Día doscientos ochenta y tres.
Tomioka se removió en su sitio al tiempo que su labio inferior se alzaba.
—Me parece una falta de respeto que ustedes dos quieran pasar el día de San Valentín solos cuando siempre hemos sido tres _Infló su cachetes recostando su cabeza en la mullida superficie.
—Ya te dije que solo vamos a la universidad, no es mi culpa que seas un vago _Shinazugawa gruñó detrás de la isla de la cocina.
—Escusas _Giyū hizo un puchero removiendo su cuerpo de nuevo— Sabes bien que no estoy de vago.
—¡Ah! ¿No? Entonces ¿Cómo le llamas a no ir a la universidad un lunes?
—Trabajo, Nemi ya te dije que mi hermana quiere aprovechar este día para hacer publicidad a unos bombones, así que tengo el día libre en la universidad, pero debo quedarme parado atendiendo a un montón de desconocidos _Cerró los ojos al sentir suaves caricias dentro de su cabello.
—¡¿Traerás algo de ese chocolate?! _Las palabras de Kyōjurō hicieron que Giyū se apartará de su toque, algo no tan efectivo cuando se encontraba sentado en su regazo, con una cálida mano envuelta en su cintura.
Aun así, el gestó de indignación causó las risas cómplices en sus compañeros.
—Tan malos _Hizo un nuevo puchero manteniendo distancia entre él y el rubio, al menos lo que pudiera.
—¿Nosotros? No creas que no noté como te movias sobre Kyōjurō todo este tiempo _El albino tomó el mentón de Tomioka entre sus dedos— ¿Acaso crees que por una erección dejaré que se queden en el departamento más tiempo?
—Nemi no seas vulgar, no estaba haciendo eso, sabes que soy inquietó _Con su mejor cara de inocencia Giyū parpadeó lentamente, mirando arriba, haciendo una cara de cachorrito pateado que a Rengoku le recordó la que Senjurō solía hacer; recordatorio para más tarde, hablar con su hermano para que dejará de enseñarle a Tomioka técnicas para disuadirlo.
Suficientes con las que el azabache tenía en sus manos.
Sanemi aprovecho la oportunidad inclinando más el rostro arriba, robándole un beso, los ojos de cachorrito dieron pasó a una mirada hambrienta, al tiempo que la danza iniciaba entre sus labios iniciaba.
La suavidad en la boca de Giyū era algo sorprendente, a su vez tenía un ligero sabor a cereza, seguramente por el maquillaje que tenía en su rostro.
Sus labios se amoldaron perfectamente, moviéndose con más rudeza de la necesaria, los dientes del albino se enterraron en la mullida superficie, robando un jadeó que fue ahogado entre sus labios. El cuerpo de Tomioka buscó más contacto, pues hizo un amagó para incorporarse, más las manos de Rengoku lo mantuvieron en su lugar, obteniendo del azabache un vaivén lento de caderas en un vago intento de soltarse.
Con el espacio que dejó entre aquellos labios, Sanemi adentro su lengua despacio, tanteando la zona, deleitando con el sabor de los ajenos, y a su vez a sus oídos con los leves jadeos ahogados que su amante dejaba salir, abrió los ojos, sin saber exactamente cuando los cerró, encontrándose con la respuesta a los nuevos jadeos de Giyū, Kyōjurō de ninguna forma iba a dejar que ellos solos se divirtieran, menos estando encima de su regazo.
La lengua del Rengoku trazaba caminos invisibles por el largo cuello de Giyū, alternando besos, y mordidas lo suficiente suaves para no dejar rastro, después de las preguntas de Tsutako sobre las marcas en el cuerpo de su hermano, aprendieron a ser más sutiles.
El rojo carmesí se extendía por el rostro de Tomioka, mientras su lengua batalla contra la de Sanemi generando descargas eléctricas que recorrían todo su cuerpo.
Los dedos de Giyū se aferraron con necesidad a la ropa del albino, intentando apegarlo más a su cuerpo, su espalda se arqueó al sentir como Kyōjurō acariciaba su pecho dentro de la ropa. Sus caderas ondearon sacando un gemido ronco al bicolor.
El calor sofocante se extendió por la habitación, mandándole la alerta suficiente para que el albino se alejará, un pequeño hilo semi transparente unió su boca con la d azabache por unos segundos más antes de cortarse.
La respiración de Giyū era agitada, haciendo que su pecho subiera y bajará de forma errática, sus ojos lapislázuli brillaban, el sonrojó en sus mejillas le daba a su rostro ese toque de muñeca, su cabello yacía desordenado, y su ropa desordenada siendo tirada por manos bronceadas, todo en Giyū gritaba por ser consentido, pero no había tiempo, suficiente con llegar tarde tres de cinco días de la semana pasada.
Pero al parecer sus compañeros no tenían las mismas prioridades.
Pues en menos de tres segundos Rengoku se encontraba reclamando los labios del azabache.
Los besos entre Kyōjurō y Giyū eran suaves, llenos de pasión y cariño, deleitando cada segundo que duran, como si quisieran grabar la sensación en sus memorias, en el caso de Kyōjurō así era, cada beso era único y especial que guardaba de forma recelosa.
Lamió con suavidad los labios, sus manos recorrían la piel expuesta, detallando el ombligo y el abdomen plano con delicadeza.
Sanemi rodó los ojos, sin importar cuanto tiempo los viera, aún no se acostumbraba del todo, no se sentía celoso, todo lo contrario, desde que llegó Kyōjurō supo el tipo de miraba que le enviaba a Giyū, y lo que deparaba si los dejaba acercarse, aun siendo consciente de la situación, nunca hizo nada para alejarlos, a pesar de tener infinidad de oportunidades para tener al azabache para él. Solo que verlos siendo tan dulces una pareja de recién casados en una luna de miel, era demasiado empalagoso, dejándole una sensación pegajosa extendiéndose por todo su cuerpo.
Él prefería ver a Tomioka deshaciéndose entre sus brazos, rogando y pidiendo por más, con el rostro rojo y la respiración agitada, a este punto él ya estaría retorciendo los rosas pezones hasta sacar lágrimas de deseos, Kyōjurō era todo lo contrario, llenando el cuarto de flores solo para bañar a Giyū con ellas.
El teléfono del azabache sonó con la canción que le puso especialmente a su madre, más ni eso los separó
—Suficiente tortolitos _Sanemi rodó los ojos, si estuviera en la misma situación, y no tuviera un exámen que presentar también ignoraría cualquier distracción, se acercó tomando el teléfono para pasárselo a Tomioka— No quiero ver a Yuki Tomioka en la puerta del departamento, de nuevo.
Giyū rompió el beso tomando el teléfono para colgarlo, antes de que pudiera regresar su atención al bicolor, Sanemi lo tomó entre sus brazos, acercando su boca al oído de Tomioka.
—Si eres bueno, en la noche serás recompensado _Con esas simples palabras el cuerpo de Giyū se estremeció, al tiempo que los ojos azules brillaron de deseo— Ve a cambiarte _Sanemi le dió un suave beso en los labios antes de soltarlo— Y tú, Kyōjurō piensa en el himno nacional para bajar esa erección, no tenemos tiempo.
—Nemi, que cruel con Kyō _Giyū tomó las mejillas del Rengoku entre sus manos— Mira esa carita, ¿No te provoca llenarlo a besos?
—No, _Respondió sin dudar un segundo— No soy de rubias.
—¡Yo prefiero un color más parecido a la noche en el cabello!
—Ouch, dos soldados caídos en menos de cinco segundos, que San Valentín tan prometedor _Giyū camino hasta el armario, tomando ropa que le dió Tsutako antes de salir.
Sintiendo el par de miradas sobre su cuerpo, con movimientos sensuales desprendió los pocos botones que quedaban de la camisa, dejándola deslizar con suavidad la prenda, sus pulgares bajaron con lentitud el pantalón, dándole al par de ojos una buena vista de su trasero.
—Descarado _La voz de Sanemi se escuchó más ronca de lo normal, sus dedos se enroscaron en la muñeca de Tomioka acercándolo a su cuerpo— Pagarás por este berrinche _Junto sus labios en un nuevo beso, robándole a Giyū un jadeó.
Kyōjurō se aproximó al par sin querer quedarse atrás. Después de todo, no todos los días tienen un día libre.
Continuará.
Yuki Tomioka es el nombre que le dí a la madre de Giyū, Yuki significa nieve.
Aquí está la confirmación de que es un trío. Algunos capítulos, como esté más adelante tendrán segunda parte.
Dato: Sanemi se lleva mal con la madre de Giyū, ella lo considera un delincuente que intenta corromper a su hijo, mientras Sanemi tiene sus propias opiniones de la mujer, la mamá de Giyū considera a Kyōjurō demasiado escandaloso.
Espero que disfrutarán.
Feliz día del amor y la amistad.
Esta historia salió anoche, a media noche que no podía dormir, así que puede contener errores narrativos, intenté acomodarlo lo mejor posible, pero estoy cansada y con sueño así que no sé si hice un buen trabajo.
Nos leemos luego.
Ángel sin Luz/Blekk-Universe.
