Westchester
A la noche siguiente, Charles y Raven regresaron de nuevo al bar del día anterior esperando divertirse, distraerse y celebrar su gran logro de ese día.
Charles hacía fondo en una larga y gran copa de cerveza arriba de una mesa mientras todos en el lugar lo obaceaban. Finalmente acabó y todos los presentes lo aplaudieron. Este finalmente pegó un grito victorioso para luego bajarse de la mesa y abrazar a Raven.
"Estoy muy orgullosa de ti." dijo Raven entre risas antes de separarse de él.
"Gracias." respondió Charles, su voz no parecía que estuviese borracho aunque en realidad si lo estaba. "Quiero otras de estas..." dijo mostrando la gran copa que tenía en su mano. "... y tú necesitas otra soda." frunciendo el ceño fue en la dirección a la barra donde se encontraba nada más ni nada menos que Amy mirándolo con una sonrisa. Enseguida se aproximó a ella, pero justo en ése momento una mujer castaña de unos ojos marrones muy oscuros y vestida con un abrigo negro algo corto se interpuso en su camino.
"Felicidades profesor." habló ésta con una sonrisa."
"Muchas gracias, ésto es más difícil de lo que ustedes creen." dijo Charles mostrando la misma copa que acababa de beber.
"No, por su presentación." aclaró la castaña con una sonrisa.
"Ah, estuviste en mi presentación que linda te lo agradezco mucho." dijo Charles como si la evadiese, ahora si notando su voz de borracho pero aún manteniendo una posición sobria.
"Moira Mac Taggert." se presentó la mujer ofreciendo su mano.
"Charles Xavier." dijo él aceptando su mano.
"¿Tiene un minuto?" pidió Moira mirando brevemente a su alrededor.
"Para una hermosa chica con una mutación del gen MSR1, tengo 5." dijo Charles pasando su mano por uno de los mechones del cabello de Moira y luego pasando su brazo por sus hombros para dirigirla hacia una mesa. "Yo digo MSR1, tú dirías... castaño rojizo, es una mutación, una atractiva mutación..." comenzó a hablar ya borracho. "Mutación si... que nos llevó de ser sencillos organismos a la especie dominante-"
"Oiga." lo interrumpió Moira. "Esta rutina debe ser un éxito, pero ésto es muy importante."
"¿Qué?" preguntó Charles frunciendo el ceño.
"Necesito sus conocimientos." dijo rápidamente Moira, con él mirándola algo desorientado mientras se acomodaba en su silla. "Si, esa clase de mutaciones que menciona en su tesis... quisiera saber si ya pudieron haber pasado en personas aún con vida."
Charles la miró más concentrado, mientras dirigia sus dos dedos hacia su sien disimuladamente para entrar en la mente de Moira. Al entrar pudo ver varias imágenes pero las principales eran de una mujer la cual era una telepata como él y al parecer todo su cuerpo se veía como un cristal y ésta se encontraba junto a un hombre que parecía conocer. Ante eso alzó sus cejas sorprendido, pero rápidamente como Moira comenzó a llamar nuevamente su atención salió de su mente.
"Deberíamos hablar cuando esté sobrio." dijo Moira con seriedad. "¿Tiene tiempo mañana?"
Charles la observó unos minutos ahora retirando su manos de su sien. "Algo me dice que usted ya sabe la respuesta a su pregunta."
Alzando sus cejas, Moira desvió bajando su mirada...
"Esto es muy importante para mí y voy a hacer lo que pueda para ayudarla." le dijo un tanto serio.
"Gracias." dijo Moira con una ligera sonrisa.
Nebraska, Lincoln
Por otra parte a varios kilómetros de distancia una Emily que no había podido dormir casi salió sigilosamente de su habitación esperando pasar desapercibida por sus tíos. Desde el incidente en la oficina del doctor se había quedado prácticamente recluida en su pequeña habitación.
Desde entonces las voces dentro de su cabeza no habían desaparecido. Cada vez que veía a alguien mirándola, podía oírlos pensar. Incluso podía escuchar los pensamientos de sus vecinos. El único momento en que se detenía era cuando se iba a dormir, de lo contrario las voces no paraban.
Para su mala suerte al entrar en la cocina para comer algo se topó con la presencia de sus tíos quienes al verla dejaron de hablar en susurros entre sí.
"Emily, cariño." saludó Irene al ver a la niña, sigilosa mientras miraba entre cada uno como un pequeño animalito asustado. "Creímos que estarías dormida."
"No... no podía dormir." dijo Emily. "Yo... vine por algo de leche."
Asintiendo Irene le hizo un gesto de bienvenida. "Ah, bueno, está bien... ¿quieres que te lo sirva?"
En silencio Emily la observó por uno tiempo, antes de asentir levemente.
"Yo lo haré Irene, no te levantes." dijo Richard colocandose de pie. "No agraves el dolor en tu espalda." lanzándole una breve mirada a la niña se dirigió hacia la nevera donde sacando la jarra de leche la dejó sobre el mesón mientras buscaba un vaso para servirla.
Con su tío sirviéndole la leche, Emily permaneció todo el tiempo con la mirada en el suelo esperando que ninguno de los dos comenzara a hacerle preguntas. Sin embargo en ése momento una voz se escuchó dentro de su cabeza con mucha claridad.
«Me pregunto... ¿cuál es su problema?»
La cabeza de Emily se movió de un lado a otro en la habitación buscando la fuente de la voz entre sus tíos. Antes de mirar a su tío Richard.
«¿Por qué me está mirando?»
Las manos de Emily comenzaron a temblar. No podía dejar de sentir temor cada vez que corroboraba que podía escuchar las voces de las personas en su cabeza.
"¿Emily?" Irene llamó la atención de la niña en ése momento. "¿Estás bien?"
«Oh dios Emily»
Emily escuchó también los pensamientos de su tía.
«¿Qué está pasándote?»
«¿Por qué está siendo tan extraña?»
Palabras. Frases. Voces. Todas giraban en la cabeza de Emily. Cerrando los ojos puso las manos en sus orejas para mitigarlas. "Basta... basta." susurró con desesperación.
"¿Emily?" colocándose cautelosamente de pie, Irene decidió acercarse a la niña a pesar de la mirada negativa que le dio su marido. "Emily-"
Emily intentó centrarse en su tía pero las voces fueron tan tormentosas que sin poder evitarlo hizo que las cosas en la cocina comenzaran a temblar sin parar.
"¿Qué está pasando?" Richard preguntó nervioso cuando el vaso de vidrio en su mano se rompió haciéndose añicos al tocar el suelo.
"Emily... mi amor tienes que detener ésto." pidió Irene con impotencia al ver cómo los ojos asustados de la niña recorrían las cosas temblando a su alrededor. "Por favor cálmate."
"No sé... no sé cómo hacerlo." negó Emily mirandola con lágrimas en los ojos. "Lo siento..." susurró. "Lo siento." con eso salió corriendo de la cocina de regreso a su habitación.
"¡Emily!"
La voz de su tía se escuchó pero no se detuvo hasta que entrando en la habitación cerró la puerta de golpe y se quedó encerrada lejos del mundo. Había escapado de las expresiones de sus tíos y de todas las cosas temblando en la cocina, pero las voces siguieron allí en su mente.
«¡¿Qué demonios fue eso?!»
«¡¿Que está pasando?!»
«Que raro. ¿Esos son autos flotando sobre el suelo?»
¿Autos flotando sobre el suelo? Emily frunció el ceño, corriendo rápidamente hacia la ventana donde dejó escapar un grito ahogado cuando efectivamente vio varios autos estacionados en las aceras estar levitando bastante centímetros por encima del suelo. "¿Qué está pasando?" susurró con temor retrocediendo hacia un rincón de su habitación donde dejándose caer se aferró a sus rodillas con fuerza. "¿Qué es todo ésto?"
El llamado a su puerta la hizo sobresaltarse, sin embargo la voz de su tía fue lo único seguro que encontró de aquella situación sin respuesta en la que estaba viviendo. Por lo que colocandose nuevamente de pie corrió hacia la puerta abriéndola de golpe para enseguida rodear la cintura de su tía buscando refugio y seguridad.
"Emily..." susurró Irene moviéndose para agacharse y abrazar mejor a la niña que escuchó llorando completamente asustada.
"Hay muchas voces... muchas." dijo Emily llorosa. "Muchas de ellas... Todo el tiempo y no paran... No se detienen." negando cerró los ojos con fuerza. "¿Por qué no se callan?"
Tomando un suspiro profundo, Irene la sostuvo por un tiempo más frotando al mismo tiempo su espalda para darle algo de tranquilidad. "Shh, está bien cielo... no llores... no llores."
"¿Qué me está pasando tía?" prosiguió Emily sin dejar de llorar. "¿Qué es todo ésto?"
Aferrándose más a la niña, Irene supo que no tenía más sentido el negarse a las pruebas que tenía al frente. Lamentablemente su sobrina podía hacer cosas que ella ya conocía que había visto pero que jamás pensó que la pequeña heredaría. Su hermana menor, Gabrielle, la madre de Emily siempre había podido hacer ése tipo de cosas, y al parecer su hija había heredado esas habilidades. "Emily, hay algo que tengo que decirte."
Base de la CIA, Langley, Virginia
Temprano un par de días después, en el Cuartel general de la CIA de Langley, Virginia, Charles se encontró reunido en una especie de habitación conferencista frente a una larga mesa con pocas personas en ella.
"La llegada de la era nuclear pudo haber acelerado la mutación..."
En la punta se encontraban dos hombres que eran los jefes de Moira mientras que en la otra punta cerca de Charles se encontraban Raven y en el asiento a su lado estaba sentada Moira y al lado de ella su compañero.
"Es posible que haya individuos con habilidades extraordinarias entre nosotros." resaltó Charles la última palabra mientras se acercaba a su asiento frente a Raven. "Gracias por su atención." terminó antes de sentarse.
"Mac Taggert." habló el hombre quien se encontraba en la punta de la mesa. "¿Cree que un científico loco me va a hacer creer en damas que resplandecen y hombres que se esfuman?" negó de mala gana. "Acaba de ganarse un boleto a las maquinas de escribir." finalizó éste cerrando la carpeta que tenía frente a él. "Terminó ésta reunión."
Moira fue a pararse de su asiento cuando Charles la detuvo. "Por favor siéntese Agente Mac Taggert." pidió. Ella volvió a sentarse mirándolo extraño pero él devolvió su mirada a ambos hombres. "No esperaba que me creyera, sobre todo porque durante toda mi presentación solo imaginó qué clase de pastel iban a servir en la cafetería." con un encogimiento de hombros dio una respuesta a su incógnita. "Es de manzana."
Sutilmente Raven sonrió.
"Lamento no haber sido honesto contigo." dijo Charles dirigiendo su mirada a Moira, regresando nuevamente su atención a los dos hombres. "Escuchen, una de las muchas cosas que me permiten mi mutación y que agradezco, es el poder leer sus mentes."
"Ya he visto ésto en shows de magia." habló el hombre que se encontraba sentado junto al jefe de Moira en tono burlón. "Ahora nos dirá que quiere que pensemos en un número del 1 al 10."
Charles soltó una risa leve. "No agente Stryker, aunque podría preguntar sobre su hijo William en quien estaba pensando. Lo que es muy tierno, pero creo que prefiero preguntar sobre los misiles Júpiter que ésta nación está poniendo en Turquía." rápidamente se vio la cara alarmada de ambos hombres quienes se miraron entre ellos.
El jefe de Moira la miró con cierto enojo y comenzó a apuntar a Charles con su dedo rápidamente. "Tragiste un espía." dijo enojado a lo que ella negó con la cabeza rápidamente. "¡Tragiste a las instalaciones un espía!"
Cuando todos comenzaron a gritar y discutir, rápidamente Raven se levantó de su asiento y se trasformó en el agente Stryker. Todos dirigieron su mirada a ella totalmente sorprendidos observándola rápidamente volver a su forma azul.
"¿Les gustó el truco de magia?" preguntó Charles mirando nuevamente a los agentes.
"El mejor que haya visto." susurró un hombre que se encontraba sentado detrás de ellos quien había apreciado toda la reunión sin hacerse notar, pero ahora parecía sorprendido para bien con lo que acababa de ver.
"Los quiero fuera de aquí." volvió a hablar el jefe de Moira, apuntando a Raven y Charles con su dedo. "Quiero que los aíslen hasta que decida que hacer."
Charles y Raven intercambiaron miradas.
"Mis instalaciones están afuera." habló nuevamente el hombre que se encontraba sentado al fondo lo que hizo que todos los miraran. "Me los llevaré." dijo para luego sacar una pequeña sonrisa.
Todos se levantaron y salieron de la sala. Los últimos en salir obviamente fueron Raven, Charles y Moira quien furiosa caminaba enfadada por todo el pasillo.
"Muy bien, síganme." les dijo el hombre que dijo que se los llevaría del cual aun no sabían su nombre, pero éste se veía bastante emocionado con lo que acababa de ver.
"No puedo creerlo, el director de la CIA debería tener más compostura. Deberíamos ir tras Shaw pero él está más preocupado por los mutates equivocados." decía Moira enfadada a su compañero quien parecía no importarle. Se detuvieron en medio del pasillo para que su compañero tomase agua. "¿Qué vamos a hacer Levin?" preguntó pero éste se quedó en su posición como si estuviera congelado. "Levin." siguió llamándolo. "¡¿Levin qué pasa contigo?!"
«No le pasa nada, solo lo congelé un momento porque quiero hablar contigo»
Escuchó Moira lo que era la voz de Charles dentro de su mente.
«Este Sebastián Shaw me interesa tanto como a ustedes. Si aún quieren mi ayuda, venme en el tercer piso del estacionamiento»
Charles, Raven y el agente caminaban por el estacionamiento mientras este le hablaba a Charles emocionado sobre los mutantes.
"Siempre supe que existían personas como ustedes, soy el hazme reír de ésta agencia desde hace años, pero lo sabia." dijo el sujeto con emoción. "Mi edificio les encantará."
"Eso tendrá que esperar." habló Charles rápidamente.
"¿Por qué?" preguntó el agente confundido.
"La agente Mac Taggert sabe algo de Sebastián Shaw y si no actuamos ahora lo perderemos." finalizó Charles justo cuando un auto se paró frente a ellos y lo conducía Moira.
"¿Qué?" volvió a preguntar confundido el agente.
"No solo lee mentes..." habló Raven mientras subía al auto. "... también logra comunicarse con ellas." finalizó para sentarse en el asiento trasero.
"Moira y yo tuvimos una linda conversación." dijo Charles mirando a Moira quien estaba en el asiento de conductor.
"Si, así es." contestó ésta ante la expresión asombrada del agente.
"Me parece increíble." dijo el hombre. "Eh, pero no puedo llevarlos a ningún lugar sin permiso de mis superiores."
"¿Quiere ver un truco de magia más?" dijo Charles.
"Bien." respondió éste.
"Entre al auto." dijo Charles con una mano en su sien.
"Buena idea." dijo rápidamente el agente antes de subirse al auto.
Raven miró todo con entretenimiento. A ella le encantaba cuando hacía ese truco a los demás, era muy divertido de ver.
Así el auto arrancó y a partir de allí comenzaría el plan de Charles para localizar a Shaw.
Nebraska, Lincoln
Emily no sabía cómo reaccionar rodeada de tantas personas a la cuales podía leerles el pensamiento. Desde la explicación que su tía le había dado sobre la existencia de los mutantes y que había heredado esa experiencia de su madre pues le había dado tranquilidad a los extraños sucesos que se habían desatado desde la muerte de su compañera de clase.
Ahora mientras esperaba con su tía en la fila del mercado no pudo evitar que la curiosidad le ganara al miedo y simplemente escuchar los pensamientos de las personas, mientras esperaba poder encontrar a alguien igual a ella. Un mutante, como su tía los llamaba... Sería tan bueno no sentirse la única extraña en el mundo. ¿Dónde podrían estar los que eran iguales a ella? Escondidos seguramente.
«Muy bien todo en la lista está»
Distrayendose de los demás Emily miró a su tía escuchando sus pensamientos.
«Oh no... Rayos, me falta la salsa para la comida de ésta noche. Quizás debería pedirle a Emily que la traiga-»
"Yo iré por ella." ofreció Emily sobresaltando a su tía.
"¿Ir por qué cariño?" preguntó Irene confundida.
"Por la salsa." respondió Emily, cohibiendose enseguida ante la expresión de su tía.
Por supuesto que Emily había escuchado sus pensamientos. Pensó Irene con incertidumbre dentro de si. Le costaría pero de ahora en adelante tendría que tener cuidado con mantener sus pensamientos. Con un suspiro asintió hacia la niña. "Está bien, ve por la salsa, pero ten cuidado, ¿bien?" el significado de ello era no decirle a nadie o mostrar su habilidad de leer la mente de los demás. Esa había sido una de las reglas que le había impuesto para mantenerla bajo perfil.
"Si." asintió Emily moviéndose entonces hacia el pasillo donde había visto las salsas para comida. Al llegar a los estantes y comenzar a buscar se detuvo cuando entre las voces de las personas que podía oír escuchó una que la hizo volverse a su lado para ver a una adolescente que buscaba en el área de enlatados.
«¿Dónde están? Demonios, tendré que teletransportarme a otro supermercado»
"¿Teletransportarte?" Emily se encontró diciendo en voz alta confundida. Lo que llamó la atención de la adolescente que la miró cautelosa.
"¿Qué dijiste? preguntó la joven a la que Emily pudo observar bien tenía el cabello de un morado intenso ocultó bajo una capucha de su suéter. También notó que sus ojos eran de un tono verde brillante.
"Tus ojos..." susurró Emily deteniéndose cuando un pensamiento de la chica la hizo corroborar con cierta alegría que ella era también una mutante. Había encontrado a otra persona como ella.
«¿Qué demonios le sucede a ésta chiquilla? ¿Acaso sabe que soy un mutante?»
"¿Eres una mutante también?" preguntó Emily esperanzada, sin notar la postura tensa y desconfiable de la adolescente.
«¡Demonios descubrió lo que soy! ¡¿Pero cómo?!»
"Porque puedo escuchar tus pensamientos." respondió Emily acercándose rápidamente a la muchacha. Asintiendo se señaló a si misma. "También soy una mutante, igual que tú."
Ante eso la chica miró a su alrededor nerviosa. "No sé de qué estas hablando." dijo solamente dejando la lata de frutos secos de nuevo en el estante antes de comenzar a alejarse.
"¡Espera!" Emily pidió acortando el espacio para aferrar a la muchacha de una de sus manos. Sin embargo cuando la tocó tuvo que soltarla ante una sensación extraña dentro de ella que la hizo sentir por unas milésimas de segundos cómo algo salió de la chica y entró en su cuerpo dándole un escalofrío extraño por sus brazos. Debido a la sensación incómoda como si hormigas estuviesen caminando por su piel sacudió sus manos a los lados sacudiendo la molestia por instinto. Pero tan pronto lo hizo algo extraño pasó. Algo que la hizo tanto a ella como a la chica abrir los ojos con sorpresa.
Una especie de aro brillante de tono rojizo se abrió en uno de los estantes absorbiendo uno de los productos dentro de él, para luego salir por otro aro brillante al estante de enfrente.
"¿Qué...?" la adolescente giró a su alrededor con temor cuando vió como más de un aro comezaron a aparecer absorbiendo y devolviendo todas las cosas de los estantes. "¿Yo no estoy provocando ésto... tú-?" su mirada cayó enseguida en la niña que miraba horrorizada todos los portales. "¿Tú hiciste ésto? ¿Pero cómo?"
Aún aterrorizada por lo que estaba sucediendo, Emily se sobresalto cuando gritos aproximandose se escucharon.
"¡¿Qué sucede ahí atrás?! ¡Hay disturbio en el pasillo 5!"
La adolescente enseguida se acercó a la niña asustada. "Escucha, no sé quién eres ni lo que estás haciendo pero lo mejor que puedes hacer ahora es correr... Vete antes de que te descubran." retrocediendo le hizo un gesto para que se fuera al igual que ella estaba haciendo. "¡Vete! ¡Ahora!" con eso abriendo uno de sus portales propios entró en el y terminó desapareciendo de la vista.
Con su respiración agitada, Emily enseguida se movió para correr en la dirección contraria a las voces que se acercaban buscando los pensamientos de su tía para llegar a ella. "¡Tía Irene!" gritó tan pronto la visualizó entre las personas que llevados por la curiosidad iban en dirección donde los portales abiertos aún se encontraban.
"¡Emily!" Irene enseguida se acercó a la niña que la alcanzó aferrándose a su cintura. "¡¿Qué sucedió?!"
"Perdóname... lo siento." dijo Emily llorosa y asustada. "No quise hacerlo... No sé cómo pasó... Copié los poderes de esa niña... No quise hacerlo-"
"¿Qué?" agachadose Irene la alejó para mirarla. "¿De qué estás hablando?"
"Una chica que estaba en el mismo pasillo, era una mutante." explicó Emily. "La toqué y cuando lo hice le quité sus poderes... Unos aros extraños comezaron a aparecer." negando miró a su tía apena. "Perdóname no quise hacerlo."
"¡¿Qué es ésto?!" un grito horrorizado desde los pasillos se escuchó seguido de muchos más, claramente encontrandose con los portales de Emily.
"¡¿Es magia negra?!"
"¡Eso es brujería!"
"¡Que horror!"
"¡No lo toques se ve peligroso!"
Nerviosa y preocupada por no saber que hacer, Irene tomó la desición más correcta para una situación como esa. Levantando a su sobrina en sus brazos salió corriendo rápidamente del supermercado aprovechando la distracción de todos para salir sin ser vista o detenida por nadie.
Miami, Florida
Mientras tanto a kilómetros de allí, Charles y compañía se encontraron abordando el paradero de Shaw.
"¡Esta es la Guardia Costera de ! ¡No intente mover su embarcación!"
Cuando Shaw se movió para atacar los ataques que podrían recibir se detuvo repentinamente perdiendo el control completo de su cuerpo que se quedó paralizado en sus pies.
Frunciendo el ceño, Emma, una de sus seguidoras centró su atención en la embarcación que se acercaba. Fue allí mientras extendía su poder telepático que encontró al responsable de la parálisis forzada de Shaw. "Tienen un telépata." fue lo único que dijo antes de rápidamente romper la conexión de ambas mentes.
En la embarcación de la Guardia Costera, Charles frunció el ceño cuando sintió su telepatía perder fuerza en su objetivo que había sido la mente de Shaw todo el tiempo.
"He perdido a Shaw. He perdido a Shaw." dijo con su mano sobre su sien sin poder creerlo. "Hay algo que me bloquea. Ésto nunca me ha pasado antes." negando dejó de utilizar su poder un momento. "Creo que hay alguien como yo en ese barco."
"¿Como tú?" Moira que se encontraba a su lado lo miró confundida.
"Lo siento, un telépata." explicó Charles. "Es increíble, puedo sentirla aquí en mi mente." de nuevo esforzó su mente tanto como pudo queriendo que su alcance llegara al submarino de Shaw para así poder ayudar a la CIA, pero el telepata del otro barco lo estaba bloqueando completamente. Un par de intentos más y se dio por vencido, sabiendo que sería en vano seguir intentándolo. "Lo siento mucho pero no creo que vaya a ser mucha ayuda ésta noche. Están solos en ésto." molesto se apartó de todos. Lo mejor sería ingresar e intentar...
Cualquier línea de pensamiento fue aniquilada de su cabeza cuando sintió una actividad mental realmente fuerte proveniente de en medio del agua.
"¡Alto, alto, alto!" soltó un quejido por los pensamientos desequilibrados, ansiosos que comezaron a gritar en su cabeza. Gritaban venganza, gritaban ira, gritaban tristeza.
"¡Charles!" Moira lo miró confundida cuando el telepata se acercó a la barandilla poniendo su mano en su sien. "¿Estás bien?"
"Hay alguien más ahí fuera." dijo Charles buscando la fuente de esos pensamientos que escuchaba con mucha claridad. "¡Allí!" exclamó asombrado por como unas cadenas arremetían contra el barco que comenzaba su travesía de huida. El mutante en el agua debía ser sumamente poderoso. Sus manos apretaron la barandilla cuando los pensamientos ajenos parecían querer desgarrar su mente. Le sorprendía la ira que el otro sentía, y como era capaz de dejarse embargar por ella sin estallar. "¡Déjalo ir!" las palabras salieron de su boca sin que las procesara, estaba muy metido en la escena, sintió la adrenalina correr por sus venas. Empezaba a sentirse desesperado por los pensamientos ajenos y el sentimiento de ahogo que el mutante había comenzado a proyectar. "¡Es mejor que lo dejes ir!" gritó intentando ser escuchado, pero obviamente no lo fue. Se sintió más contrariado aun cuando notó que al otro no le importaba morir, de hecho se sintió bien mientras pudiera arrastrar al submarino con él. "¡Deben ayudar! Hay alguien en el agua... ¡Ayudenlo!" repitió, como si la primera vez no hubiera sido oído, pero la gente pasaba de él. Todos parecían idos en la escena, como si contemplaran una película de acción. Eso le desesperaba más, se sentía impotente, casi podía sentir los pulmones ajenos exigiendo aire. "¡Déjalo ir! ¡Tienes que dejarlo ir!"
Sabía que cada vez se estaba hundiendo más y nadie hacía nada. Enseguida comenzó a correr por el barco y no lo penso cuando salto hacia el agua... Nadó con todas sus fuerzas, la energía que había alrededor de ese hombre, la fuerza del agua, una especie de campo magnético, todo quería alejarlo.
Finalmente, con muchisimo esfuerzo, llegó. Intentó entrar a su mente desde la distancia, pero entre el nado y la intensidad ajena se le hizo imposible. El sujeto en cuestión era un hombre delgado, tuvo que llegar a él y sujetarlo con fuerza entre sus brazos. Sus manos no tardaron en apoderarse de su cintura y atraerlo hacia él. El forcejeo ajeno le hizo perder oxigeno. Quería calmarlo, necesitaban subir, tomar aire... el hombre estaba al borde del desmayo, pero le sorprendía que permaneciera tan arraigado a su idea, sin importarle más nada... Ahora con el contacto físico fue más fácil ingresar a esa desordenada y descontrolada mente.
«No puedes, te ahogaras, tienes que soltarlo» le dijo, y la sorpresa ajena fue automática ya que el cuerpo pareció desconcertado, quedándose quieto. Charles en un segundo pudo ver toda la vida atravesando los ojos ajenos, y sintió su estomago arder... entendía por qué esa necesidad de matarlo. Incluso se sintió tentado a ayudar. «Te ahogaras... Tienes que dejarlo ir... Se lo que significa para ti, pero vas a morir»
A pesar de todo el otro había recuperado sus fuerzas e insistía en querer hundir el submarino, a pesar de que la conciencia ya la tenía nublada. La mayor parte de su mente exigía oxígeno, pero era tan fuerte mentalmente que era capaz de ignorar esas necesidades primarias para cumplir su objetivo.
«Por favor, Erik, calma tu mente»
Al parecer el uso de su nombre dio resultados y finalmente tuvo exito. El hombre dejó de forcejear y se dejó arrastrar hacia arriba. Ya casi ni tenía fuerzas para nadar.
Cuando finalmente emergieron los dos tomaron una gran bocanada de aire. De nuevo Erik comenzó a forcejar, su rostro rojo por el esfuerzo. Sus ojos celestes le miraban con incredulidad, con algo de miedo, intentando apartarse de él y buscando respuestas al mismo tiempo.
"¡Suéltame!" protestó con su voz ronca, demasiado ansioso.
Charles finalmente se apartó. "Cálmate por favor." pidió antes de llamar a la tripulación. "¡Estamos aquí!"
"¡¿Quién eres?!" la voz de Erik fue demandante y ansiosa.
"Me llamo Charles Xavier." respondió Charles sintiendo su cuerpo comenzar a temblar. Sentía la cara helada. Necesitaba calor con urgencia.
"Estabas en mi cabeza... ¡¿cómo hiciste eso?!" Erik continuó confundido.
"Tu tienes tus trucos y yo los míos." dijo Charles con un simple encogimiento de hombros. "Soy como tú... Calma tu mente."
Mirándolo asombrado, las facciones de Erik se relajaron un poco, mientras su cuerpo se balanceaba por la marea. "Pensé que estaba solo." dijo con una mezcla de alivio y de tristeza.
Charles le sonrió como pudo por el frío. "No estás solo."
Nebraska, Lincoln
Esa noche Emily de nuevo se encerró en su habitación a pesar de las súplicas de su tía para que comiera algo, que la dejara entrar y hablar, pero la niña se negó a nada más que solo llorar asustada en un rincón de su habitación observando nuevamente desde su ventana cómo los autos flotaban en el aire en muestra del descontrol de sus emociones.
No solo con eso pequeños portales rojizos se abrían y cerraban a su alrededor aterrorizandola aún más. Lo único bueno era que había descubierto cómo cerrarlos.
El problema real era, ¿qué haría con todos esos poderes? Apenas si sabía qué eran... Y cada vez podía sentirse agarrarle más temor que al principio. Necesitaba ayuda... Ayuda de alguien que supiera qué hacer con esos poderes o que supiera cómo quitárselos.
Mientras tanto, sus tíos más que todo su tía se encontraba tan preocupada por su sobrina que paseándose de un lado a otro en su habitación, miró hacia su marido quien estaba asomado en la ventana vigilando los autos flotantes.
"¿Todavía siguen flotando?"
Con un suspiro Richard asintió. "Así es." respondió. "Vuelven al suelo por unos segundos, pero después levitan nuevamente." negando se apartó de la ventana para mirarla. "¿Qué vamos a hacer con ésto Irene? ¿Hasta cuándo crees que podremos ocultar lo que está pasando?"
"No sé... No lo sé Richard." negó Irene con lágrimas contenidas en sus ojos. "Jamás creí que Emily terminaría heredando poderes al igual que mi hermana y su inestabilidad con ellos." negando buscó asiento en el borde de su cama. "Gabrielle no supo controlarse a si misma por años."
"¿Y qué haremos entonces si sucede lo mismo con Emily?" preguntó Richard. "No podremos ocultar por mucho más sus poderes..." con eso señaló hacia la ventana. "... menos cuando éstos se delatan por si solos... Necesitamos ayuda."
Asintiendo Irene bajó la mirada a sus manos. "Lo sé." susurró con gran pesar en su voz. "Lo sé y es por eso que contra mi voluntad tendré que hacer algo que jamás pensé que haría."
Confundido Richard ladeó su cabeza. "¿Qué cosa?"
Levantando la mirada de sus manos enlazadas con fuerza en su regazo, Irene miró seriamente a su marido. "Tendré que localizar al padre de Emily."
Luego de la pesada noche que había tenido, Charles se preparó al día siguiente para continuar con la búsqueda del nuevo paradero de Shaw. Sin embargo ese día una llamada imprevista haría que su vida cambiara por completo y para siempre.
"Señor Xavier." uno de los guardias se acercó con un teléfono en su mano.
"Si." Charles lo miró confundido.
"Tiene una llamada urgente." dijo el oficial dejándole el teléfono antes de simplemente marcharse.
"¿Llamada urgente?" Charles miró el teléfono por unos segundos. "¿De quién?" cauteloso colocó el auricular en su oído. "Habla Charles..."
"¿Charles Xavier?" la voz del otro lado preguntó.
"Si, así es." Charles se sintió más desconfiado aún. "¿Cómo sabe mi apellido?"
Del otro lado se escuchó un suspiro profundo. "Lo sé porque estás hablando con Irene... Irene Haller... No sé si aún te acuerdes de mí."
Los ojos de Charles enseguida se abrieron grandemente. "Irene..."
