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episodio 3
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—¿Qué le has hecho? —gruñó Sam empujando a Jacob de nuevo.
Jamás había visto al líder de su manada tan furioso, ni siquiera en un combate. Lo mantenía retenido contra un árbol, presionándole la garganta con su antebrazo.
—No he hecho nada. Suéltame —balbuceó Jacob como pudo.
Sam por fin le soltó, pero su furia no disminuyó ni un ápice.
—¡Lleva dos meses desaparecida, por fin vuelve y tú consigues que se largue de nuevo! —bramó haciendo que los árboles del bosque temblaran.
—¿Por qué he tenido que ser yo? Todos la odiamos —se quejó Jacob, estallando también.
La tensión en el cuerpo de Sam disminuyó al instante.
—Tú eres el único que la trata así. —musitó Sam sin ocultar la decepción en su voz— Leah es parte de nuestra manada, Jacob, y los miembros de una manada se cuidan entre sí. No lo olvides.
Jacob podía aguantar bien los enfrentamientos y los gritos, pero esa mirada paternal de Sam le noqueó, sobre todo cuando se dio la vuelta y se fue, dejándole solo en medio del bosque.
Sólo con su cargo de conciencia.
