Capítulo 1: DOS GUERREROS DE DISTINTOS ORÍGENES VIAJAN. GOKU LLEGA A OTRO MUNDO

(Universo de Saint Seiya, inicio de la última guerra Santa vs. Hades)

Ahí estaban, en ese lúgubre castillo, aquellos tres caballeros dorados pero vestidos con armaduras oscuras hechas casi pedazos, ya sin energías para seguir luchando; aunque habían vuelto a la vida por unas cuantas horas, hoy estaban moribundos y a punto de volver al mundo de los muertos.

Todo pasó casi como lo habían pensado, pues el plan de ellos era desde un principio ayudar a su diosa Athena, teniendo que aceptar la oferta de Hades para poder volver a la vida, tenían un objetivo claro a pesar de saber lo que iba a suceder: las inevitables peleas entre caballeros dorados, el sacrificio de Shaka y al final, la muerte de Athena por su propia mano. Sin embargo, para estos nobles caballeros esto no era importante, lo esencial era luchar por su diosa, costara lo que costara.

El espectro llamado Zeros comienza a patear con saña a Camus, quien yace tirado, ya sin fuerzas para poder defenderse y a punto de desfallecer.

-¡Esto es lo que mereces por meterte con el gran Zeros, toma!- gritaba este horrible espectro de la estrella de la Rana, mientras seguía castigando a un Camus desfalleciente.

Pero en eso, el techo de cristal del palacio comienza a romperse, ante la sorpresa de Zeros; El vidrio colapsa y de repente, caen los cuatro caballeros de bronce (y aquel espectro sale lanzado a estrellarse en la pared), se trata de los protagonistas de este universo: Seiya, Shiryu, Shun y Hyoga.

-¡Ponte de pie, Saga! ¡Tenemos que salvar a Athena! -incita Seiya al caballero de Géminis, quien ya no tiene ni fuerzas para poder levantarse; mientras Shiryu y Hyoga tratan de auxiliar a Shura y Camus.

-Lo siento… La verdadera batalla apenas inicia, pero… No podemos ayudar…- responde Saga en forma telepática, debido a su incapacidad de hablar por no tener su sentido del gusto/habla, y demasiado débil para ponerse de pie.

-Saga… ¡No hables así! ¡Levántate!

El final es inevitable. Shura y Camus se despiden de Cisne y Dragón; Saga también comienza a decir sus últimas palabras.

El caballero de Géminis hace por fin un último esfuerzo y se pone de pie.

-Les encomendamos la misión de proteger a Athena… ¡Nuestra diosa!

-¡Saga!

Los cuerpos de los caballeros dorados comienzan a desvanecerse, el viaje de vuelta al más allá comienza para estos tres caballeros.

Pero algo extraño sucede; en el trayecto, Saga siente una fuerza que literalmente lo jala hacia un vacío que no precisamente era el mundo de los muertos. Mientras Camus y Shura voltean a ver que sucede, pero solo alcanzan a ver que su compañero está cayendo a una especie de agujero de multicolores que despide una extraña energía, sin poder hacer nada para evitarlo.

-¡Sagaaaa!- le gritan Acuario y Capricornio, pero sin ningún resultado; Saga ya casi había desaparecido.

-¡Noooo! ¿Qué sucede? ¿Qué es esto…? - es lo que alcanza a gritar Saga en su mente, antes de desaparecer completamente y caer a un pasaje muy extraño, sin sospechar que esto lo llevaría a un lugar muy lejano.

(Dragon Ball, Universo 7, aparición del Dios de la Destrucción Bils)

-¿Estás vivo, cabeza hueca? ¡Mira lo que causaste! -Decía de forma acusadora el rechoncho personaje de piel azul conocido como Kaiosama.

Después, el Kaio del norte se comunica con Vegeta telepáticamente para advertirle sobre Bils, el dios de la destrucción, quien se dirigía a la tierra.

Ay… Eso estuvo increíble… No puedo creer que exista alguien así… -Musita Goku sonriente, quien yacía tirado, noqueado y sin energía, pues Bils lo había vencido fácilmente en un combate previo. A pesar de haber usado su más fuerte transformación hasta entonces, el super saiyajin fase 3, no le hizo ni cosquillas a este dios.

-Te lo dije, Goku… ¡Te dije que no retaras al dios de la destrucción! Ahora tengo el presentimiento de que algo muy malo va a pasar…

En ese instante, aparece un pequeño resquicio de energía similar a la luz con la que salieron disparados Bils y Wiss del pequeño planeta de Kaiosama, y se empieza a hacer más grande, para tomar forma de una especie de agujero multicolor, bastante similar al que absorbió a Saga en su universo, y además pareciera que se dirige al saiyajin, quien todavía estaba tendido, imposibilitado para levantarse.

-Qué… ¿Qué es eso…? -Pregunta el saiyajin.

-No tengo idea… ¿Será que el señor Bils cambió de opinión y regresó para terminar contigo…? Si es así, ¡estamos en un grave problema! -Esto lo dice Kaiosama, temeroso.

-No puede ser… -Solo atina a decir Goku, al mirar que esta energía está muy cerca de él.

El saiyajin siente como una gran fuerza lo jala hacia dicha energía de un tirón, y como apenas había sido noqueado, no puede contrarrestar esto, se iba a intentar transformar en super saiyajin, pero no lo logra a tiempo.

-¡Nooooo…! -Se escucha el grito ahogado de Goku, mientras es tragado casi de forma instantánea por ese agujero extraño, desapareciendo por completo. Acto seguido, esta energía desaparece; todo sucedió en cuestión de segundos.

-¿Qué rayos fue eso…? ¿A donde fuiste, Goku? -Sólo alcanza a preguntarse esto Kaiosama, anonadado por lo que acaba de pasar, ni él lo entendía.

-¡Aaaaaaahhh! -Se alcanza a escuchar el grito de Goku, mientras va cayendo en un pasaje muy raro, sin entender lo que estaba sucediendo.

(Lugar similar a la tierra, pero en épocas medievales)

Era una mañana muy bella. Se podía ver salir el sol por el horizonte, alumbrando con sus poderosos rayos las gigantescas montañas, los larguísimos y acaudalados ríos, los extensos llanos y valles de aquel lugar; era un paisaje sencillamente hermoso.

En una población, se veían a muchas mujeres de diversas edades que bajaban a un río a lavar ropa y otras cosas; jóvenes y gente mayor que se alistaban a irse a sus rutinas diarias, ancianos sentados afuera de sus hogares, los niños jugando en los campos y los soldados entrenando y haciendo otras labores del ejército, todos enfundados en armaduras de diversos colores, representando un rango diferente cada color.

Era un día normal en el reino Zafiro, y todo indicaba que esta gente era de la raza humana o por lo menos de una raza bastante similar, pero no estaban tan adelantados en tecnología como en Dragon Ball, por ejemplo, pues no se veían edificios modernos ni vehículos motorizados por ningún lado, las personas usaban caballos y carretas para transportarse, y se veían comunidades viviendo en chozas y casas de distintos tamaños; el centro del reino consistía en una enorme plaza llena de gente, un mercado muy grande con varios puestos de comida, ropa, bebidas, menjurjes, animales exóticos, piedras y metales preciosos, armas, etc. y algunas atracciones tales como gente haciendo malabares y músicos pregoneros, mientras que al fondo, se divisaba un gran castillo amurallado y adornado con esculturas y diversos estilos de arquitectura.

Las cosas en Zafiro habían ido muy bien últimamente; las cosechas habían sido abundantes así como la ganadería, la situación económica era estable y casi no había problemas sociales, excepto por la clásica diferencia entre las dos clases existentes: los adinerados o de élite, y los marginados, lo que provocaba disputas de vez en cuando y situaciones incómodas, tales como grupos de rebeldes manifestándose cerca del castillo de la realeza, los cuales eran apaciguados pronto por la guardia real. Fuera de eso, la vida era aceptable en este lugar.

Sin duda, el rey Artemio II había hecho mucho en su mandato, pero había algo que no había podido lograr desde hace ya tiempo, y eso le molestaba: que su hija, la princesa Leyda estuviera contenta de nuevo y se congratulara con él, cosa que a este rey, quien era un hombre espigado, fornido, de tez blanca, con cabello largo y rubio hasta la altura del cuello y de ojos azules, también de barba y bigote rubios, le hacía sentirse exasperado.

-¿Por qué, hija mía? ¿Por qué no sonríes como lo hacías antes? ¿Por qué ya no sales con tus amigas a divertirte, o porque ya no juegas con las mascotas que he conseguido para ti? Son muchas y están todas deseosas de que su ama juegue con ellas…

-Padre, ya no soy una niña, y tú sabes perfectamente la respuesta a esas preguntas tan necias que siempre me haces… -Responde la princesa, con pocos ánimos para hablar.

-No entiendo…

-¡No finjas saber de lo que estoy hablando, papá!

-Ah… Es eso, ¿verdad? ¿Ese berrinche de jovenzuela que estás haciendo? Si te refieres a esa situación con el hijo de aquel infeliz, olvídalo, ¡nunca estará contigo! ¡Eso sólo podría suceder sobre mi cadáver!

-¿Ves porque no me gusta ya siquiera platicar contigo? ¡Siempre terminamos en lo mismo y ya me harté de tu actitud!

La chica se levanta del comedor donde desayunaba junto con su padre, y se retira, indignada.

-Leyda, ¡espera! ¡No te vayas así, vuelve que soy tu padre y además el rey de Zafiro! -Esto lo dice en un tono autoritario y con voz fuerte el rey Artemio, pero sin lograr que su hija obedezca; por ser la princesa, era la única que podía darse el "lujo" de hacerle ese tipo de desplantes.

-¡Niña Leyda, espere! termine su desayuno… -Esto lo dice una mujer de unos 38 años, muy guapa, de cabello largo, blanco, pupilas cafés y vestida con ropaje real ciertamente ceñido, que dejaba ver su bonita figura. Era una mujer muy atractiva.

La princesa no hace caso, ésta sube rápido a su habitación y cierra, azotando la puerta.

-Oh, Dios, ¿Por qué se porta así conmigo? Esa niña necesita una lección… -Esto lo dice Artemio, apenado y enojado a la vez.

-Rey mío, creo que usted está siendo muy duro con ella… -Responde la mujer, quien previamente había llamado a la princesa a terminar sus alimentos.

-No, Roxana. Ella debe comprender que no debe cometer el peor error que alguien de esta familia real… Qué digo la familia, ¡alguien de todo Zafiro podría hacer! relacionarse con la familia de ese…

-Señor, he sido la nana de la princesa Leyda por 18 años, es decir, desde que nació. Comprendo lo que ella siente, y créame que sus sentimientos son tan puros y….

-¡No me vengas con cursilerías, Roxana! Eso jamás lo permitiré, simplemente no dejaré que esté con el hijo de Azrael, ¡eso no va a suceder de ninguna manera!

-Pero, señor…

-¡Calla de una buena vez, mujer! Este asunto debe ser resuelto de alguna forma, menos de la que estás pensando. Por ahora, no deseo seguir hablando de esto; quisiera quedarme con mi hija y hablar con ella, pero tengo que partir, tu sabes que haré un viaje largo y no puedo retrasarme, ese asunto pendiente debe ser resuelto pronto.

-Lo sé, mi señor… Por favor, le suplico que me disculpe y pase por alto mi insolencia…

-Te perdono porque para Leyda, eres una persona muy importante, al no conocer a su madre, tú te has hecho cargo de ella y te lo agradezco. Sólo no me contradigas, a mí, tu rey, no te des ese tipo de libertades, ¿entendiste?

-Sí, mi señor… No volverá a suceder.

-Adiós Roxana, nos vemos pronto. Te encargo a Leyda.

-Sí, rey mío. Que Dios lo bendiga en su viaje…

El rey Artemio II se levanta y sale del comedor, dirigiéndose a donde lo esperan sus vasallos, un grupo de los mejores guerreros de la guardia real, quienes lo acompañarán en su viaje. Todos montan sus caballos y salen del enorme castillo.

Roxana espera que el rey se vaya; acto seguido, sube inmediatamente a la recamara de Leyda, y toca la puerta.

-¡Déjenme sola! ¡Váyanse!

-Soy yo, Roxana… Niña Leyda, ábreme por favor…

Leyda se levanta de su cama donde sollozaba y abre la puerta. Roxana entra y abraza a la princesa.

-¡Oh mi niña!

-¿Por qué, Roxana? ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no puedo ser feliz junto a él…? -Pregunta la chica con ojos llorosos, pero no por eso dejaba de ser hermosa: cabello muy largo, azul claro, ojos azules, pero con lágrimas.

-Tú sabes… las diferencias entre nuestros reinos…

-¡Por un estúpido problema entre reyes, querrás decir!

-Por favor Leyda, tu padre sólo quiere lo mejor para ti…

-¿Entonces lo mejor es quitarme al amor de mi vida?

-Se que amas al príncipe Franco con toda tu alma, pero por el simple hecho de ser el hijo del rey Azrael no puedes estar con él, es una relación que no puede ser, y creo que debes aceptar tu destino…

-Y todo por culpa de ese maldito torneo… ¡Maldigo mil veces a ambos reinos y su torneo estúpido!

-¡No digas eso, niña Leyda!

El contexto al que la princesa se refiere se remonta años atrás.

Zafiro siempre ha colindado con una ciudad llamada Rubí; por varias décadas, ambos reinos habían estado en paz después de que tuvieron diferencias en generaciones pasadas, lo cual al parecer iba a suceder de nuevo pues últimamente vivían con tensión, ya que ahora existía un nuevo problema, y todo comenzó en un torneo que se organizaba cada 3 años.

El torneo consistía en que cada reino preparara a sus mejores guerreros y se midieran en una competencia de tres modalidades: velocidad, donde los adversarios competían en una carrera; fuerza, donde los competidores eran sometidos a pruebas de levantar grandes pesos; y por último, la más interesante para la gente, la pelea final, donde en una batalla, ya fuera con armas o sin ellas, los adversarios se enfrentaban hasta que uno de ellos era deshonrosamente derrotado, y algunas veces, finado en batalla.

Cada reino enviaba a diez competidores, pero en la pelea, sólo luchaba uno de cada bando, el más apto para esto, que demostrara las más grandes habilidades para el combate.

Esta competencia se organizó varias veces y siempre había sido un éxito, Rubí y Zafiro iban muy parejos en cuanto a victorias y derrotas, el perdedor pagaba lo acordado al ganador sin mucho problema y todo estaba en paz, hasta hace 3 años, en el último torneo celebrado.

En aquel entonces, los guerreros del pueblo de Zafiro habían ganado las dos primeras pruebas con gran desempeño, pero a la hora de la pelea, el guerrero de Rubí ganó con suma facilidad, cosa que al rey Artemio II le pareció demasiado sospechoso. Como a la pelea últimamente se le daba más importancia que a las otras dos pruebas, era la que levantaba más emociones entre el público y definía en gran medida el reino ganador, entonces se dispuso realizar una segunda pelea para declarar al ganador absoluto, cosa que no agradó al rey de Zafiro; se llevó a cabo dicho segundo combate, pero con los mismos resultados, el peleador rubiriano derrotó fácilmente al zafiriano en una batalla en la cual, el de Rubí se vio demasiado superior [sí, me inventé esos gentilicios, disculpen].

Se declaró ganador al rey Azrael, (rey del pueblo de Rubí, aclarando), y el rey Artemio II fue comprometido a pagar una fuerte suma de dinero y demás metales preciosos. El monarca de Zafiro no aceptó esto porque argumentaba que había algo sospechoso en la victoria del peleador de Rubí y se negó rotundamente a pagar el premio basado en su argumento, dijo que hasta que no se hiciera una investigación exhaustiva, no pagaría; esto fue de total desagrado de Azrael, quien acusó al monarca de Zafiro de ser mal perdedor.

El asunto fue escalando de proporciones hasta hacerse viral en ambos pueblos, y fue tal el furor en cuanto a declaraciones entre ambas familias reales, nobles, miembros de la política, celebridades, deportistas, soldados, etc., que al final, ambas naciones se terminaron declarando en estado de guerra.

Precisamente esa competencia se celebró tres años atrás, y la sede fue el reino Rubí. En esos entonces, el hijo del Rey Azrael, Franco, tenía 17 años y Leyda 15.

Los dos se conocieron en una reunión meses antes de la competencia, y obviamente antes del problema que se hizo después de esta. Desde que se vieron, quedaron flechados uno al otro e iniciaron una relación que al principio no se vio mal, pero después de la derrota del guerrero de Zafiro y el problema que se generó, ambos reyes prohibieron a sus hijos cualquier relación entre ellos, debido al conflicto que había surgido.

Desde aquel entonces, Franco y Leyda hacían lo posible por verse a escondidas, pero una vez fueron descubiertos por los soldados de Rubí y la noticia corrió como pólvora, hasta llegar a los respectivos reyes de cada reino.

El rey Artemio II amenazó al rey Azrael, si su hijo se volvía a acercar a la princesa Leyda, no lo pensaría dos veces e iniciaría la guerra; eso no le convenía a Azrael, ya que, si bien ganó el torneo, la situación de Rubí había sido muy diferente a la de Zafiro, incluso hasta el presente: el trabajo escaseaba, al igual que la cosecha y la situación era cada vez peor, había problemas sociales y políticos que se estaban agudizando mucho, y el descontento del pueblo era cada vez más grande. Las cosas empeoraron aún más cuando Artemio II se negó a pagar el premio, Azrael pensaba que con dicho premio se recuperaría un poco, pero debido a la negativa de Artemio, no fue así. Entonces Azrael tomó medidas como endeudarse con otros reinos, cosa que empeoró la situación de Rubí a largo plazo; también prohibió a Franco volver a ver a Leyda, amenazándolo con que si lo hacía otra vez, sería desheredado y lo mandó a entrenar con el ejército real de Rubí, para disciplinarse.

Por su parte, Artemio II puso estricta vigilancia para su hija, haciendo que viviera casi en una prisión, en el sentido de que no la dejaba salir a más de 100 metros del palacio.

Ya había pasado casi un año desde que Leyda y Franco habían sido descubiertos en sus reuniones a escondidas y se les prohibió verse, pero esto en vez de hacer que dejaran de quererse, hacía que su amor se fortaleciera más, pues se enviaban cartas y mensajes cuando podían y como podían.

-¡Necesito verlo! ¡Necesito hacerle saber que lo amo con todas mis fuerzas! Ayúdame ahora que mi padre no está… ¡Por favor, Roxana!

-¡Oh no, mi niña! ¡Tú sabes que no puedo hacer eso! Tu mismo padre ha amenazado incluso con la pena de decapitación a quien ose ayudarte a encontrarte con Franco…

-¡Por favor Roxana, hazlo por mí…!

-Leyda, no me mires con esos ojos…

El bello rostro de la princesa se ilumina con el brillo de sus pupilas dilatadas, mientras seguían cayendo algunas lágrimas.

-Roxana, te lo pido con el corazón en la mano… ¡Ayúdame!

-¡Dios mío! No me puedo negar… Que me perdone mi rey, pero a ti, mi niña, no puedo decirte que no. Veré que puedo hacer, pero solo por esta vez, ¿de acuerdo?

-¡Muchas gracias! Te prometo que no se sabrá nada de esto…

-Espero que no me condenen a la decapitación… Pero si es así, ¡será un honor morir por ti, mi niña!

-No digas eso, Roxana, ¡nunca dejaré que nada malo te pase!

Ambas mujeres se abrazan; en eso estaban, cuando ven una extraña luz por la ventana, lo cual se les hace raro, pues el sol ya había salido desde hace rato, y les extraña más cuando esa luz se torna multicolor e ilumina el lugar de una forma extraña. Inmediatamente, las dos chicas van a asomarse para ver qué era eso y pueden divisar un extraño agujero en el aire, con luces multicolor.

-Qué… ¿Qué es eso, Roxana…?

-No lo sé, niña Leyda… ¡Pero tengamos cuidado!

De la luz parece caer una silueta de alguien, lo que deja a ambas sorprendidas. Al parecer es un hombre, quien cae estrepitosamente al suelo, ambas mujeres apenas lo vieron: ropajes color naranja, cabello largo y todo desarreglado.

El hombre cae y se puede escuchar fuertemente el golpe de la caída.

Ay.. Ay… ¡Eso me dolió! -exclama ese hombre, quien se sienta y se soba la cabeza, ciertamente adolorido.

-Roxana, ¿viste eso? ¡Es un hombre! Está en el jardín…

-¿pero quién será? ¿Y cómo llegó aquí…?

Rápidamente, algunos soldados de la guardia real quienes vigilaban con cierta cercanía la habitación de la princesa, llegan a ver de quién se trata, pues no habían sido ajenos a esa extraña luz, y también pudieron ver al hombre que salió de ella.

El capitán del pequeño escuadrón de soldados toma la palabra.

-Identificate, desconocido. ¿Quién eres y qué haces en el castillo real?

Pero el hombre no hace caso; más bien se para y mira alrededor del lugar.

-Qué raro… ¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde estoy? ¿Acaso fue el dios Bils…? Hace apenas un momento estaba con Kaiosama, y ahora… Este lugar… Parece la tierra, pero… ¡No puedo sentir el ki de nadie! Vegeta, Gohan, Picoro… ¿Dónde están? -Exclama Goku, hablando consigo mismo, mirando a todos lados y tratando de sentir las energías de los susodichos, sin lograrlo. Efectivamente, no podía sentir las presencias de nadie que conocía, y esto le preocupa un poco.

-¿Acaso habré muerto nuevamente? No… Esto no se parece al templo de Enma Daio-sama…

-¡Hey, tú! Te hice una pregunta, ¡contesta! -Replica el soldado, sacando su espada y apuntándole al saiyajin.

-"Un momento… Esa presencia… Es muy fuerte y tengo la sensación de que ya había sentido así algo antes, pero… Realmente nunca he conocido a alguien con un ki así…" -Esto lo piensa Goku, poniendo cara de seriedad, al sentir una energía considerable en la lejanía elevarse levemente. Efectivamente, esa energía se le hacía familiar al saiyajin, pero no entendía porqué.

-Este tipo me está ignorando. No esperen más, ¡sométanlo! -Ordena el líder del grupo de soldados.

-¡Soldado, déjelo identificarse!- grita Leyda, quien había bajado hasta el jardín, junto con Roxana y ambas se acercaban a la escena.

-Princesa, no sabemos quién es este sujeto… Puede ser peligroso. -Contesta el soldado que intentó interrogar a Goku.

-Oye, ¿podrías decirnos tu nombre?- pregunta Leyda, dirigiéndose al recién llegado, quien parece reaccionar.

-Ah… ¡Hola! Soy Goku. -Responde el saiyajin. [apuesto a que lo leyeron con la voz de Mario Castañeda… LOL]

-¿Goku? Bueno, mucho gusto, mi nombre es Leyda, princesa del pueblo Zafiro. Mira, no se que estás haciendo en el castillo, ni cómo llegaste hasta aquí burlando a la guardia real, ¿acaso hiciste magia? Si es eso, podríamos pasarlo por alto porque no se nota que tengas malas intenciones, pero te recomiendo que seas más cuidadoso, pues los soldados son muy estrictos en cuestiones de vigilar el castillo y no dejarán entrar a desconocidos o posibles enemigos de nuestro reino, y tienen instrucciones de actuar incluso con fuerza letal si el invasor es hostil. -Esto lo dice Leyda.

-¿Magia…? Yo no… -Contesta Goku, pero es interrumpido.

-Supongo que tienes algún asunto que tratar con mi padre. Lamento decirte que él salió y…

-Disculpa, pero no sé dónde estoy, ni cómo llegué aquí… -Replica nuevamente el saiyajin, ahora él interrumpe a la princesa.

-¿Cómo dices…?- pregunta Roxana extrañada, interviniendo.

-Miren, lo que sucede es que yo había peleado contra el señor dios de la destrucción Bils, cuando inexplicablemente algo muy raro me jaló con fuerza, y llegué aquí…

-¿Dios de la destrucción? ¿Algo raro te jaló con fuerza…? -Pregunta Leyda, con curiosidad, pues este hombre no se parecía en nada a los que ella conocía, empezando por la vestimenta, se le hacía muy rara y nada usual, no se veía como algo que en Zafiro y otros reinos usaban. Además, le intrigaba lo que el recién aparecido decía.

-Así es, pero parece que este no es el mundo donde estaba…

-¿No es el mundo donde estabas? ¿Qué quieres decir con eso…? -pregunta extrañada Roxana.

-Es que no lo sé, porque no conozco a nadie de este lugar… Estoy tratando de sentir el ki de mis amigos, pero no lo logro… -Comenta Goku, poniéndose la mano en la nuca, con gesto de confusión.

-No entendemos nada de lo que estás diciendo… Pero si estás borracho, es peor, ¡porque te vas a ir detenido en este momento! -Quien dice esto es el soldado que apuntaba con su espada y previamente le había pedido a Goku que se identificara.

-¡Basta, soldado! ¿Qué no ves que este hombre está perdido? -Leyda es quien dice esto.

-Pero, princesa… -Responde el soldado.

-Creo que tienes mucho qué explicar, Goku. ¿Por qué no pasas y nos dices que es lo que exactamente sucedió? -La princesa ignora al soldado y se dirige de nuevo al recién llegado.

-¡Princesa Leyda, usted no puede…! ¡Él es un desconocido! -exclama Roxana.

-No se ve que sea una mala persona, ¿o si?- responde Leyda.

-No lo voy a permitir, ¡detengan a este tipo! -El soldado ahora ignora a la princesa y ordena a los demás a que intercepten a Goku.

Un primer soldado sigue las órdenes de su superior y se lanza al ataque, pero basta con que el saiyajin lo esquive y este pase de largo, cayendo él sólo, ni vio en qué momento se movió el saiyajin. Luego, otro soldado intenta golpear a Goku con un mazo, pero éste lo detiene con una mano fácilmente.

-A pesar de haber peleado con el señor Bils, ya no estoy cansado ni adolorido… ¡Mis fuerzas volvieron! -Esto lo comenta el saiyajin, extrañado, mirando su mano derecha mientras seguía deteniendo con la mano izquierda como si nada el mazo del soldado, quien hacía un enorme esfuerzo por empuñar su arma, sin lograrlo.

-¡Suficiente, soldados! Si continúan con esto, ¡yo misma convenceré a mi padre de que ustedes intentaron atacarme en rebelión y los van a condenar al calabozo! -Leyda dice esto, ahora con un tono más enérgico.

Los soldados se detienen y retroceden, ciertamente amedrentados por la amenaza de la princesa.

-Niña Leyda… ¡Este tipo es muy hábil! ¿Viste cómo esquivó un ataque y detuvo el otro? -Roxana es quien dice esto ahora, poniendo especial atención en Goku.

-Lo sé… Pero no siento que sea una mala persona, sólo se está defendiendo y no quiso contraatacar a los soldados… -Responde la princesa.

En eso, se oye un extraño crujido. Todos miran extrañados de donde viene. Era el estómago de Goku.

-Oigan… Disculpen que les pida esto, pero… ¿Tendrán algo de comer? ¡Es que me estoy muriendo de hambre!

Se puede ver una gotita de sudor en las dos mujeres y los soldados, todos están sorprendidos.

-Sí, tenemos comida. Ven, ¡vamos a la cocina! -Es Leyda quien dice esto, después de salir de su sorpresa.

-Pero, niña… No podemos dejar entrar a un extraño al castillo… -Roxana es quien dice esto.

-Vamos, Roxana… No iremos al salón real, ni a las habitaciones, sólo iremos a la cocina, donde están las cocineras y los lacayos, no habrá problema. Además, es apuesto, ¿no? Ya me di cuenta de cómo lo miras… -Leyda dice esto en tono algo pícaro.

-¿Qué…? ¡No! ¡Yo no…! ¡Mejor vamos adentro! -Roxana dice esto, sonrojada, jalando a Leyda de una mano. [ los saiyajins, como siempre en los fics, conquistando mujeres lol]

Goku pone cara de inocente sin entender qué estaba pasando [ay, nuestro Goku tan puro…], pero no puede rechazar la invitación al escuchar la palabra "cocina" y entra después de las dos mujeres.

Luego de unos instantes, llegan ahí y las cocineras empiezan a preparar comida por órdenes de la princesa, cuando en ese momento entran 3 soldados de forma casi abrupta, pues parecen tener prisa.

-Princesa Leyda, traigo un mensaje del rey de Rubí, y en ausencia de nuestro rey Artemio II, se lo tengo que hacer llegar a usted. -avisa un soldado, con un papel en las manos.

-¿el rey de Rubí? ¿Pero... que querrá?- pregunta Leyda, sorprendida.

El soldado le entrega el mensaje en un rollo de papel. Después de leerlo, se le nota a Leyda preocupación.

-¿Qué sucede, princesa?- pregunta Roxana.

-El rey Azrael quiere que el torneo tradicional se realice pronto… ¡Dice que le da la oportunidad a mi padre de la revancha con un doble o nada como motivación!

-¡Oh no! Eso significa que…

-¡Es seguro que mi padre va a aceptar para demostrar que puede ganar limpiamente, pues siempre ha sido de la idea de que Rergis, nuestro guerrero del torneo pasado se vendió al rey de Rubí y por eso se dejó ganar!

-Entiendo… Y por eso mandó a encarcelarlo, acusándolo de traición… -Contesta Roxana.

-Es correcto…

En ese momento, la cara de Leyda cambia, pues empieza a analizar la situación. Quizás en este nuevo torneo las cosas se arreglarían y tal vez podría ver nuevamente a Franco, ya sin problemas y sin tener que hacerlo a escondidas como lo habían venido haciendo antes de que los descubrieran. Leyda se imagina por fin con él, desde estando juntos como novios ya a la vista de todos, paseando por los dos reinos, hasta el día en que sería su boda y una gran celebración. La chica incluso se empieza a imaginar la noche de bodas [¡éjele, mal pensados!], pero en eso, el mismo crujido de hace rato hace volver en sí a Leyda, sacándola de sus pensamientos. Era Goku de nuevo, o mejor dicho, su estómago.

-Disculpen… ¿Faltará mucho para que la comida esté lista? ¡Es que ya tengo mucha hambre! -Exclama el saiyajin, visiblemente hambriento.

Leyda entonces mira a Goku con detenimiento; la chica se da cuenta de que ese hombre no era normal, ni siquiera tenía apariencia de Zafirio o Rubiriano, o de algún otro reino que ella había visitado. Este hombre era diferente, pero no le producía desconfianza ni desagrado a pesar de ser un desconocido, era todo lo contrario, desde que el tipo se dirigió a ella con suma normalidad y sin cortesías se le hizo simpático, y vaya que eso le hacía falta, pues todo mundo la trataba con demasiado respeto y rectitud por ser la princesa, a excepción de Roxana por ser su nana, y ya estaba algo hastiada de tantas formalidades de monarquía.

-En un momento, Goku… Cocineras, ¡dense prisa! -Ordena la princesa.

Las cocineras sirven los primeros platillos, y Goku los empieza a devorar; huevos estrellados, pollo frito, arroz, verduras cocidas, puré de papa y hongos, cerdo asado, filetes de res, pan, legumbres, pescado y todo lo que le ponían en la mesa, Goku lo acaba en instantes.

Las cocineras no daban crédito a la forma de comer de este extraño, todas estaban con cara de espanto. Por su parte, Leyda y Roxana estaban igual de anonadadas.

-¡Dios mío! ¡Te vas a atragantar! -Comenta Roxana.

-Mffffdwbbbbwwfff… -Esto lo dice, o mejor dicho, lo trata de decir Goku con la boca llena.

-¡Primero termina el bocado antes de hablar! -Esto lo dice Leyda.

El saiyajin termina, toma agua, y al fin, después de un buen rato de comer como acostumbra, se relaja.

-Aaaah… ¡Estuvo delicioso! ¡Gracias, señoritas!

-Me alegra que te haya gustado. ¿Deseas otra cosa? -Pregunta la princesa, a lo que las cocineras ponen cara de horror, pensando que tenían que cocinar aún más de lo que ya habían hecho, que fue como cocinar en un sólo rato lo que normalmente cocinaban en dos días para el rey, la princesa, Roxana, algunas sirvientas y damas de apoyo para la princesa y unos cuantos miembros de élite de la guardia real.

-No, ¡ya estoy satisfecho!

-¿Habías visto a alguien comer así, niña Leyda…? -Pregunta Roxana, aún muy asombrada.

- No… Nunca. -Responde Leída con una sonrisa, pues le había hecho gracia la pregunta de su nana; al momento de reír, Roxana mira a la princesa, y ambas mujeres piensan lo mismo: Por fin, después de tanto tiempo, Leyda sonreía otra vez, y es algo que hasta a la propia princesa sorprende.

-Bueno, ahora sí, Goku, cuéntanos… ¿Quién eres en verdad? ¿Cómo es eso de que llegaste a este mundo? -Pregunta Leyda, bastante interesada en saber esta información.

-Bien, pues ni yo mismo sabría decirles qué fue lo que pasó, pero si tienen tiempo, les puedo contar quién soy, y de donde vengo… Y tal vez me puedan ayudar a entender qué sucede y encontrar un método para volver. -Responde el saiyajin.

-Adelante, tenemos todo el tiempo del mundo, y sí, cuenta con eso, si podemos ayudarte, lo haremos. -Responde Leyda.

Roxana también está muy interesada, por lo que ambas chicas se acomodan en sus sillas, dispuestas a escuchar lo que Goku tenía que decir.

El saiyajin empieza a narrar la historia de su vida a Roxana y Leyda. Tanto este guerrero como las dos mujeres no sabían lo que iba a pasar y cómo todo iba a cambiar en ese mundo.

FIN DEL CAPITULO 1

Arte por IA (la idea era dejar los enlaces aquí, pero esta cosa no me deja hacerlo, así que entren a mi nuevo tumblr: tumblr punto com / blog / lordbroly001 (quiten los espacios y pongan el punto, copien y peguen en su navegador)

Ahí van a encontrar las imágenes. ¡Gracias!