Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto.
- Hola - (persona hablando)
Hola (pensamiento)
Capítulo 12
Podía sentir un olor extraño, era nostálgico hasta cierto punto, aunque no podía distinguir que era, al menos hasta que lo oí, eran un sonido que jamás olvidaría, eran los sonidos de las olas del mar rompiendo contra las rocas.
Abrí los ojos para saber qué era lo que estaba pasando. Pude ver un hermoso cielo celeste con pocas nubes. No entendía que era lo que estaba pasando y al recordar lo que había llamado mi atención comencé a mirar a mi alrededor.
A mi derecha pude ver un extenso mar, junto a él había enormes rocas contra las que chocaban las olas. Miré donde estaba sentado y me di cuenta de que era arena. Agarré un poco con mi mano y la acerqué a mi nariz. La textura era la misma, el olor también. Me puse de pie y me acerqué al agua, metiendo un pie en ella. La sensación de frio y el agua tocando mi piel confirmaron que esta era agua verdadera.
Que nostálgico…
Este lugar me recordaba vagamente a la playa que se encontraba cerca de mi hogar en mi antigua vida.
Comencé a mirar a mi alrededor y solo encontraba grandes palmeras rodeando la orilla de la playa. Por curiosidad más que nada, me adentré en medio de todas las palmeras y al final pude ver una pequeña casilla de madera. Sin pensarlo demasiado, caminé hacia ella.
Al llegar a la casilla, golpeé un poco la puerta principal.
Espera, ¿dónde demonios estoy? ¿por qué demonios estoy golpeando la puerta? ¿qué está pasando? ¿dónde están todos? ¿qué pasó con los shinobis que entraban al coliseo?
Esas y varias otras preguntas comenzaron a formarse en mi mente, pero había una que sobresalía entre todas ellas.
- ¿Estoy muerto? – murmuré.
- No aún.
Escuché la voz de alguien en frente de mí y rápidamente salté hacia atrás, dejando un amplio espacio entre los dos. Cuando miré a la persona que había hablado me paralicé. Conocía a esa persona, la conocía demasiado bien.
…eh?
- Hola.
- ¿Quién eres? – pregunté, desconcertado.
- ¿Ya no te reconoces a ti mismo? Parece que vivir entre ninjas tuvo un gran impacto en tu mente.
En frente mío se encontraba… bueno, yo, o mi antiguo yo al menos. Era un clon idéntico de mí antes de morir.
- ¿Por qué me miras como si fuese un fantasma? Vamos, entra, tenemos que hablar.
El clon de mí mismo volvió a entrar a la casilla y dejó la puerta abierta. Con cautela me acerqué y entré. La puerta se cerró bruscamente detrás de mí una vez que estuve dentro y desapareció como si nunca hubiese existido en primer lugar. Por dentro el lugar era bastante simple. Una mesa medianamente grande, varias sillas, un sofá, una cama, cocina y baño. En la mesa había una tetera y dos pequeñas tazas con té en ellas.
- Por favor, siéntate, tomemos una taza de té.
- No, gracias, estoy bien así, ¿podrías decirme quién eres y dónde estamos? – pregunté.
- Ya respondí tu primera pregunta.
- No puedes ser yo, ¿cómo puedes serlo si yo estoy aquí?
- No soy exactamente tú, soy una personalidad creada por tu subconsciente. Fui diseñado específicamente para conservar todos esos recuerdos de tu vida pasada que simplemente no quieres aceptar.
- ¿Recuerdos que no quiero aceptar?
- Si, como el de que eres un asesino.
- Asesino…?
- O el de que tú empujaste a ese niño al agua en primer lugar.
- ¿De qué estás hablando? Yo no he empujado a nadie al agu…
No entendía de que estaba hablando este sujeto, pero no me gustaba a donde iba toda esta conversación.
En ese momento un recuerdo vino a mi mente.
*Inicio de flashback*
Era de noche en la ciudad costera y el cielo estaba iluminado por cientos de fuegos artificiales, lo cual era normal para estas fechas, después de todo, era navidad, una fecha festiva.
El muelle estaba repleto de personas que miraban con alegría asombro el espectáculo de luces en el cielo, pero había alguien entre todos ellos que no estaba mirando los fuegos artificiales. Un hombre alto, de pelo negro con un saco del mismo color que su cabello y una bufanda alrededor de su cuello… era yo. Había estado caminando sin rumbo por la ciudad luego de haber terminado de cobrar mi merecida venganza contra el sujeto que había destruido mi familia, que había destruido mi vida, pero por alguna razón me sentía… vacío. No estaba feliz, no estaba triste, no estaba satisfecho, no sentía nada. De alguna manera había terminado en el muelle de la ciudad. Era un lugar hermoso, lleno de juegos para niños y adultos, muchas luces de colores, varios puestos de comida, y en épocas como estas, muchas familias. Muchos padres con sus hijos, muchas parejas, muchas personas con sus amigos, y yo… estaba solo, la única razón que tenía para vivir había muerto entre mis frías manos.
- Supongo que ya no queda nada para mí… - suspiré.
Caminé cerca de la barandilla que daba lugar a una larga caída antes de llegar al agua fría de invierno.
No estaba prestando atención a las personas a mi alrededor, por lo que no vi a un niño de tal ve años sentado en la barandilla mirando los fuegos artificiales. Cuando pasé por su lado sentí como algo agarraba mi saco y al mirar que era, pude ver al niño resbalarse y caerse hacia atrás, hacia al agua, hacia el agua prácticamente congelada de invierno.
- ¡HIJO!
El repentino grito me sacó de mis pensamientos y antes de que me diera cuenta, ya había saltado sobre la baranda hacia el agua.
Una vez que toqué el mar una increíble sensación de frio invadió todo mi cuerpo, pero no le presté demasiada atención y me sumergí en el agua en busca del niño que había caído. No lo encontraba por ninguna parte, hasta que salí a la superficie y pude ver los frenéticos movimientos de algo por el rabillo de mi ojo, rápidamente comencé a nadar hacia el niño que luchaba por no ahogarse y lo sostuve entre mis brazos. No podía ver bien su apariencia debido a la falta de luz debajo del muelle, pero pude distinguir su lacio cabello blanco y sus ojos increíblemente azules.
*Fin del flashback*
- Parece que te has dado cuenta – señaló con una sonrisa en el rostro.
- No… debes estar equivocado… el niño cayó y yo simplemente salté para ayudarlo.
- ¿Estás seguro de eso? Porque yo recuerdo claramente como empujaste a ese niño y luego te hiciste el aturdido para luego saltar como idiota al agua y tratar de ayudar al mocoso.
- Estas equivocado…
- ¿Lo ves? Recuerdos que simplemente no quieres aceptar.
- ¡Obviamente no lo quiero aceptar! ¡Estás diciendo que maté a un niño!
- ¿Qué no es lo que has estado haciendo desde que llegaste al coliseo? Matar niños. Matar adolescentes.
Sabía que lo que estaba diciendo era cierto, pero no podía aceptarlo.
- Hice lo que tenía que hacer para sobrevivir – murmuré.
- Ambos sabemos que eso no es cierto – respondió, levantándose de su asiento y caminando en mi dirección – Ambos sabemos que no lo hacía por supervivencia, porque si ese fuese el caso podrías haberlos noqueado y la pelea terminaría, ya que no todos tus combates fueron a muerte, ¿o estoy mal?
En algún momento de la conversación, mi antiguo yo comenzó a caminar a mi alrededor.
- Vamos, Hideki – dijo el nombre como si fuera una burla – Admítelo, eres un asesino, y no solo eso, eres un asesino de niños.
- ¡Si no lo hacía Oyashiro me habría obligado! – me defendí.
- Es porque eres débil. Eres débil Hideki, tanto como lo fuiste en tu vida pasada, ¿por qué crees que murieron nuestros padres? Porque fuiste débil al intentar protegerlos, ¿Por qué crees que murieron tus padres en esta vida también? Porque fuiste débil. Fuiste débil, eres débil, y siempre lo serás Hideki, no hace falta que lo niegues, yo lo sé, después de todo, soy tú.
- ¡CÁLLATE!
Me giré traté de darle un puñetazo, pero no podía moverme, sentía que mi cuerpo estaba siendo retenido por algo. Al mirar abajo me di cuenta de que estaba cubierto desde la cabeza hasta los brazos en un grueso cristal rosado.
- ¿Qué demonios?
- Eres débil Hideki.
Escuché las palabras en mi oído como si alguien las hubiera susurrado. Miré hacia atrás y vi a Kaede en el lugar de mi antiguo yo.
- Eres débil, por eso pude derrotarte tan fácilmente.
- Es mucho decir para alguien que huyó cuando vio que las cosas se pusieron difíciles – escupí.
- Al menos no fui apuñalado en todo el cuerpo por cristales, ni quedé medio muerto al alcance de los shinobis, ¿y quieres que te diga por qué? Porque soy fuerte, no como tú.
- Cierra tu maldita boca y sácame de aquí.
- Yo no críe a un hijo que necesitara pedir las cosas que podría hacer por sí mismo si tuviese la fuerza necesaria.
Me paralicé al escuchar esa voz. ¿Cómo no hacerlo? Si era la voz de mi padre.
En frente de mí, como por arte de magia, se materializó Aoki, con la vestimenta que usaba la última vez que lo vi y un enorme agujero en el corazón.
- A… Aoki…
- Mírate allí, atrapado en un cubo de cristal rosado. Me decepcionas Hideki, esperaba más de ti, esperaba más de mi único hijo, pero terminaste siendo un debilucho sin solución.
- No… esto no puede ser real… Aoki nunca me diría algo como eso.
- No lo diría, pero nada te asegura que no lo pensara – susurró alguien en mi oído.
Desde detrás de mí salió Akio, con una sonrisa torcida en el rostro.
- Madre…
- No me llames así. No eres mi hijo, solo un asqueroso hombre sin motivos para vivir que tomó el cuerpo de mi amado Hideki – gruñó.
- Eso…
- ¿Eso no es cierto? – me interrumpió Aoki – ¿Eso es lo que ibas a decir? Si no fuese cierto entonces ilumíname, ¿dónde demonios está nuestro verdadero hijo y quién eres tú?
- ¡Yo soy su hijo!
- ¡No eres nuestro hijo! – gritó Akio mientras me abofeteaba - ¡Nuestro hijo no sería alguien tan débil que simplemente abandona a sus padres cuando están en problemas!
- ¡Nuestro hijo no sería tan débil que se dejaría apuñalar por la espalda por una adolescente domada por su ira!
- ¡Nuestro hijo no sería tan débil para depender emocionalmente de la primera niña que le muestra un poco de compasión!
Las palabras se sentían como puñales en mi corazón. No porque dolieran en realidad, sino porque eran verdaderas. Era débil. No era digno de llamarme a mí mismo su hijo.
- ¿Ahora lo ves Hideki? Estas son las verdades que te niegas a aceptar. Estas son las verdades con las que yo debo cargar, ¿y para qué? ¿para que una maldita adolescente te mate como si fueras un cerdo? ¿para qué vivas matando niños para satisfacer a estúpidos adinerados que solo desean ver sangre? ¿para hacer de cuenta de que nada de esto existe? ¿para negar mi existencia? ¿para negar tu verdadera naturaleza?
- Mi verdadera naturaleza…?
- Si Hideki, tu verdadera naturaleza. ¡Tu! ¡Eres! ¡Un! ¡Asesino! Y nada de lo que digas, pienses o trates de ocultar podrá negar ese hecho.
- …
- ¡Vamos! ¡Niégalo! ¡Di que me equivoco! ¡Qué hiciste todo eso para sobrevivir y no porque sientes alguna clase de placer perverso al sentir la sangre de otros en tus manos!
¿Será que lo que dice es verdad? ¿en verdad soy así? ¿en verdad soy un monstruo que asesina por placer y no para sobrevivir?
En ese momento sentí un escalofrío pasar por mi cuerpo, no le di importancia ya que mis pensamientos eran más importantes en ese momento, o al menos hasta que sentí el escalofrío volver. En ese momento decidí mirar a mi alrededor en busca de algún lugar por donde entrara aire, hasta que recordé algo importante.
Estoy encerrado en cristal, ¿cómo puedo tener frio?
De la nada las cosas comenzaron a moverse, como si hubiera un terremoto o un temblor, luego sentí el escalofrío volver, pero potenciado 10 veces.
- Vaya, parece que nuestro tiempo juntos terminó por el momento.
- ¿A que te refieres? – pregunté.
Él solo señaló a una esquina de la habitación. Al mirarla me di cuenta de que había una especie de grieta en la pared de donde entraba una intensa luz blanca.
- ¿Qué es eso?
- Espero que volvamos a vernos nuevamente, Hideki.
- ¿Eh? Espe…
Antes de que pudiera decir algo, mi clon había desaparecido y me encontraba solo. Podía oír como el cristal que me mantenía prisionero comenzaba a agrietarse, entonces hice fuerza y terminé de romperlo.
Sentí como todo debajo de mí se movía incontrolablemente y antes de que me diera cuenta, la grieta en la pared se había extendido y ahora abarcaba casi todo el lugar, llenando así la habitación con una intensa luz blanca que me estaba dejando ciego, así que cerré con fuerza los ojos y esperé a que la luz se fuera.
Una intensa sensación de dolor invadió mi cuerpo de repente. Se sentía como si todo mi cuerpo estuviese siendo derretido en lava, luego sentí como si una corriente eléctrica pasara a través de mi cuerpo. Traté de gritar, pero no podía, traté de moverme, pero tampoco podía, era como si mi boca y cuerpo estuviesen siendo retenidos por algo. Solo me quedaba morder con fuerza y tratar de resistir lo que me estuviese pasando.
A la lejanía podía escuchar a alguien gritar, aunque no entendía lo que estaba diciendo, pero cada vez que escuchaba la voz la sensación de electricidad recorriendo mi sistema nervioso volvía, cada vez con mayor fuerza. Llegó al punto en el que sentí que estaban a punto de freír mi cuerpo con electricidad, el dolor era tan grande que no podía evitar gritar de dolor, aunque por alguna razón mi grito no se escuchaba.
- ¡Una vez más!
¿Eh? ¿de quién es esa voz?
Cuando la sensación de electricidad volvió a pasar por mi cuerpo, esta vez con mucha más potencia que las veces anteriores, instintivamente abrí los ojos y grité aún más fuerte.
- ¡AHH!
Lancé un puñetazo hacia adelante y pude sentir a mi puño impactar contra algo, pero no le presté atención ya que tuve que cubrir mis ojos con mis manos para no quedar ciego por la repentina luz en frente de mi cara.
- ¡Hideki!
Antes de que pudiese hacer o decir algo, pude sentir como algo impactaba contra mi cuerpo y me tiraba de espaldas al suelo. Al mirar bien lo que era, pude ver una familiar cabellera roja apoyada contra mi pecho.
- ¿Kaori?
- ¡Hideki! ¡Dios mío Hideki! ¡Estás con vida!
¿Con vida? ¿de qué está hablando? ¿por qué creía que no estaría con vida?
- ¿De qué hablas? ¿qué está pasando? ¿dónde estoy?
- Kaori-san, creo que sería mejor si dejaras a Hideki levantarse.
Escuché una voz familiar a mi lado y al mirar me di cuenta de que era Haku. Parecía bastante maltratado, su ropa estaba toda rasgada y su rostro tenía una nueva cicatriz en su mejilla derecha.
- ¿Haku?
- Es bueno ver que estás bien, Hideki-kun – respondió el adolescente, con su sonrisa siempre presente.
- ¿Qué te sucedió? Te ves horrible – señalé.
- Podrías haberte ahorrado ese último comentario, Hideki-kun.
Podía ver como una de las cejas del adolescente comenzaba a temblar de irritación.
- Lo siento – dije, rascando mi nuca con vergüenza.
- No importa, Hideki, necesito saber si puedes ponerte de pie.
- ¡Claro que no puede! ¡Acaban de hacerlo despertar, déjalo descansar un momento!
El grito repentino de Kaori me recordó que aún estaba sobre mi pecho.
- No tenemos tiempo para dejarlo descansar, necesitamos movernos ahora mismo si no queremos ser capturados por los shinobis de Kumo o los hombres de Oyashiro.
Vi a Suigetsu materializarse detrás de Haku como si siempre hubiese estado allí.
- ¿Shinobis de Kumo? – pregunté.
- No tenemos tiempo para explicar todo, pero los shinobis de Kumo entraron al coliseo y se están llevando a todos los espectadores y luchadores. Ahora mismo estamos encerrados en las duchas esperando a que Kaori-san haga una salida para todos nosotros, pero dijo que no haría nada hasta que despertaras.
Bueno… eso es mucho para asimilar…
- ¿Espera como que todos?
Por primera vez desde que abrí los ojos me di cuenta de que había al menos otras 10 personas en el lugar.
- Estos son niños secuestrados por Oyashiro desde Kirigakure, los estamos llevando de nuevo a casa. Y ese que está allí – señaló a un adolescente bastante molesto frotando su mejilla – Es a quien golpeaste cuando despertaste.
En ese momento recordé la sensación de mi puño impactando con algo en el momento de abrir los ojos.
- Oh… lo siento – le dije al adolescente.
- Lo que sea – se quejó.
- Muy bien, ahora que estás al tanto de la situación, tenemos que movernos – insistió Suigetsu.
- Está bien.
Traté de levantarme, pero mi cuerpo se sentía débil y cuando traté de pararme sobre mis pies los músculos de mis piernas dejaban de responder y simplemente caía sentado.
- Oye, no te esfuerces demasiado, acabas de curarte – se quejó Kaori.
- ¿Curarme? – pregunté.
Ella solo señaló mis piernas y cuando las miré pude ver enormes cicatrices tanto en mis piernas como en mis pies. En ese momento recordé lo que había pasado.
Oh… cierto… básicamente fui crucificado… ¡Espera!
Rápidamente me arranqué del pecho los restos de mi camisa y miré con asombro la enorme cicatriz en medio de mi estómago, luego miré mis manos y también vi cicatrices en ellas.
- ¿Cómo demonios sigo con vida? Recuerdo que Kaede me clavó su espada en medio del estómago y luego me clavó varias lanzas en todo el cuerpo.
- Nosotros tampoco lo sabemos, pero cuando te sacamos de la arena tus cicatrices más leves ya estaban sanadas, solo tuvimos que centrarnos en el agujero en tu estomago que no parecía estar sanando tan rápido como el resto de tus heridas – dijo Haku.
- Vaya… gracias.
- No hay de que, pero en serio, necesitamos movernos.
- Ven, te cargaré – dijo Suigetsu de repente.
Vi con asombro como el adolescente tomaba una de las botellas con agua en su cintura y la bebía completamente, luego hizo una señal de manos y sus brazos aumentaron enormemente de tamaño, volviéndolos completamente musculosos.
- Genial… - murmuré.
- Lo sé, soy genial, pero ahora sube así podemos marcharnos.
Me puse de pie con la ayuda de Haku y Kaori y me apoye en la espalda de Suigetsu, el me levantó desde las piernas e instintivamente crucé mis brazos en su cuello para sostenerme.
- Bien, vámonos.
Kaori se acercó a una pared y puso sus manos sobre ella. Aun desde encima de la espalda de Suigetsu pude sentir como todo el lugar temblaba.
Luego de unos minutos, un enorme agujero se abrió en la pared.
- Entren rápido antes de mi control sobre esto se resbale y terminemos enterrados en este lugar – exclamó la niña.
Todos hicieron caso sin cuestionar y entramos en el agujero. Una vez que todos estábamos dentro pude sentir como si nos estuviéramos elevando, fue algo desorientador al principio, pero me acostumbré fácilmente, se sentía como usar un elevador por primera vez.
No estoy seguro de cuánto tiempo estuvimos aquí dentro, pero se sintió una eternidad.
Tuvimos que detenernos de vez en cuando para que Kaori pudiese descansar del enorme esfuerzo en el que estaba poniendo a su cuerpo.
- Muy bien, este es el último tramo, prepárense porque puede que sea desorientador.
Escuché la cansada voz de mi amiga advertirnos mientras volvía a poner sus manos en la pared. Pude sentir como comenzábamos a movernos nuevamente, pero a una velocidad superior a la anterior. Comencé a escuchar sonidos raros y al mirar hacia arriba pude ver como si pequeños rayos de luz estuviesen saliendo desde el techo encima de nosotros, cada vez nos acercábamos más a ellos y una especie de sensación extraña comenzó a formarse en mi estómago.
- Oye, Kaori, ¿cómo piensas atravesar el techo? – pregunté.
- ¡Cubran sus cabezas!
…eh?
Antes de que pudiésemos preguntar a que se refería, pude ver como un muro de hielo se formó sobre nuestras cabezas y segundos después escuché un fuerte golpe. Repentinamente el movimiento se detuvo y fui cegado por una intensa luz brillante.
Pasaron varios segundos antes de que pudiese ver algo, pero cuando por fin pude, no pude evitar maravillarme ante el paisaje a mi alrededor. Estaba en una hermosa pradera cubierta de flores de distintos colores, detrás de nosotros se podían ver los enormes edificios humeantes de la ciudad por encima del coliseo y por delante, más allá de las flores, se encontraba el mar. La única cosa que parecía fuera de lugar era el área sin vegetación y hecha de roca solida en donde estábamos parados
- Es hermoso… - murmuró Suigetsu.
Podía ver la felicidad en sus ojos tan clara como el agua.
Hasta ese momento no me había percatado de que todos a nuestro alrededor vitoreaban y lloraban de felicidad, supuse que era normal, después de todo, quien sabe cuándo fue la última vez que vieron la luz del día y no los de una bombilla de luz.
- ¡Muchas gracias, Kaori-san!
Podía ver como todos comenzaron a agradecerle a Kaori por haberlos sacados de ese horrible lugar. La vergüenza era clara en el rostro de la niña, lo cual me pareció bastante divertido.
- ¡Muy bien!
La voz de Haku hizo que los agradecimientos a la niña se detuvieran por el momento.
- ¡Aun no hemos terminado de escapar, todavía estamos al alcance de los ninjas de Kumo y los hombres de Oyashiro! ¡Necesitamos movernos hacia el mar, allí nos estarán esperando los hombres de Mei-sama para llevarnos a nuestro hogar!
¿Eso significa que ya habían planeado todo esto? Y mencionó a Mei, lo que significa que Haku está trabajando para la facción rebelde de Kiri, lo que por asociación implica a Zabuza trabajando para los rebeldes de Kiri… ¡Espera! Si voy con él, ¿eso significa que terminaré en medio de la guerra civil de Kiri? Oh, vamos. No quise volver directamente a Konoha para no involucrarme en su guerra con Iwa y las otras naciones, ¿y ahora tendré que ir a una guerra civil? Maldita sea Haku, debiste haber empezado por esa parte cuando dijiste lo de que los ninjas invadieron el coliseo. Aunque bueno… si tuviera que elegir entre estar en una guerra a escala mundial o en una guerra civil, sinceramente preferiría no ir a ninguna, pero como no tengo otra opción, prefiero ir a la civil…
Mi reflexión mental fue cortada por una mano en mi espalda. Al mirar quien era, me encontré con la mirada de preocupación de Kaori.
- ¿Sucede algo? – pregunté.
- Quería saber si estabas bien, ya sabes, casi mueres allí atrás y ahora estas parado como si nada, además parecía estar pensando profundamente en algo.
Claro, ella no sabe sobre la guerra civil en Kiri… ¿debería decirle?
La miré sin decir nada por un momento y decidí guardar esa información por el momento, sinceramente no quería explicar por qué sabía que había una guerra civil en curso en Kirigakure por el momento.
- No es nada, solo que no podía terminar de creer que hasta hace poco estaba en ese agujero peleando por mi vida y ahora estoy aquí afuera, en la libertad…
- Lo sé, es genial, ¿no? ¡Ahora podremos viajar por el mundo como dijimos!
La sonrisa en el rostro de Kaori era suficiente para devolverme las energías. Era de esas cosas que no podías evitar proteger a toda costa.
- Oigan, ¿van a venir o qué?
La pregunta de Haku sacó a Suigetsu de su fascinación por el paisaje y a mí de mis reflexiones mentales.
- Claro – respondió el adolescente mientras corría hacia el adolescente pelinegro.
Corrimos junto al resto de los niños y adolescentes en dirección a la orilla del mar donde según Haku, ya tendría que estarnos esperando alguien para llevarnos a Kiri.
Una vez llegamos a la orilla no vimos nada, la costa estaba completamente vacía, no había barco, no había ninja de Kiri, no había nada, miré a Haku con sospecha, pero hasta él parecía desconcertado.
Estuve a punto de decir algo, pero por alguna razón la sensación extraña en mi estomago volvió, aunque aumentada en varios niveles, luego una gran niebla comenzó a cubrir todo el lugar e instintivamente traté de sacar mis cuchillos de trinchera, aunque recordé tarde que no los tenía y que básicamente estaba incapacitado ya que no podía pararme sobre mis propios pies.
- ¡Haku! ¡¿Qué significa esto?! – gritó Suigetsu.
Kaori se puso al lado de nosotros con un kunai en su mano mientras esperaba un ataque.
- No lo sé, Zabuza-sama no dijo nada al respecto.
- ¡Maldita sea Haku! ¡Sabía que esto era demasiado bueno para ser cierto, era obvio que esto era una trampa desde el inicio!
Tch. Me arrepiento de no haber aprendido un ninjutsu de viento del pergamino. Esta niebla es tan densa que apenas puedo ver mi mano en frente de mi cara.
- Así que… estos son los mocosos que Mei-sama nos envió a recoger… no parecen tanto si me lo preguntas.
Pude oír como una voz increíblemente grave sonaba por todos lados, era como si la persona que estaba hablando estuviese en varios lugares a la vez.
- Parece que no se dieron cuenta de que trajeron compañía.
La otra voz era claramente de una mujer, aunque parecía realmente irritada.
Espera, ¿dijo compañía?
Mis pensamientos fueron cortados por un fuerte grito.
- Estilo del viento: Gran avance
La niebla repentinamente comenzó a levantarse y nos dejó la vista clara a varias personas, pero las más importante eran las 3 que estaban a nuestro lado quienes supuse que eran las personas que hablaban antes. Uno era un hombre de ojos azules y cabello verde, el cual le llegaba hasta la cintura, con dos mechones que le caían sobre el rostro. Con la tez bronceada y labios oscuros. Llevaba un chaleco sin mangas de color marrón oscuro por fuera y púrpura por el interior con franjas naranjas. Llevaba un cinturón marrón claro y un pantalón gris. También iba vendado desde el cuello hasta los tobillos.
Reconocí a este hombre al instante, era Kurosuki Raiga, el portador de las espadas Kiba, una de las 7 espadas legendarias de Kirigakure, reconocida mayormente por su poder con el elemento rayo.
La mujer tenía cabello largo y negro, un hermoso rostro que contrastaba enormemente con su ceño fruncido. Uno de sus ojos era de color rosado y el otro de color celeste, sobre su cabello usaba su banda para la cabeza de Kirigakure. Llevaba el atuendo estándar para un shinobi de Kiri y guantes negros en sus manos. En su espalda había una enorme guadaña que me recordaba vagamente a la Hidan, con la única diferencia de que esta no tenía 3 puntas, sino una sola.
El último integrante del trio era un hombre alto que parecía tener el ceño aún más fruncido que la mujer a su lado. Su ojo izquierdo era de color azul y el derecho tenía un parche. Tiene el cabello de color azul arreglado hacia arriba. Llevaba un talismán en cada oreja con el kanji de una forma humilde de "oír" (承) escrito en ellos dos veces en cada lado. Su vestimenta constaba del típico traje gris de rayas de Kirigakure bajo un haori verde con rayas blancas que se detienen a la mitad. Este hombre era Ao, uno de los hombres de mayor confianza bajo el mando de Mei durante su reinado como Mizukage y durante la guerra civil de Kiri.
- Mocoso, te aconsejaría que tú y tus amiguitos se escondan detrás de nosotros por el momento. Los niños grandes deberán encargarse de los idiotas a los que guiaste hasta nosotros.
La voz de Raiga era grave y llena de arrogancia, lo que la hacía sumamente irritante de alguna manera.
Haku asintió a las palabras y le indicó al resto de personas que trajo que se movieran junto a él detrás de los 3 ninjas de Kiri.
Una vez que todos estuvimos detrás de los ninjas Kiri, pude ver como alrededor de 10 ninjas de Kumo caían sobre la arena que rodeaba la orilla del mar. No conocía a ninguno, así que decidí no fijarme en eso y ver lo que estaba a punto de suceder.
- Basura de Kumo, ¿Qué te trae por aquí? – preguntó Raiga en su tono arrogante.
- Cuidaría tus palabras, Raiga de Kirigakure, o debería decir ninja renegado de Kirigakure – se burló el ninja de Kumo – Tomar tu cabeza junto a la del viejo a tu lado nos dará una buena respuesta por parte de nuestro Kage, después de todo, tu cabeza junto a la de Ao del Byakugan son bastante grandes, eso sumado a que podríamos conseguir un Byakugan para nuestra aldea junto a nuevas líneas de sangre seguramente nos dará un aumento de rango y un aumento en nuestra paga.
La codicia era evidente en los ojos del ninja.
- Que arrogante de tu parte creer que podrás tomar nuestras cabezas con tanta facilidad – gruñó Ao.
- Por si no te has dado cuenta somo 10 contra 2 – señaló el ninja de Kumo.
¿Cómo que 2?
No me había dado cuenta, pero en algún momento de la conversación, la mujer del grupo había desaparecido como por arte de magia.
- Estas equivocado en esa parte, no solo somos 2 – se burló Raiga.
- ¿En serio crees que esos mocosos podrán siquiera pelear contra nosotros?
- Hablaba de mí.
Vi con asombro como el espacio detrás del ninja de Kumo parecía romperse como si fuese un cristal y una enorme guadaña salía de la nada, separando la cabeza del ninja de su cuerpo.
- Wow…
Oí la voz de Kaori a mi lado y solo pude asentir ante sus palabras.
Los ninjas de Kumo se paralizaron al ver como el que parecía ser su líder era eliminado tan fácilmente.
Antes de que alguien pudiese hace algo, la guadaña pareció hundirse nuevamente en la nada y el espacio detrás del ninja ahora muerto se reparaba como si nada hubiese pasado.
- ¿Qué fue eso? – pregunté, a nadie en particular.
- Preguntas luego de la clase, ahora es momento de terminar con esto así podemos regresar y tomar un baño – exclamó Raiga mientras cargaba sus espadas con rayos.
Ao no dijo nada, pero saco un Kunai de la bolsa en su muslo y lo cargó con chakra.
La pelea que prosiguió a eso podría ser mejor definida como una masacre unilateral. Entre los rápidos ataques de Raiga, junto a los movimientos perfectamente calculados de Ao y los ataques casi imprevisibles de la chica junto a ellos los hacía un trio excepcional. En poco menos de 2 minutos ya habían acabado con todos los ninjas.
- Bueno, eso fue aburrido – se quejó Raiga.
No podía creer lo que estaba oyendo. Estas 3 personas habían acabado con 10 shinobis de Kumo en menos de 2 minutos. Y para colmo uno de ellos creía que todo eso había sido aburrido.
- ¡Muy bien! ¡¿Cuál de ustedes es Yuki Haku?!
La fuerte voz de Ao me sacó del asombro.
- ¡Yo, señor!
Haku dio un paso al frente y se paró firme frente al shinobi de Kiri.
- Dame un resumen de lo sucedido desde el comienzo del día hasta ahora – ordenó.
- Si, señor.
Mientras Haku le explicaba todo su día a Ao, yo me centré en la mujer del grupo. Estaba completamente fascinado por su habilidad para, en pocas palabras, romper el espacio como si no fuese nada. No estaba seguro de si lo que había visto era un genjutsu, un ninjutsu de espacio tiempo o alguna otra cosa. La duda me estaba matando, pero decidí que debía acercarme a ella en algún otro momento y hacer mis preguntas, cuando estuviese recuperado, si es posible.
- ¡Oigan! ¡Ustedes dos! ¡Si ya dejaron de hablar, ¿podrían mover sus traseros al maldito barco?! ¡Ao está sintiendo varias señales de chakra venir!
El grito de Raiga me recordó que básicamente estábamos escapando de este lugar.
No dije nada y simplemente esperé a que Suigetsu caminara junto al resto de niños y adolescente quienes ya habían subido a una especie de barco.
Cuando subimos a nuestro transporte, me di cuenta de que Haku junto a Ao ya estaban aquí, este último estaba haciendo algunas señales de manos, y luego de que terminara una increíblemente densa niebla comenzó a formarse. Cuando la niebla cubría todo el barco comenzamos a movernos rumbo a Kirigakure.
