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episodio 7
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Jacob cerró los ojos y aspiró aquel aroma profundamente.
— Leah… —gruñó.
Sintió una corriente eléctrica que le recorrió el cuerpo entero. Furia…
Arrugó la nariz y retrajo el labio superior, mostrando sus colmillos, y otro gruñido tronó en su pecho.
En un par de segundos recorrió medio bosque y no paró hasta encontrarse junto a Leah. La vio frente a él, completamente atónita, y ni por esas se detuvo. Caminó con pasos certeros y solemnes, haciéndola retroceder, haciendo que su espalda chocara contra un árbol.
—Pero, ¿tú qué te has creído? —soltó entre dientes, fiero como un depredador.
—¿Qué? —musitó Leah sorprendida.
Jacob resopló. Estaba perdiendo la paciencia.
—¡¿Que qué te has creído?! —Leah se pegó contra el árbol sobresaltada, y Jacob soltó una carcajada de desprecio—. Oh, vamos, ¿ahora vas a fingir que te asustas de mí?
—Serás gilipollas… Yo no me asusto ni de ti ni de nadie —bramó empujándole por el pecho.
Jacob gruñó a punto de atacarla.
—¿Por qué ahora sí actúas como la inaguantable cínica amargada que eres, y sin embargo ayer te hacías la niña buena, una lameculos inocentona? —Leah se removió incómoda por aquellas palabras—. ¿Crees que nos tragamos esa milonga de "Oh, miradme, ahora soy una mártir apática que no volverá a quejarse ni a ser un puto grano en el cu…"?
—No eres más que un imbécil. Yo no he actuado así jamás —ladró apartando a Jacob para largarse de allí.
—Ah, no, de eso nada —la agarró por la muñeca, obligándola a encararle—. Ayer actuabas como si nada te importara, cuando los dos sabemos que no es así. Te oí cuando nos transformamos, todos te oyeron y aun así…
—Déjame en paz —Leah tironeó para librarse de su amarre. Necesitaba salir de allí.
—¡Pero si hasta fingiste indiferencia al ver a Sam y Emily abrazarse!
—¡Déjame en paz!
—¡Vas a escucharme porque me debes una explicación!
—¿Que yo te debo…? —se volteó atónita.
—¡Sí! ¿Por qué cojones actuaste como una idiota cuando no eres así? ¡Fingiste que te daba igual todo y no es verdad! ¡Tú no eres así! —gritaba Jacob atropellándose al hablar, a un par de centímetros de Leah. Joder, estaba perdiendo el control—. Estás cabreada conmigo, y te dolía ver a Sam, y odiabas estar ahí, joder. ¿Por qué finges? Si lo que querías aquel día era saber cómo había aguantado la boda de Bella, habérmelo preguntado en vez de haberte reído de mí. Y si te dolió lo que te dije sobre Emily, haberme dado una bofetada. Pero no finjas, no intentes ser el centro de atención, no seas patétic…
La bofetada resonó entre los árboles.
Jacob apretó los puños. Leah le miró con odio, fijamente. Ya le daba igual que viera las lágrimas a punto de derramar en sus ojos.
Leah dio un paso atrás, asqueada. Jacob no dijo nada.
—Tú siempre crees que quiero ser el centro de atención —musitó Leah a media voz, pero sin un gramo de vergüenza, con una sinceridad punzante—. Si actué así ayer en vez de gritar o salir corriendo como siempre, es porque quiero dejar de ser un estorbo. Sé que tú no me soportas, pero también sé que si reprimo lo que siento, el resto de la manada volverá a tratarme con normalidad.
Jacob no dijo nada.
Leah necesitaba respirar. Necesitaba salir de ahí, respirar…
Tragó saliva, y retrocedió un paso.
—Yo sólo quiero ser invisible.
Jacob no dijo nada.
Ella comenzó a andar, se limpió las lágrimas, y se perdió entre los árboles.
Jacob tenía un nudo en la garganta,
y no pudo decir nada.
