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episodio 6
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El titilante sonido del arroyo inundaba el bosque. Allí, apoyado sobre un tronco, Jacob volteaba un palito entre sus dedos. Le daba una vuelta y otra más. Y esta vez lo giraba en sentido contrario, entre sus nudillos.
Resopló.
¿Desde cuándo Leah actuaba de ese modo? No tenía nada que ver con su actitud anterior. Ya no gritaba, ni pretendía herir a nadie. Tan sólo se limitaba a contestar frases escuetas y sinceras. Pero… a Jacob… le parecía mucho más punzante su actitud actual. ¿Por qué…? Él y todos la habían escuchado cuando por fin se transformó el día anterior. Si tanto dolor sentía, ¿por qué actuaba de ese modo tan… mediocre?
Crack. Jacob partió el palo por la mitad. Leah no era así. Podía fingirse apacible y… joder, y estúpida, pero ella no era así. Ella tenía un incendio en su interior, un puto incendio inaguantable, gritón y egocéntrico, ¿quería fingirse apática y dócil? Muy bien, que hiciera lo que le diera la gana.
Jacob volvió a resoplar y se irguió. Se dispuso a salir del bosque, a volver a casa. Había pensado pedirle disculpas a Leah por haberse pasado con ella en aquella conversación días antes, pero si se había vuelto una mártir hipócrita no le diría nada. Sam podía decir lo que le saliera de los cojones.
Las hojas crujían bajo sus pies, enloquecedoras, quebrándose cada vez más y más deprisa. Jacob pateaba el suelo con sus zancadas furiosas. Estaba que echaba humo, y ni siquiera entendía su propio enfado.
—¡Joder! —aulló, golpeando el tronco de un árbol.
La sangre se deslizó por sus nudillos.
Jacob se volteó. Un paso… A su izquierda, entre los árboles, a unos cientos de metros… un ruido… y su olor.
