Capítulo 2: UN PRÍNCIPE, UN GUERRERO Y UN CABALLERO DORADO. SAGA DESCUBRE LO IMPENSABLE
Era un día más en el reino Rubí, el cual estaba pasando por tiempos difíciles.
Las cosas no andaban muy bien en ese lugar, ya que la falta de trabajo se estaba volviendo un problema importante, la crisis económica empezaba a pasar factura, y la diferencia entre las clases sociales se agrandaba, pues los ricos cada vez eran menos, mientras que la pobreza en la población crecía, y con ello, todos los problemas que esto acarrea: carencias, delincuencia, impunidad, corrupción, encarecimiento de recursos, protestas frecuentes y demasiada inestabilidad en general. Además, para empeorar la situación, por algún motivo las cosechas habían sido bastante malas en los últimos dos años, mientras que la ganadería tampoco estaba pasando por su mejor momento. Incluso había días en que los plantíos se secaban sin siquiera la fruta y verdura madurar para su cosecha, y varias reses morían bajo circunstancias bastante extrañas.
Además, la gente estaba de un humor terrible. Era como si este reino perdiera su brillo poco a poco, pues todos estaban sin energía, molestos, temerosos. Las calles se veían desoladas, la plaza del reino ya no estaba llena de gente, los pocos puestos de mercaderes apenas y vendían algo.
Los soldados y la guardia real estaban cada vez más molestos, pues se les iba quitando presupuesto conforme avanzaba la crisis.
En el castillo real, en la mesa del salón de reuniones del gabinete del reinado, se encontraban el rey Azrael y sus súbditos, léase políticos, consejeros, jefes de estado y ejército, etc.; discutían qué podrían hacer para mejorar la situación del reino.
-Propongo pedir más préstamos a otros reinos, con la promesa de pagarles en un par de años. -Menciona un miembro.
-¡No! Estamos endeudados hasta el cuello; sería mejor tratar de impulsar el comercio local subsidiando incluso a los dueños de negocios pequeños…- sugiere otro miembro.
-¿Estás loco? ¡No tenemos capital para eso! -Replica un político más.
-¿Entonces qué propones? Seguro tienes una solución inmediata…
-No la tengo, pero tú deberías dejar de visitar esos burdeles a costa del erario público, a ver si eso ayuda a ahorrar algo…
-¿Me estás acusando de algo, cretino?
-¡Por supuesto, torpe!
La discusión entre el gabinete empieza a subir de tono.
-¡Todos, silencio! Dejen estas estupideces de acusarse unos a los otros, eso no sirve de nada. Las soluciones aquí presentadas hasta ahora son inútiles, y en vista de que son unos ineptos, yo he pensado en un plan. -Esto lo dice el rey Azrael.
-¿Y qué clase de plan, su majestad?
Azrael se levanta de su silla, la principal en la mesa. El hombre era de estatura promedio, cabello corto color marrón y ojos del mismo color. La barba y el bigote que tenía eran color marrón también, y el rey era de complexión delgada, pero con un físico trabajado.
-La solución es: El torneo de las destrezas. -Comenta el rey, mirando por las ventanas al horizonte.
-¿Cómo dice, su alteza? ¿De qué manera vamos a mejorar la situación con el torneo…? Además recuerde lo que sucedió hace tres años…- responde un asesor.
-Silencio, Matías. Se perfectamente que fue lo que pasó. Ese mal perdedor de Artemio se negó a pagarme, y todo por sus tontas sospechas; pero esta vez, mi plan es el siguiente: le voy a proponer la revancha y el ganador se llevará el doble del premio, se que él aceptará para demostrar que puede vencernos esta vez y así se intentará quitar ese estigma de mal perdedor.
-Pero, mi rey… ¿Y si perdemos? ¡Tendremos que pagar el doble y en este momento no tenemos el recurso para hacer eso! ¡Rubí se iría a la quiebra total! -Replica Matías.
-Solo nos queda una opción: ganar, y como esta vez él no podrá argumentar lo mismo que en el torneo anterior, tendrá que aceptar su derrota, así que deberá pagarnos y por lo menos eso lo invertiremos para tratar de iniciar la mejora de la economía de nuestro reino. -Replica el rey.
-¿Está seguro de que ese mal perdedor pagará si pierde, mi señor…? -Cuestiona otro miembro del gabinete.
-Como dije, tendrá que hacerlo o seguir con ese estigma de ser un cobarde y no aceptar su derrota, incluso en algunos sectores de su mismo reino, ciertas personas lo consideran así y eso es algo que él no tolera. Y no podemos perder, pues si eso sucede, entonces Rubí caerá hasta el fondo.
-Entiendo, pero… ¿El pueblo estará de acuerdo con que se celebre el torneo en medio de la crisis de Rubí? -Esto lo pregunta otro miembro.
-Sí, de hecho creo que el torneo será una buena distracción para nuestra gente, por lo menos la necesitan en estos momentos difíciles. -Argumenta Azrael.
-Debo decirle que su idea es demasiado arriesgada, pero puede funcionar muy bien, su majestad. Sin embargo, creo que debemos hacer bien las cosas para que su plan tenga éxito, y creo que la base es que debemos elegir a un muy buen peleador… Eso, o repetir nuestro movimiento maestro del torneo anterior…
-Es correcto, Lex, ya estoy pensando en lo mismo, sin embargo, recuerda que para eso hay un costo, tú más que nadie debería saberlo, pero no hablemos de eso en este momento… Por ahora, debemos pensar en algo más. En lo que resolvemos eso, es necesario enviar el aviso del torneo a Artemio, así que quiero que venga inmediatamente mi escritor personal a tomar nota.
-Sí su majestad… ¡Llamen ahora al escritor a que venga a tomar dictado del rey! -Lex ordena esto a un asistente suyo.
-¡En seguida!
Y así, mientras el gabinete analizaba la idea y el rey dictaba la invitación, lejos de ahí, Franco, el príncipe de Rubí, un joven espigado, fornido, de cabellera no tan larga color marrón y ojos verdes, había salido de cacería con soldados de la guardia real, como parte de la rutina y entrenamiento en el ejército. Al parecer, en este mundo existen criaturas que en la tierra no (o por lo menos no en nuestro mundo), dragones, serpientes gigantes, jabalíes del tamaño de un oso, aves de tamaños descomunales, felinos también de gran tamaño, lobos que podían alcanzar el tamaño de un hombre, etc.
Todos iban entusiasmados, menos Franco; podía notarse molestia y hasta cierta melancolía en su rostro y no tenía muchas ganas de hacer las cosas. En parte, no era muy partidario de tener que ir con el ejército a hacer diversas actividades, pero la principal razón de estar así no era otra más que Leyda, no podía dejar de pensar en ella y cómo todo había empeorado desde que los descubrieron viéndose a escondidas, hace ya casi un año. El muchacho anhelaba verla lo más pronto posible, pero su padre el rey Azrael amenazó a todo aquel que le ayudara con la pena de muerte y a él con desheredarlo si volvía a verse con ella, cosa que no le preocupaba tanto, pero tampoco había hecho más intentos de ver a su amada, pues él sólo no hubiera podido llegar hasta el castillo de Zafiro, y si descubrían que alguien le ayudaba, esa persona iba a ser ejecutada, su padre no se andaba con rodeos con eso de condenar a quien lo desafiara; Franco no quería que murieran inocentes por causa suya.
Además, la princesa estaba recluida en el castillo de Zafiro.
-Hey Franco, ¿Qué pasa? Vamos muchacho, ¡anímate! Hoy podríamos cazar un dragón, o un jabalí y lo prepararemos a las brasas mientras bebemos vino… ¡Será un gran día! -exhorta al muchacho un hombre de unos 42 años, también alto, fornido, bien conservado, cabellera larga hasta el cuello de color café y ojos de pupilas rojas, barba y bigote abundantes. Aunque este hombre sabía bien cuál era el motivo por el cual Franco estaba así.
-Eso quisiera, pero tú sabes que hace mucho tiempo no veo a Leyda; creeme que la extraño, pero no se si ella también a mi, y quisiera saberlo… Es decir, nos mandamos cartas y eso, pero hace ya casi 2 meses que no me escribe… ¿Qué estará sucediendo?
-Mira, no quiero sembrar la duda en ti, muchacho, pero probablemente ella ya te olvidó y está con otro… O no lo sé… Mejor no me hagas caso.
-¿Tú lo crees, Ray? ¿Crees que ella ya me olvidó y se fue con otra persona? Después de todo lo que hemos vivido...
-No, no me pongas atención. Realmente estoy diciendo tonterías.
-Ray, has sido mi amigo y maestro por muchos años. Quiero pedirte un gran favor.
-Lo que sea por ti, príncipe Franco, cualquier cosa, menos…
-¡Ayúdame a encontrarme con ella! Quiero resolver mis dudas, saber si todavía siente lo mismo por mí o si ya me ha olvidado…
-Lo sabía, sabía que saldrías con eso, ¿cómo osas pedírmelo, príncipe Franco? Recuerda el gran problema que existe actualmente entre los reinos, ¡tu padre me mataría si hago eso y tú serías desheredado!
-Creeme que no me importaría perder mi título en la realeza con tal de estar junto a ella.
-No digas eso, tú debes ser el sucesor de tu padre, ¡eres muy joven para decir que no!
-Vamos Ray, ¡necesito que me ayudes!
-Lo siento príncipe, pero esta vez no puedo hacerlo.
-Dime una cosa, ¿realmente me estimas tanto como dices?
-Más que a nadie en el mundo, sabes que eres más que un amigo, eres como el hermano menor que nunca tuve, y que a pesar de ser el príncipe de Rubí, me has dado la confianza para tratarte como mi igual. Pero esta vez…
-¡Entonces ayúdame, por favor! ¡Te juro que mi padre no lo sabrá!
-Yo… No lo sé…
En eso estaban ambos personajes, cuando los perros para olfatear presas y ayudar en la caza que llevaron consigo los soldados (y estos perros no eran de tamaño regular, se diría que son casi tan grandes como un tigre de nuestro mundo) se empiezan a alebrestar, al parecer habían encontrado algo detrás de unos arbustos grandes y frondosos, y no paraban de ladrar hacia ese punto.
Rápidamente los soldados preparan sus arcos, esperando que la presa salga de su escondite; Ray deja la conversación y también alista su arco. Franco solo observa la escena, montado en su caballo, sin muchos ánimos más que de ser espectador.
-Atentos, soldados… -Musita Ray.
De repente, los arbustos se mueven y un perro se lanza al ataque, pero sale disparado casi inmediatamente y cae, para asombro de los soldados, quienes se dan cuenta de que no era una presa pequeña, deducen que podría ser un dragón o una serpiente escondiéndose, entonces guardan los arcos y alistan sus espadas y lanzas esperando a que la presa saliera de su escondite, pero nada sucedía; finalmente, Ray ordena a uno de los soldados ir a investigar.
-¡Sal de tu escondite, animal! -Grita el soldado, apuntando con su espada hacia los arbustos. Al no haber respuesta, este soldado intenta dar un mandoble con su espada a lo que fuera que estuviera ahí, pero antes de poder terminar su ataque, también sale disparado para caer abruptamente, herido.
Ray entonces se da cuenta que no se trata de un dragón o algún otro animal salvaje, sus años de experiencia en el combate le hacen entender que se trata de un ser inteligente, no atinaba a saber qué o quién era, si un humano, una druida, un hada o un troll, pero entendía que estaba usando alguna especie de fuerza, tal vez magia, para repeler los ataques.
-¿Quién eres? ¡Sal ahora! ¡Estás rodeado y no tienes escapatoria!- ordena Ray con voz fuerte y firme.
Por fin sale un hombre alto, de melena larga color púrpura oscuro, vistiendo una extraña armadura oscura que ninguno de los presentes había visto antes; este hombre tiene una presencia que impone respeto y contundencia, así como una mirada muy fría. Algunos soldados se sienten intimidados, pero Ray no, por lo que encara a este sujeto caminando y parándose frente de él a escasos metros. Ray era incluso más alto que el recién aparecido.
Franco mira la escena con mucha atención, ciertamente sorprendido.
-Identifícate. ¿Eres oriundo de Rubí, Zafiro, Esmeralda o algún otro reino lejano? -Pregunta Ray, firmemente.
-No.
-¿Entonces quién eres? ¿Cuál es tu origen y qué haces en este lugar?
-Solo quiero saber cómo llegué aquí. Mi identidad no es de tu incumbencia. -Responde este hombre, con su clásico tono frío.
-Además de interrumpir nuestra caza y herir a dos de nuestros elementos, ¿te atreves a ser altanero? ¡Pagarás por eso! -amenaza un soldado interviniendo y desenvainando su espada, atacando de forma inmediata.
Pero solo se puede ver un flash, el soldado cae inconsciente y la espada también cae, rota.
Ray queda sorprendido, al igual que Franco y los demás soldados, ya que nadie pudo ver lo que sucedió.
-Eso no fue muy cortés, pero si no quieres cooperar por las buenas, lo harás por las malas… -Ray dice esto mientras desenvaina, decidido a hacer algo, aunque sabe que el rival no será nada fácil.
El maestro de Franco ataca al recién aparecido, quien se da cuenta de que tiene habilidades superiores al soldado que previamente lo atacó, por lo que tiene que pelear un poco más en serio.
Ray lanza un mandoble, pero el tipo de armadura oscura lo detiene con el antebrazo, el guerrero rubiriano no pierde el tiempo y lanza ahora un puñetazo. El caballero recién aparecido lo detiene con la mano izquierda, luego con la derecha genera una pequeña esfera de energía la cual impacta en el abdomen de Ray, aunque la armadura que llevaba puesta este guerrero lo protegió.
-¡Aaaaaagh…!
-¡Ray, cuidado!
A pesar del grito de Franco, Ray sale disparado varios metros hacia atrás.
El guerrero de armadura oscura se para en una posición descansada después de ese breve intercambio de golpes.
-Si tanto les interesa quien soy, les diré. Mi nombre es Saga, caballero dorado de Géminis, y quiero saber cuál es esta ciudad. -Responde el susodicho, quien de hecho, ya tenía todos su sentidos de vuelta, y esto le sorprende a sí mismo. -"Mis sentidos volvieron, así como mis energías… ¿Qué está pasando…? No, esto definitivamente no es el mundo de los muertos…" -Piensa Saga.
Un par de soldados van a auxiliar a Ray, quien se levanta con algunos raspones, pero nada grave. Los demás soldados, aunque dudosos, rodean a Saga y le apuntan con sus espadas.
-Tranquilos, soldados. Este guerrero puede vencerlos fácilmente, bajen sus espadas. No hay necesidad de seguir peleando… -Esto lo dice Franco.
Ray se acerca al príncipe.
-Sabia decisión, Franco… Su nivel es muy alto, y esa armadura, a pesar de estar casi hecha pedazos, bloqueó efectivamente mi espada y al intentar golpearlo, fue como si le pegara a una pared sólida…
-Lo sé, Ray… ¿Estás bien? -Responde Franco, sin dejar de mirar a Saga.
-Sí, no te preocupes… Hay que tener mucho cuidado con este sujeto, pues ese tipo de magia que usó conmigo parece ser demasiado efectiva… Aunque nosotros seamos muchos, nos podría hacer pasar un mal rato.
Franco se baja de su caballo y camina hacia donde estaba Saga.
-Soldados, bajen sus armas.
-Pero señor…
-¡Obedezcan ahora!
Los soldados bajan sus espadas.
-Escucha, si interrumpimos algo o te molestamos, te pido una disculpa, pero nosotros estamos de cacería y nos encontramos contigo por casualidad. No te había visto por aquí, te repetiré la pregunta que previamente te hizo Ray… ¿Eres del reino de Zafiro, de Esmeralda, de Diamante o de algún otro reino aún más retirado? O quizás vienes de tierras más lejanas… -Franco trata de ser diplomático, pues también se había dado cuenta del nivel de Saga.
-No, ya se los dije. Soy un caballero del santuario de Athena.
-¿Cómo dices? ¿Un caballero del santuario de "Athena"? ¿Qué es eso? ¿Un reino?
-No. Simplemente les diré que no conozco este lugar, y tampoco reconozco la energía de ninguno de ustedes. -Contesta Saga, pues previamente había tratado de sentir la cosmoenergía de sus compañeros Shura y Camus, pero no lo logró. -"No puede ser… Shura, Camus… ¿Dónde están? ¿Dónde estoy yo…?" -Esto último lo había pensado el caballero dorado.
-¿No reconoces la energía de ninguno de nosotros…? -Cuestiona Ray, extrañado, por no entender a qué se refería exactamente Saga con eso, aunque lo intuía. -"Es posible que este guerrero sepa cómo detectar el aura o la energía de los demás…" -Piensa el veterano maestro del príncipe.
-Dices que tu nombre es Saga, ¿cierto? Dinos entonces, si es posible, qué haces por estos rumbos. -Pregunta Franco.
El caballero de Géminis enfoca su atención al príncipe, devolviéndole la cortesía, pues hasta el momento era el único que no había sido hostil con él.
-Escucha, yo estaba en una misión, y por más absurdo que te parezca lo que te voy a decir, todo es cierto y es tu problema si no me crees. Yo morí y estaba en camino al mundo de los muertos, pero por alguna extraña razón, gracias a una misteriosa energía que me atrapó, llegué a este lugar, que por lo que deduzco, está muy lejos de donde yo estaba previamente. He tratado de encontrar la energía de gente que conozco, pero no he podido hacerlo, por lo que necesito encontrar respuestas, así que les daré dos opciones: dejan de interponerse en mi camino, o me ayudan a entender qué está pasando.
Todos se quedan en silencio después de lo que dice Saga, tratando de asimilar lo que estaba diciendo, hasta que Ray habla.
-Guerrero, me doy cuenta de que eres muy hábil y tienes poderes fuera de lo común, por lo que es posible que sea cierto lo que dices. Si entiendo bien, ibas rumbo al mundo de los muertos, pero no llegaste y en vez de ir allá, algo hizo que llegaras a estas tierras, ¿correcto?
-Así es.
-Entonces, deduzco que este no es tu mundo, ya que dices que no puedes encontrar a nadie que conoces… Por alguna razón, te creo, pues hace mucho tiempo, mi abuela solía contarme historias donde decía que existían otros universos y mucha gente diferente a nosotros los habitaba; en su momento, de niño, me gustaba escuchar dichas leyendas, pero no pensé que podrían ser verdad... -Franco es quien dice esto; nadie dice nada, todos los demás se limitan a escuchar.
El príncipe continúa. -Saga, si lo que dices es cierto, te diré dónde estás: en una zona silvestre que es considerada territorio neutro, pero dentro del continente Draconiano, el cual colinda con el continente Aqua, el continente Solaris y el continente Terranova. Nosotros somos del reino Rubí, el reino más grande del continente Draconiano, y yo soy el príncipe Franco, hijo de su majestad Azrael.
Saga se sorprende ciertamente por lo que acaba de escuchar. -"¿Continente Draconiano…? ¿Aqua, Solaris…? ¿Pero qué…? Eso no existe en la tierra… Entonces… Será posible que… ¡¿Esté en otro mundo, como dijo este chico?!" -Piensa así el caballero dorado.
-¿De casualidad sabes cómo llegaste aquí, Saga? -Pregunta Ray.
-Como dije, debería estar en el mundo de los muertos, no tengo idea de cómo o porqué terminé aquí, solo sé que fui absorbido por una extraña energía a la que no pude oponerme, y después de unos instantes caí en este lugar.
-¿Una extraña energía…? -Pregunta Franco, con la interrogante en la cara.
-Así es, y necesito saber quién o qué fue lo que me trajo aquí.
-No lo sabemos, pero tal vez podríamos ayudarte a encontrar alguna respuesta a tus preguntas; conozco algunos sabios viejos que estudiaron con mi abuela, que en paz descanse. ¿Por qué no vienes con nosotros? Podríamos consultar a estos sabios, tal vez encuentren una respuesta…- propone Franco.
Saga duda por un momento, pero tampoco tenía muchas opciones. Hace muchos años había escuchado algunas historias en el santuario sobre otros universos, pero no les había prestado mucha atención por considerar que eran solamente fantasía. No obstante, el hecho de no reconocer el lugar donde estaba, de no poder sentir ninguna cosmoenergía conocida y de estar en el "continente Draconiano", frente a gente que, si bien era muy parecida a los humanos que él conocía, no le eran nada familiares, así como sus ropajes y armaduras que parecían de otra época, le hacía empezar a considerar la posibilidad de estar en otro mundo, por lo que necesitaba entender cómo había llegado ahí, y sobre todo, cómo podía volver a la tierra.
Saga entonces consideró prudente ir con estos guerreros, pues podrían darle algunas pistas de lo ocurrido; además, pese a parecer ser hábiles, no eran peligrosos, al menos no para él.
-Supongo que no me queda alternativa. Vamos, pues. -Confirma Saga, con frialdad.
-¡Adelante! -Franco es quien dice esto. Por un momento, había dejado atrás esa melancolía que sentía por su situación sentimental, esto le estaba sirviendo como una gran distracción.
-Franco, ¿sabes lo que estás haciendo? Dijimos que le creímos, pero quién sabe si su historia es verdad… Además, tú lo viste, tiene habilidades inusuales, si se revela después y nos intenta atacar, vamos a estar en problemas… -Ray le dice esto en voz baja a Franco, se había acercado a él.
-¿De qué te preocupas, Ray? Somos más de 20 hombres. No creo que pueda con todos al mismo tiempo ¿cierto? Además, algo me dice que está diciendo la verdad…
-Si tú lo dices. Espero que no te equivoques, muchacho.
-Descuida, todo saldrá bien.
Así, el grupo de soldados se dispone a emprender la retirada para volver al reino de Rubí, dejando la cacería para otra ocasión, y Saga se une a ellos.
Pero en eso, divisan a un soldado que viene galopando a gran velocidad, hasta llegar a donde estaban todos.
-¡Su majestad Franco! ¡Hay noticias!
-¿Qué clase de noticias? Habla, heraldo.
-Su padre, el rey Azrael, ha decidido pedirle la revancha al pueblo de Zafiro… Mandará en breve a un mensajero a entregar este desafío al rey de ese reino.
-¿Qué? ¡No puede ser! -Exclama Franco.
-¿La revancha? Pero… ¿Ahora?- exclama Ray.
-Así es. Parece que su majestad tiene un plan… -Contesta el heraldo.
-No se lo que está pensando, pero mi padre no puede pedir eso ahora. Si pierde, ¿Qué sucederá? Tendría que pagar dinero que no tiene…
-Pero ¿y si ganamos? Recibiríamos el premio y las cosas empezarían a mejorar para el reino, y tu padre recobraría mucha credibilidad del pueblo rubiriano; además, si todo sale bien en esta ocasión, tú y Leyda…- comenta Ray, pero deja de hablar al notar que ese nombre le caló a Franco, quien vuelve a pensar en ella y se siente exasperado. Ray lo nota.
-Lo siento Franco, no se que diablos estoy pensando para recordarte eso…- se disculpa Ray.
-No te preocupes. De cualquier forma, tengo que ir a ver qué rayos está pasando y porqué mi padre está tomando esta decisión, así que démonos prisa en volver…
-Pero ¿Qué hay de él? No tiene caballo y no tenemos uno extra. -Pregunta Ray, refiriéndose a Saga. –Hey tú, ¿quieres montar con alguno de nosotros?
Pero Saga no contesta. Estaba mirando a la dirección donde estaba Zafiro. -"Ese cosmo… No es nada ni nadie normal o parecido al de estos individuos, es muy superior… Parece ser considerablemente poderoso, diría que tiene el nivel de un caballero de bronce de los más débiles, pero no se siente agresivo, aunque es denso... ¿Será que sí hay tipos así de fuertes en este lugar?" -se pregunta Saga para sus adentros, al sentir ese gran poder a lo lejos aparecer de repente.
-Te estoy hablando, ¿quieres montar con alguno de nosotros? -Ray alza la voz.
Saga reacciona.
-No es necesario. Vayan, yo los seguiré.
-Momento, ¿Cómo sabemos que no escaparás?
-¿Cuando dijimos que era tu prisionero? -Contesta Saga, tirando una mirada furtiva a Ray.
-Es cierto Ray, él no es nuestro prisionero. Saga, si quieres tomar un camino diferente, está bien, pero te vuelvo a aconsejar que vengas con nosotros, te aseguro que trataremos de ayudarte; además, al parecer no conoces estos rumbos. -responde Franco.
-De acuerdo, he dicho que iré con ustedes, pero a mi manera, así que no se preocupen por darme un caballo.
-Bueno pues, como gustes.
Los caballos empiezan a galopar y Saga a correr, siguiendolos. Todos los soldados iban volteando sorprendidos porque nunca habían visto correr tan rápido a alguien, y menos con una armadura puesta y al parecer pesada.
-"¡Increíble! ¡Es demasiado veloz!" -piensa Ray.
Los soldados se sorprenden, Franco sólo sonríe al darse cuenta de las características de este sujeto.
-"Tengo que saber porque estoy aquí, y de quien es ese cosmo sobresaliente… Puede que esté relacionado con mi llegada a este mundo." -piensa Saga, mientras va siguiendo a la comitiva. Todos van rumbo al castillo de Rubí.
Lejos de ahí, en Zafiro, Goku seguía contando todo a Leyda y Roxana; el saiyajin les estaba platicando casi toda su vida, cosa que tenía anonadadas a ambas mujeres, dudando por un momento si era verdad lo que el saiyajin les decía o si eran debrayes, aunque para ser una historia de fantasía, estaba muy bien armada. El escuchar sobre un niño que entrenaba con su abuelito, de que existían 7 esferas del dragón que invocaban a un dragón que cumplía deseos, de animales como cerdos y gatos que hablaban y se comportaban como humanos, hasta pelear contra un ejército con armas avanzadas y después contra un rey malvado, luego contra su hijo, y posteriormente enfrentar a unos extraterrestres llamados saiyajins tenía sin palabras a ambas chicas.
-"¿Será que de verdad este hombre está borracho, o quizás tiene alguna sustancia alucinógena dentro…? Empero, algo me dice que está contando la verdad, aunque suene bastante fantasioso lo que platica…" -Leyda piensa esto.
-"No sé si está debrayando, es una historia demasiado extraña e irreal, aunque… ¿Por qué me gusta tanto la manera en la que habla…? Ay… Roxana, ¿qué estás pensando? ¡cálmate! Es un desconocido y Dios sabe de dónde viene y qué intenciones tiene…" -Esto lo piensa la mujer madura, reprehendiendose a sí misma en su mente.
-Bien, ahora les contaré cuando peleamos contra un tipo llamado Freezer. Verán, todo comienza con la muerte de mis amigos a manos de Vegeta y Nappa. Mi hijo Gohan tuvo que ir a otro planeta para revivir a Picoro, Yamcha, Tien Shinhan y Chaos. Freezer era un…-
Goku deja de hablar al momento, pues puede detectar que la poderosa energía que sintió previamente se está moviendo. -"Ese ki… Se está acercando…" -Piensa el guerrero.
-¿Sucede algo, Goku?- pregunta Leyda, extrañada por la reacción del susodicho.
-Leyda, ¿me podrías decir que hay en esa dirección? -pregunta Goku a la princesa, apuntando a una de las ventanas hacia donde sentía ese ki acercarse.
-Por ese rumbo se llega al reino de Rubí. Pero, ¿cuál es el motivo de tu pregunta? ¿Acaso quieres ir allá?
-¿Hay alguna posibilidad?
-No creo que sea posible, no por ahora… Al menos no para nosotras. -Responde Roxana.
¿Y eso por qué? -Refuta la pregunta Goku, de forma curiosa.
-Verás, te contaré cual es el problema que hay entre ambos reinos…
Ahora Roxana comienza a contarle a Goku lo que había sucedido, pero él no ponía mucha atención, ya que estaba un poco intrigado por ese ki tan fuerte que podía sentir.
Ni él ni Saga sabían que muy pronto iban a encontrarse e incluso medir sus fuerzas en una pelea muy inusual.
[Imaginemos una escena doble tipo panel de comic, a la izquierda Goku sentado con las chicas en el comedor, pero mirando hacia la ventana de forma seria, y a la derecha Saga corriendo, mirando fríamente hacia la dirección de Zafiro]
FIN DEL CAPITULO 2
[Arte visual de Franco, Ray y el rey Azrael en mi Tumblr: lordbroly001]
