Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto.

N/A: ¡Nuevo capítulo! ¡Espero que lo disfruten!

Pd: Halter es un tipo de escote en forma de banda que corre desde la parte delantera de la prenda alrededor de la parte posterior del cuello, y deja la mayor parte de la espalda descubierta. No pregunten, lo entenderán más adelante.

- Hola - (persona hablando)

Hola (pensamiento)


Capítulo 16

Al salir de la torre hokage me dirigí a casa, donde Kaori ya me estaba esperando para interrogarme sobre lo que el Sandaime y yo habíamos hablado. Luego de una corta explicación sobre cómo había cambiado la servidumbre de Sasuke por tres favores del hokage y el clan Uchiha, le mencioné la forma en la que utilicé mis primeros dos favores del hokage, parecía contenta con saber que la historia de su clan sería devuelta a las bibliotecas para que cualquiera pudiera leerla. Aunque no lo pareciera, Kaori estaba increíblemente orgullosa del clan de dónde venía, el simple hecho de que el antiguo aliado del clan Uzumaki eliminara todo rastro de la historia de su clan de sus registros era nada menos que aberrante a sus ojos.

Cuando nuestra conversación terminó me retiré a mi habitación donde no terminé de apoyar la cabeza contra una almohada que me había quedado dormido.


- Ya veo... tu plan no es malo, puede que tome más tiempo que el plan original, pero a largo plazo será más efectivo... bien hecho, mi querido hijo, llenas de orgullo a tu madre.

- Gracias, madre.

Se podían apreciar dos figuras en medio de la noche. La más alta estaba cubierta por una túnica negra con capucha y una máscara que le cubría todo el rostro, solo dejando visible sus ojos rojos como la sangre con tres comas negras en él. La figura más pequeña se encontraba arrodillada mientras aceptaba los elogios de su contraparte más alta.

- Sigue con el buen trabajo, tal vez en unos pocos años podamos volver a estar juntos como antes – susurró la persona enmascarada, en todo momento acariciando el cabello de la persona arrodillada.

- Espero con ansias ese momento.


Al día siguiente desperté cerca de las 5 de la mañana, era demasiado temprano incluso para mí, así que decidí que debería aprovechar el momento y utilizarlo productivamente. Rápidamente me levanté de mi cama y me dirigí a bañarme, la noche anterior no lo había hecho debido al cansancio mental.

Casi al final de mi tiempo de baño una idea cruzó por mi mente. Me encontraba en Konohagakure, la aldea shinobi con los ninjas más poderosos de todos los tiempos, la aldea que tenía increíbles especialistas en todas las ramas del combate shinobi, sería simplemente estúpido de mi parte estar aquí y no aprovechar.

Con una nueva resolución e increíbles ganas de adquirir nuevos conocimientos, salí del baño y me dirigí a desayunar algo.


Luego de desayunar salí a las calles de la aldea, no sin antes dejarle una nota a Kaori de que estaría fuera por un tiempo.

Las calles del pueblo estaban completamente vacías, si no fuese por las pocas personas dueñas de puestos que se levantaban temprano para preparar las cosas antes de abrir, y los shinobis que saltaban por los tejados yendo a sus misiones o volviendo de ellas, creería que me encontraba en un pueblo fantasma.

Caminé por un pequeño parque, miraba con diversión como un gato gordo trataba de atrapar a un pequeño gorrión que revoloteaba por encima suyo, obviamente a propósito ya que sabía que el felino no podría atraparlo. Me senté en un banco cercano y miré hacia arriba. La vista era hermosa, el sol se asomaba por la cima de las cabezas de los antiguos hokage, las hojas de los árboles revoloteaban por todas partes y a la lejanía se podían oír los gritos de dos personas a las que estaba esperando.

Tardaron más de lo que creí.

- Bueno, es momento de comenzar – murmuré mientras me levantaba.

Hice algunos estiramientos y me preparé para iniciar con un poco de actividad física, luego comencé a correr a la velocidad de un chunin en dirección a uno de los campos de entrenamiento. Pocos segundos después, un dúo se me acercó corriendo. El hombre era algo extraño con un corte de tazón, sus cejas increíblemente grandes, un horrendo mono verde con calentadores naranjas y un chaleco táctico jounin. La otra persona era un chico tal vez un año mayor que yo, en pocas palabras, era un clon casi perfecto del jounin a su lado, lo único que le faltaba era su chaleco táctico. Ambas personas me vieron correr en la dirección a la que iban y decidieron acercarse a mí.

- ¡Oh, Guy-sensei, parece que no somos los únicos que se levantaron temprano para comenzar el día avivando sus llamas de la juventud! – exclamó el pequeño clon.

- ¡Tienes razón mi querido alumno, parece que no somos los únicos con llamas tan ardientes que no los dejan dormir hasta tarde!

Ya me estoy arrepintiendo de esto...

- ¡Soy Might Guy, la joven bestia verde de Konoha! ¡¿Podrías decirnos tu nombre mi joven amigo?!

- Oh, hola Guy-san, soy Senju Hideki, un gusto en conocerlos – dije, tratando de no mirar las enormes cejas del alto hombre.

En serio, esas cosas no deben ser naturales...

El reconocimiento brilló en los ojos del jounin, obviamente había oído los rumores sobre el nuevo Senju en el pueblo.

- ¡Vaya, así que eres Hideki-kun, es un placer conocerte! – exclamó

¿Por qué este hombre debe gritar cada vez que abre la boca?

- ¡Oh, así que tú eres el famoso Senju del que he oído hablar! ¡Se nota que llevas las llamas de la juventud de tu familia dentro de ti! ¡Por cierto, yo soy Rock Lee, el estudiante de Guy-sensei, y el próximo en la línea para suceder el titulo de la bestia verde de Konoha!

- También es un gusto conocerte, Lee-san.

Hmm... siento que me arrepentiré de esto, pero, ¿qué más da?

- ¿Qué les parece una carrera hasta el campo de entrenamiento? – propuse.

- ¡Yosh! ¡Guy-sensei, no podemos rechazar su propuesta!

- ¡Tienes razón mi alumno! ¡Aceptamos tu reto, Hideki-kun!

De repente el suelo debajo de los pies de Guy se rompió y en menos de un segundo el hombre ya no estaba. No pude sorprenderme por demasiado tiempo, ya que segundos después su alumno hizo exactamente lo mismo.

Si... ya comienzo a arrepentirme...

Canalicé chakra suficiente en mis piernas y corrí detrás de ellos, tratando de al menos alcanzarlos.


Campo de entrenamiento número 9

Me desplomé en el suelo, completamente agotado, tratando de recuperar el aire perdido en esa carrera. Era simplemente increíble la manera en la que estas dos bestias podían correr sin utilizar chakra, y lo que lo hacía peor era que aún conservaban esa velocidad utilizando sus anormalmente pesadas pesas.

- ¡Ese fue un emocionante estiramiento Hideki-kun! ¡Tus llamas de la juventud deben arder con la intensidad de mil soles si es que puedes mantener nuestro ritmo!

- Gra... gracias...

Saqué una botella de agua del sello en mi mano y la bebí por completo.

Qué demonios estaba pensando cuando dije: "Oh, quiero entrenar con Guy y Lee, seguro que será divertido".

- Vaya, parece que sabes algo sobre el sellado – murmuró Guy, acercándose en mi dirección.

- Lo aprendí de mi madre – respondí, sellando la botella vacía y sacando otra completamente llena.

Le ofrecí agua a los dos usuarios de spandex, pero la rechazaron cortésmente. Por alguna razón, cuando miré a los ojos de Guy pude encontrar rastros de tristeza y decepción, incluso su chakra se sentía algo revuelto, pero supuse que era mi imaginación, el siempre alegre Might Guy no podía estar mostrando rastros de tristeza.

- ¡Muy bien, ya terminamos con el calentamiento, es hora de comenzar el entrenamiento verdadero! ¡¿Quieres unírtenos, Hideki-kun?!

Podía sentir como todos mis músculos me rogaban que me negara y me fuera de allí lo antes posible.

- Claro.

Ese fue el momento en el que sellé mi sentencia de muerte.

El entrenamiento de Guy y Lee no era nada menos que brutal y exagerado. Primero comenzamos con ejercicios ligeros. Lo que significaba hacer 400 flexiones con cada mano, seguidas de 500 abdominales en un árbol con pesas en los brazos y luego 1000 sentadillas. Una vez terminado todo eso tomaríamos un breve descanso para que me curara utilizando el único ninjutsu curativo que conocía y luego seguiríamos con la práctica de katas, que básicamente era golpear un tronco o una roca hasta que esta se partiera o quedara hecha polvo, lo que pasara primero.

Quiero morir... otra vez.

Solo podía gemir de dolor desde la comodidad del suelo al sentir mi cuerpo hecho trizas. Ningún entrenamiento que haya tenido alguna vez podría compararse con lo brutal que era entrenar con Guy, ni siquiera Aoki había llevado mi cuerpo a tales extremos, y para colmo, ni siquiera habíamos comenzado con la práctica de taijutsu.

- ¡Genial! ¡Parece que nuestro invitado puede seguir nuestro joven entrenamiento Lee, ¿sabes lo que eso significa?!

- ¡¿Qué significa, Guy-sensei?!

- ¡Que tal vez te hayamos encontrado un joven compañero de entrenamiento!

- ¡Yosh! ¡Mis llamas de la juventud arden con intensidad al pensar en todo el entrenamiento que podríamos hacer juntos!

Emm... sigo aquí, lo saben, ¿cierto?

- ¡Está bien, es hora de comenzar con la práctica de taijutsu! ¡Hideki-kun, ¿quieres unírtenos?!

- Paso – respondí.

Sentí como si mi cuerpo me hubiese agradecido por eso.

- No estoy acostumbrado a entrenar tanto tan temprano y dentro de poco tendré que ir a la academia, así que tal vez otro día me una en el entrenamiento de taijutsu.

- ¡Muy bien, Hideki-kun, recuerda que siempre puedes volver para seguir entrenando con nosotros, estoy seguro de que a Lee le gustaría tener a otra persona para entrenar a parte de mí!

- ¡Claro que sí, Guy-sensei!

Por un momento, por un horrendo momento, pude ver como esas dos abominaciones verdes se abrazaban y una playa con olas rompiéndose aparecía de fondo junto a una puesta de sol.

¡NOO! ¡POR FAVOR, DETENGANSE!

Traté de cerrar los ojos, pero ya era tarde, la grotesca imagen ya estaba impresa en mi mente y no importa cuanto tratara de imaginar otra cosa, siempre terminaba viendo la maldita puesta de sol con ellos abrazándose.

No creo poder volver a dormir después de esto...

Podía sentir como mi regeneración acelerada comenzaba a reparar mis músculos, lo que básicamente me dejaba con un gran dolor, por lo que tuve que utilizar chakra curativo para aliviarlo. Luego de un tiempo pude volver a levantarme.

- Creo que es momento de que me vaya, mi compañera debe estar molesta por mi ausencia – dije – Nos vemos otro día, Guy-san, Lee-san.

Los saludé con la mano mientras caminaba fuera del campo de entrenamiento. Antes de que pudiese llegar muy lejos Guy apareció en frente de mí.

- Espera, Hideki-kun.

La mirada en sus ojos me indicaba que lo que sea que fuese a decirme era algo serio. Era un contraste extraño con la personalidad alegre y bulliciosa que había estado mostrando hasta hace unos momentos.

- ¿Qué sucede, Guy-san?

De repente y sin previo aviso Guy se arrodilló ante mí y posó su frente en el suelo.

¿Eh?

- Quiero pedirte disculpas.

- Por favor, Guy-san, levántate, no sé por qué tratas de disculparte, pero no hace falta que te arrodilles para hacerlo.

Mis palabras parecían caer en oídos sordos ya que el hombre no levantaba la cabeza.

- Fui uno de los seleccionados por el hokage para ir en la ayuda de tu pueblo cuando fue atacado por esos ninjas renegados – dijo.

Por unos segundos mi mente se quedó en blanco. No estaba al tanto de que la hoja había enviado a ninjas para ayudar al pueblo, sabía que Aoki había enviado una solicitud de ayuda, pero no pensé que tomarían acción tan rápido.

- Si tan solo no me hubiese estado reteniendo al correr para no alertar al enemigo, tal vez podría haber ayudado a tus padres contra esos ninjas desaparecidos. Por eso, lo lamento.

Podía sentir la decepción, la tristeza, la pena, todo un conjunto de emociones viniendo de este hombre arrodillado ante mí. Pero no me interesaba, porque tenía razón, si tan solo él se hubiese quitado las pesas, o activado al menos dos puertas, podría haber llegado en poco tiempo al pueblo y ayudado a Aoki a pelear con Kakuzu, o ayudado a Akio con Hidan.

Un sentimiento que no había tenido en mucho tiempo comenzó a surgir a salir a la superficie. Era ira. Pero no dirigida al hombre en frente mío, sino al hokage, ya que estaba completamente seguro de que era él quien le había dicho a Guy que se contuviera, eran él o Danzo quien lo había hecho.

Tuve que utilizar toda mi fuerza de voluntad y autocontrol para no dejar que mi ira saliera a la superficie en forma de instinto asesino. Tomé algunas respiraciones y me calmé, no podía dejarme controlar por mis emociones, no era propio de un shinobi. Recordé las enseñanzas de Zabuza sobre el control de las emociones y reacomodé mi ira dentro de mi cuerpo.

- No te culpo por lo sucedido, Guy-san, si de alguien es la culpa es de mí. Si no hubieran tenido que protegerme seguramente hubieran vencido a sus enemigos.

Lo que dije era un pensamiento que había estado teniendo durante un tiempo. Estaba seguro de que, si Akio no hubiera tenido que protegerme de Hidan, podría haber ayudado a Aoki a acabar con Kakuzu. Era mi culpa que ambos estuviesen muertos.

- ¡Un joven con tan grandes llamas no puede estarse culpando por los errores del resto! – exclamó con renovado vigor.

Je, ese es el Guy que conozco y admiro.

- Entonces un hombre tan joven como usted no puede estarse culpando de los errores de otros, Guy-san – le respondí con una sonrisa – Lo perdono.

- ¡Yosh! ¡Qué joven tan amable eres Hideki-kun, perdonando a alguien como yo luego de tal revelación! ¡Si en algún momento necesitas algo no dudes en pedírmelo, la bestia verde de Konoha siempre está dispuesto a ayudar al resto!

Luego de esa exclamación desapareció en una ráfaga de velocidad. Al mirar hacia atrás pude verlo haciendo flexiones con su meñique junto a Lee.

- Que sujeto más agradable... - murmuré mientras caminaba fuera del campo de entrenamiento.


Cuando volví a casa lo primero que vi fue a Kaori sentada en la mesa principal tomando té con dos ancianos que reconocí como los asesores del hokage. Tenía muchas preguntas para hacer, pero decidí tomar el enfoque cortés, después de todo, no sería bueno estar del lado malo de los consejeros del hokage y viejos estudiantes del Nidaime.

- Vaya, no los esperaba aquí. Es bueno volver a verlos, Koharu-san, Homura-san – dije, con una sonrisa cortés.

- También es bueno volver a verte, Hideki-kun – respondió la anciana.

El otro anciano simplemente me dio un asentimiento y siguió con su té.

- Si hubiese estado al tanto de que vendrían me habría asegurado de quedarme en casa a esperarlos – me disculpé.

- Oh, no te preocupes, solo pasábamos por la zona y decidimos visitar de improviso, Kaori-chan aquí nos informó que habías salido temprano.

- Si, había decidido entrenar un poco y por casualidad me encontré con un hombre llamado Might Guy quien me ofreció entrenar con él y su estudiante. Como verán no fue una sabia decisión...

- Ya veo... Guy-san puede ser algo... extremista, a la hora de entrenar, algo que parece haberle heredado a su estudiante – el que habló esta vez fue el anciano.

- Si me disculpan, me iré a bañar y volveré pronto, entonces podremos hablar bien.

- Oh, no te preocupes, ya nos íbamos de todas formas, aunque queríamos darte algo antes de eso.

Koharu metió su arrugada mano en uno de sus bolsillos y sacó una pequeña carta que dejó sobre la mesa.

- Esta es una invitación formal para que ambos se presenten ante el consejo. Normalmente lo solicitaríamos mediante un anbu, pero como esta es una ocasión especial decidimos que podríamos hacerlo nosotros mismos.

Kaori acercó la carta y la abrió. Tal y como dijeron, era una invitación formal a presentarse ante el consejo de la aldea, aunque más que un interrogatorio como había pensado en un momento, parecía ser más como una cena formal con los jefes de clan y algunos civiles bien posicionados. Decía que debíamos ir de manera formal, lo que sería un problema ya que no teníamos ese tipo de ropa.

Antes de que los ancianos pudiesen retirarse por completo se detuvieron y Homura se giró.

- Estamos al tanto de que has estado interactuando con el Kyubi jinchūriki, por favor, trata de hacerlo en un lugar donde los ciudadanos no puedan verte demasiado. Sería malo para tu imagen que vieran al último Senju dentro del pueblo con la persona más odiada de la aldea.

Luego de decir eso se fueron del departamento.

No estoy seguro de si eso fue una sugerencia, una amenaza o una advertencia, al menos su chakra no fluctuó cuando dijo esas palabras, por lo que puede que simplemente haya querido darme un consejo...

- Lo tendré en cuenta – le dije a la puerta ahora cerrada.

- Son viejos bastante astutos – señaló Kaori.

- Lo sé. ¿De que hablaron mientras no estaba?

- Dijeron que estaban aquí para hablar sobre los departamentos, ya que ellos se encargan de los asuntos civiles como tiendas, entretenimiento y alojamiento. Por lo que dijeron, estaban interesados en la forma que administrábamos el lugar y esas cosas.

- Básicamente buscaban una forma de meterse en nuestro negocio.

- Podría decirse.

- Hmm... Kaori.

- ¿Sí?

- Toma algo del dinero recaudado y compra un lindo vestido, esta noche saldremos.

*suspiro* - Supuse que dirías algo así...


Luego de bañarme utilicé un shunshin para llegar rápido a la academia. Esperé a que la hora para entrar llegara y luego convoqué a Kaori utilizando el sello de unión. Puede que no haya estado dispuesto al principio a que pusiera un sello en mí, pero terminó siendo increíblemente útil al final.

- ¿Cómo te fue con las compras? – pregunté, caminando por los pasillos en dirección a nuestro salón.

- Creo que bien, no soy buena escogiendo ropa femenina así que tuve que pedirle ayuda a una chica que caminaba por allí. Terminé comprando un vestido rojo, y a ti un traje genérico.

- ¿Por qué tengo el presentimiento de que para mí compraste lo primero que viste y para ti te tomaste un tiempo en encontrar algo que te gustara?

- ¿Quién sabe? – se encogió de hombros.

Llegamos al aula y entramos. Había pocas personas, pero los pocos que estaban adentro nos miraban de manera extraña, no eran como las miradas de ayer, que estaban cubiertas de miedo por lo que le había hecho al Uchiha, eran más como miradas de respeto y asombro. Supuse que sus padres les habían dicho algo de que se hicieran mis amigos, posiblemente por mi apellido, pero sinceramente no me interesaba, solo estaba en este lugar porque lo necesitaba, no para formar amistades.

Caminé junto a Kaori en dirección de uno de los asientos más alejados, específicamente al lado de un chico con lentes oscuros y capucha.

Aburame Shino, siempre me pareció un tipo interesante, o al menos sus insectos lo eran.

Los insectos que podían comer chakra eran algo que siempre habían llamado mi atención mientras miraba el anime.

- Buenas, Aburame-san – dije, sentándome al lado del chico solitario.

- Buenas, Senju-san, Uzumaki-san.

- Oh, por favor, llámame Hideki, Senju-san suena demasiado formal.

- A mí puedes llamarme Kaori.

- Está bien, Hideki-san, Kaori-san. Ustedes pueden llamarme Shino entonces.

- Claro, Shino-san.

Podía sentir como uno de sus insectos se posaba sobre mi cuerpo. Si fuera alguien más posiblemente no me hubiera dado cuenta, pero para su mala suerte, podía sentir si algo que no fuese mi ropa tocara mi cuerpo. Tranquilamente comencé a canalizar chakra en la zona donde estaba su insecto hasta que este comenzó a tambalearse y luego cayó sobre la mesa debido al exceso de chakra en su sistema. Si bien el kikaichu de su clan era formidable a la hora de absorber chakra, uno solo no podía absorber tanto.

Los ojos del Aburame se elevaron levemente por encima de sus gafas al ver a su insecto caer a la mesa, él sabía que no estaba muerto, estaba incapacitado debido al exceso de chakra en su sistema, lo que lo impresionó fue que alguien de su misma edad pudiera darse cuenta de que había dejado que uno de sus kikaichu se posara en su cuerpo.

- Eres bastante perceptivo, Hideki-san, y también posees una gran cantidad de chakra por lo que veo – señaló el chico.

- Lo siento si dañé de alguna forma a tu kikaichu, Shino-san, solo que no me gusta tener a algo absorbiendo mi chakra sin mi permiso – dije, dejándole en claro que si volvía a hacerlo sucedería lo mismo.

- Ya veo. Siento haberlo hecho sin tu consentimiento, es la mera costumbre.

- No pasa nada – dije, desviando mi mirada hacia la derecha.

Podía ver a un chico encapuchado con un pequeño perro blanco sobre su cabeza caminar hacia nosotros.

Inuzuka Kiba. Que persona más desagradable.

- ¡Así que tú eres el famoso Senju! – dijo el chico, casi gritando.

No tenía ningún tipo de mala intención hacia el niño, solamente no me agradaba su personalidad, personalidad que todo su clan parecía compartir.

- Tú debes ser Kiba Inuzuka. El hijo de Inuzuka Tsume, la actual jefa del clan Inuzuka.

Pude sentir la curiosidad en el chakra de Shino y el asombro en el de Kiba, aunque la sorpresa en su rostro era suficiente como para saber lo que sentía.

- ¿Cómo sabes todo eso? – preguntó.

- Es de conocimiento común que el heredero del clan Inuzuka está en esta clase, al igual que los herederos del clan Aburame, Nara, Akimichi, Yamanaka, Hyuga y Uchiha.

- Guau... no sabía que todos sabían eso.

- Es bueno salir de vez en cuando y oír lo que hablan los aldeanos, sueles aprender cosas curiosas – señalé.

- ¡Genial! ¿Qué otra cosa sabes?

- Que si no te mueves de ese lugar ahora mismo un grupo de chicas te aplastará.

La confusión era obvia en el rostro del Inuzuka, así que señalé detrás de él. Cuando se giró pudo ver a una manada de chicas fan correr en su dirección. Antes de que pudiera hacer algo las chicas ya lo habían atropellado para llegar al lado de su objeto de adoración, Uchiha Sasuke. Parece que en algún momento de mi conversación con ambos herederos de clan el Uchiha había aparecido y se sentó en los asientos de adelante. No podía sentir más que un leve rastro de molestia por su parte, supuse que era por la presencia de sus fanáticas, así que no le di importancia.

Ahora que veo al Uchiha, me acabo de percatar que Naruto no está aquí…

Kaori, como si pudiese leer mis pensamientos, señaló por la ventana en dirección al monumento del hokage. Curioso, miré en la dirección señalada y pude apreciar una especie de punto naranja en medio del rostro de piedra del segundo hokage. Canalicé chakra a mis ojos y pude ver a un sonriente Uzumaki Naruto con una lata de pintura en una mano y una brocha en la otra. Corriendo por los tejados cerca de él, se encontraba nuestro instructor de academia, Iruka, junto a un escuadrón de anbu.

Siempre creí que eso de que Naruto había sido perseguido por anbu luego de sus bromas era solo parte de los fanfics…

Miré con diversión como el chico se daba cuenta de que Iruka seguido por un grupo de anbus se dirigían a donde él se encontraba y decidía saltar de la cuerda para caer sobre un sofá en un tejado y luego seguir corriendo de tejado en tejado.

Parece que al menos se divierte… eso significa que el Sandaime no le ha dicho nada aún…

Alrededor de 20 minutos después llegó Iruka con un amordazado Naruto sobre su hombro. Lo dejó sentado entre Shino y yo, y luego se dirigió al frente de la clase.

- Lamento la tardanza, tuve que resolver un problema – dijo, mirando con molestia a Naruto.

El chico parecía querer decir algo, pero la cinta pegada en su boca no lo dejaba hacerlo.

- Como sea, empecemos con la clase.

En ese momento me desconecté. Iruka no tenía nada que pudiera enseñarme que no supiera ya. Me encontraba en el nivel de caminata por el agua con mi control de chakra, sabía absolutamente toda la historia sobre los clanes, a excepción de algunas cosas que no parecían tener sentido, pero no les presté demasiada atención ya que el simple hecho de que yo existiera ya algo sin sentido en este mundo. Mi taijutsu era superior a cualquier estudiante excepto Kaori, mi ninjutsu superaba al del llamado prodigio Uchiha, no era un experto en genjutsu, pero podía defenderme, sabía al menos un ninjutsu médico y una variable utilizable para el combate, era al menos nivel 4 en fuinjutsu. Si bien no era un estratega al nivel de los Nara, podía diseñar planes funcionales. No había nada que la academia pudiera enseñarme que no supiera o superara ya, no era arrogancia, era un hecho, y estaba seguro de que el hokage se lo había mencionado a Iruka, por lo que no me dijo nada por ignorar su clase.

Hmm… ¿qué habría pasado si nunca hubiese pensado en venir a este lugar? ¿dónde podría haber terminado? ¿en otra de las cinco grandes naciones? También podría haber vivido como un ninja mercenario, por lo que oí ganan buen dinero y no son molestados por los pueblos a no ser que interfieran con alguna misión.

Fui sacado de mis pensamientos por un sentimiento de urgencia. Era como si mis sentidos me estuviesen alertando que me encontraba en peligro, así que reaccioné de manera instintiva. Atrapé el pequeño proyectil que se dirigía en mi dirección y lo lancé de regreso al agresor. Segundos después pude oír una maldición proveniente de enfrente mío. Al mirar con atención, me di cuenta de que era Iruka sosteniendo su nariz ahora enrojecida. No entendía que era lo que había pasado hasta que me di cuenta del trozo de tiza en el suelo y el leve rastro de color blanco en el rostro del instructor.

Maldita sea.

- Lo siento Iruka-sensei, actué por instinto – dije, inclinando un poco la cabeza.

- No importa – respondió el chunin – ¿Podrías responder mi pregunta?

¿Pregunta?

Parece que Kaori nuevamente leyó mi mente, ya que pude oír un leve susurro de su parte.

- ¿A quién le quitó el cuarto hokage el título del shinobi más rápido?

Oh Kaori, eres mi salvadora.

- Oh, si, lo siento. El yondaime-hokage le quitó el título del shinobi más rápido de las naciones elementales al yondaime-raikage.

- ¿Sabes cuáles son sus nombres?

- El cuarto hokage se llamaba Namikaze Minato y el cuarto raikage se llama A – respondí.

- Muy bien. Procura estar más atento la próxima vez, por favor.

- Claro, Iruka-sensei.

Bueno, parece que si le molesta que ignore su clase después de todo.

Iruka continuó con su clase que esta vez parecía tratarse exclusivamente del yondaime-hokage. Tuve que prestarle un mínimo de atención para que lo de la tiza no volviera a ocurrir.

- Pss.

Me giré para ver de donde vino el sonido. Vi a un ahora liberado Naruto mirarme con una gran sonrisa en el rostro.

- Eso de antes fue genial, ¿cómo lo hiciste? – preguntó en un susurro.

¿Se estará refiriendo a lo de la tiza?

- Años de entrenamiento, supongo – me encogí de hombros.

- ¿Podrías enseñarme a hacerlo?

La ilusión en sus ojos y las ansias de conocimiento que este chico parecía desbordar eran impresionantes, no entendía como podía ser el peor alumno de este lugar, Naruto era básicamente el sueño de cualquier maestro practico, alguien dispuesto a aprender y con la resistencia necesaria para llevar a cabo cualquier entrenamiento, como no terminó siendo entrenado por Guy era un completo misterio.

- Claro, pero mañana, hoy tengo cosas que hacer – le respondí.

- Genial, ¿qué te parece luego de la escuela?

- Por mí está bien.

Antes de que el chico pudiera decir algo una rápida tiza golpeó contra su frente, haciendo que cayera hacia atrás con una marca roja en su rostro.

- ¡Presten atención ustedes dos! – Gritó Iruka.

*suspiro* Supongo que será un largo día...


La clase de historia finalmente había acabado. Estaba seguro de que si pasaba un minuto más escuchando a Iruka hablar sobre la grandeza del yondaime-hokage terminaría cortándole el cuello al hombre. Era simplemente estúpido el nivel de adoctrinamiento que tenía esta academia, mostrando a sus lideres como dioses y al resto de naciones y sus lideres como enemigos a los que les dieron una segunda oportunidad.

Por si no fuera poco el hecho de que tuve que oír a un hombre hablar sobre una persona que asesinó a más de mil shinobis en solo un segundo, también tuve que huir de un grupo de chicas fanáticas que no me dejaban en paz, algo de llevarse el corazón del último Senju, sinceramente no le presté mucha atención, solo quería comer en paz y ellas no me dejaban así que tuve que utilizar un shunshin e ir a la terraza de la escuela.

*suspiro* - ¿Cómo la aldea fundada por un grupo de asesinos terminó en esto?

Caminé hasta uno de los extremos del techo para sentarme en un banco a comer, pero parecía estar utilizado por una niña. La reconocí al instante, no por su figura ni por el símbolo en su ropa, sino por esos ojos blancos sin pupila que me miraban como si fuera algún tipo de depredador y ella fuera mi presa.

- Hyuga Hinata – dije.

- Ho-hola Hi-Hideki-kun – me dijo, juntando la punta de sus dedos mientras miraba hacia abajo.

*suspiro* He aquí la poderosa heredera del clan Hyuga. Que broma.

- Hinata-san, me disculpo si mi repentina aparición interrumpió tu hora de almuerzo – dije, caminando en la dirección de otro banco.

- N-no ya me iba – dijo apresuradamente mientras recogía sus cosas.

Supongo que este es un buen momento.

- Antes de que te vayas, Hinata-san, ¿podría hacerte una pregunta?

Pude sentir el conflicto en el chakra revuelto de la niña tímida, obviamente la intimidaba y no deseaba estar cerca de mí por mucho tiempo, así que decidí ser rápido y preciso con mi pregunta.

- ¿Por qué acosas a Naruto-san?

- Q-Qué? Yo no acoso a Naruto-kun – dijo rápidamente, como si ya hubiese practicado ese conjunto de palabras con antelación.

- ¿Entonces por qué siempre que lo veo en la calle tú te encuentras cerca, escondida detrás de algún arbusto o poste? Además, ayer cuando fuimos al puesto de ramen tú estabas allí mirándonos con tu Byakugan, que, por cierto, me parece un pésimo uso para un dojutsu.

- ¿C-cómo sabes eso?

El chakra de la niña era simplemente un caos. No había control alguno, lo que básicamente la volvía un libro abierto para mí.

- Soy un sensor, Hinata-san, podría sentir tu chakra desde aquí a la torre hokage – respondí sin más – Sabía que nos estabas espiando desde el momento en el que nos sentamos en la barra.

- P-por favor no se lo digas a Naruto-kun – suplicó.

- Tranquila, no haría tal cosa, eres un futuro compañero shinobi después de todo, pero...

- ¿Pero?

- Supongo que sabrás como el pueblo trata a Naruto-san si lo has estado persiguiendo durante tanto tiempo, ¿no?

- S-si... se qué el pueblo trata mal a N-Naruto-kun... aunque no sé por qué...

- Ya veo... ¿sabes cuál es su mayor sueño?

- ¿Ser hokage?

- Ser hokage es solo una meta en su vida.

La sorpresa era evidente en el rostro de la niña.

- ¿Entonces cuál es el sueño de Naruto-kun? – preguntó.

Sorprendente, no tartamudeó.

- Formar una familia.

- ¿Una familia?

- Sabes que Naruto-san es un huérfano, ¿cierto?

- Si, todos en el pueblo lo saben.

- ¿Cuál crees que podría ser el mayor sueño de un niño huérfano? Algo que todos tienen y el no, algo que puede llegar a atesorar más que su propia vida, algo que siempre ha deseado.

- Una familia...

- Exacto.

- ¿Por qué me dices esto?

- Una buena pregunta. Por lo que puedo deducir, te gusta Naruto-san.

- N-N…

- No lo niegues – la interrumpí – Puedo sentir cuando mientes, así que no hace falta ocultarlo de mí.

- …

- Te digo esto porque quiero que Naruto-san sea feliz. Él está hambriento de atención, quiere amigos que proteger, quiere una familia a la cual amar, cree que convirtiéndose en hokage podrá conseguir todo eso, lo que no sabe es que para convertirse en hokage primero necesita al menos la primera parte de esas cosas. Yo estoy dispuesto a ser su amigo, al igual que Kaori, pero dime Hinata-san, ¿qué es más poderoso? ¿la amistad o el amor?

Parece que mis palabras lograron llegar a ella ya que prácticamente podía ver los engranajes girando en su cerebro.

Parece que es mi momento de irme.

Me levanté de donde estaba sentado, ya terminado mi almuerzo y comencé a caminar hacia la puerta para volver a bajar al salón de clases, pero antes de irme le dejé unas últimas palabras a la chica.

- Recuerda Hinata, Naruto necesita amigos, pero más que eso, necesita amor, un amor que solo una persona enamorada puede estar dispuesta a ofrecer... Por otro lado, estoy seguro de que le encantaría llevarte a comer ramen si te volvieras su amiga – le dije mostrando una sonrisa.

Con eso dicho entré en la puerta y bajé las escaleras para llegar al salón de clases.

- Yo... yo puedo darle a Naruto-kun el amor que desea – pensó Hinata. Una nueva resolución formándose dentro de ella.


Llegué justo a tiempo al salón de clases para ver a un chico que reconocí como Kiba volar por los aires y estrellarse contra la mesa de Iruka. Al ver en la dirección de donde vino volando, pude ver a una Kaori furiosa que derramaba su intención asesina sin contenerse mientras miraba con los ojos inyectados en sangre al pobre Inuzuka inconsciente.

Antes de que Kaori pudiera empalar al desmayado chico con una lanza de piedra me moví a su lado y apreté su hombro.

- Kaori, cálmate, derrumbarás todo el edificio si continúas así – le gruñí.

- ¡No me interesa el maldito edificio, ese idiota trató de tocarme el trasero! – gritó.

- Kaori. Te dije que te calmaras.

Apreté con más fuerza su hombro y comencé a soltar mi propio instinto asesino. Si bien, sabía que no podría derrotar a Kaori en un combate de taijutsu, ella también sabía que no necesitaba el taijutsu para derrotarla.

La chica pareció vacilar por unos instantes, pero luego de un minuto se calmó y contuvo su instinto asesino nuevamente.

- Lo siento – murmuró.

Dejé de canalizar mi propia intención asesina y solté su hombro.

- Está bien, se lo merecía, pero trata de contener tus emociones la próxima vez.

Ese fue el momento exacto en el que Iruka entró seguido por Hinata. Sus miradas pasaron de la sorpresa al horror al ver la mitad de la clase desmayada y la otra tratando de recuperar el aliento, sumado al Inuzuka inconsciente en la destrozada mesa de Iruka.

- ¡¿Qué sucedió aquí?! ¡Hinata llama a una enfermera!

- S-si Iruka-sensei – dijo la chica mientras salía corriendo.

- El idiota de allí trató de tocar mi trasero y le di un golpe – dijo Kaori sin preocupaciones.

*suspiro* - ¿Por qué no me sorprende que Kiba se meta en este estilo de problemas? – gruñó Iruka mientras apretaba el puente de su nariz - ¿Y qué sucedió con el resto del salón?

- No lo sé, ya estaban así cuando llegamos – respondí con un encogimiento de hombros.

- Ustedes dos harán que me salgan canas – suspiró el chunin.

- Nosotros también te adoramos Iruka-sensei – respondimos Kaori y yo al unísono.

En ese momento llegó Hinata con una enfermera que rápidamente comenzó a curar las heridas del joven Inuzuka.


El día de clases terminó sin más problemas que una promesa de venganza por parte de Kiba. Nada más que palabras vacías de un niño con el orgullo roto supuse.

Antes de irnos a casa pude ver como la tímida Hinata se acercaba a Naruto y comenzaba a hablarle. No pude evitar que una sonrisa se formara en mi rostro al ver como los dos iban juntos en dirección del puesto de ramen. Luego de eso desaparecí junto a mi pelirroja compañera en un shunshin de agua. Todo sin darme cuenta de que un par de ojos color carbón me miraban con furia y envidia.

Una vez en nuestro departamento comencé a ordenar algunas cosas mientras Kaori entraba a bañarse. Dentro de unas horas tendríamos que reunirnos con los jefes de clanes y algunos civiles adinerados, como era una situación importante supuse que tendría que actuar como esa maldita anciana me había enseñado... No pude evitar que un escalofrío pasara por mi cuerpo al pensar en la anciana Yoko.

Con suerte no volveremos a vernos nunca... con mi suerte estará en la reunión...

Decidí que me probaría el traje que Kaori me había comprado, así que busqué entre las bolsas que dejó en la mesa principal hasta encontrar lo que quería. Una vez encontré la bolsa en donde se encontraba mi vestimenta para esta noche lo saqué para mirarlo. No era nada especial, era exactamente como ella había dicho, un traje genérico, algo que usaría cualquier hombre de negocios en una reunión formal con la diferencia de que, en vez de ser negro, era de color azul oscuro, pero lo que me pareció curioso es que venía con una camisa blanca, para usar por debajo del traje supuse.

Caminé hasta mi habitación donde tenía un espejo de cuerpo completo y me puse el traje. Era bastante cómodo la verdad, se sentía bien en mi cuerpo, era ligero y bastante flexible por lo que veía. Aunque me sentía raro al usar este tipo de atuendo ya que desde que había llegado aquí solamente había utilizado ropa shinobi promedio, incluso la ropa que utilizaba casi a diario era ropa shinobi adquirida de uno de los pocos comerciantes que rondaba Kiri.

Salí de mi habitación al oír cerrarse la ducha y esperé en la sala principal a que Kaori saliese y me dijese que tal me veía.

Cuando oí pasos detrás de mí me giré y hablé.

- ¿Cómo me v...

Mis palabras se vieron interrumpidas por la vista frente a mí. Kaori llevaba un hermoso vestido estilo halter de color cereza, estaba abierto de forma vertical en el medio, pero ambas partes estaban unidas en la cintura por un pequeño cinturón hecho de tela con pequeños broches de forma triangular en él. Debajo de eso llevaba una blusa algo transparente de color rosado que quedaba hermoso con el vestido. Su cabello estaba atado en sus habituales coletas largas, pero esta vez cada uno llevaba un broche triangular de color dorado. En su cuello había una especie de gargantilla que parecía estar unida al vestido, en sus manos había guantes sin dedos hechos de la misma tela y trasparencia que la blusa, se sostenían en sus manos gracias a un anillo que llevaba en el dedo medio de cada mano.

- Hermosa... - murmuré sin pensar.

Pude ver como sus mejillas se ponían de un leve color rosado. Solo en ese momento me di cuenta de lo que había dicho y también me sonrojé, pero para mi desgracia el sonrojo se notaba más en mi piel pálida, lo que básicamente me hacía parecer un tomate.

- Tú también te ves bien – me dijo, claramente divertida.

El leve sonrojo en sus mejillas, junto al hermoso vestido y su cabello rojo la hacían un espectáculo para la vista. Kaori en este preciso momento no era nada menos que bella.

Tomé una fuerte respiración y reorganicé mis pensamientos y emociones, no podía dejarme llevar por la belleza de una mujer, no era algo propio de mí.

- Muy bien, dentro de una hora tendremos que estar en la sala del consejo... ¿sabes cómo llegar allí? – pregunté.

- Pff, ¿qué si lo sé? Puse un sello de vigilancia para oír lo que dicen – exclamó inflando su pecho.

- Je, no esperaba menos de ti – dije, acercándome y acariciando su cabello.

- ¡Oye! No me despeines.

- Lo siento. Por cierto, ¿qué pasó al final con lo de la finca Kurama? ¿lograste entrar?

- Dejé a un clon haciéndolo, por los informes que envía cada hora creo que tomará alrededor de dos días que logre entrar sin llamar la atención de los guardias o la propia chica. ¿Por qué tu insistente interese en ella?

- Es una chica que puede crear un genjutsu que se encuentra por encima del sharingan, ¿cómo no estar interesado?

- Pero por lo que dijiste no puede controlar ese poder – señaló.

- Porque sellaron incorrectamente al demonio dentro de ella, allí es donde tú entras.

- ¿Quieres que reselle un demonio? ¿estás seguro de que mi belleza no te quemó una neurona?

- Quien sabe, ¿acaso lo hiciste con ese propósito? – pregunté tomándola de la barbilla para que me mirara fijamente.

- Hmph, ya quisieras – respondió, separando mi mano de su barbilla.

- Por un momento sonaste como el Uchiha – me burlé.

- Vuelve a decir eso y te prometo que la línea del Nidaime morirá contigo – gruñó.

- Entendido.


Ya era la hora, estábamos fuera de la sala del consejo, la puerta era custodiada por dos Jonin que no reconocí y varios anbu en las sombras.

Esto parece más una trampa que una cena...

Le mostré la nota que Koharu nos había dejado a uno de los Jonin. Nos miró con curiosidad por unos momentos y luego llamó a uno de los anbu ocultos para que confirmara si la carta era autentica. El anbu que reconocí como Yugao confirmó la autenticidad de la carta y le indicó al Jonin que nos dejara entrar, este último aceptó con algunas dudas y abrió las puertas.

Una vez que las puertas se abrieron por completo pude ver la sala de reuniones del consejo por primera vez. Era mucho más grande de lo que parecía desde el exterior, había una enorme mesa de madera en medio y a sus lados sillas de madera, había pequeñas mesas de forma circular con comida repartidas por todo el lugar, la mesa principal tenía una gran variedad de comida que parecía estar siendo atacada por un enorme hombre de largo cabello rojo puntiagudo que le caía por la espalda y un niño casi tan grande como él pero con el cabello de color castaño, los reconocí como Choza y Choji, a su lado estaban Shikamaru e Ino, cada uno con su respectivo padre. A lo lejos podía ver a Hyuga Hiashi hablar con sus hijas, Hinata y Hanabi, no muy lejos de ellos se encontraban Tsume, la matriarca del clan Inuzuka y el jefe del clan Aburame, Shibi, cerca de ellos estaban Kiba comiendo junto a Akamaru y Shino mirándolos. También se encontraban en el lugar algunos shinobis de renombre y algunos que no conocía en lo absoluto, los más destacados fueron los futuros maestros del Konoha 11 y otros como Mitarashi Anko y Morino Ibiki. Todos parecían estar vestidos de manera formal, algunos con traje o vestido y otros con hermosos kimonos.

- Parece que llegaron a tiempo – dijo una voz a mi lado.

Al girarme la voz se rebeló como Hiruzen Sarutobi junto a sus asesores, los tres llevaban kimonos que les quedaban bien a pesar de su edad, pero me llamó más la atención de que por alguna razón Danzo no estaba presente, aunque traté de no darle demasiada importancia.

Creo que es la primera vez que veo al hokage sin su sombrero.

- De lo contrario seria una falta de respeto, hokage-sama – dije, inclinándome un poco ante él y los ancianos.

- Te ves hermosa, Kaori-chan – dijo Koharu de repente.

- Gracias, Koharu-san, usted también se ve muy bien – respondió Kaori con una dulce sonrisa.

- Por favor, pasen, no se queden allí parados, coman algo, nos encargamos de pedir los mejores platillos que los cocineros Akimichi tenían para ofrecer – dijo el hokage.

- Con su permiso, aceptaré la solicitud y comeré algo – le dije, despidiéndome y caminando en dirección a la mesa con comida.

En poco tiempo Kaori se había movido a mi lado. Era incómodo tener las miradas de tantos jefes de clan sobre nosotros, estaba seguro de que todos sabían quienes éramos, pero traté de no darle importancia, tal y como había dicho la anciana Yoko, nunca debo dejar que las miradas juzgadoras de nobles o personas en mi mismo nivel social me incomoden, siempre debo verme elegante y con el aire de nobleza que mi apellido me otorgaba.

Una vez en la mesa tomé lo que parecía una aceituna y la metí en mi boca. La increíble explosión de sabores que sentí en menos de un segundo fue asombrosa, al parecer habían logrado rellenar la aceituna con varios ingredientes que lo volvían un placer para el paladar, algo cuanto menos sorprendente.

- Parece que disfrutas de la comida que preparan los cocineros de mi clan.

Una fuerte voz habló de repente a mi lado, al girarme pude ver a Choza parado a mi lado con una enorme sonrisa en el rostro.

- Es simplemente fascinante cuantos sabores diferentes pueden encontrarse en algo tan pequeño – dije, tomando otra aceituna.

- Parece que tienes buen gusto, chico. Me llamo Choza, soy el jefe del clan Akimichi, y este de aquí es mi hijo Choji – exclamó acercando a su hijo a la conversación.

- Es un placer conocerlo, Choza-dono, soy Senju Hideki – dije, ofreciendo mi mano para un apretón que aceptó, luego me giré para ver al incómodo Choji. – Creo que ya nos conocimos en la academia, Choji-san, es bueno verte – le ofrecí mi mano y al igual que su padre aceptó.

- También es bueno verte, Hideki-san.

- ¿Entonces debo suponer que esta linda señorita de aquí es la famosa Uzumaki Kaori?

¿Famosa?

- Oh, pero si es el jefe del clan Akimichi, ¿vienes a recuperar tu titulo de más platos de barbacoa comidos en un minuto? – exclamó Kaori con una voz arrogante.

Mi cerebro hizo cortocircuito por un momento. Era completamente impensable que Kaori hablara así con un jefe de clan, además, ¿qué pasaba con eso de recuperar su titulo de comer barbacoa? ¿cuándo demonios tuvo el tiempo suficiente como para hacer eso?

- Vaya, no te reconocí vestida así señorita, creí que Hideki-kun aquí había decidido traer a una chica más educada y bella a esta cena – dijo Choza con un tono despectivo.

- ¿Acaso quieres que te patee el trasero nuevamente, grandote? – gruñó Kaori.

- Cuando desee, niña – dijo el padre de Choji con una mirada seria.

- Emm… ¿podrías explicarme que sucede? – pregunté a Choji.

- Papá parece tener algún tipo de rivalidad con Kaori-san desde que ella rompió su récord de comer la mayor cantidad de barbacoa en un minuto – explicó el chico.

- Ya veo… ¿cuándo sucedió exactamente eso? – pregunté.

- Si mal no recuerdo, una semana antes de que entraran a la academia – respondió.

¿O sea que en vez de estar investigando lo que le pedí estaba ocupando su tiempo en una estúpida competencia de comer barbacoa con un sujeto que es cinco veces su tamaño?

No podía negar que era divertido ver al padre de Choji que era básicamente un oso con sobrepeso y a Kaori que era prácticamente una hormiga a su lado gruñéndose el uno al otro.

- Choza, ya deja de molestar a la niña – suspiró una voz.

Era Inoichi Yamanaka, el jefe del clan Yamanaka, caminaba junto a su hija Ino y los dos Nara que parecían querer estar en cualquier otro lugar que no sea este.

- Ella comenzó – se quejó el hombre.

- Déjalos Inoichi, son demasiado problemáticos como para entrometerse – suspiró Shikaku.

*suspiro* - Tú tampoco ayudas Shikaku – dijo Inoichi.

Shikaku solo se encogió de hombros y se me quedó mirando, era como si tratara de resolver un rompecabezas al que le faltaba una pieza.

- De todas formas, soy Inoichi Yamanaka, y esta de aquí es mi hija Ino – dijo el hombre mientras señalaba a su hija que parecía mirarme con molestia.

- Conozco a Ino-san, creo que Kaori también la conoce bien. Por otro lado, es un gusto conocerlo, Inoichi-dono, he oído mucho de usted.

Pude ver como la chica se estremecía por un momento, lo que me pareció divertido.

- Cosas buenas, supongo – dijo Inoichi.

- Cosas que me hacen desear nunca visitarlo en el trabajo – bromeé.

- Esas son cosas buenas para mí – se encogió de hombros despreocupadamente.

- También es un gusto conocerlo, Nara-dono – dije, mirando a Shikaku – También es bueno verte, Shikamaru-san – le dije al menor de los Nara que solo respondió con un asentimiento.

- Llámame Shikaku, Nara-dono suena demasiado problemático.

- Está bien, Shikaku-san. Noté que me ha estado mirando bastante, ¿necesitaba algo? – pregunté.

- Oh, nada, simplemente me pareces curioso – respondió el hombre.

- ¿Curioso?

- Si. Es extraño que un miembro de uno de los clanes más famosos del mundo aparezca de la nada, envíe a una niña a invadir nuestros compuestos de clanes, y luego entre en la academia y venza al llamado prodigio Uchiha como si nada en un combate – señaló.

- Oh, espero que no le haya molestado lo de Kaori invadiendo, era simplemente una llamada de atención, no era nada malo – me encogí de hombros – Por otro lado, el Uchiha tenía el ego muy crecido, por eso fue fácil derrotarlo, era demasiado confiado en sus habilidades y esa fue su perdición.

- Fue problemático que me dijeran que una niña de la edad de mi hijo pudo invadir los compuestos de todos los clanes del pueblo y señalar sus deficiencias. Tuve que hacer muchos ajustes en la seguridad después de eso – suspiró – Y en cuanto al Uchiha tienes razón, su ego es tan grande que no lo deja ver que no están prodigio como los aldeanos lo hacen creer.

Ino parecía furiosa por lo que estábamos diciendo del Uchiha, pero incluso ella sabía que lo que estábamos hablando era cierto, así que optó por enfurecerse en silencio.

- Ahora que Shikaku lo menciona, ¿podría hacer una pregunta? – el que habló fue Inoichi.

- Adelante – respondí.

- ¿Qué clase de entrenamiento ha hecho esa niña para realizar tal hazaña? – preguntó.

- Eso sería revelar información personal, Inoichi-dono, algo que no estoy dispuesto a hacer sin el consentimiento de Kaori – respondí, dejando que una sonrisa se formara en mi rostro.

- Je, tienes razón, tal vez tenga más suerte preguntándole a ella.

- Suerte con eso. Usted puede verla así de infantil al pelear con Choza-dono, pero es increíblemente reservada cuando se trata de su entrenamiento – señalé.

*suspiro* - Esperaba algo así.

- ¡Por favor, me gustaría decir unas palabras! – exclamó alguien de repente.

Todos miramos en la dirección de la voz y allí pudimos ver al Sandaime-hokage que sostenía una copa en su mano.

- ¡Me gustaría hacer un brindis!

Asistentes comenzaron a pasar repartiendo copas con bebidas en ellas, por lo que pude deducir gracias a su olor era champagne, uno caro. Todos los presentes, incluso los hijos de jefes de clan tomaron una copa.

- ¡Me gustaría que brindis fuese en honor a alguien especial aquí esta noche! ¡Este brindis es para el nieto de mi sensei, el hijo de uno de los shinobis más grande que Konoha pudo haber tenido, y el que espero que algún día se convierta en un gran shinobi! ¡Este brindis es para ti, Senju Hideki!

Todos se voltearon a verme, incluso Kaori, y levantaron sus copas en honor al brindis del hokage.

Maldita sea, que incómodo que es esto...

Levanté mi copa al igual que todos en el lugar y tomé un trago. El alcohol nunca había sido algo importante en mi vida, ni en la pasada ni en esta, pero he bebido lo suficiente como para saber que este era un gran champagne.

- ¡También me gustaría hacer un brindis! – exclamó Koharu - ¡En honor a una de las últimas sobrevivientes del clan del remolino, el clan hermano de los Senju y Uchihas, y quien también espero que en un futuro se convierta en una gran shinobi! ¡Esto es para ti, Uzumaki Kaori!

Pude ver como algunos de los civiles vacilaban a la hora de levantar sus copas, por otro lado, los jefes de clan y sus hijos las levantaron sin problema. Parecía que los no shinobis no estaban del todo contentos luego de enterarse de que el mocoso Kyubi en verdad tenía un clan, y uno famoso para el caso.

Kaori parecía no saber que hacer, supuse que era una experiencia nueva, así que decidí ayudarla levantando un poco su brazo. Eso fue todo lo que necesitó para levantar ella misma su copa y tomar un trago de su bebida.

- ¡Muy bien, espero que todos disfruten de la noche!

Luego de esas palabras el hokage aplaudió un par de veces y un grupo de músicos pareció materializarse de la nada. Comenzaron a tocar una música completamente extraña que sorprendentemente daban ganas de bailar.

Me giré en la dirección de Kaori y extendí mi mano.

- ¿Le concederías el honor de bailar con él a este humilde Senju, oh gran sobreviviente del clan del remolino? – pregunté en un tono burlón.

- Oh, por supuesto humilde Senju, te concedo el honor de sacarme a bailar – respondió ella en el mismo tono.

Tomé suavemente la mano que me extendió y la llevé a la parte donde la mayoría de los invitados civiles y algunos shinobi comenzaban a bailar. Fue divertido lo nervioso que estaba el hijo del hokage al bailar con quien en un futuro sería la madre de su hija, pero fue aún más divertido ver a una ebria Mitarashi Anko obligar al famoso Hatake Kakashi a bailar mientras Might Guy lloraba porque su eterno rival lo había vencido al encontrar pareja para el baile antes que él.

- Oye...

Escuché la voz de Kaori susurrar.

- ¿Sí? – pregunté, mirándola fijamente.

- ¿Sabemos cómo se baila esto?

- No tengo la más mínima idea – respondí.

- Es bueno saber que no soy la única – me dijo, una hermosa sonrisa en su rostro.

Supongo que es bueno alejarse de la violencia de vez en cuando para apreciar los pocos momentos como estos...