Mi vida sin μ's
Sinopsis: [AU] El camino a la escuela fue el mismo de siempre. El anuncio del cierre sorprendió a menores y a mayores. "La preparatoria Otonokizaka cerrará sus puertas a nuevos ingresos a partir del próximo año". El destino no favoreció el rescate de la antiquísima institución, aunque puede que si a cierta chica se le hubiera hecho tarde ese día todo hubiera cambiado
¿Qué es un sueño que nunca se soñó? ¿Qué es lo que sucedió en el cielo que nunca llenó el espacio para sus nueve nuevas estrellas? Y más importante, ¿qué fue de ellas?
Parte 1. Jardín dicotómico
Capítulo 5: Otoño
Por fin había silencio. Descrucé mis brazos y los estiré, antes de relajar mi postura y permitirme soltar un enorme suspiro, con el aire camuflado entre los vapores de la enorme tina. Cerré los ojos, y dejé que el agua que cubría casi todo mi cuerpo, fluyera libremente. Sin voces, sin ruido blanco, las pequeñas turbulencias de un baño caliente eran una anhelada melodía y mis respiros eran su armonioso acompañamiento.
En la preciosa joya de Nakatsu, las casas estaban separados varios metros entre sí, y con mis papás trabajando temprano, las mañanas de mis vacaciones de verano habían sido una oportunidad de callar las voces que habían invadido mi cabeza los últimos meses, sin necesidad de convertir todo en un ruido blanco. Estaba sola, pero también estaba en paz. Aquí en Nakatsu, no había necesidad de perseguir el sol.
Y tanta era mi paz, que aún cuando volvían en la tarde y comíamos juntos, sólo escuchaba en nuestras pláticas lo que conversaban, sin pensamientos estorbando una amena conversación. Mi rutina en esta ciudad se limitaba a despertarme tarde, disfrutar la tranquilidad, comer, tomar un baño y seguir disfrutando de la tranquilidad antes de volver a dormir. Después de mis agitadas últimas semanas en Tokio, la monotonía era algo anhelado.
Desde el día que había discutido con Eli-chi, las voces se habían vuelto tan intensas e insoportables, que tuve que dejar de ir al bullicioso templo, y apenas terminaron las clases salí huyendo a Nakatsu en el primer tren programado.
Sabía que las voces no eran de lo único de lo que estaba huyendo. Sí me sentía mal de saber que la había dejado atrás, sí me sentía mal por todo lo que le dije antes de irme, pero igualmente sentía que, después de todo lo que había pasado, necesitaba de unos días de silencio para recuperar la cordura y poder pensar bien las cosas. Después de todo, en esos momentos pensaba que a ella tampoco le podía importar menos.
Pero la extrañaba. A veces, cuando cerraba los ojos, su imagen visitaba mis pensamientos, y llegaban a mi mente muchos de los momentos que habíamos pasado juntas. Cuando recién la había conocido, me había tomado varios meses agujerear la barrera que construía alrededor de sí misma, y pasaron aún bastantes meses más antes de que saliéramos en plan de amigas por primera vez, a un parque de juegos mecánicos. Más adelante, ya no era tan común que visitáramos lugares tan alocados. Las alocadas éramos nosotras, intentando disimular que nuestros planes ya no eran tan de amigas.
Nunca habíamos conversado abiertamente del tema, y lo tratábamos como una verdad no dicha entre ambas. De mi parte, aunque sí había quedado maravillada con ella cuando la había conocido, no sabía que podía terminar tan flechada por otra chica. De parte de ella, era mucho más reservada, pero nunca había rechazado alguno de los avances que hacía, y cada vez volvía más delgada la pared que nos dividía.
Y ahora, saberme lejos de ella, generaba un vacío en mí. Deseaba que el sol de verano dejara de ser tan recio y que no tuviera que cubrirme más de él, para poder disfrutar de un tenue sol en otoño, y que el viento se llevara todas las cenizas que habían quedado de los meses anteriores.
En el último día de mis vacaciones en el paraíso de mis padres, salí a caminar por Nakatsu después de una cena deliciosa, contemplando un cielo estrellado de esos que en esas épocas del año eran tan cortos. Aproveché el silencio de los ya durmientes y de los ya somnolientos para acercarme al templo local. Recé, puesto que llevaba todas las vacaciones sin hacerlo, y retomé mi solitario paseo. La sensación húmeda me hacía bostezar de vez en cuando, y sabía que pronto sería hora de regresar a la cama.
—¿Por qué no puedes quedarte un poco más y responderme luna preciosa? —solté a la menguante mentora que se reflejaba en una fuente cerca de la plaza. —Tengo miedo de quemarme cuando regrese el sol mañana.
La luna me devolvió una maternal sonrisa. Entre crípticos susurros del agua, su voz y la de todas las estrellas llegaba a mí.
—Estoy cansada del ruido, del sol y de este don también. Me gustaría renunciar y que este silencio no acabara —dije, dando un ligero golpecito a agua.
Pequeñas ondas se formaron antes de permitirme ver mi reflejo, rodeado por estrellas.
—La noche no tiene que ser el único momento de tranquilidad. Merezco más que eso.
Le di un toque a mi sonrisa en el agua, y entre olas bastante fuertes, la imagen no volvió a hacerse nítida.
—¿Será que no soy tan entregada como pensábamos? ¿Cómo tengo que disculparme por ser una criatura nocturna que se ha enamorado del día? Quiero vivir mis días con ese precioso sol.
Más brillante fue el reflejo de la luna. Se plantó ante mí, deslumbrándome un poco.
—¿Es parte de crecer? ¿Tú no te enojarás conmigo? Siento que ahora mismo no he hecho más que echar todo a perder.
Nueve ondas circulares se formaron en el agua a partir de las nueve estrellas que rodeaban a la luna, y convergieron justo en el centro de la luna.
—Seguramente eso habría sido lindo. Lamento que no haya sucedido lo que ustedes querían tampoco.
Una perturbación después, mi sonrisa regresó.
—Seguiré esforzándome —dije con una sonrisa, dispuesta a volver a casa.
La fuente salpicó con la brisa, manteniendo gotitas en una de mis piernas descubiertas.
—¿Merezco una última lectura? ¿Les parece bien que, después de hacerlo les devuelva la baraja que me dieron?
Miré a la fuente esperando una respuesta.
—Conservaré su voluntad en esta carta, entonces.
Nerviosa, tomé la baraja que desde hacía diez años siempre llevaba conmigo, y, por última vez, cerré los ojos, y dejé que la carta que el destino tenía preparada para mí saliera. Después de eso, dejé que el resto cayeran hacia la fuente, para que volvieran a sus manos originales. No me atreví a verla de inmediato.
—Atesoraré su deseo en esta carta. Gracias por haberme elegido tanto tiempo y gracias por haberme dado sus bendiciones —dije, mirando a la luna y a las estrellas en el cielo. Titilaron una vez cada una y la luna me devolvió la sonrisa. Cuando volteé a ver a la fuente, las cartas habían desaparecido. La última carta que tenía la guardé en mi bolsillo, y, con un gesto de la mano, me despedí de la luna.
Los ciruelos de Otonokizaka comenzaron a marchitarse unas semanas después de que volví de Nakatsu. Las voces de los demás eran tenues, lejanas, e irreconocibles. La ignorancia era un regalo sagrado. Podía disfrutar de nuevo de mi servicio barriendo el templo; sin sentirme observada por presencias superiores y sin sentarme a observar pensamientos mundanos. Sin atormentarme por el pasado de otros y sin la capacidad de vivir en ese futuro. Después de lo que había vivido en el verano, todas esas pesadillas igual parecían estarse marchitando.
El consejo estudiantil sin Eli-chi, resultaba ser menos trabajo del que una se imaginaba. Sin la presidenta y sin las responsabilidades de captación de estudiantes, nuestra imagen se había convertido a ser simplemente las administradoras de los clubes. Sin embargo, después del campus abierto, casi todos los clubes habían terminado tan unidos que los acuerdos se daban por sí mismos, y todas esas reuniones eran amenas. Todas salvo Nico-chi, que excusaba su inasistencia diciendo que estaba "demasiado ocupada" con las actividades de su club todos los viernes.
Por otro lado, el sol de otoño sí era menos abrasador, y me acompañaba casi todo el tiempo que no estaba en la sala del consejo. Pero nunca intervenía. Fuera por vergüenza o fuera por timidez, no necesitaba de poderes para asegurar que ya no era por resentimiento que Eli-chi no podía dirigirme la palabra. Casi todos los días, mientras caminaba a casa sentía los cálidos rayos del sol sobre mi espalda.
Eli-chi caminaba cabizbaja, a unos cuántos pasos de mí, sin llegar a decir una sola palabra. Ahora que no podía saber qué era lo que pasaba por su preciosa cabeza rubia, sólo me quedaba esperar a que hiciera lo que le correspondía. Por mucho que la adorara, no iba a permitir que no se disculpara. Esta vez simplemente no iba a pasar de ese modo. Y ni siquiera estaba enojada. Era como una pequeña espina que había permanecido en mi corazón después de abrazar un cactus; era dolor lo que tenía, y mi corazón necesitaba el consuelo de sus palabras para sanar esa herida.
Había decidido que yo estaba más que dispuesta a perdonarla si lo proponía de la forma correcta, pero esta vez no me metería en su cabeza para leer de ahí el perdón. Era necesario que lo dijera. Fui comprensiva, y supe que yo no era la única que lo tenía difícil. Todos los días caminaba lo suficientemente lento como para que ella tuviera oportunidad de hablar. En el punto en el que nuestros caminos se dividían, me sentaba a esperar unos cuántos minutos antes de finalmente irme a casa.
Y estaba rindiendo frutos. A veces, se llenaba de valor y caminaba hasta la puerta de mi edificio, desviándose de todo el camino hacia su casa. Otras veces, aún sin mis poderes, percibía que intentaba caminar conmigo desde el templo hasta Otonokizaka en las mañanas, sin atreverse a acercarse cuando yo me iba. Yo esperaba ansiosa el momento en el que Eli-chi se llenara de valentía y tomara la iniciativa.
Sabía que era una ruta lenta. Aunque parecía la más madura y decidida de las dos, nuestra relación se basaba completamente en que yo tomara la iniciativa. No era que no le interesara, era sólo que, para esta clase de asuntos era muy tímida. Cuando salíamos a pasear, extendía la mano con un gesto muy marcado hacia la mía. No se atrevía a tomarme de la mano, pero me pedía a gritos que yo tomara la suya. Y apenas la tomaba, ya no la soltaba hasta que me dejaba en casa.
Era así en muchos más aspectos. Cuando regresamos al parque de juegos mecánicos siendo ya mucho más cercanas, yo proponía a propósito subirnos a los juegos más extremos, sabiendo ambas que me llenaban de pavor, pero ella era la que decía que sí a todo para permitirme abrazarla efusivamente cuando ya no aguantaba el miedo.
En cada cita a la que salíamos a cenar, era yo la que proponía el lugar, la hora y el día, pero ella era la que no podía verse más preciosa. Nunca lo admitía, pero de su cabeza yo había leído las horas que pasaba arreglándose para conseguir la hazaña de ser más irresistible que nunca. Y, aunque no tenía poderes, había leído muy bien de mi mirada desde la primera vez qué partes de ella me eran más irresistibles, y nunca fallaba en hacerlas notar.
Igualmente, cuando habíamos festejado Año Nuevo juntas, había sido yo la que la había invitado, pero fue ella la que llegó con muchísimo tiempo de anticipación a mi casa para ayudarme con mi kimono, para después ver los fuegos artificiales juntas.
Realmente, una vez que se le daba ese empujoncito, y se llegaba a penetrar más allá de su papel como responsable y perfecta presidenta del consejo estudiantil, era una persona con muchísimo amor para dar, y verdaderamente me había parecido un honor haber sido la persona con la que ella había decidido desahogar todo ese amor. Antes de lo del cierre de la escuela, bastaba con apretar un poco los botones correctos en ella, para convertir a la respetada presidenta en mi adorable acompañante de aventuras. Me arrepentía muchísimo de haberle dicho que era incapaz de hacer algo lindo por alguien más.
De hecho, yo también estaba lista para disculparme por todo lo que había dicho en un estallido de emociones, después de que ella lo hiciera. Había decidido que no me correspondía ser la primera esta vez, y que hacerlo, más allá de ayudarnos, sólo nos perjudicaría a futuro.
El otoño continuó avanzando semana a semana, progreso a progreso, y yo, en el calendario, ya me preocupaba por la posibilidad de que este año ninguna de las dos festejara nuestros cumpleaños. El cumpleaños de Eli-chi había sido en sábado, y yo había pasado el día en el templo a propósito para que tuviera la oportunidad de acercarse, sin éxito, a dejarme felicitarla.
Para ese punto, habíamos llegado ya a que fuera capaz de tocar mi espalda, y decir "hola" antes de dar media vuelta e irse caminando rápidamente después de un callado, casi ahogado, "espero que estés bien", de vez en cuando. También habíamos llegado al punto en el que, cuando llegaba a ir al templo casi todos los días, camináramos más cerca, lado a lado sin hablar, en vez de que se quedara ahí, acechando y caminando a propósito varios metros por detrás.
Aunque antes de que discutiéramos éramos ya bastante cercanas, sentía que desde que había comenzado el otoño, estábamos descubriendo una nueva parte de nosotras, individualmente como personas y en el rumbo que tomaba nuestra relación. El viaje a Nakatsu había puesto entre nosotras la distancia que era necesaria después de habernos lastimado, pero ahora que esa distancia se acortaba semana a semana, me sentía más cerca de ella que los últimos meses.
Era como volver a conocernos. Pero ya nos conocíamos. Entonces realmente estábamos reconociéndonos. Y ahora, que era ella la que forzosamente se estaba haciendo cargo de decidir qué tanto nos acercábamos, me hacía sentir más querida que nunca. Y eso llenaba ese deseo que había sentido tan abandonado desde que habían anunciado que Otonokizaka cerraría.
Un sábado después de su cumpleaños, después de haber ido a barrer en el templo muy temprano, me sorprendió que el momento que había estado esperando llegara de forma inesperada algunas horas después de regresar a casa.
No tenía planeado salir en lo que restaba del día, así que apenas llegué a casa después del templo, había desayunado, me había puesto cómoda con la ropa más holgada que encontré, y había tomado una siesta. Al despertar, había puesto la tetera, y me disponía a ver una película el resto de la tarde. Sin embargo, el timbre del departamento sonó.
—¿Quién es? —pregunté
Esperaba que fuera alguno de los vecinos, pero la imagen por la mirilla de la puerta mientras me asomaba me sorprendió:
—Nozomi, soy yo —dijo la conocida voz de Eli-chi. Me encantaba el sonido de su voz firme, pero ese desconocido dejo de nerviosismo y timidez era una novedad que no me desagradaba en lo absoluto. —¿Puedes abrir?
Abrí la puerta y, por primera vez desde que había cerrado la puerta en su cara, me vio directamente, no de perfil ni por la espalda, sino de frente. Me miró de arriba abajo, y luego volvió a subir. Su mirada se quedó atorada en mis ojos aceitunados, y permaneció más de un minuto entero sin hablar. Parecía hipnotizada, y, en un momento de honestidad con mis pensamientos internos, admití lo mucho que eso me encantaba.
Yo no me quedaba atrás en el impacto. Eli-chi, a diferencia mía, estaba mucho mejor vestida que yo. En vez de haberla recorrido de arriba hacia abajo, mi mirada de inmediata quedó pasmada en sus hombros descubiertos, acentuados por su cabello rubio suelto. Desde la primera vez que habíamos salido, yo no podido ocultar en lo absoluto mi debilidad por la vista que ahora mismo tenía en frente. Chasqueé la lengua para romper el silencio, pero también para ocultar que no tenía la boca del todo cerrada.
—Abrí ya —le dije en un tono juguetón para ocultar el nerviosismo que mis ojos hacían evidente.
—¿Podemos hablar? —dijo, sin despegarla vista de mis ojos.
—Podemos seguir hablando si quieres —le dije, sin soltar ni un segundo la mirada de sus hombros, que se levantaban y bajaban al ritmo de su respiración. A estas alturas, parecía mucho más calmada que yo.
—Quiero invitarte a comer —soltó, cambiando por fin la posición de sus ojos para bajarlos a mis sandalias. Fue sólo una fracción de segundo, antes de volver a clavar su mirada en mis ojos.
—Creo que aún tenemos cosas que platicar antes de eso. ¿No quieres pasar a tomar una taza de té? —dije, señalando hacia dentro del apartamento.
—Podemos platicar mientras comemos —dijo con seguridad. Me encantaba esta nueva faceta propositiva que estaba viendo. Era emocionante.
—¿Cuándo, a qué hora y en dónde? —dije, haciendo un gesto de obediencia.
—Hoy, en cuánto termines de arreglarte y… eso es una sorpresa, yo te llevaré —dijo de indmediato acomodando su cabello aventándolo para atrás. —Estaré esperando aquí afuera a que estés lista.
La respuesta fue sorprendente en varias dimensiones. Su repentina decisión me pareció extremadamente atractiva.
—No me gustaría que esperaras afuera, pasa, por favor —le dije, abriendo la puerta completamente. Me parecía un poco irónico, considerando la última interacción que habíamos tenido involucrando una puerta.
Recordando bien, la última vez, le había azotado en la cara la puerta de su propia casa. Reí incómodamente por ese recuerdo, y creo que ella entendió lo mismo, porque su reacción mientras atravesaba el marco igual tuvo una risita incómoda. La guie hacia la mesa que ya conocía, y, como justo estaba comenzando a sonar la tetera, aproveché para servirle una taza de té.
Su actitud cambió casi en automático al nerviosismo que había predominado en ella las últimas semanas. Y eso igual me atraía muchísimo. Ver que intentaba ser fuerte para poder reparar las cosas entre nosotras. Saber que reparar las cosas le importaba tanto que, aún cuando estaba literalmente echa un manojo de nervios, estaba aquí.
Era el momento que llevaba todo el otoño esperando.
—Si te parece bien, me apuraré a estar lista —le dije, pensando en mi cabeza ya en la forma en la que le ayudaría a recuperar la iniciativa. —Se queda usted en su casa, señorita Eli-chi —añadí de la forma más juguetona que pude articular, mientras yo misma quedaba bastante nerviosa con lo linda que se veía cuando le soplaba a su taza.
Reflexioné. Desde siempre, es más, desde antes de que fuéramos amigas, siempre me había parecido bastante atractiva. Negar que Eli-chi era una chica guapa era directamente mentir, pero antes no me parecía tan deslumbrantemente hermosa como me había parecido después de volver de Nakatsu. Su atractivo crecía con cada día que pasaba, y honestamente, si no me hubiera ganado el orgullo de que todavía no se disculpaba, en ese mismo momento me hubiera aventado a abrazarla por los hombros y no soltarla hasta el día siguiente.
Normalmente, era muy fanática de tomar baños largos y relajarme mientras lo hacía, pero con Eli-chi esperando afuera, no quise mantenerla esperando tanto tiempo. Cuando salí, me vestí con un vestido del mismo color de mis ojos que nunca había usado en ninguna de nuestras citas, y encima, porque ya comenzaba a hacer frío, me puse un suéter tejido blanco que no abotoné. Igual por el frío, no quise salir sin usar medias. Una vez que estuve lista, volví a la sala, en dónde Eli-chi ya había terminado su taza.
Me acerqué y, rodeándola amañadamente para terminar por detrás de ella, tomé su taza para llevarla de vuelta la cocina, dándole un abrazo que no terminó de concretarse, pero que le dejaba oler sin problemas mi perfume. Vi que logré mi cometido mirando de reojo desde la cocina, mientras ella parecía intentar absorber del aire cada pizca del humor que había dejado detrás. Cuando salí de la cocina, puse las manos en la cintura y le dije:
—¿Y ahora qué hacemos?
—Vamos —dijo, poniéndose de pie.
Abrió la puerta de mi apartamento y me dejó salir por adelante. Luego, me guio por la espalda hacia la planta baja y salimos caminando. Esta vez, aunque íbamos sin hablar, íbamos lado a lado, caminando juntas, y nos mirábamos de reojo. No me fijé demasiado en la ruta que estábamos tomando, pero cuando despegué la mirada de su bello cabello, vi que estábamos justo en el punto en el que se dividían nuestros trayectos cuando caminábamos desde Otonokizaka hasta nuestras casas.
En vez de dar la vuelta hacia la escuela, me guio para seguir caminando como si fuéramos rumbo a su casa, y unas cuadras después, dimos una vuelta en noventa grados hacia un parque cercano. En ese momento, reconocí hacia donde íbamos.
—Este es…
Eli sonrió nerviosamente cuando llegamos al lugar al que la había estado invitando los últimos meses y al que, por diversas circunstancias, nunca había tenido tiempo para que viniéramos.
—Si te parece bien, esta vez quiero ser yo quién te invite ese parfait —me dijo con una sonrisa triste —. Después de que tengamos una charla que claramente nos debemos.
Con un gesto de la mano, me guio por detrás para entrar al lugar, y acomodó mi silla para que tomara asiendo en una mesa para dos; después, se sentó ella, y acomodó su cabello, por detrás de sus hombros descubiertos.
Ambas pedimos un café para comenzar, y después de mirarnos silenciosamente, comenzó a hablar:
—Nozomi. Me he portado fatal contigo estos últimos meses. Muero de vergüenza tan sólo de tenerte en frente. He sido una pésima persona en todos los aspectos posibles. No me refiero sólo a lo que pasó después del campus abierto. Desde el día que discutimos, no he podido pensar en otra cosa. He hecho memoria y sólo puedo pensar en que, cuando tú me diste la mano, cuando me diste un cariño que nadie había tenido conmigo, yo sólo me dediqué a despreciarlo y a hacerlo un lado por un sueño tonto.
Chasqueó la lengua, y, mirando su taza de café, siguió hablando:
—Tú que siempre acompañaste cada una de mis locuras y que procuraste que yo estuviera lo mejor que se podía dentro de mis terquedades. Recuerdo que te uniste al consejo estudiantil sólo para que yo no estuviera sola una vez que me volviera presidenta— dijo con un aire de reminiscencia. El recuerdo igual llegó a mi cabeza, aunque mis intenciones habían sido desde el principio estar más cerca con ella a través del consejo —. Y… La verdad es que desde que me volví presidenta no valoré del modo que tú te mereces lo que teníamos entre nosotras.
Tomó aire, yo no despegué la mirada de sus hombros, y la dejé continuar:
—Soy una estúpida, Nozomi. Cuando lo del campus abierto fracasó, pensé que nada me podía doler más, y no podía estar más equivocada. El verdadero dolor lo comencé a sentir después del día que discutimos. No he vuelto a pensar en la escuela desde entonces, porque cada pensamiento, cada lamento, cada lágrima que he derramado desde entonces, ha sido del arrepentimiento de cómo te traté. Y no podría importarme menos todo lo demás. Porque cuando dejé de dar por sentado que tú estabas ahí…
Las lágrimas comenzaban a caer. Y, aunque intentaba mantener mi vista fija en la preciosidad que tenía en mente, sabía que Eli-chi no era la única que ya estaba llorando.
—Y lo de tu cumpleaños… Me sentí una basura después de eso —dijo de forma amarga —. Tú, que te lo mereces todo, ni siquiera pudiste festejar tu cumpleaños como lo querías por culpa de una estúpida escuela. No —se interrumpió a sí misma— . No pudiste festejar tu cumpleaños por culpa de la misma persona con la que querías festejarlo. Y saber que esa persona era yo. Y todo lo que se pudo haber malentendido. No puedo ni empezar a imaginar cómo te tuviste que haber sentido. Lo siento tanto.
—Tampoco pudimos festejar tu cumpleaños Eli-chi, creo que estamos a mano —intenté alegrar un poco las emociones que comenzaban a desbordarse con humor, aunque en realidad, estaba tan conmovida, que sólo quería que siguiera.
—Después de que discutimos, intenté buscarte en Otonokizaka, y luego en el templo, y luego en tu casa, y ver que no estabas… La culpa me carcomió y pensé lo peor. Pensé que te había perdido para siempre; que nunca podría volver a ver esos preciosos ojos que hoy tengo en frente. Fui tan feliz cuando te vi regresar a Otonokizaka después de las vacaciones de verano, que no pude contener mi alegría. Me sentía sucia y no me sentía a la altura de hablarte, y tú… tú sigues siendo tan linda y considerada conmigo. Me tuviste paciencia estos dos meses, nunca dejaste de ser amable. Eres tan maravillosa. Que no puedo dejar de sentirme una estúpida por todo lo que pasó. De verdad lo siento Nozomi.
A estas alturas, ninguna de las dos estaba conteniendo sus emociones, y era una buena noticia que no hubiera nadie sentado a nuestro alrededor, porque de lo contrario habría sido muy embarazoso.
—Y todo lo que te dije ese día. Cuando me correspondía a mí reparar las cosas, y tú todavía llegaste al extremo de ir a mi casa a disculparte por las tonterías que yo hice… —se rio entre sus sollozos — De verdad no sé qué hice para merecer a una persona tan maravillosa como tú. Yo… Yo no creo que exista alguien tan hermosa por dentro y por fuera como tú. Y por eso me siento fatal por lo que hice, y espero que algún día puedas perdonarme.
Dio un sorbo a su café, y después continuó hablando:
—Y sé que no hay palabras que sean suficientes para que me perdones. Por eso te pido una oportunidad de cambiar las cosas, de demostrarte lo mucho que me arrepiento y de qué, no olvidemos, pero podamos seguir intentando con la aventura que tenemos. No me importa nada más. Quiero tener la oportunidad de que tú seas lo más importante en mi vida.
—Eli-chi… —dije, por fin postrando mi mirada en sus dos zafiros.
—Si me das la oportunidad, quiero reparar las cosas, y esta vez quiero hacerlo bien. Quiero que me permitas acompañarte, cuidarte y no permitir que nunca nadie te vuelva a hacer daño. Quiero no volver a hacer algo que te lastime nunca. Quiero que continuemos juntas una aventura que sea sólo nuestra, sin preparatorias, ni campus abiertos ni papeleos. Yo sólo quiero que estemos tú y yo. Quiero que aceptes ser para mí la persona más importante en mi vida, y que te pueda demostrar que no habrá más comportamientos tontos como los de antes, para valorarte como la preciosidad de ser humano que eres. Quiero adorar cada rincón de ti. Quiero que sepas lo mucho que te deseo Nozomi.
Mientras ella hablaba, por un lado, el gentil sol de otoño no podía ni acercarse al nivel de luz que estaba recibiendo del lado de Eli-chi. Yo estaba maravillada con sus palabras, y estaba, a la vez, viviendo un sueño.
—Nozomi, sé que mis errores fueron graves. Sé que hice mucho daño con la obsesión que tuve por Otonokizaka. Pero ahora entiendo que esa obsesión lo único que estaba haciendo era dañar mi relación contigo. Y para mí, no vale la pena. No valió la pena desde el día en el que sentí que te perdí. Cuando sentí que tú no volverías… el dolor del campus abierto desapareció de inmediato. Supe lo que era sufrir un golpe realmente. Saber que tú no estarías… que no escucharía tu dulce risa, que no vería tus preciosos ojos, que no escucharía tu respiración mientras estamos solas en un cuarto. Y fue ese pensamiento el que me hizo sentir lo que verdaderamente era perder algo.
—Lo de la escuela igualmente fue un golpe duro. No menosprecies tus sentimientos Eli-chi.
—Mis sentimientos por ti son mucho más fuertes que eso. Y no tiene nada que ver mi soledad. Pensé que me daba igual estar sola. Que no me importaba vivir alejada de los demás en una barrera que me hiciera sentir segura. Pero saber que estaba sola sin ti… eso es algo que no estoy lista para aceptar sin hacer un último intento. Por eso quiero que me des la oportunidad de demostrarte que puedo ser una mejor novia de lo que fui como amiga. Nozomi, quiero que me permitas ser tu novia.
Y así, el golpe se completó. La verdad no dicha entre nosotras había tomado la forma de las palabras de Eli-chi, y, saber que había sido ella la que finalmente lo había dicho… hizo estallar y rearmar mi corazón tantas veces en tan pocos segundos. Por un momento, me sentí la chica más dichosa del mundo. Eli-chi lo había dicho. Eli-chi quería estar conmigo. Eli-chi quería que las cosas fueran mejores para nosotras. Y había tenido el valor para hacerlo. Había tenido la fuerza para dejar atrás todo lo que no podíamos decir. Ella realmente me deseaba tanto como yo la deseaba a ella. Y no podía llorar más después de eso. Sólo una sonrisa boba estaba en mi expresión. Me di cuenta de que, definitivamente, estaba perdidamente enamorada.
—Y tú sabías cuando vinimos aquí… — dije pensativa, soltando sin ninguna censura los pensamientos "no puros" que en ese momento circulaban mi mente— lo difícil que sería no perdonarte cuando traes esos preciosos hombros que tienes, tan a la vista.
El valor que había acumulado mi preciosa rubia se deshizo de inmediato, y adoré ver su reacción tapando sus hombros con su cabello tanto como adoraba cada molécula de ella.
—Seguro que como novia podría tener el privilegio de darle un masaje en la espalda a Eli-chi, para ayudarle a soltar toda esa tensión que tiene acumulada —dije juguetona, viendo sus ojos azules. —¿Merezco ese privilegio de novia?
—Nozomi —dijo, más roja que las moribundas hojas en los árboles —Sí —soltó en silencio.
—No se diga más— dije, levantándome y caminando rápidamente hacia atrás de ella. Gentilmente acomodé su cabello hacia un lado, y le di un fuerte abrazo desde atrás, sin soltar la oportunidad de acariciar esa parte de ella que tanto me gustaba.
—Vivamos entonces nuestra aventura juntas Eli-chi.
No aflojé ni un poco mi agarre mientras Eli-chi, lentamente, se recuperaba, y gentilmente tomaba mis manos con las suyas, uniéndonos y volviéndonos una sola.
"Te amo tanto Nozomi" fueron las últimas palabras que pude leer de la cabeza de alguien en mi vida, mientras la carta del sol, que había traído conmigo en todo momento desde que había recibido la última bendición de los espíritus, se desvanecía para tomar la forma de una marchita hoja de cerezo otoñal.
—Te amo tanto Nozomi —dijo en voz alta al mismo tiempo, y ni leerlo de su mente pudo darme tanta seguridad como escucharlo de sus labios.
Y así, como los árboles moribundos, mi novia y yo estábamos listas para dejar nuestro árbol de cerezo atrás y perseguir una vida mejor el próximo año, cuando renazcan las flores de nuestro precioso jardín.
Fin del capítulo
Quiero aclarar algo. Si no comentara. Este capítulo está terminado a las 11:59 hora México del 26 de noviembre. Así que muy técnicamente, sí cumplí. Cuando propuse la fecha de este capítulo, no había tomado en cuenta que esta es la bendita semana de finales, y… resulta que no es una muy buena decisión comenzar a escribir el capítulo final un par de días antes de presentar finales. De hecho, este capítulo lo comencé realmente a escribir en forma el sábado, entonces pues… No es tan largo como el anterior, pero tampoco quería alargarlo tanto. Técnicamente no todo pasó en otoño, también lo tengo presente, pero no estaba bien dejar todo lo del principio del capítulo en el capítulo pasado, porque habría sido anticlimático. Así que, como en este año que ha sido tan caótico, el otoño en esta historia igualmente fue generoso y le prestó unos cuántos párrafos al verano, que aún tenía pendientes por terminar.
Este fue el último capítulo de esta primera parte de la historia, centrada en Nozomi y en Eli. Fue cursi, quise enfocarlo un poco para que se sintiera no tan cursi, no sé qué tanto lo haya logrado, espero saber qué piensan ustedes en sus comentarios, y espero que hayan quedado satisfechos con el desenlace. Desde un principio, mi idea cuando me cruzó por la cabeza "¿Y si no hubiera habido musitas?" para ellas dos fue "Bueno, Eli va a fallar, pelearían, pero al final esas dos ya de por sí se amaban tanto que hubieran terminado juntas de alguna forma u otra".
Yo nunca he estado en una situación parecida a la de Nozomi y Eli en esta historia con alguien. Sí, sí he tenido sentimientos románticos, pero nunca hacia una persona con la que sea lo suficientemente cercana para llegar a ese nivel y a esa relación que tienen ellas, y por eso es que esa parte de este capítulo en particular fue algo que me costó demasiado trabajo escribir. Los diálogos siento que no fueron tan complicados como en el capítulo pasado, pero porque fueron pocos.
Las descripciones físicas de personajes son algo que no he hecho demasiado, con lo que no tengo mucha práctica, y, por ende, opté por hacer algo sencillo, que fue resaltar la parte de una que más le gusta a la otra a lo largo del capítulo. Esta técnica fue con lo que quise experimentar mientras escribía este capítulo, y creo que al final el resultado no fue tan terrible. Con miedo a arruinar mi reputación, no puedo dejar de decir que me divertí mucho escribiendo a Nozomi saboreando cada momento de su interacción con Eli en tantas dimensiones distintas.
Quise redimir a Eli en este capítulo mostrando una dimensión distinta de ella. Con esto otro sí tengo experiencia, y es que, cuando te arrepientes de alguna conducta incorrecta que hayas tenido con alguien, normalmente te vuelves muy tímida alrededor de esa persona. Eso sí me ha pasado en la vida real, y por eso es que fue una dimensión de Eli que sí me gustó escribir, sobre todo con lo mucho que Nozomi la apoyaba sin apoyarla directamente. Nozomi estaba en todo su derecho a ser tan terca y a ponerle tantas condiciones como quisiera a la rubia después de todo lo que ha hecho las últimas tres estaciones después de todo.
Lo mencioné en el verano, pero me gusta mucho el otoño. Tal como Nozomi en este capítulo, el otoño me parece que es una estación que deja todo atrás para buscar un futuro mejor, que es justo lo que Nozomi hizo en este capítulo, dejando atrás sus poderes. Cuando pensé en esta historia, quería que al final de la misma, los poderes de Nozomi se fueran después de escuchar el primer "Te amo" sincero de Eli. El plan era ir explorando poco a poco como los poderes de Nozomi se debilitaban hasta que lo último que leyera fuera el "Te amo" de Eli, pero darle un descontrol antes de que esta frase fuera un último regalo me pareció un poco más dramático. No me arrepiento de haberlo llevado de esta manera.
La parte que sigue, confirmo de una vez, es la de Nico (y para dar un adelanto, otra esperada integrante de las musitas va a compartir los reflectores con ella), y su primer capítulo vendrá muy seguramente antes de Navidad y a más tardar el 26 de diciembre. Su nombre será "Meriendas Vespertinas" y averiguaremos qué fue lo que estuvo haciendo mientras Nozomi y Eli vivían su aventura para fracasar en salvar la escuela. Algo que puede salir ya de esta parte con toda seguridad, es que la escuela va a cerrar. Ni Nico ni la tercera parte van a cambiar ese hecho, y tampoco es relevante para sus historias. Por eso había que comenzar con la de Nozomi y Eli, porque era en la que la escuela jugaba su papel más relevante, y comenzar por las otras dos partes hacían un spoiler importante de esta parte.
Quiero leer sus opiniones de esta primera parte y de este capítulo también, y, regresando la bolita, voy a responder sus reviews del capítulo pasado, que en esta ocasión son 3:
Biso47: Bisoooooo, qué gusto leerte de nuevo, cómo estás? Espero que esta notificación igual te llegue a tiempo si es que no la estés esperando ya, lamento haberme retrasado. Tuve un examen apenas hace unas escasas cinco horas y llegue a casa un poco tarde y con mucha hambre, así que no me pude poner a terminar de inmediato.
Yo no la odié en ningún momento, pero sí era necesario que tropezara hasta el fondo para poder comenzar a levantarse. El fracaso duele, pero de verdad la sensación de sentir que has perdido a alguien importante para ti, te obliga a reflexionar si eso que perdiste es tan importante como la persona a la que estás perdiendo. Y en la vida real, sólo dos personas tan locamente enamoradas como Nozomi y Eli pueden tener la oportunidad de recuperarse de un golpe así. En ese sentido, no tener a Eli narrando nunca hace que sea complicado, pero quería transmitir que perder a Nozomi le dolió mucho más que perder la escuela, y ese es un golpe de realidad que a muchos nos llega demasiado tarde.
Al final, lo de sus padres era un preámbulo para darle la oportunidad de librarse de todo, y creo que era algo que ella también necesitaba antes de poder formalizar algo con Eli. Con todas las ataduras que representan sus poderes, de cierto modo el trauma que tenía con la soledad y la culpa por el cierre de la escuela, necesitaba ella también soltar antes de estar lista. Al final, quería que se arreglaran, el punto de esta parte era enaltecer al amor, por lo que, por esta vez, digamos que las cosas terminaron bastante bien. Nunca había escrito algo romántico tan largo, y no puedo decir que la experiencia me haya desagradado en absoluto.
Eli igual se merecía recapacitar a la mala, y me alegra mucho que lo haya hecho. Afortunadamente para ellas, en este caso desmoronar su relación fue una oportunidad para tomar lo mejor que había ahí y construir una nueva vida aún mejor, pero a cuántas personas no se les arruina la oportunidad una vez que se desmorona. Repito, por esta vez, las cosas terminaron bien
Precisamente las siguientes partes tendrán que ver con cómo funcionarán las chicas con la escuela en cuenta regresiva. El punto de poner esta parte primero es que estaba todo el drama de "¿sí se salva o no se salva?". Las otras partes van de "No se salvó. Veamos qué sucede con nosotras".
Espera más apariciones de Hanayo, sólo eso te puedo decir. Gracias a ti por haber escrito después de tanto tiempo, disfruté mucho de la lectura y fue lindo poder volver a leerte, espero que se pueda repetir pronto la ocasión. Como podrás ver, en el Star Rail seguramente estoy volviendo millonario con lo mucho que uso a tu Luciérnaga, muchas gracias por eso, quería aprovechar la oportunidad para decirlo. Leámonos pronto, ¿sí?
¡Buenas noches, Biso!
Nadaoriginal: ¡Hola hola! Espero que tu PC haya podido revivir, el día que leí tu review pedí al cielo que así fuera. Tú no te preocupes, mientras nos entendamos y puedas estar aquí, es para mí aún más un honor que busques la manera de comentar esta historia :').
La explosión de Eli fue algo terrible, y creo que era algo que ya todos sabíamos que llegaría, sólo que no cuándo ni qué tanto. No quise poner a Eli como una desgraciada sin sentimientos, y por eso es que su actitud en este capítulo es… peculiar, por decir lo menos. Nozomi igual tuvo que desconectarse, porque todo lo que estaba haciendo por Eli ya había llegado a puntos que de su parte tampoco eran sanos. Al final ambas cometieron errores y fue cosa de ambas repararlos.
La directora, afortunadamente (o desafortunadamente si hay alguien que haya disfrutado su rol como villana) no tuvo nada que ver desde el cierre de la historia, pasando a ser un personaje secundario. Me alegra ver que haya conseguido el efecto deseado contigo, quería experimentar un poco en escribir una villana en forma igualmente, y las otras partes no dan para hacerlo. Al final, todo esto de que le importa muy poco lo baso en que, cuando Kotori, Umi y Honoka comentan el cierre en el primer capítulo del anime, la directora igualmente parece no muy afectada por eso, así que aquí lo lleve al extremo al punto de que sólo quiere liquidar la escuela e irse a tomar unas "merecidísimas" vacaciones con el dinero. Al final, como demuestra el anime, sí que salió perdiendo, sabiendo que en su escuela tenía una mina de oro puro con las musitas.
Bueno, en este capítulo intenté redimir al sol, y espero haber tenido éxito con eso y no quedar marcada como la más grande enemiga de nuestra estrella favorita. La verdad es que la razón principal por la que no me gusta el sol es porque mis ojos son pésimos para tolerarlo. De hecho, mis anteojos funcionan como lentes de sol porque si no, sería complicado estar al aire libre de día (de por sí casi no lo hago).
Nozomi sigue siendo complaciente, la verdad es que eso es algo de su personalidad en esta historia, y no podía ni tenía que ser perfecta. Es un fallo en ella que veo también como un fallo de ella en el anime, y no creo que sea algo inherentemente malo tener fallos en nuestra personalidad. Es natural, y más cuando se es una chica de su edad. La falta de menciones de Arisa y la abuela de Eli eran una prueba de que todo estaba en su cabeza, y que ya había alcanzado igualmente un punto obsesivo, que era algo que también quería retratar como un fallo en su personaje, así que espero que la pequeña Arisa esté feliz en UTX. Por lo menos estará con su querida Yukiho.
Lo bueno fue que al final las cosas sí se arreglaron, aunque lo de la escuela sí ya es permanente. Veamos qué sucede con las demás chicas en las otras partes, si me quieres seguir acompañando en este viaje. Saludos, cuídate mucho igualmente y ánimos a tu PC.
HeartByte-FreeAIWritingTool: Hola, ¿eres una IA? Por tu nombre me parece que eres una IA. Te escribo en español, pero ahorita la traduzco a inglés para que igual la puedas leer. Muchas gracias por leer señorita computadora, espero que este capítulo igual te haya gustado.
English: Hi! Are you an AI? I think s because of your name. Hope I'm not mistaking myself. Thank you for reading Mr. AI, I hope you enjoyed this chapter and hope you can continue enjoying the story.
Y bueno, con esto, no queda más que esperar el ataque de la Idol número 1 del universo. ¿Qué expectativas tienen para ella? Espero que tengan una excelente madrugada (técnicamente ya es 27, pero si no han cambiado el huso horario de esa cosa, hasta la 1 de la mañana sigue siendo 26 aquí, entonces, aprovecharé este pequeño cambio de horario).
Yo soy Aramaru. Y, espero leernos pronto. Oyasuminassan.
