruñí mientras golpeaba la mano que Oyashiro tenía en mi hombro.
Traté de atacarlo con un jutsu, pero fui detenido por los hombres que lo acompañaban.
- Tendré que enseñarte educación en algún momento, pero por ahora, disfruta de tu victoria, pequeño asesino – dijo, levantando los brazos para mostrarme al público vitoreando.
- Púdrete – dije, mientras le escupía.
*En otra parte*
- Je, te dije que el mocoso me daría dinero, ¿no, Zetsu? – dijo Kakuzu, mientras contaba los billetes de un maletín.
- Deberías estár más preocupado por la explicación que le darás a Pain-sama. No creo que esté feliz cuando le digas que encontraste una manera de deshacerte de Hidan, el supuesto hombre inmortal – respondió Zetsu.
- Ya se me ocurrirá algo, por ahora, disfrutaré de mi dinero ganado con tanto esfuerzo – exclamó, mientras cerraba el enorme maletín y se alejaba.
Zetsu se quedó unos segundos más, miraba al niño retenido en la arena por los hombres de Oyashiro.
- Esto podría interesarle a Tobi… - dijo, mientras se hundía en el suelo.
*Con Hideki*
Una vez terminaron los vítores de la audiencia, Oyashiro le hizo una seña a sus hombres para que lo siguieran y me llevaran con él. Caminamos hacia las puertas nuevamente y luego seguimos por unos pasillos fríos y húmedos que me recordaban al camino por el cual llegamos a este lugar. Oyashiro había dicho que íbamos hacia mi celda, pero estaba seguro de que eso no era todo.
- Muy bien chico, venciste a uno de los mejores peleadores del coliseo en un duelo a muerte, por ende, todas sus cosas son tuyas ahora.
Si ese adolescente era uno de los mejores, no quiero imaginarme como sería el peor…
- ¿Esto pasa siempre que vences a uno de los mejores? – pregunté, tratando de conseguir la mayor información posible de este lugar.
- Solo si lo vences en un duelo a muerte, si lo haces en un duelo normal, solo conseguirías un aumento en tu clasificación.
- ¿Clasificación?
- Si, los combatientes tienen clasificaciones, supuse que te darías cuenta debido a los números en las vestimentas.
Miré hacia abajo a la ropa que llevaba puesto.
Sinceramente no me había dado cuenta de que me había cambiado la ropa… esto es perturbador…
Me di cuenta de que la chaqueta que llevaba, tenía estampado el numero "58".
Hmm… el ahogado… esto debe ser algún tipo de broma…
- Cuando los demás combates terminen, recibirás una nueva chaqueta con el número "10" – dijo, mientras abría una puerta.
- ¿Tatsu era el número 10? – pregunté.
-Si, lo era.
- ¿Y qué beneficios te da tener una clasificación alta?
- Depende que tan alto sea, por ejemplo, Tatsu era el número 10 solamente, así que su único beneficio era tener una celda apartada del resto de combatientes, al igual que los otros 9. Por otro lado, el número 1, tiene una habitación bastante buena, con lo que desee en ella.
- ¿Quién es el número 1?
- Si mal no recuerdo, un chico no mucho mayor que tú que tiene el kekkei genkai de Hyōton, y es bastante hábil usándolo – respondió, con una mano en su barbilla y una expresión pensativa.
¿Hyōton? ¿Ese no era el kekkei genkai de Haku? Pero en teoría debería estar con Zabuza en este momento, aunque puede que haya más usuarios de Hyōton, ya que no estoy seguro de si las purgas de líneas de sangre comenzaron ya en Kiri. Aunque también puede que sea Haku, después de todo, Kishimoto nunca se molestó en explicar que hicieron Haku y Zabuza antes de conocer al equipo 7, aparte de correr de los anbu de Kiri y buscar sobrevivir.
- ¿Y los otros 8? – pregunté.
- El segundo es un amigo del chico Hyōton, es un usuario bastante hábil del elemento agua, y el tercero es el hermano de Tatsu.
Estoy jodido…
- Oh…
- Tranquilo, no creo que busque venganza.
- Ese "creo" no me convence.
Oyashiro solo se encogió de hombros y abrió otra puerta. Cuando pasamos por ella, había un gran pasillo iluminado por antorchas, con celdas del lado derecho e izquierdo. En todas había al meno personas que miraban a Oyashiro y sus hombres con claro odio en sus ojos.
- Tu celda está casi al final del pasillo – dijo, mientras ignoraba las miradas de los cautivos.
- Tengo una pregunta.
- Hazla.
- ¿Qué haré a partir de ahora? ¿pelear todos los días hasta que alguien me venza o me mate?
- Muy resumidamente, sí.
Tch, supuse que sería algo así.
- ¿Y qué gano si venzo a mis oponentes?
- Nada, solo seguir con vida. Por otro lado, Kakuzu se llenará cada vez más y más de dinero con cada victoria tuya, después de todo, las personas suelen apostar por sus propios peleadores, así que Kakuzu solo debe apostar por ti y esperar a que ganes para que un maletín lleno del dinero de las apuestas lo esté esperando en la recepción.
Eso explica porque me quería traer a este lugar. Tch, el bastardo me está usando como su generador de ingresos.
Parece que mi molestia se mostró en mi rostro ya que Oyashiro volvió a hablar.
- Oh, vamos, no te molestes con él, mira el lado bueno.
- ¿Qué lado bueno?
- Pues… si algún día sales de este lugar, serás alguien fuerte – se encogió de hombros.
- ¿Hay posibilidades de que salga de este lugar?
- Solo si tu amo así lo quiere.
Es una broma, ¿cierto? Ese bastardo jamás dejaría que su fuente de dinero se fuera.
- Llegamos – dijo Oyashiro, mientras uno de sus hombres abría una celda.
La celda parecía la típica cámara de tortura que podrías encontrar en la dungeon de algún MMORPG. Sus puertas eran gruesas barras de acero que se habrían hacia afuera, por dentro era algo pequeña, estaba completamente hecha de ladrillos de piedra, estaba iluminada por lo que parecía un sello en la parte superior y solo había una cama hecha de piedra lisa con una almohada que parecía más dura que la misma cama y un retrete. Al lado de la cama había una especie de caja cubierta por una sábana oscura, supuse que allí estaban las cosas de Tatsu, así que no le presté demasiada atención.
Este lugar es… lúgubre, asqueroso, frio, húmedo, vacío y… bueno, al menos puedo destacar que es solo para mí…
- Muy bien, dentro de unas horas vendrá uno de estos muchachos para enseñarte como llegar al comedor y las duchas, puedes usar la ducha durante las noches, pero no lo haría si fuese tú, algunos de los peleadores aquí pueden ser… creativos… por llamarlo de alguna manera.
- ¿A qué te refieres?
- Créeme, no quieres saberlo – respondió con una extraña sonrisa en el rostro.
- Okey…
- Bien, seguramente nos volveremos a ver, así que trata de no matar a nadie fuera de los combates a muerte, aunque bueno… nadie sigue esa regla… - la última parte la murmuró mientras cerraba la celda.
Hmm, ahora que lo pienso, Oyashiro fue demasiado amable conmigo, si quitamos la parte donde me obligó a matar a alguien y les ordenó a sus hombres que me llevaran como si fuera alguna especie de prisionero ultra peligroso. También estuvo dispuesto a responder a todas mis preguntas… esto no me gusta… siento que quiere algo de mí y eso me deja una sensación bastante incómoda.
Caminé por toda la celda, buscando algo que pudiera ayudarme a escapar de ese lugar, aunque obviamente no encontré nada, las paredes del lugar eran completamente sólidas, traté de usar chakra en mis manos para romperlas a golpes, pero sentía que estaba siendo restringido por alguna razón, como cuando tenía mi chakra sellado.
Oh vamos, no de nuevo.
Me senté en la "cama" y acerqué la caja con las cosas de Tatsu para ver si tenía algo que pudiera serme de utilidad.
- Muy bien, veamos que tenías – murmuré mientras quitaba la sábana y la ponía al lado de la almohada.
En la caja no había mucho, solo un par de kunais, shurikens, algo de alambre, una foto de un Tatsu más joven junto a una mujer, ropa vieja y una especie de diario personal.
Hum… nada interesante…
- ¿Qué demonios se supone que haga en este lugar? Aparte de pelear con personas que posiblemente querrán mi muerte solo para subir al puesto número 10 – suspiré - ¿Qué tan malas serán las otras celdas para que personas quieran subir a este puesto? Después de todo, mi único beneficio es una celda únicamente para mí, pero tampoco es un lujo que digamos…
Miré el sello de luz en el techo por unos segundos y luego me paré.
Supongo que acostarme hasta que vengan los hombres de Oyashiro no servirá de nada, bien podría utilizar mi tiempo aquí para volverme el típico protagonista super op que solo debe entrenar durante un episodio para volverse prácticamente un dios. O también podría quedarme allí y no hacer nada, unas vacaciones no estarían mal… hum… Aoki estaría molesto conmigo si estuviera aquí y pudiese escuchar mis pensamientos… aunque seguramente no haría nada por miedo a molestar a Akio.
Una sensación de angustia comenzó a llenar mi cuerpo al recordarlos.
Lo lamento, Akio, Aoki, prometí que los protegería, pero no hice más que correr y esconderme como un cobarde a la hora de la verdad… al menos me hubiera gustado despedirme de ustedes, decirles lo importantes que eran para mí, tal vez tratar de buscar una forma en la que no tuvieran que morir en sus misiones y pudieran volver conmigo para que siguiéramos siendo una familia feliz… pero ya no importa, nada de eso será posible por culpa de esos malditos bastardos de Kakuzu e Hidan… ya que no pude cumplir con mi promesa de protegerlos, déjenme hacerles una nueva.
- Les prometo que saldré de este agujero, encontraré a Kakuzu y lo mataré de la forma más cruel y agonizante posible. No descansaré hasta que sus muertes sean vengadas – murmuré.
Me levanté de la cama y comencé a hacer mi rutina de entrenamiento mientras esperaba a los hombres de Oyashiro.
Algún día Kakuzu… te prometo que algún día aplastaré todos y cada uno de tus corazones en frente tuyo mientras agonizas de dolor…
Nami (o Nami no Kuni): País de las Olas
Uzu (o Uzushiogakue): Aldea Oculta del Remolino
Kiri (o Kirigakure): Aldea Oculta de la Niebla
Kekkei Genkai: Límite de Línea de Sangre
Suiton: Suidan no Jutsu: Elemento de Agua: Jutsu Bala de Agua
Suiton: Teppōdama: Elemento de Agua: Disparo
Futton: Kōmu no Jutsu: Elemento de Ebullición: Jutsu de Niebla Corrosiva
Hōyton: Elemento de Hielo
