Capítulo 3

Cassian estaba angustiado, ese golpe en la cabeza debió ser demasiado fuerte. Madja le había asegurado que Nesta estaría bien, pero Cassian sabía que algo andaba mal. Y se sentía horrible porque, en parte, fuera lo que fuera que estaba mal... estaba bien. Nesta estaba sonriendo, estaba hablando abiertamente, se veía tan relajada... no la había visto así en... nunca.

Nesta le había dicho muchas veces que no iba a entrenar en el pueblo. Cassian se había dado cuenta de que hablaba en serio, justo la noche anterior había entendido que una mujer tan orgullosa como Nesta prefería congelarse sobre una roca antes de permitir que cualquiera la viera hacer el ridículo, especialmente guerreros arrogantes listos para burlarse de cualquier hembra que intentara luchar como ellos. Y ahora Nesta simplemente lo había admitido, incluso había admitido que para ella era una cuestión de orgullo.

Bueno, Cassian podía hacer concesiones, lo que importaba era que Nesta entrenara.

—Voy a hacer un trato contigo —le dijo en cambio. Vio a Nesta mirarlo con curiosidad y se permitió abrigar un poco de esperanza—. Si haces una hora de ejercicios conmigo, te deberé un favor.

Nesta ladeó su cabeza y su melena se deslizó por su hombro.

—No es necesario —se encogió de hombros—. La verdad es que este cuerpo está en muy mal estado, no es bueno para la salud. Entrenaré, hace mucho que no hago yoga y mis viejos huesos no podían ya con eso —confesó acercándose a él y poniendo su mano en su hombro—. Estaba pensando en hacer yoga, no creo que este cuerpo pueda con ejercicios de mayor impacto por ahora. ¿Quieres unirte a mí? O si prefieres, esta vez puedes ponerte cómodo tú y sentarte como un rey a mirarme y corregirme —le ofreció con una sonrisa abiertamente coqueta que hizo que Cassian se pusiera duro en sus pantalones.

—¿Yoga?

—Sí, yoga, ya sabes, esos ejercicios que a los machomenes les gusta decir que son ejercicios de chica. En realidad, son muy buenos para la salud y yo solía hacerlos. Pensé en hacer un set básico.

Cassian no tenía ni idea de qué estaba hablando Nesta. Suponía que era algún tipo de ejercicio que hacía cuando era humana, adivinó con desconcierto tratando de imaginarse a la Nesta Archeron que había visto como humana aquella primera vez haciendo ejercicios... no pudo lograrlo.

—Muéstrame lo que tienes.

Al menos Nesta estaba dispuesta a hacer algo, incluso le dijo que aceptaba correcciones. Cassian podía trabajar con eso.

—¿Te unirás a mí?

Nesta siempre había sido alguien hermética, enojada con la vida, incluso ayer mismo era así, pero ahora mismo se veía tan... entusiasmada. Era obvio que casi estaba vibrando y Cassian no quiso ser quien arruinara eso.

—Bueno, no tengo idea de qué tipo de ejercicios son. Muéstramelos y ya luego veremos —le prometió. Nesta asintió con entusiasmo.

Nesta miró a su alrededor como si buscara algo.

—¿Necesitas algo?

—Sí, una lona de yoga, para no hacerlo directamente en el suelo, pero bueno, tampoco importa mucho —dijo encogiéndose de hombros.

—¿Te sirve una colchoneta de entrenamiento?

—Bueno, si tiene el tamaño adecuado supongo que sí —asintió luego de pensarlo.

Cassian fue por una y la colocó en el suelo para ella. Y Nesta no lo mordió, incluso le sonrió.

—Gracias, Cassian.

Ok, oficialmente Cassian estaba teniendo alucinaciones, solo eso podía explicar lo que estaba pasando. Se hizo a un lado viendo a Nesta quitarse los zapatos, luego hacerse un descuidado rodete en el cabello para sacárselo del rostro. Y entonces se estiró en una posición arqueada con las manos alzadas y juntas.

—Esta postura se llama Montaña Extendida —le dijo Nesta repitiendo el movimiento un par de veces—. Ahora, esta es Padahastasana. —Nesta se inclinó en una postura de estiramiento extendida, poniendo la cabeza hacia abajo y las palmas de las manos a cada lado de sus pies juntos. Los isquiones arriba, el ombligo al muslo—. Se supone que no se flexionen las rodillas, pero no estoy en un punto donde pueda hacerlo sin flexionar las rodillas, no creo tener ese equilibrio en mi condición —habló Nesta con su cabeza abajo. De esa postura pasó a otra—. Esta se llama postura ecuestre. —Oh, Nesta se tambaleó y Cassian la sostuvo para ayudarla a mantener la postura—. Vaya, no pensé que me tomaría tanto trabajo y eso que comencé con las más básicas, las que hacía de niña —susurró pero le sonrió a Cassian—. Eres un buen entrenador, mira, sabes cuándo ayudar —bromeó con él—. Estoy bien, le aseguró. —Y luego siguió con algunas posturas más.

Para sorpresa de Cassian, en realidad no eran malos ejercicios de estiramiento para una principiante, eran más dignos de una niña que otra cosa, pero para el estado de Nesta admitía que era más de lo que esperaba. Él había tenido en mente planes mucho más básicos que este.

Nesta duró 15 minutos antes de dejarse caer en la lona.

—Listo, no creo que pueda más —dijo con la respiración cansada—. Vaya, no me di cuenta de que mi condición física fuera tan mala —jadeó cansada. Cassian rió suavemente al escucharla.

—Puedes más que esto, Nesta —le aseguró—. Vamos, al menos una hora —la engatusó.

—Cassian, no todas somos unas diosas llenas de músculo y en la mejor condición del mundo como tú. Ahora mismo no creo ni que me pueda parar —le aseguró Nesta, una mano sobre el vientre y la cabeza ladeada para mirarlo con abierta diversión—. Sí, no todas tenemos tan buen cuerpo como tú, señor perfección.

Cassian sonrió e incluso admitiría que postureó un poco para mostrarse más.

—Por favor.

—Bien, muéstrame qué tienes —dijo Nesta girando de costado y poniéndose a cuatro patas para levantarse... Cassian disfrutó de la visión—. ¿Qué debo hacer?

—Tus ejercicios son buenos, más que buenos —admitió y vio la sonrisa de satisfacción por el halago que se dibujó en Nesta. Ahora que lo pensaba, nadie la halagaba mucho nunca, ciertamente Nesta no daba muchos motivos para ello, pero tal vez... Nesta fuera de las personas que mejoraban con los halagos y el reconocimiento en el fondo—. Pero comienza con algo aún más básico.

—¿Más básico que esto? —Preguntó Nesta mirándolo con abierta curiosidad.

—Sí.

—¿Qué podría ser más básico que esto?

—Pies y respiración.

—Lo de la respiración lo entiendo —asintió Nesta seria—, pero... ¿pies?

—Sí, los dedos de tus pies.

—¿Qué pasa con ellos? —Nesta se miró sus pies descalzos con curiosidad, Cassian también los miró, esos eran unos bonitos pies—. No me contestes, vamos, muéstrame —decidió Nesta mirándolo con firmeza.

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En algún momento, Nesta comenzó a sudar. Si había pensado que sus ejercicios de yoga habían sido duros, esto de los dedos de los pies era peor, y eso que había pensado que sería más fácil... El desgraciado le había dicho que era más básico... bueno, le dijo más básico, pero no más fácil. Así que sí, si alguien te dice que algo es más básico, es normal esperar algo más fácil. Pero ahora mismo le dolían los pies y sentía las piernas como gelatina. Se dejó caer en la colchoneta.

—No puedo más.

Cassian asintió como si estuviera satisfecho, aunque Nesta estaba tirando la toalla después de 45 minutos.

—Hagamos ejercicios de respiración.

Nesta sabía de eso, la respiración era más importante de lo que la gente entendía normalmente. La respiración correcta podía ayudar con el dolor, el estrés, el pánico... incluso con dolores como los del parto. Nesta era totalmente partidaria de eso. Miró a Cassian y lo siguió, disfrutando de los ejercicios de respiración que definitivamente la ayudaron, como sabía que lo harían. Ni siquiera notó el tiempo pasar; pasó 2 horas con Cassian, sintiéndose totalmente cómoda, aunque apaleada, ejercitando con él. Sabía que para ese macho estos eran ejercicios de bajo impacto, pero para ella esto era de súper impacto en este cuerpo enfermo. Cassian era un entrenador firme pero amable, sabía cómo alentarla sin ser incómodo. Así era como se mejoraba su mundo imaginario, sí señor. Se notaba la diferencia entre la imaginación de una mujer adulta y la de una niña de 11 años. Tendida sobre la colchoneta, miró al cielo cansada pero satisfecha con sus progresos del día.

—¿Te gusta volar? —le preguntó a Cassian. Nunca le había preguntado eso, no que ella recordara, y tenía curiosidad por la respuesta.

—Me encanta. —La honestidad en aquellas palabras era total—. Es libertad y alegría.

—Lo imagino —ladeó la cabeza para mirarlo—. Recuerdo a una… mujer… creo que era la dueña de una tienda a la que fui en el Refugio del Viento… le habían cortado las alas —recordó, desenterrando aquellos lejanos recuerdos—. ¿Por qué los machos ilirios hacen eso? Es cruel —tal vez alguien del mundo que creó podría explicarle por qué creó algo tan cruel en realidad. Los profesionales, los psicólogos, le dijeron que creó eso como un retrato de la opresión femenina ante el machismo, pero siempre era bueno saber más.

—Para controlar a sus mujeres. Una antigua y desagradable tradición, Rhys y yo hemos intentado eliminarla, haciendo que fuera ilegal, pero el cambio lleva tiempo entre los fae. Y a los tontos y tercos ilirios, les lleva aún más tiempo. Emerie, supongo que es ella a quien conociste. Ya que es la única dueña de una tienda, fue una de las que se deslizó a través de las grietas. Fue durante el reinado de Amarantha y… un montón de horrores ocurrieron entre las grietas.

Sí, era tal como le había dicho su psicóloga de joven, era un retrato de su imaginación hecho a base de la opresión femenina. Ella había vivido en un país liberal para las mujeres relativamente, pero en otros lugares no había tanta suerte.

—Sí, el cambio lleva tiempo, a veces demasiado —suspiró, recordando algunos de los casos de maltrato femenino que había visto en el hospital a lo largo de sus largos años trabajando en él. Se levantó, recordaba algo de una biblioteca; en este sueño trabajaba en una biblioteca. Su joven yo había querido ser bibliotecaria hasta que su yo más grande se dio cuenta de la poca demanda laboral de dicha profesión y eligió algo que le gustara más y dejara más ganancia. Eso había sido la medicina.

—Debo ir a lavarme y cambiarme, tengo que ir a la biblioteca.

—Nesta… no quise decir lo que dije anoche… sobre que todos te odian.

Nesta recordó aquella lejana noche. Si en su mundo de fantasía había pasado un día, para ella varias décadas largas. Sonrió con dulzura; ella también se odiaba a sus 11 años, su trastorno de personalidad límite la había hecho propensa a los ataques de ira, entre otras cosas, y se odiaba cada vez que lastimaba a su familia. Pero había superado eso, había aprendido a amarse, porque su familia le enseñó a amarse.

—Está bien, Cassian, no importa. El odio es agotador, agotador para el que lo siente por otro. Es un veneno que envenena más a quien lo siente que a quien lo recibe. Si alguien me odia, es su problema y solo sería digno de mi lástima, porque lo que soy yo… Yo me amo a mí misma, Cassian, y no aceptaré menos de nadie que quiera estar cerca de mí —asintió hacia él antes de salir—. Por cierto, Cassian —dijo mirando por sobre su hombro al hombre—. Nunca te he odiado, nunca podría —aseguró. No, no podría, había creado a Cassian como el hombre de sus sueños para amarlo siempre, tal vez por eso nunca se casó en el mundo real. Ningún hombre podía alcanzar la perfección de su imaginario fae perfecto.

Nesta entró tarareando a la casa sin ninguna idea de lo alterado y confundido que dejaba a Cassian detrás de ella. Cassian no entendía cómo en una sola noche alguien podía cambiar tanto. Nesta había estado rota en fragmentos hace solo 24 horas, pero ahora… ahora parecía entera, curada, nadie lograba eso en una noche, no era posible. Temía que había sido ese golpe en la cabeza después de la caída. Debía volver a hablar con Madja.

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No sé nada de yoga, los movimientos los saqué de internet buscando movimientos básicos de yoga, así que si algo de eso no es básico, el culpable es internet, no yo XD