No tengo nada que decir de este universo, simplemente que el aburrimiento nos llevo a esto...


La vida les había dado cambios muy drásticos, las nuevas órdenes habían llegado y finalmente había sido reasignado a una división, así como sus demás hermanos, cumpliendo finalmente el deber para el que su abuelo los había entrenado.

Si bien, él había pertenecido a los trece escuadrones con anterioridad, el viejo Yamamoto lo destituiría para mantenerlo a salvo junto con sus otros cuatro hermanos menores.

Ahora, el actual capitán comandante lo había enviado como teniente de la división trece. Se había presentado ya con su capitana en función, Kuchiki Rukia, que se mostraba feliz de tener a alguien que le diera una mano, sin embargo, algo llamó la atención de la peli negra.

-Perdona que lo pregunte, pero ¿no venía tu hermana contigo?

-Bueno, quizá lo reservé para una sorpresa- Explicó el muchacho, caminando al lado de su capitana, sonriendo divertido, guiñándole un ojo. La capitana alcanzó a sonrojarse, más que nada por el hecho de que su nuevo teniente era un joven apuesto, con su cabello negro y algunos mechones amarillos, apenas acompañando el color miel de sus ojos -No se preocupe, mi hermana es alguien atolondrada, pero muy confiable

Llegaron hasta los campos de entrenamiento de la división, sabiendo que sería el primer lugar donde su hermana se dirigiría para armar alboroto.

Por su parte, Saya ya estaba formada con los demás shinigamis, con quienes, en su mayoría, ya estaba entablando conversación, y ganándose su confianza al hablar de entrenamientos y de medir fuerzas. Claro, muchos tomaron esto como un desafío interesante ya que Saya, aun siendo su primer día, entró reflejando un espíritu de desafío por cada poro de su piel.

La morena sobresalía de entre el resto con su rebelde melena negra, AsamI había intentado esa mañana que la cepillara un poco, pero simplemente era imposible hacer algo con el cabello de su hermana; tan salvaje como ella misma, y mas aún, acompañado de ese mechón azul eléctrico tan característico de ella y en veces, haciendo que sus grises ojos se vieran azules por tal color tan intenso.

Las voces acallaron cuando la capitana en función apareció y, a su lado, nada más y nada menos que su hermano mayor.

-Interrumpo sus actividades para darles una noticia que quizá ya se esparció por toda la división- Anunció la capitana, mirando a sus hombres -Hoy se une a nosotros como teniente de la división trece, Yamamoto Takeshi y su hermana, Yamamoto Saya como soldado entre nuestras filas de nuevos novatos

La capitana señaló a la morena, así como al resto de nuevos integrantes.

-En el transcurso de estos días, Yamamoto pondrá orden a lo que se tenga que hacer, habrá nuevas reglas y deberán acatar sus órdenes- Anteriormente ella había sido la teniente a cargo, tenía poco de haber ascendido, así que había cosas que dejara inconclusas -Sean amables, mantengamos el espíritu del capitán Ukitake entre nosotros. Son todos tuyos Yamamoto

La capitana se despidió, dejando al moreno a cargo. Grande fue el desconcierto de la morena al saber que éste sería su teniente, quien la mirara directamente y sonriendo de lado, como dándole a entender con ese gesto que la tendría bien vigilada y que no se salvaría de una que otra responsabilidad.

Saya ante eso exhalo con resignación, definitivamente su hermano mayor no se la dejaría fácil, mucho menos por ser un simple soldado más.

En esos momentos, Sato entraba a las oficinas de la novena división encontrando un verdadero caos.

Shinigamis corriendo con papeles por aquí y por allá, tecleo de botones de computadoras y demás escándalos similares. Satoshi no estaba del todo seguro que esa fuese la división que mejor le vendría, pero ordenes eran órdenes y tenía que ir a donde el capitán y el teniente para presentarse en su primer día siendo parte de los escuadrones de la sociedad de almas.

-Oye, disculpa- Al fin logra detener a uno de los ocupados shinigamis que venía cargado una pila de papeles - ¿Dónde puedo encontrar al capitán y al teniente?

-Casi siempre están en la misma oficina, es la del fondo por allá– Indica con la cabeza ya que sus manos estaban llenas.

Sato le dio las gracias no si antes ofrecerle un mano, pero el Shinigami se negó amablemente diciéndole que tenía todo bajo control. Con paso calmado y actitud algo aburrida, va a la oficina mientras se preguntaba porque no lo pusieron en una división que se requiera más entrenamiento riguroso, como la onceava. En fin, llamo a la puerta, esperando a escuchar que le permitieran la entrada.

-Adelante- Dijo la voz de uno de los hombres para permitirle la entrada.

-Buenas tardes. Soy Yamamoto Satoshi- Se presentó de forma casual ante el capitán y teniente -Me asignaron a esta división- Dice sin demasiado entusiasmo.

-¿Te asignaron? ¿Tú sabias algo, Shuuhei? - El aludido giro a ver a su capitán, arqueando una ceja -Tsch, tu cara lo dice todo ¿Dónde dejaste el documento?

-Lo deje sobre tu escritorio el otro día, pero de seguro lo olvidaste- El teniente suspiro, mirando al moreno -Bienvenido a la novena división, soy el teniente Hisagi Shuuhei y él es el capitán Muguruma Kensei

-Bienvenido novato- Le dijo el capitán el verlo, cruzándose de brazos y viendo su físico. Un joven alto, de cabello negro con algunos mechones grises y ojos perlados, tez morena clara y un tatuaje en su mano derecha que subía hacia su ante brazo -Lamento decirlo, pero solemos tener bastante trabajo, nuestro editor necesita una mano de vez en cuando ¿crees estar al nivel?

-Supongo que no tendré problemas en cargar de un lado para otro una montaña de papeles, capitán- Responde con una sonrisa ladina cruzándose también de brazos.

-Me gusta tu entusiasmo novato, pero no solo es cargar papeles de un lado a otro- Luego se voltea a ver a Hisagi -Muéstrale las áreas de trabajo, entíntalo un poco para que entienda lo que hacemos, además de matar Hollow

Hisagi dejó sus deberes para hacer lo que el capitán le ordenó, por lo que salió de la oficina junto con el joven Yamamoto.

-Que valor para desafiar de esa manera al capitán- Comentó el teniente, estirando los brazos y tronándose el cuello -No flaquees, a veces él cabeza hueca no entiende de razones, pero es verdad que tenemos bastante trabajo editorial siempre.

-Sí, eso puedo notar- Los shinigamis ahí parecían no parar un segundo –Supongo que no es la acción que esperaba tener al entrar a una división, pero creo que no me aburriré- Comenta divertido ante el teniente, en primera instancia lo sentía mucho más tratable que el tosco del capitán.

-Bueno, también es verdad que hay un poco más de acción fuera de esas paredes, pero si te aburres, puedes ir con nuestra segunda teniente y entrenar un poco con ella- Señalo a una chica peli verde que entrenaba con entusiasmo -Mashiro es mitad Vizard, al igual que nuestro capitán, así que pueden hacer uso de una máscara de hollow para amplificar su poder

Miro a la peliverde, cuya sonrisa infantil y entusiasta le recordaba un poco a sus hermanas cuando eran pequeñas, y si algo ha aprendido de ese par, era a no juzgar a alguien por su cara de ángel, pues podían tener alma de demonio, como solía decirle a Asami para molestarla.

-Buenas tardes teniente- Se presenta con su usual galante sonrisa que usaba al ser "amigable" con las mujeres. Saya ponía comillas con los dedos cuando Sato decía que solo era amigable y ella le respondía que lo era demasiado –Yamamoto Satoshi, soy el nuevo recluta

La chica detuvo todo movimiento para centrarse en su colega y el chico a su lado, dando un salto tras otro hasta llegar a ellos y escuchar la presentación del moreno.

-Kuna Mashiro, segunda teniente de la división a tus servicios Satoshi- La informalidad de la chica era única, nunca le preocupaba a quien saludaba o trataba -¿Quieres entrenar un poco?

-Sería un honor entrenar contigo, me acaban de decir que es bastante poderosa- Sato realmente solo estaba siendo amigable con su superior, aunque el hecho de que está le recordara a sus hermanas le hacía tomar precauciones -Pero creo que el teniente Hisagi tiene que... ¿entintarme? - Bromea usando la palabra expresada anteriormente por el capitán.

-Shūhei es un aburrido al igual que Kensei, ellos nunca quieren jugar conmigo- Soltó la peli verde, moviendo las manos a manera de queja por las reglas de los dos hombres -Esos dos siempre están metidos en su oficina con su revista

-Lo dice la persona que no pone ni un pie en la editorial- Responde el teniente a la queja, cruzándose de brazos -Al final es decisión de Satoshi el entrenar contigo o no

Sato dio una gran carcajada. Al parecer esa división sería más entretenida de lo que pensaba.

-Prometo que yo procurare jugar contigo lo más posible- Le dice a Mashiro -Pero creo que por ahora sería mejor aprender un poco sobre el trabajo en la novena, creo que parece entretenido después de todo

Mashiro se cruzó de brazos, sus manos no se veían por las largas mangas de su uniforme, pero se fue feliz con lo dicho por Satoshi.

-Vamos Satoshi, te enseñaré algo de lo que estarás haciendo en la división- Dijo Shūhei al ver que su colega se había ido -No es la gran cosa, pero si el comandante te envió aquí, fue por alguna razón

-Puedes llamarme solo Sato, si me dicen Satoshi siento que mi hermano me está llamando la atención- Shūhei asiente sonriendo, llevando a Sato a donde seria su lugar asignado de trabajo.

...

En otro lado del Gotei, Asami ya estaba presente en la división diez, los shinigamis de la división le habían llevado hasta el área donde se presentarían el capitán y la teniente en función. Así que, rodeada por los novatos, espero pacientemente hasta que hicieron acto de presencia ambos shinigamis.

- ¿Sólo diez? – Preguntó el capitán a su teniente, quien asintiera con seriedad luego de hojear sus papeles -Supongo que es lo mejor que podemos obtener

-Sabe que acaban de ingresar cinco shinigamis al gotei que están causando especulaciones ¿verdad? – Agregó su teniente, haciendo a este suspirar.

-Lo se Matsumoto, estoy consciente de ello y mediré sus fuerzas en su momento- Respondió, mirando a la peliblanca -Sean bienvenidos a la décima división, los que quieran permanecer en las filas adelante, los que no, pueden irse

- ¡Capitán! – Grito la pelirroja, viendo como su capitán se daba la vuelta, preparado para marcharse -No puede decirle eso a los novatos, estamos necesitados de personal, acaban de salir de la academia… bueno, algunos…

-Se queda el que se quiere quedar, pueden pedir su cambio de división si así lo quieren- Fueron sus últimas palabras antes de retirarse, dejando a una perpleja Matsumoto frente a diez novatos, de los cuales, siete comenzaron a darse la vuelta.

La joven Yamamoto suspiró, dio un paso al frente tomando por sorpresa a los otros dos que se quedaron al igual que ella.

- ¿Y solo porque un capitán dice que podemos marcharnos, nos vamos? Eso va en contra de las enseñanzas de la academia, estamos aquí para servir en nombre de los trece escuadrones, en cumplir lo que Yamamoto Genryūsai construyó durante siglos- Habló la fuerte voz de la chica, haciendo al capitán frenar -Estamos aquí para proteger a la sociedad de almas y al mundo humano, no para sentirnos ofendidos solo porque un capitán se sienta superior. Me quedo para demostrar de lo que soy capaz, no para serle de agrado a los demás

El capitán de la diez se giró, mirando a la chica, el temple feroz y aguerrido le gustaban.

-Tú nombre- Dijo finalmente, imperturbable por aquel discurso al volver a ver de frente a los novatos y a la chica, notando su cabello blanco, pulcramente trenzado y acompañado de unos ojos gris sumamente claros.

-Yamamoto Asami- No había vacilación en su voz, ni pizca de temor.

-Hitsugaya Tōshirō- Apunto el, sonriendo con satisfacción, viendo como el resto de los novatos volvían y se quedaban -Bienvenida a la décima división. La teniente Matsumoto les mostrará el lugar

El día había sido apacible, sin novedades, entrenando normalmente con sus compañeros y auxiliándolos en lo que necesitarán. Tanto el capitán como la teniente notaron algo en la chica, una extraña chispa que no veían hacía tiempo.

No por ser el menor, significaba que iba a tener algún privilegio, pero al igual que sus hermanos, el abuelo lo había entrenado de la misma manera, y su perseverancia había tenido sus frutos.

- ¿Nuevo recluta? – Preguntó el capitán al alzar la vista y mirar a su teniente frente su escritorio -Nombre…

El joven se sorprendió de que el capitán se dirigiera a él, por lo que paso saliva antes de responder.

-Ya… Yamamoto Asahi, señor- Podía vérsele nervioso, por lo que el capitán sonrió disimuladamente.

-Teniente, muéstrele el lugar a nuestro nuevo recluta, la sexta siempre recibe a los nuevos con los brazos abiertos…

-Entendido, capitán- A Renji le dio curiosidad el hecho de la tranquilidad con que el noble recibiera al chico, por lo que salió de ahí con él, pisándole los talones -Muy bien Yamamoto, sígueme, te mostrare la división

El teniente paso buen rato con el novato, mostrándole la división y los campos de entrenamiento, volviendo a toparse con el capitán en un par de ocasiones. Hasta llegaron a pensar que el mismo capitán estaba espiando a los dos hombres. Un escalofrío recorrió la espalda de Renji.

- ¿Te quedaras a dormir en la división? – Pregunto el teniente, observando el cabello castaño del joven, y finalmente pudo fijarse bien en su físico, los ojos azul grisáceo y su tez morena clara.

-Ah, creo que no, vera… mis hermanos y yo tenemos una casa en la primera división, mi hermana y yo cocinamos generalmente- Soltó el menor, ambos se detuvieron uno frente al otro -Si no es mucha molestia, cada que se pueda, claro…

-Sin problemas, el capitán también tiene una hermana, la capitana de la división trece, así que no creo que haya algún problema- Renji le ofreció una sonrisa fraternal -Estas en buenas manos

Ambos estrecharon sus manos, para el pelirrojo, quizá era el inicio de una nueva amistad, el joven parecía bastante centrado en su deber, por lo que no le molestaría pedirle alguno que otro favor de oficina.

...

El trabajo en la novena resulto ser más interesante y entretenido de lo que Sato pensó al principio. Shūhei era un tipo muy agradable, le explicó con suma paciencia y claridad el trabajo editorial que los shinigamis desempeñaban y se vio bastante complacido de que su nuevo recluta parecía entender con rapidez y bastante entusiasmo.

Kensei noto el interés de este, observándolo desde lejos y viendo el notable desempeño del resto de la división alrededor del moreno.

-No está mal para ser un novato- Soltó Kensei detrás de su escritorio con su habitual taza de café -Parece ser un buen elemento

-No causa problemas y acata las ordenes sin problema- Respondió Shūhei entre los párrafos de su hábil lectura - ¿Has pensado en tener un tercer oficial?

Kensei alzó una ceja, porque ciertamente, no lo tenía.

-Hace mucho que la línea base de la división no está en forma, quizá vaya siendo tiempo de hacer algo al respecto...- Luego volteo a ver a su teniente - ¿El novato?

Cuando estaba dando otro gran sorbo a su café, escucharon a alguien tocando la puerta. Fue Shūhei que, aun si quitar la vista de su trabajo, le dio permiso de entrar, siendo el nuevo recluta, Satoshi quien aparecía de nuevo en su oficina.

-Hola de nuevo- Saluda casual, mucho más entusiasmado a comparación de la mañana -Estoy por retirarme si no hay problema, mis hermanos y yo solemos cenar juntos en casa

-Lo has hecho bien novato, ve a casa- Dijo el capitán retomando una lectura.

-Hasta mañana Sato- Agrego el teniente, volviendo a su trabajo.

-Gracias, cuando quieran pueden ir a comer con nosotros, mi hermana Asami hornea unos postres deliciosos. Hasta mañana- Cierra la puerta detrás de él.

Shūhei suelta su documento, dejando escapar una sonrisita.

-¿Y tú? Que te divierte tanto? - Pregunta el albino -¿La conoces?

-Nombres que no puedo olvidar- Soltó el moreno -Cursamos juntos la academia, de vez en cuando compartíamos el almuerzo y llevaba unos postres deliciosos

-Así que te reencuentras con una vieja amiga, interesante

La charla no avanzo, por lo que ahí quedó el asunto, aunque fue un comentario que el capitán no paso por alto.

...

La trece pareció revivir con la presencia de los hermanos, y es que luego de una presentación y de organizar un poco los grupos, Takeshi llamó a un entrenamiento amistoso, momento para el cual Saya sonrió con confianza. El joven les propuso que intentaran atacarlo, algo que hizo sonreír a su hermana aún más, por lo que se preparó para embestirlo, y es que apenas habían tratado de arremeter contra él un par de shinigamis y con unos cuantos pasos, estos se desestabilizaron y cayeron al suelo.

Unos cuantos roces con su espada y dos más cayeron, estaba completamente entretenido con aquello, otros cuantos shinigamis más se acercaron a él, pero acabo con todos los que arremetieron contra el teniente. Saya estaba al fondo, flanqueada de tres más, pero la morena desapareció en un santiamén, haciendo que el hombre también desapareciera, dejando ver estelas del roce de sus espadas.

Ramas cayendo de los árboles cercanos, piedras volando por todos lados, ráfagas de viento que sacudían todo a su paso.

- ¿Por qué te contienes? – Pregunto el mayor bloqueando tranquilamente los golpes de su hermana, y agregando con tono burlón -Nadie resultará herido

Saya sonrió, aumentando su velocidad, dejando sorprendidos al resto de los shinigamis. Rukia apareció en ese momento, observó el enfrentamiento de los hermanos, notando la experiencia y potencial de ambos.

-Solo alguien entrenado por el viejo comandante sería capaz de llegar a esa velocidad- Comentó la mujer, mirando con asombro el enfrentamiento, hasta que una bolita de polvo se alzó, dejando ver a Saya -Oh, sorprendente

Saya miraba a su hermano, agitada por los movimientos previos a ese respiro.

-Buen juego Saya, trabajaremos la velocidad del escuadrón a partir de mañana- Dijo sonriente, enfundando su katana y ofreciéndole una mano a su hermana -Quizá sea hora de ir a casa

-No pude siquiera darte un golpe- Apuntó la chica, tomando la mano de su hermano y sacudiéndose el polvo -Rayos

Aplausos, sus nuevos compañeros no pudieron evitar reconocer el nivel de los hermanos. Takeshi agradeció, y vio a lo lejos a su capitana sonreírle.

Luego de aquel entrenamiento, la shinigamis se acercaron a la morena a pedirle consejos, pero no tenía mucho que hacer por ellos, el entrenamiento con su hermano bastaría para que mejoraran, aunque aconsejó sobre algunas cosas que había aprendido de su abuelo.

-Felicidades chicos, maravillosa presentación y formación- Rukia estaba fascinada con las habilidades de ambos hermanos, hacía tiempo que la división estaba algo dispersa, pero ahora con la presencia de ambos Yamamoto, definitivamente lograrían la unidad que tanto les hacía falta -Los veré le día de mañana, es posible que sus demás hermanos ya los estén esperando.

-Muchas gracias, capitana- Respondieron ambos al unísono.

Takeshi despidió al resto de shinigamis, estaría al pendiente ante cualquier contingencia, por lo que luego de dejar algunas instrucciones claras, él y Saya partieron a casa entre risas, golpes y uno que otro desafío.

- ¡Oigan, hermanos! – La inconfundible voz de Sato los hace frenar, quien venia atrás de ellos ladeando la mano y con una extensa sonrisa.

-Vaya, parece que a alguien le fue bien en su primer día en su división- Canturrea Saya.

-Y pensar que se le paso refunfuñando en la mañana cuando le dije a qué división iría- Secunda Takeshi alzando las cejas al ver que Sato reía rascándose la nuca -Ahora es cuando digo "te lo dije"

-Sí, sí, me lo dijiste... ¿contento?

-Satisfecho de haber tenido razón -

Takeshi se pasó gran parte de la mañana tratando de convencer a su terco hermano que le gustaría el trabajo editorial en la novena división, pues a pesar de sus alegatos de que esa clase de trabajos eran demasiado aburridos, el mayor sabía muy bien que su inquieto hermano se entretendría bastante con todo el alboroto que había ahí debido a la cantidad de trabajo que no paraba de llegar. Y claro, había acertado.

-Bueno, vamos a apurarnos a llegar a casa- Dice revolviéndole el cabello a ambos -No hay que dejar a la peque con todo el trabajo preparando la cena

Había estado siendo partícipe de algunos entrenamientos, estaba algo cansada, pero estaba emocionada de ver a sus hermanos luego de un largo y cansado día, esperando que todos hubieran pasado un buen rato en sus nuevas divisiones.

-Me hubieras dicho que ibas a ir de compras- La voz de su hermano menor vino acompañada del robo de su bolso de compras - ¿Qué vamos a prepararles esta vez?

-No traigo tantas cosas- Respondió entre risas, cruzándose de brazos cuando su hermano le quitara el bolso -Creo que por el poco tiempo y el hambre voraz de nuestros hermanotes, Okonomiyaki

-Bien, démonos prisa…

Ambos hermanos se apresuraron a llegar a casa, pero apenas pusieron un pie en la casa, Hogo, su perro gran danés apareció para saludarlos. Asahi atendió las necesidades del can, mientras que Asami se metió a la cocina, colocándose su delantal y empezando a picar los ingredientes, cocinando los vegetales y preparando las salsas a fuego en la estufa.

-Oye, déjame algo- Le dijo su hermano al momento de llegar a donde ella, dándole un caderazo y terminando de abrocharse el delantal a la espalda -Yo me encargo de las salsas, tu prepara la masa

Hacia mucho tiempo que Asami había terminado por encargarse de la cocina, ya que sus hermanos mayores, sinceramente, no podían ni siquiera freír un huevo. Bueno, quizá sí, pero quería mantener íntegra la cocina y la casa; siendo así, la manera de descubrir que Asahi tenía las aptitudes suficientes para ayudarla sin quebrar un plato.

La puerta se abrió al cabo de algunos minutos, momento para el cual, ambos tenían la mayor parte hecha. Los tres venían jugando, dándose de empujones, por lo que la joven tuvo que asomarse para que estos se tranquilizaran.

-Hola peques- Dijeron los tres al unísono.

- ¡Okonomiyaki! – Gritaron Sato y Saya, dirigiéndose a los muebles altos de la cocina para poner los platos y acomodar la mesa.

Takeshi se acercó a colocar solo la tetera para el agua del té, sabía que Asami siempre tomaba un poco, y sin pensarlo, el también lo hacia para acompañarla. Por otro lado, Saya prefería el café, Sato también, y Asahi de vez en cuando algo fresco que el solo se preparaba.

Cuando todo estuvo listo, los cinco se sentaron a la mesa. Al centro estaba una enorme bandeja con varios Okonomiyaki con mezclas diferentes de ingredientes, tal cual su madre lo hacía en vida.

- ¿Qué tal el día? – Pregunto la chica al resto de sus hermanos, pero le intrigaba saber como le había ido a su hermano Sato, ya que era quien parecía bastante inconforme con ir a la novena - ¿Qué tal la editorial?

-Bastante entretenida, debo admitir- Responde con su característica jovialidad mientras se servía varios trozos de Okonomiyaki –Deberías ver cómo están de un lado para otro corriendo con papeles y demás cosas, yo que pensé que estaría todo el día sentado frente al escritorio aburriéndome- Se lleva un pedazo de comida a la boca, por lo que dice a continuación suena casi incomprensible -Además, el teniente Hisagi es bastante agradable, creo que llegaremos a hacer buenos amigos

-Sato, contigo no es difícil hacer amistad- Dice Saya, ante lo que Sato se yergue orgulloso hasta que su hermana da el siguiente golpe -Eres tan insoportablemente insistente que lo mejor es considerarte como amigo para que ya no molestes- Ante tal comentario Sato fulmina a su hermana con la mirada.

Asahi comenzó a ahogarse con un trozo de comida, Asami contuvo la risa un poco, y Takeshi no pudo evitar reírse sin miramientos, por lo que Sato entrecerró los ojos, mirando a todos sus hermanos.

-Bueno, ciertamente es que Sato suele ser algo insoportable, pero lo decimos nosotros, y no el resto de los shinigamis, además, Hisagi es un buen muchacho- Sonrió, como recordando algo de su pasado -Por si no lo recuerdan, cursamos gran parte de la academia juntos

-Hablas de Hisagi Shūhei, ¿cierto? - Pregunto Asahi a su hermana, quien asintiera mientras se levantaba y se metía en la cocina -Ah, ya... tu crush

- ¡Que no es mi crush! - Grito desde la cocina, asomándose al horno -Solo somos amigos

-Bien, pues me llevare bien con mi futuro cuñado- Sigue la burla Sato, ignorando lo último dicho por Asami- Hace mucho que no se ven ¿o sí? Te alegrara saber que lo invite a comer a la casa un día de estos. Quizá se avive la llama- Le hace un guiño cómplice a Asahi.

Una cuchara de madera salió volando desde la cocina, azotando la cabeza de Sato, haciendo al resto explotar en carcajadas.

-Asami tiene la puntería de mamá, así que mejor yo no digo nada- Se defendió Takeshi, alzando las manos a modo de paz -No quisiera ser el siguiente y que me diera con la sartén

-Cara de ángel alma de demonio- Murmura Sato sobándose el chichón que amenazaba con salirle en la frente- Ambas lo son, compadezco a quien tenga la osadía de ser sus maridos

-Tranquilo, tus fans no lo notaran– Dice Saya con marcado sarcasmo, viendo como Sato se inspeccionaba el golpe con los dedos.

-Compadezco a la pobre mujer que decida querer algo contigo hermanito- Afirma la albina, volviendo a su lugar -No puedo decir lo mismo de Takeshi o de Asahi, pero tú, a lo mejor te quedas vistiendo santos

-O desvistiendo santas- Murmuró Asahi, haciendo que su hermana lo mirara con hastío -Ya, ya pues, no dije nada

-Pues en la novena hay bastantes chicas que agradecieron que un caballero de brillante armadura apareciera para ayudarles con el montón de pilas de papeles que el tirano de su capitán las obliga a acarrear- Todo esto lo expresa con una expresión brillante, creyéndose realmente el salvador de esas pobres esclavizadas.

-Mucho de ti y poco de los demás- Dice Asami, no queriendo escuchar de momento más de su hermano, molesta por su comentario - ¿Y tú saya? ¿Cómo te trato nuestro hermanote en la división trece?

-Pues tocando el tema de los tiranos...- Takeshi la mira ceñudo, ante lo que Saya suelta una carcajada -No es cierto, hermanote, que sensible eres

-Eres de las pocas personas que pueden quejarse de mi entrenamiento, pero te dejo quejarte de los intentos de Asami por hacerte ganar algo de elasticidad...

-Si es la noche para quejarse de mí, entonces mañana se compran su cena- Dice bastante molesta la menor -Excepto Asahi

-Deja de consentir tanto al bodoque- Alega Saya terminando otra porción de Okonomiyaki que se había servido -Lo vas a volver un mimado.

-A las mujeres no les gusta tener a un niño de mami por esposo- Ahora remata Sato.

-Al menos a él no se le quema el agua y sabe cocinar muy bien, a comparación de alguien, que puede hacer explotar la cocina...

- ¡Basta! - Alzo la voz Takeshi finalmente, mirando a sus hermanos, haciendo a Asami agachar la cabeza -Se supone que las cenas son para disfrutar, no para discutir, para decirnos como nos fue en el día, para darnos consejos, si no podemos hacer algo tan simple, entonces cada uno puede cenar en su habitación

El silencio se apodero de la mesa por unos instantes, sabía que sus hermanos entenderían su enojo, y sin querer, Asami miró al resto de sus hermanos, así como todos se miraron entre sí.

-Lo lamento Sato- Tanto sus padres como el abuelo siempre les habían inculcado el perdón ante cualquier situación, pero había sido el viejo Genryūsai quien fuera el más estricto respecto a disculparse entre ellos.

"Solo se tienen a ustedes mismos, y nadie más podrá sacarlos de apuros. Los cinco tienen los lazos de sangre más fuertes del mundo, así que siempre perdónense, abrácense, y cuídense entre todos..."

-Si no fuera habitual en esta casa la agresión hacia mi persona dudaría de que realmente fueran mis hermanos- Quiso bromear, pero toda intención se esfumo al ver la mirada del mayor -Ya, ya, también lo siento. Y bien Asahi, tu no nos has contado como te fue en la sexta

-Oh si ¿cómo te trata el red pineapple? - Cuestiona Saya, no ocultando la antigua rivalidad que ha tenido con Renji desde que estuvieron un tiempo juntos en la academia -No dejes que abuse de ti ese altanero, que sea teniente no le da el derecho de denigrar a los demás.

-Bueno, el capitán es bastante... serio, raro... pero serio, no lo trate más que para la presentación, estuve todo el día con Abarai- Luego volteó a ver a su hermana -No es para nada altanero, así que no digas nada ofensivo Saya, que tu tengas problemas con él es otra cosa

-Del odio nace el amor- Soltó Asami, mostrando algo de desinterés respecto a la charla, sabiendo que Saya amaba negar que le gustaba el teniente de la sexta -No vaya a desquitarse con el bodo por tu culpa

-No digas tonterías Asami, somos rivales desde la academia y desde entonces no ha podido vencerme en un combate- Afirma orgullosa cruzándose de brazos.

-Eso fue épico- Exclama Sato, divertido ante el recuerdo de lo que le conto Saya aquella vez –Renji no quería enfrentarse contigo porque le pareció injusto luchar con una mujer más pequeña que él y vaya paliza que le diste

-Le salió caro subestimarme de esa manera- Choca su puño contra la palma de su mano.

-Fue un acto caballeroso, debo reconocérselo- Saya bufa ante el comentario de Sato, no admitiendo que Renji era bastante noble, aunque algo bobalicón.

-Bueno, bueno, pues a mí me fue de maravilla, mis hombres entrenan arduamente, y ahora tienen motivos extras para esforzarse más- Agregó Takeshi interrumpiendo a sus hermanos, entusiasmado -Saya es una buena oponente, todavía...

-Pues a mí me fue muy bien, gracias por preguntar- Interrumpió Asami, haciendo a sus hermanos mayores voltear a verla -Estuve entrenando con el resto de los shinigamis y son bastante competentes, fin ¿Quieren postre?

Se levantó de su silla, dirigiéndose a la cocina para sacar el postre del horno justo cuando el cronometro sonaba.

- ¿En qué momento te dio tiempo de hacer hasta el postre? - Pregunta Sato yendo a la cocina para al menos ayudar a su hermana a llevarlo a la mesa.

-Antes de hacer todo lo demás y mientras Asahi atendía las necesidades de Hogo- Respondió, un tanto osca, luego soltando un suspiro, al final, él no tenía la culpa, nadie la tenía -Toma el guante de allá y ponlo en la mesa, yo sacaré el otro

Había señalado a un punto detrás de su hermano, donde se encontraba otro guante para tomar las cosas calientes.

-Eres una monada- Tras ponerse los guantes, le despeina un poco el cabello, dirigiéndose luego a sacar el postre -Huele delicioso, temo decirte que, aunque me case vendré todos los días por tus postres

- ¿Y quién dice que voy a quedarme aquí? ¿Qué tal si me voy a vivir con mi esposo? - Esto altero a Takeshi, quien arqueara una ceja al escuchar eso.

-A mí no me vean- Dijo Asahi moviendo la cabeza a manera de decir no -Yo no cocino más que con Asami

-Pues vamos a donde tu esposo- Agrega Saya, mirando con apetito el postre que traía Sato.

-Así es, si se casa contigo se casa con todos los hermanos- Dice este, sentándose a la mesa.

-Pues primero debo aprobarlo, no permitiría que ninguna de mis hermanas se casara con un idiota- Asahi abrió los ojos por la sorpresa, podía escuchar en la voz de su hermano la molestia que el tema le hacía sentir -Teniente, capitán, o quien sea, primero debe pasar por mi buen juicio

Asami rodó los ojos, dejando sobre la mesa el otro pan de nube y sentándose en su lugar, acercó el molde que Sato había llevado y lo corto en trozos grandes, a sabiendas quienes eran los que lo preferían en trozos grandes.

-Ese día, ni cuenta te vas a dar hermanote- Soltó la menor, sonriendo burlona -Creo que soy lo suficientemente mayor para elegir al hombre con quien quiera casarme

-Hablando de matrimonio ¿cuándo pedirás la mano de la capitana Kotetsu? - Canturrea Saya, sabiendo lo tímido que podía ser Takeshi cuando se refería a su relación aun no oficial con la capitana de la cuarta.

-Es divertido ver como aun no es "oficial" su relación- Dice Sato haciendo comillas -Me parece que todo el gotei sabe que hay algo entre ustedes

-No estamos hablando de eso, además, nadie tiene porque saberlo, solo soy un teniente y ella una capitana- Dijo el mayor, llevándose un bocado de pan a la boca -Mi familia es primero

-Ah, claro, ignoremos el hecho de que eres el único que está casi comprometido- Comentó la peliblanca, mirando a su hermano con burla -Pero bueno...

-Casi, casi... con un pie en el altar...- Canturreo Asahi.

-Que no me voy a casar con Kotetsu- Gruño el mayor, tomando su plato y llevándolo a la cocina -Iré a darme un baño y a dormir, ustedes deberían hacer lo mismo ¿A quién le toca fregar los platos?

- ¡Safo! - Gritaron al unísono, mirándose entre los cuatro.

Al final, fueron Saya y Sato quienes se encargaron, como agradecimiento por la cena que habían preparado los menores. Todos se fueron a sus respectivas habitaciones luego de recoger y limpiar, esperando que el día siguiente fuera tan apacible como el primero.