— Dos millones de dólares — soltó un peli plateado de ojos dorados.

El joven frente a el trago grueso, casi relamiéndose los labios al escuchar esa cantidad, cuando el Lord Sesshomaru le había hecho una invitación a su oficina no esperó que esta fuera su propuesta.

— Aceptó — Se levantó apresuradamente del asiento y tomó el cheque que este le entregaba.

— iré personalmente por la chica y sus cosas. Miroku te acompañara.

Vio salir con asco al abogado que tenía enfrente Bankotsu Maeda, lo había visto hace un par de meses, solo recordarlo le hacía revolver el estómago. En todos sus siglos de vida, jamás había visto un alma tan negra como la de ese humano.

Él estaba en el café Shikon, bebiendo su café habitual y leyendo el periódico, como todas las mañanas desde que había llegado a la ciudad, apenas 6 meses… hasta el momento nada de esta ciudad le atraía; a pesar de que los rumores decían que los vampiros no podrían ser retratados, que el sol los quemaba y toda esa basura folclórica. No podían estar más alejados de la realidad.

Hacía más de 2000 años que lo habían convertido en vampiro, su familia venía de un largo linaje, los únicos vampiros en la faz de la tierra. Si bebían sangre, si mataban a placer y si su mordida era tremendamente adictiva.

Fue cuando sintió, el olor más exquisito que había existido en siglos, sus comillos estuvieron a punto de salir por un segundo, pero sus años de práctica lo habían convertido en un hombre más paciente. Despegó su mirada del periódico y buscó con la vista ese olor embriagante en el ambiente. Sus ojos cayeron en una azabache, la piel blanca y ojos chocolate. Tristes. Sintió curiosidad al momento. En general trataba de no inmiscuirse en conversaciones ajenas, pero esa joven lo intrigaba, lo estaba embriagando.

¿Qué te pareció el lugar amor? — su vista pasó por todo el lugar, apenas y vieron los ojos dorados escudriñándola — el café está delicioso.

¿Está equis, el lugar está decadente, ¿aquí querías que viniéramos? — la sonrisa de la chica se borró al instante, bajo su mirada y la atención puso al café.

Desde donde él se encontraba, no alcanzaba a ver a su acompañante, la situación se complicó cuando una tercera humana con voz chillona apareció en escena.

¿Bankotsu?, cariño ¿qué haces aquí? — una morena con enormes pechos se acercó a la pareja, ofreciéndole a la chica una mirada despectiva, esta solo se removió en su asiento incomoda. Interesante pensó el Lord.

Kagura, qué sorpresa — levantándose de su silla y besando con pasión a la chica — La chica desvió la mirada, encontrándose con los dorados al momento, la intensidad la hizo apartar la vista y sonrojarse.

Te presento a Kagome — la azabache se puso en pie al momento y extendió la mano — es mi colega y secretaria ejecutiva, te he hablado de ella.

Ambas chicas se saludaron, la recién llegada veía a la azabache con superioridad, era evidente que la morena tenía un cuerpo espectacular, un instrumento para el placer, pero su aroma, apestaba, hacía que el Lord quisiera vomitar. La pareja se apartó de la chica para hablar con más soltura. Hasta donde él se encontraba podía detectar que la azabache estaba molesta. Miro a la pareja desde lejos, nuevamente sus ojos pasaron al celular, podía oler como la sal se acumulaba en sus ojos.

No me dijiste que era bonita — soltó la que aparentaba ser novia del chico — dijiste es fea y gorda — celos, el Lord conocía bien ese sentimiento humano.

A mí no me parece atractiva — Soltó el hombre, moreno, alto, dientes perfectos, ojos azules, mandíbula cuadrada. Un galán para las mujeres.

Espero no te la estés cogiendo — la morena puso sus manos en jarras.

Estas consienten que TU eres la mujer que me encanta.

La pareja se escondió en el baño y por el sonido de las cosas, entendía dónde estaba llegando todo, un pitido en el celular de la azabache lo hizo volver la vista. Se veía aún más molesta, tomo sus cosas, el café y salió del lugar hecha una furia. Más sal en sus ojos

Maldito perro — logró escuchar el Lord, voz quebrada.

No solo tenia curiosidad por la escena que acababa de presenciar, también estaba consiente que esta humana estaba despertando cosas que nadie había despertado nunca en todos sus milenios de vida. Tomo su teléfono e inicio las investigaciones.

––– Miroku, necesito que me investigues unas personas, te envió los datos por mensaje.

El abogado llegó apresuradamente a su casa, buscó desesperadamente y ahí estaba la azabache, recibiéndolo con una sonrisa. La chica estaba vestida casual, short blanco, una simple camiseta negra y sus pantuflas.

— Mi vida — la chica le ofreció una cerveza.

— Prepara tus cosas — tomando la cerveza y bebiendo apresuradamente.

— ¿Qué? ¿vamos de vacaciones?

— No — pasó su mano por la cara — te vas a vivir a otra parte — La cara de la chica se descompuso

Antes que pudiera hacer otra pregunta, alguien había tocado la puerta. Bankotsu se apresuró.

— Excelente, pasen — una serie de personas ingresaron. Dieron paso a un hombre alto, cabello platinado y bellísimos ojos dorados entro al final.

— ¿Qué está pasando? — La chica no entendía nada, el miedo y la confusión transpiraba por sus poros y el Lord podía olerlo

— Lo diré una vez, indícale a mi asistente cuáles son tus cosas o las dejaremos aquí — La vio a los ojos — de ahora en adelante vivirás conmigo ––– Pudo notar que la chica lo había reconocido, era normal. La había estado asechando hace varios meses.

Ella sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído del cielo, sintió que se le iba el aliento. Vio al que hasta el momento había sido su pareja, 10 años juntos.

— Tu ya sabías que las cosas no iban perfectas — continuó bebiendo de su cerveza — no sabía qué hacer contigo y el Lord Sesshomaru pagó muy bien por tenerte.

Sin palabras. Con lágrimas contenidas en los ojos, indicó a los ayudantes cuáles eran sus cosas, en realidad no tenía muchas… algunos libros, ropa, su peluche favorito, zapatos y productos de cuidado personal. Nada en esa casa era suyo. Ni el hombre con el que vivió por 5 años. Nunca se casaron, no tuvieron hijos, él quería esperar y ella aceptó una relación poco fructífera para ella. Ella lo amó.

Casi en shock el Lord la metió en la limosna que era seguida por un pequeño camión de mudanza. La chica se sentía como animal para el rastro. Había sido vendida.

El viaje fue relativamente corto, estaban ingresando estacionamiento del nuevo edificio en la zona más prestigiada de Tokio. El Lord prácticamente la sacó arrastras de la limosna, ahí fue cuando la chica reaccionó. Soltó algunos golpes tratando de soltarse, pero él era más fuerte, la cargó como si de un saco de papas se tratase.

Al subir al elevador la puso de pie frente a él, aún con el alma rota, con el aura obscura se atrevía a retarlo, la humana realmente le atraía. No podía negar que era delicioso un bicadilllo de vez en cuando, pero esta chica hacia que su bestia interior despertase como nunca antes lo había hecho. Aunque no era frío, no se ocultaba al sol, tampoco dormía en un sacrificado y su corazón si latía. Vida eterna implica estar vivo. Pero aveces hasta la vida eterna es realmente aburrida. Esta chica lo hacía sentir más vivo que nunca.

Su espada chocó bruscamente con la pared del elevador. Con desesperación presionó el botón del último piso, el penthouse. Había llegado reciente a la ciudad se asentaría en la ciudad un par de años y luego continuaría en otro país. Por ahora estaba aquí. Dando la espalda a una muy enojada chica. Podía sentir como sus emociones afloraban de su piel pido detectar miedo, ansiedad y un poco de ¿emoción? Esta chica era increíble. Si bestia interior aulló de felicidad. Mientras su rostro se mostraba impasible.

Ingresaron al departamento, la chica ni siquiera levantó la vista, siguió al lord por el pasillo, se detuvieron en una puerta y este la abrió.

— Esta es tu habitación, cenaremos a las 7 .

Una vez dicho esto, dejo a la chica sola. La azabache a un no podía creer lo que acababa de pasar, se deslizo con su espalda en la puerta, abrazando sus piernas y enterrando su rostro en las rodillas. Lagrimas gruesas comenzaron a salir de su rostro; sabía que su relación con Bankotsu había estado inestable, habían peleado constantemente por lo menos el ultimo año. Ella tenía un carácter fuerte y perdía la paciencia con facilidad, ella estaba segura que en los últimos meses la había dejado de amar.

Realmente ellos no iniciaron la relación por amor, eso siempre le había quedado claro, pero ella se había enamorado hasta los huesos. Se conocieron en la universidad, eran amigos con ciertos beneficios, estudiaban juntos, veían películas, salían a comer, por helado, compartían todo lo que una pareja normal. Lo único. Es que el chico salía con varias chicas al mismo tiempo, ella lo sabía y había aceptado. No pensó que se fuera a enamorar del canalla. Ella solo salía con él. No se veía en los brazos de otro amándolo a él.

Las cosas empeoraron cuando su familia tuvo un accidente de avión, en unas vacaciones a las que ella no había podido ir, por el trabajo, las clases y de más. Él había estado con ella, la había acogido en su casa y la relación cambio. El era posesivo hasta cierto punto, por lo que una vez que se fueron a vivir juntos le exigió que siempre dijera ser casada. Porque era su mujer. A ella le había parecido gracioso y acepto encantada. Se compro un anillo de compromiso de bisutería y lo usaba cada que él no la veía. Pero el deseaba su libertad. No quería ningún tipo de relación o compromisos. En toda la ciudad el se presentaba como soltero y si alguien los veía juntos, la presentaba como su colega. Casada.

Habían discutido mas en la última semana, desde que Vivian juntos el detuvo las citas, dejo de ser atento con ella y una que otra vez llego a maltratarla físicamente.

––– Es el único amor que puedo ofrecerte ––– Gritaba el chico molesto, mientras lanzaba los jarrones a la pared ––– Odio que estes aquí, odio ver tu cara, odio estar atrapado contigo.

Para una vez que su molestia se iba.

––– Te amo, disculpa mi carácter. Pero así soy yo y no pienso cambiar por ti.

Su corazón se hizo pequeño ante el recuerdo, trato de calmarse, limpiando sus lágrimas. Ya un poco más tranquila inspecciono la habitación. Un gran ventanal de techo a piso le abría la vista del Club, el campo de Golf se extendió bajo su ventana, al fondo algunos edificios y casa de la zona. La habitación era espacios, una cama Queen size a sus pies un pequeño sillón para 2 personas y frente a él una televisión y una pequeña mesa. Videojuegos. Eso la animo un poco, Inspecciono la mayoría y le agradaban.

Dos puertas, la que estaba detrás de su cama la llevo a un closet amplio, ya con varias prendas colgadas, una pequeña mesa en el centro, había joyas preciosas guardadas, habían bolsas preciosas, se apreciaban que eran caras y zapatos, diferentes estilos, pero todos de su talla, ropa interior, pijamas y de más. Una puerta a la derecha llamo su atención. El baño, la chica quedo boquiabierta. La pared de frente era de cristal de techo a piso, por lo que la vista era igual de increíble que la de su habitación, una bañera justo frente a la ventana, regadera, baño y un bidet.

Se aventuro a la otra puerta, cerrada.

Se preguntaba si todo lo que estaba en la habitación era suyo, quito esos pensamientos de su mente, se lanzo sobre la cama y se quedo dormida.