PARTE 15 Sobre Orgullo y Control

~o~

El silencio del cuarto era roto por el sonido de los besos que Miorine y Suletta compartían, se dejaban llevar, disfrutaban el tiempo que tenían juntas luego de una agitada tarde de duelos.

Miorine no soportaba la simple idea de que Suletta ya no fuera su Holder, que la alejaran de ella no era una opción y mucho menos que alguien como el idiota de Jeturk tratara de alejarla de su lado. La molestia que le provocaba el riesgo de perder a su Prometida la obligó a besar a Suletta como si quisiera devorarla, pero lo que Miorine no esperó era que su duro beso finalmente disparara algo en Suletta, algo que pareció encender una chispa dentro de su pecho.

Suletta abandonó su boca para besar sus mejillas, morder suavemente una de sus orejas y enseguida ir directo a su cuello para saborear su clara piel de nácar.

"Pervertida..." Murmuró Miorine mientras sentía un escalofrío de cuerpo entero.

"No lo soy", se defendió Suletta de inmediato, no detenía los besos en el cuello de Miorine.

"¿Entonces dónde aprendiste a hacer esto, eh?" Preguntó, sorprendida por la iniciativa de Suletta.

"En un programa", respondió la piloto sin dudarlo. Admitía que tuvo que ver dos o tres obras para darse una idea de qué hacer que no fueran sólo besos. "Y un par de historietas".

"¿Pues qué clase de cosas ves?" Miorine tuvo que detenerla, sujetarla por las mejillas y encararla con graciosa seriedad, pero Suletta no se mantenía quieta, no quería, pues aprovechó la posición para besar las yemas de sus dedos, pero ésta vez lo hizo de manera más delicada. Miorine no pudo contener otro temblor en todo su cuerpo ante el gentil gesto.

"Sólo quería saber qué más puedo hacer para hacerte feliz", dijo Suletta con su voz baja, una voz repleta de emoción que tiró, sin darse cuenta, de una fibra sensible en Miorine.

"Suletta..."

"Me estás ayudando a mejorar las condiciones de vida de mi planeta. Sé que era nuestro trato pero siento que no fue justo, yo sólo tengo que pelear con Calibarn y tú has estado trabajando mucho tiempo, incluso con la ayuda de la señorita Honoka, todo para ayudarme a cumplir mi sueño. Siento que no es justo que yo haga tan poco por ti..."

Miorine tuvo que soltar a Suletta para cubrirse el rostro, ésta vez se sintió a nada de arder en llamas. ¿Cómo era posible que alguien la quisiera de esa manera? A veces no podía creerlo, ella misma se conocía, era poco amistosa, era indiferente con las personas, lamentablemente había heredado el mal genio de su padre y tampoco hacía un esfuerzo para que las personas se pudieran acercar un poco más a ella. Honoka era asunto aparte. Pero ahí estaba Suletta, que la aceptaba con tan florida lista de encantos y le daba no sólo su amistad, si no un cariño sincero.

"Cierra la boca", murmuró una sobrepasada Miorine. ¿Qué se supone que le diga luego de semejantes palabras? La dejó completamente fuera de combate.

Pero Suletta sabía entenderla, otra de sus habilidades natas al parecer.

"De acuerdo", la piloto sonrió de alegre manera y decidió acostarse a un lado de Miorine para poder abrazarla por la espalda y pegarla contra su pecho, así no tendría que verle la cara pero podría seguir abrazándola.

En respuesta, Miorine se sujetó de los brazos de Suletta mientras dejaba que la calma de ésta se le contagiara. Al menos así podría ruborizarse en paz, pero quien no se quedó en paz fue Suletta. No pasaron más que unos segundos de silencio antes de sentir cómo Suletta besaba su cabeza y luego movía su cabello a un lado para poder darle besos lindos, juguetones y amorosos en el cuello. La piloto incluso se pegó más a su cuerpo y Miorine estaba en una posición que no le permitía hacer nada para contenerla, mucho menos detenerla.

No que Miorine quisiera detenerla.

"Suletta..."

"¿Puedo?" Preguntó la piloto entre besos, su voz dulce y dejando en claro que se detendría si Miorine se lo pedía.

Un suspiro entrecortado salió de entre los labios de Miorine. "Yo te diré cuando parar".

Suletta hizo un sonido afirmativo mientras retomaba los besos, sus brazos de momento quietos alrededor de la cintura de su Prometida, de momento... Porque pasados unos minutos donde sólo se escuchaban los suspiros de Miorine y los labios de Suletta trabajando en el cuello y los hombros de su Prometida, las manos de la piloto ya no pudieron estarse quietas. Aprovechando la posición, Suletta bajó sus manos lentamente hasta topar con la orilla de la blusa de Miorine, donde tentó un poco la tela antes de animarse a tocar directamente su suave estómago.

Miorine apretó los labios pero no la detuvo. Suletta supo interpretar su silencio y de momento se contentó con sólo tener contacto directo con la piel de su estómago.

"Suletta..." Miorine apretó los labios al sentir una mordida en su cuello, una suave mordida que la hizo suspirar. Percibió cuando las manos de Suletta comenzaron a moverse en su estómago y cintura en suaves caricias que no pasaban ningún límite. Agradecía eso, una de las cosas que más le gustaba de Suletta era que respetaba sus límites.

"No voy a dejar que nadie me gane", susurró Suletta al oído de Miorine, sus labios rozando la oreja de ésta. "Cumpliré mi promesa y luego..."

"¿Y luego?"

"Y luego haré lo que pueda para ayudarte a salir de aquí, señorita Miorine, te llevaré a la Tierra, te llevaré a Mercurio también..."

Miorine admitía que ya no tenía planes claros para después de su cumpleaños, lo único que tenía seguro era que su padre no la había molestado desde que Suletta era la Holder, tampoco había llamado a Honoka y no se metía con Suletta y su empresa. No sabía la razón y tampoco tenía muchas ganas de preguntarle a su padre el porqué de su repentino desinterés por el asunto del Holder. Lo que Miorine sí podía agradecer era que Honoka ya no estaba en la mira de su padre.

Ir a Mercurio de visita no era una mala idea...

"Suena bien... Yo quiero mostrarte la Tierra para que saques más ideas sobre cómo puedes mejorar Mercurio".

"Eso... Eso me gusta..."

Miorine sabía que debía tomar un tema importante antes de terminar de derretirse en los brazos de Suletta. Se giró para poder encararla, pero antes de poder decir nada, los labios de Suletta la atacaron con un profundo, dulce y húmedo beso que no dudó en corresponder. Ambas se enredaron en un apretado abrazo mientras el beso se alargaba por un par de minutos.

Justo antes de que Suletta hiciera cualquier otro ataque, Miorine la sujetó por las mejillas una vez más y la detuvo.

"Suletta, escucha".

"¿Uh?" La piloto asintió de manera firme una sola vez. Por el gesto que tenía, parecía como si hubiera salido de un hechizo, de una profunda ensoñación. Tomó aire para poder enfocarse en lo que Miorine fuera a decirle.

"Cuando llegue mi cumpleaños nuestro compromiso será oficial ante los ojos de todo el Grupo Benerit, ya nadie podrá pedir mi mano. Estaremos comprometidas", reiteró mientras miraba directo a ese par de ojos de mares que brillaban con la escasa luz que llegaba desde la parte baja del sitio. "Pero no quiero que tengamos una relación sólo porque el estúpido sistema del Holder lo dice".

Suletta asintió de nuevo. "Entonces déjame estar contigo como debe de ser, no tenemos porqué casarnos tan pronto, sólo cuando nosotras queramos", remató sus últimas palabras con una sonrisa cargada de alegría y calidez.

Miorine se sonrojó más mientras fruncía el ceño, no resistió jalar las mejillas de Suletta. Ésta se quejó pero no hizo nada por soltarse, sólo sonrió.

"Irme de Asticassia ya no es una opción, el tonto juego de mi padre terminará cuando sea mi cumpleaños y ya nadie me molestará", la chica se encogió de hombros. "No puedo huir y dejarte aquí, tampoco quiero que interrumpas tus estudios... Creo que puedo quedarme un poco más aquí si es por ti..."

Y esas simples palabras hicieron tan feliz a Suletta que volvió a abrazarla, aunque ésta vez su emoción la sobrepasó y apretó a Miorine entre sus brazos. La alegría la consumía por completo.

"Gracias".

"¡Suéltame!" Peleó Miorine pero su fuerza era nada para esa bruta.

Suletta rió y aflojó el abrazo, para enseguida llenar el rostro de Miorine de besos y poco a poco calmarse. Tantas emociones la tenían con el corazón alborotado. Miorine notó eso y fue ella misma la que decidió que ya habían tenido suficiente acción por esa noche.

"Vamos a dormir", dijo Miorine y volvió a girarse para que su espalda quedara nuevamente contra el pecho de Suletta, ésta felizmente la sujetó por la cintura una vez más.

"Sí".

"Por cierto..."

"¿Mm?"

"Olvida lo de señorita, puedes llamarme por mi nombre..."

La sonrisa de Suletta se hizo enorme. "¿También puedo ponerte un apodo? Está en mi..."

"No", Miorine la cortó de inmediato.

"Pero ya tengo pensado un lindo apodo".

"Olvídalo".

"Me gustaría decirte MioMio".

"Suena tonto. Ya duérmete", y ella fue la primera cerrar los ojos.

Suletta bufó de manera linda y el simple sonido hizo sonreír a Miorine por lo bajo, más al sentir cómo los brazos ajenos la sujetaban con más firmeza mientras el par de grandes manos abarcaban buena parte de su estómago y costados. Miorine estaba bien con eso.

"Cuando durmamos juntas, ¿podemos dormir así?" Pidió Suletta en baja voz.

"Sí".

"Buenas noches, Señorita Miorine".

La chica sonrió. "Buenas noches".

Finalmente durmieron.

~o~

Nagisa amaneció en la misma cama que Honoka. No quiso dejarla sola al menos por ese día y dio la excusa siempre útil de necesitar ayuda para estudiar. Honoka aceptó que estudiaran en su cuarto y Nagisa a propósito ignoró la hora. Y para cuando llegó el toque de queda ya era tarde para que volviera a Earth House. Nagisa se limitó a llamar a Martin y avisarle que se quedaría con Honoka esa noche.

Honoka agradeció la compañía.

Y ahora ambas amanecieron tomadas de la mano, con la diferencia de que ninguna buscó el contacto de manera intencional, simplemente sucedió y Nagisa ésta vez no tenía el pecho y la cabeza tan tempestuosos como la primera vez que eso sucedió. Honoka lucía un poco preocupada y estuvo a nada de quitar su mano, pero Nagisa se lo impidió.

"Esto no me molesta", dijo Nagisa de inmediato y se encogió de hombros. "Tu mano es cálida".

Honoka no tardó en sonreír. "Tu mano también es cálida. Pero si queremos alistarnos para estar a tiempo en clases, tenemos que soltarnos".

Nagisa sonrió y casi rió. "Supongo que tienes razón". Y para confirmarle que el estar tomada de su mano no le molestó en lo absoluto, le dio un ligero apretón, uno gentil antes de soltarla y levantarse primero de la cama. "Buenos días, Honoka".

"Buenos días, Nagisa".

"¿Cómo te sientes?"

"Mejor, gracias".

Compartieron una sonrisa más y ahora sí comenzaron a prepararse para el día. No tendrían más duelos esa semana y ambas lo agradecían, Honoka tenía que hacerle una revisión a su MS, el día anterior Nagisa no se lo permitió, de hecho le pidió que se tomara las cosas con calma por ese día y Honoka aceptó.

Las clases comenzaron y ambas parejas siguieron con su rutina. Lamentablemente para ellas, los Jeturk nuevamente no cumplieron con una parte de su trato, a las duelistas les llegó el aviso de que los MS de los hermanos habían sido asegurados por la compañía con la excusa de piezas y armamentos exclusivos que estaban protegidos por contrato ante todo el grupo Benerit. Vim Jeturk no pretendía dejar a dos de los mejores MS de su compañía a manos de la campesina Mercuriana y la Earthian de Seven Stones.

"¿De verdad pueden salirse con la suya y no cumplir sus tratos incluso al final?" Miorine no sonaba muy contenta mientras se comunicaba con Shaddiq, fue él quien les hizo saber que no recibirían los MS apostados.

"Lo lamento mucho, Miorine, pero no podemos ir en contra de las órdenes de los jefes", fue todo lo que pudo decir Shaddiq. "Sé que ellas ganaron de manera justa, todos lo vimos, pero tú más que nadie sabe que ésta escuela pertenece al grupo Benerit y aquí se hace lo que los más influyentes dicen".

Miorine bufó y cortó la llamada sin más. Se encontraba con todos en Earth House, de hecho miró a los Earthians, a sus amigas y a su Prometida y negó con la cabeza, claramente molesta.

"No tendremos al Dilanza y al Daribalde, el padre de Guel y Lauda aseguró los MS y no los entregarán", explicó Miorine.

"¡Esos bastardos!" Gruñó Chuchu. "¡Malditos Spacians, siempre se salen con la suya!" La chica enseguida miró a Miorine y a Suletta. "No lo digo por ustedes".

Las aludidas asintieron.

"Son ellos los que quedan mal con esas acciones", comentó Nika, no tan sorprendida por cómo terminaron las cosas al final.

"Pues... El valor de las acciones de Jeturk Heavy Machinery ha estado a la baja desde ayer", comentó Lilique luego de revisar el estado de las finanzas del Grupo Benerit, les mostró a todos su Tablet y, sí, en las últimas veinticuatro horas las acciones habían bajado un 19%, lo cual era demasiado tomando en cuenta que se trataba de una compañía multimillonaria de las Tres Grandes del Grupo Benerit.

"No me sorprende, sus mejores MS han perdido contra nosotras y los duelos de ayer fueron un verdadero desastre para ellos", comentó Honoka. "Y ahora que no han respetado la apuesta, quizá pierdan más puntos de confianza entre sus inversionistas".

Suletta se llevó una mano al mentón, pensativa. "Creo que debo preguntarle a mis padres si Vanadis ha ganado más interés gracias a estos duelos".

"Esos MS no nos hubieran venido mal, pude haber adaptado alguno de ellos para Chuchu", comentó Nika, decepcionada.

"¿Creen que al menos cumplan la parte del trato que dice que ya no pueden combatir en duelos?" Preguntó Nagisa, preocupada. Por supuesto que era de preocuparse que ese chico Lauda de verdad estuvo a nada de usar fuerza letal.

"¿Saben? Durante mis clases escuché algunos miembros de Jeturk House decir que Guel y Lauda ya no se están quedando con ellos, los sacaron", dijo Aliya.

Esa noticia sorprendió a los presentes.

"Guel era el líder de Casa, lo quiere decir que..."

Miorine completó las palabras de Honoka. "...Que Vim Jeturk fue quien los sacó. No me sorprende luego del desastre".

"Sólo son rumores, pero si es cierto, entonces quizá comiencen a verlos en el Hotel", agregó Martin.

Pero el chico estaba totalmente equivocado, el par de hermanos no tenían pensado quedarse en el Hotel donde los alumnos de empresas de medio y bajo rango se hospedaban, por lo que se hicieron de una tienda de campaña y estaban acampando en medio de la arboleda más densa de la escuela, donde nadie pudiera verlos fácilmente. Por supuesto, desde ese día ya no asistieron a clases. Ninguno de los dos lucía contento, pero ahora su única opción era esperar a que fueran a recogerlos, recibir en persona la reprimenda y el castigo de su padre, y finalmente terminar como trabajadores de escritorio en una planta de ensamblaje.

A ninguno de ellos les gustaba lo que pasaría en cuestión de unos días más.

"Esto no puede terminar así", dijo Lauda, que poco contento se notaba por no poder ir al comedor de la escuela y tener que comer raciones baratas.

Su acceso al dinero, desde luego, quedó bloqueado y sólo tenían raciones simples para mantenerse esos días hasta que el transbordador llegara. Y al estar dados de baja en el sistema de la escuela, tampoco podían pedir comida en el comedor.

"No podemos hacer nada más", murmuró Guel, molesto porque ese día no pudo ducharse temprano como acostumbraba a hacerlo. Poner un pie en el hotel estaba fuera de discusión. "Tenemos dos opciones: obedecer a nuestro padre o evitar lo que nos espera".

Lauda se mostró confuso. "¿De qué hablas, hermano?"

"¿De verdad quieres terminar como un trabajador de escritorio?"

"No".

"Yo tampoco, pero eso es lo que nos espera apenas vengan a recogernos, papá no querrá escucharnos luego de todo lo que ha pasado. Tú mismo viste los reportes de la empresa, las acciones están bajando", y la culpa era de todo el desastre de los últimos duelos y el peligro mortal que significó Lauda por unos segundos, pero eso no pensaba decirlo en voz alta. "Prefiero comenzar en otro lado..."

"¿Hablas de huir de nuestro padre?" Lauda estaba francamente sorprendido.

"No pienso estar en un sitio donde todos nos van a tratar como unos perdedores", Guel hablaba en serio.

"Pues yo preferiría escuchar la propuesta de Ceres y pelear junto con él en un duelo de Casa contra Casa", dijo el chico con seriedad, ahora sorprendiendo a su hermano mayor. "Él es de los Tres Grandes, seguro que no tendrá problemas en incluirnos en su equipo aunque ya no estemos en el sistema".

"¡No voy a depender de alguien más, mucho menos de Ceres!" Alegó Guel.

"¡¿Entonces prefieres huir?!" Lauda estaba cada vez más molesto. "¡Porque yo no! Las Earthians de Seven Stones y la campesina Mercuriana echaron todo a perder, si logramos que se vayan de la escuela y recuperamos la mano de Rembran, entonces nuestro padre nos aceptará de regreso".

No llevaban ni veinticuatro horas fuera de Jeturk House y el par de hermanos ya estaban cayendo en la desesperación.

"Tenemos unos días más antes de que llegue el transbordador", dijo Guel con voz más severa, tenía que tranquilizar a Lauda antes de que hiciera alguna tontería que les costara algo más que una posición de importancia en la empresa familiar. "Esperemos hasta que se nos ocurra otra cosa, ¿de acuerdo?" Preguntó, tomando por un hombro a su hermano.

Lauda se forzó a sí mismo a tranquilizarse, nunca había tenido un desacuerdo con su hermano y ahora se estaban levantando la voz el uno al otro. Nunca había sucedido algo así. No quería pelear con él, pero la frustración lo tenía alterado.

"De acuerdo... Y siento mucho haberte gritado, no fue mi intención", se disculpó de inmediato.

Guel sólo le alborotó el cabello a su hermano. "Saldremos de ésta, te lo prometo".

Ya en paz, el par de hermanos decidieron descansar un poco, comer esa insípida comida y entretenerse con sus Agendas, totalmente ajenos a que estaban siendo vigilados por Cuatro.

"Vaya que son patéticos", murmuró Cuatro mientras se alejaba del sitio, seguro de que al menos tendrían presente la propuesta que les hizo.

Lo mejor era esperar un par de días más, y cuando esos dos estuvieran lo suficientemente desesperados ante su inevitable y mediocre destino, entonces retaría a Earth House con cualquier excusa y el par de hermanos irían solos hacia él, o al menos uno de ellos, cualquiera de esos escenarios le servía. Como bien dijo Lauda Neill, poco importaría que ellos ya no estuvieran en el sistema de la escuela, Peil House podía permitirse ignorar una o dos reglas si con ello podían usar a algunos pilotos no registrados para cumplir con un duelo de semejante calibre.

Si cualquiera de esas acciones ayudaba a sacar a la heredera de Seven Stones, entonces el resto de los miembros del Grupo Benerit ignorarían cualquier falta en el reglamento. Mientras no fuera nada que pusiera en peligro la vida de la chica, desde luego.

Cuatro envió el reporte a sus jefes y volvió a Peil House, la verdad era que ese sitio era bastante aburrido cuando no tenía que pelear, pero trabajo era trabajo y quería que su mamá tuviera una buena vida.

~o~

Por el resto de la semana no hubo duelos para Suletta y ésta lo agradecía, no le molestaba en lo absoluto pelear por Miorine pero también quería estudiar como la alumna responsable que era, pasar tiempo con sus amistades y, sobre todo, estar con Miorine. Sus actividades conjuntas ya eran una linda rutina a la que Suletta se estaba acostumbrando. Esa misma mañana decidió agregar algo a su rutina.

La joven Mercuriana despertó más temprano de lo normal, se alistó, tomó su Agenda y Tablet y fue corriendo a esperar a Miorine afuera de su dormitorio. Y tuvo que esperar por quince minutos hasta que Miorine finalmente salió, sorprendiéndola un poco.

"¿Qué estás haciendo?"

"Pues... Sólo pasaba por aquí y decidí esperarte", dijo una lindamente nerviosa Suletta. "Y pensé que podríamos ir juntas, compartimos la primera clase y..."

Miorine suspiró de manera pesada antes de relajar su gesto y acariciar dulcemente la mejilla de Suletta. Pudo notar de inmediato cómo ésta se rindió al toque y sonreía de sincero contento.

"La próxima vez manda un mensaje para que te deje pasar y no tengas que esperar en el pasillo".

"Entendido", respondió Suletta y suspiró cuando la mano de Miorine abandonó su mejilla.

Ambas caminaron lado a lado camino a su primera clase. Suletta quería tomarla de la mano pero también comprendía que Miorine no gustaba mucho de las muestras públicas de afecto, eso lo respetaba. Anduvieron en silencio la mitad del camino hasta que Miorine ya no pudo callar.

"Me alegra que los uniformes sean de cuello alto", murmuró la chica mientras se tocaba el cuello. Tuvo que luchar contra un sonrojo mientras bajaba el volumen de su voz, el enojo podía adivinarse en su tono, por cierto. "Me dejaste algunas marcas en el cuello... Salvaje."

Escuchar eso no sólo ruborizó a Suletta, la hizo sonreír como tonta.

"La próxima vez lo haré un poco más abajo", fue lo único que dijo Suletta.

"Próxima vez..." Murmuró Miorine con gracioso enfado y apresuró sus pasos, dejando a Suletta atrás.

"¡Señorita Miorine, espera...!" Suletta también aceleró el paso para alcanzarla, pero Miorine no cedía.

"¿Qué te dije sobre mi nombre?"

"Suena raro si no te digo Señorita... Um... Si no quieres que te diga así, entonces puedo llamarte..."

"No".

"Pero no he dicho nada".

Quienes tampoco decían nada eran los alumnos que las miraban pasar, ese par era todo un espectáculo. Nunca habían visto a la princesa de la escuela tan animada. Quien también lo notó, desde luego, fue Shaddiq.

El chico había hecho uso de toda su paciencia desde que Yukishiro le quitó a Guel Jeturk el título de Holder. Había decidido aguardar hasta el último momento para poder sacar a la Earthian del juego, pero luego de la entrada de la Mercuriana las cosas se habían complicado demasiado. La Bruja no tenía rival y nada tenía que ver con su Gundam, la chica en serio era hábil, eso nadie lo podía negar.

Debía encontrar alguna manera de deshacerse de la Mercuriana, y de paso de Yukishiro, no era necesario pensar mucho para saber que, si por algún milagro de las estrellas, pudieran derrotar a la Mercuriana, Yukishiro sacaría la cara de nuevo para recuperar el sitio del Holder. La chica de Seven Stones era peligrosa también, y ahora tenía a otra piloto de apoyo.

Debían deshacerse de los tres estorbos a la vez y sólo había una opción.

"¿Una batalla de Casa contra Casa, en serio?" Renee sonaba aburrida por adelantado. "¿Tan pronto quieres hacerte de la mano de la princesa?"

"El cumpleaños de Miorine cada vez está más cerca", comentó Sabina. "La Mercuriana es peligrosa".

"Y será peor si las Earthians de Seven Stones le ayudan", agregó Renee.

"Son sólo tres, nosotros somos seis. Incluso si consiguen ayuda con los miembros de Earth House, nosotros tenemos la ventaja con nuestro trabajo en equipo", dijo Shaddiq con mucha seguridad.

"Bueno, si logramos sacar a la linda Mercuriana y a sus amigas de Seven Stones, entonces da igual que el cumpleaños de Miorine sea pronto o no", comentó Maisie con una sonrisa. "Nadie más tendrá la habilidad para derrotarte, Shaddiq".

"Escuché que Guel Jeturk y Lauda Neill no asistieron a clases", comentó Henao de repente. "Mandé a algunos alumnos a investigar y me acaban de enviar el informe. Se ha ordenado que los hermanos dejen la residencia de la empresa, están fuera de la matricula de la escuela y se dice que abandonarán Asticassia en cuestión de unos días. Se dice que los han visto en la zona de árboles más densa de la escuela", y con eso finalizó el informe.

"Bien, entonces los Jeturk estarán fuera del juego", dijo Shaddiq con una sonrisa.

"Eso sólo deja a los Peil. El resto de las Casas no tienen tan buenos pilotos", fueron las tímidas palabras de Ireesha.

"Ugh, los Peil son un verdadero dolor de cabeza", se quejó Renee.

"Pero ya sólo serían ellos, su mejor piloto es Elan Ceres, todos los demás están dentro del promedio", Sabina se sentía confiada en que cualquiera de los presentes en ese cuarto podría derrotar a Ceres si se diera el caso. "Pero ellos no parecen interesados en conseguir la presidencia del Grupo Benerit, ellos quieren a Seven Stones fuera".

La sonrisa de Shaddiq se amplió de repente. "Ellos quieren a Yukishiro y a su piloto fuera y nosotros queremos la presidencia del Grupo Benerit... Quizá no sea mala idea proponerles a los Peil un ataque en conjunto y sacar lo que nos estorba de una buena vez".

Las chicas sabían que las cosas ahora sí se pondrían serias.

~o~

Nagisa sabía que Honoka lidiaba con muchas cosas, y tendría muchas más responsabilidades apenas tomara la presidencia de Seven Stones, por lo que se dio a la tarea de ayudar a relajarla un poco ahora que el proyecto de los contenedores había finalizado. Ya del resto se encargaría la empresa y sólo era cuestión de esperar noticias de la familia de Suletta.

La piloto le pidió a Honoka salir en Black y flotar un rato en el espacio mientras veían unas películas de Samuráis en el monitor más grande de la cabina. Nagisa, desde luego, permitió que Honoka se sentara en sus piernas. La quería cerca. Ambas comían ramen instantáneo por insistencia de la piloto y la mecánica aceptó, no pasaba nada con comer una de vez en cuando.

"Ésta película es realmente buena", comentó Honoka apenas los créditos comenzaron a rodar en la pantalla. Hora y media de honor, batallas y un protagonista que al final murió cumpliendo con su deber y salvando a una familia. "Un final trágico pero él hizo lo que debía hacer".

"No es una de mis favoritas porque él muere al final pero tienes razón, era un guerrero muy entregado a su deber", dijo Nagisa mientras estiraba un poco sus brazos. No le molestaba tener a Honoka en sus piernas. Suspiró de manera discreta. "Hace que me acuerde de cómo mantuviste la calma en tu último duelo con ese tipo. Me sorprende que incluso con los nervios te mantengas firme".

Honoka sonrió suavemente. "¿Sabes? Tuve que aprender a mantener el control. Yo estaba en el club de ciencias de la escuela, antes de venir aquí, desde luego", comenzó a contarle a su amiga. "Teníamos una feria de ciencias y queríamos sacar el primer lugar como en años pasados, con la diferencia que yo era la presidenta del club y estaba a cargo de todo. Y justamente el día de la presentación el control remoto de la máquina que íbamos a presentar se dañó... Y yo entré en pánico, no sabía qué hacer..."

Tratar de imaginarse a Honoka en pánico le resultó difícil a Nagisa, porque la Honoka que ella conocía era una persona calmada y en control pese a los nervios y el peligro.

"¿Y qué pasó después?"

"Pues... La vicepresidenta del Club, se llama Yuriko, fue la que puso manos a la obra. Regresó a la escuela a toda velocidad desde el centro comunitario, en el laboratorio teníamos el control de prueba y Yuriko lo llevó justo a tiempo para la presentación".

Nagisa sonrió. "¿Y cómo les fue?"

"Perdimos, la presentación fue un desastre porque el control no estaba completamente programado, así que tuve que ajustarlo durante la presentación, enfrente de jueces y público", continuó Honoka, ahora con una sonrisa divertida de sólo recordar aquellos no tan lejanos tiempos. "Terminé la presentación, el experimento funcionó bien al final pero las fallas en la preparación nos restaron puntos. No ganamos. Yo estaba muy avergonzada y me disculpé con mis compañeras, pero Yuriko dijo que aunque no ganamos, no debía perder mi entusiasmo por la ciencia".

"Suena a que es una persona genial".

"Lo es. Muy inteligente y trabajadora, aprendí mucho de ella. Y fue de ella y mis compañeras de club que aprendí que el miedo y el pánico no son buenos guías. Es válido sentirlos, somos humanos después de todo, pero lo importante es mantenerse en movimiento y hacer algo al respecto".

Nagisa sonrió. "Eso explica porqué sabes mantener el control aquí".

"El espacio es un sitio hostil para los Earthians, uno debe mostrarse fuerte".

"¿Y Yuriko y esas compañeras saben que tu vida ha estado en peligro más de una vez?" Preguntó Nagisa y enseguida negó con la cabeza al ver que Honoka sólo sonreía.

"Era yo quien provocaba las explosiones en el club de ciencias, mis padres tenían que pagar por los desastres causados al menos una vez al mes".

Nagisa no pudo contener una carcajada, Honoka en serio era fantástica.

"Yo no tengo idea de cómo aprobé mis clases de ciencia", dijo Nagisa apenas calmó sus risas. "Creo que es hora de que volvamos a la escuela, tengo que guardar a Black y acompañarte al Hotel".

"No tienes que hacerlo, Earth House está lejos del Hotel".

Nagisa negó. "Iremos en un escúter, quiero asegurarme de que llegues bien".

Honoka, desde luego, supo interpretar la preocupación de Nagisa. "Estaré bien, te lo aseguro, no creo que ellos intenten algo más grave de lo que ya han hecho".

"Sería más fácil si pudieras unirte a Earth House", reprochó Nagisa pero no insistió, sabía que Honoka tenía que cuidar sus pasos para no meter en problemas a los demás. "Puedo quedarme contigo... Um... Si no te molesta, claro".

"No me molesta, sólo espero que no parezca que acaparo mucho de tu tiempo".

"¿Bromeas? Serás mi jefa, serás la dueña de mi tiempo", aclaró Nagisa antes de reír de nuevo y encender los propulsores de Black, era hora de volver a la escuela. "Eso sonó un poco raro, ¿verdad?"

"Un poco, sí", Honoka no resistió acomodarse sobre Nagisa, su mejilla descansando en el hombro de ésta. "¿No peso?"

"No pesas nada y yo soy muy fuerte".

Y tampoco le incomodaba en lo absoluto tenerla tan cerca, Honoka olía a flores, un aroma al que Nagisa seguía acostumbrándose. Y cuando Honoka no olía a flores, olía a aceite para máquinas y a metal, señal de su pasión y su sincera entrega al trabajo.

"Bueno, también te he llevado en mis piernas y tampoco pesas".

"¿Ves? Estamos en igualdad de condiciones, yo te cuido y tú me cuidas. Yo trabajo y tú me pagas".

Honoka no contuvo una linda risa, pero estaba tan cerca que su aliento chocó contra el cuello de la piloto. Nagisa sintió un temblor de cuerpo entero y se tensó por un momento. Honoka percibió eso y estuvo a punto de tomar distancia.

No pudo.

Nagisa la rodeó con un brazo y la dejó pegada a su cuerpo, incluso usando un poco más de fuerza de la necesaria.

"Esto... Esto no me molesta..." Dijo la piloto con la voz que pudo sacar, sus mejillas estaban rojas y no se atrevía a mirar a Honoka.

"Nagisa..." Honoka tragó saliva y no pudo contener una sonrisa pequeña. Lo siguiente nació de su pecho, se abrazó al cuello de Nagisa con ambos brazos. "¿Esto está bien?"

Nagisa sólo hizo un sonido afirmativo.

~o~

Los duelos pendientes tenían que cumplirse, así que apenas comenzó la semana, Suletta tuvo que seguir con un duelo al día. Nagisa también tenía duelos, varias compañías encontraron a su MS Black bastante interesante y últimamente le apostaban su MS. Nagisa, desde luego, seguía pidiendo materiales para Earth House.

Con el paso de los días, varios estudiantes no tardaron en encontrar a los Jeturk, volviéndose el centro de burlas no sólo por sus duelos fallidos, si no por apestar luego de todos esos días de no bañarse. Eran demasiado orgullosos como para poner un pie en el Hotel. Felsi y Petra intentaron llevarles comida pero ellos se negaron.

Mientras tanto, Shaddiq tenía que hablar de algo importante con Elan Ceres.

"Su nivel es ridículo", murmuró Cuatro mientras veía de nuevo el video del último duelo de Suletta Samaya. "Me alegra que ella no sea la prioridad de mi compañía".

"Lamentablemente para la mía sí", comentó Shaddiq con cansancio. "Oye, Ceres, tengo un trato para ti... Si me ayudas a deshacerme de Samaya, yo te ayudo a deshacerte de Yukishiro".

Cuatro le miró con interés. "Te escucho".

CONTINUARÁ...