Amar es destruir, y ser amado es ser destruido. (Cassandra Clare)
Esto es una completa locura. Una maldición, soy la prueba viviente de la mala fortuna.
Noviembre 19 – Grecia
Todo empezó con un ligero roce de su pierna contra la mía. Nada más que un movimiento insignificante. Y, sin embargo, mi piel se erizó, y un temblor recorrió todo mi ser. ¿Qué estaría pensando ella en ese momento? Su sonrisa cautivadora y su voz, como un suave canto, me desarmaron, apenas pude balbucear una disculpa torpe, mientras ella, con nobleza, me calcinó el alma entera con una sola mirada.
No pude entender cómo algo tan trivial causó tal efecto en mí.
Jamás he amado, jamás se me permitió siquiera considerarlo, y ahora estoy perdido, atrapado entre el deber y un sentimiento que me consume como un incendio voraz. Me siento ridículo. Estúpido incluso. ¿Cómo puede un Santo de Oro, el más alto guardián del Santuario, permitirse caer en algo tan mundano? Las normas son claras. Mi amor pertenece solo a mi diosa. Y la amo, la venero con cada fibra de mi ser, como se espera de un Santo.
Pero ella… Ella es luz en mis días más oscuros. Es la calma que nunca pensé necesitar hasta que la conocí. Su afecto, su dulzura… son un refugio que no puedo permitirme. Y, al mismo tiempo, mi condena. No puedo tenerla. No debo siquiera soñar con ello. Pero verla de lejos, en silencio, sabiendo que jamás podrá ser mía, es un tormento que me arrastra hacia la locura.
Quisiera pensar que esta necesidad no es más que un capricho de la carne, el deseo de un hombre que debería estar por encima de esas pasiones mundanas. Ya he acallado esas voces antes. Aunque en el pasado, cuando el fuego me consumía, lo dejé ganar, sólo para calmarlo. Pero esto… esto es diferente. Esto va más allá del cuerpo, del simple alivio. Es el alma la que me quema, la que clama por ella. Siento que el agobio que me calcina es más que la satisfacción de mi cuerpo. Esto va más allá.
Quiero olvidarla, necesito olvidarla.
He buscado refugio en el entrenamiento como mi única salida. Cada golpe, cada movimiento, cada gota de sudor derramada, es un intento desesperado por arrancar su imagen de mi mente. No funciona. Todo es inutil. Y al final del día, cuando todo queda en silencio su recuerdo vuelve con inclemente fuerza. Sueños, imágenes y pensamientos residuales que no logró ahogar.
Esa noche, mi mente finalmente flaqueó. Mi cordura no fue nada frente al peso de mi deseo, frente a mi estupidez. Mis manos se movieron por voluntad propia, guiadas por el impulso. Tomé un pergamino y dejé que mi corazón se desbordara sobre el lienzo blanco, manchado con tinta negra mis patéticos sentimientos. Nunca había sido tan sincero.
Cuando terminé de escribir, el peso de mis palabras me golpeó con más fuerza que cualquier enemigo. Ese pergamino, una simple hoja de papel, se convirtió en la prueba tangible de mi debilidad, en el arma más peligrosa que jamás he creado. No sé qué me pasó, escribí esa carta sin pensar, guiado por el impulso, por el deseo de liberarme, aunque fuera por un instante, de esta agonía.
No debí transmitir mis sentimientos en un papel, pero por alguna razón no pude parar. No quise parar. Es como si la tinta pudiera llevarse su esencia. Ni siquiera debí haber pensando en ella de esa manera. Pero ahí estaba el pergamino, una prueba tangible de mi debilidad.
Y lo enrollé cuidado, sellándolo con el sigilo de mi casa. Sabía que nunca saldría de allí. Debí destruirlo. Quemarlo y olvidar que alguna vez existió. Pero necesitaba guardarlo, como un recordatorio de mi flaqueza y de lo que no podía permitir que creciera dentro de mí e intenté continuar con la rutina: Entrenamiento, misiones, deberes. Y aunque mi máscara seguía siendo impenetrable para todos, mi corazón seguía librando una guerra que sabía que no podía ganar.
Sin embargo, el verdadero horror llegó cuando descubrí que la carta había desaparecido.
Mis miedos más oscuros hoy se hacen realidad. Mis sentimientos han salido a la luz. Estoy seguro que dejé el pergamino celosamente guardado en mi cajón, pero ya no está. Muero de pensar que se halle en sus manos, es sus pequeñas y delicadas manos que han sostenido armas y han derramado sangre, pero que también son capaces de una ternura que me desarma. Sus bellos ojos deben de estar siguiendo cada línea patética de mis sentimientos por ella.
Si ella llega a leerla, lo sabrá. Sabrá que es ella la única que me hace dudar de quién soy. La que convierte cada paso hacia mi juramento en un acto vacío. La que ilumina incluso mis noches más sombrías. Ella es mi salvación y, al mismo tiempo, mi mayor condena.
De verdad, no sé en qué estaba pensado, porque…¡Maldita sea! ¡Todo esto es una locura! Ella es mi compañera, una hermana de armas, una guerrera valerosa, y el simple hecho de imaginar estar a su lado y creer que correspondería a mis sentimientos, es olvidarme, que como mujer debe dejar de lado algo muy importante. Su voto como amazona. De verdad soy egoísta. ¿Cómo pude ser tan iluso?
Nunca en mi vida había maldecido tanto como hoy.
He desarrollado el material perfecto para acabar con los dos. Porque el que el pergamino esté en sus manos debería ser el menor de mis problemas. ¿Qué pasará si esa carta cae en manos equivocadas? ¿Cómo la afectará a ella, cómo me afectará a mí? Pero por alguna extraña razón el temor de lo que ella pueda pensar me aterra más. ¿Qué creerá ella al leer esas líneas? ¿Qué pensará al ver su nombre escrito una y otra vez, como si fuera un conjuro que no puedo dejar de repetir? ¿Qué pensará de mí?
Mi firma es inconfundible: ¿Quién no conoce a Mu de Aries? Si alguien más encuentra esa carta, si ella la encuentra, mi suerte estará sellada. Un grupo de garabatos sin sentido, con una caligrafía apresurada, se están convirtiendo en el arma más letal con la que me hayan herido.
De no haber escrito eso, no estaría en este embrollo. Maldita sea mi suerte, y maldito el día en que la conocí y el que decidí plasmar mis sentimientos en un papel.
Maldita suerte la mía.
Continuará…
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Hola, no habrán pensando que me olvidé este fic. La verdad es que no tenía más ideas, pero surgió esto y heme aquí. Como les había comentado antes, no sabía si dejar un diario con las confesiones de Shaina o si por el contrario incluir más personajes sufriendo por amor, como ven, me fui por la segunda opción. Ya saben, para más placer.
Mil gracias por sus palabras y apoyo.
Quien me comentó como invitado, tienes unos prospectos bastante interesantes. Habrá que ver. Un abracito.
