PARTE 2 La Bruja y la Princesa

~o~

Shaddiq Zenelli y el resto del Comité miraban a la Holder y al retador, daba igual que el retador fuera alto y corpulento a comparación de la Holder, cuya dignidad se cimentaba en su seguridad y pose firme y más relajada.

"Guel Jeturk, ¿cuál es tu apuesta en éste duelo?" Fue la seria pregunta de Shaddiq.

"Que ésta sucia Earthian regrese arrastrándose a la Tierra, la quiero fuera de la escuela", respondió Guel usando su tono brusco para tratar de intimidar a la chica ante él. Su hermano Lauda estaba cerca y escuchaba todo con gesto descontento.

Shaddiq Zenelli asintió. "Honoka Yukishiro, ¿cuál es tu apuesta en éste duelo?"

Ésta vez Honoka lo pensó un poco mejor, necesitaba sacar a ese sujeto del juego de una buena vez. Ese mismo año Miorine cumpliría los 17 años y los intentos de escape hasta el momento habían sido infructíferos, todo apuntaba a una boda y lo mejor era ir quitando a los sujetos más problemáticos del camino. Miró al piloto frente a ella con ojos duros.

"Que Guel Jeturk se vaya de la escuela".

Eso hizo que todos los del Comité de Duelos miraran a la chica con sorpresa. Yukishiro normalmente pedía cosas sin repercusiones serias, como una disculpa a su Prometida o hacerlos limpiar un jardín, incluso pedía el uso del hangar y el equipo de Jeturk House para darle mantenimiento a White después del duelo. Al no tener una Casa dónde trabajar apropiadamente en su propio MS, debía acomodarse en los siempre ocupados Hangares Generales y esperar su turno para usar los equipos más especializados.

"Alea iacta est", chocando sus palmas y con esas palabras, Shaddiq dio por finalizado el acuerdo. "El duelo se llevará a cabo las 18 horas en la Zona de Pruebas No. 3. Pueden retirarse".

Honoka fue la primera en retirarse, se fue con prisa, tenía que preparar ella misma su MS a falta de una Casa y un equipo de mecánicos a comparación de las otras Casas. Guel y su hermano salieron después de ella a paso un poco más lento, el piloto no se veía muy contento con lo que estaba en juego ésta vez en el duelo. Desde que esa entrometida earthian llegó a Asticassia se había convertido en una verdadera molestia, si perdía no sabía cómo iba a encarar a su padre y decirle que ésta vez el asunto era serio.

"Nos encargaremos de ella, hermano", dijo Lauda apenas abandonaron el sitio.

Guel sólo frunció el ceño.

Por su lado, Honoka tenía que avisarle a su Prometida sobre la apuesta.

"Pedí que Jeturk se fuera de la escuela si yo ganaba el duelo", le informó Honoka a Miorine por medio de una llamada. La joven mecánica estaba en el Hangar General No. 2, que era donde los pilotos sin Casa guardaban sus MS.

"Honoka, se supone que no te pongas en riesgo ni provoques a nadie de los tres grandes. Que estés apoyándome y seas mi Prometida es riesgo suficiente para ti", reprochó Miorine termimaba de regar las flores del invernadero. ¡Por supuesto que iba a estar atenta al duelo! "Has estado jugando mucho con tu suerte, me sorprende que aún tengas de sobra".

"Desde el principio he estado jugando sólo con la suerte que tengo", respondió Honoka de manera jocosa mientras entraba a la cabina de White, su Mobile Suit, una máquina de diseño simple, ligero y elegante, de un hermoso color blanco con detalles en azul. Un Mobile Suite de construcción y asistencia. Ni siquiera era una máquina de combate propiamente dicho.

Honoka dejó el teléfono en la base del panel de control mientras hacía revisión del sistema antes del duelo. La llamada seguía.

"Honoka… No necesitas hacer todo esto", dijo Miorine, rendida. "Eres una entrometida y también una demente".

"La demente con la que te casarás como sigamos así", fue la divertida respuesta de Honoka. "No quiero imaginarme la recepción de la boda". La mecánica rió dulcemente al escuchar a Miorine gruñir. "Hablando en serio, si seguimos así, la boda será la única forma de sacarte de todo esto".

"No digas tonterías, la boda será tu sentencia de muerte", refutó Miorine. "No nos vamos a casar, me da igual que estés perdidamente enamorada de mi", la chica bromeaba, era obvio, necesitaba calmarse a sí misma antes de sufrir una severa jaqueca por culpa de esa demente.

Honoka se ofendió de graciosa manera. "Miorine, que yo te encuentre atractiva, no quiere decir que esté perdidamente enamorada de ti", la mecánica decía todo eso mientras metía revisaba a consciencia los controladores maestros del panel de control.

Su MS tenía palancas personalizadas para un manejo más preciso de las manos de la máquina, su White era una de las mejores creaciones de Seven Stones, hecha para ella en un arrebato de sus padres, un modelo único que sólo ella podía usar. Honoka misma hizo los ajustes en las palancas de control en un arranque de inspiración y seguía mejorándolo.

"Vaya amiga que eres", refunfuñó Miorine y enseguida se rindió. "Es en serio, no deberías seguir en estos duelos por mí, es mucho riesgo para ti".

"Da igual que yo sea tu Prometida o no, muchos quieren que me vaya de Asticassia y encontrarán cualquier manera de lograrlo", respondió Honoka, un poco más seria. "Sabes que tampoco quiero irme de aquí, pretendo graduarme, no puedo negar que lo que enseñan aquí supera a cualquier escuela aeroespacial de la Tierra".

"Honoka, ¿en qué momento terminaste en éste lío?"

"En el momento en que una hermosa chica estuvo en apuros y yo me entrometí", la mecánica sonrió aunque Miorine no pudiera verla. "Ya nos las arreglaremos. Hasta entonces, al menos finge que estás perdidamente enamorada de mi".

Miorine sólo suspiró hondo, rendida. "Ni que tuvieras tanta suerte… Por cierto, ¿a qué hora es el duelo?"

"A las seis de la tarde en el sitio de siempre".

"De acuerdo".

Y la llamada terminó.

Mientras tanto, Suletta y Nagisa pasaban el rato en el comedor y comían de manera abundante.

"Me dijeron que hay una Casa para los que vienen de la Tierra", le comentó Nagisa a Suletta mientras comían. "Tengo pensado ir ahí".

"Yo… Supongo que me quedaré en el hotel. Vanadis no tiene una Casa aquí, somos una empresa muy pequeña", dijo Suletta. "Pero eso no importa, siempre quise estar en una escuela. Y gracias a ti ya cumplí otros puntos de mi lista".

"Sí, comer con amigos en la cafetería es una actividad muy, muy importante", Nagisa asintió varias veces. "Y también es importante probar todos los ingredientes adicionales en un plato, todos estaban muy buenos, por cierto, los probamos todos".

"Comiste mucho más que yo", comentó Suletta con una risa pequeña, sólo en sus animes favoritos había visto a los personajes comer todo lo que Nagisa comió en ese rato.

Se perdieron un poco camino a la cafetería pero al menos se familiarizaron con el camino y ya se habían llenado la barriga. Durante la comida platicaron un poco de cómo eran sus hogares y ambas estaban sorprendidas, más Nagisa que Suletta, sobre cómo eran los planetas natales de ambas. Para Nagisa, ver árboles, césped e incluso insectos era lo normal y no podía ni imaginarse cómo era haber crecido rodeada de roca, metal y en gravedad cero. Para Suletta, pensar en una ciudad con lindas casas en medio de una zona de montañas y con lagunas cerca sonaba increíblemente hermoso.

Otra cosa que notaron durante ese rato era que muchos comentaban (con poca y nada de discreción) sobre el nuevo escape fallido de "La Princesa", no tardaron en adivinar que ese era el apodo de Miorine. Muchos decían lo tonta que era la idea de querer escapar a la Tierra cuando lo mejor estaba en el espacio y las lujosas estaciones espaciales como lo era Asticassia.

Y hablando del planeta azul.

"¿No te gustaría visitar la Tierra alguna vez?" Preguntó Nagisa apenas quedó satisfecha. Comió mucho, por cierto.

"No lo había pensado a decir verdad, por ahora quiero conocer mejor la escuela y…"

De pronto una lata de jugo cayó en su mesa, ambas se sobresaltaron y miraron hacia donde se escucharon algunas risas. Los culpables, dos chicos y una chica, ni siquiera se preocupaban por ocultar que ellos fueron quienes lanzaron la lata.

"Perdón, pensé que era el bote de basura, pero sólo de trataba de una Earthian nueva y la campesina Mercuriana".

Nagisa frunció el ceño, Suletta se puso nerviosa al no saber qué hacer, estaba terriblemente falta de experiencia en interacciones de esa naturaleza, pero Nagisa rápidamente tomó el control. Ya habían terminado de comer de todos modos.

"Vámonos, Suletta", dijo Nagisa y se llevó a su nueva amiga de ahí sujetándola por el brazo. "Lo mejor es no hacerle caso a personas así".

Suletta constantemente miraba hacia atrás, como si temiera que esos alumnos aún buscaran molestarlas pero no fue el caso. "Mi hermana me dijo que no me dejara intimidar por los otros estudiantes, pero no me gusta pelear".

"A mí tampoco me gusta la violencia, por eso es mejor no hacerles caso", comentó Nagisa y enseguida le sonrió a Suletta. "¿Seguimos explorando la escuela?"

"¡Sí! Vamos, señorita Nagisa".

"Ya te dije que no me digas así, llámame sólo por mi nombre".

"Ah…" Suletta sonrió cual niña pequeña. "¡Sí, Nagisa!"

El tiempo se les fue de manera más agradable mientras seguían conociendo el sitio donde vivirían los próximos dos años. Su paseo eventualmente las llevó a las zonas de pruebas, que era donde la pasarían practicando la mayor parte del tiempo con sus MS.

Y de pronto escucharon cuando los otros alumnos que estaban cerca mencionaron acerca del duelo en turno por la mano de la Princesa. Obviamente se trataba del duelo que Honoka Yukishiro tendría con el tipo grosero de la tarde. También comenzaron con las apuestas, por cierto.

"Vaya, parece que van a tener su duelo aquí", comentó Nagisa. "¿Nos quedamos a verla? Siento curiosidad, quiero ver cómo pilotea una mecánica".

"Yo también", respondió Suletta y a lo lejos vio a Honoka dirigirse al hangar, ya llevaba su traje de piloto puesto y tenía su casco en un brazo, conjunto completo que también era blanco con dorado. "Vamos a desearle suerte, ¿sí?"

Nagisa se encogió de hombros y enseguida asintió. "Vamos". La chica admitía estar curiosa por ver las habilidades de Yukishiro como piloto, pero tenía la incómoda sensación de no agradarle del todo a la chica. Era amable con ella pero la mecánica sólo parecía portarse de manera cálida con Miorine Rembran, algo muy normal si ambas estaban comprometidas; y seguramente enamoradas, o eso pensó Nagisa pero no sin cierta incómoda.

Una chica hermosa para otra chica hermosa, así debían ser las cosas, sí.

Por su lado, Suletta fue la que animó a Nagisa a llegar rápido al hangar y pronto vieron a Honoka a la distancia, Miorine ya se encontraba ahí con ella y hablaban de algo que no alcanzaban a escuchar. Antes de que Suletta y Nagisa pudieran anunciar su presencia, se escuchó el sonido de un par de choques metálicos hacer eco en el hangar. Honoka y Miorine voltearon a todos lados y, al momento de voltear hacia arriba, los ojos de Honoka se abrieron como platos y sólo atinó a empujar a Miorine.

Una pesada pieza de metal del tamaño de su propio casco cayó desde las alturas, rebotó contra una de los enormes contenedores de metal e impactó en su hombro izquierdo. Honoka no evitó un quejido de dolor mientras caía sentada al suelo y se sujetaba el brazo.

"¡Honoka!" Miorine rápidamente se acercó a auxiliarla.

"¡Señorita Honoka!"

"¡Yukishiro!"

Nagisa y Suletta se apresuraron a ir con ellas. Suletta fue la que se puso en acción mientras Nagisa buscaba en los alrededores en busca de cualquiera fuera la razón del accidente. Esa pieza de metal no se cayó de ningún lado, ella misma vio algunos accidentes durante sus prácticas y podría asegurar que la pieza de metal no cayó por simple casualidad hacia la pareja, fue lanzada a propósito.

"No se mueva, por favor", pidió Suletta mientras cuidadosamente le quitaba a la chica la parte superior de su traje. La piloto frunció el ceño al ver el daño. "Tiene el hombro dislocado".

"Justo lo que necesitaba", murmuró Honoka con los dientes apretados por el dolor.

Miorine se dio un momento para llamar a los servicios de médicos de emergencia. Además de preocupada, se le notaba furiosa.

Nagisa pronto se reunió con ellas, tenía el ceño fruncido por igual. "No fue un accidente, alguien dejó caer esa cosa, pude escuchar varios pasos que salían corriendo del hangar, pero no pude alcanzarlos ni ver quiénes eran".

"Bastardos", masculló Miorine. Rápidamente se comunicó con el Comité de Duelos y con Guel. "Habla Miorine Rembran. Ha habido un accidente y Holder está lesionada, pido que se cancele el duelo, Honoka Yukishiro no puede pilotear en éstas condiciones".

"Lo lamento, Miorine, pero si la Holder no se presenta a su duelo, perderá por descalificación y el retador será declarado ganador de manera automática", respondió Shaddiq con bastante calma. "Le daremos quince minutos de tolerancia para que se recupere o encuentre a alguien la reemplace", fue todo lo que dijo el chico antes de salir de la llamada grupal.

"No me hagan esperar mucho, Miorine", sonó la desagradable voz de Guel y fue quien finalizó la llamada.

Miorine bufó y apretó su teléfono en su mano. "¡Malditos bastardos! ¡Claro que iban a hacer trampa en algún momento!"

"Si acomodan mi hombro y tomo unos sedantes… Quizá pueda…"

"¡No, señorita Honoka! ¡No puedes ni debes pilotear en éstas condiciones!" Intervino una apurada Suletta.

Nagisa apretó los puños. "Si tuviera a Black conmigo, yo te reemplazaría".

Miorine se mordió un labio. Honoka hacía todo lo posible por ignorar el intenso dolor en su brazo y finalmente Suletta habló.

"¡Yo la reemplazaré! ¡Tengo a mi Calibarn conmigo y está listo!"

Miorine, Nagisa y Honoka la miraron con sorpresa.

"¡No, ni se te ocurra meterte en esto!" Alegó Miorine de inmediato pero la seguridad con la que Suletta le respondió la tomó un poco por sorpresa.

"¡Pero ella no está en condiciones para pilotear y...! ¡Y ese sujeto horrible se quedará contigo si la Señorita Honoka no se presenta!" Alegó Suletta con voz firme. "¡Por favor, señorita Miorine!" La Mercuriana incluso tomó una de las manos de Miorine entre sus enormes manos. No sin cierta culpa, se tomó dos segundos para sentir lo suaves y pequeñas que eran ese par de manos entre las suyas. Tragó saliva y salió del hechizo. Tiene novia, tiene novia, la señorita Miorine tiene una linda novia. La chica sacudió ligeramente la cabeza. "¡Sólo por ésta vez!"

"Sé que Nagisa y tú tienen buenas intenciones, pero si ese idiota de Guel es el bastardo de siempre, hará que el reemplazo de Honoka se vaya de la escuela si gana", dijo Miorine con dureza, no le pasó desapercibida la calidez de las manos de la Mercuriana. Se soltó. "Tú acabas de llegar y ni siquiera has tomado una clase", señaló a Nagisa al decir eso, enseguida miró a Suletta. "Y tú tienes una lista de cosas por hacer. No dejaré que ninguna de las dos se arriesgue por algo que NO es su asunto".

"¡No perderé!" Declaró Suletta con seguridad. "¡No perderé ante tipos como él!"

Miorine se llevó una mano a la sien, se sentía a punto de sufrir una severa jaqueca.

"No podemos dejar que Guel gane", le dijo Honoka a su Prometida con la quijada aún tensa por el dolor y una sonrisa rendida.

"Son unas entrometidas igual que ésta loca", refunfuñó Miorine. Miró largamente a Honoka y ésta asintió, la Princesa enseguida se dirigió a Suletta. "¿Segura que le puedes ganar a Guel?"

"¡Sí!"

"Entonces tengo un trato para ti, Suletta Samaya".

Guel Jeturk y su MS modelo Dilanza estaban listos en la zona destinada para el duelo. No se le notaba muy contento de saber que su rival estaba inutilizada, más al sospechar quiénes habían sido los culpables del incidente, pero su padre lo amenazó con lo peor en caso de que perdiera. A nadie de la casa Jeturk le caería bien que su campeón y líder fuera expulsado de la escuela y casi podía adivinar quienes se encargaron de lesionar a su rival.

"Estamos listas", sonó de repente la voz de Miorine en el canal General.

"¿Qué han decidido?" Preguntó Shaddiq, su voz denotaba expectación ante cualquiera fuera la decisión de Miorine, de eso dependían muchas cosas.

"Tenemos a la piloto de reemplazo lista", respondió Miorine.

"¿Aceptan que el reemplazo cumpla con la apuesta en caso de perder? ¿O que tome el lugar del Holder en caso de que gane el duelo?" Fueron las siguientes preguntas de Shaddiq. Conocía lo suficiente a Miorine como para sorprenderse de que aceptara recibir ayuda; sin contar que, por sí mismas, ni Miorine ni Yukishiro gozaban de suficiente fama como para tener amigos y mucho menos aliados que pudieran intervenir por ellas. ¿Quién podría ser el respaldo de Honoka Yukishiro".

"¡Hey, no des por hecho que voy a perder!" Se quejó Guel.

"Sí, aceptamos las condiciones", Miorine sonaba seria. "El duelo puede comenzar".

"Perfecto", Shaddiq dio la señal y rápidamente se inició el protocolo de seguridad de los duelos. Una vez los robots Haro se aseguraron que no había ningún alumno ni personal en la zona, se llamaron a los duelistas. "Con mutuo consentimiento de ambas partes, comenzaremos el duelo", anunció Shaddiq en el canal General de la escuela. "El piloto que rompa la antena del MS de su rival, será el ganador. El Observador del duelo será Shaddiq Zenelli de la casa Grassley. Pilotos, preséntense".

"KP001, Guel Jeturk. Dilanza", se presentó Guel en su MS color magenta, adornado en la cresta con una especie de plumaje. Un Mobile Suit llamativo, pesado y perfecto para ataques contundentes.

Lo que el Comité de Duelos, Guel y prácticamente cada alumno en la escuela no esperaban, era ver a un Mobile Suit color grisáceo de esbelto diseño, su arma era extraña: se trataba de un arma muy larga, casi tan larga como el cuerpo del propio Mobile Suit y que daba la apariencia de ser una maza pero también lucía como un extraño rifle.

"LP041, Suletta Samaya. Calibarn", se presentó Suletta mientras su veloz compañero Calibarn se colocaba en posición.

"Suletta, no olvides el juramento del duelo", le llamó Miorine por el canal privado.

"¡S-Sí!" Justo lo estuvo ensayando mientras se alistaba. Se aclaró la garganta mientras hacía memoria. "La victoria no la decide solamente el Mobile Suit".

"Ni tampoco la habilidad del piloto", continuó un exasperado Guel.

"El resultado es la única verdad", recitaron los dos al mismo tiempo.

"¡Fix Release!" Y con eso, el campo de pruebas estuvo listo para la batalla.

Guel no perdió el tiempo y rápidamente comenzó a disparar sus láseres al MS gris. Por su lado, Suletta poco y ningún problema tenía en evadir los disparos ajenos.

"Permet Score Activado", indicó Suletta mientras mientras permitía que todos los sistemas de su Mobile Suit se activaran correctamente. "Calibarn, ¿estás listo?" Preguntó Suletta mientras unas marcas rojizas brillaban en su rostro, marcas que claramente recorrían el resto de su cuerpo. La respuesta no se hizo esperar.

[Ese chico tiene muy mala puntería, Suletta, estoy justo enfrente de sus narices y aún así falla. ¿En serio es un piloto?]

"¡No seas grosero!" Le regañó Suletta mientras tenía la respiración un poco más acelerada por culpa de la conexión directa con el Permet. "¿Listo?"

[Vamos.]

Y a partir de ese momento nadie creería lo que estaba a punto de pasar.

Suletta y su Calibarn se movieron a una velocidad abrumadora. El Calibarn evadió todos los disparos del Dilanza mientras cerraba la distancia entre ambos. Guel se fastidió de los láseres y dejó su rifle de lado para poder sacar su espada y atacar cuerpo a cuerpo, que era lo que mejor se le daba. El Calibarn bloqueaba los espadazos con su larga arma como si de un escudo se tratase, el arma era tan resistente que no recibía daño importante de la energía condensada de la espada. Además era sorprendente que la piloto pudiera manipular con facilidad un arma en apariencia incómoda.

Guel no podía dañar el arma de su oponente, ¡era mucho peor que enfrentarse a Yukishiro! Su enfado escaló una vez más y soltó un espadazo desde abajo intentando evadir el arma ajena, al menos le volaría los brazos a ese Mobile Suit pero no lo logró. Para su sorpresa, su oponente ya había puesto a funcionar su extraña arma. El Calibarn estaba sujeto del arma y el lado más abultado de ésta, el que asemejaba un mazo, se abrió cual pétalos de una flor y resultó ser un potente propulsor de energía que estaba haciendo volar al Calibarn lejos del alcance de Guel.

La escoba de una bruja, eso pensaron y dijeron los que veían el duelo.

El Dilanza aceleró su avance para tratar de alcanzar al Calibarn, Guel se notaba molesto y trató de enganchar a su oponente ayudado de los escudos en los hombros de su MS. Lo que Guel no esperaba era que la Mercuriana girara la dichosa escoba para cambiar su dirección de último minuto y volar hacia él, evadiendo los escudos de paso. El piloto de los Jeturk intentó tomar su largo Partizan para tratar de atacar o al menos defenderse, pero no le dio tiempo, el Calibarn fue más rápido.

La escoba nuevamente se giró y Suletta colocó a su compañero metálico en posición de disparo en pleno aire. La escoba también era el rifle.

"¡Vamos, Calibarn!"

Sonaron tres veloces disparos antes de que el Calibarn siquiera tocara el suelo. Dos de esos disparos bastaron para destrozar los brazos del Dilanza, el tercer disparo le voló la cabeza y, por ende, la Antena adornada de plumajes al Mobile Suit magenta mientras Guel sudaba frío ante lo que acababa de pasar. Las plumas del exagerado adorno salieron volando en todas direcciones.

"Eres… Eres una Bruja", fue todo lo que pudo murmurar un sobrepasado Guel.

El combate oficialmente terminó. En la enorme pantalla de la cúpula se anunció el resultado: Suletta Samaya tenía una única victoria en su primer y único duelo, mientras que Guel Jeturk marcaba una derrota más a su colección.

Suletta palmeó el panel de control de su compañero. "Buen trabajo, Calibarn".

[Lo hicimos bien, Suletta, buen trabajo. Por cierto, alguien viene para acá.]

Las cámaras de Calibarn se enfocaron en la persona que iba en su dirección sobre un escúter, era Miorine Rembran. Suletta puso a Calibarn en una rodilla y bajó la mano de Calibarn para poder recibir a Miorine. Abrió la cabina para saltar también a la mano de su compañero apenas Miorine quedó a la altura del pecho del Mobile Suit.

"Gané", dijo Suletta con voz nerviosa apenas se quitó el caso y miró a la chica sin saber qué hacer a continuación.

La princesa de la escuela se sorprendió sólo por dos segundos al ver unas extrañas marcas en el rostro de Suletta. Marcas que no tardaron en desvanecerse. Ya había escuchado hablar de eso, eran las marcas de la Tormenta de Datos. No fue necesario siquiera preguntar, Miorine estaba en la enorme mano de un Gundam y acababa de comprometerse con una Bruja.

Y ninguno de esos hechos le molestó a Miorine.

"Sí, ganaste. Justo como lo prometiste", murmuró Miorine luego de un pequeño suspiro. "Dame tu agenda", apenas la chica la obedeció, entró a su perfil de estudiante. Un código de aprobación después y el uniforme de Suletta Samaya ahora era blanco y dorado. "Ahora eres la nueva Holder y mi Prometida", Miorine sonrió sin poder evitarlo. "Mucho gusto en conocerte, futura esposa mía".

Suletta se sonrojó de manera intensa.

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Los altos mandos del grupo Benerit, que normalmente estaban atentos a esos duelos para ver cuál de sus hijos se hacía con la mano de la hija de Delling Rembran, se mostraban sorprendidos ante el duelo que acababa de terminar pero sólo uno de ellos estaba enfurecido. Todos se dieron cuenta qué tipo de máquina era el Calibarn.

Un Gundam.

"¿Por qué dejan que una horrible máquina como esa esté en la escuela?" Alegó Vim Jeturk en la videoconferencia. "¡Es un Gundam! ¡Y esa chica es una Bruja!"

"El Gundam Calibarn está registrado como parte del equipo de trabajo de la Corporación Vanadis y tiene permitido funcionar dentro de los parámetros estipulados en su contrato", respondió Sarius Zenelli mientras revisaba los datos en su tablet, datos que le envió su hijo Shaddiq. "Según los datos enviados por el Comité de Duelos, el Gundam Calibarn estuvo en todo rato en el rango establecido, y está registrado como un Mobile Suit de rescate y asistencia".

Pero Vim no cedía. "¡Es un Mobile Suit muy peligroso! ¡Exijo que esa Bruja salga de la escuela y se anulen los resultados del duelo!"

"¿Lo dices sólo porque tu muchacho perdió el duelo, Vim?" Preguntó un severo Delling Rembran, el líder de todo el Grupo Benerit. "Primero te quejas porque tu hijo ha estado perdiendo ante un Mobile Suit de construcción hecho en la Tierra y ahora esto… Pero si tienes problemas con los Gundam, entonces ve tú mismo a Mercurio a minar Permet con tus Desultor, a ver si no se desbaratan con la primera llamarada solar".

Vim apretó la quijada, muchos de los sistemas de navegación de los transbordadores espaciales estaban hechos con Permet de Mercurio, un Permet más denso que el encontrado en la Tierra o la Luna.

"Supongo que para ti es más conveniente que tu hija quede comprometida con alguien de las empresas del grupo Benerit y no con la Earthian de Seven Stones, ¿verdad?" Preguntó una de las venenosas representantes de Peil Technologies.

Delling no respondió nada a eso. "Estamos aquí para hablar de los resultados de éste duelo. Y ya que no tenemos nada que discutir respecto al Gundam, daremos la sesión por finalizada".

"¡No, espera! ¡No pueden echar a mi hijo de la escuela!" Gritó Vim, sus palmas chocaron contra su escritorio con fuerza.

"Esa fue la apuesta del duelo, Vim, no sé por qué te quejas", intervino Sarius, incómodo por la infantil actitud del hombre.

"Dejemos que el muchacho se quede", sentenció Delling con dureza. "Vim desea que su muchacho desfile por la escuela arrastrando esas derrotas y demostrando que no puede cumplir con su palabra, así que dejémoslo", sus palabras fueron más como un golpe en la nariz para el ofendido padre. Delling no dijo nada más, sólo terminó la llamada.

Nadie fue testigo de cómo Vim Jeturk enfureció y tiró todo lo que estaba en su escritorio con un manotazo.

~o~

Nagisa y Suletta esperaban afuera de la estación médica más cercana. Honoka estaba en revisión y Miorine la acompañaba.

"Primer día de escuela y, mírate, ya hasta tienes una Prometida", bromeó Nagisa mientras jalaba la manga del blanco uniforme de Suletta.

"S-S-Sabes que sólo soy un reemplazo mientras la señorita Honoka se recupera", dijo una nerviosa Suletta, jugaba sus dedos entre sí.

"Por cierto, nunca pensé ver un Gundam real, tu Calibarn es asombroso", la sonrisa de Nagisa se hizo enorme mientras imitaba con sus brazos los increíbles movimientos del Mobile Suit de Suletta. "¡Fue increíble! ¡Estuviste fantástica!"

Suletta rió de manera linda, se llevó una mano en la nuca un ligero toque de vergüenza, se notaba feliz.

Mientras, en la enfermería, Honoka terminó con el brazo inmovilizado. No solamente se le dislocó el hombro, el impacto también le dañó unos tendones y no podría pilotear su Mobile Suit si no hasta después de completar una terapia de rehabilitación apenas sus tendones se desinflamaran. El doctor calculó alrededor de un par de meses dependiendo del ritmo de recuperación natural de su cuerpo.

Honoka suspiró hondo y Miorine frunció el ceño apenas el doctor las dejó a solas.

"Parece que ya se me acabó la suerte", murmuró Honoka mientras contemplaba su uniforme gris militar.

Miorine se cruzó de brazos con fastidio. "Casi te matan".

"Y de paso a ti. Los que lanzaron el trozo de metal tienen muy mala puntería… O muy buena dependiendo de cómo lo veas", bromeó Honoka para molestia de su amiga.

"Ugh, detesto éste sitio".

Hubo silencio por unos segundos, Honoka sonrió por lo bajo.

"No me vayas a olvidar ahora que tienes una nueva novia", dijo la mecánica con tono juguetón.

"¡Cierra el pico, Yukishiro!" Reclamó una enfadada Miorine, le era imposible esconder su rubor. "¡Sólo es temporal hasta que te recuperes! Apenas estés sana, sacaremos a Suletta de éste desastre".

"Tienes razón, no debemos meter a alguien tan inocente y tan linda en nuestros problemas", Honoka asintió en total acuerdo.

"¿Suletta te parece linda?" Miorine frunció el ceño, no sonaba muy contenta al preguntar eso.

"Sí, ¿a ti no?" Fue la despreocupada respuesta.

Miorine bufó, no pensaba admitir que la piloto de Mercurio tenía un innegable atractivo, además era alta, su cabello rojo era llamativo y hermoso y sus habilidades como piloto eran únicas. Y le salvó la vida.

"Salgamos de aquí, ellas nos deben estar esperando", dijo Honoka y se echó la chaqueta de su informe encima, era cómodo que su camisa interior no tuviera mangas, no tuvieron qué quitársela.

"Vamos", respondió una rendida Miorine y ayudó a Honoka a levantarse de la cama.

Afuera, el par de pilotos platicaban animadamente de algo pero callaron apenas las vieron, se acercaron de inmediato para saber cómo estaba Honoka.

"Podré pilotear mi MS hasta que los doctores me lo permitan", informó Honoka. "Un par de meses de terapia aproximadamente, depende de mi curación natural".

"¡No te preocupes, señorita Honoka! ¡Yo cubriré tu lugar y cuidaré mucho, mucho, mucho de la señorita Miorine!" Dijo una seria Suletta, demasiado seria y excitada.

"No es necesario que lo grites", masculló la princesa.

"Deberías ir a descansar, Yukishiro", le pidió Nagisa a su compañera, se notaba preocupada. "Ni siquiera han terminado el día y mira cómo estás", agregó con gravedad, pero la sonrisa serena de la chica la descolocó un poco.

"Estoy bien, no te preocupes, Misumi, pero agradezco tu preocupación", fue la calmada respuesta de Honoka, enseguida miró a Suletta. "Cuida de Miorine, por favor, ahora eres su Prometida", se acercó a ella, se levantó en la punta de sus pies para acercarse a su oído y le habló en voz baja, "debes actuar como tal".

Honoka les dedicó a las chicas una educada y breve despedida y se fue, no hubo necesidad de ver a la Mercuriana para saber que estaba sonrojada. Nagisa se quedó ahí, viendo a Honoka alejarse sin comprender por qué se mostraba tan tranquila a pesar de tener un brazo dañado… ¡A pesar de que casi la mataban! Frunció el ceño. Miorine notó el gesto en la otra piloto.

"¿Está bien si te pido que veas por ella?" Preguntó la princesa de repente.

Nagisa se sobresaltó un poco y miró a Miorine con un gesto incómodo. "Haré lo que pueda, o lo que ella me permita hacer. No quiero molestarla", la piloto se encogió de hombros y de pronto notó que estaba justo en el mismo lugar que una pareja recién comprometida. Incluso si era por un acuerdo del que fue testigo, la situación pedía una graciosa retirada y darles privacidad. "Nos vemos luego, suerte con su compromiso", y escapó a toda velocidad.

"¡Oye…!" Miorine bufó y se enfadó más al ver a Suletta poner un gesto tonto que no supo identificar.

"Um… Señorita Miorine, e-e-entiendo que todo esto es por un acuerdo, pero haré mi papel como tu Prometida como debe de ser", declaró una nerviosa pero brava Suletta.

"¿Ah, sí?" Miorine levantó una ceja. "¿Y qué harás?"

Suletta abrió la boca para decir algo pero no pudo articular ni media palabra. Todo el ánimo que tenía la piloto se desinfló y comenzó a jugar con sus dedos de manera nerviosa. "Puedo… ¿Puedo escoltarte a tu cuarto?"

Miorine se frotó una sien. "No es necesario que te lo tomes tan pecho, sólo debes avisarme cuando te reten a un duelo y mantenerte como mi Prometida hasta que Honoka se recupere".

La sonrisa de la piloto se quebró un poco. "¿La quieres mucho, verdad?"

La princesa frunció el ceño. "Ha hecho mucho por mi… Esa grandísima entrometida, demente…" Suspiró con fastidio. "¿Sabes qué? Has lo que quieras, nos salvaste a Honoka y a mí, y aún estoy en deuda contigo por salvarme. Si puedo hacer algo por ti, sólo dime".

Suletta asintió muchas veces. "Me gustaría escoltarte a tu dormitorio, por favor, señorita Miorine".

La chica finalmente se rindió y se echó a caminar. "Vamos".

CONTINUARÁ...