Los tíos de Hayley, Irene y Richard Brown condujeron al hospital en completo silencio.

Cuando Irene había contestado el teléfono, quedó en shock.Luego ella dejó caer el teléfono, le dijo a Richard y ambos habían salido por la puerta de su casa.El médico había dicho que había habido un accidente de auto y que Hayley y dos niñas más habían estado allí. Irene no había escuchado lo suficiente como para escuchar las condiciones de las niñas.

Cuando llegaron al hospital, ambos caminaron a la sala de emergencias.

Irene fue directamente a la recepción. "¿Está Hayley Xandra Richter aquí?"

La recepcionista miró a la mujer, claramente aburrida. "Por favor, siéntese y llene-"

"¡¿Dónde está mi sobrina, maldita sea?!"Irene golpeó su mano sobre el escritorio, haciendo estremecer a la recepcionista.

"¿Señor y señora Brown?"un oficial de policía caminó hacia ellos en ése momento sosteniendo a una Hayley que estaba completamente ilesa, para alivio de Irene, pero había algo mal con ella. Sus ojos verdes habituales que siempre estaban llenos de vida y curiosidad ahora estaban muertos y sin vida.

Irene se acercó para tomar a la niña de los brazos del policía y mirarla fijamente. "¿Hayley?"pero la niña no respondió. Enseguida se volvió hacia el oficial de policía, dándose cuenta de Carrie-Ann Jones. La madre de Annie Richardson. Era una vista terrible. Nada era peor que perder a un hijo. Nada en el mundo.

Carrie-Ann se encontraba en el suelo, sollozando por su hija. Llorando, gritando, pero no había nada que pudiera traerla de vuelta.

"Oh Dios mío."Irene susurró, aferrando a su sobrina con seguridad en sus brazos.

"¿Qué demonios pasó?" Richard preguntó mirando a uno de los oficiales.

"Accidente automovilístico. Golpearon a una de las niñas que murió antes de que la ambulancia las alcanzara."el oficial de policía dijo morosamente.

"¿Hayley? Mi niña, ¿estás bien?" Irene volvió a llamar a la niña acariciando su pequeño rostro pero ella sólo permaneció con la mirada perdida, mirando a la nada.


Oxford, Nueva York

En un bar en plena noche en la Universidad de Oxford un hombre castaño vestido con un traje bastante formal se acercó a la barra del lugar al lado de una mujer rubia de unos peculiares ojos bicolor quien se encontraba en la misma.

"Heterocromia..." soltó el castaño llamando la atención de la mujer. Él solo sonrió mientras la rubia mirándolo de reojo volvió su mirada a la barra donde se encontraban ambos ahora.

"Un caballero me invitaría una bebida primero." habló la mujer.

El castaño soltó una leve risa para luego poner su mano en su sien. "Norman, una cerveza y un brandy para la señorita por favor." pidió dirigiéndose al hombre de la barra.

La rubia volvió a verlo un tanto sorprendida ante el pedido que acababa de hacer dicho hombre. "¿Cómo supiste?" preguntó la rubia.

"Adiviné." respondió rápidamente el castaño. "Me llamo Xavier, Charles Xavier." se presentó dándole su mano la cual la mujer aceptó con una pequeña sonrisa.

"Amy." se presentó ésta.

"Heterocromia fue con referencia a tus ojos y tengo que decir que son encantadores." le dijo Charles con una sonrisa coqueta lo que hizo reír levemente a Amy. "Uno azul, uno verde. Es una mutación, una atractiva mutación, te tengo noticias Amy, eres una mutante." finalizó obviamente coqueteando con ella.

"Primero me coqueteas y luego me llamas deforme." dijo Amy ladeando la cabeza sin soltar su sonrisa. "¿Cómo te funciona esa técnica de seducción?"

"Te lo diré en la mañana." respondió Charles sacándole una sonrisa a la mujer. "No, enserio, no es un insulto. La mutación nos llevó de ser organismos unicelulares a la forma dominante de vida reproductiva en éste planeta." explicó mientras que ella lo escuchaba con atención. "Formas infinitas de variación con cada generación... todo a través de la mutación."

"Entonces... me voy a retractar." respondió Amy con una sonrisa.

Mientras tanto a unos pocos metros de ellos se encontraba otra mujer rubia, la cual se encontraba sentada mirando a ambos con algo de fastidio. Eso hasta que finalmente se levantó de su asiento y se acercó a ellos.

"Mutante y orgullosa." dijo Amy tomando su copa a lo que Charles copió la acción y ambos golpearon sus copas para luego beberlas.

"Salud." dijo Charles antes de tomar ésta. Rápidamente desvió su mirada encontrándose con la rubia quien acababa de acercarse. "Oye."

"Bueno, tendré que pagar mi trago yo." dijo la rubia con un tono de sarcasmo.

"Lo siento, una soda." dijo rápidamente Charles dirigiéndose al hombre de la barra.

"Charles me decía que soy como una de las primeras criaturas que salieron del mar." habló Amy volteándose a donde se encontraba la otra rubia para luego volver su mirada a Charles.

"Si, un poco más Sexy." respondió éste sin quitar su mirada de Amy lo que hizo que los dos soltaran una ligera risa mientras que la rubia que se encontraba frente a ellos continuara seria. "Lo siento es mi hermana, Raven." volvió a hablar Charles presentando a dicha rubia.

Amy se volteó a ver a Raven para darle su mano.

"Qué tal." dijo Raven con una sonrisa forzada antes de tomar la mano de la chica.

"Amy." volvió a presentarse ésta. "¿Y tú que estudias?"

"Para camarera." respondió rápidamente Raven.

Cuando a chica no respondió nada, Raven la continuó mirando. Cuando ésta cambio automáticamente el color de su ojo derecho pasándolo del verde oscuro que tenía a un amarillo oscuro mientras que su ojo izquierdo permaneció de su mismo color.

Amy volvió a mirarla notando ahora dicho cambio. "Oye tienes heterocromia igual que yo." habló sorprendida sin quitar sus ojos de los de Raven.

"¿Cómo?" preguntó Charles quien acababa de terminar su bebida y se quedó mirando a Amy.

"Mira sus ojos." le respondió ésta.

Frunciendo el ceño Charles miró a su hermana, quien lo miró a él con una sonrisa. Al verla aclaró su garganta y acomodó la parte del cuello de su camisa algo incómodo. "Si... Raven trae tu abrigo." habló de mala gana sacando un billete de cinco dólares de su bolsillo el cual dejó en la barra junto a las bebidas. Así se alejó sin siquiera despedirse de Amy.

Raven automáticamente tomó su abrigo y lo siguió y ambos salieron del lugar.

"No me hables, lo hiciste a propósito." dijo Charles mientras salía a la calle poniéndose su abrigo.

Raven fue rápidamente detrás de él ya con su abrigo puesto ahora caminando a su lado. "Claro que no." se defendió acomodando su bolso algo molesta. "¿Por qué lo haría a propósito? Sabes que a veces no lo controlo si estoy estresada o cansada."

"Parece que ahora lo estás haciendo muy bien." dijo Charles serio caminando con sus manos dentro de sus bolsillos.

"Mutante y orgullosa." dijo Raven molesta imitando la voz de Amy. "Solo aplica con mutaciones bonitas o invisibles como la tuya." Charles la miró de reojo. "Pero si eres un fenómeno ocúltate."

A lo último Charles solo soltó una pequeña y leve risa ante el comentario de su hermana. "No me digas tonterías." dijo con tono calmado. "Es que no quiero parecer un anciano gruñón." frunció el ceño mientras ambos ahora estaban parados frente a frente en la calle.

"Es lo que eres." respondió Raven.

"A veces." replicó Charles. "Pero ya hablamos de ésto Raven. Un pequeño tropiezo no es tan grave, pero uno más grande podría ser peligroso."

Luego de eso ambos retomaron su camino hasta que llegaron a una mansión la cual era su casa donde los dos habían crecido juntos toda su vida.

* * * *

Mansión de Charles

Raven se encontraba en el baño, en su verdadero aspecto. Su piel era de un azul intenso con marcas alrededor de toda su cara y todo su cuerpo pero éstas se encontraban tapadas por la bata que llevaba puesta, su cabello era un pelirrojo oscuro completamente echado para atrás y finalmente sus ojos eran un amarillo oscuro pero intenso. Ésta se miró al espejo unos minutos.

"Mutante y orgullosa." susurró antes de llevase su cepillo de dientes a la boca comenzando a cepillar sus dientes. "Mutante y orgullosa." volvió a repetir está pero ahora con pasta de dientes en su boca, volteando su cabeza hacia la puerta donde se podía ver a Charles sentado en su escritorio con unos papeles.

Este solo suspiro sin mirarla y continuó escribiendo en su hoja.

Raven acabó de cepillarse sus dientes y volvió a mirarse de nuevo al espejo mirando su aspecto... No era algo que a ella le gustase y en su interior pedía a gritos poder cambiarlo y no verse de ésa forma. "Si tan solo..." susurró para si misma, saliendo del baño hasta la puerta quedando a la vista de Charles quien no apartaba su mirada de sus hojas. "¿Saldrías conmigo?"

"Claro que sí." respondió Charles sin apartar su vista de lo que se encontraba escribiendo. "Cualquiera tendría suerte de estar contigo, eres encantadora."

"¿Con ésta apariencia?" volvió a preguntar Raven.

"¿Q-qué?" preguntó Charles quien ahora si apartó su mirada para dirigirla a Raven a quien miró sin mucha expresión. "¿Azul?" preguntó a lo que Raven bajo su mirada. "Eres mi mejor amiga."

"La mejor o la única." dijo Raven con una pequeña sonrisa.

"Gracias por eso." dijo Charles soltando una leve risa.

"Dime." dijo Raven pidiendo que respondiera a su pregunta nuevamente.

"Soy incapaz de verte de esa forma, me siento responsable por ti." dijo Charles tomando su cuaderno y levantándose de su asiento pasando por al lado de Raven. "Cualquier otra relación parecería... incorrecta." con eso se sentó en el sillón de la sala donde se encontraron nuevamente abriendo su cuaderno.

"Pero, ¿y si no me conocieras?" volvió a preguntar Raven.

"Por desgracia si te conozco." dijo Charles mirándola para luego devolver su mirada a su cuaderno. "No sé porque de pronto tu apariencia te preocupa tanto."

Con un suspiro Raven se acercó recostándose en su hombro. "Tengo sueño, léeme algo." pidió cerrando sus ojos.

"Hoy no, tengo que preparar mi tesis y tengo que estudiar." respondió Charles leyendo su cuaderno donde se encontraba su tesis.

"Pues lee eso." dijo Raven. "Tu tesis siempre me hace dormir."

"Para el nomonerdentalesis su primo mutante el homosapiens era una aberración, la convivencia pacífica si es que existió... duro poco..." Charles hizo una pausa. "Los registros muestran que sin excepción la llegada de la nueva especie humana era seguida por la inmediata extinción de su equivalente menos evolucionado..."


Nebraska, Lincoln

Cinco semanas pasaron desde el accidente. Desde que Annie había muerto y desde entonces, Hayley no había dicho una sola palabra. Pasaba sus días encerrada en su habitación, sin querer contarle a sus tíos lo extraño que había sentido cuando murió su amiga. Ni ella misma sabía qué había sucedido.

Por su parte Irene decidió llevar a la niña a terapia varias veces.Ése día como de costumbre hubo un completo silencio en el auto.De vez en cuando, miraba a Hayley, pero estaba en el mismo trance que el día del accidente.

Una vez que el auto estuvo estacionado, tía y sobrina entraron a la oficina de terapia.

"Buenos días señora Brown."saludó el doctor O'Neil.

"Hola Dr. O'Neil."

"¿Cómo estás Hayley?"el Dr. O'Neil le preguntó a la niña, pero no obtuvo respuesta.Con un suspiro garabateo en su libreta. "No ha habido progreso en las últimas tres semanas, Irene."

"Lo sé. Solo pensé..." Irene se calló.

El Dr. O'Neil suspiró. "Voy a probar algunos nuevos métodos."

Irene asintió, sentándose en un rincón de la habitación, observando en silencio a su sobrina y al médico.

"Hola Hayley." el Dr. O'Neil susurró sosteniendo un sobre amarillo en su mano. "Tengo algunas fotos para mostrarte hoy."

Los ojos de Hayley parpadearon hacia el sobre cuándo el Dr. O'Neil sacó fotos. Ella se inclinó un poco hacia delante para mirar mejor. Eran fotos de Annie tomadas en la escuela. Enseguida sintió como si alguien la hubiera abofeteado con fuerza en la cara.

Irene sintió como si algo estuviera mal pero ignoró la sensación.

El Dr. O'Neil extendió las imágenes sobre la mesa frente a Hayley. "¿Quién es ella, Hayley?"

"Una de mis compañeras de clase." Hayley susurró las primeras palabras desde el accidente. "Annie."

El doctor asintió satisfecho con aquel pequeño progreso. "¿Y cómo te sientes hoy?"

Hayley tardo unos largos segundos en responder. "Triste."

El doctor asintió. "¿Te gustaría decirme por qué te sientes así?"

Hayley miró al doctor.La mirada que la niña le estaba dando al doctor O'Neil lo asustó. Parecía como si hubiera visto demasiado del mundo en sus cortos cinco años.

"La vi morir... La sentí morir." Hayley susurró aunque nada de lo que decía tenía sentido. "Yo... morí."

"Hayley, ¿qué quieres decir-?"

"Estaba en su cabeza cuando mi amiga murió." Hayley murmuró recordando el momento que le provocaba pesadillas de noche. "Vi y sentí como todo sucedió."

Un silencio tenso abordó la habitación mientras el doctor e Irene cruzaban miradas inciertas entre sí. Después de un tiempo el doctor la miró con seriedad.

"Hayley, has pasado por muchas cosas. Has visto muchas cosas y tal vez solo..."

Mientras el doctor hablaba los ojos de Hayley se fruncieron cuando voces comenzaron a escucharse a su alrededor. Pero no voces cualquieras sino los pensamientos de su doctor y de su tía entremezclados con sus propias voces. Estaba sucediendo lo mismo que le había pasado desde la muerte de Annie. Había podido escuchar los pensamientos de algunas de las personas que habían estado en el entierro de la niña. Se había asustado pero no había sucedido más hasta ése momento. Su respiración enseguida comenzó a agitarse con miedo, mientras tapando sus oídos intentó silenciar las voces en su cabeza que ahora parecían ser más de solo dos.

"Callense... Callense." murmuró temblorosamente. "¿Qué está sucediendo?"

"Hayley..." el doctor O'Neil intentó llamar la atención de la niña, pero ésta simplemente continuó aferrándose a sus oídos mientras los mandaba a callar.

"¿Hayley?" Irene se dirigió enseguida a su sobrina con preocupación. "¿Cariño qué sucede?"

"Hay muchas voces y no paran." dijo Hayley con nerviosismo. "¡¿Por qué no paran?!"

"¿Voces?" el doctor O'Neil frunció el ceño. "¿Qué voces? Aquí solo estamos nosotros Hayley."

«¿Qué está pasándole?»

Hayley enseguida captó los pensamientos del doctor.

«Está actuando totalmente fuera de su cabeza»

"Yo no estoy loca." la niña le espetó al doctor, tomándolo por sorpresa.

"¿Qué dices?" el doctor O'Neil la miró aún sorprendido.

"Que no estoy loca." repitió Hayley bajando lentamente sus manos de sus oídos. "Usted piensa que lo estoy."

"No, eso no es así." negó el doctor O'Neil. "No pienso que estés loca, lo que quiero que entiendas es que..."

Hayley se levantó de repente haciendo saltar al médico en su asiento. "¡Tú piensas que yo estoy loca!" dijo enojada.

El doctor O'Neil negó con la cabeza. "No Hayley-"

"¡No lo niegue!" Hayley lo señaló. "¡Puedo escuchar sus pensamientos!"

Saliendo de su aturdimiento Irene enseguida intentó llamar la atención de la niña. "Hayley, mi amor... cálmate-"

"¡Tú también piensas que estoy loca, ¿no es así?!" Hayley se giró bruscamente a su tía comenzando a perder la paciencia por las voces que parecían subir de volumen cada vez que hablaba. "¡Por eso estoy aquí! ¡¿Por eso fue que me trajiste?!"

"Hayley, cariño..." Irene trató de consolar a su sobrina, pero ésta levantó las manos con ira.

"¡No!"Hayley gritó y fue cuando todo sucedió.

Ante la onda invisible que se desprendió de la niña Irene se quedó sin aliento al volar hacia atrás chocando con la puerta de la oficina. Con su visión borrosa observó queel Dr. O'Neil volaba hacia atrás golpeando la pared hasta caer inconsciente en el suelo. Entonces fue que vió como los muebles empezaron a temblar y sacudirse... Lo que la hizo volverse a Hayley que se miraba las manos inspeccionándolas con temor y confusión.

'¿Qué es ésto?' pensó Hayley asustada.Y fue entonces que escuchó la voz de su tía nuevamente.Excepto que ella no le estaba hablando.Su boca no se movía en absoluto.

«Oh Dios mío»

Hayley escuchó dentro de su cabeza. Mirando a su tía con miedo lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. "¿Qué está sucediendo?" preguntó asustada. "¿Qué es todo ésto?"

Cuando de nuevo el torrente de voces hizo eco en su cabeza cerró los ojos con fuerza y puso ambas manos contra su cabeza. Habían tantas voces. Tantas. Era demasiado ruidoso.Tanto que sentía como si su cabeza se estuviera abriendo. Pero no sé detenían...Simplemente seguían y seguían y seguían y parecían unirse otras más cada vez.

"Basta." murmurócon voz temblorosa manteniendo los ojos cerrados esperando que eso mantuviera las voces a raya. "¡Basta!"dijo un poco más fuerte, pero las voces parecían hacerse más fuertes. "¡Basta!"gritó con más fuerza cayendo de rodillas con las manos a cada lado de su cabeza. "¡Por favor basta!" pidió ésa vez, pero no se fueron.

Comenzó a balancearse de un lado a otro, tratando de hacer que las voces se detuvieran. Pero estás se quedaron. Se quedaron y nunca se fueron.


Nota: Los sombreados fuertes de color negro lo utilice para señalar los poderes de telepatia...

Y los sombreados mas claros reflejan los pensamientos personales de los personajes...