Nebraska, Lincoln
(Días después)
Irene se encontró asomada detrás de la cortina de su sala. Era medio día. Más o menos un mes desde el accidente de Annie.
Desde entonces, Hayley había... cambiado. Por eso es que había decidido contra su mejor voluntad buscar al padre de la niña, que por lo que sabía también tenía habilidades como Hayley. Nunca se había preocupado por llamarlo, ya que siempre pensó que podría bastarse sola para ocuparse de la hija de su única hermana, pero todo se había enredado desde el cambio de la niña. Ahora sentía que no podía controlarla y sólo alguien con las mismas habilidades que ella podría ayudarla. Y ése sólo podía ser el padre de la niña.
Cuando logró dar con él y decirle la verdad que tenía una hija y después de convencerlo que era cierto, le contó a Hayley por primera vez de su padre, que estaba vivo y que vendría a verla.
Por algún tiempo corto la expresión vacía en los ojos de la niña había cambiado mostrando luz en ellos. Tanto que olvidó por completo el descontrol de sus poderes para hacerle muchas preguntas que como pudo le respondió.
Ahora días después esperaba la llegada del padre de Hayley que había prometido ir a hablar con ella y conocer a su hija por primera vez. Aunque sabía que el hombre no le había creído una palabra.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Richard se colocó detrás de ella apoyando la mano en su hombro.
"¿Estamos haciendo lo correcto?"ella preguntó con inseguridad.
"Sí." él respondió.
"Pero y si ella en verdad no es..." Irene vaciló. "¿Un mutante?"
"Irene... ¿de qué otra manera explicas lo que le está pasando a Hayley desde el accidente?"Richard la confrontó.
Irene abrió la boca para refutar, pero en ése momento hubo sonido desde arriba de sus cabezas. Cuando ambos miraron hacia arriba, un objeto en la mesa comenzó a temblar.
"No otra vez." susurró cuando lentamente cada objeto comenzó a flotar en el aire.
Richard miró hacia afuera donde vió un auto en la calle flotando a pocos centímetros del suelo.
Irene miró a su alrededor con tristeza, sabiendo que eso era más que una prueba de que su sobrina era una mutante, como Gabrielle lo había sido.No había duda de eso.
* * * *
"Todavía no sé por qué estoy aquí." Erik murmuró bajando del auto mirando el vecindario.
"Estás aquí porque necesitaba del apoyo de alguien." Charles le respondió cerrando la puerta del auto antes de encaminarse al numero de la casa de Irene.
"¿Y por qué no trajiste a Raven?" Erik frunció el ceño.
"No quería inmiscuirla en ésto, además ella es novata con sus poderes... No como tú." dijo Charles con desconcierto. "Según la información que tengo de la niña, sus poderes son extraños... inestables."
"¿Y no pudiste obtener más información por teléfono?" Erik le preguntó.
"Sí, podría, pero no quise. Necesito estar presente." Charles se encogió de hombros, recordando la breve conversación que había tenido con la hermana de Gabrielle, su antigua novia de la adolescencia. Y que según Irene, había tenido una hija que podría ser suya. Él sacudió la cabeza para despejarse, sabiendo que no era momento de distraerse con ése pensamiento. No hasta que viera a la niña con sus propios ojos.
"¿Cuántos años tiene ésta niña?" Erik preguntó mientras se acercaban a la casa. "¿Y cuando descubrió sus poderes?"
"Tiene cinco." Charles respondió mirando alrededor de nuevo. "Y al parecer descubrió sus poderes no hace mucho."
"¿Cinco años?" murmuró Erik. "Siempre creí que el gen mutante despertaba en la pubertad."
"Bueno, siempre hay excepciones." dijo Charles.
"¿Y sólo estamos descubriendo sobre ella ahora?" Erik se volvió para mirarlo. "¿Y según la mujer que te contactó dice que la niña es tu hija?"
"Así parece-" Charles le respondió pero se interrumpió cuando vió un auto en la calle flotando de la nada a pocos centímetros del suelo.
"¿Qué rayos?" Erik murmuró viendo lo mismo. "No me digas que la que hace eso es esa pequeña de cinco años, por el amor de Dios."
"Si lo digo... Puedo sentirla aquí." Charles golpeó su sien una vez. "Ella es poderosa, puedo asegurarte eso. No puedo obtener mucho más sin embargo." su frente se arrugó en concentración tratando de buscar la mente de la niña, sin ningún resultado. "Su mente está bloqueada, es como si tuviera una pared en su cabeza. Ella es especial."
"Ya lo creo que sí." dijo Erik con su mirada puesta en el resto de los autos que igual que el primero comezaron a levitar centímetros sobre el suelo.
Un golpe en la puerta hizo que Richard e Irene saltaran. Cuando abrieron, encontraron a dos hombres jóvenes de pie frente a su puerta.
Uno con ojos azules helados y el cabello peinado hacia atrás. El otro con ojos azules amables y con el cabello peinado a un estilo muy cuidado y con rasgos bastantes parecidos a Hayley.
"Irene, es bueno verte de nuevo." Charles saludó a la mujer que solo asintió, antes de mirar a Richard y tenderle la mano. "Soy Charles Xavier. Éste es mi colega Erik Lehnsherr."dijo presentando al otro hombre.
"Encantado." Erik dijo fríamente, sacudiendo la mano del humano.
Irene perdió las palabras por un momento antes de invitar a los hombres que no parecían sorprendidos por los objetos flotantes en su vecindario. Cuando se sentaron frente a ellos cruzó las manos en su regazo.
"Bien, pienso ir por lo directo en todo ésto." dijo seriamente. "Como ya sabes lo que te dije por teléfono Charles, tu hija-"
"Antes de que comencemos con ése tema... Será mejor que nos enfoquemos en lo más urgente." Charles interrumpió incómodo y un poco nervioso, no queriendo entrar en ese tema por el momento. Aún no podía creer que tal vez podría ser papá. "¿Cuándo comenzó la niña a mostrar sus habilidades mutantes exactamente?"
"Hace un mes." Richard respondió. "Después de un accidente automovilístico."
"¿Accidente automovilístico?" Charles preguntó asombrado.
"Tu hi-" Irene sacudió la cabeza interrumpiéndose antes de continuar. "Hayley presenció la muerte de una de sus amigas de la escuela después de que fuera atropellada por un automóvil. Ella dijo que había sentido a la niña morir."
"¿Sentido?" murmuróErik levantando una ceja a Charles, antes de regresar su atención a la pareja. "¿Qué más pueden decirnos?"
"Ella dijo que desde ese momento no ha dejado de oír los pensamientos de la gente y se asusta..." explicó Irene tratando de poner todo en palabras. "También puede... mover objetos sin tocarlos."
Ante eso último Charles miró los autos afuera, flotando a unos centímetros del suelo. Eso corroboraba sus palabras.
"Ella es muy poderosa." susurró Erik mirando aCharles que solo asintió.
"¿Qué pasará con ésta enfermedad que tiene Hayley?" Richard preguntó algo desdeñoso.
"¿Enfermedad?" Erik se tensó enseguida.
"Richard." Irene lo regañó, no gustandole llamarle a lo que le sucedía a su sobrina una enfermedad.
"No, Irene." Richard omitió a su mujer. "Necesitamos saber si hay alguna manera de curar ésto."
"¿Curar? ¿Cree que la niña está enferma, señor Brown?" Erik miró a la pareja, tomándose de la mano."¡Ser un mutante no es una enfermedad! ¡Es un regalo-!"
"Erik." Charles llamó a su amigo para que se calmara, antes de mirar a Irene. "Desafortunadamente, no hay nada que podamos hacer por Hayley. Ser mutante no es curable... Es algo con lo que se nace."
Sintiendo sus esperanzas morir, Irene lo miró con esperanza y preocupación. "Pero, ¿podrás ayudarla verdad?"
"No voy a mentirte Irene." susurró Charles bajando la mirada. "Una cosa será enseñarle a controlar sus talentos... pero por lo que me dices se trata de una mente tan dañada, tan traumatizada que el acto de curarla no será nada fácil."
"Pero tienes que hacer algo." replicó Irene con ansiedad. "Hayley no puede continuar así y yo no sé qué hacer para ayudarla."
Charles se quedó en silencio en sus pensamientos. No podía explicar el miedo que de repente sentía en ese momento al enfrentar la realidad de que Hayley en realidad fuera su hija, pero de igual manera sabía que debía ayudarla. Así miró a Irene de nuevo. "Quizás sería mejor hablar con ella...¿Podrías llamarla para que pueda hablar con nosotros a solas?"
"Por supuesto. Iremos por ella." Irene asintió y con eso los dos salieron de la habitación.
"Humanos idiotas." Erik murmuró molesto. "Ser mutante no es una enfermedad."
"Tranquilízate, Erik." dijo Charles. "Sólo tienen miedo."
"No tienen miedo por ella, Charles." dijo Erik con voz tensa."Le tienen miedo a ella. Por lo que es capaz de hacer."
Charles frunció los labios pero no respondió. Sabía que tenía razón porque había leído sus pensamientos, pero no era momento de pensar en ello. Por eso sólo esperó que llegara la niña. La espera lo estaba desesperando.
Tiempo después unos pasos se escucharon y Irene entró junto a una niña en la habitación.Tenía brillantes ojos verdes y cabello castaño.
A los ojos de Charles, tenía mucho parecido con Gabrielle: su cabello, sus ojos, la forma cálida y perfilada de su rostro. También pudo ver algunos rasgos de él mismo en ella.
Hayley se detuvo mirando a ambos hombres en la sala, deteniendo brevemente su atención en el de los ojos más claros reconociéndolo rápidamente por la descripción que su tía le había dado de su padre días atrás. Enseguida miró a su tía en busca de orientación.
"¿Es él?" preguntó esperanzada y un poco nerviosa de que así fuera.
Charles escuchó la pregunta de la niña que según era su hija. Aunque cuanto más tiempo la observaba más claro se le hacía la idea de que era verdad.
"Si cariño." dijo Irene antes de darse vuelta para mirar a Charles quien tenía su atención puesta en la niña. "Él es... tu padre."
"Es joven." susurró Hayley ganándose una sonrisa de Charles.
"Sí lo es." Irene le sonrió también, antes de mirar seriamente a Charles que no apartaba la mirada de la niña. "Los dejo. Creo que tienen mucho de qué hablar." dándole una última sonrisa a su sobrina, caminó a la puerta y salió dejándolos solos a los tres.
Charles dudó un poco antes de sonreírle a la niña quien parecía detallarlo tanto como él lo estaba haciendo. Era tan increíble que fuese su hija y de Gabrielle. ¿Por qué le habían ocultado la verdad por tanto tiempo? ¿Cómo habían podido negarle el saber que era padre? Tenía tantas preguntas. Preguntas que solo Irene podía responderle.
"¿De verdad eres mi papá?" Hayley preguntó de repente, sacándolo de sus pensamientos.
"Yo... eso creo-" Charles titubeó, aún incrédulo de que en verdad fuera su hija.
Erik se rio entre dientes por la actitud de su amigo. Era la primera vez desde que lo conocía que lo escuchaba titubear. "¿No vas a preguntar quiénes somos?" preguntó en dirección de la niña.
"No es necesario." Hayley dijo mirando entre ambos una vez más. "Eres Erik Lehnsherr y él es Charles Xavier... mi papá."
Erik rio de nuevo. "Creo que me gusta ésta pequeña niña Charles."
Charles sonrió nuevamente hacia la niña. "Y tú eres Hayley Haller... ¿estoy en lo cierto?"
Hayley asintió antes de mirarlos por turno. "¿Ya se los han dicho?"
"¿Decirnos?" preguntó Erik confundido. "¿Decirnos qué?"
"Que soy extraña... Loca... Que puedo mover objetos y que oigo voces en mi cabeza." Hayley dijo antes de bajar la mirada al suelo. "Entre otras cosas."
"Ellos no creen que estés loca Hayley." dijo Charles seriamente.
"Tiene razón. Te tienen miedo. No creen que estés loca en absoluto." Erik intervino. "Te temen por completo."
Los ojos de Hayley se oscurecieron de repente, al mismo tiempo que la luz en la habitación parpadeó y una taza en la mesa junto a ella se hizo añicos sobresaltandola con temor.
"Tranquila Hayley." dijo Charles suavemente tratando de calmarla. Apenas la conocía pero la vibra que podía sentir de ella era de una magnitud alta, la cual tenía que descubrir poco a poco para no alterarla.
Hayley al darse cuenta de lo que estaba haciendo respiró hondo dando un paso atrás y todo se detuvo. "Lo siento, no siempre puedo controlarlo."
"Está bien, estamos aquí porque queremos ayudarte." Charles le dijo en voz suave. Luego frunció el ceño al sentir a la niña tratando de leerles la mente. "¿Estas tratando de leer mis pensamientos, o los del Sr. Lensherr?" sonrió al ver la expresión perpleja de ella.
"¿Cómo-?" Hayley dejó la frase sin terminar.
"Nosotros somos como tú." explicó Charles.
"¿Son... como yo?" Hayley frunció el ceño.
'Si Hayley, somos como tú.' Charles habló en su mente.
Hayley se quedó sin aliento cuando lo hizo."Eres un mutante." susurró con algo de alivio y asombro.
Charles asintió. "Así es, soy un mutante. Un telépata en realidad, así como tú."
"Tú... ¿leíste mi mente?" Hayley preguntó asombrada.
"Sí..." Charles asintió. "Y también me encargué de las voces en tu cabeza... ¿todavía puedes escucharlas?"
Concentrándose en su mente, Hayley por primera vez en varios días solo escuchó sus propios pensamientos. Sonriendo lo miró con alivio.
"Se fueron... Por fin se fueron." ladeando su cabeza con curiosidad continuó. "¿Cómo hiciste que desaparecieran?"
"No las desaparecí, solo las silencie por un tiempo." corrigió Charles. "Eso es algo que todo telepata debe aprender a hacer."
"Es increíble." Hayley sonrió grandemente por primera vez en días. "No puedo creer que hayan más personas como yo."
"¿Creías que eras la única de tu clase?" Erik intervino en tono bromista. "También tenemos poderes."
Aunque contenta de escuchar eso, Hayley negó levemente con la cabeza. "No creo que tengan poderes como los míos."
"¿Ah no?" Erik alzó una ceja. "Muéstranos lo que puedes hacer." retó a la niña, intrigado por saber a qué se refería ella al decir «poderes» en plural.
"No creo que deba hacerlo." negó Hayley nerviosa. "La última vez que lo intente las cosas empeoraron."
"Vamos, está bien." Erik la alentó mientras Charles en silencio solamente se centraba en entrar levemente y con cuidado en la mente turbada de la pequeña. "Te prometo que pase lo que pase nos haremos cargo de ello."
Aunque dubitativa, Hayley terminó asintiendo. Acercándose a él extendió su mano. "Entonces, deme su mano señor."
Erik dudó pero a regañadientes le dió la mano. Tan pronto como lo hizo la vió cerrar brevemente los ojos antes que repentinamente la pequeña mesa de la sala comenzara a temblar frente a él.
"Erik." advirtió Charles, sus ojos moviéndose de la cara de la niña a la mesa.
Erik frunció el ceño, preguntándose si él era el que lo hacía temblar. Sin embargo cuando la mesa fue levantada en el aire hasta que golpeó el techo con un pequeño ruido en lugar de permanecer inmóvil como lo había ordenado con su mano levantada, lo supo. "No soy yo." hubo un suave tirón en su mano que lo hizo llevar sus ojos hacia abajo a la pequeña frente a él. Fue en ese momento que lo supo. Aunque aparentemente imposible, tenía que ser cierto. "Es ella."
El silencio sepulcral los envolvió una vez más. Después de una breve pausa, Erik arrancó su mano de la de ella, y vió como la mesa volvió a flotar, ésa vez no tan suavemente.
La mente de Charles estaba agitada, zumbando por una explicación de lo que estaba sucediendo. Levantó una mano a su sien mirando a través de la mente de la niña nuevamente. Y fue allí que se quedó sin aliento por la cantidad de espacios en blanco y que faltaban elementos de tiempo. Sin embargo, logró captar la imagen de algo que la niña acababa de ver. Sus ojos se agrandaron cuando vió el análisis de las células y cómo las había sentido de cerca, y entendido aunque no eran suyas. Así encontró su respuesta. "Ella... aparte de leer mentes puede replicar otras mutaciones." susurró entre asombrado e incrédulo. "El proceso es realmente confuso e imposible... pero notable para alguien de su edad."
Erik no pudo ocultar su sorpresa ante sus palabras. Nunca había oído hablar de que alguien obtuviera tal mutación. ¿Podría ser que con esa habilidad, esa niña podría ser más poderosa que él... o Shaw, incluso?
"Eso lo descubrí hace días por accidente." Hayley les dijo nerviosa por sus reacciones. "Pero también se hacer otra cosa." cerrando los ojos hizo que cada objeto a su alrededor saliera al aire, flotando en silencio. Incluso los autos en la calle que estaban sobre el piso simplemente subieron más y más alto. Con eso abrió los ojos mirando a los dos hombres que flotaban sobre ella.
"Creo que tienes trabajo, Charles." Erik susurró aún sorprendido.
"Sí, creo que sí." Charles asintió vacilante.
Hayley miró entre los dos una vez más. "¿Entonces podrán ayudarme?"
* * * *
Los tíos de Hayley estaban en la cocina hablando con Charles Xavier y Erik Lehnsherr. Las puertas estaban cerradas, pero Hayley aún podía oír voces apagadas. Sabía que era una mutante y sabía que sus tíos estaban aterrorizados de ella. Tal vez pensaban que era un fenómeno. A lo mejor sí lo era...
Estaba sentada en la escalera esperando y sobretodo vigilando que su padre no se fuera sin antes despedirse de ella... Deseaba tanto que no se fuera, quería conocer tanto de él, de su vida, cómo se habían conocido sus padres. Tenía tantas preguntas.
Mientras tanto en la cocina Charles se encontraba exigiéndole una explicación a Irene del por qué le había ocultado por tanto tiempo la existencia de su hija.
"No entiendo Irene." negó de espaldas a ella y su marido. "¿Por qué te quedaste callada por tanto tiempo?" girando la miró a los ojos con reproche. "¿Por qué me ocultaron que tenía una hija? ¿Acaso Gabrielle te lo pidió? ¿Estaba de acuerdo en ocultarme a mi hija?"
"No." negó Irene con sus ojos brillando por las lágrimas contenidas. "Mi hermana nunca estuvo de acuerdo en ocultarte la verdad." sorbiendo por su naríz se seco una lágrima de su mejilla. "Pero, se vió obligada por tu padrastro."
Ante eso la expresión de Charles se volvió incrédula. "¿Qué dices?"
"Como lo escuchas." Irene se mantuvo firme. "Tu padrastro en especial le prohibió a mi hermana que siguiera contigo."
"¿De qué estás hablando?" Charles negó sin poder creerlo. Si, siempre había sabido que su padrastro no apreciaba a Gabrielle pero no lo creía capaz de algo así. "Él no-"
"Tu padrastro si." Irene lo interrumpió dando un paso en su dirección. "Y no le importó que Gabrielle le dijese que estaba esperando un bebé." la expresión atónita de Charles la hizo tomar la iniciativa de continuar diciendo la verdad por primera vez en tantos años. "Así es Charles... Cuando Gabrielle terminó su relación contigo tu padrastro ya sabía lo del embarazo y no le importó." de nuevo sintió lágrimas en sus ojos al recordar cuánto había llorado su hermana. "No le importó un ser inocente que no tenía la culpa de nada. El prácticamente amenazó a Gabrielle con dejarla en la calle con todo y su hijo si volvía a buscarte... Puedes leer mentes, por lo que puedes leer la mía si te cuesta tanto creerme." de nuevo dio otro paso a él. "Anda, hazlo. Hazlo y verifica que lo que digo es la verdad."
Con lágrimas retenidas en sus propios ojos, Charles intentó entrar en su mente buscando con frenesí aquella verdad que le dolía profundamente. No podía creer que su padrastro había sido tan cruel como para echar a Gabrielle estando embarazada de su hija.
Buscando en los recuerdos de la mujer frente a él, dio con el que había estado buscando y uno al que se aferró tan pronto captó la imagen de Gabrielle en su mente.
*
Flashback
*
"Por favor Sr. Marko." pidió Gabrielle con lágrimas en sus ojos. "Necesito decirle a Charles sobre nuestro bebé, él es el padre y merece saberlo-"
"Ni siquiera pienses en hacer tal cosa." gruñó Kurt Marko el padrastro de Charles, antes de hacer un gesto desdeñoso hacia el vientre de la muchacha. "Quien sabe si esa criatura en verdad sea de Charles."
Ante eso Irene al lado de su hermana dio un paso adelante. "¡¿Cómo puede insinuar ta cosa?!"
"Señor Marko, yo amo a Charles." intervino Gabrielle con lágrimas antes de posar su mano sobre su vientre aún plano. "Él es la única persona a la que me he entregado en cuerpo y alma-"
"Aunque así fuera." Kurt la interrumpió con firmeza. "No voy a permitir que Charles continúe echando a perder su futuro por tu culpa. Desde que llegaste a su vida solo lo has retrasado y distraído de sus metas." de nuevo señaló hacia el vientre de la joven. "Un bebé ahora sería un tropiezo de por vida para su carrera."
"Sr. Marko, por favor." Gabrielle pidió nuevamente. "No me pida que le oculte la verdad a Charles, no puedo... Él merece saberlo y ser quien decida qué hacer."
"¡Ni siquiera lo pienses!" replicó Marko antes de en toda su imponencia acercare amenazante a la muchacha. "Escúchame bien Gabrielle porque no lo repetiré dos veces." mirándola fijamente prosiguió. "Quiero que tu y ese bastardo en tu vientre se alejen para siempre de Charles. Si no lo haces te juro que tomaré cartas en el asunto."
Con un sollozo ahogado en su garganta, Gabrielle bajó la mirada al suelo derrotada mientras con ambas manos se aferraba a la criatura inocente en su vientre quien no tenía la culpa de nada.
Irene la abrazó con fuerza mirando con ira hacia el hombre frente a ella el cual no pareció sentir remordimiento alguno ante la apariencia entristecida y desolada de su hermana.
Este solo la miró con desden mientras ella lloraba desconsoladamente su dolor.
* *
Varios meses después en una noche tormentosa luego de un par de días de haber dado a luz, Gabrielle quien se encontraba hospitalizada en su casa debido al problematico embarazo que había tenido donde casi tanto ella como su hija habían perdido la vida se encontró sonriéndole a su hermana Irene quien entraba en ése momento en su habitación llevando a la pequeña Hayley en sus brazos.
"Mira a quien traje para hacerte compañía." dijo Irene tan pronto se acercó a su hermana quien con dificultad se incorporó en la cama extendiendo sus brazos hacia su hija.
"Mi pequeña niña." Gabrielle arrullo con amor tan pronto su bebé estuvo acurrucada en sus propios brazos. Cuando captó los ojos abiertos de su niña sonrió. "¿Cómo puedes ser tan activa con tan pocas horas de vida?" como respuesta la bebé hizo un puchero antes de hacer un sonido parecido a una sonrisa. "Eres tan idéntica a tu padre." susurró, ahora con una punzada de tristeza en su corazón que se reflejó en sus ojos. "Desearía que estuviera aquí con nosotras. Todo sería tan distinto."
Con lágrimas en sus ojos, Irene extendió su mano para rozar el cabello de su hermana quien había apoyado su cabeza sobre la pequeña de la bebé claramente buscando su consuelo. "Gabrielle, ya no pienses en eso. Te hace daño."
"No puedo evitarlo, Irene." susurró Gabrielle antes de levantar su rostro para mirarla. "Charles debería estar aquí conmigo, compartir éste momento tan hermoso." bajando su mirada se fijó en su pequeña niña. "Hayley merece saber quién es su padre."
"¿Y si él la rechaza?" preguntó Irene tentativamente. "¿Qué pasa si no la quiere? ¿O si piensa que no es suya?"
"No importa." Gabrielle negó. "Él merece saberlo. Sé que siempre tuviste rencor hacia él pero, Charles no es un monstruo sin corazón como su padrastro." con un beso en la frente de su bebé continuó. "Metería mis manos al fuego por él, porque sé que al momento de saber que tiene una hija no dudará en hacerse cargo de ella." mirando a su hermana sonrió. "Lo conozco bien Irene. Charles amará a nuestra bebé tanto como yo lo hago en éste momento." extendiendo una de sus manos tomó la de su hermana con fuerza. "Por eso te ruego que si algo llegara a sucederme busques a Charles." sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más. "Hayley no es igual al resto de los bebés, es una mutante. Y solo su padre podrá ayudarla a entender lo que es y porque será diferente a todos. Necesitará de su protección, una vez que yo no esté para dársela." bajando la mirada dejó que varias lágrimas rodaran por sus mejillas, antes de buscar los ojos de su hermana con premura. "Prometemelo Irene. Prométeme que buscarás a Charles y le dirás la verdad. Por favor."
Aguantando el llanto lo mejor que pudo, Irene asintió vacilante.
"Está bien." susurró acercándose para rodear a su hermana y su sobrina con sus brazos con fuerza. "Lo prometo."
*
Fin flashback
*
Saliendo de la mente de la mujer, Charles tropezó hacia atrás con lágrimas rodando libremente por sus mejillas. Necesitando calmarse se dio la vuelta ocultando el profundo dolor que aquellos recuerdos le habían provocado en el corazón.
Gabrielle. Su Gabrielle.
La mujer que siempre había estado presente en su vida a pesar de que todo había terminado mal entre ambos, ella tampoco había dejado de quererlo. Todo lo que su padrastro le había dicho había sido una vil y cruel mentira. Solo lo había hecho para que no la buscara.
Por Dios, Gabrielle y su hija habían necesitado de él y no había estado allí para ellas.
"¿Por qué no buscaste de contactarme tan pronto Gabrielle murió?" preguntó después de un tiempo, volviéndose para enfrentarse a Irene. "¿Por qué no me buscaste, Irene?"
"Pensé en hacerlo, lo juro." Irene se adelantó. "Pero tuve miedo de que no me creyeras, de que al igual que tu padrastro rechazaras a Hayley." bajando la mirada al suelo, negó derrotada. "No sabía cómo tomarias la repentina aparición de una hija en tu «vida perfecta»" con eso hizo comillas con sus manos. "No estaba tan segura como Gabrielle de que aceptarías a la niña con los brazos abiertos-"
"¡Pero era mi hija!" replicó Charles entre dientes, sintiendo como un sentido de pertenencia comenzaba a envolverlo. "Yo tenía el derecho de saber de ella, de convivir con ella." negando con enojo la miró reprochante. "No tenías derecho a quitarme esa oportunidad. Si Hayley no hubiese desarrollado sus poderes, ¿me habrías buscado alguna vez?" como respuesta solo recibió que la mujer bajara la mirada al suelo avergonzada. "No tenías derecho." murmuró en voz baja con un resoplido incrédulo, antes de fijarse seriamente en ella y su esposo quien se había quedado todo el tiempo en silencio. "Me llamaron porque no saben cómo lidiar con Hayley y necesitan de mi ayuda. Solo por eso lo hicieron." mirando entre los dos continuó. "Y si, vine por ella, pero para llevarla conmigo."
"¡¿Qué?!" Irene frunció el ceño. "No puedes-"
"¿No puedo?" Charles la miró con incredulidad. "Es mi hija. Por lo tanto con quien debe estar es conmigo." con un suspiro se irguio en toda su estatura. "Gabrielle lo quería así y así será. Hayley vendrá a vivir conmigo y eso es todo."
"¡No no lo hará!" Irene replicó molesta. "¡No vendrás a llevarte a Hayley! ¡Yo soy la que tiene su custodia!"
"¡Si, pero eso es algo que podrá cambiar una vez que llevemos ésto ante un juez y se alegue que soy su padre biológico!" dijo Charles.
* * * *
Cuando la puerta de la cocina se abrió una vez más y las cuatro personas salieron, Hayley quien había esperado pacientemente se puso de pie y bajó los últimos pasos.
"¿Todo está bien?" preguntó al notar la expresión llorosa y enojada de su tía.
"Si, si cielo, todo está bien." Irene asintió con una sonrisa forzosa mientras se acercaba para levantar a la niña en sus brazos, a pesar de la mirada molesta de Charles en ella. "Aquí tu padre y yo estábamos poniéndonos al día con muchas cosas."
"Si, ponerse al día sería una descripción de ello." murmuró Erik entre dientes, ganándose una postura molesta de la mujer.
"Bien, ya es tarde, supongo que ya deberían irse." dijo Irene, haciendo que su sobrina se tensara en sus brazos.
"¿Irse?" Hayley miró de su tía hacia su padre. "¿Tan pronto?"
La expresión de Charles se suavizó solamente para hablar con ella. "Tengo algunas cosas que hacer Hayley-"
"No quiero que te vayas." susurró Hayley por lo bajo, dejando la habitación en un tenso silencio.
"No dejaste que terminara de hablar." dijo Charles sonriendo. "Regresaré mañana temprano."
Moviéndose entre los brazos de su tía para que la bajara al suelo, Hayley caminó hacia él. "¿Lo prometes?" preguntó levantando al mismo tiempo su dedo meñique derecho en el aire.
Frunciendo el ceño, Charles la miró confundido. "¿Qué significa eso?"
"Cuando se hace una promesa se entrelazan los dedos meñiques de las personas." explicó Hayley encogiéndose de hombros. "Si lo prometes de esta manera sabré que estás diciendo la verdad."
A pesar de la risa bajita de Erik detrás de él, Charles se encontró agachándose para quedar a la altura de la niña. "En ese caso..." levantando su dedo meñique izquierdo lo entrelazó con el pequeño de ella. "Lo prometo."
Una sonrisa sincera y luminosa por fin apareció en el rostro de Hayley después de tanto tiempo.
