Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto.
N/A: ¡Hey! ¡Nuevo capítulo!
Tardé mucho más de lo que esperaba en terminar este capítulo, más que nada por la falta de tiempo, y que simplemente no se me ocurría nada para escribir. Si bien tenía más o menos una idea de como quería que vaya la historia, entre cambio y cambio me he dado cuenta que no tendría sentido alguno seguir con el plan original, así que tuve que idear otra cosa, lo cual fue más fácil de lo que esperaba, el problema es tratar de expresarlo en la escritura xd. Bueno, no les tomaré más de su tiempo y los dejo con el capítulo.
- Hola - (persona hablando)
Hola (pensamiento)
Capítulo 15
Cuando volvimos a nuestro apartamento tomé a Kaori por los hombros y la senté a la fuerza en una silla cercana.
- Okey, mírame a los ojos y dime todo lo que sucedió mientras estabas con el anbu raíz – le exigí, mirándola de manera seria por primera vez en mucho tiempo.
- No me agarres tan fuerte, me estás lastimando – se quejó.
- No me interesa, ahora dime lo que sucedió – le gruñí, dejando escapar mi instinto asesino.
Ella pareció dudar por un momento, pero luego comenzó a hablar.
- Cuando te fuiste otro anbu apareció y me llamó para decirme que el hokage quería hablar conmigo. Una vez en la torre hablamos sobre nuestro tiempo en el coliseo, algunas cosas sobre Kiri y sobre los Uzumaki, no le dije mucho, aunque luego de terminar de hablar vino un anbu y me llevó a un campo de entrenamiento bajo techo, uno que nunca antes había visto y me dijo que me haría una prueba de habilidad.
- ¿Qué sucedió luego de eso?
- Cuando el combate estaba terminando sentí como si alguien tratara de interferir con mi sistema de chakra, supuse que era genjutsu, uno muy fuerte, pero gracias a los sellos que tengo en todo el cuerpo no lograron entrar en mi sistema, aunque por lo que vi el anbu con el que estaba peleando no había sido quien intentó ponerme bajo el genjutsu.
- Tch, seguro fue un Yamanaka de raíz o el mismo Danzo – murmuré.
- Luego de eso volvimos a la oficina del hokage.
- ¿Estás segura de que eso fue todo? – pregunté.
Sabía que no me había mentido, después de todo, no puede mentirme, no porque sea un sensor, sino porque tenemos un sello vinculante que nos une. Ninguno puede mentirle al otro, sino recibiría un duro castigo, pero eso no quita que podría estar guardando información.
Si en verdad fue Danzo quien trató de ponerla bajo un genjutsu, no me sorprendería que hubiese jugado con sus recuerdos, pero, aun así, el sello la castigaría si me mintiese aún sin saberlo.
- Estoy segura – respondió.
Cruzamos miradas por unos segundos. Una vez que me sentí satisfecho con sus respuestas dejé de canalizar mi instinto asesino y la solté para que pudiese levantarse de la silla.
- Lamento haberte tratado tan bruscamente, nunca se puede ser demasiado cuidadoso con Danzo y su gente.
- No hay problema, yo hubiese hecho lo mismo.
- Puedes ir a ducharte – dije, dejando que una sonrisa se formara en mi rostro – Yo haré el almuerzo.
- ¡Genial! ¡Quiero curry!
- Está bien.
Tendré que estar atento, si Danzo intentó poner a Kaori bajo un genjutsu no me sorprendería que lo intentara conmigo también, aunque sería bastante arriesgado de su parte intentar algo como eso tan rápido…
Al día siguiente nos levantamos temprano y nos preparamos para nuestro primer día de academia. Ambos estábamos de acuerdo en que sería completamente aburrido y una posible pérdida de tiempo ir allí, pero era necesario para que los planes siguieran el curso que debían seguir, así que diseñamos un plan de acción para cuando llegáramos a la academia y usamos un shunshin para llegar de manera más rápida a la escuela.
- Okey, recuerda el plan. Debes entrar, simular ser una niña amable, acercarte al objetivo y ganarte su confianza.
- Entrar, simular que soy una amante de los zorros, acercarme al idiota rubio y lograr que se vuelva dependiente emocionalmente de mí. Lo tengo.
- Lo haces sonar como si estuviésemos intentando algo horrible…
- ¿Qué no es lo que planeábamos?
*suspiro* - Solo has tu parte, yo me encargo del resto.
- Okey – se encogió de hombros.
Caminaba junto a Kaori por los pasillos de la academia mientras buscábamos el salón de clases al que deberíamos asistir durante unas semanas hasta la graduación.
- ¡Oye!
Un grito repentino de Kaori hizo que detuviera mi caminata y me giré para ver que quería.
- ¿Qué sucede? – pregunté.
- ¿No es ese el salón al que debíamos entrar? – dijo, señalando una puerta con el número 29 en ella.
Podía oír gritos provenientes de adentro, era obvio que los estudiantes estaban alborotados y hacían bastante ruido.
- Déjame ver.
Saqué un pequeño papel de mi bolsillo y revisé el número de aula al que debíamos presentarnos.
- Si, número 29, es ese.
- Genial, entremos y terminemos con esto para que pueda volver a casa a descansar.
- ¿Cómo que a descansar? No has estado despierta ni 30 minutos.
- Y ya tengo sueño – se quejó.
- Bien – suspiré.
A veces me sorprendía lo infantil que podía actuar Kaori, uno pensaría que a su edad sería más seria o algo por el estilo, pero solo era así cuando estaba intentando espiar a algún objetivo o se encontraba molesta.
Nos acercamos a la puerta del aula y la golpeamos un poco. Esperamos allí unos segundos hasta que alguien abrió. Era un hombre alto con el cabello de color castaño atado con una cola de caballo en punta que le daba la apariencia de una piña, tenía una cicatriz en su nariz, ojos negros y piel clara, llevaba el chaleco táctico de chunin, la banda ninja con el símbolo de la hoja y sandalias ninja.
Un hombre que siempre quise conocer…
- ¿Umino Iruka? – pregunté.
- Si, ¿necesitan algo?
- Hokage-sama me pidió que te entregara esto.
Saqué un pequeño rollo de un bolsillo dentro de mi haori y se lo entregué al chunin. El hombre nos miró por unos segundos y luego tomó el rollo. Fue divertido ver como sus ojos se ensanchaban más y más con cada segundo que pasaba leyendo. En menos de 30 segundos ya lo había leído por completo y nos estaba dando una extraña mirada que parecía una mezcla de shock, sorpresa, asombro e incredulidad.
- ¿Po… podrían darme sus nombres, por favor?
Fue prácticamente un susurro, pero ambos lo escuchamos y respondimos.
- Soy Senju Hideki.
- Uzumaki Kaori.
- Emm… ¿podrían esperar aquí un momento?
Kaori y yo nos miramos por un segundo y luego le asentimos al maestro de academia.
- Gracias.
Rápidamente el hombre entro y cerró la puerta con un fuerte golpe.
- ¿Qué fue eso? – preguntó Kaori.
- No tengo idea.
Podíamos escuchar como el maestro gritaba algo inentendible desde dentro del salón de clases y minutos después la puerta fue abierta por un Iruka algo agitado y magullado que parecía haber estado en una pelea.
- Por favor, adelante – dijo, dándonos paso libre hacia dentro del aula.
- Gracias…? – respondí.
Miré por unos segundos al sudoroso hombre y luego entré seguido por Kaori. Escuché como la puerta se cerraba detrás de nosotros y segundos después, Iruka estaba a mi lado hablando.
- ¡Escuchen clase! ¡A partir de hoy habrá dos estudiantes nuevos, espero que los traten bien y se lleven bien con ellos!
Estábamos parados en frente de una gran variedad de niños que nos estaban mirando como si fuesen halcones. Rápidamente reconocí a 8 de los 9 graduados de la generación de Naruto, pero por alguna razón no podía ver al mismo Naruto en todo el lugar.
Repentinamente comencé a escuchar extraños sonidos cerca de mí, era como si alguien tratase de gritar, pero le estuviesen tapando la boca con algo. Por curiosidad seguí el sonido hasta detrás del escritorio de Iruka y ahí, amordazado con una soga y cinta adhesiva, pude ver al futuro séptimo hokage, jinchūriki del Kyubi, chico de la profecía y la transmigración de un marciano, Uzumaki Naruto.
Utilicé toda mi fuerza de voluntad para no reírme de como el chico trataba de liberarse de sus ataduras, aunque no pude evitar que una pequeña sonrisa se formara en mi rostro, lo que pareció enfurecer al chico. Por otro lado, Kaori comenzó a reírse sin preocupaciones mientras señalaba al rubio Uzumaki.
Luego de unos minutos de escuchar a mi compañera reírse Iruka tomó al jinchūriki que se seguía retorciendo y lo sentó en su lugar mientras nos señalaba para que nos presentáramos.
- Hola, mi nombre es Senju Hideki y desde hoy seré su comp…
- ¡Espera!
Mi presentación fue interrumpida por una chica de cabello rosa que se levantó y golpeó sus manos sobre la mesa.
- Tsunade-sama es la única Senju con vida, no puede ser uno también, a no ser que seas su hijo, pero hasta donde se sabe ella no tiene uno, así que no nos mientas – exigió.
- ¡Sakura! Es de mala educación interrumpir a alguien nuevo cuando se está presentando y aún más el acusarlo de mentir sin pruebas, ahora discúlpate.
- Pero Iruka-sensei, es obvio que nos está mintiendo, todos aquí sabemos que Tsunade-sama es la última Senju con vida en la actualidad, y él no se parece en nada a ella, no puedes creer en serio que sea su hijo – se quejó.
- Sakura-san, ¿no? Tienes razón en que no soy su hijo, pero dime, ¿qué otro Senju con el cabello blanco conoces?
La chica parecía confundida por mi pregunta, hasta que sus ojos se abrieron de repente.
- No puedes ser hijo del Nidaime, tendrías que tener casi la misma edad de Tsunade-sama – señaló.
- Estas en lo correcto, no soy su hijo, soy su nieto – respondí con una sonrisa amigable – Y como dijo Iruka, es de mala educación interrumpir a alguien cuando se presenta, pero parece que en su hogar está bien visto el hacer eso, así que no veo razón para echártelo en cara, después de todo, la culpa sería de tus padres por no haberte educado de la manera adecuada – señalé, mi sonrisa siempre presente.
El salón se quedó en silencio por unos minutos, incluso Iruka no sabía qué hacer, nadie esperaba que el chico nuevo que se hacía llamar Senju fuese a responder de esa manera.
Fue interesante ver como la expresión de la niña pelirosa cambiaba de la sorpresa a la ira en tan pocos segundos.
- ¡¿Cómo te atreves?!
Estoy seguro de que ese grito se pudo oír hasta en la torre hokage…
- ¡Repite eso así puedo gol…
- Silencio.
Liberé un poco de mi instinto asesino y el efecto fue instantáneo. La chica malhumorada se sostenía con fuerza la garganta tratando de respirar. No fue la única, la mayoría de los estudiantes en el salón estaban paralizados y los más débiles se sostenían a algo buscando refugio.
- Es tan lamentable ver que tan bajo han caído los estándares de la academia que mi propio abuelo fundó.
Comencé a caminar en dirección de Sakura mientras liberaba cada vez más instinto asesino.
- Es inadmisible que un estudiante de la academia de Konohagakure no pueda resistir un poco de instinto asesino. Es inadmisible que un estudiante de la academia de Konohagakure sea tan débil, pero es aún más inadmisible que un estudiante de la academia de Konohagakure no pueda demostrar respeto a un superior. El maestro de esta clase te dio la orden de disculparte, ¿y tú qué hiciste? Desobedeciste sus órdenes y continuaste con la discusión. La insubordinación sería recompensada con la muerte si mi abuelo siguiera vivo.
Una vez que estuve al lado de la chica la tomé de su barbilla y la obligué a mirarme a los ojos.
Me acerqué a su oído y susurré - Pero tienes suerte de que él ya no esté vivo.
Reprimí nuevamente mi instinto asesino y caminé al lado de Kaori una vez más.
- ¿Cómo estuve? – le pregunté en un susurro.
- Genial – me respondió con un pulgar hacia arriba.
La mirada de terror en los rostros de todos era reconfortante hasta cierto punto, pero me llamó la atención la mirada de alguien en especial. Era un chico de piel clara, su cabello y ojos eran tan negros como el carbón. Llevaba una remera azul de mangas cortas con cuello alto y el símbolo de un abanico rojo y blanco en la espalda, también usaba calentadores de brazos blancos y unos pantalones cortos de color blanco.
Uchiha Sasuke… al fin nos conocemos.
- ¿Tienes algo que quieras decir, Uchiha? – entrecerré los ojos en el chico pelinegro sentado en la parte del medio.
- Pelea conmigo – exigió, con una mirada de superioridad en su rostro, como si no hubiese estado a punto de desmayarse hace unos momentos.
- No.
Antes de que el sobreviviente de la masacre Uchiha pudiese decir algo y lograr que el chico nuevo repitiera la acción de hace un instante, el instructor decidió hablar.
- Bien, creo que es momento de que el otro compañero nuevo se presente. Kaori-chan, adelante.
Kaori solo asintió y se paró a mi lado con una gran sonrisa en su rostro.
- ¡Hola a todos! ¡Soy Uzumaki Kaori y es un gusto conocerlos!
El aula se quedó en silencio nuevamente. Todos había oído claramente el nombre de Kaori y era obvio que querían decir algo con respecto a su apellido, en especial Naruto, que parecía mirarla con obvia sorpresa en sus ojos.
Sakura a diferencia del resto, pareció reconocer a Kaori y por eso se calló, también se tensó, como si esperara un ataque por parte de la chica.
De repente una mano se levantó, era de una chica rubia que también pareció reconocer a Kaori, después de todo, ella había sido golpeada junto a Sakura el mismo día que llegamos al pueblo, pero sus ansias de chismes superaron a su miedo por la chica.
Iruka señaló a la chica, dándole permiso para hacer sus preguntas.
- Dijiste que tu apellido era Uzumaki, ¿cierto?
- Si – respondió Kaori.
- ¿Tienes alguna relación con el idiota rubio? – preguntó, señalando a Naruto.
- No que yo sepa. No es como si todos los Uzumakis fuesen familiares directos – respondió Kaori.
- ¿Todos los Uzumakis? ¿o sea que hay más?
Los ojos de Naruto se abrieron a proporciones increíbles al oír eso. Siempre le habían dicho que sus padres murieron el día del ataque del Kyubi y que no tenía otros familiares, tampoco conoció nunca a alguna otra persona que tuviera el apellido Uzumaki, así que oír de repente que podría haber más personas con ese apellido lo llenó de algo parecido a la esperanza.
- Claro, somos un clan después de todo, hay bastantes en Kiri, aunque la mayoría se encuentra dispersa por el mundo – se encogió de hombros.
Ese fue el preciso momento donde el chico rubio decidió desmayarse, era demasiada información para procesar de repente y su cerebro simplemente dejó de funcionar.
- ¿Estás diciendo que el idiota viene de un clan? – preguntó el amargado Uchiha - Que estupidez.
- Oh, pero si es el famoso "último Uchiha", por cómo te describieron los aldeanos esperaba algo más… impresionante – señaló Kaori.
- Hmph.
- ¡Oye! ¡No digas eso de Sasuke-kun! ¡Es el más impresionante del pueblo!
La fragante falta de respeto de la chica hacia su objeto de adoración hizo que las fanáticas del chico Uchiha olvidaran su miedo momentáneo por mí y lanzaran un grito colectivo en contra de Kaori.
- ¡SILENCIO! – gritó Iruka, logrando que su cabeza se agrandara enormemente.
Bueno… eso fue impresionante…
Era divertido ver como Iruka podía controlar a esta manada de simios ignorantes con tan solo un grito.
- Ahora, Hideki-kun, Kaori-chan, ¿podrían tomar asiento?
- Claro – respondí.
Caminé en dirección a uno de los asientos libres, que curiosamente era el que se encontraba al lado del ahora consciente Naruto. Kaori se sentó junto a una tímida Hyuga que la miraba de manera extraña.
- Muy bien clase, seguiremos con lo que estábamos hablando antes de que sus nuevos compañeros llegaran. ¿Alguien podría decirme quienes fueron los fundadores de la aldea?
Ahora recuerdo porque odiaba ir a la escuela… *suspiro* será un largo día.
Habíamos pasado un buen tiempo escuchando a Iruka hablar sobre los clanes fundadores, sobre como Hashirama se convirtió en amigo de Madara y juntos formaron la aldea, de cómo el cuarto hokage venció al temido zorro de 9 colas y como todo eso se relacionaba con el amor por Konoha. Básicamente habíamos pasado más de media hora escuchando como un sujeto trataba de adoctrinar a los hijos de los jefes de clanes más importantes del pueblo y algunos niños civiles. No podía quejarme, ya que estaba completamente seguro de que en todos los pueblos era igual, incluso en mi vida anterior los maestros trataban de mostrar a su propio país como uno bueno que nunca hizo nada malo.
Fue entretenido ver como Kaori se contenía para no gritarle al chunin que cerrara su boca porque la estaba aburriendo, por suerte la salvación llegó en forma de la campana que daba paso a la siguiente clase.
Los estudiantes comenzaron a salir del aula guiados por Iruka en dirección al campo de entrenamiento dentro de los límites de la academia, al parecer era hora del entrenamiento de taijutsu, por lo que nos llevarían afuera para que pudiésemos enfrentarnos entre nosotros.
Antes de que pudiese levantarme para salir, mi camino fue obstruido por un Sasuke malhumorado.
- Eres un Senju, ¿no? – preguntó, mirándome como no fuese más que suciedad en el camino.
- Parece que no solo eres arrogante, sino que también sordo – suspiré - Si, soy un Senju, ¿algún problema con eso? – pregunté, mirándolo con simple aburrimiento.
- Pelea conmigo – exigió, mientras ignoraba mi insulto.
Este chico no acepta un no como respuesta.
- ¿Por qué debería hacerlo? – pregunté, mirando al niño con genuina curiosidad.
- Quiero ver si los Senju son tan fuertes como dicen los libros, aunque sinceramente dudo que estén al nivel de un Uchiha.
La arrogancia que se derramaba con cada palabra que salía de la boca del niño me irritaba, las personas como él me irritaban. Personas que se creían por encima de todos, personas que pensaban que podían hacer lo que quisieran con los demás sin esperar problemas, personas que pensaban que el mundo giraba alrededor suyo.
¿Debería matarlo ahora mismo y ahorrarme futuros problemas? Hum… es una idea tentadora, pero lastimosamente lo necesito con vida.
- Tienes un punto allí, no me dejaron entrar en esta clase solo por ser un Senju, pero eso no explica porque debería aceptar tu reto a un combate – señalé.
- Nadie en esta clase me ha podido dar un combate justo, esperaba que uno de los famosos Senju pudiese darme una pelea merecedora de mis habilidades – exclamó el chico, arrogancia clara en sus palabras.
- Solo quieres pelear conmigo para satisfacer tu orgullo Uchiha – señalé – Pero no veo una razón para negarme, después de todo, dudo que tengas algo más que ese estúpido orgullo, el mismo estúpido orgullo que seguramente llevó a tu clan a la ruina – me encogí de hombros.
- ¡¿QUÉ DIJISTE?!
El instinto asesino comenzó a derramarse inconscientemente de Sasuke.
Vaya, parece que toqué un punto sensible.
- ¿Qué sucede? ¿Acaso te molesta que alguien diga la verdad sobre tu clan? Eran todos unos ladrones con esos ojos, eran arrogantes, dependientes de su línea de sangre, inestables emocionalmente, eran como tú, pero a diferencia de ellos, tú no tienes un sharingan – me burlé.
Las pocas personas que aun seguían dentro del salón de clases se quedaron impactados al oír mis palabras. Que el chico nuevo, aun siendo un Senju, le dijese todas esas cosas a Sasuke en la cara, su llamado prodigio Uchiha, en la cara, era una vista completamente impactante.
- ¡Bastardo!
Pude ver como el puño del rabioso Uchiha se acercaba en dirección de mi rostro. Simplemente me moví a un lado y dejé que su puño pasara cerca de mi rostro, luego me giré y utilicé el impulso de su cuerpo para hacerlo dar una vuelta sobre mí y que impactara de espaldas contra los asientos.
- ¡Argh!
- Bueno… eso fue decepcionante… parece que si eran completamente dependientes de su sharingan después de todo.
Luego de dejarle mis últimas palabras de menosprecio me alejé junto a Kaori en dirección al campo de entrenamiento fuera de la escuela.
Una vez llegamos al pequeño ring que había en el patio de la academia, el instructor nos hizo sentarnos en el suelo mientras esperábamos a ser llamados. Los combates eran chicos con chicos y chicas con chicas, cosa que me parecía estúpido, ya que era de conocimiento común que en el campo de batalla no importaba si tu enemigo era mujer u hombre, debías neutralizarlos sin importar qué. Mientras los combates se llevaban a cabo, un Uchiha Sasuke hizo acto de presencia, Iruka lo miró con curiosidad, pero al ver la expresión en su rostro decidió no preguntar nada al respecto.
- ¡Muy bien, el siguiente combate es entre Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke!
Los dos nombrados se acercaron al centro del ring e hicieron una señal que al parecer era obligatoria para iniciar un combate, luego de eso el combate podría describirse mejor como una paliza unilateral con el Uchiha como vencedor. Si bien Naruto peleaba como si estuviese en una pelea callejera, aún tenía una gran fuerza y resistencia, por otro lado, el Uchiha era preciso con sus golpes, no eran tan fuertes como los de Naruto, pero lo compensaba con velocidad.
- ¡Ganador Uchiha Sasuke!
Los vítores por parte de sus fans no se hicieron esperar, pero el Uchiha no parecía feliz con su victoria y se giró para verme.
Creo que sé a dónde se dirige esto.
- ¡Senju Hideki, te reto a un duelo en el nombre de mi clan!
No pude evitar que mis ojos se abrieran al oír eso. Había leído una vez sobre los duelos en nombre del clan en los libros que Tobirama dejó. Al parecer, era algo que se hacía durante la época de clanes en guerra. El duelo se llevaba a cabo cuando un miembro de un clan retaba a alguien de otro clan a un duelo en el nombre del suyo, en este duelo el retador se estaría arriesgando a un increíblemente severo castigo si era derrotado. El perdedor no solo traería deshonra a su clan, sino que también sería expulsado de este, su chakra y su línea de sangre, si tuviese una, se sellarían y se convertiría en un esclavo del ganador.
Parece que Iruka estaba al tanto de esto e intentó interferir, pero ya era demasiado tarde, el reto ya se había hecho y solo quedaba mi respuesta.
- Acepto tu reto, Uchiha Sasuke – respondí, levantándome de donde me encontraba y caminando hasta el ring.
- ¡Deténganse los dos! ¡No pueden eso!
- Ya es tarde, Iruka-sensei, una vez aceptado el reto no se puede cancelar, a no ser que usted quiera cargar con las consecuencias, claro está – miré al instructor dejando escapar mi instinto asesino.
Iruka sabía de cuales consecuencias hablaba su nuevo estudiante. Al parecer, si un tercero trataba de que el duelo no se llevase a cabo por cualquier motivo, este debía aceptar el castigo del perdedor, en este caso, si Iruka interfería debería aceptar que su chakra se sellara y el convertirse en mi esclavo.
Pude oír como el chunin tragaba saliva e inconscientemente daba un paso hacia atrás. Solo resoplé al ver al maestro claramente asustado y me giré para ver a mi oponente.
- Sabes del castigo si pierdes, ¿cierto? – pregunté.
- Si, pero no perderé.
Esta vez no era arrogancia lo que sentía en las palabras del chico, sino una flagrante determinación y confianza en sus propias habilidades.
- No dejaré que el insulto a mi clan quede impune – gruñó.
- Bien.
Le hice una señal a Kaori y en menos de un segundo ya había una barrera que nos separaba del resto de estudiantes e Iruka. Los únicos dentro de la barrera éramos el Uchiha, Kaori y yo, Kaori solo se encontraba allí porque era quien sostenía la barrera para que nadie intentara interferir.
Pude ver la sorpresa en los ojos del chico cuando la barrera se levantó, pero solo duró unos segundos antes de que se pusiera en su pose de taijutsu. Hice lo mismo y me puse en la pose que había pasado tantos años perfeccionando.
- ¿Alguna regla antes de comenzar? – pregunté.
- Todo vale.
No estoy seguro de si este chico es estúpido o en serio cree que puede derrotarme, pero bien por mí.
- ¡Comiencen! – gritó Kaori.
Rápidamente el joven Uchiha se abalanzó sobre mí intentando conectar una patada en mi cabeza, solamente levanté mi mano y lo detuve, luego respondí con mi propia patada a la cabeza, sorprendentemente lo pudo bloquear, pero la fuerza tras el golpe lo lanzó por los aires.
Con una voltereta el chico cayó de piel y comenzó a pasar por señales de mano, terminó con el sello del tigre y llevó una de sus manos a su boca.
- Katon: Goukakyu no Jutsu
Oh, la famosa bola de fuego de los Uchiha, veamos qué tan calientes son sus llamas.
Hice una señal de manos y murmuré el nombre de mi jutsu: Estilo de agua: Jutsu Bala de Agua.
Una poderosa corriente de agua salió de mi boca y chocó contra la espera de fuego que el chico Uchiha había lanzado, el resultado de esto fue una densa nube de vapor, vapor el cual utilicé para acercarme a mi oponente y proporcionarle una fuerte patada en la espalda que lo sacó volando de la nube de vapor. Pasé por dos señales de manos y utilicé el agua en el vapor para formar un dragón, luego lo lancé en dirección de Sasuke, el chico recién levantándose del suelo fue recibido por un poderoso golpe que lo estampó contra una de las paredes de la barrera.
Cuando el dragón desapareció el cuerpo del chico pelinegro cayó al suelo, sin fuerzas para seguir.
- Tch, que decepcionante – me quejé.
Me acerqué al cuerpo debilitado del chico y lo tomé del cuello, luego lo choqué contra la barrera y lo obligué a mirarme a los ojos.
- Admite tu derrota, Uchiha, o morirás como el resto de tu clan, siendo un tonto orgulloso y arrogante.
- Ve… vete… al diablo – gruñó.
- Respuesta equivocada.
Canalicé un poco de chakra en mi mano libre y la cerré en un puño, luego le di un fuerte golpe a las costillas del chico.
- ¡Argh!
- Admite, tu, derrota – gruñí.
Con cada palabra iba apretando un poco más la garganta del casi inconsciente chico.
- Yo… yo…
Podía ver como los ojos de Sasuke comenzaban a nublarse poco a poco, pero hubo algo que llamó mi atención, un destello de luz carmesí que comenzaba a formarse en la esclerótica de sus ojos.
Bingo.
- Me rindo – murmuró antes de caer en la inconsciencia.
Dejé de apretar el cuello del chico y lo dejé con suavidad en el suelo.
- ¡Ganador, Senju Hideki! – exclamó Kaori, dejando caer la barrera.
No le presté atención y comencé a curar al herido Uchiha con uno de los pocos ninjutsus médicos que podía manejar con mi control de chakra actual.
Antes de que pudiese seguir curándolo sentí como alguien posaba su mano en mi hombro, al girarme me di cuenta de que era Iruka, me estaba mirando de una manera increíblemente seria.
- Deja que lo lleve a la enfermería – me dijo.
- Claro, Iruka-sensei.
Me moví del camino y dejé que el instructor cargara a su estudiante entre sus brazos, luego desapareció en un shunshin, no sin antes decirle a toda la clase que volvieran al salón. Hice lo que me dijeron y caminé en dirección al salón de clases.
Mientras caminaba me di cuenta de que todos los estudiantes me estaban dejando el paso libre, como si tuviesen miedo de ponerse en mi camino, solo me encogí de hombros y supuse que era normal, después de todo, había destrozado a su glorioso Uchiha hasta el punto de obligarlo a admitir la derrota.
Una vez que llegamos al aula me senté en mi lugar, pero todos parecían alejarse de mí, no importa a donde miraras, había al menos 4 asientos de espacio entre mi persona y cualquier otro estudiante.
- ¡Oye! ¡Eso fue increíble! ¡Acabaste con ese idiota de Sasuke como si no fuese nada!
La repentina voz me sacó de mis pensamientos, al ver quien era, pude apreciar a un exaltado chico rubio a mi lado con una enorme sonrisa en su rostro.
- Oh… em… ¿gracias?
No sabía cómo responder a las palabras del chico, todos me miraban con ira por lo que le había hecho al Uchiha o miedo por la misma razón, pero él no, él era diferente, me miraba con lo que parecía curiosidad y respeto.
- ¡Eres Hideki, ¿cierto?!
- Si, aunque puedes dejar de gritar, puedo oírte bien.
Estaba tratando con todas mis fuerzas de no amordazar una vez más al chico a mi lado, su voz era simplemente irritante.
- Oh, lo siento, solo quería decirte que estuviste genial allí afuera. He querido patear el trasero de ese arrogante Uchiha por un tiempo, pero siempre me derrotaba – refunfuñó.
- Me alegra que te gustara el combate – respondí.
- Oye, ¿te gusta el ramen? Porque conozco un increíble lugar de ramen, pensaba que podríamos ir a comer juntos, y…
Levanté una ceja al ver la incomodidad del chico. Era obvio que deseaba decir algo más, pero no se animaba a hacerlo.
- Tal vez podrías invitar a tu amiga del cabello rojo… la vi hablando contigo y supuse que eran amigos.
Oh, así que quiere acercarse a Kaori… bueno, no es como esperaba que se acercaran el uno con el otro, pero sirve igualmente.
- Claro, estoy seguro de que a Kaori le gustaría ir también – respondí, dejando una sonrisa se mostrara en mi rostro.
- ¡Genial! ¡Los esperaré a la salida de la escuela!
Miré con diversión como el chico se quedaba sentado con una enorme sonrisa en el rostro esperando al final de las clases.
- Oíste todo, ¿cierto? – murmuré.
- Lo hice – respondió Kaori, apareciendo a mi lado como si siempre hubiese estado allí.
- ¿Qué piensas?
- Me irrita, y sigo creyendo que no es necesario que me acerque a él.
- Es de tu clan, Kaori, también es alguien importante, te aseguro que no te arrepentirás de hacerlo.
- Eso espero.
Luego de unos minutos Iruka apareció por la puerta y comenzó con la clase como si nada hubiese ocurrido. Varias personas preguntaron por el estado de Sasuke, todas fangirls del Uchiha, pero el maestro solamente respondió que regresaría pronto, y así fue, casi al final de la clase el chico regresó al aula. Era obvio para cualquiera que no estaba completamente recuperado, si su cojera y las muecas de dolor momentáneas eran algo por lo que dejarse guiar.
El día al fin había terminado y ya era hora de irnos, por desgracia Iruka decidió que sería buena idea detenerme para "hablar de lo sucedido", así que le dije a Kaori que me esperara con Naruto afuera y que iría con ellos en breve. Lo aceptó, bastante molesta, pero no es como si yo mismo hubiese decidido quedarme a propósito.
- ¿Querías hablar de lo sucedido con Sasuke-san? – pregunté, yendo directo al grano.
- Si. ¿Por qué no te negaste al duelo? Sabes lo que significa que él haya perdido, ¿cierto?
- Si no querías que siguiera hubieras hecho algo al respecto – me encogí de hombros – Y en cuanto a lo que, si se lo que significa que él haya perdido, si, lo sé, Konoha ha perdido a su último Uchiha – respondí sin más.
*suspiro* - Estás al tanto de que habrá problemas con esto, ¿no? El hokage no dejará que el último Uchiha se vuelva un esclavo, sin mencionar que la esclavitud se ha prohibido luego de la formación de las aldeas shinobis – señaló.
- Entonces solicitaré una compensación por el duelo, no lo sé… tal vez una parte de las riquezas que los Uchiha han acumulado antes de ser reducidos a solo 2 miembros, o tal vez un pedazo del compuesto, también podría solicitar que todos sus pergaminos de jutsu me sean entregados.
Con cada cosa que decía, Iruka parecía volverse más pálido.
- Por favor, detente – suspiró – ¿No podrías simplemente olvidar que el duelo sucedió?
- Podría, pero no quiero – me encogí de hombros – Fui retado, gané, fin de la historia, esto se convirtió en un asunto de clan en el momento que el Uchiha me retó a un duelo, y se convirtió en un asunto del clan Senju en el momento que gané ese duelo, ni siquiera el hokage podría hacer algo al respecto.
- ¿Por qué estás tan centrado en tomar a Sasuke como un esclavo?
- Quien sabe, tal vez sea solo un capricho, podría ser simple codicia, también el instintivo odio que siento hacia los Uchihas, seguramente por culpa de mi sangre Senju, y específicamente de la línea del Nidaime.
*suspiro* - Está bien, puedes irte Hideki.
- Nos vemos, sensei – dije, saludándolo con la mano mientras caminaba en dirección a la puerta.
Antes de que pudiese salir fui detenido por un repentino grito de Iruka.
- ¡Espera!
- ¿Sí? – pregunté, girándome para verlo.
- Me olvidé mencionar que ya le hablé de esto al hokage, así que no te asustes si te citan a su oficina en algún momento.
- Supuse que lo harías – respondí – Nos vemos mañana, Iruka-sensei.
Con un último saludo desaparecí en una nube de humo.
- ¿Por qué tengo el presentimiento que esto se convertirá en un dolor de cabeza para mí? – pensó el chunin.
Reaparecí fuera de la escuela, justo a tiempo para ver a Kaori parada sobre los cuerpos inconscientes de 9 chicas, reconocí a la mayoría como las chicas que se encontraban en el así llamado "club de fans de Sasuke", fangirls en pocas palabras. Por otro lado, Naruto miraba con asombro lo que su compañero de clan había hecho.
- Veo que estabas entretenida – dije, dando a conocer mi presencia.
- Quiero que sepas que esto es tu culpa – gruñó.
- ¿Por qué sería mi culpa?
- Por lo que le hiciste al Uchiha. Estas idiotas creyeron que podrían golpearme en forma de venganza ya que sabían que no podrían derrotarte.
- Oh… vaya, parece que al menos pueden usar sus cerebros hasta cierto punto.
- Como sea, ¿nos vamos? Las personas comienzan a mirarnos raro.
- Buena idea.
Miré con curiosidad al todavía atónito Uzumaki. No parecía que fuese a recuperarse pronto, así que decidí que tomaríamos el viaje rápido al puesto de ramen.
Puse mi mano sobre su hombro y el de Kaori y luego hice un shunshin.
Cuando reaparecimos el asombro de Naruto fue reemplazado por un fuerte mareo y cayó de rodillas al suelo.
- Je, me recuerda a la primera vez que intenté utilizar un shunshin – dijo Kaori, claramente divertida por la situación del chico rubio.
- Hugh, ¿qué demonios fue eso? – se quejó el Uzumaki.
- Un shunshin – respondí.
Entré en el puesto de ramen seguido una Kaori aun divertida y un Naruto mareado.
Cuando nos sentamos en la barra fuimos atendidos por Ayame, quien al darse cuenta del estado de Naruto se acercó a él primero para preguntarle como estaba.
- Estoy bien, Ayame-neechan, solo algo mareado.
- Está bien, no es nada que un plato de ramen no pueda solucionar – respondió la chica con una dulce sonrisa – Lamento el haberlos ignorado, ¿qué querían pedir? – nos preguntó a Kaori y a mí.
- Tomaré un miso ramen, por favor – respondí.
- Yo igual.
- ¡Yo quiero 20 tazones de miso! – gritó el ahora recuperado Naruto.
Me sorprendió un poco su repentina actitud alegre y la cantidad de ramen que había pedido, pero luego de pensarlo dos veces lo tomé como algo normal, así que simplemente lo ignoré. O así hubiese sido si el chico no hubiera empezado a hablar de repente.
- Oye… Kaori-chan… antes dijiste que tu apellido también era Uzumaki, ¿cierto?
La esperanza en los ojos del chico comenzaba a darme algo de lástima, pero no la suficiente como para detener el plan de usarlo para nuestros propios planes, y para que dichos planes funcionaran, Kaori debería formar un vínculo con el chico.
- Si, ¿por qué?
- ¡Mi apellido también es Uzumaki! – exclamó con alegría – ¡Soy Uzumaki Naruto, futuro hokage, créelo!
Es una lástima que lo hayan adoctrinado desde tan pequeño para que su único sueño en la vida sea el de convertirse en hokage…
- Oh, lo sé, Iruka lo dijo cuando los llamó a ti y al Uchiha para pelear, aunque también nos conocimos antes, ¿recuerdas?
- ¿En serio?
La sorpresa era obvia en los ojos del chico.
- Si. Una vez trataste de golpearme porque había limpiado el suelo con la chica de pelo rosa y su amiga rubia, así que tuve que limpiar el piso contigo también – se encogió de hombros.
- ¡Espera! ¡Tú eres la chica de ese día, la chica que golpeó a Sakura-chan! – gritó levantándose de un salto de su asiento y apuntando a Kaori con el dedo – Y tú… tú eres quien la detuvo de seguir golpeándome – exclamó señalándome.
- Es bueno volver a verte, Naruto-san – respondí con una sonrisa.
Fue completamente gracioso ver como el pobre chico rubio no sabía que hacer ahora que sabía que la única otra persona con el mismo apellido que él fue la misma persona que golpeó al amor de la infancia.
- Bueno, ahora que nos recuerdas, ¿qué te parece volver a empezar?
La confusión en la cara de Naruto era tan evidente que no tenía que decir nada para darme cuenta.
- Hola, soy Senju Hideki, un gusto conocerte Naruto-san – le extendí la mano esperando un apretón.
Por un momento miró mi mano con sospecha, era comprensible teniendo en cuenta su pasado como jinchūriki, dudo que haya habido personas que le extendieran una mano buscando amistad, y las pocas que seguramente lo hicieron no tenían buenas intenciones. Con cuidado, como si tuviese miedo a ser mordido, extendió su mano y tomó la mía en un apretón. Le sonreí de la manera más amable que pude, está seguro de que en su mente había ocurrido un increíble debate para saber que hacer, así que trataría de no asustarlo.
- Soy Uzumaki Naruto, también es un gusto para mí conocerte – exclamó con una gran sonrisa.
Luego soltó mi mano y se giró en dirección de Kaori que parecía estar muy entretenida comiendo su plato de ramen, extendió su mano y volvió a hablar.
- Tambien es un gusto conocerte, Kaori-chan – su sonrisa parecía crecer cada vez más.
- Digo lo mismo – respondió, dejando sus palillos y tomando la mano del chico rubio – Pero si sigues llamándome Kaori-chan te mataré – le dijo mientras presionaba con fuerza la mano del joven Uzumaki.
- Entendido, ahora suelta mi mano, me la estas rompiendo – rogó.
Kaori dejó ir la mano del pobre chico y siguió comiendo su ramen, pensaba en hacer lo mismo, pero antes de que pudiese siquiera tocar los palillos sentí un fuerte chakra acercándose y supe al instante que debía ser un anbu enviado por el hokage.
- Bueno, parece que no podré quedarme por mucho tiempo – suspiré mientras me levantaba de mi asiento.
- ¿A qué te refieres? – preguntó un confundido Naruto.
Su pregunta fue respondida cuando un anbu apareció a mi lado.
- Senju Hideki, hokage-sama solicita tu presencia en su oficina.
- Claro, vayamos.
- ¡Espera! ¡¿Por qué el viejo quiere verlo?!
Podía sentir el odio que el anbu tenía por el chico rubio, al igual que podía sentir como una pequeña cantidad de chakra comenzaba a acumularse en sus pulmones. Antes de que hiciese algo, el chakra en sus pulmones dejó de acumularse y simplemente ignoró la pregunta.
- Kaori, recuerda no llegar tarde a casa.
Luego de decir eso desaparecí en una nube de humo junto al shinobi enmascarado.
*En la torre hokage*
Reaparecimos en frente del escritorio del hokage, quien curiosamente había dejado su papeleo de lado y fumaba tranquilamente en su pipa mientras miraba por la ventana en dirección a la aldea.
- Hokage-sama, he traído a Senju Hideki tal como ordenó – exclamó el anbu.
- Bien, puedes retirarte.
- Si, señor.
Luego de una reverencia a su líder el ninja enmascarado desapareció.
- ¿Deseaba verme, hokage-sama? – pregunté.
- Si, Hideki-kun, iré directo al grano ya que luego de esto debo reunirme con el consejo.
- Entiendo.
- Sabías desde un principio las consecuencias tras las acciones de Sasuke-kun, ¿no?
- Lo sabía, hokage-sama.
- Y si sabías lo que iba a pasar cuando lo derrotaras, ¿por qué no te negaste al duelo?
- Porque negarme sería una deshonra para mi clan.
*suspiro* - Hideki-kun, te das cuenta de que gracias a que aceptaste y ganaste ese duelo Konoha se ha quedado oficialmente sin Uchihas, ¿cierto?
- Si, señor.
- Hideki-kun, ¿sabes por qué tu abuelo no eliminó al clan Uchiha cuando se convirtió en hokage?
Creo saber a dónde quiere llegar con esto, pero no pienso dejar que este anciano me manipule.
- Lo sé, Sandaime-sama. El abuelo quería eliminar a los Uchihas más que nadie, pero no podía debido a su peso político y a que perdería a un gran activo a largo plazo. También soñaba con crear una generación de Uchihas completamente leales al pueblo, pero como dije, era solo un sueño.
- Estás en lo correcto. Mi sensei no acabó con los Uchihas cuando tuvo la oportunidad porque sería más beneficioso a largo plazo mantenerlos de nuestro lado. Cuando el hijo mayor del líder del clan Uchiha asesinó a casi todo su clan, dejando solo con vida a su hermano menor, la aldea no solo perdió un gran poder militar, sino que también un gran peso político. Uno de los clanes más antiguo de las naciones elementales había sido destruido y solo quedaba un niño que pudiera seguirse llamando Uchiha en la aldea, el sería quien reconstruiría su clan y nos devolvería el poder militar y político que perdimos esa noche, pero ya no se podrá, ¿quieres saber por qué?
Decidí no responder, ya que era obvio que el hokage estaba molesto conmigo por los sucesos ocurridos con Sasuke. Sabía que este anciano deseaba matarme en este momento, pero no haría, no porque sintiera algún tipo de apego por el nieto de su maestro, él era como Danzo en ese sentido, no le importaría matar a toda la familia de su sensei si eso era beneficioso para el pueblo, pero no se arriesgaría a perder al único Senju que le quedaba dentro de los muros de la aldea. Luego de haberme presentado a mí mismo como un Senju dentro de la academia y el puesto de ramen sabía que los rumores de que otro Senju se encontraba con vida se esparcirían increíblemente rápido y posiblemente llegarían a los oídos de Tsunade, por lo que matarme ya no era una opción.
- Te diré porque no se podrá. No se podrá porque el nieto de mi maestro era demasiado orgulloso como para dejar pasar un estúpido duelo que podría manchar un poco su nombre y el de su clan. Ya no se podrá porque en el momento que derrotó al chico Uchiha en el duelo, oficialmente ese chico fue desterrado de su clan y convertido en un esclavo del clan Senju. Ahora dime, Hideki-kun, ¿cómo podría solucionar esto? – en ese momento se giró para verme. Podía ver la ira, una inmensa ira contenida dentro de sus ojos que me hacía retorcerme de la incomodidad en mi lugar – Esto se convirtió en un asunto de clan en el momento que aceptaste el duelo y como hokage tengo estrictamente prohibido interferir en un asunto de clan a no ser que dañe la integridad del pueblo, y déjame decirte, Hideki-kun, este duelo daña la integridad de la aldea.
Tragué saliva al sentir que alguien aparecía detrás de mí.
¿Acaso mis pensamientos habían estado mal? ¿acaso este hombre en verdad va a matarme?
- Hokage-sama, he traído a Uchiha Sasuke como lo solicitó.
Me giré para ver quien había hablado y pude presenciar a Yugao con su vestimenta anbu completamente equipada junto a un Uchiha Sasuke malhumorado. En ese momento me di cuenta de que la presencia que había sentido detrás de mí era Sasuke y que probablemente había estado demasiado nervioso por lo que el hokage haría conmigo como para darme cuenta de que el chakra era suyo, también era probable que Yugao hubiese estado ocultando su presencia de mis habilidades sensoriales y por eso incluso ahora no podía sentirla.
- Gracias, ya puedes retirarte.
- Si, hokage-sama.
Luego de una reverencia la mujer enmascarada desapareció en un remolino de hojas.
Si las miradas pudiesen matar, estaba seguro de que ya habría muerto por segunda vez. Podía sentir el odio, la rabia, la confusión, la ansiedad, todas y cada una de las emociones de Uchiha Sasuke entremezcladas con su chakra. Si bien sabía que el chico no trataría de atacarme luego de la demostración de fuerza que hice en la academia, estaba completamente seguro de que en su mente planeaba miles de formas de asesinarme sin tener que enfrentarme en un combate uno contra uno.
- ¿Me llamó, hokage-sama?
La voz del chico era respetuosa ante el hokage, no se parecía en nada al tono arrogante que utilizó cuando nos conocimos.
- Lo hice. Ahora que ambos están aquí me gustaría comenzar las negociaciones – dijo el hokage, sentándose en su asiento detrás del escritorio.
- ¿Negociaciones? – pregunté.
- Si. Las negociaciones de los términos de liberación de Sasuke-kun.
- ¿A qué se refiere? – preguntó el Uchiha, casi dejando salir un gruñido.
- Si bien la esclavitud se prohibió en las naciones elementales luego de las formaciones de aldeas shinobis, aun así, se te ha comenzado a considerar un siervo del clan Senju en el momento que perdiste el duelo – explicó el hokage.
Los ojos del Uchiha se abrieron por completo, hubiese sido una vista divertida si no pudiese sentir como la rabia dentro de su cuerpo se intensificaba enormemente. Era como ver un vacío oscuro y frio.
- ¿Entonces estas "negociaciones" son para determinar las condiciones de liberación de Sasuke-san de sus obligaciones como siervo para el clan Senju? – pregunté.
- Exacto.
- Ya veo… entonces supongo que habrá pensado en algún tipo de oferta, hokage-sama, ¿no?
- Lo he hecho, sí, pero antes me gustaría saber si Sasuke-kun tiene algo para decir – respondió mirando al chico pelinegro.
- Si me permite, hokage-sama, me parece una idiotez el que siquiera estemos hablando de esto. Soy el último Uchiha, el único que puede revivir al clan y matar a… ese hombre… no puedo convertirme en un siervo del clan Senju.
- Si bien tienes razón, Sasuke-kun, eso no quita que tú hayas ofrecido el duelo y perdido. Lo que significa que ya no eres parte del clan Uchiha. Esas son las condiciones de la derrota. Aún si tu clan no tenía un jefe como tal hasta que te convirtieras en un adulto o alcanzaras el rango de chunin, la aldea ha dejado de reconocerte como Uchiha, el único Uchiha con vida es el mismo que asesinó a todo su clan.
- ¡Eso es una mierda! ¡No aceptaré esto!
- ¡Silencio!
El rugido del hokage había hecho temblar toda la habitación y posiblemente el edificio.
- Tu arrogancia fue lo que te metió en este problema, si no tienes nada constructivo para decir es mejor que te quedes callado – gruñó el hokage.
- Lo siento, hokage-sama…
- Ahora, Hideki-kun, antes de que te diga mi oferta, ¿has pensado en algo a cambio de liberar a Sasuke?
Hmm… ¿qué podría pedir? ¿dinero? He conseguido suficiente como para vivir tranquilamente durante un tiempo con el dinero que recaudé de los departamentos en renta. ¿Armas? No es como si las necesitara, mis cuchillos son las únicas armas que se usar. ¿Jutsus? Tengo básicamente una enciclopedia de eso en un rollo que llevo siempre conmigo. ¿Tierras? En teoría hay un enorme compuesto de clan que me pertenece. Sinceramente no hay nada que Sasuke pueda ofrecerme que me sirva de algo.
- No se me ocurre nada, hokage-sama – respondí.
- Está bien. ¿Qué te parecería dejarlo en libertad a cambio del pergamino del Nidaime?
… ¿es en serio? ¿qué esa cosa no me pertenece por ser simplemente el nieto de Tobirama o algo así? Aun así, que el hokage esté dispuesto a soltar el pergamino del Nidaime-hokage es bastante impresionante, aunque es obvio que debe tener alguna copia, ya que sinceramente dudo que me lo entregue así porque sí.
- ¿No cree que es bastante… atrevido, por llamarlo de alguna forma, el tratar de comprarme con algo que legítimamente le pertenece al clan Senju?
- El pergamino del hokage no le pertenece a nadie que no sea un hokage, Hideki-kun, en el momento que un miembro de clan se convierte en hokage, deja de formar parte de ese clan, aunque conserve el apellido, todo lo que logre, consiga o haga luego de convertirse en hokage no tendrá nada que ver con el clan de donde proviene.
Hmph, viejo astuto.
- Ya veo, aun así, no termina de convencerme. ¿Qué le hace creer que necesitaría el pergamino del Nidaime? Tengo bastantes jutsus en la palma de mi mano como para necesitar más.
- Entiendo. Si no se te ocurre nada, ¿qué te parece un favor?
- ¿Un favor? – pregunté.
La curiosidad por la propuesta me había atrapado, y si mis habilidades sensoriales eran correctas, también al ex Uchiha a mi lado.
- Si, un favor tanto del hokage como del clan Uchiha.
Hmm… suena a que es muy poco, pero si lo pienso bien, este favor podría convertirse en algo increíblemente útil más adelante.
- 3 favores, de ambos y ninguno puede ser negado o modificado, si está dispuesto a aceptar eso, cerraremos el trato ahora mismo – respondí, un repentino plan formándose en mi cerebro.
- ¿Estás de acuerdo con esto, Sasuke-kun?
- Hmph. Como sea.
*suspiro* - Bien. A cambio de la liberación inmediata de Sasuke como siervo del clan Senju, se le deberán 3 favores a Senju Hideki por parte del hokage que se encuentre al mando en ese preciso momento, lo mismo ocurrirá con el clan Uchiha y el jefe de clan de ese momento.
- Si me permite, hokage-sama, me gustaría tener un documento escrito que sirva como prueba de que en un futuro podré pedirle un favor a usted o al próximo hokage – solicité.
He vivido lo suficiente en este mundo como para saber que no se pueden confiar solamente en las palabras de alguien.
- Está bien.
El hokage abrió un cajón de su escritorio y sacó un pergamino en blanco y tinta. Con rápidos y precisos movimientos el anciano había redactado los términos de la liberación del Uchiha a cambio de los 3 favores, me lo mostró para que viera que todo estaba en orden y cuando asentí satisfecho con lo escrito allí, lo selló con el sello personal del hokage y le entregó el pergamino a Sasuke para que él también lo firmara.
Por unos segundos el chico dudo en firmar el papel, no estaba seguro hasta que punto podría negarse a cumplir dichos favores, tampoco sabía las consecuencias de negarse, pero lo único de lo que podía estar seguro en ese preciso momento es que si no firmaba seguiría siendo un ciervo del clan Senju, eso es algo que el último Uchiha no se podría permitir, él juró frente a la tumba de sus padres que mataría a su hermano y reviviría al clan Uchiha a su antigua gloria, y eso, era algo que no podría hacer siendo un ciervo de otro clan.
Con una mano algo temblorosa, el chico tomó el pincel que el hokage le había ofrecido y firmó el pergamino. En ese preciso momento, Sasuke sintió que había realizado un trato con el diablo, pero lo que lo hacía peor era la sonrisa, aunque dulce, completamente inquietante del otro niño en la habitación.
Luego de que el chico firmara, el hokage cerró el pergamino y me lo entregó. Rápidamente hice algunas señales de manos y mordí mi dedo, luego unté mi sangre por uno de los lados del pergamino, así sellándolo con mi sangre, luego lo sellé dentro de mi mano como con todas las cosas de importancia.
- Vaya, no creí que supieras un fuinjutsu avanzado como el sello de sangre – dijo el hokage.
- Cuando pasas tanto tiempo viajando con un Uzumaki sueles aprender algunas cosas. Como la paciencia – dije, murmurando la última parte.
- Jajaja, te entiendo perfectamente – exclamó el hokage con una sonrisa nostálgica en el rostro.
- ¿Puedo preguntar algo?
La solicitud vino del ahora liberado Uchiha.
- ¿Qué pasa, Sasuke-kun? – preguntó el anciano.
- Si ya no soy un ciervo del clan Senju, ¿qué significa eso para mi estado como Uchiha?
Esa era una pregunta ciertamente interesante. No se me había cruzado por la cabeza que pasaría con el Uchiha luego de ser liberado, ya que nunca antes había ocurrido algo por el estilo. Durante la época de los clanes en guerra, cuando alguien con una línea de sangre perdía un duelo en el nombre de su clan, antes de ser enviado como esclavo para el ganador, su línea de sangre se sellaría y si era posible también su chakra, más que nada como forma de asegurarse que ese miembro no sería utilizado para crear más usuarios de líneas de sangre dentro del clan enemigo o sería utilizado para atacar al clan perdedor. En este caso, no sabía que pasaría con el estado de miembro de clan de Sasuke, después de todo, no había jefe de clan que lo expulsara, y siendo el último miembro "leal" del clan Uchiha, el que deje de ser un Uchiha sería como terminar de exterminar al clan.
- Por suerte, para todos en el pueblo sigues siendo Uchiha Sasuke, y ya resuelto el tema de tu estado como ciervo, simplemente lo dejaremos como un hecho que nunca sucedió. Hablaré con su instructor chunin y el resto de maestros para que no digan nada. Hasta donde los estudiantes saben, tú solo has perdido un duelo contra Hideki-kun, nada más.
- Entiendo… entonces solicito permiso para retirarme.
- Permiso concedido.
El chico le dio una rígida reverencia al hokage y salió de la habitación, siempre tratando de ignorarme.
- Muy bien, Hideki-kun, también puedes retirarte.
Oh, no tan rápido anciano.
- Antes de irme, hokage-sama, me gustaría hacer uso de 2 de mis favores.
Pude sentir como el chakra del hokage se revolvía por un momento, estaba seguro de que no esperaba que fuese a utilizar los favores tan rápido.
- ¿Cuáles son esos favores que esperas, Hideki-kun?
Me puse serio, traté de reprimir mis emociones lo más que pude como Zabuza me había enseñado y miré sin miedo ni vacilación al hokage.
- Solicito que se le informe en un lapso de una semana a Uzumaki Naruto sobre su estado como Kyubi jinchūriki. Tambien solicito que toda la historia relacionada con el clan Uzumaki sea restaurada en los libros de historia de Konohagakure, tanto en la biblioteca pública, como en la shinobi y en la academia.
Silencio. Un silencio incomodo entre nosotros fue lo único que quedó. No estaba seguro de si lo que había hecho era lo correcto, pero no podía seguir viendo como Naruto era tratado como basura y que no supiera la razón, tampoco podía aguantar que no supiera nada del clan del que provenía su madre. Si bien, sentía que el chico merecía saber por qué era menospreciado por el pueblo, estos favores también tenían un segundo motivo. Esto derribaría un poco la devota confianza que el chico rubio tenía en el hokage, lo que, en pocas palabras, era todo lo que necesitaba, una semilla de duda.
- ¿Entiendes lo que me estás pidiendo? – preguntó el hokage.
Su voz era fría y la intención asesina comenzaba a derramarse de él. Tuve que utilizar toda mi fuerza voluntad para no escapar de la habitación, aun recordaba la horrible experiencia que fue el estar del lado receptor del instinto asesino de Hiruzen Sarutobi, y no quería repetir eso, así que me apresuré a hablar.
- Lo entiendo, hokage-sama, pero creo que esto podría beneficiar a la confianza de Naruto-san en la aldea.
- Explícate.
- El chico es tratado como basura en la calle. Las personas lo insultan, lo agreden, lo escupen, lo marginan, y no solo los aldeanos civiles, también parte de la población shinobi. No sería una exageración decir que el chico es un posible riesgo de fuga, o un posible peligro para la aldea. ¿Qué piensa que sucedería si el Kyubi lograra contactar con él y lo convenciera de vengarse?
El estremecimiento momentáneo del hokage no fue perdido por mis ojos. Incluso el Sandaime sabía lo que Naruto podría hacer si se dejara influenciar por el Kyubi.
- ¿Y como ayudaría al pueblo el contarle sobre su estado como jinchūriki? O devolver la historia de los Uzumakis para el caso.
- ¿Sabe por qué la mayoría de los jinchūrikis siguen siendo leales a sus aldeas aun cuando los habitantes de estas últimas los tratan como basura? Es porque ellos saben la cargan que se les fue otorgada. Ellos saben que no odian al humano, sino al demonio dentro del humano. Por eso no dejan sus respectivas aldeas, pero dígame, hokage-sama, si un niño al que nunca se le contó sobre su estado como jinchūriki es odiado por su pueblo, ¿qué cree que será lo primero que piense?
- Que lo odian a él – murmuró el hokage.
- Exacto. Uzumaki Naruto piensa que el pueblo lo odia él, lo que no sabe es que la gente del pueblo en verdad odia lo que hay dentro de él. ¿En serio cree que con solo 4 personas que lo tratan bien dentro del pueblo, decidirá quedarse si se le presenta la oportunidad de huir? ¿o en serio cree que no llegará a su límite en algún momento y tratará de vengarse de las personas que lo trataron tan mal? Hokage-sama, ¿usted conoce al hijo menor del Kazekage?
- ¿El jinchūriki del Ichibi?
- Si. El chico fue odiado, menospreciado por la gente de su pueblo y atacado insaciablemente con la intención de que muriera. Gracias a todo eso, el demonio dentro de él pudo influenciarlo y ahora el chico cree que el Ichibi es su madre y mata sin pensarlo dos veces a cualquier persona que se le cruce por delante, todo en nombre de su madre. Hokage-sama, ¿usted cree que Naruto-san no puede terminar así si el pueblo lo sigue tratando como hasta ahora?
*suspiro* - Entiendo tu punto, Hideki-kun, pero no puedo obligar al pueblo a que deje de odiar al chico.
- Lo sé, hokage-sama, pero puede contarle sobre el Kyubi, demostrarle que confía lo suficiente en él como para confiarle tal secreto, y si restaurara la historia del clan uzumaki, podría lograr que el chico se interese en ello y tal vez deje de prestarle tanta atención a como lo tratan dentro del pueblo. Quien sabe, tal vez podría interesarse en los sellos y la aldea podría conseguir otro maestro de sellos aparte de Jiraiya-sama, incluso podría llegar a ser tan bueno como el cuarto hokage.
La mirada pensativa en el rostro del hokage fue lo suficientemente evidente como para darme cuenta de que el anciano estaba lo suficientemente perdido en sus pensamientos como para no recordar que debe ocultar sus emociones en frente de alguien como yo.
De repente un anbu apareció en la habitación, al instante lo reconocí como Kakashi.
- Hokage-sama, lamento interrumpir su reunión, pero el consejo lo espera.
- Oh, claro, voy en camino – respondió el hokage, aun perdido en sus pensamientos.
Kakashi solo asintió y desapareció en una nube de humo, posiblemente para avisarle al consejo que el hokage tardaría un poco más en llegar.
- Te daré una respuesta a tu petición dentro de las siguientes 48 horas, necesito pensar un poco más en esto, por favor, retírate.
El hokage no me había mirado mientras decía estas palabras, pero estaba seguro de que eran para mí, después de todo, no podía sentir a nadie más dentro de la habitación, pero no podía estar seguro, ya que he comprobado que mis habilidades sensoriales no son 100% efectivas.
- Claro, hokage-sama – dije, inclinándome frente al líder de la aldea.
Luego de decir eso hice un shunshin para salir de la oficina y dirigirme a mi hogar, la visita al hokage fue demasiado estresante y solamente quería dormir, aunque no pude evitar que una sonrisa se formara en mi rostro.
