Nota de la traductora: jajaja hasta el mismo se sorprendió de lo picarón que fue phoenix1993 y si, tanto la información que tiene ahora Severus como sus sentimientos por Hermione lo impulsarán a actuar. Espero que disfrutes este capítulo!
Nota de la autora: Una advertencia: en este capítulo hay lo que algunos pueden considerar un dubcon muy leve, pero les aseguro que, si bien es emotivo, es consensual. Este capítulo tiene un pequeño salto temporal.
El salón de baile de la Mansión Malfoy ya no tenía nada de su antiguo esplendor. Severus estaba sentado entre los mortífagos más leales y de mayor confianza, con su máscara de plata en la mano. Los de confianza no tenían necesidad de ocultarse, les dijo el Señor Oscuro. Quería ver cada centímetro de sus rostros. Esta noche, se reportarían con su Señor, le contarían las noticias que deseaba escuchar. Bellatrix sonreía tontamente y acariciaba los antebrazos pálidos y translúcidos del Señor Oscuro, expresando desesperadamente su ardor por su causa. La vista enfermaba a Severus, pero era exactamente donde esperaba que estuviera esa mujer loca.
Había sido tan fácil plantar el recuerdo en su mente, donde menos esperaba que la manipularan. Se creía una Oclumante capaz y, si eso fuera cierto, no sería tan propensa a aceptar información falsa. También había visto sus paredes de Oclumancia, un grueso alambre de púas envolviendo los recuerdos de su bóveda de Gringotts. Severus casi se rió de lo fácil que era averiguar exactamente dónde no quería que nadie mirara.
"Mi señor, la familia muggle nos rogó que no matáramos a su hijo sangre sucia. ¡Fue demasiado bueno!" Bellatrix estaba diciendo, con los ojos brillantes de lujuria. Ella quería una recompensa esa noche, estaba claro para todos en el salón de baile. Voldemort extendió una mano pálida como para acariciarla, luego dirigió su movimiento hacia su costado. Junto al Señor Oscuro se deslizaba su serpiente mascota, y ella metió su gran cabeza bajo su mano. Los ojos de Bellatrix ardían de agitación, pero continuó con su informe. No, todavía no habían encontrado al Niño Que Vivió ni a su amiga sangre sucia, y Severus agradeció a los dioses por eso.
Severus estaba mirando a la serpiente junto al Señor Oscuro cuando sucedió, los extraños ojos bulbosos de la abominación habían comenzado a empañarse y a palidecer. Un gorgoteo salió de sus fauces y la sangre negra se derramó de ella al piso de mármol blanco.
"¿Nagini?" —Voldemort se quitó a Bellatrix de encima y se volvió hacia su mascota, revisándola frenéticamente con hechizos de diagnóstico.
"¡Ha sido envenenada!" —gritó, y luego el cuerpo escamoso de la serpiente se desplomó en el charco de su propia bilis y sangre muerta. Algunas miradas se volvieron hacia Severus, él era un maestro en pociones, pero Lucius Malfoy se acercó para hablar antes de que alguien pudiera pronunciar una palabra de acusación.
"Mi señor, presencié a mi cuñada alimentando a su mascota esta mañana, una cabeza de uno de mis muchos pavos reales que deambulan por los jardines" —dijo Lucius, y no mentía. Bellatrix realmente lo había hecho, como solía hacer para divertirse un poco—. "Me arriesgaría a decir que ella es la responsable."
El Señor Oscuro agarró brutalmente a Bellatrix del suelo y entró en la profundidad de su mente deshilachada. La mujer gritó mientras él rebuscaba entre sus recuerdos, y fue evidente cuando encontró el que Severus deseaba que encontrara.
Una Bellatrix celosa y loca envenenando a la serpiente. Quería que el Señor Oscuro la mirara solo a ella. Estaba desesperada por él, lo suficientemente desesperada como para matar a su amada mascota.
El Señor Oscuro había matado a Bellatrix esa noche, delante de su aturdido marido y su sollozante hermana. No se lanzó ningún Cruciatus, ya que se sabía que la mujer enloquecida disfrutaba del dolor. Un simple pero satisfactorio movimiento de muñeca y un Avada habían enviado a la mujer a su fin.
Luego se le había confiado la Copa a Severus. Claramente, él estaba más a la altura de la tarea de protegerla.
Severus se permitió sonreír oscuramente al objeto frío y malévolo una vez que estuvo dentro de su oficina en Hogwarts.
"¿Qué has hecho, Severus? ¡Esta prueba era para que la completara Harry!" Albus hervía de ira desde dentro de su marco dorado. Severus se echó hacia atrás el cabello oscuro, sin molestarse siquiera en mirar a su antiguo amo.
"Fuiste un tonto, anciano. Esta no es una tarea para niños".
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Severus se escondió detrás de un árbol, agarrando con fuerza la Espada de Gryffindor mientras escuchaba el llanto de dolor de Hermione Granger. El claro del bosque en el que habían acampado estaba lleno de la luz azul del portal, que proyectaba sombras extrañas entre las ramas desnudas de los árboles y a lo largo de la superficie helada de la nieve.
¿Por qué había venido aquí ahora? Podría haber esperado hasta terminar su misión. Su oído se sintonizó con su voz cuando ella comenzó a gritar, pero esta vez el extraño amortiguamiento del portal al sonido su voz no estaba presente para evitar que la entendiera.
"Severus Snape, ¿cómo pudiste? ¡Nos traicionaste!" Sus ojos se abrieron de par en par cuando Hermione gritó su nombre, sus extremidades se sentían entumecidas y extrañamente pesadas. Entonces, ella lo sabía, pero ¿desde hacía cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo había sabido que era él a quien se había entregado? Podía escuchar el dolor en su voz áspera, escuchar el golpeteo de sus manos contra el pecho de su aturdido yo más joven.
"¿Por qué? ¿Por qué Severus, por qué? Por favor…" —suplicó entre lágrimas, y él recordó cuán desesperadamente se había aferrado a su túnica de aprendiz. Cuán frenéticamente le había arrancado la manga para exponer su pecado.
"No, no, Severus, no lo hiciste…"
El oírla sollozar con tanta desesperación lo estaba desgarrando. Una parte de él deseaba desesperadamente atravesar el claro y agarrarla, aferrarse a ella y prometerle que arreglaría esto, rogarle por su dulce perdón. Pero Severus sabía lo que venía. Tenía que dejar que se desarrollara como recordaba, por doloroso que fuera.
"Por favor, dime que todo fue un plan, un truco, y te perdonaré. ¡Por favor, Severus!" —Sus palabras fueron amortiguadas, con el rostro enterrado en el hueco del cuello del joven Severus mientras lloraba.
¿Qué pasa?, recordó haber intentado preguntarle, gritarle a través del portal. Como si se hubiera activado un interruptor, Hermione comenzó a agarrarlo desesperadamente, tirando de su ropa. Se oía una voz distante que la acosaba con mentiras y amenazas.
"Es un asesino, se deleitaría en cortarte la garganta por mí", susurró la voz con maldad. Severus conocía bien esa voz y le provocó un escalofrío de terror en la espalda. El Señor Oscuro estaba allí, dentro del guardapelo que ella llevaba.
"¡No, no, te equivocas!", gritó Hermione con vehemencia. "¡Yo sé, yo sé que no puede ser un mal hombre!".
"Oh, sí lo es, ha matado a tantas mujeres muggles. Mató a la madre de Harry cuando ella no quiso estar con él, ¿no es patético? ¿Y crees que podría encontrar el amor en una puta de sangre sucia como tú? Vas a fracasar, niña, fracasarás y condenarás a Harry porque no puedes mantener las piernas juntas y los labios cerrados. De todos modos, él no te aceptaría, él no mancharía su polla contigo".
"No, por favor, Severus, haz que pare…" —Hermione arrastraba frenéticamente a su yo más joven dentro de la tienda. Su expresión de horror era evidente incluso desde el otro lado del claro.
Severus cerró los ojos y recordó con obscena claridad lo que iba a ocurrir. La rabia pura comenzaba a consumirlo, ya que ahora finalmente sabía toda la historia de esa noche. Donde una vez estuvo petrificado y confundido, ahora estaba consumido por una furia asesina. Esa criatura estaba en ese relicario, torturando a Hermione y retorciendo su mente.
El director le había rogado que colocara la espada para que Harry la encontrara y enviara su patronus para guiarlo. No sería así.
Severus había terminado de jugar.
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Hermione apenas recordaba haber pronunciado el hechizo para invocar a Severus. Sentía que el mundo se estaba desdibujando a su alrededor, como una pesadilla. El guardapelo le había dicho tantas cosas terribles mientras se aferraba a Severus, mientras prácticamente lo obligaba a hacerle el amor en silencio en la tienda que compartía con Harry.
La Marca Tenebrosa brillaba en su antebrazo, y aun así parecía tan asustado por ella. Tan inocente y confundido por su ira.
Hermione había sostenido su rostro entre sus manos y le había rogado en voz baja que lo entendiera, que se diera cuenta de que su dolor y su rabia no estaban destinados a él, pero por supuesto no podía. Ella besó sus mejillas, susurrando disculpas y afirmaciones contra su piel. Severus pareció darse cuenta entonces de que lo que fuera que la había estado atormentando había pasado, y le devolvió el abrazo por completo. Enterró su nariz en la melena salvaje y enredada de su cabello y respiró pesadamente, el peso de la experiencia lo aplastaba.
Ella lo mantuvo allí tanto tiempo que la superficie azul del portal en realidad comenzó a quemarlos.
Al final, ambos jadeaban de dolor y el beso que finalmente compartieron no se parecía en nada a los anteriores. Si bien aquellos eran de amor o de pasión, este era un final resignado a su sufrimiento compartido.
Se había quedado dormida cuando Severus Snape entró en la tienda sin hacer ruido. Se inclinó sobre su cuerpo que descansaba inquieto, con una túnica negra alrededor de su cama.
Con delicadeza, para no despertarla, Severus retiró el siseante medallón de su cuello. Sostenido en alto ante sus ojos negros y atronadores, este gritaba obscenidades y hervía de odiosa deshonestidad. Con una mueca de desprecio, lo sostuvo con fuerza en un puño y luego se inclinó hacia la chica dormida.
"Será diferente, de ahora en adelante", prometió en voz baja. Con un arrepentimiento cada vez mayor, Severus salió de la habitación y se llevó el medallón con él. Esa cosa no volvería a atormentar a su chica.
Por la mañana, Hermione se despertó con un dolor de cabeza terrible y los ojos inyectados en sangre. Harry la llamaba por su nombre con ansiedad desde el otro pabellón de la tienda, así que ella se levantó de la cama tan rápido como sus piernas temblorosas se lo permitieron.
Harry estaba de pie en pijama, luciendo desconcertado, señalando la mesa baja donde solían comer juntos sus sencillas comidas.
El guardapelo estaba abierto boca arriba sobre la mesa, incrustada en él, profundamente hasta la madera de la mesa, estaba la Espada de Gryffindor. Junto a ella estaba el libro de Los cuentos de Beedle el Bardo, con una nota encima.
"Copa de Hufflepuff: cubo de basura azul en la esquina de la calle Arrow y la Tercera, en la aldea de Lavernock.
Diadema de Ravenclaw: paradero desconocido, tal vez todavía en Hogwarts.
Nagini: despachada.
Lo explicaré todo cuando sea el momento adecuado. Esta guerra casi ha terminado".
Nota de la traductora: bueno, al parecer Voldy se ha quedado sin su mascota y sin su fan numero 1, buuu! Pero es que esa es una manera más sensata de ganar una guerra. Y es que jamás he entendido esa idea de que Albus es una mente maestra. Un buen manipulador? Si, sin duda, de la misma manera que lo son los lideres de sectas, pero no es un gran estratega militar. Su plan funciona porque su Elegido está protegido por el poder del guion y nada más. Su estrategia consiste en estar tan enfocado en la profecía como lo está Voldermort en lugar de usar eso en su favor. Janis Ian de Chicas pesadas mostró tener una mejor mente militar que él en una sola escena, y me refiero a donde explica que para derrotar a un dictador lo tienes que dejar sin recursos, que es exactamente lo que Severus está haciendo aquí. Eso de por sí siempre es bueno de ver, que yo siempre pensé que Severus siendo tan brillante como es, debería ser menos pasivo y hacer sus propios planes, y aunque entiendo que no lo hace debido al trauma dejado por las consecuencias de sus malas decisiones, aquí lo vemos revelándose para proteger a alguien que ama, cosa que es 100% canon de su personalidad. Y si bien es cierto que es una lastima que la primera vez de estos dos haya sido manchada de cierta manera por el señor oscuro, al menos la experiencia y el conocimiento de que Hermione ya sabía la verdad acerca de su identidad y aun así no solo lo ama sino que sigue creyendo en él aunque no entienda del todo lo que pasa, le ha dado a Severus el empujoncito que necesitaba para tomar el control. Y si Albus se enoja por eso... bueno, le tocará soportar, que los muertos no opinan.
