Las Villanas de Saint Michael's

Capítulo 17 – Confesión de todo este tiempo

Academia Saint Michael's – Después de clases

Al lunes de la semana siguiente después de que terminan las clases, Sakura, mis amigas y yo, nos preparamos con nuestras mochilas para regresar a casa. Pero justo cuando estamos por irnos, Ikue se detiene.

– Disculpen, chicas ¿Les molestaría si el día de hoy, Eiko y yo no las acompañamos? Hay… algo que necesito hablar con ella.

– ¿Ikue?

Eiko no entiende lo que pasa, pero Sakura y yo que ya tenemos una muy buena idea de su intención, le contestamos con una sonrisa.

– Seguro, no se preocupen por nosotras, nos vemos mañana en clases.

– De acuerdo, gracias amigas. Vamos, Eiko.

– Ikue.

Aunque aún no entiende lo que esta pasando, al tratarse de Ikue, Eiko no pone ninguna resistencia cuando la toma de la mano y se la lleva con ella fuera del salón de clases.

Ya que se han ido, Sakura sonríe.

– Vaya, parece que por fin hoy será el día en que Ikue confiese su amor a Eiko ¿No te parece? Deberíamos ir a un karaoke para celebrarlo, aunque claro que si lo prefieres, también podríamos ir a un hotel del amor y ponernos…

– ¡Aguanta, que no me dejas escuchar!

– ¿Eh?

Al voltear a verme, me encuentra mirando hacia abajo por la ventana, al patio trasero del edificio donde nos encontramos, donde Eiko e Ikue están llegando en este momento.

– ¿Qué se supone que estás haciendo?

– ¿No es obvio? Quiero escuchar cuando ellas dos se confiesen a la otra.

– ¡¿Eh?! ¿Lo dices en serio? ¿Vas a irrumpir en su momento tan íntimo y privado?

– No voy a interrumpir nada, sólo quiero ver cuando se confiesen para asegurarme que ninguna de las dos se acobarde y ambas sean correspondidas por la otra.

– Pero eso… Uh…

A decir verdad, había esperado por presenciar un momento como este desde hace mucho tiempo. Más aún tomando en cuenta que desde que llegué a este mundo, había estado tan ocupada adaptándome que ni siquiera había tenido oportunidad de ir a ver en vivo las confesiones y primeras veces de ninguna de las mejores parejas de la preparatoria. Para este punto de la historia, creo que las únicas que aún faltan por confesarse son Risa y Miya en invierno, y Rikka y Sayuki hasta verano del próximo año.

"Ni siquiera mi hermana, quien va en el mismo salón que Shizuku y Eris, me ha llevado a conocerlas. La próxima vez que nos bañemos juntas, le diré que no volveré a hacerlo con ella, hasta que no me lleve a conocerlas".

Pero en fin, ya tendré tiempo de ir a conocerlas a la preparatoria, cuando haya asegurado mi futuro en Saint Michael's. Por ahora, sólo resta decir que esta confesión entre mis amigas, es una que de ninguna manera me voy a perder.

Y al parecer estoy tan decidida a presenciar este momento histórico entre mis amigas, que no escucho lo que Sakura me esta diciendo hasta que me dice.

– Kurara ¿Me estás escuchando?

– ¿Uh? Lo siento ¿Dijiste algo?

– Cielos, en serio eres una entrometida ¿No es así?

– ¡Ahí vienen, agáchate!

– ¡Kyaaaa!

Ya que se acercan a donde estamos, cubro a Sakura de la boca y la agacho conmigo para que no nos vean a la ventana desde la que estamos.

Y aunque al principio Sakura pone algo de resistencia, al final acepta a quedarse conmigo, más que nada para ver que no vaya a hacer nada, aunque aun así, me alegra mucho tenerla a mi lado.

Dicho eso, guardamos silencio para escuchar lo que digan nuestras amigas allá abajo.


Patio trasero de Saint Michael's

Mientras tanto allá abajo, tras llegar al patio trasero de la escuela y asegurarse que nadie las haya seguido, Ikue se sienta en una de las bancas donde solíamos almorzar las tres juntas, mientras Eiko se queda de pie a su lado.

– ¿Qué sucede, Ikue? – le pregunta Eiko algo preocupada por su amiga – ¿Por qué no quisiste que acompañáramos a Kurara como siempre?

– Yo… hay algo que quiero platicar contigo, Eiko.

– Ikue.

Aunque no entiende lo que esta pasando, Eiko ve que se trata de algo importante para Ikue, así que se sienta a su lado y la toma de sus pequeñas manos para apoyarla.

– Tranquila, lo que sea que te este pasando, sabes que puedes platicarlo conmigo. Cuéntame ¿Hay alguna chica que te esté molestando?

Al preguntar eso, Ikue siente un poco de fuerza molesta en las manos de Eiko, por lo que primero la calma.

– No, descuida, no tengo ningún problema con ninguna de las chicas ahora.

– Me alegra oírlo.

Nota como las manos de Eiko relajan su fuerza al escuchar eso.

– Entonces ¿Qué pasa?

Armándose de valor, Ikue abre su mochila y le entrega una pequeña caja dorada adornada con un listón rojo.

– Yo, te… te preparé estos chocolates para ti.

– Oh ¿En serio? Que alegría ¡Muchísimas gracias, Ikue! Tus chocolates siempre son los mejores. Aunque todavía falta algo de tiempo para mi cumpleaños ¿A qué se debe la ocasión?

– Bueno, lo que pasa es que... nos sobró algo de mezcla cuando los preparé el otro día en casa de Sakura y yo… mmhh…

Ay no, esto es muy malo. Tal y como imaginé, Eiko no se dio cuenta de lo que Ikue le quiso decir con su regalo y ahora Ikue se ha puesto muy nerviosa por esto. Conociéndola, seguro que ahora se arrepentirá de haber querido confesársele e inventará una excusa de por qué preparó realmente esos chocolates.

Sin embargo, antes de que pueda continuar.

– ¡Oh, aguanta, Ikue! Ahora que lo recuerdo, yo también traje algo para ti.

– ¿Uh?

Eiko también abre su mochila y de ahí saca una caja color blanco envuelta con un listón color turquesa y se la entrega a Ikue.

– También te preparé una tanda de galletas del otro día, como agradecimiento por haberme cuidado y preocupado por mí cuando me enfermé. Kurara me contó lo mucho que sufriste por mí, lamento haberte preocupado tanto por mi estupidez.

– Eiko-chan… tú no…

Al recibir este regalo de su querida Eiko, Ikue no puede evitar sentirse bastante conmovida, al punto en que siente que va a empezar a llorar.

No se siente con la suficiente fuerza. Tiene demasiado miedo de confesarse y arruinar una amistad tan bella de tantos años con su querida mejor amiga de la infancia. Piensa en todos los momentos que han compartido juntas desde que eran niñas. Todas las risas, todos los llantos, toda los baños y las pijamadas que han vivido juntas. Todos los momentos que sintió que desearía no terminaran nunca.

Piensa en si realmente esta dispuesta a perder todos esos momentos para siempre pero entonces, recuerda lo que Sakura le había dicho el otro día en su casa.

"Sin importar lo que pase, estoy segura de que Eiko jamás te abandonaría".

Al darse cuenta de que ya no puede seguir ocultando lo que siente por ella, se aguanta las lágrimas mirándola muy seria a los ojos.

– Eiko, hay algo muy importante que tengo que decirte y quiero que me escuches con claridad.

– ¿Uh? Seguro, Ikue ¿Qué pasa?

– Yo…

Ikue se lleva la mano al pecho, siento que se le va a salir en cualquier momento de lo mucho que esta palpitando, pero cuando finalmente se anima, le dice.

– Yo… siempre te he visto como una gran amiga para mí. A pesar de lo mucho que admiro y amo a Kurara, tú… tú siempre has sido como un modelo a seguir para mí. Eres alguien increíble, Eiko-chan. Eres muy fuerte, extrovertida, siempre cuidas y proteges contra todo mal y jamás has permitido que absolutamente nadie me haga ningún tipo de daño.

– Ikue – Eiko se pone bastante sonrojada con lo que le dice – Pues claro que voy a protegerte, para eso estamos las amig…

– ¡Pero eres mucho más que sólo eso para mí, Eiko! Eres alguien increíble, alguien a quien admiro mucho, eres mi mejor amiga y eres alguien… de quien no quiero pasar un segundo separada de ti. Esta felicidad… esta sensación de calor y seguridad que me haces sentir cuando estoy contigo… quiero que tú también la sientas cuando estes conmigo. Quiero ser quien te proteja, quiero ser la que te cuide, quiero ser en quien te refugies cuando te sientas sola y hacerte sentir cada día la misma felicidad que yo siento cuando estoy contigo. Es por eso que yo… yo…

Ikue tiene sus ojos llenos de lágrimas. Pareciera que van a caer por sus mejillas en cualquier momento, pero se las aguanta y mirando a Eiko a los ojos, le confiesa.

– ¡Yo estoy enamorada de ti, Eiko!

– Ikue…

Aunque de cierta manera, Eiko ya esperaba escuchar esas palabras, al escucharlas por fin en voz alta, esta no puede evitar sentirse bastante sorprendida, para posteriormente, sentir una sensación de alivio bastante grande.

Un alivio tan grande, que totalmente contrario a lo que pensaba, Ikue no es la que se pone a llorar, sino Eiko.

Al ver a su mejor amiga llorar, Ikue de inmediato se arrepiente de su confesión y se preocupa por su amiga.

– ¿Eiko? ¿Qué… Qué es lo que esta pasando? Acaso yo… ¿No te gusto?

– No, no es eso, para nada es eso – le contesta Eiko todavía llorando aunque riendo – lo que pasa es que yo… estoy tan feliz. Durante mucho tiempo me he estado preguntando ¿Por qué tengo estos sentimientos cuando estoy contigo? Cada vez que te veo, cada vez que conversamos, cada vez que caminamos juntas a casa y nos quedamos platicando hasta altas horas de la noche ya sea en tu casa o por teléfono. No soy tan despistada como parezco, también yo… creí que sentía eso mismo por ti, pero yo… jamás pensé que alguien tan ruda como yo, tuviera una oportunidad con alguien tan linda e increíble como tú.

– Tú crees que yo… ¿Soy increíble?

– Por supuesto, eres tan linda y femenina al mismo tiempo que eres tan fuerte y valiente. A decir verdad, siempre te he envidiado mucho por eso. Tenía mucho miedo de que si me confesaba, me fueras a decir que siempre me has visto sólo como a una amiga, a la que jamás te podrías sentir atraída de esa manera, ya que yo no soy… tan…

Aunque parece que Eiko esta por volver a llorar, se aguanta y forzando su mejor sonrisa, le contesta.

– Eres mucho más fuerte de lo que yo jamás seré, Ikue.

– Eiko-chan…

Sin poder aguantarse más, Ikue toma a Eiko de las mejilas y acercándola a ella, le da un dulce y cálido beso en los labios.

Un beso bastante sencillo e inocente, en el cual apenas tocan sus labios y sienten apenas la punta de sus lenguas.

Al separarse se miran a los ojos, las dos bastantes sonrojadas por acabar de compartir su primer beso, pero una vez que se les pasa la sonrojes ambas chicas ríen alegres por ello.

Eiko limpia alegre las lágrimas de sus ojos y al voltear a ver a Ikue, ve que ella también esta llorando. Al final, no consiguió aguantar sus lágrimas.

Con cariño posa su mano sobre su mejilla para limpiárselas y le sonríe.

– Descuida, Ikue, puedes llorar conmigo todo lo que quieras. Yo siempre estaré para protegerte.

– Y yo a ti, Eiko.

Se vuelven a dar otro pequeño beso en los labios para posteriormente descansar sus frentes con la de la otra y rozar sus narices, sintiendo la cálida presencia de la otra con su amor incondicional de amigas y ahora incluso algo más.

Ya que se separan, pasan un rato más sentadas en aquella banca platicando y cuando finalmente se levantan con sus mochilas en mano.

– Será mejor que volvamos a casa, antes de que se pregunten por qué aún no llegamos.

– Seguro, aunque estaba pensando… no creo poderme comer todas estas galletas yo sola.

– Sí, lo mismo digo con mis chocolates.

Viendo que ambas tienen la misma idea en mente, sonríen y preguntan a la otra.

– ¿Te gustaría venir a casa conmigo?

– Ikue – sonriendo – me encantaría.

Dicho eso ambas se toman de la mano y se van caminando, sin soltarse en ningún momento hasta su casa.


Edificio de Saint Michael's

Una vez que se han ido, Sakura y yo nos separamos de la ventana y nos sentamos en el piso del salón para descansar.

– ¡Kyaaaaa! Eso fue tan emocionante, no puedo creer que por fin hayan confesado su amor a la otra.

– Lo que no puedo creer es que en serio las hayamos visto, cielos.

– Dirás eso, pero vi que tú tampoco despegaste la vista de ellas en ningún momento, jujuju.

Sin embargo cuando le digo esto, noto que el rostro de Sakura se encuentra un tanto sonrojado.

– ¿Sucede algo, Sakura?

– No lo sé, es sólo que… aunque me siento muy contenta por ellas… estoy un poco celosa de ellas. Su confesión de amor fue tan sincera, bella y pura, desearía que la nuestra hubiera sido aunque sea la mitad de bonita que la de ellas.

– Sakura…

De cierta forma me enternece ver este lado sensible de Sakura, por lo que me siento a su lado para tomarla de la mano y darle un pequeño beso en la mejilla

– Kurara ¿A que se debió eso?

– No es algo muy común verte de una manera tan sensible como esta. Creo que te ves muy linda, Sakura.

– Kurara – sonríe – ¿Y tú desde cuando eres tan amable? Creí que eras una chica mala.

– Así es, soy toda una villana ¿Quieres ver lo que las chicas malas le hacemos a las chicas buenas?

– Adelante, aunque te advierto que yo tampoco soy tan buena como aparento.

– Lo dudo mucho.

Dicho eso nos besamos y sin separar nuestras manos nos acostamos sobre el piso del salón, con Sakura debajo de mí tomadas de las manos y besando sus tiernos labios rosas al tiempo que bebo de su saliva y sentimos nuestra excitación crecer en la otra.

Al separarnos, nos miramos a los ojos y sabiendo lo que ahora viene, sonrío y llevo mi mano a su entrepierna para decirle.

– ¿Esta bien si lo hacemos aquí?

– Seguro, no será el lugar más arriesgado en el que lo hemos hecho – recordando nuestra primera vez.

– Sakura.

En verdad es tan hermosa. Genuinamente no puedo creer que una chica tan hermosa como ella se haya enamorado de mí. Soy tan afortunada.

– Kurara ¿Estás bien?

– ¿Uh? Ah, sí, descuida, no tienes nada de que preocuparte. Sólo estaba pensando... luces muy hermosa cuando te pega el sol de esa manera.

– Kurara – Sakura se sonroja al escucharme decir eso y acercándome con ella, me dice.

– Eres mía por siempre, Kurara. Eres toda mía y nadie te separará de mí.

– Así es, soy toda tuya por siempre, Sakura. Ahora, demuéstramelo y hazme tuya como siempre.

– Por supuesto, prepárate para lo que viene.

– ¡Aaaaaahhh, Sakura!

Una vez hecha nuestra declaración de amor, ambas comenzamos con lo nuestro, encerradas en aquel salón donde usualmente tenemos nuestras clases.

Nos hacemos una con la otra, tanto en lo físico como en lo emocional, nos conectamos allá abajo y sentimos el cálido placer de la otra hasta llegar al final.

Cuando hemos terminado, me acuesto encima de Sakura, quien acaricia mi cabeza y me susurra suavemente al oído.

– Eso fue fascinante, Kurara… te amo.

– Yo también te amo, Sakura.

Desearía que los días tan fascinantes como estos, duraran para siempre.


¡Hasta aquí el capítulo de esta semana! ¿Qué les pareció la tan esperada confesión de Eiko e Ikue? ¿Fue como esperaban?

Si quieren leer más sobre ellas estarán de suerte, ya que la próxima semana habrá un OS especial dedicado a ellas, por lo cual, la historia principal continuará dentro de dos semanas. Y en el próximo capítulo ¡Empezará oficialmente la segunda mitad de esta historia! Así es, todavía queda mucha historia que contar ¿Qué sucederá a continuación? Descubranlo a partir del próximo capítulo.

Y como siempre, hasta la próxima ¡Nos estaremos leyendo! c: