" Si alguien no te ama con tus eneros, no te merece en tus agostos…"
Se sentó a reflexionar en medio de la arena, viendo en el horizonte como el sol se reflejaba en el mar cristalino de la costa de Australia. En retrospectiva, ella en su interior siempre supo que había desconectado su capacidad de razonar y había dejado que sus emociones tomaran las decisiones. A veces es bueno dejarse llevar del corazón, pero todos los extremos son malos. Había perdido todo y además, se perdió en el proceso.
Su prima le decía constantemente que tanta inocencia no era saludable, que necesitaba aprender a conocer a las personas y discernir en quien podía confiar y en quien no, pero ella siempre decía que eso era un problema del mundo exterior, que ella seguiría siendo inocente y confiada y que los que actuaban mal eran los demás. De nuevo, los extremos son malos.
Enero que era de esos meses en donde las personas estaban felices y hacían resoluciones para su futuro mirando con esperanza, se había convertido para ella en una espiral de tristeza. Penélope era una joven de 20 años divertida y llena de vida, tenia especial afición por las historias de amor y los romances perfectos, claramente influenciada por los miles de libros que leia diariamente. En secreto siempre soñó con que ese amor iba a darle lo que tanto anhelaba tener: una familia propia.
Penelope era la tercer hija de la viuda Portia Featherington y de su padre del que pocos recuerdos tenia porque casi nunca les hablaba, ni a ella ni a sus hermanas mayores Prudence y Phillipa antes de que muriera cuando ellas eran aun muy pequeñas. Su madre, sin embargo siempre fue fría y lejana, pareciera que poco le importaba la suerte de sus hijas, por eso en cuanto pudieron, sus hermanas se casaron y se fueron de su casa. Nunca habían sido cercanas, era menor por varios años de diferencia y no sentía que tuvieran nada en común; Su hermana mayor Prudence era todo lo contrario a ella, muy popular, arrogante y ambiciosa, se había casado con el hijo del dueño de la discoteca mas famosa de Londres. Phillipa era al contrario, muy seria en extremo amargada y psicorigida, le disgustaba enormemente el contacto social y vivía mas en el laboratorio de la facultad que en cualquier otro lado, ciertamente fue una sorpresa que se casara, lo hizo con un extranjero que había conocido en una de sus investigaciones y se habían ido a vivir a Suiza. Casi nunca llamaban, menos escribían. Por eso ella creció así, constantemente anhelando una familia. Era de esperarse que cuando la oportunidad se le presentó, desconectara su mente y se dedicara a vivir de fantasias.
Un dia de enero, mientras pasaba tiempo libre leyendo en el parque de la universidad lo había conocido: Gerard Debling .
Gerard era el primer hombre que había logrado descolocar a Penelope, ella estaba sentada justo en el parque leyendo su libro muy tranquila, cuando de la nada el había aterrizado al lado de ella asustándola mucho.
Lo siento, realmente no te vi- le dijo sonriente y sudando, Penélope seguía muda- Estamos jugando con algunos amigos y tenia que atraparlo- y señalo la pelota en su mano.
No pasa nada- le dijo Penelope sonrojada y mas nerviosa de lo usual, Ella claro que sabia quien era él, tenían algunas materias en común, pero se sorprendió en ver que el la desconocia totalmente.
El le tendio su mano: Mucho gusto, Gerard – le dijo con amabilidad
Ella también le dio la mano y solo le dijo su nombre: Penelope.
Y después de ese corto saludo, Gerard salió corriendo hacia sus amigos que se reian de la situación.
Despues de ese dia, Gerard se volvió una constante en su vida, siempre lo veía pasar con sus amigos, algunas veces riendo otras solo como si tramaran algo. Ella nunca le hablaba, podía hablar con todo el mundo pero con el no, la ponía muy nerviosa; físicamente le parecía muy atractivo, era alto, altivo y con una mirada profunda, pero había algo que era raro en el, algo que sobresalía entre todo lo demás, cuando Gerard sonreía, no era una sonrisa genuina.
Despues simplemente las cosas se fueron dando. Un dia durante una de sus electivas, había coincidido con el en clase y los habían emparejado en un trabajo en grupo. Se tenia que comer sus nervios y reunirse con el, hablarle.
Te parece si nos vemos en la biblioteca para hacer este trabajo? – le dijo ella, evitó verlo a la cara porque su autocontrol no daba para tanto.
Me parece que todo lo que tenga que ver con libros no es lo mio- le dijo con franqueza- lo mio son los espacios abiertos. No te parece mejor en un parque? Yo llevo la comida.
Y asi fue como se hicieron cada vez mas cercanos. Al finalizar el trabajo Gerard la había acompañado a su casa y durante el camino, la había acorralado contra una pared y la había besado.
Fue todo a la vez. Lo mas raro que le pasó porque no se lo esperaba para nada, el no le había dado ninguna señal de que le gustara, fue descolocante porque por fin estaba teniendo un beso y era justo lo que había leído en sus historias de romance y también, era excitante, este beso le estaba encantando. El beso se torno demandante y sintió a Gerard en todas las fibras de su cuerpo, fue explosivo y aun cuando se apartó y aun sus emociones estuvieran revueltas, algo en su interior también llego: sentimiento de culpa.
Se comio la culpa y decidio vivirlo. Todo el tiempo su cuerpo e había gritado la verdad, que lo conociera primero, que estaba todo sucediendo muy rápido, que de donde había salido esta relación con Gerard, pero todo lo ignoró: "Es todo por mis nervios" se dijo y simplemente se dejó llevar.
Al enero siguiente las cosas ya eran diferentes, se había ido de casa de su madre a vivir con Gerard en un departamento sencillo. Habia estudiado toda su vida para ser editora, pero a lo que pudo aspirar por el apuro de conseguir un trabajo fue a ser la recepcionista de su editorial soñada "HASTINGS" y es que realmente necesitaban el dinero, Gerard no trabajaba y de algo tenían que vivir.
A veces cuando lo pensaba se sentía rara, su relación con Gerard era solo de deberes y placeres, la sensación de soledad no se le iba, tampoco la idea de que nunca era suficiente para el, la descolocaba pensar que terminarían pero a la vez algo en su interior le decía que seria lo mejor. Hacian el amor como locos, cada vez ella pensando que esta si seria la ocasión en que se sentiría comoda con el, pero siempre terminaba insatisfecha y con una sensasion horrible de no ser buena para esto.
En un enero estuvo feliz e inocente al enero siguiente aislada e insegura para continuar con un enero destrozada. Siendo justos con el mes, el declive de su relación con Gerard empezó antes, solo que no lo notó.
Un día, una llamada de su prima llegó. Marina era su prima mas amada, se habían llevado muy bien desde niñas, era su total opuesto, era de carácter fuerte , segura de si misma y suspicaz. Le encantaba hablar con ella pero su relación con Gerard las había distanciado, el decía que Marina era una mala compañía y que hacia muchas locuras propias de alguien demasiado inmaduro, asi que, para evitar discusiones limito su relación con ella a llamadas esporádicas.
Hola Pen! ¿Cómo va todo?- saludó Marina pero su tono de voz la delató: algo pasaba
Hola Mar…. ¿Pasa algo?
Necesito en serio contarte algo pero no quiero sermones, solo exteriorizar ¿si?- Penelope solto el aire que no sabia que tenia contenido y se dispuso a escuchar otra historia de locura de su prima favoria.
Estoy embarazada- y el silencio reinó, desde la otra línea percibia claramente la tensión y el nerviosismo de Marina- Es de Charles, mi antiguo novio, el problema es que no tengo ni idea de el desde que terminamos, he intentado contactarme por todos los medios posibles pero sigue sin aparecer, según lo que supe se había ido para sur- America y luego, perdido. Hablé con su hermano Phillip, no le conté la situación pero le dije que era de vida o muerte y ni siquiera el ha podido contactarlo. Estoy desesperada.
Entiendo- aunque siendo sincera no entendia nada- ¿Qué piensas hacer?
Pues… hay otro chico, lo conocí por casualidad en una reunión de trabajo. Es bueno, decente, profesional y su familia es adinerada, según lo que me contó, el y su hermana tienen algunos negocios en Australia ¿Y si le hago creer que es suyo? Digo, solo bastaría una noche y muchos embarazos nacen antes del tiempo, ¿no?
Esto fue algo que descolocó a Penelope en un segundo, ¿Marina seria capaz de eso? ¡Esto es extremo!
¿Estas loca? Le vas a destrozar la vida a alguien que no tiene que ver con todo esto… y ni siquiera lo conoces bien ¿te gusta al menos?
Lo conozco lo suficiente para saber que seria un excelente compañero de vida. Es atento, responsable, carismático, divertido y sobre todo amable y buena persona. Me presentó a su hermana Eloise… Eso es seguro porque busca algo serio en la vida, no pasatiempos de una noche.
Marina no, no hagas eso, esperemos un poco mas, yo te ayudo a buscar a Charles ¿si?, por favor
Voy a intentar contenerme Pen pero si Charles no aparece, lo hare.
Y todo el dia estuvo pensando en la situación de su prima, quería poder ayudarla, necesitaba estar clara, tener ideas y sintió que necesitaba contárselo a alguien, al llegar a casa le contó a Gerard y su comentario le rompió el corazón:
Marina como siempre, siendo la mas estúpida… Deberia abortar, ¿para que mas personas en este mundo?
¿Abortar? ¿Por qué Gerard pensaba asi de los hijos? Y comprendio que nunca había sido un tema del que hablaran, ni ese ni ningún otro. Gerard siguió su discurso
Los hijos están sobrevalorados Penelope, son caros y una responsabilidad innecesaria que arruina la vida, asi como el matrimonio. Soy feliz de no estar en ese momento de la vida.
Pero yo si quiero una familia, casarme, hijos- le dijo ella triste
Ya me tendras a mi Penélope, ¿No te parece suficiente?- y sanjó la conversación, no dio lugar para mas replicas.
Le dio muchas vueltas a este asunto de Marina, Gerard, el matrimonio y los hijos. Ella soñaba con una familia, esa era la razón por la que seguía aferrada a la idea del amor con Gerard, no podía ser que tanto que le costaba mantener en pie su relación a pesar de todo lo que sentía en su interior se derrumbara porque el no quisiera hijos. Marina era otro tema, ojalá no hiciera nada de lo que dijo, una espina se había instalado en su corazón desde el minuto que ella mencionó al otro chico. El no se merecía ser victima de los errores de su prima. Ella tenía que convencer a marina de que esto era una muy pésima idea.
Finalizando Enero, llego resuelta a su casa sobre su importante conversación con Marina, le diría lo que pensaba y la convencería, una vez más las personas no reaccionaban como ella las imaginaba en su mente. Tan idealizada tenia a su prima la fuerte y la valiente que su corazón se derrumbo cuando Marina le ratificó su idea de usar al chico nuevo, ya lo había citado para una cena romántica la otra semana. Nada la hizo cambiar de parecer con respecto a su plan ni siquiera que Phillip, el hermano de Charles, le hubiera dicho que ya estaban mas cerca de su paradero.
¡Que plan tan retorcido!- pensó Penélope, ella no podía ni quería ser participe de esto, por Dios santo, si esto le pasara a ella, si la engañaran asi, nunca podría volver a vivir, se sumiria en la amargura. Recordó como Marina le hablo de la hermana del chico, Eloise. La iba a buscar en redes y le contaria todo, alguien tenia que detener la locura de su prima.
Muy en el fondo no quería verse involucrada directamente, seguía siendo su prima amada y esto era en parte una traición a su confianza. Pensando en que podría dejar un mensaje anónimo, llego a casa y vio sobre la mesa el teléfono de Gerard. El siempre había sido muy reservado con su teléfono y ella nunca fue de las personas que se angustiaban por revisar cosas que no eran de ella. De nuevo su mente idealizando a las personas le dio la idea y seguridad de que si ella le explicara a Gerard el motivo, seguramente el no se molestaría por tomar prestado su teléfono. Igual si el tuviera algo que esconder, ella no se sabría su clave ¿no?.
Pensando en esta manera tomo el celular de Gerard, lo desbloqueo y lo que vio al revisarlo fue todo lo que necesitó para despertar: decenas y decenas de mensajes de una tal Cressida Cowper, se enviaban fotos y hablaban de amor, viajes y un futuro juntos. Siguio leyendo y llorando hasta que Gerard llegó.
¿QUÉ HACES PENELOPE?- le gritó ofuscado, el hombre frente a ella era alguien totalmente diferente al que ella conocio hasta esa mañana - ¿QUÉ TE PASA? – el le siguió gritando, Penelope estaba ida, en trance, el le agarró los brazos, le quito el celular y la hizo golpearse contra la pared – NO VOY A TOLERAR TUS RIDICULECES, NI QUE INVADAS MI PRIVACIDAD, YA NO MAS- y la cacheteó.
Penelope nunca había sentido tanto dolor, físico y emocional, ni pánico en toda su vida. Se recupero como pudo del golpe, tirada en el suelo como estaba y lo vio a los ojos, por fin, después de tantos eneros, realmente lo vio. Se levantó, tomó sus cosas, dejó que el gritara pero ahora ella ya lo veía lejos, en ese instante se prometió que sus febreros serian diferentes.
