El corazón tiene razones que la razón desconoce.

(Blaise Pascal)

Alguien se ha atrevido a burlarse de mí.

Noviembre 29 - Grecia

Alguien me ha hecho una broma cruel. Una vil y desalmada broma que no pienso dejar pasar. Juro, por la diosa Athena y todo lo sagrado, que cuando descubra quién fue, no tendré piedad. No me importa perder mi título, mi honor, ni siquiera la bendición de la diosa. Voy a hacer pedazos a ese bufón. No solo me ha dejado en evidencia de la manera más humillante, sino que se atrevió a mancillar la imagen del hombre más intachable del Santuario.

Sí, quieren que crea que él escribió esta carta para mí.

No soy estúpida. Ingenua, tal vez. A veces distraída, torpe incluso, lo acepto. Pero pensar que puedo tragarme la idea de que él, con su elegancia y perfección, pueda haber redactado algo así… es insultar mi inteligencia. He cometido errores, claro, y no tengo experiencia en este tipo de cosas. Me cuesta hablar con el sexo opuesto sin sentirme fuera de lugar. Pero no soy tan idiota como para creer en este burdo intento de manipulación.

Esa carta... esas palabras llenas de torpeza y sentimientos mal expresados, esos tachones y letras apresuradas, ese intento desesperado de imitar lo que se supone es un amor auténtico. Es una farsa. Parece escrito por un adolesente al que le cuesta trabajo poner sus ideas en orden, una persona que lucha contra sus sentimientos, que no está seguro de lo que realmente quiere. Todo en ese papel grita que alguien intenta burlarse de mí. Pero lo peor, lo que me estremece hasta los huesos, es que esa persona sabe.

Sabe mi secreto.

¿Cómo lo descubrió? He sido tan cuidadosa. Jamás me permití mostrar debilidad. Oculté mis emociones, enterré mis deseos donde nadie pudiera verlos. Me alejé de él cada vez que pude. Pero, por Athena, mi corazón me traicionó. Seguro fue mi sonrojo en su presencia, o la manera en que mi voz se tambaleaba cada vez que tenía que hablarle. Tal vez mis miradas furtivas o esa sonrisa nerviosa que no podía contener. Jamás debí abandonar mi máscara, porque de alguna manera, alguien lo notó, y ahora juega con mis sentimientos como si no fueran nada.

Intento convencerme de que él no lo sabe. Si lo supiera, su amabilidad lo habría llevado a no mencionar nada, a no herirme. Es tan noble, tan discreto… El solo pensarlo me hace sentir aún más débil.

Y, sin embargo, hay una parte de mí, una pequeña y traidora parte, que desea que esa carta sea auténtica. Que esas palabras sean realmente suyas. Que él, el perfecto guerrero admirado por todos, me mirara y viera algo más que una simple guerrera. Algo digno de amor. Moriría de saber que esas palabras donde dice que soy hermosa, que me ama son verdad. ¿Qué no daría por saber que piensa en mí de la misma manera en que yo pienso en él? Imagino cómo me abrazaría, cómo sería sentir el calor de sus manos sobre mí, sus labios recorriendo mi piel…

¡Por Athena, basta! ¿Qué clase de pensamientos son estos? No soy más que una guerrera. Mi vida y mi amor le pertenecen a la diosa. Es mi propósito, mi juramento. No tengo derecho a desear algo diferente. Y él tampoco. Él es el modelo perfecto de lealtad, devoción y disciplina. ¿Cómo podría alguien tan íntegro siquiera considerar algo tan absurdo?

Estoy perdiendo la cabeza. Aquí estoy, soñando con imposibles, olvidando quién soy y el deber que tengo. Permití que una carta absurda rompiera mi entereza, que encendiera deseos que deberían estar enterrados. No. Él no escribió esto. Él jamás sería tan descuidado, ni permitiría que sus emociones lo guiaran de esta manera. Esas palabras no son suyas, y debo dejar de soñar con lo que nunca será.

Necesito volver a mis entrenamientos. Solo en el rigor de mi entrenamiento recordaré quién soy. Soy una guerrera, y el amor no tiene lugar en mi vida. Mucho menos un amor como este, que no hace más que debilitarme.

Al final, quienquiera que haya escrito esto no logrará lo que pretendía. No cederé. No vacilaré. Soy una protectora de Athena, y mi corazón pertenece a ella, no a mis deseos ni a las ilusiones que me atormentan. Esa carta que encontré bajo mi puerta es solo un intentó vil de un cobarde que busca burlarse de mí y no le daré la satisfacción. Y cuando descubra quién fue el gracioso, lamentará haberse metido con la imponente Marin de Aguila.

Continuará…

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Hola, como les había indicado antes, voy a incluir varios personajes en esta caja de confesiones. No serán muchos, por lo que espero no extenderme demasiado. Ya tengo varias confesiones escritas, en lo que las vaya organizando sabrán más.

Amatizta: Mil gracias por leerme. Me encanta cómo estás conectando las piezas del rompecabezas, aunque te diré que esta historia está llena de giros inesperados y secretos aún por revelar. Shaina tiene su propio camino y su propio corazón, pero todavía falta descubrir a quién apunta realmente su diario. Mu, por su parte, tiene una nobleza y una complejidad que hacen que sus luchas internas sean intensas, pero también hermosas. Sobre Kiki… digamos que el pequeño discípulo tiene maneras muy particulares de dejar su huella, ¿no crees? ¡Aún quedan muchas sorpresas por delante! Gracias por tu comentario y por emocionarte con la historia, tus teorías son una delicia. ¡Prometo que no los dejaré mucho tiempo en ascuas!

Nos estamos leyendo.