PARTE 4 Un Paso más Adentro
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Nagisa y Suletta descubrieron que compartían algunas clases con otros departamentos. Suletta se sintió feliz de ver a Miorine en el salón de clases y se disculpó con Nagisa para ir a sentarse junto a su Prometida. Nagisa sólo le deseó suerte con un guiño de ojo y un pulgar arriba. Era lindo ver a Suletta sinceramente entregada a su deber.
Pero lo que la piloto de Seven Stones descubrió una clase después fue que también compartían algunas lecciones con los del Departamento de Mecánica. Ahí Nagisa se encontró con los mecánicos de segundo año de Earth House, a quienes seguía conociendo y con quienes estaba haciendo buenas migas… Y por supuesto que ahí también se encontraba Yukishiro, pero ésta sólo la saludó cortésmente con un movimiento de cabeza sin levantarse de su sitio, luego volvió su atención a la lección.
En esa clase en especial Nagisa y Suletta se sentaron juntas, y ellas a su vez se sentaron cerca de los mecánicos de Earth House por iniciativa de Nagisa. La piloto quería que ellos conocieran los mejores lados de Suletta y vieran que no era como los otros Spacians de la escuela. Suletta era una chica fantástica y divertida.
Una vez que terminó la clase, Nagisa saludó debidamente a sus compañeros de Casa y no perdió el tiempo para presentarles a la Mercuriana. De reojo, ambas pilotos notaron que Honoka se retiró sin más. Era obvio que estaba decidida a mantener la distancia.
"Suletta, ellos son mis nuevos amigos de Earth House", dijo Nagisa mientras señalaba a Nika, Ojelo y Nuno con bastantes ánimos.
"¡M-Mucho gusto! ¡Soy Suletta Samaya de Mercurio!" Se presentó la piloto con emoción y lindos nervios. "¡Me alegra que sean amigos de Nagisa, ella es una gran chica!"
Nagisa sonrió y le dio un juguetón empujón a la grandulona. Ojelo y Nuno se miraron entre sí, se notaban un poco intimidados por el uniforme blanco marca registrada del Holder y la fama de Bruja de esa chica Suletta, pero fue Nika la que habló primero.
"Mucho gusto en conocerte, Suletta. Soy Nika y ellos son mis amigos Ojelo y Nuno, todos somos mecánicos en Earth House", al decir eso, su par de amigos hicieron un sencillo saludo con la cabeza. La agradable mecánica tenía la magia de romper los ambientes tensos. "Nagisa nos ha platicado mucho de ti, puedes visitarnos en nuestra Casa cuando quieras. ¡Además me gustaría mucho ver más de cerca tu Gundam! ¡Es un Mobile Suit fantástico! ¿Está bien si te agrego a mis contactos?"
La sonrisa de Suletta brilló como el mismísimo Sol. "¡Por supuesto, señorita Nika! ¡Me encantaría!"
"Sólo llámame Nika, por favor".
Escuchar eso hizo que los ánimos de Suletta se dispararan a los cielos. "Luego te puedo llevar al hangar donde está Calibarn, ¡le encantará conocerte!"
A Nuno y a Ojelo se les hizo un poco raro ese último comentario, a Nika no, Nagisa sólo sonreía y eventualmente su estómago le recordó que ya era la hora del almuerzo. Esas clases tan complicadas le dieron mucha hambre.
"¿Vamos a almorzar?" Preguntó Suletta mientras se sobaba la barriga.
"Ustedes adelántense", dijo Suletta de inmediato y se inclinó para disculparse. "Debo ir a buscar a mi Prometida para almorzar con ella. Con su permiso", dicho eso, se fue con veloz trote cual soldado.
A decir verdad lucía más graciosa que seria.
"Entonces… ¿Nosotros nos vamos a almorzar?" Preguntó Nagisa y sus compañeros de Casa asintieron.
"Vamos antes de que tu estómago se queje más", dijo Nika y animó a todos a ir al comedor.
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"Deberías dejar de ser tan necia y permitir que alguien te asista", le insistió Miorine a su terca ex prometida, hablaban por teléfono, Miorine justo salía de su clase y pensaba ir al invernadero a almorzar, utilizaría los tomates más maduros que tuviera, había comprado todo lo necesario para hacerse saludables emparedados ahora que Honoka no estaba en condiciones de cocinar. La misma Miorine no pensaba cocinar pero tampoco quería escuchar regaños sobre sus malas decisiones alimenticias. "Si se lo pides a Suletta o a Nagisa…"
"Ya te dije que estoy bien, no necesito ayuda", insistió Honoka al otro lado de la línea. "Suletta ya tiene las manos llenas contigo y yo no debo estar cerca de Misumi ni de los chicos de Earth House, lo sabes".
Miorine refunfuñó. "Comprendo que no los quieras involucrar por culpa de la fama que tiene tu empresa ante el resto de los Earthians y los Spacians, pero Nagisa es una protegida de TU empresa, al menos deberías confiar en ella y dejarle saber de tu situación".
"Si le digo todo a Nagisa, se va a preocupar; si se preocupa y se estresa, no podrá estudiar y corre el peligro de lesionarse cuando le toque pilotear", fue la digna respuesta de Honoka. "Mi deber como futura líder de Seven Stones es asegurar el bienestar de cada persona que trabaje bajo mi marca, es la política de mi familia".
"Sí, misma política que es la que los tiene con mala fama ante los Earthians que no saben cómo trabajan", Miorine suspiró con fastidio, estuvo a punto de decir otra cosa, pero escuchó que alguien tocaba en el marco de la entrada del invernadero. "Dame un momento", se asomó y vio a Suletta. "Puedes pasar, anda, entra".
"¿Es Suletta?" Preguntó Honoka, curiosa y divertida.
"Sí".
"Entonces dedícale el tiempo debido a tu linda Prometida".
"Cierra la boca, Yukishiro".
Una feliz Suletta se acercó hasta Miorine y al escuchar que hablaba con Honoka, sonrió. "Cuídate mucho, señorita Honoka", dijo Suletta en voz alta para que la mecánica pudiera escucharla.
"Dile que lo haré", dijo Honoka.
Miorine suspiró con fastidio. "Dice que lo hará, pero yo no le creo", masculló mientras miraba a Suletta, volvió a hablarle a Honoka. "Te llamo luego, y más te vale cuidarte y tomar tu medicamento", advirtió y terminó la llamada.
Suletta sonrió de manera suave. "Realmente debes quererla, señorita Miorine", comentó en voz baja mientras jugaba sus dedos entre sí. "Ah… Ella… Digo… Ella es tu novia después de todo y…"
"¿Eh? ¿Mi novia?" Miorine se horrorizó y enseguida puso un gesto de gracioso enfado. "¡Ja! ¡Esa loca ya quisiera que yo fuera su novia!"
"Pero…" la piloto estaba confundida. "Pensé que ustedes… Um… Creí que estaban enamoradas y su compromiso era en serio…"
"Es mi amiga y tenía el título de Holder por la misma razón que tú", explicó Miorine con un poco más de calma. "Por el simple hecho de ser una entrometida que desea ayudar", dijo la princesa con dureza y le dio un tomate a Suletta, ésta comenzó a devorarlo. "Creo que no lo expliqué bien ayer por culpa de las prisas, del duelo y del accidente; pero en ésta escuela los duelos te permiten obtener lo que desees de otros si les ganas: favores, disculpas, materiales, personal, un Mobile Suit e incluso compromisos matrimoniales", enumeró Miorine mientras sacaba los ingredientes de un anaquel cercano para hacerse un sándwich. "Pero en mi muy exclusivo caso, yo no puedo elegir con quién casarme, mucho menos decir que no quiero casarme, mi mano está disponible sólo por medio de los duelos… Decisión de mi estúpido padre".
Suletta frunció el ceño. "Eso no está bien".
"Ni que lo digas", bufó Miorine igualmente con el ceño fruncido. "Y lo malo de ser quien soy, es que sólo buscan casarse conmigo para aumentar sus probabilidades de acceder a la presidencia del Grupo Benerit, emparentarse con el actual presidente es lo que en realidad buscan".
La piloto buscaba con qué limpiarse los dedos del jugo de tomate, asintió a las palabras de su compañera. "Oh, comprendo… No es justo que te busquen sólo para acercarse al… ¿Presidente?" ¿Por eso sus padres y hermana mencionaron a Miorine Rembran como la princesa? Hasta ese momento captó el peso de la explicación de su Prometida. "¿Eres la hija del Presidente del grupo Benerit?"
Miorine también tenía un gesto incrédulo ante la genuina sorpresa de la piloto.
"Me extraña que no lo supieras", murmuró Miorine. "Delling Rembran es el Presidente de todo el Grupo Benerit, mismo grupo al que pertenece Vanadis", explicó. "Por cierto, ¿a qué viniste?"
Daba igual que tan brusca o cortante hablara la princesa, Suletta parecía que no era capaz de pescar malos comentarios, ironías, sarcasmo ni doble sentido. Demasiado inocente, sí. La van a devorar viva si no la cuido, pensó Miorine.
"Vine a almorzar contigo si me lo permites, señorita Miorine", anunció Suletta en voz alta.
Miorine se encogió de hombros. "¿Trajiste algo para comer?"
Suletta rápidamente salió del invernadero, había dejado el escúter afuera junto con su preciosa carga: dos cajas de almuerzo. Volvió a entrar al invernadero. Miorine puso un gesto de graciosa sorpresa y enseguida pareció relajarse. Terminó de preparar solamente un sándwich y se lo ofreció a Suletta mientras se quedaba con una de las cajas de almuerzo.
"Buen provecho", dijo Miorine y comenzó a comer sin más.
"Buen provecho", respondió una contenta Suletta mientras comía el sándwich que tenía esos deliciosos tomates adentro. Se sentía demasiado contenta. Ya veo, no son novias…
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Un par de días bastaron para que Nagisa se ambientara al sitio nuevo, a su rutina y horarios; y a los seis días ya estaba completamente cómoda en su nueva Casa. Los chicos eran fantásticos y eso, sumado a lo amistosa que era Nagisa, ayudó a que la nueva piloto de la Tierra encajara bien en el grupo y conociera apropiadamente a todos. Suletta los había estado visitando pero sólo para saludar y siempre acompañada de Nagisa, algunos de ellos aún no se sentían cómodos con la presencia de la actual Holder, que encima era una Bruja que piloteaba un Gundam.
A mencionar que para los chicos de Earth House era sorprendente que Nagisa Misumi pudiera comer tanto. ¡Devoraba todo a su paso! Justamente era la hora del almuerzo, algunos miembros de Earth House comían en una mesa de la esquina. No había otros alumnos a su alrededor, nadie se les acercaba mucho pero tampoco les pasaba desapercibido a los Earthian las malas miradas que les lanzaban de vez en cuando.
"Oigan, chicos", Nagisa finalmente se animó a preguntar sobre el tema que le venía picando la espalda desde que entró a Asticassia. Sólo estaban los de segundo año con ella. Procuró hablar en voz baja, comía su postre lentamente. "¿Puedo preguntar qué es todo ese asunto de que llamen a Yukishiro la Earthian Renegada?" Ellos seguramente sabrían todo. "He escuchado que los demás mencionan algo de que su empresa se vendió o algo así".
Nika, Nuno y Ojelo se miraron entre sí y asintieron al mismo tiempo. Honoka Yukishiro procuraba su distancia con ellos pero tenían muchas razones para no mirarla mal, todo lo contrario.
"Yukishiro debe tener sus motivos para no haberte contado antes", Nika fue la primera en hablar. "Verás… Nosotros estamos aquí apadrinados por empresas en la Tierra que son parte del Grupo Benerit". Empresas pequeñas y sin tanta influencia ni prestigio como las empresas propiamente Spacians, pero no había razón para mencionarlo.
"Y también sabes que son las compañías del grupo Benerit los que dominan casi todo el mercado de la navegación espacial, ¿verdad?" Le preguntó Ojelo a Nagisa y ésta asintió. "Pero la empresa de donde tú vienes es distinta. Seven Stones es la que tiene el monopolio y las patentes de los sistemas y las estructuras mejoradas que son lo primordial para los núcleos de las bases espaciales, las de ésta escuela incluida".
Nagisa asintió varias veces. "Mi MS Black es un modelo mejorado de construcción y asistencia, con ellos se arman las bases de estructuras muy, muy grandes, lo sé porque tuve cursos en la fábrica donde trabaja mi papá".
"Seven Stones es la única compañía 100% de los Earthians que no es parte del grupo Benerit", continuó Nuno con voz casi aburrida y desinteresada mientras jugaba con los guisantes de su plato. "Se dice que para mantener su monopolio en Japón, Seven Stones se asoció con el grupo Benerit y le presta servicios y crea para ellos sistemas exclusivos, y además se sabe que ellos suelen adquirir a otras empresas pequeñas de la Tierra para ampliar su poder e influencia, por eso muchos dicen que Seven Stones se vendió a los Spacians".
"Vaya…" A Nagisa le tomó unos segundos digerir todo eso, no sabía qué hacer con semejante información. Entonces... ¿Lo que decían todos en la escuela era cierto? Una molestia en el estómago casi la hizo perder el apetito.
"La verdad es que la empresa ha tenido que hacer eso para que no sean los Spacians los que tomen el control de esas empresas pequeñas", aclaró Nika antes de que Nagisa tuviera una crisis existencial. "Nos enteramos de esto poco después de que ella ingresara a Asticassia el año pasado", continuó la mecánica. "Nuestros compañeros de Casa de tercer año de ese entonces nos contaron todo, la empresa de uno de ellos fue adquirida por Seven Stones y se dio cuenta de cómo eran las cosas en realidad. Ellos no toman el control de las empresas, las adquieren de manera simbólica y los apoyan con financiamientos y materiales, pero los dueños y trabajadores originales se mantienen", aclaró de inmediato. "Y tampoco los obligan a darles sus productos y servicios al Grupo Benerit".
"Desde que entró a la escuela, Yukishiro siempre nos ha prestado ayuda con materiales e incluso con dinero, pero debemos mantenerlo en secreto para que no nos molesten más de lo que ya lo hacen, ella misma lo pidió", agregó Ojelo con una sonrisa.
"Y quizá sea bueno que sepas que ella es la que está pagando para que podamos alimentarte bien, comes mucho", comentó Nuno.
Nagisa se tuvo que tomar unos momentos para digerir toda esa información. Su cabeza hueca con sus dos neuronas tuvieron que esforzarse en hacer un resumen de lo que le explicaron: la empresa Seven Stones protegen a las empresas terrestres fingiendo absorberlas y siendo asociados del Grupo Benerit. Los otros Earthians y los Spacians creen que se vendieron al Grupo para mantener su monopolio. Yukishiro está en esa escuela a pesar de que es solamente para alumnos enviados por el Grupo Benerit…
La chica se llevó las manos a la cara mientras murmuraba constantemente un "no puedo creerlo" en voz muy baja.
"¿Nagisa?" Ojelo la picó ligeramente en un brazo con su tenedor.
"Creo que ya entiendo todo, gracias", respondió Nagisa, mirándolos al fin.
"Por cierto, ya recibí los planos y esquemas de Black, ya los revisamos y es una máquina grandiosa, pero tendremos una opinión más completa cuando tu MS esté aquí", dijo Nika en afán de cambiar el complicado tema.
"¡Ya lo verán cuando lo vean!" Exclamó una recuperada Nagisa. "Por cierto… Um… Gracias por contarme todo esto", dijo en voz un poco baja. Al parecer estuvo malinterpretando la actitud alejada de Yukishiro, ¡pero nadie podía culparla cuando la mecánica cumplía muy bien con su misión de tomar distancia! "Oh, voy por otro postre".
"¿Acaso tienes las piernas huecas? Porque no entiendo dónde te entra tanta comida", murmuró Ojelo y Nagisa sólo sonrió mostrando todos los dientes.
Luego del almuerzo, los Earthians de segundo año fueron a sus respectivas clases de la tarde. Nagisa estaba un poco más tranquila ahora que sabía todo, y también se sentía más preocupada por Yukishiro. Seguramente, ser la Holder poco y nada ayudó a su ya precaria fama en la escuela. Era una intrusa y todos lo sabían. Lo único que no preguntó era porqué ella estaba en una escuela que solamente era para los del Grupo Benerit.
Nuevamente le llegó a la cabeza revisar que su futura jefa estuviera bien, y nuevamente recordó que la mecánica buscaba la distancia con todos los Earthians por voluntad propia. Refunfuñó. Si ella puede lidiar con esto, yo también puedo… Trabajaré para Yukishiro después de todo.
Pensaba en ello camino a su última clase y entonces escuchó el ruido de algo que cayó al suelo. Reaccionó rápido y descubrió que a alguien se le había caído su Tablet. Honoka tiró su Tablet por accidente al no poder sacarla bien del estuche. La piloto fue a levantarla por ella y se la dio.
"Por suerte son resistentes, ¿verdad?" Preguntó Nagisa con una sonrisa. Ahora miraba con otros ojos a la mecánica.
"Hace falta un gran esfuerzo para dañarlas", comentó Honoka con una sonrisa. "Muchas gracias, Misumi. Con tu permiso, debo ir a clases".
Al ver que Yukishiro estaba a nada de hacer una retirada estratégica, decidió alcanzarla. "Creo que mi siguiente clase es por ahí también, mira", dijo y le mostró su horario en su agenda escolar.
Honoka le echó un vistazo. "Sí. Iremos al elevador, bajaremos en el mismo piso y te diré qué salón te corresponde".
"Gracias", respondió Nagisa.
Subieron al elevador con al menos una docena de alumnos más, todos camino a su siguiente clase. Nagisa notó cuando uno de los alumnos alcanzó a aplastar a Honoka por accidente, pero lo hizo del lado de su brazo herido. El alumno ni siquiera se dio cuenta de su acción, todos estaban un poco apretados ahí dentro. Nagisa rápidamente reaccionó al ver un fugaz gesto de dolor en su compañera y se colocó frente a ella para que no la aplastaran, incluso puso sus brazos a los costados de Honoka para escudarla.
"¿Estás bien?" Preguntó Nagisa mientras miraba por encima de su hombro, para ella a su vez no empujar a nadie más. Sonaba preocupada.
Honoka sonrió por lo bajo y asintió. "Lo estoy, gracias".
Hubo silencio los siguientes segundos que duró el viaje en elevador. Todos bajaron en el mismo piso y Nagisa y Honoka salieron al final. La piloto caminaba justo al lado de la mecánica, casi pegada hombro a hombro.
"Ese es tu salón", Honoka señaló la última puerta del pasillo a la izquierda. "Y éste es el mío", la mecánica sólo le sonrió de la manera amable de costumbre mientras señalaba la puerta que tenían justo a un lado. "Ánimo en tu clase, Misumi", se despidió y de inmediato entró a su salón.
"Ah… ¡Igualmente!"
Antes de irse, Nagisa le echó un vistazo más a Honoka antes de seguir su camino, pudo ver que Suletta ya se encontraba ahí y fue a sentarse con ella para poder tomar su clase. Clase que se le complicó un poco, por cierto, pero sólo debía estudiar duro para ponerse al corriente, ¿verdad?
¿Verdad?
Para el final de la jornada escolar de ese día, Nagisa Misumi lucía como si acabara de recibir una paliza. La pobre piloto estaba sentada contra el muro que daba a los establos de los animales de granja. Tiko, la cabra de Aliya, mordisqueaba su cabello.
"¿Nagisa está bien?" Preguntó Lilique mientras señalaba a la piloto.
"Tiene problemas con sus clases", respondió Aliya con una sonrisa nerviosa. "Nika y los chicos sólo pueden ayudarla en las clases que comparte con el curso de Mecánica, Martin podría ayudarla con los temas de Estrategia, pero en cuanto a lo propio del departamento de Pilotaje, está por su cuenta".
"Oh, ya veo… ¡Tú puedes, Nagisa!"
Nagisa sólo levantó un tembloroso pulgar en respuesta.
La piloto no entendía por qué Suletta ya no parecía tener tantos problemas con las clases en cuestión de unos pocos días… ¡No que pensara que Suletta fuera una tonta! Pero el primer día que tomaron sus clases, Suletta parecía tan perdida como ella pero ahora se le notaba más tranquila. Rápidamente sacó su agenda y le mandó mensaje a la otra piloto.
[¿Puedo llamarte?]
Suletta la llamó primero.
"¡Hola, Nagisa! ¿Qué sucede?" Preguntó una preocupada Suletta de inmediato.
"Verás..." Su voz moría de a poco, no quería quedar como una tonta pero si no se esforzaba y no aprobaba sus cursos, la enviarían de regreso a casa y eso sería muy vergonzoso. "Necesito ayuda". Se puso roja por culpa de la pena. "No me va bien en las clases pero he notado que tú ya no tienes tantos problemas como al principio, me preguntaba cómo lo lograste…"
"¡Oh! Eso es gracias a la señorita Miorine", respondió Suletta de inmediato, su voz sonaba extremadamente contenta. "Ella me ha estado ayudando a estudiar".
Nagisa no necesitaba ver a Suletta para saber que sonreía. "Pero Miorine está en Gestión Estratégica, ¿o no?" Comentó con extrañeza.
"Sí, ¡pero ella es muy, muy, muy lista! Le mostré los documentos de mi curso y me está dando lecciones", explicó la piloto.
Antes de que Nagisa pudiera responder algo, escuchó la voz de Miorine cerca de Suletta.
"Suletta, ¿dónde estás? Tenemos que… Oh", sonó la voz de Miorine y notó que su Prometida estaba en medio de una llamada.
"Es Nagisa", informó Suletta mientras señalaba el ID en la pantalla. "Dice que tiene problemas con sus clases, que no les entiende mucho".
Miorine se acercó más y activó el altavoz. "¿Y qué hay de los chicos de Earth House? ¿Les has pedido ayuda? Tengo entendido que son bastante buenos en sus cursos".
"Lo son y me ayudan en las clases que compartimos, pero en cuanto al Curso de Pilotaje… Es complicado, no entiendo mucho de lo que dicen. Hay otra piloto pero es de primer año", informó Nagisa, no sin cierta vergüenza.
Pronto el gesto de Suletta se iluminó cuando una idea le pasó por la cabeza, jaló la manga de Miorine y estuvo a punto de anunciar su gran idea, pero su Prometida no la dejó. Para Miorine era obvio que Suletta quería invitar a Nagisa a sus sesiones de estudio, pero la princesa tenía un mejor plan.
"Honoka es bastante lista y fue la mejor piloto de la escuela casi todo el año pasado, pídele que te ayude a estudiar. Además es muy paciente para explicar los temas", dijo Miorine. Al notar que Suletta estaba a punto de decir algo, le selló los labios con sus dedos índice y medio.
Por su lado, Nagisa se tensó y sólo atinó a acariciar el pelaje del cuello de Tiko. "Lo haría, pero…" Otra de las razones por la que acabó rendida fue por que no pudo alcanzar a Honoka luego de clases, era complicado encontrarla sin tener que preguntarle directamente dónde estaba por mensaje o llamada. "¡No me gustaría molestarla! Además sigue lesionada y debe atender sus propias clases y…"
La voz de Nagisa sonaba tan nerviosa que incluso Suletta lo habría notado, de no ser porque su cabeza y su cuerpo estaban concentrados en los lindos y delicados dedos que la callaban de esa gentil manera. La piloto estaba tan roja como los tomates a su alrededor. Miorine suspiró con gracioso fastidio al notar eso pero no soltó a Suletta ni dijo nada al respecto.
"Luego de clases, Honoka va al Hangar General Número 2, que es donde los estudiantes sin Casa guardan sus MS", informó Miorine. "Se queda en su Mobile Suit un rato y luego va a estudiar al jardín que está cerca de aquí, del invernadero".
Nagisa sonrió al saber que Suletta justo en ese momento estaba con su Prometida en el dichoso invernadero. A decir verdad, pensó que Miorine sería más complicada de abordar con su malhumor y su modo brusco de ser… Pero resultó que Honoka y su amable sonrisa era la complicada de alcanzar.
"Gracias, le preguntaré si puede ayudarme a estudiar", dijo Nagisa mientras se ponía de pie, le daba una última palmada en la cabeza a la cabra e iba camino a los Hangares Generales.
"Suerte", fue la única respuesta de Miorine antes de terminar la llamada. Ahora tenía que lidiar con una sonrojada Suletta.
Por su lado, Nagisa llegó a los Hangares con veloz carrera y no tardó en localizar a White, el MS de Yukishiro. ¡Y precisamente ahí estaba Yukishiro! Pudo verla en la cabina haciendo algo con su Tablet. Rápidamente subió por el andamio hasta alcanzar la cabina de White.
"Hola, Yukishiro", saludó una agitada Nagisa. No iba a admitir que fue tan rápido como pudo.
"¿Misumi?" Pese a la sorpresa, Honoka igualmente la recibió con un gesto educado. "¿Pasa algo?"
"No… Digo ¡sí!" Nagisa se aclaró la garganta y se llevó una mano a la nuca mientras desviaba la mirada. "Me gustaría saber si… Si te podría pedir ayuda para estudiar. Las clases son más complicadas de lo que esperaba… No quiero volver a casa porque no pude con las clases. No podría ver a la cara a mis padres ni a los tuyos si fallo".
Honoka la miró largamente antes de acceder. "Te ayudaré", respondió la mecánica. "Tú dime cuándo quieres comenzar".
Nagisa sonrió al escuchar esa respuesta. Aún tenía su mochila puesta así que sacó su Tablet y le mostró las notas de las clases de ese día.
~o~
"Calibarn, ¿qué podría darle a mi Prometida para que sepa que la aprecio?" Preguntó Suletta mientras estaba en la cabina de su compañero. Visitarlo era importante y lo hacía a diario, además llamaba a su familia desde la cabina del piloto, se sentía más cómoda ahí que en su cuarto del Hotel.
[No sé si soy el adecuado para responder eso. Podrías llamar a tu hermana o a…]
"¡N-No!" Suletta se puso nerviosa pero de una manera bastante linda. "Ya no estoy en casa, debo hacer esto por mí misma, debo demostrar que puedo hacer esto por mí misma... ¡Y mi hermana no dejará de molestarme si le pregunto algo tan vergonzoso!"
Si un Gundam pudiera suspirar, Calibarn lo habría hecho. El monitor se encendió y comenzó a buscar respuestas a la petición de Suletta en la colección de mangas y anime que tenía en su base de datos.
[Según se muestra en estos paneles, un obsequio pequeño y no muy costoso cuenta como un detalle significativo si lo consigues pensando en esa persona especial.]
Suletta se puso roja pero estaba bastante atenta a las páginas que su compañero le mostraba. Asintió un par de veces.
"Hay una tienda en la escuela donde traen cosas de la Tierra", murmuró Suletta y miró el monitor de nuevo. "Buscaré algo lindo".
[¿No deberías volver ya al hotel? Ya casi es el toque de queda.]
"Hoy me quedaré con la señorita Miorine, dijo que me ayudaría a terminar de repasar las lecciones de primer año del curso de Pilotaje, por eso aun no entiendo todo lo que me explican en las clases".
[Entonces ve de una vez o se hará más tarde.]
"¿Me estás echando de aquí?" Preguntó una ofendida Suletta.
[Sí. Buscaré más información sobre lo que puedes ofrecerle a tu Prometida.]
Esa respuesta fue suficiente para que Suletta recuperara los ánimos y saliera corriendo de Calibarn después de un veloz "buenas noches". Se fue tan rápido que ni siquiera pasó por ropa de dormir a su cuarto del Hotel, fue directo al dormitorio de Miorine.
Anteriormente la oficina del director, el sitio quedó disponible después de una importante ampliación a la escuela y Delling Rembran le permitió a su hija quedarse ahí. Quizá el único capricho que le ha cumplido en su vida.
La piloto llegó y, ni bien entró, lo primero que le dio la bienvenida fue el desastre de Miorine. En la entrada donde había unas hermosas plantas estaban apiladas las bolsas repletas de empaques de comida y botellas de agua y soda que ya no tenían cabida en el dormitorio.
"¡Estoy acá…!" La llamó Miorine precisamente desde el dormitorio.
"¡Voy!"
A Suletta le hormigueaban las manos con los deseos de deshacerse de esas bolsas… ¡Sólo debía lanzar esa basura al depósito que estaba a pocos metros de ahí! Se olvidó de la basura y subió al dormitorio donde, además de la basura, había algo de ropa desperdigada por el suelo y los muebles. Al menos el escritorio y la mesa estaban despejados.
Miorine usaba pijama de shorts y blusa de tirantes color verde claro, encima llevaba una bata de blanca. Suletta tragó saliva y se acomodó la chaqueta, hasta ese momento recordó que no llevó ropa para cambiarse. Quien sí lo notó fue Miorine, arqueó una ceja.
"¿Piensas dormir en tu uniforme?"
"Ah… Olvidé traer mi ropa de dormir", Suletta comenzó a jugar sus dedos entre sí.
"Te prestaré algo", dijo la princesa y sacó un pijama de su guardarropa, el más grande que tenía, Suletta era una chica grande.
Un pantalón corto y una camisa de manga larga, ambas piezas con encajes, un conjunto muy femenino que hizo sonreír a Suletta. La piloto rápidamente se cambió de ropa.
"¡Muchas gracias!"
Suletta Samaya ya estaba lista para estudiar. La piloto notó que, al menos en la mesa y alrededor de ésta, Miorine había retirado la basura y las bolsas y estaba un poco más despejado.
Comenzaron a estudiar y Suletta ponía toda la atención posible, pero su atención saltaba de las lecciones al calor de Miorine, nuevamente a las lecciones y luego al aroma a hierba fresca que emanaba de la chica, seguramente por culpa de sus actividades de jardinería. La piloto no notó cuando se quedó con la mirada perdida mientras su cuerpo se contagiaba de la calidez ajena.
"¿Entendiste, Suletta?"
Sin respuesta.
"¿Suletta?"
La piloto seguía lejos de ahí.
"¡Suletta!"
"¡P-P-Perdón!" Suletta respingó y miró a Miorine con bastante vergüenza. "Lo siento".
Miorine suspiró. "Debes estar cansada, también tienes entrenamientos y recién comenzaste con las prácticas en los Demi-Trainers", lo sabía, conocía el horario de Suletta.
"Estoy bien, pondré atención, lo prometo", dijo la piloto con voz más alta de lo necesario.
"De acuerdo, estudiaremos un rato más y luego iremos a dormir".
Suletta asintió.
"¿Cenaste?"
La piloto negó y Miorine suspiró.
"Tengo ramen instantáneo, comeremos eso".
La sonrisa de la Mercuriana se hizo enorme. "Siempre quise probar ramen instantáneo, sólo lo he visto en programas y en mis mangas favoritos".
"Gracias a las Estrellas que no me estás regañando por comerlas", suspiró Miorine y se levantó de la mesa. "Iré a prepararlas, toma un rato para que estén listas. Sigue leyendo por mientras y memoriza los términos de esa lección. Te haré preguntas después".
"Sí, señorita Miorine".
Un par de horas más pasaron y un bostezo de Suletta marcó el final de su sesión de estudio.
"Vamos a dormir. Si no descansas correctamente, no retendrás la información que has estado estudiando".
"Puedo estudiar un rato más".
"Sé que sí", Miorine suspiró. "De acuerdo, sigue si quieres, yo iré a dormir. ¿No hay problema si apago las luces?"
Suletta negó y hasta ese momento se dio cuenta de algo.
"Ah… Señorita Miorine…"
"¿Qué pasa?"
"¿Me podrías prestar una almohada y una manta?"
"La cama ya tiene almohadas y mantas".
Suletta enrojeció. "P-P-Pero sólo hay una cama".
"Sí, y no hagas esto más grande de lo que en realidad es, sólo dormiremos en la misma cama y la cama es amplia, no estaremos apretadas", dijo y de pronto miró a Suletta con el ceño fruncido. "A menos que tengas otra cosa en mente, pervertida".
La piloto comenzó a agitar los brazos en pánico. "¡N-No! ¡No es eso! ¡No quiero que estés incómoda, es todo!"
"No lo estaré a menos que te muevas mucho o ronques", la miró largamente, "¿haces algo de eso?"
"¡N-No!"
"Entonces estaremos bien", Miorine se levantó y fue directo a la cama. "Procura no dormir tan tarde".
"Entendido".
Sólo pasaron cuarenta minutos más antes de que Suletta finalmente apagara su Tablet y fuera a acostarse. Un poco de luz llegaba desde el recibidor del cuarto, la luz que iluminaba el pequeño jardín interior, la misma luz que dibujaba la silueta de Miorine Rembran sobre la cama. Estaba acomodada sobre su costado, de cara al muro y dándole la espalda a Suletta, la manta la cubría a media cadera, dejando a vista sus suaves curvas, su piel que seguramente era suave, su cabello desperdigado sobre el colchón, el acompasado movimiento de su respiración.
Era Suletta a la que casi se le olvidaba respirar por culpa de esa imagen. Nunca había visto nada igual a eso, nunca.
La piloto sonrió.
"Mi… Mi Prometida…"
Ya era hora de dormir, así que la piloto se metió en la cama y se acomodó a su lado. Decidió mantener su distancia y darle la espalda también, no era correcto verla tanto mientras dormía.
No soy una pervertida, pensó Suletta mientras se cubría con la manta hasta la nariz.
"Huele a ella…" Murmuró.
Miorine despertó con su frente pegada a la espalda de su Prometida... Y afortunadamente despertó antes que ésta última.
CONTINUARÁ...
