Segunda parte :3
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Félix no lo planeo, pero no había forma de retroceder, era tal como decían "lo hecho, hecho esta", no tenía caso pensar en los hubiera, aunque curiosamente todo surgió a partir de su encuentro con Marinette Dupain-Cheng. De haberlo planeado quizás no se vería en la obligación en engañar a sus autoproclamados tutores, con cada palabra que decía solo sentía que su pecho pesaba.
Le escuchaban atentos y no se detenían a pensar en que estuviera mintiéndoles, creían en él sin demostrar ningún signo de desconfianza que pudiera causar disturbios en su historia. Pero como tal, en medio de sus mentiras tambien existían partes de verdad que le daban mayor credibilidad, entre esas que era huérfano y que su comunicación con su tío Gabriel Agreste era esporádico, por no decir casi nulo, además de que detestaba la idea de ser adoptado por ese mismo al no creerlo necesario dado que ya había alguien esperando por su regreso en Londres.
Afortunadamente, antes de que sus mentiras lo sofocaran el primer incidente de Akuma se presentó y con ello en una corta toma de decisiones sus invitados desalojaron el departamento.
Félix no los retuvo, entendía que debían de volver no porque no comprendieran el peligro sino porque creían que su hija podría regresar de emergencia a la panadería y al no encontrarlos ella saldría alterada a buscarlos. No así tuvo la delicadeza de acompañarlos hasta la entrada principal a los departamentos y despedirlos con la promesa pasar a la panadería a visitarlos, luego pretende sumergirse obediente en dirección al departamento que le correspondía, solo para que segundos mas tarde escabullirse a la terraza donde salta transformado en Chat Noir.
Un perfecto aterrizaje a unos cuantos metros de distancia de su hogar fue lo suficiente para impulsarlo a desplazarse con suma agilidad durante todo el camino.
El corazón le latía producto de la adrenalina, las emociones que anduvo controlando se iban soltando de a poco liberando con ello parte de su estrés. El solo hecho de ser su alter ego le ayudaba a no sobreanalizar lo ocurrido sino a enfocarse mas en lo que habría de hacerse, y en lo que haría de ahora en adelante durante sus encuentros con los portadores del miraculous de la creación y la destrucción.
En una de esas, cuanto menos lo espero, su viaje termino, habiendo llegado al lugar indicado. El estadio era grande, y desde donde estaba podía verlo todo, y con todo, se refería absolutamente todo, incluso la interacción de los nuevos héroes parisinos contra el golem de roca. A medida que avanzaba la pelea no parecieran necesitar de su ayuda, al grado que estaba tentado en irse, sin embargo, algo o mas bien alguien se lo impidió, para ser más exactos una problemática chica morena con anteojos con delirios de reportera que estaba por ser aplastada por los barrotes de la portería.
Félix iba a dejarla a su suerte, pero eso no seria nada caballeroso de su parte, así que bajo e hizo uso de su bastón para que este rebotara lejos. Siendo sinceros le sentaba mal ese tipo de gente imprudente, peor aun cuando estropeaban sus planes de no destacar.
Claramente a la chica se sacudió la impresión del momento, estaba mas emocionada con la presencia de otro gato negro que tenía que capturar si o si con el lente de su celular, a Félix le crispo los nervios aquella motivación insana al grado que recupera veloz su bastón y emprende la ida donde el golem.
No pretendía tomar un papel protagónico sino un papel secundario pese a lo orgulloso que era, y ahora por culpa de ese intento de reportera no tuvo mas que interferir, se suponía que el otro portador del gato negro era quien le salvaría, no él, sin embargo, ni él ni nadie contempló la posibilidad de que el akumatizado se ensañara contra este en el último instante. En consecuencia, fue reconocido como compañero, no obstante, era Ladybug que no se dio el tiempo de agradecerle de manera adecuada dado que se deslizo debajo de las piernas del enemigo para tumbarlo con ayuda de su yoyo.
Al instalarse cerca de sus nuevos compañeros no recurrieron a las presentaciones de inmediato dado que contaban con un golem dispuesto a aplastarlos, lo cual era de esperarse, sino que Ladybug dio inicio a explicar su estrategia que dada las circunstancias y la suma de otro integrante mas se vio obligada a modificar de ultima instancia.
A Félix le pareció que en un inicio Ladybug le extraño su presencia como si fuera algo que no debiera estar ahí en primer lugar, más a medida que se iba acostumbrado a observarlo y entender que esa era su realidad acabo por aceptarlo a parte de inspirarse a confiarle su espalda y la de su compañero felino. Félix la escuchaba recargado de su bastón, pero presto a colaborar, solo aguardaba a que Ladybug diera la señal.
—Bien, sino hay dudas al respecto—
—Esperen, ¿no creen que nos falta algo? —interrumpió el felino de ojos verdes
—¿Cómo qué? —inquirió Félix con desinterés
—Presentarnos—soltó como si fuera lo mas obvio—No te llamare padrigato, o niña sandia, sería demasiado incomodo y problemático.
—¡Que no soy niña sandia! —se quejó Ladybug conteniendo el impulso de golpearlo
—¿Padrigato? —Félix casi rueda los ojos en contestación—¿Es importante presentarnos ahora?, tenemos un enemigo en común por vencer.
—¡Por supuesto que lo es! —levanto el de ojos verdes los brazos al aire a modo de protesta—Es muy importante contar con tu nombre de superhéroe, ¿es que acaso has estado viviendo debajo de las piedras?
—Solo corta el rollo y preséntate de una maldita vez o seré yo que te llame "Padrigato"
—Bien, bien, pero no te robes mis chistes de gato.
—Son todas tuyas.
—Graciosito—Félix lo ve fruncir el ceño por breves instantes, luego lo oye aclararse la garganta—Mi nombre es Chat Noir, y me alegra trabajar con ustedes en esta lucha contra el mal.
¿Chat Noir?
De todos los nombres, de todos los nombres, aquel escurridizo felino se apropió del suyo, lo peor es que por más que quisiera tomarlo de vuelta no podía arrebatárselo, el monje le hizo prometer que no pelearía si un evento como ese se presentaba.
—Pueden llamarme Ladybug—se presentó la de coletas antes de que a Chat Noir se le ocurriera llamarla por aquel horripilante apodo—No niña sandia, no coletitas, no bichito, así que recuérdenlo. Sigues gato dos.
—Soy…Chat—Félix sentía un desagradable hueco en el estómago, intento menguar su frustración reforzando el agarre en el bastón—Chat Nebuleux—inevitablemente detrás de su flequillo sus ojos se oscurecieron no demostrando ni un atisbo de contentamiento al presentarse con aquella nueva identidad— Aunque nos estaremos viendo a menudo mi papel no será más que un compañero de apoyo.
—¿Por qué de apoyo?, los tres somos superhéroes y tenemos las mismas capacidades como tal—a Ladybug no le pareció que se hiciera de menos.
—Veras—
—Puedes explicarlo más tarde Chat Nebuleux—lo corta al oír el sonido de algo rocoso chocar entre si—Ahora tenemos que detener a corazón de piedra, ¡amuleto encantado! —dispara su yoyo al aire para aparecer ante los tres un peculiar traje de buso rojo con franjas negras—¿Un traje de buso? —dijo más para sí que para ellos.
—Dejando de lado los ideales raros de nuestro compañero, tu plan anterior no sonaba mal mi lady—comento Chat Noir prestando más atención al traje—No sé qué harás con eso, pero me imagino que para algo debe de servir.
—No, pero estaba incompleto al parecer—Ladybug miro a todos lados—¿Ya usaron sus habilidades especiales?, los poderes que nuestros Kwami nos explicaron en su momento.
—Aun no
—No—Félix se guardó para sí que podía usar el suyo varias veces sin destransformarse—Y Sobre el traje de buso, puede que no lo parezca, pero el amuleto encantado no te da objetos al azar solo porque si, siempre y cuando sepas como utilizarlo puede ayudarte a tomar ventaja sobre la amenaza actual. Mi Kwami me lo explico, así que no me sorprende que ese traje de buso haya salido del amuleto encantado.
—No sé qué más te haya explicado, pero gracias por la aclaración Chat Nebuleux…—Ladybug le lanzo una rápida mirada dudosa no esperando aquella respuesta, y tras segundos de silencio explico el procedimiento a seguir para liberar al chico del akuma que solo hasta ese entonces Félix supo que se llamaba Iván, y que para lograrlo debían de destruir el objeto akumatizado que escondía en alguna parte que por el momento desconocían.
Félix se obligó a localizarlo, aun cuando corazón de piedra, llamado así por Ladybug, se aproximaba feroz hacia ellos manipulado por las indicaciones de Hawk Moth de obtener los Miraculous.
—Hay que esquivar sus golpes—comento Chat Noir—Si atrapa a uno el plan no funcionara.
—De todos modos, no funcionara sino usamos el traje de buso—expuso Ladybug—Hay que reorganizarnos.
—Era de esperarse—Félix manda al suelo el puño del golem al ser el más próximo de recibir el impacto con su bastón apoyarse sobre este con ambas manos y realizar una acrobacia en el aire detectando el objeto akumatizado en la mano izquierda del golem que mantenía eternamente empuñada antes de caer grácil detrás de este— Y bien, ¿cuál es la estrategia a parte de quitarle el objeto akumatizado que resguarda en su mano izquierda?
—Necesitamos juntarnos de nuevo para eso—más que una sugerencia había sido una orden por parte de la catarina, ambos felinos asienten para posterior a eso cruzar sus bastones extendidos en forma de cruz debajo de los pies del golem justo en el instante en que Ladybug se usa de carnada para que este solo se enfocara en ella.
Como efecto inmediato este cae y los tres aprovechan esa oportunidad para reagruparse a metros detrás de este dando origen así a otra estrategia que fue explicada con más brevedad que la anterior, resumiéndose en usar a uno como primera carnada, Chat Noir se ofreció a serlo, Ladybug se apuntó a ser la segunda, dejando a Félix como el encargado de ejecutar la segunda fase del plan.
Félix aun no entendía porque el plan constaba de tres personas si perfectamente podía funcionar con dos, sin embargo, no se atrevió a cuestionar los métodos de la actual líder, sino que apenas Ladybug lanza con su yoyo a Chat Noir al frente esta salta al otro extremo para hacerse de la manguera y preparar veloz el traje de buso amarrándole de cada lado mientras impedía que corazón de piedra le atrapara.
Félix entiende que esa era la señal, así que se dirige a la llave que iba conectada a la manguera, aunque para eso tambien se había escurrido en medio de las piernas habiendo imitado sin ser consciente a Ladybug que al ver que llego sin problemas a esta se deja atrapar.
—¡Ahora Chat Nebuleux!
Félix la abre aun con el firme pensamiento de que estaba sobrando en aquella ecuación y solo estaba sobrepuesto ahí por mera lastima. Al final como fue de esperarse el objeto cae enemigo perdió su transformación, Ladybug cae con elegancia a un lado de este y lo destruye golpeándolo fuertemente con la planta del pie, apartados Chat Noir y el chico no corrieron con la misma suerte, se dice que los gatos caen de pie, pero aquí dicha lógica no aplicaba.
Él no tiene más que encaminarse donde el equipo de héroes novatos se encuentra al creer que si no lo hacía de cualquier forma seria llamado a acercarse. Al estar a una distancia considerable y notar que su compañero seguía en el suelo le tiende la mano que para su consternación tardo en ser correspondida. Félix por dentro se maldijo al ver la causa por la tardía contestación de Chat Noir, había olvidado los efectos de atracción de Ladybug en la mayoría de los Chat Noir que existieron a lo largo de la historia.
Ley natural que al parecer se olvidó de que él también era un Chat Noir pese haber cambiado de nombre.
Por curiosidad, probo viéndola desde diferentes ángulos, pero no provoco en él ninguna emoción relevante que lo sacara fuera de su eje, en efecto, Ladybug se le hacía como cualquier otra persona.
—Gracias—agradeció Chat Noir tras haberse recuperado de su ensoñación, aun si lucia avergonzado al ser pillado embelesado por la magnífica hazaña de la chica que les toco por compañera—Buen trabajo a ti tambien Chat Nebuleux—le sonríe contra todo pronóstico.
—Supongo que no está mal para ser la primera vez—Félix se encogió de hombros, no obstante, no sentía esa tranquilidad acostumbrada tras finalizar el trabajo, más bien era como una falsa tranquilidad que venía antes de la tormenta que le impedía tranquilizarse. Era como si faltara una pieza importante que no había sido arrancado de raíz, y eso comenzaba a inquietarlo.
Ladybug purificó el akuma, y se le olvido comentárselos ¿verdad?
Trato de mostrarse relajado, pero sus ojos bailaban en busca del akuma con la mayor discreción posible, al no hallarla gruñe a sus adentros, no tenía manera de preguntarle sin dejarla en mal en su primera labor de superheroína, así que no tuvo más remedio que concentrarse en acabar con aquella reunión, prometer unas cuantas cosas de superhéroes, chocar los puños, ignorar el acoso de la seudo reportera, e irse junto a esa inquietud rumbo a los departamentos.
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Afortunada o desafortunadamente a la mitad de su travesía, sus inquietudes son resueltas al presenciar como desde la punta de la Torre Eiffel círculos oscuros con toques morados se intensificaban en un mar de mariposas.
—Yo y mis estúpidos presentimientos—suspiro en resignación.
Desde el punto donde estaba podía observar que ni por asomo los akuma se quedarían en su sitio perpetuamente, la plaga no tardaría en expandirse y atentar contra la seguridad de los parisinos. Quería buscar a los otros dos para resolver el problema, sin embargo, el tiempo apremiaba, así que se comprometería a resguardar la mayor cantidad de habitantes en la seguridad de los locales, casas, lo que estuviera a su alcance con tal de que los akumas no los alcanzaran. Sin más remedio pronto se despide de los tejados y corre por las calles solicitando en voz alta y autoritaria que se resguarden solo hasta que la tormenta de mariposas pasase, a su vez que obliga (somete) a algunos a seguir sus instrucciones en contra de su voluntad, aun si eso le costaba uno que otro insulto o arañazo.
Sólo cuando el mar de mariposas se desato y cobro las primeras víctimas fue más fácil resguardar a los demás, independientemente de tener que desintegrar una cantidad considerable de akumas con su cataclismo y correr a ayudar a unos niños que tropezaron en medio del pánico.
—No tengan miedo, yo los protegeré—los siente aferrarse atemorizados, a lo mucho les calculaba entre siete y diez años, por la edad creía que sería inútil decirles que no teman ya que de lo contrario los akumas los transformarían. Con ellos dificultando no tenía más remedio que buscar donde protegerse de la tormenta, incluso usar su bastón de repelente se le antojaba molesto al superarlo en número.
Recordaba a Ladybug y Chat Noir partieron en diferentes direcciones muy seguramente a sus respectivos hogares, no era de su interés su ubicación, pero guardaba cierta esperanza de que esta vez los medios o la entrometida seudo reportera hiciera bien su trabajo en atraerlos. Él no podía abarcarlo todo, y estaba seguro que al paso con que iba incrementaría la cantidad de personas afectadas.
—Dense prisa, Ladybug, Chat Noir—gruñe, mientras huía a uno de los locales, le cruzo la idea de usar un segundo cataclismo, pero en eso se hace de una carga extra y llorosa de dos años de edad entre los brazos que le impide usarlo. El local al que entro era uno de helados, ahí solo se permitió descansar entre tanto depositaba a los niños en el suelo y detrás suyo dos adultos cerraban las puertas de cristal con sillas.
—Con esto estaremos bien—comento uno de los adultos siendo un hombre de mediana edad y problemas de calvicie.
—Siento desanimarlo, pero requeriré que las retiren—a pesar de que los niños no se desprendieron de todo, Félix se reincorpora respirando un tanto agitado, de reojo conto que en el local se encontraban alrededor de veinte personas sin contarlo a él y los recién rescatados, estos no lucían o se oían contentos dada su solicitud.
—No lo creo gato mutante o lo que seas, nos pondrás en peligro a todos, una vez que abramos las puertas seremos convertidos en esos monstruos de roca.
—No lo entiende, tengo que salir—como pudo Félix avanzo, procurando no lastimar a los niños en el trayecto—Por…favor—esta vez miro a los pequeños suavizando su voz lo mejor que pudo tratando de convencerlos que era lo mejor—Estaré bien—noto que los agarres vacilaron—Lo prometo.
—¿De verdad lo prometes? —pregunto el de diez dudoso
—Lo prometo. Confía en Chat No—Félix se corrige a si mismo ante el error que estaba por cometer—Chat Nebuleux, y en los otros dos héroes que Paris tiene para protegerlos —le tendió el dedo meñique—¿Promesa de meñique?
—…Promesa de meñique—acepto un poco vacilante el niño, juntándose los dos faltantes siendo finalmente liberado.
—Gracias—les revolvió el cabello a los tres en gesto fraternal, como le había pedido a sus padres un hermano menor con el que jugar, lástima que el destino tuvo otros planes y él quedo como hijo único—Como le decía señor, necesito salir, hay todavía personas afuera que rescatar y no puedo quedarme con los brazos abiertos—ve a otro más interponiéndose en su camino colocándose a su frente a propósito—Yo evitare a toda costa que los toquen, aparte de eso, esos seres a los que tanto le temen no se les acercaran mientras no tengan miedo y sean valientes.
—N-No te creo, ¡nos arriesgaras a todos si permito que te marches! —exclamo alterado el hombre, pegándose instintivamente contra la puerta.
—Es mejor que lo escuches—el que obstaculizaba su campo de visión hablo—Él es el dueño de la heladería después de todo, por ende, mi jefe.
—¡Me importa poco quien sea!, ¡hay más personas en peligro ahí afuera! —apunto Félix afuera visiblemente molesto, era evidente que le estaban colmando la paciencia, los Akuma aun revoloteaban por las calles parisinas—Solo le pido que se haga a un lado y que crean en mi—al fondo el sonido de una cámara retumbo, ¿acaso acababan de tomarle una foto? —Me asegurare de que ninguna mariposa circule por su local—entonces alza sus ojos al empleado sin atisbos de dejarse intimidar por la diferencia de tamaños—Hazte a un lado, si te despiden es porque tu jefe es un cobarde que solo piensa en sí mismo.
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Era su segundo día en Paris y por increíble que se le hiciera los estragos ocasionados por los akumas del día anterior todavía seguían presentes recordándole su fallo, ¿Por qué su fallo si Ladybug era la responsable de no purificar el akuma?, la respuesta es simple, porque de los tres él era el más experimentado y de cierta forma era responsable de monitorearlos al igual de apoyarlos en caso de ser necesario. El no prever que un evento así podría ocurrir demostró su incompetencia y eso le infundía un mal sabor de boca que tardaría en quitarse.
Sea como sea, en su soñolencia y desagrado ante su error pasado, Félix se dirige un tanto soñoliento a tachar el calendario que colgaba en la pared próximo a su cama con la mínima esperanza de contar con que el resto de la semana tranquila. Luego se aproxima al control que se ubicaba en la mesita de noche que estaba debajo del calendario y enciende el televisor directamente en la sección de noticias con el objetivo de mantenerse informado de la situación actual entorno al desastre de akuma; posterior a eso se levanta dispuesto a arreglarse.
Le gustaba estar enterado de lo que ocurría a su alrededor, aunque no podía depositar toda su fe en los noticieros que eran transmitidos en los canales locales, ni en los transmitidos en los canales de paga, dado su tendencia en encubrir la mayor parte de la verdad con desinformación deshonesta y amarillista. Mientras seleccionaba la ropa que se pondría para este día, se oía de entrada los casos de los afectados, brincando al alcalde y seguida enfocándose a hablar sobre los nuevos superhéroes de Paris tensando a Félix al momento.
—Y eso que no querías destacar—se burló Kuwa en el comedor engullendo trozos de camembert a discreción—A eso le llamo mala la suerte del protagonista secundario.
Félix se froto el arco de la nariz hastiado, iba a contestarle, pero en lugar de eso procede a cambiarse de ropa la cual consistía en una playera gris, suéter ligero azul marino de cierre, pantalón negro y sus acostumbrados zapatos negros de agujeta. Estaba casi listo, no obstante, al verse en el espejo del baño considero que había aspectos debía cubrir si quería deambular con relativa libertad por los alrededores sin ser reconocido, por lo que parte a buscar entre las cosas de la maleta que más podía utilizar a su favor. Kuwa lo siguió molestando, esta vez volando de un lado al otro curioso por lo que iba sacando, una mascarilla negra, unos lentes de vidrios redondos sin aumento sencillos, liga para el cabello, curitas y una caja negra con un símbolo particular rojo.
—Hey, hey, no estarás pensando en renunciar a mí, ¿cierto Félix? —Kuwa levando los dedos del rubio de la caja nervioso al reconocerla—Somos amigos, uña y mugre, yo estoy para mí y tu para mí, no, espera, ¿cómo iba?
—Es todo lo contrario—Félix lo aparta de un ligero manotazo abriéndose paso al baño junto con las cosas que saco de la maleta. Una vez ahí las deposita en el lavabo y avanza su transformación con el curita sobre el arco de la nariz seguido de los lentes.
—Lo digo en serio Félix—Kuwa aun nervioso viaja donde el de ojos azul grisáceo que pasa a trabajar en su cabello acomodándolo en una coleta baja con dos mechones y flequillo al frente—No me ignores, escúchame.
—Claro que te escucho—contesta Félix de mala gana recogiendo la caja—No voy a renunciar a ti, pero si sigues de pesado lo hare, ¿contento? —pausa por breves segundos antes de continuar—Además, esta no es tu caja, esta es la caja que la contiene a ella al otro Kwami de la creación, solo que ella es como yo en el sentido que no debió existir y sin embargo ahí está luchando por sobrevivir.
—Ella es…—Kuwa se obliga a cortar ante la facilidad de su compañero al abrir la caja que dio paso a una luz de tonalidades rojas pero pálidos que de apoco fueron cobrando forma en un Kwami más pequeño con una especie de trébol negro de cuatro hojas en la frente ante la atenta mirada de Félix que se apresuro a colocarse los aretes para abandonar la caja y hacer una cuenca con ambas manos al notar como descendía en contra de su voluntad.
—Ella es tu compañera
—¿El monje no te dijo que era conveniente no despertarla?
—También dijo que no hay que dejarla morir. Mientras los use ella estará bien, se alimentará de forma temporal de mis energías, el monje ya paso la peor parte.
—Siento que tengas que pasar por esto—murmuro débil la Kwami roja apenas consciente frotando su mejilla contra el pulgar de Félix
—No es tu culpa—calmo Félix—Por ahora descansa, saldremos dentro de poco—la guardo en el bolsillo interno de su suéter oyendo un débil gracias antes de abandonar el baño y coger del comedor la cartera.
En las noticias el alcalde André Bourgeois hablaba delante de las cámaras sobre le nulo progreso de los policías por regresar a las personas a la normalidad, brincando de nuevo a escena a Nadja Chamack.
—[París confía en que sus ángeles Ladybug, Chat Noir y Chat Nebuleux nos salven a todos, nuestras vidas dependen de ellos]
—¿Y por cuanto tiempo te la llevaras así? —cuestiono Kuwa siguiéndole por detrás
—El tiempo que sea necesario—Félix responde cortante sin detener su curso, ahora a recogiendo las llaves del departamento sintiendo un mareo repentino al guardarlas—Él monje me pidió mantenerla viva, que cuando fuera fuerte y prospera yo sería quien buscaría a un portador adecuado para ella—comento como si hablara del clima, cambiando su curso para alcanzar el control remoto.
—[Ahora les compartiremos unas escenas de uno de nuestros ángeles, Chat Nebuleux compartido por uno de nuestros seguidores que grabo el momento en que salvo a tres niños de la anormal oleada de mariposas moradas]
—Quizás te tome toda una vida—Kuwa cruza los brazos—¿Seguirás el camino de los guardianes del Tíbet?
El rostro de Félix se tornó azul horrorizado, una cosa era aprender de uno, otra muy diferente desear convertirse en uno de manera oficial.
—¿Me vez con cara de querer convertirme en uno? —por inercia apaga el televisor y va a la puerta.
—No, pero el hecho imaginarte rapado mejoró mi estado de ánimo—responde Kuwa encogiéndose de hombros, guardándose en el otro bolsillo del suéter antes de que Félix cometiera un gaticidio.
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Adrien no estaba teniendo un buen día, pero eso no significaba que tenia que renunciar a ir a una escuela y conectar con personas de su edad, entrar a una nueva realidad fuera de esas cuatro paredes de su habitación, fuera de la constante soledad que experimentaba en esa enorme mansión.
—Es ahora o nunca—se dijo tras escapar de la atenta supervisión de Nathalie. Era su segundo intento, así que si o si debía ser capaz de hacerse con el derecho de estudiar como una persona normal.
Podría haberse transformado y colarse sin ser visto, pero quería hacer algo por su cuenta sin depender de fuerzas exteriores, eso implicaba no usar el poder del anillo y todo lo que conllevaba entorno a este. No importaba si Plagg se lo sugería, no lo aceptaría, contaba con la suficiente voluntad para usar todas sus fuerzas en cumplir uno de sus tantos sueños que por la sobreprotección de su padre le arrebato.
En su carrera contra el tiempo, cruzaba la vía publica a pasos veloces evitando detenerse con la misma frecuencia que la vez anterior, además de que con el primer fracaso tuvo suficiente con que reflexionar sobre cuáles serían sus siguientes movimientos ahora que se había presentado otra oportunidad.
Los pulmones le quemaban, pero eso era lo de menos, le resultaba mas incomodo el tener que rodear a más de uno para no tropezar, y en otras repeler sus miradas ocultando el rostro con su maletín con tal de que no lo reconocieran.
Iba a viento de popa, un poco mas y en definitiva lo lograría.
Sin embargo, al estar tan cerca, su cuerpo finalmente le exigió un descanso más prolongado tras un prolongado esfuerzo sin recibir un adecuado descanso que Adrien sabía que necesitaba.
Maldición, estaba a dos cuadras de su objetivo.
¡Dos malditas cuadras!
Si prolongaba demasiado su descanso sería alcanzado por Nathalie. Estaba por doblarse al recargarse sobre sus rodillas del cansancio, hasta que, en eso, su mirada se conecta con una de un intenso azul de tonalidades grisáceas que de la nada le es bloqueada por una botella de agua.
Las cejas y los ojos se le contraen a Adrien en sorpresa y ligera desconfianza al ser interceptado de esa manera, no así, dentro de su mente aturdida por un sinfín de pensamientos y el desgaste por el que estaba pasando coge la botella a la vez que se erguía en un intento desesperado por descubrir de quien se trataba.
—Gra... —Grande fue su desilusión al ver que este se giró tan pronto sostuvo la botella además de que se marchaba sin permitir que se le agradeciera por aquel aparente generoso acto desinteresado—¿Cias?
Cabello rubio amarrado en una coleta baja, espalda ancha con vestimenta casual por donde quiera que se viera, es lo más cercano que pudo apreciar con profundidad, caso contrario de cuando obstaculizo su campo de visión que a pesar de que no estaba seguro del todo seguro, se topó con un cubrebocas negro y lentes.
Iba en otro sentido, aunque no cargaba con prisa, por su estatura y complexión apuntaría que era de su edad o al menos lo superaba entre uno o dos años de diferencia.
—¿Lo veras hasta que lo pierdas de vista? —comento Plagg desde su sudoroso escondite, no le desagradaba el olor, pero agradecía que su cachorro usara desodorante.
—¡Ah! —Adrien da un bote despertando de su trance—Cierto, la escuela, gracias Plagg
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Félix conservaba la tensión en cada fibra de su ser después de su accidental encuentro con Adrien, ni por asomo se le ocurrió que su primo huiría por cuenta propia de su jaula de oro, ¿a dónde?, esperaba que muy lejos de su detestable tío Gabriel Agreste, si no, tal vez, y solo tal vez, Adrien estaba entrando en la etapa de la rebeldía y su escape repentino solo era un grito desesperado de atención.
¿Pero porque Adrien querría llamar la atención de su tío?, para empezar, Gabriel no es, ni será el padre modelo del año, vivir con él debería ser lo mismo que ser huérfano, era sorprendente que su padre y él sean hermanos, mucho mas que provinieran de la misma familia y que ninguno de sus dos abuelos demostrara comportarse igual que Gabriel con respecto a sus dos hijos varones.
Eso le generaba más dudas que respuestas que nadie jamás en su vida le respondería.
Si regresaba a su pregunta inicial, tampoco obtendría respuestas ya que Adrien deduciría que se trataba de la misma persona que le regalo la botella de agua, así que era caso cerrado hasta que descubriera el modo de sacarle este incidente de la mañana sin levantar sospechas.
Tampoco es que le interesara por completo entrometerse en los asuntos de los demás, solo que si surgía la oportunidad no estaría demás empaparse un poco del tema en cuestión.
En fin, sea lo que haya ocurrido, no detenía su trayecto a la pastelería de los Dupain-Cheng con la guardia en lo alto.
Cuando se detuvo en la entrada de la pastelería, del otro lado del cristal de la puerta principal se avistaba a Sabine limpiar el mostrador y más atrás al frondoso hombre francés de bigote y vestido con la ropa de trabajo cargar algunos costales al interior.
Félix sufre de un bote al ser enfocado por Sabine cuanto ella desatendió lo que estaba haciendo con tal de relajar la espalda hacia atrás sin desatender el par de hombros que pedían ser masajeados y amoldados con aquellas pequeñas y delicadas manos femeninas. El corazón de Félix pego un brinco considerable al presenciar que se aproximaron abrirle la puerta seguido de un amigable ofrecimiento a ingresar como si se tratara de un cliente más.
—Buenos días y gracias por dejarme pasar tan temprano en la mañana, señora Dupain-Cheng—de inmediato se baja de la mascarilla dejándose solo los lentes por mera precaución.
—¡Oh Félix! —musito Sabine apenada por haberlo desconocido—Lo siento, no te reconocí al instante con ese disfraz. Pasa, llegaste en el momento indicado—en lo que explicaba la rutina que tenían en esta mañana guía al interior donde su esposo aclarándole que estaban a nada de abrir así que no tenía por qué preocuparse por si su repentina visita los importunara, sino todo lo contrario, les alegraba que viniera personalmente a buscarlos.
—Yo a ser sincero, solo venía de paso—Félix seguía sin procesar esa familiaridad burbujeante que le ofrecían, entre mareado y sus intentos fallidos por no ceder ante aquel calor que lo arropaba, se permitía ser conducido por Sabine—Me disculpo por no haber avisado con anticipación.
—No es nada—Sabine cierra la puerta tras de si—¡Tom llego Félix! —anuncio utilizando su mano como altavoz—Ya viene—dijo al oírse la voz de Tom al fondo además del sonido del grifo del agua y unos cuantos parpadeos ya lo tuvo ahí con ellos cortándoles el paso, sí que era rápido.
—¡Oh Félix! —y como si se conocieran de años Tom lo recibe con un efusivo abrazo que levanto a Félix unos centímetros del suelo. Félix le deja ser, no porque quisiera, sino porque literalmente se encadenó a mantener un trato cercano con ellos desde que lo ayudaran sin la intención de recibir algo a cambio.
Cierto, su único mal fue el haberles mentido.
Pero a final de cuentas igual comprendían que se encontraba en una situación poco favorable y en este tiempo que estaría con ellos, agregaría de comodín que no poseía un lazo en si con los Graham de Vanily, no más allá del lazo político familiar.
—Tom ya bájalo—demando algo preocupada Sabine de que el rubio Agreste se desmayara por la presión ejercida.
—Ya voy cariño— Tom lo baja y Félix se recupera de la falla respiratoria de la cual no se dio cuenta sino hasta después—Listo
—Gracias Tom—Sabine suspira aliviada, no obstante, observa que a Tom le descolocaba el peso del joven, pensó en invitarlo a desayunar, pero si se negaba no se sentiría cómoda en insistirle ya que creía que lo estaría forzando a algo que él no quería, ya lo hizo una vez, una segunda no sabía cómo reaccionaría—Tom, ¿podrías?... —
—Yo me encargo—Tom entendió a que se refería, aun si no se lo dijera él pensaba trabajarlo por cuenta propia—Mientras, ¿Qué tal si llamas a nuestra pequeña Marinette?
—¿Disculpe? —musito Félix mirándole con los ojos bien abiertos sin dar crédito a las palabras del gran oso—Yo, no—
—Vamos, vamos—Tom lo sujeta de la muñeca comenzando a conducirlo más allá de los costales de harina, o mejor dicho arrastrarlo ignorando que Félix pedía con urgencia con la mirada a Sabine que hiciera razonar a su esposo—Es como dicen nada como un buen desayuno para empezar el día—lo sienta en uno de los asientos del comedor.
—Pero—
—Pero nada. Estas en pleno crecimiento y es importante que te alimentes bien. En el tiempo que estes entre nosotros, nos encargaremos de eso.
—En eso Tom tiene razón, te encuentras en pleno desarrollo y requieres alimentarte bien—Sabine secundo pasando de largo para llamar a Marinette desde las escaleras—¡Marinette baja a desayunar!, se te hará tarde sino bajas pronto.
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Marinette sentía que su mañana había dejado de tener sentido desde que ve al rubio esperando que bajara a desayunar, no entendía que hacía ahí con sus padres, sus padres, no los suyos por muy atentos que estuviesen con él. La comida estaba servida, pero solo él era el que lucía tan rígido que si lo tocabas pareciera que se endurecería todavía más.
Ella por su lado desciende en un inicio cautelosa, suelta un "buenos días" en general antes de reparar en la inusual atención de Félix sobre su persona que le trajo sin pensarlo recuerdos gratos y poco gratos de su primer encuentro. Sus mejillas la traicionan por defecto tiñéndose en una calidez familiar.
—T-Tu... —tartamudea esbozando una mueca extraña.
—Marinette buenos días—Tom se le adelanta no alcanzando a oír el titubeo de su hija, o definir a que se debía aquellas expresiones exageradas que le decoraban el rostro—¿Te acuerdas del chico del que te hablaba cuando me ayudabas a guardar? —pregunto, Marinette asiente quedadamente acercándose al comedor a marcha forzada—Bueno…—jugo con sus manos con evidente nerviosismo—Tu madre y yo pensamos en apoyarlo en todo lo que este en nuestro alcance mientras se acostumbra a vivir por su cuenta aquí en París.
—Además—continuo Sabine viendo a Félix sintiéndose avalentonada por causa de Tom y por su hija que los escuchaba—Estábamos pensando en ofrecerle un trabajo temporal en nuestra panadería, claro, si eso no te molesta, y si no te sientes muy presionado Félix.
—¿Cuándo comenzaría? —pregunto Marinette apenas no parando en su asombro como si Félix hubiese aceptado a las de ya la oferta.
—Yo aun no…—intento responder Félix
—Si acepta, mañana mismo—contesto Tom opacándolo—A parte una ayuda extra no nos vendría mal, siempre es bien recibida.
—¿No acaba de instalarse el día de ayer? — Marinette tenía un lio en la cabeza, sentimientos y emociones encontrados con Félix ahí, y ahora con sus padres ofreciéndole trabajo no se lo podría sacar de encima.
Pero imaginarlo pegado a ellos aprendiendo del negocio familiar le causaba un tanto de gracia, no lo sentía capacitado siquiera saber lo que era cocinar, cargar costales de harina y mancharse entre los descuidos que implicaban encargarse de la panadería. A lo mucho aguantaría la semana y después no se verían las caras con tanta regularidad que como lo haría si decidía no renunciar.
¿Y si no renunciaba?
—Si, pero el que trabaje aquí será beneficioso en especial al tratarse de personas como el señor Didier—recordó Sabine.
—Ni me acordaba de ese detalle—comenta Félix más para sí que para la familia Dupain-Cheng dándole un sorbo a su taza de té, resignándose en varios sentidos de que no saldría impune de esa casa—¿De qué horario laboral estamos hablando?
Marinette contiene una risilla al mirar que sus lentes se empañaban producto del vapor, aunque el que los tuviera puestos, le daba un aspecto más tímido que tampoco le sentaba mal aun si no lo era y en realidad era un desvergonzado cuando no se tentó en avergonzarla a plena luz del día.
Uno muy atractivo, pero un desvergonzado a final de cuentas.
—Es un horario muy flexible—simplifico Tom encantado de que preguntara—Pero, ¿qué les parece si comemos mientras conversamos?, Marinette no ha desayunado y a este paso se le hará tarde para la escuela—en eso Sabine va a encender el televisor y con la misma se regresa afirmando su agarre sobre el control.
—Me parece perfecto—la matriarca asintió complacida siendo así que todos empezaron a comer, unos más energéticos que otros, pero a fin de cuentas la comida iba disminuyendo conforme entraban en otra ronda de conversaciones entre animadas y con planes a futuros que daría un giro el doble significativo a la panadería.
Marinette oía encantada a su padre, su radiante chispa, el cómo no se desanimaba por el caso sin resolver de los akumatizados, de no ser porque su madre encendió el televisor se habría olvidado al menos por ese momento de su fracaso recién como Ladybug y ese remordimiento de consciencia que le carcomía al adelantarse a regresar a su casa y no haber apoyado a Chat Nebuleux a su debido tiempo.
¿Chat Noir se sentiría igual que ella al ver las noticias sobre el incidente de akumas?
Quería pensar que sí, aunque comparado con ella, Chat Noir no renunciaría a su miraculous por algo como eso, tendría que existir otros motivos de mayor peso que lo motivaran a abandonarlo.
El pecho ante la culpa, y los nuevos reproches de su mente caótica. Si continuaba así alertaría a los demás, tenía que acabar de comer rápido y marcharse.
Tenía…
De la nada el peso de una mano masculina la llevo a detenerse y detener su mar de pensamientos autodestructivos.
—Tranquila, la comida no se ira.
Marinette suelta un sonido de queja ante la inoportuna broma, eso no le impidió que sus ojos encaran al culpable que de buenas a primeras le sostenía la mirada sin intenciones maliciosas de por medio, Félix simplemente estaba ahí pidiéndole que se tranquilizara y Marinette lo entendió tras darle un largo y tendido análisis.
—Lo siento, comeré más despacio, ¿Félix verdad? —ella lucho por no ruborizarse al ser consciente que su mano seguía prisionera.
—Si—Félix asiente retirando su agarre, pese que era sutil, de la ojiazul al percatarse del desastre de persona que la convertiría permanecía acaparándola—Siéntete libre en hablarme por mi nombre de pila—ofreció
Marinette esta vez le entrega una sonrisa pequeña pero sincera, internamente agradecida que le soltara y un poco triste sin saber exactamente porque—Solo si tú me llamas por el mío.
—Me parece un trato justo—y Félix parpadeo rápido al recobrar consciencia de que eran vistos por los padres de la franco-china—En ese caso sigamos comiendo—sugirió cuando en realidad pretendía que los posibles malentendidos se esfumaran sino es que ya los había después de ese corto intercambio con Marinette.
Marinette por su lado no requirió de más explicaciones, los ojos brillantes como expectantes de sus padres activaron sus sentidos de supervivencia, así que no tuvo más que asentir rígida a la sugerencia.
Si Tom y Sabine Dupain-Cheng no comentaron nada al respecto es porque probablemente lo guardarían para después.
Cuando llego el momento de despedirse de sus padres la imagen que dejaba atrás esta vez era diferente a la de años anteriores con ese nuevo rostro inmiscuido en el cuadro familiar, era extraño, demasiado diría ella, pero no es como si los tuvieran bajo un encantamiento, todo lo contrario, según recordaba su madre le comento que lo hacían porque le parecía un indefenso minino en espera de ser adoptado.
A Marinette le parecía todo menos un indefenso minino.
Un indefenso minino no haría que sus piernas casi se quedaran paralizadas cuando este la despide con una tenue agitación de su mano y una ligera sonrisa decorándole el rostro, en todo caso sería una enorme pantera que ocultaba sus garras delante de los dos bondadosos conejo y oso que lo alimentan sin esperar nada a cambio.
