El sol brillaba en Sooga, mientras Dada caminaba por las calles con una sonrisa pintada en su rostro. Saludaba a los vecinos, bromeaba y compartía risas con sus amigos. Parecía que la vida de Dada estaba llena de felicidad y alegría, pero bajo esa máscara de sonrisas se ocultaba un profundo dolor.
Durante casi un par de meses, Dada había estado luchando en silencio contra la depresión. Cada día, se despertaba con un nudo en el estómago y una sensación abrumadora de tristeza.
A medida que pasaba el tiempo, las palabras de Ring-Ring empezaron a resonar más fuerte en la mente de Dada, cuestionando su valor como persona. La chica lo hizo sentir como si fuera un don nadie, dejándolo con una profunda sensación de tristeza y falta de valor.
Es por eso que ahora se limitaba mucho a las salidas con sus amigos, apenas y salía de su departamento y ni pensar en salir con alguna otra chica.
Se sentía muy inseguro y no se atrevía a invitar a salir a otra chica, probablemente así sería hasta el fin de sus días.
Aunque había aprendido a esconder sus emociones a la perfección, había una persona que notó el dolor en su mirada: Dandy.
El rubio tomaba órdenes y caminaba de un lado a otro entregando cada platillo a su respectivo cliente, Siempre mostrando una sonrisa amable y brindando un trato cordial a todos los comensales.
A lo lejos, el castaño miraba atentamente cada movimiento del rubio, desde hace tiempo había intentado hablar con el chico acerca de su situación, pero este siempre lo negaba rotundamente y aparentaba qué todo estaba bien.
Casi siempre Dada se salía con la suya y de alguna u otra forma lograba huir de Dandy.
El castaño estuvo durante un buen tiempo tratando de descubrir la razón por la cual el rubio estaba tan desanimado últimamente, incluso llego a considerar que el beso qué le dio fue el detonante.
Un sentimiento de culpa lo abrumo, tenía que disculparse inmediatamente con el chico ya que fue algo que hizo impulsivamente y sin el consentimiento del chico.
-¡Dada! ¿Podrías traer un poco más de Té? – Una de las clientes llamo la atención del rubio.
-Por supuesto, pero Granny puede que tarde un poco...-Dada tomó la tetera y la coloco en una bandeja.
-No te preocupes, esperaré todo el tiempo que sea necesario...-La mujer sonrió cálidamente.
Dada regreso a la cocina, los chefs del restaurante, se movían con destreza y pasión, preparando una gran variedad de platillos. El aire estaba lleno de fragancias tentadoras, mezclándose y creando una sinfonía culinaria.
El rubio se acercó con un poco de cuidado a la estufa para no interferir entre ellos y comenzó a hervir un poco de agua, Sin embargo, al buscar en los estantes, se dio cuenta de que no quedaba ni un solo sobre de Té.
-¿Sucede algo Dada? – Ho miró al chico.
-Solo estoy buscando los empaques de Té...-
-Me temo que se terminaron...-Dumpling miró al rubio de reojo mientras cortaba las verduras.
-Podrías revisar en el almacén y si ya no hay, le pediremos a Garu que traiga algunos...-Lingüíni se encontraba estirando la masa de los fideos.
-¡Iré enseguida! – El joven sonrió y salió de la cocina y camino hacia el jardín.
Al llegar al almacén, Dada se adentró con precaución en el oscuro y laberíntico pasillo. El ambiente era opresivo, con estantes altos que parecían estirarse hasta el techo y sombras que danzaban amenazadoramente en las paredes. El aire estaba impregnado de un olor misterioso, creando una sensación de malestar en Dada.
Cada paso que daba resonaba en el silencio sepulcral del almacén. El eco de sus pisadas se intensificaba, haciéndolo sentir como si estuviera siendo observado por una presencia invisible y siniestra. La tenue luz que se filtraba por las rendijas de las persianas apenas iluminaba el camino, haciendo que los objetos se convirtieran en figuras distorsionadas y amenazantes.
Dada apretó el paso, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda mientras continuaba avanzando entre los estantes. Cada rincón parecía ocultar secretos oscuros y peligros latentes. La atmósfera se volvía cada vez más pesada, como si el almacén mismo estuviera respirando con una malevolencia latente.
De repente, en un instante inesperado, un estruendo ensordecedor resonó en el aire. Dada se detuvo abruptamente, su corazón latiendo desbocado en su pecho. El golpe repentino hizo que todo su cuerpo se tensara de terror, mientras su mente imaginaba las peores posibilidades.
Con los ojos abiertos de par en par, Dada giró lentamente la cabeza hacia la dirección del sonido. Allí, entre las sombras, vio una figura desconocida y amenazante. Su respiración se entrecortó y el miedo se apoderó de él por completo.
-¡AAAAH! – El Rubio grito y se cubrió el rostro esperando lo peor.
-¿Te asuste?-
Sin embargo, en un instante, la figura se reveló como Dandy, quien al parecer dejo caer un par de escobas accidentalmente ya que llevaba consigo una gran caja, El alivio inundó el cuerpo de Dada,
-¡P-Por supuesto que sí! – Dada colocó una mano sobre su pecho para calmar su acelerado corazón. – No esperaba encontrarte aquí.-
-También trabajo aquí...-Dandy coloco la caja en el suelo y comenzó a acomodar los ingredientes en los estantes.
-S-Si, me refiero a que no me esperaba que tú también vinieras aquí...-Dada río levemente.
-Ya veo...-Dandy miró un par de frascos antes de acomodarlos.
-Oh, ¿Garu trajo más ingredientes? – Se acerco a Dandy con curiosidad.
-Asi es, trajo una gran variedad de cosas y algunos ingredientes nuevos, así que es mejor guardarlos ahora qué están frescos...-
-Vaya, realmente ya estas familiarizado con el almacén...-
-Un poco...¿Estabas buscando algo? -El castaño lo miro de reojo.
-Té, en la cocina se terminó y tengo que hacer un poco más...-
-Cuarto estante a la derecha...-
-¡Gracias!-Dada se acercó rápidamente y tomo los empaques de Té qué necesitaba.-Volveré a la cocina...-
-Espera...-Dandy sujeto la muñeca del rubio.
-¿Sucede algo? –
-Dada...¿Qué sucede contigo? –
-¿Eh? ¿De qué hablas? –
-Hace tiempo que noto que estás desanimado...-
Dada bajó la mirada, sintiendo cómo sus emociones se agitaban dentro de él. Quería ocultar su dolor, no quería preocupar a Dandy.
-¡Te preocupas demasiado! – El rubio río levemente.-Solo he estado un poco cansado últimamente...-
Dandy, sin embargo, no se dejó engañar tan fácilmente. Se acercó un poco más a Dada, colocando una mano en su hombro en un gesto de apoyo.
-Si algo te está molestando, quiero ayudarte...-
El rubio se sintió un poco abrumado, realmente lo tomo por sorpresa.
-Te lo agradezco, pero descuida...-Dada se apartó del castaño y camino hacia la salida.-Estoy muy bien...-
-Dada, hablo enserió...-
-¡Mira la hora! Apuesto a que el agua que deje en la estufa ya está lista...-El rubio río levemente y poco a poco se fue escabullendo hacia la salida.
-¡Lo siento! –
-¿Eh? – Dada se detuvo de golpe y miro al castaño un poco confundido.
-De verdad lamento mucho esa vez que yo...te bese.-Dandy aclaro su garganta y miro hacia el suelo un poco avergonzado.-Fue inapropiado y yo...-
-¡N-No! Dandy no tienes por qué disculparte...-El rubio se acercó a él.
-¿Enserió?-
-Claro, en ese momento ambos aclaramos qué fue algo sin relevancia, no es por eso que yo estoy triste...-
-Entonces, Si estas mal.- Dandy se cruzó de brazos y miro fijamente al rubio.
El chico se sobresaltó al darse cuenta de que el mismo se delató, ahora si no podría quitarse a Dandy de encima.
-¡E-El té! ¡Casi lo olvido!-Dada salió corriendo del almacén a gran velocidad.
Dandy suspiro pesadamente, sus sospechas eran ciertas, era hora de enfrentar a Dada de una buena vez por todas.
La noche caía sobre el Goh Rong, y después de un largo día de trabajo, Dada, Dandy, Pucca y Garu se encontraban limpiando el restaurante. Cada uno estaba enfocado en su tarea, asegurándose de dejar todo en perfecto orden antes de cerrar.
Dada, con un trapo en mano, estaba ocupado limpiando las mesas y sillas del área principal. A pesar de su mirada perdida, se esforzaba por dejar todo reluciente. Mientras tanto, Dandy se dedicaba a limpiar el mostrador de la recepción, puliendo los vidrios con cuidado.
Pucca y Garu trabajaban en equipo para guardar los platos y utensilios en una alacena.
Una vez que terminaron, la joven de odangos se acercó a rubio con una sonrisa.
-¿I-Ir al cine contigo y Garu?-Dada miró a la chica un poco confundido y ella solo asintió.
-¡Claro! ¡Será muy divertido!-
-Oh, ¿Ching y Abyo también irán? –
-Asi es, además invité a Dandy, pero él mencionó que ya tenía sus propios planes. – Pucca hizo un pequeño puchero.
-Dudo que quiera ser parte de una cita doble, eso explicaría por qué declinó.- Dada dejó escapar una risa suave.
-En realidad, no es una cita ni nada por el estilo... solo una salida entre amigos – Garu se apresuró a aclarar, mientras su tono ligeramente más alto y su expresión ligeramente ruborizada parecían contradecir sus palabras.
-¡Por favor! Hace mucho que no salimos juntos ¡Será divertido! – Pucca se acercó a Dada con una expresión suplicante en su rostro, uniendo sus manos y mirándolo fijamente.
-B-Bueno es que yo...-El rubio intentaba buscar una buena excusa, hace mucho tiempo que no se sentía con ánimos para salir y realmente necesitaba de un milagro.
-Me temo que nosotros ya teníamos planes...-Dandy se acercó a ellos y colocó su mano sobre el hombro de Dada, el rubio se sobresaltó e intercambio miradas con el castaño.
-¡S-Si! Dandy y yo tenemos muchas cosas planeadas para esta noche...-El chico río un poco nervioso.
-Ya veo...supongo que será para la próxima.-Pucca suspiro pesadamente.
De repente las puertas de la cocina se abrieron de par en par y los tres chefs se dirigieron hacia ellos.
-Buen trabajo chicos...-Dumpling miró a los chicos con una sonrisa.
-¿Ya terminaron?-Ho recorrió el restaurante.
-¡Si!-Pucca se apresuró a responder por todos.
-Bien chicos, es todo por hoy...-Lingüíni sonrió levemente.
-¿Tienen planes hoy? -Dumpling se quitó el delantal qué traía puesto.
-Iré al cine con Garu, Ching y Abyo...-La joven de odangos sonrió.
-Descuiden, regresaremos temprano.-Garu miró a los chefs, a pesar de huir constantemente de la joven, también se preocupaba por ella.
-¿Qué hay de ustedes? – Lingüíni miró a Dada y Dandy de reojo.
-¡T-También tenemos planes!-Dada río levemente.
-Entonces, nos vemos mañana...Ho sonrió.
-¡Si! – Pucca y Dada sonrieron mientras que Garu y Dandy solo se limitaron a asentir.
Los tres chefs bostezaron y se dirigieron hacia la sala.
-Espero que la telenovela aún no haya comenzado...-Dumpling intercambio miradas con Ho.
-¡Es cierto! Estamos en la recta final...-Lingüíni se apresuró hacia el sofá con sus hermanos.
-Les diré a Ching y Abyo qué ya estamos en camino.-La joven de odangos miró de reojo al ninja mientras enviaba un mensaje de texto.
-Nos vemos mañana...-Garu miró a Dada y Dandy de reojo.
-Diviértanse...-Dada sonrió levemente.
-Y Pucca...-Dandy miró a la joven mientras se cruzaba de brazos.
-¿Si?-
-No se te ocurra besar a Garu durante la película, espera a que el termine de verla...-Dada y Dandy señalaron a Garu haciendo que este se sonrojara levemente mientras la chica río levemente.
-¡Hasta mañana chicos!-Pucca se despidió de ellos con una gran sonrisa y salió del restaurante acompañada por Garu.
Minutos más tarde, mientras Dada caminaba por las tranquilas calles rumbo a su departamento. Había sido otro largo día de trabajo en el Goh Rong, y aunque su sonrisa seguía siendo amable ante los clientes, su mente era un torbellino de pensamientos complicados.
Hacía tiempo que no compartía con amigos. Las invitaciones de Pucca y Garu a salidas parecían distantes, perdidas en su propio universo de preocupaciones. Aunque el deseo de acompañarlos y reír juntos seguía latente, algo en su interior se resistía a dar el paso.
Sus pasos resonaban en la acera, y el ruido de su propio andar parecía ser la única compañía que necesitaba en ese momento.
La sensación de ser menospreciado por sí mismo, de no estar a la altura de las expectativas, era una sombra que lo seguía a todas partes; Pensaba en lo que podría decir, cómo podría encajar, pero las dudas lo asaltaban con fuerza.
Mientras divagaba, una presencia silenciosa lo acompañaba, siguiendo sus pasos con una paciencia misteriosa. Dandy, con su elegante andar, se movía a la sombra de Dada, observando con atención cada gesto, tratando de averiguar cada pensamiento que cruzaba por la mente de su amigo.
Finalmente, cuando alcanzó al rubio, Dandy aprovechó el momento para acercarse. Sin previo aviso, su voz serena interrumpió los pensamientos de Dada.
- ¿Qué es lo que haremos? – Preguntó Dandy, con una calma que contrastaba con la agitación interna de Dada.
Dada se sobresaltó, como si el sonido de esa voz hubiera roto un hechizo. Volteó hacia Dandy, sus ojos amplios revelando sorpresa y una leve inseguridad.
- ¡Dandy! – Dada se sobresaltó llevándose una mano al pecho.-Vaya, realmente eres bueno dándome buenos sustos...-
- Disculpa si te asusté. –
-N-No, creo que ya debería acostumbrarme...-El rubio suspiro pesadamente.
-¿Y bien?-
-¿Eh? –
-¿Qué planes se supone que tenemos? – Dandy guardo sus manos en sus bolsillos.
-¿P-Planes? –
-Asi es, creí que le habías dicho a Pucca qué estaríamos ocupados esta noche...-
-Bueno, en realidad... eso fue más bien una excusa... -
-¿Por qué? – Dandy arqueó una ceja, intrigado.
Dada buscó palabras mientras se sentía atrapado entre la mirada perspicaz de Dandy y la necesidad de encontrar una salida rápida. Intentó esbozar una sonrisa y empujó suavemente a Dandy hacia la dirección contraria.
- P-Por qué estoy agotado... - Dada bostezó de manera exagerada, tratando de convencer a Dandy de su falsa fatiga. – Ya es muy tarde, apuesto a que tú también estás cansado luego de un largo día de trabajo.
-Apenas son las siete... - Dandy reviso su reloj y miro al rubio un tanto confundido.
Dada sabía que su excusa no duraría mucho ante la perspicacia de Dandy. Su mente trabajaba a toda velocidad mientras intentaba encontrar una solución. Se sentía atrapado entre la incómoda situación y la posibilidad de una conversación que no estaba seguro de poder manejar.
Fue entonces cuando una idea audaz cruzó su mente. Una salida rápida, una forma de escapar de la conversación incómoda que tanto temía. Dada no estaba seguro de cómo funcionaría, pero estaba dispuesto a intentarlo.
- ¡Mira eso! – Dada grito repentinamente, señalando hacia la distancia con una expresión de sorpresa fingida.
Dandy giró la cabeza, siguiendo la dirección que Dada señalaba. Ese momento de distracción fue todo lo que el rubio necesitaba. Sin pensarlo dos veces, comenzó a retroceder unos pasos, alejándose de Dandy. Su corazón latía con rapidez, mezcla de nerviosismo y emoción.
- ¡Es un... un unicornio volador! – Dada inventó con urgencia, su voz un poco más alta de lo necesario.
Dandy volvió su atención hacia Dada, evidentemente confundido por la repentina exageración del rubio. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Dada aprovechó la oportunidad y comenzó a alejarse a paso rápido, dándole la espalda a Dandy.
Sin esperar una respuesta, Dada comenzó a alejarse a toda prisa, perdiéndose en la distancia, Su corazón latía con emoción y un toque de triunfo mientras dejaba atrás la conversación que tanto temía.
Dandy se quedó parado por un momento, mirando la dirección en la que el rubio había desaparecido. Una mezcla de incredulidad y diversión se reflejaba en su rostro mientras sacudía la cabeza con una sonrisa apenas perceptible. Aunque Dada había escapado de la conversación, el castaño no pudo evitar sentir admiración por su creatividad en encontrar una salida tan inesperada.
Mientras tanto, el rubio comenzó a correr hacia su departamento, sus pasos resonando en las calles tranquilas de Sooga. La adrenalina palpitaba en su pecho, y el latido de su corazón se sincronizaba con el ritmo de sus pies al golpear el pavimento.
Dandy, sin perder tiempo, se lanzó detrás de Dada en una carrera tranquila y fluida. A pesar de su apariencia serena, el castaño era increíblemente ágil y rápido, y pronto comenzó a acortar la distancia entre ellos.
Dada giró por una esquina, sus pies guiándolo por las calles conocidas de Sooga. La adrenalina fluía en su sangre, alimentando su determinación de evadir a Dandy.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que escuchara los pasos elegantes pero firmes de Dandy detrás de él, una presencia constante que no parecía ceder.
La noche estaba en calma, solo interrumpida por los pasos rápidos y los suaves jadeos de Dada mientras continuaba corriendo.
Las luces de las farolas arrojaban destellos tenues sobre las aceras, pintando un camino iluminado por la luna. El latido acelerado del corazón de Dada resonaba en sus oídos, y cada vez que giraba para ver si había dejado atrás a Dandy, se encontraba con la figura del castaño aún cerca.
El rubio decidió cambiar su estrategia, buscando el elemento sorpresa para ganar ventaja. Giró bruscamente por un callejón, sus pasos resonando en el espacio estrecho.
Sin embargo, Dandy demostró una vez más su agudeza, deteniéndose en seco y girando hacia el callejón, al parecer el rubio eligió el camino largo, decidió no entrar por el callejón y seguir con su ruta habitual.
Dada apresuraba el paso por el callejón estrecho que parecía prometedor, convencido de que lograría escapar de Dandy. Sin embargo, la mala suerte que siempre parecía acompañar al rubio decidió hacer su aparición.
Tan pronto como entró al callejón, tropezó con una piedra suelta en el suelo. Sus pies se enredaron en un torpe intento por mantener el equilibrio, pero en un abrir y cerrar de ojos, Dada se encontró cayendo al suelo...
Mientras trataba de levantarse, un tronco rodó por el suelo y chocó contra su pie, causándole un dolor momentáneo. Frunciendo el ceño, Dada se apresuró a apartar el tronco, solo para tropezar con un charco de agua que reflejaba la tenue luz de la farola cercana.
Resbalando sobre el agua, Dada luchó por mantener su equilibrio, sus brazos agitándose en el aire mientras luchaba por mantenerse en pie. En un último intento desesperado, agarró el borde de un contenedor de basura cercano, logrando evitar una caída completa, pero terminando empapado hasta las rodillas.
El callejón parecía burlarse de él mientras Dada se enderezaba, su rostro mostrando una mezcla de molestia y resignación. Se quitó el cabello mojado de la frente y se limpió las manos en sus pantalones empapados.
- ¡Gracias por esto! – Murmuró Dada con sarcasmo mientras lanzaba una mirada al cielo nocturno como si buscara respuestas.-¿Ahora qué sigue?-
Justo cuando Dada pensaba que no podía empeorar, Mio se cruzó en su camino, corriendo por delante de él y casi haciéndolo caer nuevamente. El felino se detuvo para mirarlo con ojos curiosos, como si estuviera evaluando el desafortunado espectáculo que tenía frente a él.
Dada suspiró resignado y se limpió las manos una vez más antes de continuar su camino por el callejón, esta vez con más cautela. Aunque su intento de escapar había sido un fracaso total, al menos había logrado una pequeña distracción de la situación que estaba tratando de evitar.
Finalmente llego a su departamento, definitivamente necesitaba darse una ducha y recostarse, ya había tenido suficiente.
Justo cuando Dada comenzaba a sentir la sensación de victoria al haber escapado, un escalofrío recorrió su espalda. Se detuvo en seco, jadeando mientras miraba a su alrededor, sorprendido por un repentino sentimiento de estar siendo observado.
No pasó mucho tiempo antes de que una voz tranquila, pero ligeramente burlona, resonara detrás de él.
-¿Olvidaste qué conozco tu dirección? –
Dada giró con rapidez, sus ojos encontrándose con los de Dandy, quien estaba parado allí con una sonrisa. La sorpresa paralizó momentáneamente a Dada.
-¿C-Cómo...? – Dada comenzó a decir, su voz quedándose atrapada en su garganta.
-¿Pensaste que te habías deshecho de mí tan fácilmente? – Dandy se cruzó de brazos, mientras su sonrisa se ampliaba levemente.
Dada no pudo evitar reír nerviosamente, la incredulidad y el asombro se mezclaban en sus ojos.
Dandy miró al rubio de reojo, al parecer no fue una gran idea tomar ese pequeño "atajo".
-Aquí tienes...-Dandy ofreció un pañuelo al rubio, como si no le importara en lo absoluto la situación incómoda en la que se encontraban.
-O-Oh, Gracias...-Dada tomó el pañuelo con las manos temblorosas, sintiéndose un poco avergonzado por su estado desaliñado
-Mientras tomas una ducha ordenare algo para cenar, ¿Pizza está bien?-
-¡Claro! -Pero luego pareció entrar en pánico por su respuesta rápida. - ¡N-No! Y-Yo... -
Las palabras se atascaron en su garganta, y antes de que pudiera aclarar su respuesta, Dada, en su intento de evitar que Dandy entrara, se recargó con fuerza sobre la puerta, solo para que esta se abriera sola y lo hiciera caer torpemente hacia adentro del departamento; El pañuelo que sostenía en su mano cayó al suelo a su lado, sumándose al caos momentáneo.
Dada estaba en el suelo, mirando hacia otro lado, incapaz de enfrentar la mirada de Dandy. El castaño se arrodilló frente a Dada, manteniendo una distancia respetuosa pero cercana.
-¿Estás bien? – Dandy extendió una mano para ayudarlo a levantarse.
-¡S-Sí, estoy bien! – Dada se levantó apresuradamente. – Solo... solo fue un pequeño tropiezo...-
El castaño fue recibido por un ambiente que contrastaba con la energía que solía caracterizar a Dada. El departamento lucía desordenado y el aire parecía cargado con una sensación de melancolía. Dandy sintió una punzada de preocupación al ver la escena.
El rubio pareció sentirse incómodo por la situación y bajó la mirada, visiblemente avergonzado por el estado en que se encontraba su hogar. Suspiró con pesadez y se mordió el labio inferior, claramente preocupado por lo que Dandy podría estar pensando.
Sin embargo, Dandy no mostró ningún signo de juicio o crítica. En cambio, asintió ligeramente y entró al departamento con naturalidad, como si el desorden no fuera relevante en absoluto. Se movió con gracia, recogiendo algunos objetos dispersos y organizando cosas aquí y allá.
-Supongo que, a veces todos tenemos momentos en los que las cosas se desordenan un poco... -El castaño sonrió con amabilidad mientras acomodaba algunos libros en un estante cercano.
Dada lo miró con sorpresa, no esperando esa reacción en absoluto. Se preguntó si Dandy había notado su estado emocional o si simplemente estaba siendo considerado. Aunque no estaba seguro de cómo expresar lo que estaba sintiendo, apreciaba la presencia de Dandy en ese momento.
Dandy continuó ordenando las cosas sin darle importancia al estado del departamento. Había algo reconfortante en su actitud tranquila y en su disposición a ayudar sin hacer preguntas.
A medida que Dandy seguía organizando, Dada se unió a él, ayudando a colocar las cosas en su lugar.
Después de un rato, el departamento comenzó a verse más ordenado y el ambiente parecía un poco menos pesado. Dandy miró a Dada con una sonrisa suave.
- Bueno, ordenaré la cena... - Dandy sacó su celular y marcó un número mientras Dada permanecía en el umbral del departamento, sintiéndose un tanto nervioso por la situación.
- D-Dandy, yo... - Dada comenzó a decir, pero fue interrumpido por la voz tranquila de Dandy.
- Deberías ir a ducharte o terminarás resfriándote... - El castaño lanzó una mirada al rubio, su tono mostraba un toque de preocupación.
El rubio se sorprendió un poco por la observación de Dandy; de hecho, había olvidado por completo que había estado bajo la lluvia y aún llevaba la ropa húmeda. Antes de encaminarse hacia el baño, sin embargo, recordó las necesidades de su fiel compañero de cuatro patas.
Un pequeño bulto peludo se movía cerca de la puerta, y Dada sonrió mientras se agachaba para acariciar al gato que aguardaba con paciencia. Le sirvió su comida en un plato y, aunque no podía comprender sus maullidos, parecía que el felino le estaba agradecido.
Después de cuidar de su gato, Dada se encaminó al baño, con la intención de quitarse la ropa mojada y relajarse bajo el agua caliente. Mientras dejaba que el agua lo envolviera, sintió cómo la tensión en sus hombros comenzaba a disiparse, como si el flujo constante pudiera llevarse consigo sus preocupaciones.
Una vez que salió del baño, con el cabello ligeramente húmedo y un aspecto más fresco, notó que Dandy había estado ocupado mientras él se duchaba.
El apartamento ahora estaba iluminado por la luz suave de la televisión, que estaba sintonizada para una maratón de películas, y una selección de botanas y bebidas adornaba la mesa de centro.
El rubio miró a su alrededor visiblemente sorprendido, no esperaba que su amigo hiciera todo eso por él, realmente no sentía que fuese necesario, de nuevo su mente se infestaba de pensamientos negativos.
Pero estos desaparecieron momentáneamente gracias al castaño qué llamo su atención.
-La pizza llegará en cualquier momento...-Dandy se encontraba en la cocina en busca de algunos platos.
-¡D-Dandy! No era necesario que tú hicieras todo esto...-El rubio se dirigió hacia él.
-Descuida, no fue nada...-
Dada miró hacia abajo muy apenado, pero se sobresaltó al sentir la mano de Dandy sobre su cabeza.
-Además, creo que mereces un poco de ayuda...-
-¿E-Eh?-
Repentinamente el timbre los interrumpió, probablemente su cena ya había llegado.
-Oh, yo iré...-Dada se dirigió hacia la puerta y la abrió para encontrarse cara a cara con el repartidor.
Mientras tanto Dandy se encargó de buscar una película que ambos disfrutarán, en un abrir y cerrar de ojos el rubio coloco la pizza sobre la mesa de la sala.
Más tarde, la sala estaba sumida en una atmósfera acogedora y amigable, con las luces suaves y el sonido de las películas llenando el espacio. Dada y Dandy compartían el sofá, disfrutando de las películas y la deliciosa pizza que habían ordenado. El aroma tentador de la comida flotaba en el aire, mezclándose con la risa y los comentarios ligeros.
A medida que las películas avanzaban, Dada sentía que su ánimo mejoraba gradualmente. Parecía que había encontrado el remedio perfecto para aliviar la tristeza que lo había invadido. Cada risa compartida, comentario ingenioso y delicioso bocado de pizza contribuían a disipar las sombras que habían oscurecido su corazón.
Sin embargo, la serenidad de la noche se vio repentinamente interrumpida por las palabras de Dandy. El castaño miró fijamente al rubio, y sus palabras resonaron en el aire con un aire misterioso.
- Sabes, Dada, he planeado todo esto desde hace un tiempo... - Dandy miró al rubio de reojo
- ¿E-En serio? ¿Por qué? – Preguntó Dada, sin estar seguro de qué esperar.
- Porque, finalmente, no podrás huir...-
Las palabras de Dandy tomaron a Dada por sorpresa, y antes de que pudiera reaccionar, Dandy tomó sus manos con un agarre firme pero amigable, evitando cualquier intento de escape.
- ¡D-Dandy, espera! – Dada exclamó, tratando de liberarse de su agarre, pero los esfuerzos del castaño eran demasiado fuertes.
-Por favor, dime la verdad... - Dandy mantuvo su mirada fija en los ojos del rubio.
Dada luchó incansablemente para liberarse, pero era inútil. La expresión preocupada de Dandy lo hizo dudar sobre su resistencia. A pesar de sus intentos por ocultar su verdadero estado, Dandy parecía haber percibido algo más profundo.
-¿L-La verdad? ¿Sobre qué? –
-Dada...sé que algo te está afectando... -
- ¡No es nada, en serio! – Dada intentó evadir la mirada intensa de su compañero, esperando que su respuesta fuera suficiente para tranquilizarlo.
Sin embargo, Dandy negó con la cabeza, negándose a aceptar una respuesta superficial.
- Dada, somos amigos. Puedes confiar en mí. – La voz de Dandy se suavizó, revelando su sincero deseo de ayudar.
Dada suspiró, sintiendo cómo la mirada penetrante de Dandy lo desarmaba. Era como si su amigo pudiera leer sus pensamientos, y la tensión en sus hombros se volvió palpable.
- Supongo que... - Dada comenzó a decir, pero las palabras parecieron quedarse atrapadas en su garganta, incapaces de salir.
-¿Qué...? – Dandy apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Dada estrellara su cabeza contra la suya, propinándole un inesperado golpe en la nariz.
- ¡L-Lo siento! -El rubio aprovechó la oportunidad para encerrarse en su habitación antes de ser capturado.
Dandy se sujetó la nariz, sorprendido por el golpe inesperado, pero no perdió el ánimo. Se levantó rápidamente y se dirigió hacia la puerta de la habitación de Dada.
- ¡Dada! –
- ¡G-Gracias por todo, Dandy! Y lamento el golpe... - La voz de Dada se escuchó desde el otro lado de la puerta, acompañada de una risa nerviosa.
- ¡Oye! ¡No puedes seguir huyendo! –
-¡Si puedo! –
-Entonces, romperé la puerta...-
-¿¡Qué!? – El rubio se sobresaltó.
-Escucha Dada...-El castaño se recargo sobre la puerta.-No quiero forzarte de ninguna forma, si no quieres hablar está bien lo entiendo, pero quiero que sepas que yo...realmente me preocupo por ti.-
Las palabras de Dandy dejaron a Dada en silencio, el rubio sentía tantas cosas en esos momentos, había tanto por decir
-¡Esta bien! ¡Lo diré! –
El castaño se sobresaltó y abrió los ojos de par en par, colocando su oreja sobre la puerta para poder escuchar al rubio con claridad.
Dada respiró hondo, tratando de reunir el coraje necesario para expresar lo que había estado guardando dentro de él. La habitación parecía cerrarse a su alrededor, y el peso de sus palabras se sentía como una losa sobre sus hombros.
- Dandy... - Murmuró finalmente, su voz temblorosa resonando en la habitación. – He estado luchando... conmigo mismo. Me siento... tan atrapado en mis propios pensamientos.-
El castaño se mantuvo en silencio durante un momento, procesando las palabras de Dada.
-Desde hace tiempo me he sentido... tan perdido. Me siento como si estuviera atrapado en un agujero oscuro y profundo, y no puedo encontrar una salida. No entiendo por qué me siento así, pero no puedo evitarlo...-
Dandy escuchaba con atención, su expresión se volvió más comprensiva a medida que las palabras de Dada fluían.
Dandy escuchó atentamente, su preocupación reflejada en su mirada. Sin embargo, no intentó forzar la puerta ni presionar a Dada para que saliera. En cambio, permaneció allí, apoyado contra la puerta, ofreciendo su apoyo silencioso.
-No me siento digno... de nada, de nadie. – Dada continuó, sus palabras fluyendo ahora con mayor facilidad. – Siento que no encajo, que siempre estoy tratando de ser algo que no soy. Y últimamente, he estado... realmente deprimido.-
El silencio que siguió a las confesiones de Dada pareció llenar la habitación, cargado de una mezcla de comprensión y empatía. Dandy finalmente habló, su voz suave y alentadora.
-Dada, todos tenemos momentos difíciles y sentimientos de inseguridad, no tienes por qué seguir ocultándote y mucho menos, luchar solo...-
Dandy sonrió cálidamente, aunque Dada no podía verlo. Aunque la conversación era difícil, sabía que era un paso importante hacia el apoyo y la sanación que Dada necesitaba.
El rubio sintió un nudo en la garganta, las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. Las palabras de Dandy resonaron en el corazón de Dada, una chispa de esperanza brillando en medio de la oscuridad que lo había envuelto.
-Además...todos tenemos defectos y virtudes, como por ejemplo, tu ahora mismo...-
-¿¡Eh!?-El rubio se sobresaltó, creía que Dandy lo estaba animando.
-Si quieres encerrarte, asegúrate de poner seguro o de lo contrario...-Dandy abrió la puerta, haciendo que Dada se cayera ya que estaba recargado sobre la puerta.
-¡L-Lo había olvidado!- El chico cubrió su rostro totalmente avergonzado provocando qué el castaño soltara una carcajada.-Soy tan torpe.-
-Nadie es perfecto, pero aún asi... eres una persona maravillosa tal como eres...-El castaño se arrodillo a la altura del rubio.
-Dandy, de verdad yo lo siento...-Dada cubrió su rostro.
-¿Por qué? –
-Y-Yo, solo estoy causándote muchas molestias...-
-Para nada...-
-¡Pero...!-
-Estoy aquí para ti, Dada. Siempre lo estaré. -Dandy ayudo al rubio a reincorporarse. . – Juntos superaremos esto, paso a paso.-
-D-Dandy...-Dada miró fijamente al castaño con sus ojos llenos de lágrimas.
Era extraño, pero por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo.
.
.
.
HIIIII GUYS!!
Bueno, seré totalmente honesta con ustedes, la verdad es que había olvidado por completo qué también tenía esta historia y lo xd es que ya tenia el capitulo listo.
Espero no olvidar esta historia otra vez y actualizar un poco más seguido, aunque no prometo mucho x,d.
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
Bye-nee~!
