El Rey León

Resumen: Simba es un cachorro de león destinado a gobernar las Tierras del Orgullo, y su padre, el rey Mufasa, le enseña cómo hacerlo. Pero la tragedia golpea, y el joven Simba se escapa, culpándose a sí mismo y dejando su hogar en las patas de su ambicioso tío, Scar. ¿Regresará y salvará su tierra natal o le dará la espalda a su reino en la hora más oscura?


Prólogo


Pasaron momentos antes de que amaneciera en las Tierras del Orgullo, en algún lugar de la sabana africana. Ni un pájaro cantaba, ni un arbusto crujía. Los únicos sonidos eran los grillos chirriando y el viento silbando en el aire y la hierba.

Justo cuando el sol comenzaba a salir, convirtiendo el cielo en un color rojizo profundo, el rugido de un león resonó por toda la tierra.

Uno por uno, los animales comenzaron a moverse, al escuchar el rugido del león. Un rinoceronte levantó la cabeza para marcar su territorio, al igual que varios antílopes topi que pastaban. Los suricatas se pararon erguidos sobre sus patas traseras, alineados ya fueran adultos o bebés. Un guepardo solitario saltó sobre una roca, su cola balanceándose de izquierda a derecha. De hecho, todos habían escuchado el rugido e iban a responder el llamado.

Los primeros en partir fueron las cigüeñas junto al río. Agitaron sus alas y despegaron, volando por las rugientes Cataratas Victoria y los humedales con flamencos. Mientras los pájaros volaban hasta llegar a la gran montaña llamada Kilimanjaro, miraron debajo de ellos. Debajo de sus sombras había una gran manada de elefantes avanzando, su matriarca los guiaba, y los antílopes saltaban por la hierba silenciosos como las sombras.

"Desde el dia que al mundo llegamos... y nos ciega el brillo del sol." una madre jirafa se detuvo en la cima de la colina y su bebé la siguió para ver a todos los animales en su procesión. "Hay mucho mas para ver, de lo que se puede ver, más para hacer de lo que da el vigor..." descubriendo que los rebaños se movían juntos, corrieron cuesta abajo para unirse a ellos.

En esa manada, los animales sociales como las cebras y los elefantes se agolparon juntos, una bandada de gallinas de Guinea tuvo que evitar ser pisoteados. "Son muchos mas los tesoros de los que se, podran descubrir..." su último obstáculo fue un arroyo, que las cebras atravesaron sin esfuerzo, mientras los pájaros se posaban en los colmillos y las espaldas de los elefantes, disfrutando del paseo. "Más bajo la luz del sol, jamás abra distincion grandes y chicos han de convivir..."

"En el ciclo sin fin, que nos mueve a todos..." muy pronto, cuando el cielo comenzó a ponerse azul, los animales llegaron a su destino: La Roca del Orgullo, una majestuosa masa de rocas en medio de la sabana. Durante años, La Roca del Rey había sido el símbolo de las Tierras del Reino, un lugar de reunión y anfiteatro. Les daba un lugar fresco durante la estación seca y un refugio contra inundaciones en la estación húmeda. Lo más importante, era el hogar de su rey y reina león: Mufasa y Sarabi, dos leones que habían gobernado aquella tierra durante un tiempo. Esa reunión era el resultado de las muchas tradiciones transmitidas de generación en generación de los leones de las Tierras del Orgullo.

En el borde de la misma se encontraba sentado Mufasa, observando a los animales reunirse en donde él y los leones llamaban hogar. Era un impresionante león con pelaje dorado y una melena rojiza profunda. Un cálao azul y blanco llegó volando desde el cielo y aterrizó ante él. Éste era Zazu, el mayordomo del rey y uno de sus principales asesores.

"Y aunque estemos solos, podemos buscar..."

Zazu extendió sus alas y se inclinó ante el poderoso león, mirándolo con una sonrisa. En unos segundos, el rostro serio de Mufasa se desvaneció en una cálida sonrisa cuando al mismo tiempo asintió con la cabeza por su reverencia. "Hasta encontrar, nuestro gran regalo..."

Abajo, los animales se separaron y se inclinaron cuando llegó un recién llegado. Un viejo mandril, que llevaba un bastón con frutas al final que se abrió paso entre la multitud hacia la Roca del Orgullo. Éste era Rafiki, el viejo y sabio chamán de las Tierras del Orgullo, que ayudaba a sanar a los animales de las Tierras y a leer las señales de los espíritus. "En el ciclo... El ciclo sin fin."

Mufasa se adelantó y le sonrió a su viejo amigo, esperando a que Rafiki llegara a donde estaba sentado. Fue cuando llegó el mandril antes de que los dos se saludaran con un cálido abrazo. "Es un ciclo sin fin..."

"Lo lograste, Rafiki." dijo Mufasa con calidez en su voz. "Mi amigo."

"Me alegro de haberlo logrado, Su Majestad." dijo Rafiki, sonriendo también. "Es hora... Ahora, ¿dónde está la joven?"

Mufasa se alejó y se dirigió hacia la entrada de su cueva. Las otras leonas en el orgullo vieron a rey acariciar a su reina, Sarabi. Ella le devolvió la sonrisa antes de inclinarse para lamer suavemente la cabeza de un pequeño cachorro que había nacido no hacía mucho, solo una semana. Se llamaba Simba y sus rojos como el rubí miraban al recién llegado.

Rafiki llegó a la familia feliz y se inclinó ante ellos antes de enfocarse en Simba. Acercó suavemente el bastón al cachorro y lo sacudió, de modo que la fruta que colgaba llamó su atención. Con un maullido, Simba extendió la mano para golpearlo con su pequeña pata.

Luego vino la parte importante de la presentación. Rafiki tomó una calabaza del bastón y la abrió, los jugos cayeron sobre la roca. Metió un dedo en él y luego untó suavemente un poco de jugo en la frente del pequeño cachorro. Mientras lo hacía, rezó: "Oh grandes reyes del pasado, mira a este cachorro. Tiene un gran futuro por delante, guiado por sus cálidas palabras y abrazos. Bendíganlo como quieran para que siga sus huellas."

Para pulirlo, tomó un puñado de arena y la roció sobre su frente, haciendo que Simba estornudara y que Mufasa y Sarabi se rieron de ello.

Rafiki se inclinó para levantar suavemente a Simba, acunándolo en sus brazos y comenzar su camino hacia el borde de la Roca, con Mufasa y Sarabi siguiendo más atrás tan silenciosos como las sombras debajo de ellos. El sol desapareció detrás de algunas nubes, como si esperara el momento adecuado para brillar en la escena en juego.

Finalmente, una vez que llegó al borde, levantó a Simba en el aire hasta que todos pudieron verlo.

"En el ciclo sin fin..." los animales, desde elefantes hasta monos y cebras, todos gritaban, rugían y chillaban de bienvenida al cachorro. Entonces, por fin, la luz del sol estalló a través de las nubes, brillando sobre Simba. Uno por uno, los animales comenzaron a inclinarse ante su futuro rey. "Que nos mueve a todos... Y aunque estemos sólos." en cuanto al cachorro llamado Simba, no estaba al tanto de lo que estaba pasando.

"Debemos buscar... hasta encontrar, nuestro gran legado..."

Ése era el Círculo de la Vida, el camino de lo salvaje. En tiempos de tranquilidad y dificultad, los animales dependían unos de otros y del orden de vida para continuar. Y aunque Simba aún no lo sabía, completaría el círculo como el único rey verdadero.

"En el ciclo... El ciclo sin fin..."


Nota: Prólogo terminado, espero que les haya gustado. Pronto publicare el primer capítulo de ésta pelicula que siempre me encantó de niña. ¡Nos vemos pronto!