Un día con Miko
(Parte 1)
Era un nuevo día. El sol había salido pero no como normalmente lo hacía, que era con su deslumbrante luz; esta vez aunque brillaba con mucha intensidad parecía un brillo opaco. Solo alguien observador podría ser capaz de observar eso, pero los humanos solo caminaban, se apuraban y trabajaban sin darse cuenta de lo que realmente pasaba a su alrededor.
Pero lo que nadie podía imaginarse era que eso era un regalo, aunque más que nada, eso podría considerarse como una advertencia pero ¿Qué advertía?
-Mi regreso - pronunció una sombra mientras se recargaba en el marco de su ventana y observaba intensamente el sol –Espero que disfrutes el tiempo que te queda...Anna
Hacía rato que se había despertado pero quizás por pena o lastima hacía ella misma no se había levantado de la cama. A su parecer ya era de mañana y quisiera o no tendría que levantarse en algún momento o de seguro Miko subiría a ver si todo estaba bien. ¡MIKO! Por poco se olvidaba de ese pequeño detalle.
Había dormido en la casa de él, luego de haber salido huyendo de la mansión Asakura su subconsciente la llevo a un lugar donde se sintiera segura, el cual, a sorpresa de ella había sido la casa de Miko.
-No puedo creer que esté aquí- murmuró Anna para sí misma sin pensar que un chico parado en el umbral la pudiera escuchar
-¿Por qué?
-¡Miko!- gritó Anna asustada mientras se sentaba en la cama
-Perdona si te asusté- pronunció Miko con una sonrisa burlona mientras entraba al cuarto en dirección hacia Anna
-No me asustaste, solo que no creí que fueras a espiarme- respondió ella con una sonrisa de maldad en su rostro
-No tienes tanta suerte- rio Miko mientras se sentaba en la cama
-Já- Anna se acomodó un mechón rubio detrás de la oreja mientras miraba a Miko -¿Qué haces aquí?
-Vine a ver porque no bajabas, hacía rato ya te habías despertado
-¿Cómo sabes eso?
-No pareces la clásica chica dormilona- mintió Miko, debía tener más cuidado con lo que decía
-Si tú lo dices- respondió Anna mientras miraba la sábana –Creo que ya debo irme
-¿Por qué?- cuestionó Miko, aunque cualquiera que hubiera visto el estado en el que Anna se encontraba anoche le hubiera preguntado lo mismo
-Tengo cosas que hacer- acortó Anna mientras se levantaba de la cama
-Al igual que yo- completó Miko mientras la seguía con la mirada –Anna…
-Basta- cortó ella mientras lo miraba, ya sabía lo que le iba a decir y no tenía humor de dar ninguna explicación
-Solo quería decir que en el baño de allá- señaló Miko con su dedo a una puerta del cuarto –Hay ropa limpia que puedes usar, también quería decirte que el desayuno está listo
-…- Anna no dijo nada, ella esperaba otra cosa
-Te espero abajo- comentó Miko al momento de pararse e irse hacía la puerta pero la voz de Anna le hizo detenerse en el marco de la puerta
-Miko…-
-¿Si?- preguntó él sin voltear
-Gracias- dijo Anna mientras volteaba la cara por pena, sin duda casi nunca lo había dicho y no sabía porque le había nacido el sentimiento de agradecerle
-De nada Anna- volteó Miko para darle una sonrisa y guiñarle el ojo para luego salir del cuarto cerrando la puerta
Mientras tanto, en la mansión Asakura, a un par de kilómetros de la casa de Miko se encontraban dos chicos castaños sentados en la habitación frente a frente. Ninguno de los dos había dormido a causa de no saber el paradero de la rubia.
-¿Qué vamos a hacer Hao?- preguntó su gemelo menor al ver como su hermano de paraba y se recargaba en la ventana
-¿A qué te refieres?
-Hablo de Anna
-¿Qué más? Esperar- respondió Hao mientras cerraba los ojos y suspiraba
-¡Estás loco! No vino a dormir- contestó Yoh exaltado mientras se ponía de pie y se acercaba a su hermano
-Después de lo de ayer yo tampoco hubiera vuelto
-¿Crees que esté bien?
-Es Anna de quien estamos hablando, ella sabe cuidarse sola- sonrió de medio lado Hao
-Lo sé, pero…- Yoh no pudo decir más, estaba preocupado por Anna pero más que nada estaba preocupado de que ella lo odiara por no haber intervenido ayer en la noche, de verdad lo sentía no había sido su intención el haberse quedado estático pero la situación había sucedido muy rápido
-Deberías calmarte, ella no te odia- explicó Hao mientras seguía mirando el paisaje
-No deberías leer mi mente- le reprochó Yoh a su hermano mayor
-Tus emociones son muy fuertes, es casi inevitable no leerlas
-…-
-…-
-Hao-
-No
-Pero yo…-
-He dicho que no
-¿Por qué?
-No es de tu incumbencia
-Pero quiero saber- le suplicó Yoh a su hermano. ¡Rayos! ¿Cómo pudo saber que le iba a pedir que le contara un poco más sobre Layla? Bueno, había sido por el reishi pero tenía la mínima esperanza de que le dijera que sí
-¿Qué quieres saber?- contestó Hao con la mandíbula bien apretada, el tema de Layla no era fácil para él…la había querido tanto
-Porque la abuela lo mencionó
-…- esa maldita anciana, claro, ayer se le había ocurrido mencionar a Layla con la esperanza de herirlo y lo había logrado
-Ella dijo que…-
-Sé muy bien lo que dijo, pero deberías olvidarlo. No tiene importancia
-Para mí si
-¿Por qué?
-Porque eso tiene que ver con Anna
-…-
-Puedes confiar en mí Hao- sonrió Yoh mientras colocaba una mano en el hombro de su hermano –Todo saldrá bien
-Tú y tu estúpida frase- recriminó Hao mientras suspiraba y se daba la vuelta para así poder quitar la mano de su hermano –Tú sabes que Anna es la reencarnación de Layla
-Sí
-Entonces debes de saber que en Anna se encuentra el alma de Layla
-Pero…- iba a decir Yoh pero estaba mudo. Si eso era cierto entonces ahora todo encajaba a la perfección, ahora sabían el motivo de porqué buscaban a Anna
-Al principio, cuando comenzaron a matar a las sacerdotisas lo sospeché pero no fue hasta que Bon vino y la reconoció fue cuando lo comprendí
-…-
-Comprendí que el que estaba buscando a Anna lo hacía para traer de vuelta a Layla y ahí fue cuando descubrí que el jefe de la dichosa orden era Grimm
-¿Traer de vuelta a Layla?- preguntó curioso Yoh, eso era algo imposible ya que Layla estaba…
-Muerta, lo sé- completó Hao –pero si es posible.
-Pero ¿Cómo es posible eso?
-En cada uno de nosotros existe una pequeña parte, en la cual están guardadas una miserable parte de todas nuestras vidas pasadas. Si se aprovecha al máximo esa microscópica parte se puede traer de vuelta a esa persona, ocupando el cuerpo actual claro está.
-¿Eso es posible?- preguntó Yoh mareado y un poco confundido por la explicación
-No lo sé
-Entonces ¿Grimm puede traer de vuelta a Layla?
-Sí
-¿Cómo?
-Matando a Anna
Luego de que Miko se fuera Anna entró al baño y tomó una ducha de cinco minutos. Al salir pudo ver como en el mueble del baño había una muda de ropa, la tomo entre sus manos y pudo observar que era nueva. Se trataba de una blusa color crema junto con una falda negra y un par de zapatos de piso color crema.
Se vistió con ello, se miró al espejo y con nervios se decidió a bajar al comedor para desayunar algo.
Cuando iba bajando las escaleras se le vino a la mente la fotografía que ayer había visto así que cuando llegó a la foto la miró detenidamente. Era claro que era Miko, pero ¿Quién era la otra chica? Le parecía muy familiar…
-¿Es bonita no?- pronunció una voz a sus espaldas
-¿Quién es?- preguntó Anna con curiosidad
-Fue una gran amiga del joven Miko- respondió María con nostalgia mientras miraba la fotografía
-¿Fue?- preguntó Anna con pesadez, ¿Acaso ella estaba muerta?
-Sí
-¿A qué edad murió?
-Murió poco después de haber cumplido 6 años
-Era muy joven- exclamó Anna con algo de lastima
-Así es
-¿Cómo murió?- preguntó Anna
-¡Anna! Hasta que bajas- interrumpió Miko al llegar a las escaleras, dejando así, la pregunta al aire -¿Nana?
-Buenos días Miko- respondió María con cariño mientras lo miraba para luego ver a Anna –Mucho gusto, soy María. Ayer no me pude presentar, lo siento
-Un placer- respondió cortésmente Anna
-Vamos Anna- dijo Miko mientras se acercaba más a ella –Te ves hermosa
-Gracias-
Ambos jóvenes se fueron hacía el comedor y se sentaron en sus respectivos lugares mientras esperaban a que María les sirviera el desayuno
-Nana ¿Dónde está mi mamá? Pensé que iba a desayunar conmigo- preguntó Miko mientras María les servía un plato de fruta a cada quien
-Está en su cuarto, no debe tardar- respondió María
-Oh…está bien- pronunció él con poco fuerza
-…- Anna se limitó a meter un trozo de melón a su boca y comer en silencio
-Por cierto joven, ayer lo llamó el joven Roman- comentó María mientras servía el jugo de naranja
-¿Así? ¿Qué te dijo?
-Dijo que es urgente que usted vaya a la boutique
-¿Mencionó para qué?
-Solo me dijo que tenía que firmar unos documentos- explicó María
-Está bien nana, no te preocupes- sonrió Miko mientras María le devolvía la sonrisa y se marchaba -¿Te importaría acompañarme Anna?
-No puedo, debo irme- respondió ella cortantemente
-Anna…- suplicó Miko
-Lo siento, pero debo volver a casa
-Estas en ella- murmuró Miko sin dejar que ella escuchara
-Deben estar preocupados- afirmó ella
-Por favor Anna, acompáñame, no te arrepentirás
-No
Miko iba a seguir insistiendo pero se escuchó un golpe seco en el segundo piso seguido de unos gruñidos. Ambos jóvenes voltearon hacia las escaleras intentando decifrar que había sido ese golpe, pero no fue hasta que se escuchó como la madre de Miko lloraba uno de ellos supe qué había sido ese golpe.
Miko se levantó rápidamente y fue corriendo hacía el cuarto de su madre, Anna mientras tanto se limitó a seguirlo con la mirada hasta que se perdió en las escaleras, ¿Qué había sido eso? Al parecer solo había podido oír un llanto de mujer. Ella siguió comiendo mientras pensaba que explicación le diría a Yoh sobre el porqué no volvió a dormir, tal vez le diría que estaba entrenando o algo por el estilo, el verdadero problema sería Hao, él no se tragaría ese cuento…
-¡MIKO DÉJALO!
Se escuchó el grito proveniente de la mamá de Miko mientras Anna pensaba en Hao, al oír eso dejó de pensar y se puso de pie, quería saber que estaba pasando. Caminó hasta el comienzo de las escaleras pero se detuvo abruptamente cuando una persona cayó rodando de las escaleras, era un hombre, debía tener unos cuarenta y tantos años, era moreno, robusto y esta ensangrentado.
-¡Maldito bastardo!- gritó Miko mientras bajaba por las escaleras. Estaba enojado hasta los huesos, sus puños estaban cerrados y en sus nudillos se podía notar claramente que había sangre
Anna estaba en shock, no entendía lo que estaba pasando, cuando vio a Miko así algo en su pecho se contrajo, no entendía por qué pero así era.
Luego de que Miko apareciera, detrás de él apareció su madre junto con su nana. Su madre tenía la cara desecha, tenía moretones y mucha sangre salía de su nariz, pero al parecer a ella no le importaba eso, solo quería alcanzar a Miko pero María la estaba sujetando
-¡Levántate!- le gritó Miko al cuerpo de aquel sujeto mientras le daba una patada en el estómago -¡¿No que muy valiente?! ¡ARRIBA!
-¡MIKO! ¡Ya déjalo!- seguía gritando su madre
-¡Eres un hijo de puta!- le grito en la cara al tipo ese mientras lo sujetaba del cuello y lo obligaba a que lo mirara –Pero esto no se va a quedar así
-¡NOOOO!- estaba histérica su madre
Miko sujetó al tipo del cuello de su camisa ensangrentada y lo arrastró hasta la puerta. La abrió y empujó al hombre afuera sin importarle cómo cayera.
-¡Y NO VUELVAS O TE JURO QUE TE MATARÉ!- gritó Miko con todas sus fuerzas para luego cerrar su puerta azotándola
-Anna no ha vuelto- murmuró Yohmei a su esposa con mala cara mientras ella tomaba el té
-¿Y qué?
-No debiste decirle eso, ella es parte de la familia- le reprochó su esposo
-Yo sé lo que hago- acotó Kino mientras se terminaba su té y lo volteaba a ver –Mejor cállate y ve a traerme más té
Todos se quedaron en silencio luego de aquel portazo, pero no fue hasta que Miko se dio la vuelta viendo como todos los presentes lo miraban rompió el silencio.
-Madre…- pronunció el chico castaño mientras caminaba en dirección hacia ella
María la soltó al ver que su madre quería ir con el chico, la señora Yamato bajó las escaleras y pasando de largo junto a Anna se acercó lentamente hacia su hijo. Miko estaba a punto de llegar delante de ella para poder abrazarla pero justo antes de poder lograrlo su madre le dio una fuerte cachetada
-¡¿Por qué lo corriste de la casa?!- gritó su madre al ver cómo le había volteado la cara a su único hijo
-Madre…- susurró Miko mientras se sostenía la mejilla
-¡CONTESTA!- le exigió su madre
-¿Por qué? ¡¿Cómo que porque?! Él te golpeó- gritó Miko
-No fue así- murmuró su madre –Lo que pasa es que él ha estado muy estresado últimamente, además, me lo merecía
-No puedo creer que digas eso madre- le respondió Miko para luego tomar sus hombros y sacudirlos levemente -¡Reacciona madre! Él no te quiere, solo quiere nuestro dinero
-¡CÁLLATE! No sabes lo que dices
-Madre por favor…-
-¡He dicho que no!- gritó su madre para luego zafarse salvajemente de su agarre -¡Y suéltame!
-¡De acuerdo! Si quieres soportar a ese bastardo por mí está bien- sentenció su hijo –Pero ese perro no va a poder poner un pie en la casa de mi padre
-¡Tambien es mi casa!- reprochó su madre
-Mi padre me la dejó así, así que se hará lo que yo diga
-¿Y cómo piensas evitarlo?- lo retó su madre -¿Mandando a tus fantasmitas a vigilar la casa?
-Se llama Michie y es mi espíritu acompañante- explicó Miko –Y de ser necesario sí madre, lo mandaré a vigilar que se cumplan mis órdenes
-¿Por qué no me dejas ser feliz?- le pregunto su madre a punto de llorar a su hijo
-Es que esto no es felicidad madre- respondió Miko – Mi padre nunca hubiera querido esto
-¡¿Y CÓMO SABES LO QUE ÉL HUBIERA QUERIDO?!-gritó su madre -¡POR TU CULPA ÉL SE MURIÓ!- y después de haberle gritado eso último salió corriendo hacía su habitación sin importarle haber lastimado a su ÚNICO hijo
Miko se quedó en shock con los ojos en blanco, ese le había dolido, ¿Acaso era cierto? Su padre había muerto ¿Por su culpa? Su madre no se lo había dicho si no fuese verdad…. Pero tal vez su dolor había hablado. De cualquier manera algo estaba mal, debía descubrirlo…pero antes…¡ANNA! Se había olvidado de ella, ella había presenciado todo eso, mierda, ahora debía tener mal concepto de él.
-Miko…- le habló ella un poco bajo -¿Estás bien?
-…-
-¿Miko?- preguntó Anna con un poco de miedo
-Estoy bien, vámonos- habló él mientras se daba la media vuelta y salía de la casa seguido de Anna
Ambos se subieron al coche de Miko, se colocaron los cinturones y partieron cada uno con la mente ocupada.
-Iré a dejarte a tu casa y luego me iré- explicó Miko mientras Anna lo miraba intensamente
-No
-¿No?- preguntó Miko curioso
-No, quiero acompañarte a donde vayas- respondió Anna mientras se sonrojaba y volteaba la cara evitando la mirada de él
En ese momento Miko recordó un fragmento del diario de Anna "Ese niño raro llamado Miko me inspira a hablar con claridad….nunca más deberé callarme lo que siento junto a él, yo quisiera acompañarlo a donde él vaya…" sonrió para sí mismo y solo le contestó:
-Siempre estaré contigo Anna
