REVENGE
~Capítulo 2~
Izumi observó al chico que cayó sobre el vidrio. Takuya observó a la chica dentro del automóvil. Y literalmente ambos se perdieron en la mirada del otro. Él en sus ojos verdes, ella en sus profundos ojos chocolates.
Sin embargo, el trance no duró mucho, ya que Yamato desabrochó su cinturón de seguridad y salió completamente enfadado del auto.
—¡Hey! Irresponsables.— Gritó.
La rubia volteo hacia el oji-azul—Papá.
¡Rayos!
Takuya rápidamente bajó del auto.
—Lo siento, jefe, no fue mi intención.— Rápidamente habló— No quise caer sobre su auto, incluso, ni un rasguño le hice.
—Ni rasguño, ni que nada.— Contestó Yamato furioso—¿Por qué no se buscan un trabajo más decente?
Izumi asomó su cabeza por la ventana— ¡Papá! Por favor, apresúrate, llegaré tarde a mi compromiso y tú a tu trabajo.
Yamato rodó los ojos y volteo hacia los jóvenes— Dejen este trabajo mediocre y dediquense a otra cosa.— Fue lo último que dijo antes de caminar hacia su auto.
Izumi hizo una mueca, a ella le pareció interesante el show. Su mirada no pudo evitar pasar por el chico moreno que cayó sobre ellos y la mirada de él también se posó sobre ella. Sin embargo, este contacto de miradas se vió interrumpido por el golpe que dió Yamato al cerrar su puerta.
—Si yo fuera la autoridad en este país prohibiría que anduvieran artístas dando vueltas, mediocres, por todos lados.— Musitó Yamato— Y los mandaría a trabajar en algo digno.
—¿Algo digno?— Preguntó Nene y rió— Yo quiero trabajar en algo digno y tú no me dejas.
Yamato rodó los ojos— Eres mujer y no tienes edad.
—Ese comentario es demasiado machista, padre.
Izumi rodó los ojos y volvió su mirada hacia el chico.
—No insistas más, Nene.— Rogó Yamato antes de que su automóvil comenzara a andar.
—¿Qué pasó Takuya?— Ken le preguntó a su amigo— ¿Estás bien?
El moreno literalmente estaba sin palabras y sin aliento ante tanta bellesa— ¿A-acaso no vieron eso?
—Si lo vimos.— Rio Daisuke.
—Vimos como tu cara quedaba hecha una estampilla al caer sobre el auto.— Se burló Jp.
—No.— Respondió Takuya— No me refiero a eso, si no a la divina que estaba dentro del auto.
Daisuke continuó riendo— Yo solo vi a un tipo que se acordó de toda tu familia.
—Ni siquiera me fijé en eso.— Contestó Takuya— Tendrían que haber visto a la bella chica que estaba dentro de ese auto, aquella chica de cabellos rubios y ojos verdes que...—Suspiró— Parecía un ángel.
—¿Un ángel?— Preguntó Ken.
Los amigos de Takuya intercambiaron miradas preocupados.
—El golpe que te diste en verdad te llevó a la otra vida.— Musitó Tomoki— Estás hablando tonterías.
—No estoy hablando tonterías.— El Kanbara rodó los ojos— Lo digo de verdad, era hermosa esa chica.
—En vez de estar centrado en la chica de ese auto deberías estar pensando en las palabras que te dijo ese hombre.— Comentó Ken— No digo que la música sea un mal negocio, pero andar cantando en los semáforos de las calles no es buena opción, ya vieron lo que ocurrió, Jp tendrás que buscar otra forma de hacernos famosos.
Al principio, si, le pareció una buena idea, al menos para ganar dinero esos pocos días que llevaba en esa ciudad, sin embargo, ahora debía buscar otra opción.
—Takuya casi pasó a otra vida.— Musitó Tomoki— ¡Imagínate cuanto hubiera tenido que pagar si hubiese quebrado el parabrisas!
Buen punto.
—Menos mal no ocurrió.— Comentó Takuya— No tengo dinero para pagar algo tan grande como eso.
—¿Tu padre no te envía dinero de USA?— Preguntó Jp.
—Sí, pero no me alcanza.— Respondió el moreno— Debo pagar luz, agua, arriendo, entre otras cosas.
—Recuerden que ahora Takuya vive solo con Hikari, debe ayudarla en todos los sentidos.— Musitó Daisuke.
Si, desde la muerte de su tía, Hikari y él estaban frente al mundo, ahora no debía ver por él solo, sino por su prima, después de todo no quería ser otra carga, ya mucho hacia con estudiar, ser ama de casa y trabajar a la vez.
—¿No has pensado en buscar un empleo?— Ken le preguntó a Takuya— Te ayudaría bastante.
El moreno asintió— Sí lo he pensado.
Quizás, su sueño era triunfar en la música, pero mientras eso no ocurriera debía centrarse en ganar dinero.
—¿Me podrían ayudar en eso?
—Claro.— Respondió Tomoki— Pero dinos ¿en qué te gustaría trabajar?
—En lo que sea.— Contestó Takuya— De fotografo, mesero, payaso, incluso de conserje.
—¿Fotografo?— Preguntó Ken— ¿Sabes sacar fotos?
El moreno asintió— Luego de la preparatoria hice un curso de fotografía y antes de venirme a Japón trabajaba en eso, ya que no quise ir a la universidad.
Lamentablemente no heredó la inteligencia de su padre para estudiar.
—¿Sabes? Mi madre trabaja en una empresa de moda.— Comentó Daisuke— Y escuché el otro día que estaban buscando a un fotógrafo. Escuché más o menos cuanto pagaban y la verdad es que fue alucinante la cifra. Si quieres te doy el contacto.
—Si pagan bien, entonces sí.— Respondió Takuya. Jamás fue ambicioso, pero ahora más que nunca necesitaba esta ayuda monetaria.
—¿Sabes? Si empeñaras esa cadena de oro que traes contigo no sería necesario que trabajaras. — Comentó el Shibayama.
¿Su cadena?
—¿Estás loco?— Preguntó Takuya— Jamás lo vendería.
—¿Por qué no?— Cuestionó Daisuke— Es una joya femenina, salvo que se la dieras a Hikari, dudo que te sirva de mucho.
—Claro que me sirve.— Respondió el moreno antes de buscar el medallón en sus bolsillos— Ese medallón es lo único que me queda de mi...— Se detuvo al percatarse que aquella joya no estaba en sus bolsillos— ¡Oh no!— Exclamó antes de buscar no solo en sus bolsillos de la chaqueta, si no que en sus pantalones, en sus mangas, luego en su mochila aquel medallón.
—¿Qué ocurre?
Takuya nuevamente buscó entre sus bolsillos de su chaqueta, pantalón y mochila, sin embargo no encontró su joya.
—Kanbara ¿qué ocurre?
—No encuentro mi cadena.— Contestó el moreno alarmado.
Mientras tanto un chico de cabello negro azabache, ojos azules y piel pálida observaba atentamente una cadena dorada bastante fina y valiosa con una letra "I"
Se mordió el labio inferior sin dejar de observar aquella joya.
Era...Elegante, sin duda. Ojalá fuera del gusto de su novia.
Sin embargo, aún se preguntaba si fue buena idea comprar esa joya en una casa de empeño. Según ellos, era su "adquisición más reciente"
Si, era un lugar de fiar que le recomendó su madre.
Mas, no estaba conforme con ella, porque si su calidad no era la deseada, su novia no estaría feliz. Aunque, cuando de él trataba, Izumi siempre estaba feliz.
Fue así como cerró la caja de terciopelo rojo y lo guardó en su chaqueta.
Luego sacó de su maletín una tablet y buscó sus apuntes de economía, tenía exámen y debía rendir bien.
—Buenos días Kouji.— Una voz lo sacó de sus pensamientos y al alzar la mirada se encontró con su amigo-tío-casipariente (ni idea como decirle)
—Buenos días Takeru.— Saludó sin interés— Al fin llegas.
—Lamento la tardanza.
—No me gusta la impuntualidad y lo sabes.
—Si lo sé, pero se me presentó un inconveniente. — Respondió el rubio— Fui a comprarle un regalo a Izumi, por su cumpleaños, sin embargo, no encontré el regalo en la tienda que tenía prevista, tuve que recorrer todo el centro comercial hasta encontrar lo que buscaba. Y luego me topé con una fila de autos que no termi…
—Ahorra tu historia. — Habló Kouji.
El rubio hizo una mueca— ¿Fuiste a la primera clase?
—No. — Respondió el Minamoto—Fui a arreglar unos asuntos y comprar un regalo.
—¿Comprar un regalo? ¿Para Izumi?— Comentó Takeru— Mejor dicho, tu novia.
—¿Para quién más? — Preguntó Kouji mientras observaba su tablet.
—¿Qué le compraste?— Musitó el rubio intrigado.
—¿Por qué te interesa saber?— Cuestionó el Minamoto sin mucho interés.
—Porque sí.— Respondió Takeru— Para mí es intrigante saber si ya compraste la joya.
—¿La joya?— Preguntó el Minamoto— ¿Qué joya?
—El anillo de compromiso.— Contestó el Takaishi.
¿Qué?
Kouji rápidamente observó a su amigo— ¿El anillo de compromiso?
Takeru asintió— Ya sabes, para formalizar oficialmente su noviazgo.
—¿Formalizar?— Preguntó el oji-azul— Ya somos novios.
—Sí, pero tú sabes que formalizar en sentido de proyecciones para futuro.— Respondió el rubio.
¡Rayos! El Minamoto se mordió el labio inferior.
—Como ya sabes, mi querida sobrina sueña con casarse contigo, formar familia y ser felices para siempre como dicen los cuentos de hadas.— Dramatizó Takeru y luego observó a su amigo— Y como quiere que sea tu padre.
Su padre.
Kouji frunció el ceño— No lo traigas a él a la conversación.
—¿Por qué no?— Preguntó el rubio— ¿No te gusta que te recuerde la realidad de las cosas?
El Minamoto dirigió una mirada molesta al Ishida— No creo que te corresponda.
—Bueno, Izumi es mi sobrina, es inevitable que me preocupe por ella.— Respondió Takeru— Sobre todo cuando trata del novio que tanto quiere.
Kouji hizo una mueca— ¿Y crees que traer a mi padre a esta conversación es bueno?
—Pues claro, después de todo, su relación se dio gracias a que él hizo de celestino.
—Si, en primera instancia así ocurrió.
—¿Y ahora?— Takeru se cruzó de brazos— ¿Sigue siendo por su causa? ¿O en verdad sientes algo por ella?
—No estoy con Izumi solo porque mi padre lo quiera así.— Declaró el Minamoto.
—¿A no?— Preguntó Takeru— Entonces ¿por qué estás con ella? ¿Por qué la quieres?
—Claro que la quiero, luego de estos tres años me ha demostrado ser una buena chica.— No los iba a tirar por la basura, después de todo, no era alguien tan frío como la gente lo tachaba.
—Sí, pero no hablo solo de cariño, hablo de amor.
"Amor"
Esa palabra no existía en su diccionario, lamentablemente. Su padre siempre le enseñó que los sentimientos no debían ir antes que la razón y eso intentaba hacer. Sin embargo, con la Ishida era diferente…
—¿Por qué tienes que hablar siempre de cursilerías Takeru? — Preguntó Kouji molesto.
—No es cursilería, es simplemente curiosidad.
—Tu bien sabes que yo no hablo de cosas del "corazón" — Ironizó sin interés.
—Pues deberías intentar hacerlo.
—Tu sabes que la quiero. — Habló el Minamoto— Con eso basta.
Takeru simplemente alzó una ceja y observó atentamente a su amigo, a él le gustaría pensar que en verdad quería a Izumi, sin embargo, había veces que pensaba en otra cosa debido a su personalidad tan fría, de vez en cuando temía que Kouji se convierta en un doble de su padre e hiciera sufrir a su sobrina como Kousei Minamoto hizo sufrir a Tomoko.
—Eso espero, no me gustaría que la hicieras sufrir.
Tragó saliva.
—Tú sabes, más que nadie, lo importante que es para mí.
—Lo sé.— Respondió Kouji.
En realidad, todos lo sabían. Nene e Izumi eran la adoración de Tk.
—Entonces, si no compraste un anillo ¿Qué compraste?— Preguntó el rubio.
—¿En verdad te interesa saber?
—No.— Respondió Takeru— Pero me da curiosidad, ya sabes, soy como un niño antes de navidad cuando trata de obsequios.
Kouji rodó los ojos y fue así como abrió su maletín para luego sacar una caja elegante de color celeste. El rubio lo recibió entre sus manos, lo abrió y ante sus ojos apareció una cadena de oro puro con una letra "I"
—¡Wow!— Exclamó Takeru— Te luciste con la joya esta vez ¿e? Mejor que un anillo.
El Minamoto rodó los ojos— Lo sé.
Yamato caminó en dirección a su oficina siendo saludado por todos sus trabajadores, sin embargo, a ninguno le correspondió el saludo, porque iba concentrado en su hija, Nene, quién caminaba tras él hablando sin parar.
—Por favor, papá, dame una oportunidad.
—No Nene, no te daré una oportunidad.
—¿Por qué no?
—Ya te dije la razón.— Respondió Yamato al ingresar a su oficina.
—Si las escuché, pero me resultan completamente irracionales e injustificable.— Contestó la castaña— Y sobre todo machista.— Se cruzó de brazos— ¿Sólo por qué el abuelo lo dice no puedo trabajar? Takeru empezó a trabajar aquí desde muy joven.
Yamato rodó los ojos— Tu abuelo está fuera de esta conversación.— Depositó su maletín en su oficina— Él invitó a Takeru y estuve de acuerdo, porque tu tío necesitaba corrección. —Quería ser escritor y luchó contra Hiroaki durante años para cumplir su sueño, sin embargo, luego de carias discusiones logró que Tk estudiara la carrera que él quería— Sin embargo, tú no necesitas trabajar aquí, al menos no todavía, aún debes terminar la Universidad completando la Ingenieria en Administración.
—La terminaré padre.— Respondió Nene— Que trabaje aquí no significa que no. Al contrario, significa mayor esfuerzo para mí. Y tú sabes que amo los retos, al igual que tú.
El rubio rodó los ojos— De igual forma no. Eres muy joven.
—Tú tenías mi misma edad cuando comenzaste a trabajar en la empresa.
—Eran otros tiempos.
—Sí, pero no me quita méritos.— Habló la chica— He hecho todo lo posible para que confíes en mí, salí un año adelantada de la preparatoria, saqué una licenciatura en un College, me fui a Estados Unidos.
—No te estoy quitando méritos hija.— Respondió Yamato— Siempre me he sentido orgulloso de todos tus logros.
—Pues no se nota.— Contestó la castaña— Porque simplemente me mantienes estudiando y no me permites practicar todo lo que sé, cuando tú sabes que si soy capaz.
No era necesario que lo mencionase, ante todos quedaba más que claro que de sus hijas, Nene era la más preparada para tener su empresa. Era la más inteligente, audaz y su desempeño académico superaba mil veces el de Izumi y Rika.
—No digo que no seas capaz, Nene.
—¿Entonces?
Yamato se mordió el labio inferior, no quería admitirlo en voz alta, pero darle más responsabilidad a su hija era sinónimo de darle independencia y no quería aquello, para él siempre sería su niña y verla tomar cargos en su empresa era verla crecer.
—Papá, por favor.— Rogó la castaña.
Yamato respiró profundo. Su hija Nene era insistente y estresante.
En algunos momentos se veía a él, pero en otros veía a su padre. Y en otros aspectos veía a...
Su madre.
¡Rayos!
Se mordió el labio inferior.
Eso no le gustaba, pero entendía que los genes eran algo inevitable..
—Está bien, está bien.— Yamato suspiró— Dejaré que trabajes en la empresa.
Nene sonrió ante esto— ¿Enserio?
—Si.— Respondió el rubio.
—¡Genial!
—Pero no ingresarás directamente a la gerencia general dando órdenes.— Advirtió Yamato— Eres demasiado joven, inexperta, necesitas que alguien te enseñe el funcionamiento de la empresa y sus proyectos.
Nene hizo una mueca, en verdad tenía ganas de ir al frente, sin embargo, sabía que su padre estaba haciendo esfuerzos por aceptarla, así que no insistiría por más, al menos por el momento.
¡Toc, toc!
La puerta sonó.
—Adelante.— Exclamó Yamato y a los pocos segundos la puerta se abrió.
—Buenos días señor Ishida.— Musitó un joven de apróximadamente veinticinco años, rubio y ojos azules, quién vestía elegantemente un traje.
—Buenos días Kiriha.— Respondió el rubio.
—Traigo los informes para la reunión de esta tarde.— Comentó el empleado antes de alzar unas carpetas.
—Olvida los informes.— Comentó Yamato— Ahora necesito que te preocupes de otro tema.
—¿Así?— Preguntó el Aonuma— ¿Cuál?
El rubio dirigió su mirada hacia su hija pelirroja—Kiriha ¿te acuerdas de Nene?
El joven dirigió su mirada a la joven que estaba de espaldas— Mira como ha crecido mi hija.
La castaña ante esto volteo en dirección al Aonuma, sin embargo, ambos al mirarse, al intercambiar miradas, al apreciar el rostro y cuerpo del otro no pudieron evitar quedarse completamente hipnotizados.
Takuya revisó por milésima vez su mochila completamente alarmado y alterado, sin poder encontrar su medallón.
—Rayos ¿cómo es posible que no esté?— Preguntó.
Sus amigos también buscaban entre sus cosas.
—Lo siento amigo, pero en mi mochila no está.— Musitó Daisuke.
—Tampoco en la mía.— Continuó Jp.
—Ni en la mía.— Habló Ken.
—¡No! ¡Esto no es posible!— Exclamó Takuya llevando sus manos a su cabello— Esto no puede ocurrirme, no a mí. No se me puede perder ese medallón.— Tal vez su billetera, su laptop, incluso de su móvil, pero ese medallón no.
Era lo único que tenía de su madre.
—Quizás se te cayó en la calle.— Musitó Daisuke— O en ese auto, cuando caíste sobre él.
Posiblemente.
—Entonces, vamos.— Corrió en dirección a la calle.
Kiriha observó atentamente a la castaña y está también a él, literalmente se perdieron en la mirada del otro por unos segundos.
—¿E? Ne-Nene.— El rubio no pudo evitar balbucear— ¡Tanto tiempo!
La castaña asintió—Bastante.
—Hace ¿cuánto?— Aclaró su garganta— ¿Tres años?
—¿E?— La chica también balbuceo— S-si, más o menos, tres años.
—Estás muy cambiada ¿sabes?— Habló el rubio— Estás grande, ya no pareces esa adolescente.
Nene rió— Ya no lo soy.
—Se nota.— Respondió Kiriha— Te ves bastante bien.
Nene sonrió—Bueno, tú también te ves muy bien.
¿Bien?
Pensó Yamato.
¿Desde cuándo Nene le daba cumplidos a alguien?
—Hey, Kiriha.— El mayor se interpuso entre ellos interrumpiendo su conversación— Como estaba comentando, mi hija comenzará a trabajar en la empresa a partir de hoy.
—¿A si?— Preguntó el Kiriha.
—Tiene una licenciatura en negocios y quiere comenzar a entender todo lo que tiene que ver con la empresa y tú serás el encargado de ponerla al tanto con todo.— Ordenó Yamato— Quiero que trabaje contigo en el proyecto X, como ya sabes es el próximo a salir, necesito los informes para la próxima semana, así que quiero se coloquen a trabajar de inmediato.
—Supongo que no te molesta la idea de trabajar con una chica.— Comentó Nene.
—Pues no, claro que no.— Contestó el Kiriha— Jamás me molestaría trabajar con una mujer tan inteligente y guapa tú.
¿Qué?
Yamato frunció el ceño.
¿Le había dicho guapa? ¿Quién rayos se creía que era para darle ese tipo de comentario a su hija?
—Me alegra escuchar eso.— Musitó Nene y observó de pies al rubio, en verdad estaba guapísimo, los años jugaron a su favor, era más atractivo que antes.
El rubio hizo una mueca, no le estaba gustando para nada las miradas que intercambiaban esos dos.
—¿E? Nene.— Yamato se acercó a su escritorio y sacó una carpeta para luego extendérsela a su hija— Si vas a comenzar a trabajar necesito que desde ya comiences a estudiar todos los puntos a tratar del proyecto X, aquí tienes una carpeta con toda la información correspondiente.
La castaña recibió la carpeta— Está bien padre, comenzaré desde ahora.
—Muy bien.— Musitó el rubio antes de caminar hacia su escritorio— Ahora necesito hablar con Kiriha antes de que comiencen a trabajar, espéralo afuera.
—Está bien.— Respondió Nene antes de dirigir su mirada a Kiriha— Luego nos vemos.
El rubio asintió.
La castaña le dedicó una última sonrisa, bastante coqueta y salió del lugar cerrando la puerta tras ella.
—Escucha bien lo que te voy a decir Kiriha Aonuma.— Habló Yamato seriamente— Y espero que te quede bien claro.— Musitó— No quiero que le toques ni un pelo a mi hija.
—¿Perdón?—Cuestionó el joven desconcertado—¿Qué dijiste?
—Lo que escuhaste.—Respondió el Ishida—No quiero saber que intentaste tocarle un pelo a mi hija, ya que si llega a ser así, te olvidas de tu carrera en esta empresa.
Kiriha alzó una ceja— Pero ¡Que tontería estás hablando!
—No es ninguna tontería. Tú sabes muy bien a que me refiero.—Respondió el Ishida— Me di cuenta de cómo la mirabas y no me gusto para nada.— Su cara lo demostraba— Sé cómo eres, un mujeriego y no quiero que mi hija se transforme en otra conquista tuya ¿Me escuchaste?
Kiriha negó con la cabeza, incrédulo ante esta escena de padre celoso, no conocía esta faceta de Yamato.
—No es nada personal, pero ella es una Ishida.— Musitó Yamato— Es demasiado mujer para ti.
El Aonuma se ofendió ante este comentario— Entonces ¿para qué nos pones a trabajar juntos?
—Aonuma, por favor no confundas las cosas.— Respondió el rubio— Mi hija ingresará a trabajar a esta empresa y considerando que será una de las principales herederas.— En realidad la primera, con su inteligencia podía hacer mucho más que Izumi y Rika juntas–Necesito que tenga un buen inicio en el plan laboral y tú eres el indicado para ayudarla, después de todo eres mi brazo derecho, no confió en nadie más que tú para que Nene conozca todo el manejo de la empresa.— Explicó— Mas, si llego a saber que entre ella y tú ocurre algo más que lo estrictamente laboral, yo mismo me encargaré de que termines cantando en la plaza para conseguir dinero.
Kiriha tragó saliva, esa amenaza sonó simple, pero sabía que Yamato era capaz de hacer aquello, cuando estaba enojado era capaz de todo, al menos como jefe, no quería conocerlo como padre celoso.
Unas manos se posaron sobre los ojos del Minamoto, cortando su vista.
—¿Quién soy?
Kouji se mordió el labio inferior, ya conocía a esa voz— ¿Izumi?
Las manos salieron de sus ojos y su rubia novia apareció frente a sus ojos—Acertaste querido.— Izumi lo abrazó por el cuello y depositó un beso en sus labios— Me alegra verte.
Kouji sonrió de lado— Lo mismo digo.
Takeru alzó las cejas— Y yo estoy aquí, pintado.— Musitó.
La oji-verde volteo hacia su tío y rió— Claro que no estás pintado, tío querido.— Comentó antes de acercarse a él para depositar un beso en su mejilla.
Era curioso y extraño, las hijas mayores de Yamato Ishida tenían la misma edad con su hermano menor Takeru.
¿Razón?
Había muchas razones, entre ellas las cero planificaciones de los Ishida para tener un segundo hijo. Así como no tenían estipulado que su hijo mayor fuera padre adolescente.
—Feliz cumpleaños sobrina.— El oji-azul se acercó a ella y la abrazó— Espero que este día sea bonito para ti y que cumplas muchos años más.
—Gracias tío Takeru.
—No me digas tío.— Musitó el oji-azul— Me haces sentir viejo.
Izumi rodó los ojos— Disculpa, simplemente quería molestarte Takeru.
—Ahí sí. — Fue así como el rubio— Te tengo un regalo, pero te lo daré esta tarde en la fiesta ¿si?
—¿Un regalo?
Takeru asintió— Espero que te guste.
—De seguro que sí. — Siempre amaba los regalos de su tío, tenía buen gusto— ¡Por cierto! Tu novio también te tiene una sorpresa.
—¡Gracias Tk! — Pensó Kouji sarcástico, como siempre siendo impaciente.
La chica volteo hacia su novio—¿Enserio?
—¿E? S-si. — Respondió el Minamoto— Era una sorpresa, pero Tk ya la arruinó. — Fulminó al chico con la mirada—Pero, espero que te guste.— Musitó Kouji antes de la caja celeste entre sus manos—Feliz cumpleaños, Zoe
La rubia lo recibió— Muchas gracias.— Musitó antes de depositar un rápido beso en sus labios y disponerse a abrir la caja encontrándose con una hermosa cadena dorada con una gran letra "I"— ¡Wow!— Exclamó— Es hermoso.
—¿Te gustó?— Preguntó con algo de duda, esa chica era demasiado exigente al momento de hablar de joyas, siempre le costaba predecir si le gustaría o no, al igual que en otras cosas, por eso siempre le pedía ayuda a Takeru cuando trataba de Izumi.
—Si.— Respondió la oji-verde— Me encantó.
Takeru alzó sus cejas, estaba seguro que su "sobrina" esperaba un anillo, después de todo, el sueño de Izumi siempre fue seguir el ejemplo de sus padres, casarse, tener familia y vivir feliz, sobre todo con el Minamoto, su novio, primer y único amor.
Sin embargo, este no consideraba que fuese lo mejor, al menos por el momento.
—¿Irás a mi fiesta de cumpleaños esta noche?— Preguntó la rubia.
El oji-azul asintió— Claro. No me lo perdería por nada.
—¡Genial! — Exclamó la chica—¿Y tu madre?
—¿E? — Balbuceo Kouji— Pues sí, Satomi irá.
—No me refiero a tu madrastra, me refiero a tu madre que anhelo conocer, llevamos años siendo novios y todavía no la conozco. — Respondió la rubia.
Kouji hizo una mueca, temía que le preguntase por ella, ya que tendría que mentir, una vez más— Sí, llevamos años, pero ya te he dicho que ella vive en Irlanda, nunca viaja para acá.
—¿Por qué no?— Cuestionó la oji-verde— Eres su hijo.
—Sí, pero ella prefiere no encontrarse con mi padre y por eso yo viajo en las vacaciones.
Izumi hizo una mueca— Lo sé, pero pensé que aceptaría esta invitación.— Comentó— Me gustaría conocerla.
—Bueno, sobrina, la madre de Kouji es una mujer ¡Muy! Ocupada, algún día la conocerás, pero todavía no es el tiempo.
Kouji se mordió el labio inferior y guardó silencio, la verdad de las cosas era que su hermano no solo se preocupaba por sus estudios, sino por la mujer que les había dado la vida a ambos, su madre.
Pero eso nadie lo debía saber.
Menos Izumi.
—Está bien, ojalá pronto venga o tal vez, en verano podrías llevarme a conocerla. — Izumi le habló a Kouji.
—¿E? S-sí, claro.— Contestó Kouji.
—En una posible luna de miel podrían ir. — Musitó Takeru y el Minamoto lo fulminó con la mirada.
Izumi rodó los ojos— No seas molestoso Tk.
—Solo digo. — Comentó el rubio— Quiero comer torta. — En otras palabras, quería un matrimonio.
—Hoy comerás pastel. — Respondió Kouji— Pero de cumpleaños.
—¡Ups! Hablando de pastel. — Izumi llevó una mano a su frente— Debo ir a la repostería a buscarlo.
—¿Tú a buscarlo? — Preguntó el rubio— ¿Por qué no le pediste a la cocinera?
—Porque quiero verificar que lo hayan dejado tal como quiero antes de llevarlo a casa. — Respondió la oji-verde— Cariño, luego nos vemos, iré a ver mi pastel.
Kouji asintió— Adiós Izumi.
Fue así como la joven se alejó de ambos.
—¿Cuánto tiempo continuaras con la mentira de tu madre en Irlanda?— Preguntó el Ishida al ver que la chica estaba lejos.
Kouji negó— No te interesa saber.
—Claro que sí. — Respondió Takeru— ¿Sabes? Sé que para ti no es fácil hablar de este tema, pero Izumi y tú ya llevan dos años de noviazgo casi tres, deberías confiarle aquella verdad de tu madre.
—Olvídalo.— Exclamó el Minamoto— Hablarle de mi madre significaría contarle todo lo demás y si eso llegase a ocurrir tendría que aguantar la ira de mi padre, cosa que no quiero.
El rubio hizo una mueca— Pero estoy seguro que Izumi te comprendería.
—Puede que sí y a la vez no.— Respondió Kouji— De igual forma no debe saberlo, ni ella, ni nadie, para mi padre sería una vergüenza.
—¿Para tu padre sería una vergüenza o para ti? —Cuestionó Tk— ¿Lo sería?
Kouji frunció el ceño— ¿A qué va esa pregunta?
—Pues a la situación, después de todo pareciera que más te avergüenza a ti hablar de la condición de tu madre.
—Tú sabes que no.— Contestó el Minamoto, él jamás se avergonzaría de su madre, pero Kousei no le dejó otra opción más que guardar aquel secreto— Jamás lo haría.— Después de todo, aquella mujer era su madre.
Takeru frunció el ceño—Entonces ¿por qué no le dices? Deberías intentar ser sincero con tu novia, Izumi, con respecto a la situación de tu madre. Mi sobrina podría ayudarte. — Suspiró— Y de paso conocerla. — Bajó la mirada.
—Debo recordarte que dudo que, a su padre, Yamato, le guste saber que Izumi conoce a mi madre.
Buen punto. Lamentablemente a Yamato jamás le gustaría que Izumi se relacionara con Tomoko Kimura por el pasado.
Kiriha salió de la oficina y suspiró, este no fue un comienzo muy común de jornada laboral. Por unas miradas casi arruina su carrera en esa empresa.
—Kiriha.— Una voz femenina llamó su atención y al alzar la mirada se encontró con la hija de Yamato.
—Nene— Pronunció su nombre.
—La misma.
—¿Estás lista para comenzar con tu jornada laboral?— Preguntó el rubio.
—Claro.— Respondió la castaña antes de acercarse a él y depositar su mano sobre su brazo— Supongo que trabajaremos juntos en tu oficina ¿no?
—¿E?— El Aonuma se alejó de ella— S-sí, va-vamos.— Comentó antes de voltear en dirección a ese lugar.
Nene simplemente sonrió y observó al chico de pies a cabeza.
Sin duda estaba guapísimo, esto sería divertido.
Hikari sostuvo una bandeja negra sobre su mano derecha y retiró de una mesa los vasos vacíos, cubiertos sucios y la propina que le habían dejado las personas que decidieron comer ahí.
Sonrió.
A pesar de que no fue mucho lo que les sirvió le dejaron una buena propina. Fue así como dejó las monedas en su delantal negro y continuar con su trabajo. Ignorando completamente que unos zafiros azules la observaban con detención a unos cuantos metros.
—Entonces, cada vez que se realiza una inversión en la bolsa de valor del banco central deberíamos tener el dos porciento de ganancias.— Relató Kouji— Que se dividirá en...— Se detuvo al ver que su rubio amigo no estaba prestando atención a los apuntes de economía si no a una de las meseras de ordenaba las mesas.
Como siempre.
Rodó los ojos.
—Takeru.— Kouji llamó al rubio— Takeru.— Nuevamente lo llamó— ¡Hey! Takeru.— Movió levemente su brazos.
—¿Q-qué?— El nombrado salió de su trance.
—Te estoy hablando y no me respondes.— Contestó el Minamoto.
—¿E?— Balbuceo el rubio— Lo siento Kouji, pero me distraje unos momentos.
Kouji pasó una mirada por la mesera castaña frente a ellos— No es necesario, me di cuenta que, como siempre, te distrajiste observando a la mesera.
—¿E?— Nuevamente balbuceo el hermano de Yamato y llevó una mano a su nuca— N-no, claro que no ¿cómo crees?
—No es necesario que lo niegues Ishida.— Respondió el Minamoto— Te conozco y no eres disimulado al momento de observar a esa chica.
Takeru se mordió el labio inferior y pasó su mirada por aquella mesera de hermoso cabello castaño claro, ojos cafés, piel trigueña.
—¿Sabes? Siempre pensé que luego de Catherine no volverías a enamorarte.— Comentó Kouji— Pero veo que ya la olvidaste.
Takeru tragó saliva— Pues...—Aclaró su garganta— En algún minuto debía seguir adelante ¿no?
El Minamoto asintió.
—Esa chica me fue infiel multilples veces.— El rubio hizo una mueca, no le gustaba recordar aquel detalle— Y yo fui idiota al confiar en ella, aunque sabiendo que se vendía con facilidad a cualquier chico, incluso a ti.
Kouji hizo una mueca, no le gustaba recordar ese detalle. En verdad fue un problema, ya que esa chica era intensa e Izumi también, ambas terminaron enfrentadas y con la cara marcada de tantas cachetadas que se dieron.
—Bueno, eso ya pasó.— Respondió el Minamoto— Ahora estás soltero, libre y miras a esa chica. Dime ¿por qué no la invitas a salir?— Lo de Catherine fue hace bastante intenso, Takeru debía pensar en darse una oportunidad con otra persona.
—¿E?— Balbuceo Takeru— N-no, no puedo.
—¿Por qué no?
—Es que, dudo que me quiera salir conmigo, tengo miedo de quedar como idiota.— Rodó los ojos.
—¿Tú?— Preguntó Kouji— ¿Desde cuándo te importa quedar como idiota frente a una mujer? Antes de salir con Catherine eras un mujeriego, vivías de chica en chica ¿y ahora no puedes invitar a una simple mesera a salir contigo?
—¡Hey! No es una simple mesera.
—Entonces ¿por qué no la invitas a salir?
—Po-porque...—Balbuceo Takeru— Porque simplemente no puedo. Y n-no he querido.
—Aja.— Respondió Kouji sin creerse aquella excusa, conocía al rubio— Dudo que no quieras, finalmente la quemas con la mirada desde que ingresó a trabajar aquí.
Takeru se mordió el labio inferior— ¿E?— Balbuceo.
—¿Sabes? Ahora estás actuando como idiota.— Comentó el Minamoto— Porque no te atreves a ir e invitarla.
—Hey, no estoy actuando como idiota.— Reclamó el rubio— Tengo miedo a quedar como idiota.
—Bueno, por miedo a quedar como idiota, estás quedando frente a mi como idiota y cobarde.— Musitó Kouji.
—Claro que no.
—Claro que sí.— Respondió el pelinegro con seriedad.
—No soy idiota.
—Entonces, invítala a salir idiota.— Contestó Kouji.
El rubio frunció el ceño y pasó su mirada por la castaña.
Se mordió el labio inferior.
—Te demostraré que no soy idiota, ni cobarde.— Declaró— Hoy la invitaré a salir.— Musitó Takeru antes de sacar un lápiz y anotar unos números en él. Luego se levantó de su puesto y caminó en dirección a la barra.
Antes de llegar a ella no pudo evitar parar frente a un vidrio, ver su reflejo y arreglar su cabello.
Sonrió.
Volteo nuevamente hacia la barra y caminó hacia ella.
Gracias al cielo estaba vacía.
—¿E? Hola.— Saludó el rubio a la hermosa mesera de cabello castaño.
—Hola.— Respondió la cajera— ¿Vienes a pagar tu orden?
Takeru asintió— Si.— Contestó— ¿Cuánto es?
—Son mil yen.— Respondió Hikari— ¿Pagas con efectivo o tarjeta?
—Efectivo.— Contestó el rubio antes de extender aquel billete que había tomado anteriormente.
La castaña lo recibió para luego guardarlo en la caja registradora sin poner mucha atención, presionó unos botones en la máquina y una papel se imprimió— Aquí tienes tu boleta.— Se la entregó— Que tengas buena tarde.
¿Qué?
Preguntó Takeru sorprendio.
¿Eso nomás?
—¿E? Disculpa...—Le habló— ¿Viste el billete?
La castaña alzó una ceja y bajó su mirada hacia él— ¡Ups! Lo siento.
Takeru sonrió.
—No me di cuenta que era un billete de dos mil.— Musitó antes de sacar un billete extra de la caja registradora— Toma, aquí tienes el dinero que sobra.
¿Qué?
Mientras tanto Kouji no supo si reír o simplemente mantenerse en silencio.
Takeru bajó la cabeza totalmente decepcionado y caminó en dirección hacia el Minamoto.
—Al parecer tu plan no salió bien.— Comentó Kouji.
El rubio frunció el ceño— ¡No te burles!— Adviritió.
Tal vez, hoy no, pero mañana si funcionaría.
—¡Vaya, vaya!— Exclamó una chica castaña de ojos cafés quién vestía similar a Hikari, pero en vez de llevar su cabello en una coleta, lo llevaba en un medio moño— ¿Es mi idea o ese chico quiso coquetear contigo?
Hikari alzó una ceja sorprendida ante el comentario de su compañera y amiga de trabajo— ¿Coquetear conmigo?— Cuestionó— Pero ¡Que cosas dices Juri! Claro que no.
—Claro que sí ¿no te diste cuenta?
—¿Qué me habló como todos los días que viene a pedir y pagar lo que come?— Preguntó Hikari.
—No me refiero a su comportamiento.— Respondió Juri— Me refiero a lo que te dio.
—No me dio nada.— Respondió la prima de Takuya.
—Claro que sí.— Musitó su amiga antes de sacar el billete de la caja— Dime ¿qué es esto?
Hikari alzó las cejas sorprendida, no se había dado cuenta en aquellos números cuando recibió el pago. Últimamente andaba en las nubes.
—Dime ¿qué es?
—¿Su cuenta bancaria?
Juri llevó una mano a su frente decepcionada—Claro que no.— Exclamó— Quiso darte su número para invitarte a salir.
—Claro que no.— Hikari rodó los ojos.
—Claro que sí.— Respondió su amiga— Aquí mismo dice, número de celular, Takeru.
—Quizás se equivocó y no era para mí.
Juri rodó los ojos— Dudo que sea así, vi como lo anotaba antes de venir a pagar.— Musitó— Dime ¿enserio no te das cuenta como ese chico te quema con la mirada desde el día en que entraste a trabajar aquí?
—No me doy cuenta porque no es verdad.— Contestó Hikari— Simplemente son imaginaciones tuyas amiga.
—No son imaginaciones mías.— Respondió Juri— Es la verdad, ese rubio babea por ti, Hikari Kanbara y la muestra está en este billete.
La prima de Takuya suspiró— ¿Por qué todos los días tenemos esta charla, Juri Katou?
—Porque es la verdad.— Musitó Juri— Ese chico está encantado contigo, pero parece como si no quisieras darte cuenta, cuando deberías hacerlo, es guapísimo.
—Aunque así fuera, yo no tengo tiempo para tener citas.— Comentó Hikari.
—¿No?— Cuestionó su amiga— ¿Por qué?
—Porque estoy centrada en mis estudios.— Respondió la Kanbara— Y en trabajar, sobre todo ahora que mi madre no está, Takuya y yo debemos pagar la renta del departamento, la luz, el agua.
—Lo comprendo amiga.— Respondió la chica Katou— Pero eso no significa que no puedas tener vida personal, tener novio o alguien que te dé cariño, que esté contigo, que te comprenda.
—Mi tío y mi primo me dan todo eso.
—Como familia, pero no me refiero a ese tipo de amor y comprensión.— Contestó Juri— Ahora más que nunca creo que deberías centrarte en ti, eres joven y pues, tu tío junto a tu primo no estarán siempre para ti. Deberías considerar la idea de comenzar a armar tu propia familia.
—No tengo tiempo para eso Juri.— Respondió la Kanbara— Ahora mis prioridades que te mencioné, mis estudios, mi trabajo, mi casa y sobretodo mi primo.
Juri hizo una mueca, eso sonaba lindo, pero a la vez preocupante. A Hikari le había tocado una vida dura sin su padre, con una madre enferma, sin hermanos y un tío lejos, merecía tener vida propia, pero cada vez parecía más escasa aquella posibilidad.
Yamato observó atentamente la fotografía que tenía en sus manos.
En ella estaba una joven de cabello castaño claro, ojos miel y piel pálida, con una brillante sonrisa.
Suspiró.
Por más que pasaban y pasaban los años, jamás lograría olvidar a aquella chica, aquella mujer, aquella persona que en su juventud significó tanto para él.
Se suponía que cada cumpleaños de sus hijas debía ser un día feliz y lo eran, sin embargo, el dolor siempre se hacía presente ¿Dolor? Mejor dicho, ira, enojo, desilusión, entre otras cosas ¿Por qué? Porque a su mente venía el recuerdo de la mujer con la cual se involucró y que dio como fruto a sus hijas mayores.
~Recuerdo~
Yamato se encontraba sentado en un bar completamente aburrido observando a lo lejos como sus dos mejores amigos, Taichi Yagami y Sora Takenouchi, tenían su "cita clandestina"
Sí, clandestina.
¿Por qué?
Porque la madre de la pelirroja le tenía extremadamente prohibido salir con ese chico que no pertenecía a su clase social y que logró conquistar su corazón de una manera extraña, entre coqueteos musicales, juegos de fútbol y otras cursilerías más que Yamato jamás pensó ver por parte de él.
Hizo una mueca, cuando los presentó jamás creyó que terminarían juntos, Taichi era un buen chico, mas, nunca pensó que fuera del estilo de Sora. Bueno, no hacían mala pareja, al contrario, se veían felices ¡Pero! La víctima de toda esa situación era él, porque ahora tenía que hacer un papel de "cómplice", mejor dicho, de celestino, y salir todas las veces con la Takenouchi para que su madre no sospechara y estar presente en todas sus citas como un extra por si Toshiko Takenouchi llamaba.
Suspiró.
Esto no era justo.
Dirigió su mirada a vaso y le dio un sorbo al líquido sin interés de saborear, lo único que quería era marcharse a su casa.
—Hola a todos.— La voz de un hombre que subió al escenario llamó su atención— Espero que todos estén disfrutando de la noche.
No era su caso.
—Ya hemos escuchado a muchas personas cantar, pero aún nos queda una persona más que recibir.— Declaró el hombre—Con ustedes Mimi Tachikawa.— Anunció el hombre en el micrófono.
Fue así como todos aplaudieron y en el escenario apareció a una joven de cabello rosa, sus ojos eran miel y piel clara, llevaba una vestimenta bastante sencilla, una blusa rosa a cuadros que llevaba abierta, una ombliguera roja debajo, unos jeans azules y unas botas largas cafés.
Yamato observó a la chica sin interés y luego volvió su mirada a su cerveza ignorando completamente lo que hacía, a diferencia de los demás que esperaban a que comenzase su pequeño concierto.
(Contigo Todo – Sueña Conmigo)
Que me gustas asi
Que me muero de amor
Que no puedo pensar
Si te acercas a mi.
Que me haces desear
Que me olvido quien soy
Que me tienes,que soy tuya
Que te sueño y te doy...
Toda mi vida,mi vida es tuya
Tuyos mis sueños;los sueños
Que quieren volar.
Vuelo contigo,contigo todo
Toda mi vida,mi vida es tuya,mi amor.
Inevitable fue que la mirada de Yamato se posara en la chica luego de que comenzara a cantar, su voz era bastante bella, suave y muy dulce.
Adivinas ya no puedo
Esconder el miedo de no estar contigo
Te confieso todo,te entrego mis sueños
No me dejes sola por favor.
Llevame a volar sin alas
Llevame hasta el cielo de los corazones
Besame en el viaje,cantemos canciones de amor.
El lugar se llenó de aplausos, no era para menos la voz de aquella joven era hermosa, dulce, suave, perfecta, jamás escuchó una voz similar.
~Fin del recuerdo~
Mas, no fue hasta el pequeño inconveniente de horas después que ambos se encontraron.
~Recuerdo~
(De: Sora)
Yamato, gracias por acompañarme, pero Taichi me invitó
a su casa, pasaré la noche ahí. Si mi madre llama, por favor, dile que estoy
en casa de una amiga.
¡Genial! Pensó el rubio, no bastaba con hacer de chaperon, sino que ahora sus amigos se iban sin avisar dejándolo solo en aquel lugar.
Suspiró.
Dile al idiota de Taichi que me cansé ser el celestino.
Cuando lo vea lo golpearé.
Escribió en su móvil antes de ingresar al ascensor, mas, no se percató que detrás suyo venía una persona que al ver que las puertas se cerraban apresuró sus pasos e ingresó al ascensor colisionando levemente con el rubio.
—Ups, disculpa.— Musitó aquella persona.
—Ten más cuidado por donde caminas.— Reclamó Yamato antes de voltear molesto, sin embargo se enojo desapareció al percatarse que trataba de aquella chica que hace unos minutos cantó en el escenario.
—Hey, no quería molestarte.— Habló la joven y alzó su mirada hacia el chico.
Los ojos miel se clavaron sobre él y sintió algo extraño ante esto. Como si su corazón diera un pequeño salto, todo su cuerpo de alborotó, todas sus células se sintieron electrizadas ante esa mirada tan pura como el agua.
—Fue un accidente, no debes tratarme así ¿e? — Reclamó la chica.
—¿E? — Balbuceo el rubio— Lo siento.
La castaña rodó los ojos y sin decir más, volteo hacia los botones del ascensor para tocar el piso al cual quería llegar. Fue así como las puertas se cerraron y ascensor descendió, sin embargo, en un minuto este se tambaleo, mejor dicho, todo el edificio se comenzó a mover. Las luces comenzaron a parpadear.
—¡Oh no!— Exclamó la chica— ¡Qué rayos ocurre!
—No lo sé.— Respondió el rubio.
Las luces continuaban parpadeando y el ascensor se detuvo.
—¡Oh no! ¿Es mi idea o el ascensor no baja?— Preguntó la castaña.
Yamato hizo una mueca— Se detuvo.
—¡Rayos!— Exclamó la chica y apretó unos botones— ¡Rayos! Los botones no funcionan.
—Tal vez, ocurrió un corto circuito.
—¿Corto circuito? — Preguntó la castaña y observó la pantalla que decía "error"— ¡Ay no!
La castaña comenzó a teclear los botones, sin embargo, nada sucedió. Nuevamente los tocó y la respuesta fue la misma. Finalmente, la chica terminó presionando todos una y otra vez, sin detenerse.
—Socorro, auxilio ¡Alguien que nos abra, por favor! — Gritó la castaña— ¡Auxilio!
¡Lo que faltaba!
Yamato hizo una mueca— Tranquila.
—¡Socorro! ¡Socorro! — La cantante literalmente ignoró al Ishida— Ayuda.
—Oye, no…
—¡Vamos a morir! — Gritó la oji-miel.
¿Qué? ¿A morir? ¿Por simplemente estar encerrados? ¿Era una broma verdad?
—Vamos a morir. — Reiteró la chica.
Al parecer no era una broma, pensó el rubio.
—Hey, niña. — La llamó, sin embargo, continuó con su escándalo— Niña.
—¡Socorro!
Yamato rodó los ojos, se acercó a la chica y tomó su brazo derecho llamando su atención— ¡Niña! ¡Tranquilizate!
¿Niña? Pensó la castaña sorprendida.
—No soy una niña. — Recriminó la castaña—Y tengo nombre, me llamo Mimi. — Comentó ofendida.
—Como sea. — Pensó el rubio— Deja de golpear tan desesperadamente eso.— Habló— Entrar en pánico no te ayudará a salir de aquí.
—¿Cómo puedes pedir que me calme?— Preguntó Mimi furiosa— Si no hacemos ruido jamás nos encontrarán y jamás saldremos de aquí.
—Tranquilízate.
—¡No!— Respondió la castaña— Si saben que estamos vivos agilizaran el rescate ¡Hacer ruido es nuestra única oportunidad!
—Ya, tranquila.— Yamato subió sus manos a sus hombros, pero la chica cayó a llorar desconsoladamente— Hey, cálmate.
—¡No! ¡Vamos a morir! — Gritó la castaña y llevó sus manos a su rostro— Y no puedo dejar que eso ocurra. Tengo todavía que cuidar de mi hermanito, apenas tiene cuatro años, si yo muero él se quedará sin familia, no tienes más personas y yo…— Volteo hacia la puerta y comenzó a golpear como loca— ¡Auxilio!
Okey, pensó Yamato, esta chica evidentemente estaba sufriendo un cuadro de crisis y estrés extremo.
—Hey, tranquila. —El rubio le habló— Pronto saldremos de aquí.
—¿Así? — Preguntó la castaña y lo tomó de la camisa de una manera amenazante— ¿Cómo?
Lindos ojos, sin embargo, esta forma tan amenazante en que lo sostenía a tan corta distancia provocaba que se sintiera extraño. Nunca nadie le habló así, jamás dejó que alguien invadiera de esa manera su espacio personal.
Rápidamente se alejó de la chica y alzó la mirada hacia el techo.
—Tendremos que abrir el techo.
—¿El techo? — Preguntó Mimi— ¿Estás loco? ¿Qué sacas con abrir el techo?
—No estoy loco. — Comentó el oji-azul— Al contrario, la que está sufriendo un cuadro de locura es otra persona.
—¿Disculpa? — Exclamó la chica— ¿Te refieres a mí?
Pues sí.
—No estoy entrando en la locura. — Respondió la Tachikawa— Es simplemente que no quiero morir en este lugar.
Y eso confirmaba su teoría, después de todo era imposible que muriesen por estar encerrados. En cualquier minuto alguien necesitaría ese ascensor y los encontrarían.
Suspiró.
—Digo el techo porque siempre hay una salida de seguridad ahí. — Comentó Yamato— Si uno de nosotros la abriera tendríamos una opción para salir. — Fue así como alzó sus brazos y tocó el techo.
¡Bingo! Había una puerta, la cual el rubio removió levemente y salió.
—Bien, hay que subir. — Comentó la chica dispuesta a subir, sin embargo, su altura no jugó a su favor, ya que, a pesar de alzar sus brazos, no alcanzó ni siquiera a tocar un borde la salida.
Yamato observó detenidamente a la chica y recién se percató que no era muy alta.
—Ven, yo te ayudo. — Comentó antes de unir los dedos de sus manos— Coloca tu pie aquí y álzate.
Mimi observó al chico e hizo una mueca—No necesito que me ayudes, puedo hacer esto sola.
—¿Con esa estatura? —Comentó Yamato— Dudo que llegues hasta ahí.
—¿Perdón? — Preguntó la castaña— ¿Me estás discriminando por ser de baja estatura?
—¿Discriminando? — Cuestionó el rubio— Claro que no.
—Claro que sí. — Exclamó Mimi— ¡Vaya forma de tratar a las personas! ¿e? Primero me ofendes llamándome loca y ahora me insultas por mi altura. — Se cruzó de brazos— ¿Sabes? Pareces un príncipe encantador, sexy salido de un cuento de hadas, pero en realidad eres un demonio.
Este comentario que el rubio se ruborizara a más no poder. Ese fue el piropo/insulto más extraño que recibió en toda su vida.
—No te estoy ofendiendo, niña, extraña con cara de…—Intentó buscar un insulto similar al que ella le dio. Sin embargo, se detuvo al percatarse de lo absurda que estaba siendo esa conversación.
Movió levemente la cabeza alejando esos pensamientos— No quise ofenderte ¿sí? Simplemente quiero ayudarte.
—No necesito tu ayuda. — Contestó la castaña.
—¿Quieres salir de aquí sí o no? — Preguntó el rubio molesto.
Mimi dudó por unos momentos bastante molesta por la situación. Finalmente rodó los ojos resignada al ver que no tenía más opción— Está bien, ayúdame.
Fue así como el rubio unió los dedos de sus manos para que la chica posara su pie derecho y se alzara levemente sujetándose de la pared, sin embargo, antes que pudiera llegar hasta el techo.
La electricidad volvió al ascensor, este se movió levemente y para mala suerte de ambos comenzó a bajar a toda prisa de manera sorpresiva provocando que tanto Mimi como Yamato cayeran al suelo, uno encima del otro quedando sus ojos frente a frente y a escasos milímetros.
El cuerpo de la chica rápidamente se tensó y sus manos comenzaron a temblar. No era para menos que la castaña se sientiera débil ante aquella situación, apenas había comido, su noche estuvo pésima, en cualquier minuto se iba a desmayar, pero sabía que esta reacción no era por no comer, si no, por la mirada de aquel rubio.
Yamato literalmente se perdió en esos ojos color miel de la castaña, eran tan claros y brillosos, emanaban una inocencia en la mirada de aquella chica, no recordaba cuando había sido la última vez que se encontró con una mirada tan dulce e inocente como la de aquella chica, era tan brillante como el sol y esa cercanía la hacía cálida.
~Fin del recuerdo~
Yamato movió su cabeza intentando alejar aquellos recuerdos de su cabeza, odiaba recordar aquellos momentos con esa mujer que tanto daño le hizo a su familia al asesinar a su madre.
Natsuko
No feliz con eso, también asesinó a la criatura que llevaba en su vientre.
Apretó su puño enojado consigo mismo.
¿Por qué gastaba tiempo de su vida pensando en ella?
No valía la pena.
¡Toc, toc!
El sonido de la puerta llamó su atención, rápidamente el rubio guardó la fotografía en el último cajón de su escritorio y sacó su Tablet para "disimular"—Adelante. — Musitó.
Fue así como en el lugar apareció una mujer de cabello oscuro, canosa, bastante mayor— Señor Ishida, tiene una visita.
—¿Visita? ¿Quién?
—No lo sé. — Respondió la mujer— Su nombre es Koushiro Izumi y dice que lo conoce.
¿Koushiro Izumi? Pensó sorprendido.
Esto era extraño, no se veían hace años, él hace bastante tiempo dejó Japón debido a la miserable vida que llevaba ¿qué hacía aquí?
—Dile que pase.
La mujer asintió y salió del lugar, a los pocos segundos apareció el visitante, un hombre pelirrojo de ojos negros, quién para sorpresa de Yamato vestía elegantemente. Sí, muy elegantemente. Llevaba un traje negro, una camisa, un reloj dorado, unas gafas oscuras y en su mano llevaba un boletín.
—¿Koushiro? — El rubio pronunció su nombre.
—Hola Yamato. — Respondió el pelirrojo antes de quitarse sus gafas— Tanto tiempo.
El oji-azul asintió totalmente impresionado— Sí, bastante tiempo amigo.
El chico se acercó y extendió su mano para saludarlo.
—Me alegra, pero a la vez me sorprende verte. — Comentó el rubio y señaló el asiento frente a él— Dime ¿cómo está la pequeña Akari?
Koushiro rio— Está bien, pero ya no es tan pequeña. — Tomó asiento en la silla— ¿Y tus hijas? ¿Cómo están? Supongo que están grandes.
—Sí, bastante. — Respondió el rubio— Las tres están bien.
—¿Y Sora? — Preguntó Koushiro.
—También se encuentra bien. — Contestó el oji-azul— Llevando su empresa de diseño y moda.
—He leído unos artículos, al parecer es la diseñadora más famosa del país.
El rubio asintió— Exactamente.
—Qué bien. — Musitó el pelirrojo.
—¿Y tú? ¿Qué ha sido de tu vida? Hace tiempo vives fuera de Japón junto a tu hija. — Habló Yamato.
—Sí, vivía en California, pero desde que resurgí económicamente decidí volver a mi hogar. — Respondió el pelirrojo.
—Al parecer te fue bien. — Comentó el rubio. La forma en que vestía su amigo demostraba tener dinero, evidentemente su ropa era costosa, los lentes, el reloj, los zapatos, todo era de mucho dinero.
—Bastante bien. — Respondió Koushiro— Verás, me fui a Estados Unidos a cumplir lo que se conoce en Latinoamérica como el "sueño americano" ya sabes, para volver a tener el dinero que perdí. Mas, se me hizo difícil, pero todo mejoró cuando me encontró mi nueva señora.
El rubio alzó una ceja sorprendida— ¿Tu nueva señora? — Preguntó— ¿Te casaste?
El pelirrojo negó— No, encontré algo mejor que un matrimonio. — Respondió—Encontré una patrona, una líder, una mujer bondadosa, pero poderosa con mucha riqueza que me ayudó a salir de la miseria.
—¿A sí? — Preguntó Yamato— ¿Y quién es? ¿Cómo se llama?
—Haruna Anderson. — Respondió el pelirrojo— La dueña de las industrias cobre del este de Australia, tiene mucho dinero.
El rubio hizo una mueca— Nunca he escuchado de ella.
—No me sorprende, mi señora estuvo mucho tiempo en el anonimato, ya que viene de una familia bastante conservadora donde el hombre traía el pan a la casa, mas, luego de la muerte de su esposo, ahora se está independizando y está creciendo. — Respondió Koushiro— Ha hecho grandes negocios. No sé si leíste los últimos artículos de Negocios Hispanos USA Magazine, todos los nuevos emprendimientos de petróleo son obras de ella.
Yamato alzó una ceja— No he tenido tiempo para leer, pero sí he escuchado que mencionan mucho esos emprendimientos.
—Pues todo es obra de mi señora.
—Qué bueno, me alegra saber que lograste salir adelante. — Musitó el rubio— Pero, disculpa que te pregunte. — Aún no sabía la razón de su visita— ¿Por qué vienes aquí?
—Vine a hablar contigo sobre tu empresa. — Respondió el pelirrojo— Mi señora quiere hacer negocios con ustedes.
—¿Negocios? — Preguntó el Ishida sorprendido.
El pelirrojo asintió.
—Japón tiene como riqueza la tecnología, eso va en aumento, mi jefa quiere invertir en una empresa que tenga potencial en eso y yo le hablé de la tuya, cada día los Ishida tienen más fama, se vio interesada en ser accionista. — Relató el pelirrojo— Espero que no me decepciones y aceptes su inversión.
—¿Aceptar su inversión? — Preguntó Yamato.
Koushiro asintió— Para ella será un gusto hacer negocios con ustedes.
El oji-azul hizo una mueca— Suena interesante, pero, verás, yo no me encargó directamente de las inversiones, estoy a cargo, pero tras bambalinas mi padre ve esto.
—Sí, lo sé, mas, tú eres la cabeza visible, supuse que sería mejor hablar contigo.
—Pues claro, pero por el momento no estamos vendiendo acciones y tampoco requerimos de inversiones, por el momento estamos bien.
—Por el momento, tú bien lo has dicho, pero la carrera y fortuna de mi jefa va en aumento ¿Quién sabe cuándo tu empresa necesite su ayuda? — Comentó el hombre de apellido Izumi— Además, sería muy beneficioso para ustedes explorar en el mundo del cobre, ya sabes que la tecnología se mueve a través de claves, baterías, entre otros productos derivados del cobre.
—Lo sé, pero no sé de qué manera se podría ayudarnos, ya tenemos eso.
—Créeme hay muchas formas, mi señora estudió muy bien todo este negocio, quiere emprenderse en el mundo de las tecnologías, ella también es consciente que esta va en aumento y el mercado cada vez más requiere de estas, uniéndose a ustedes podría ganar mucho, así como ustedes tendrían mayor financiamiento económico.
Yamato llevó a una mano a su mentón— Suena interesante, pero no puedo darte una respuesta, debo hablarlo con mi padre y mi hermano, ya sabes que la empresa también les pertenece a ellos.
—Comprendo. — Musitó Koushiro antes de sacar una tarjeta de su chaqueta— Espero que lo acepten y si tienen dudas aquí está mi tarjeta con mi número e información sobre la empresa de mi señora.
El rubio la recibió y la observó sorprendido.
—Cualquier cosa solo debes llamarme. — Declaró el pelirrojo— Aunque te digo desde ya mi señora es muy decidida cuando se propone una meta la cumple y una de ellas es hacer negocios con ustedes, no se detendrá hasta conseguirlo.
Mientras tanto en otra oficina.
—Hey ¿Qué te parece si a la hora de almuerzo salimos juntos a hablar?— Preguntó la castaña— Ya sabes, ponernos al día.
—¿E?— Balbuceo Kiriha y observó la oficina— N-no es necesario salir, podemos quedarnos aquí, así no tenemos la necesidad de salir.
—Es la hora de almuerzo, no te haría mal salir.— Comentó Nene— Estoy segura que te gustaría tomar una copa de wisky, recuerdo que a ti te gustaban ¿no?
—¿E?— Nuevamente balbuceo el oji-azul y llevó una mano a su nuca nervioso— S-si, me gustan.— Respondió— Pero no me gusta ir a restaurantes.
—¿No?— La Ishida alzó una ceja.
—No.— Contestó Kiriha.
Nene observó atentamente al rubio ¿era idea suya o desde que salió de la oficina de su padre actuaba bastante nervioso ese chico con ella? ¿Acaso lograba colocarlo así?
La castaña se levantó de su lugar y caminó hacia él, hizo a un lado su tableta y se apoyó contra el escritorio.
—Bueno, si no te gusta salir entonces invítame a tu departamento.— Comentó Nene— Apuesto a que tienes un wisky exquisito ¿no? Creo que una vez escuché que te gustaba coleccionar de cualquier tiempo.
—La verdad es que sí.— Respondió el rubio— Tengo uno francés, fino.
—Suena delicioso. — Comentó la castaña.
—Lo es y...— Kiriha detuvo al ver a la chica— ¿E? N-no, no creo que sea lo mejor.
—¿Por qué no?
—Porque eres menor de edad Nene.
—No soy menor de edad, tengo veintiún años. — Respondió la castaña— Además, en Estados Unidos probé todo lo que aquí no me dejaban por la edad.— Nene tomó asiento en el escritorio y se cruzó de piernas.
¡Rayos!
Kiriha rápidamente se levantó de su escritorio y desvió la mirada.
—¿E? Bu-bueno, eso fue allá, aquí no es posible.— Respondió el oji-azul— Si tu padre lo supiera se enojaría.
La oji-morada alzó una ceja y se acercó al chico— ¿Y por qué tendría que saberlo?— Pasó su dedo índice derecho por su mentón.
—¿E?— El Aonuma rápidamente se alejó para evitar el contacto físico.
¿Era idea suya o Nene estaba actuando de una manera demasiado coqueta?
—Creo que lo mejor es que cada quién se vaya a su casa. — Fue así como de manera rápida y torpe tomó su Tablet para luego dirigirse a la salida.
Mientras tanto la pelirroja esposa de Yamato se encontraba en su oficina, bastante pensativa, observando la fotografía que conservaba de su familia sobre su escritorio. Específicamente su mirada se dirigía a sus mellizas, que hoy cumplía veintiún años.
Suspiró.
¡Cómo pasaba el tiempo!
¡Toc, toc!
La puerta sonó.
—Adelante.— Exclamó la mujer.
Fue así como la puerta se abrió y en el lugar apareció una mujer de cabello lila, ojos avellana, anteojos, vestida elegantemente que llevaba una credencial que destacaba su nombre "Miyako Inoue"
—Sora, disculpa que te moleste, pero tenemos un problema con la sesión de fotos.— Habló la pelilila mientras observaba su archivador— Verás, desde que el fotógrafo renunció todo el trabajo se retrasó, no creo que sea posible lanzar la nueva línea de ropa antes de Junio.
La pelirroja hizo una mueca—¿Habíamos acordado en contratar a un nuevo fotógrafo? ¿no?
—Sí, pero nos tomará tiempo encontrar uno tan bueno como el anterior.— Respondió la mujer de anteojos.
—Bueno, ya tendremos tiempo para ver aquello.— Musitó la pelirroja.
—¿Después?— Miyako alzó su mirada sorprendida e hizo una mueca, su jefa y amiga, Sora siempre era una mujer centrada en su trabajo, que encontraba solución a todo, nunca posponía algo, pero hoy andaba bastante distraída— Eso es inusual en ti.
Sora suspiró— Lo siento, pero hoy no estoy de humor.
—Si me he dado cuenta, desde la mañana andas distraída.— Miyako cerró su archivador y tomó asiento frente a ella.
—No es para menos.— Musitó la señora de Ishida— Hoy es cumpleaños de Izumi y Nene.
La mujer de anteojos hizo una mueca, con esa respuesta le decía todo.
—El tiempo sin duda ha pasado volando, aún recuerdo cuando Mi...—Sora se mordió el labio inferior, por poco había dicho el nombre de esa mujer. Suspiró— Aún recuerdo nació ¿Sabes? Fue un día tan alegre, ella era muy pequeña, frágil, tenía la piel tan suave y esos ojos verdes la hacian parecer una muñeca de porcelana. Pero ahora...—Hizo una mueca— Ya está grande, tiene una vida casi resuelta, me ayuda con mi empresa de moda, tiene un novio y creo que pronto volará del nido.
—La vida en verdad es un sueño ¿e?— Comentó Miyako— Ayer eran niñas y ya son mujer.
La señora de Ishida observó la foto de sus hijas mayores que se encontraba sobre su escritorio— Los años pasan y yo continuó...
¿Mintiendo u omitiendo información?
Suspiró.
—Ya sabes, en lo que pienso todos los años, cada día en qué una de mis hijas...—Suspiró— Mejor dicho, cada día en que una hija de Yamato está de cumpleaños.
Miyako hizo una mueca ante esto, sabía exactamente a lo que se refería, porque hace años la verdad de los Ishida la perseguía.
—No debí postergarlo tanto tiempo ¿sabes?— Habló Sora— Cada año el miedo me invade más.— Suspiró— Siento que en cualquier minuto todo saldrá a la luz y tanto ella como su hermana me terminarán odiando por ocultarle la verdad.
—¿Por qué dices eso?
—Porque es lo que puede ocurrir.— Respondió la pelirroja— Izumi y Nene han crecido creyendo que soy su madre, pero no lo soy.
—Claro que lo eres.— Contestó la mujer de anteojos— La que ha estado con ellas en cada momento de sus vidas eres tú.
—Sí, pero no biológicamente.— Insistió Sora— Su madre es...— Se detuvo, le resultaba incómodo recordar a su antigua mejor amiga, luego de haberse quedado con su vida.
—Una mujer que no vale la pena recordar.— Miyako finalizó— Después de todo, omitir que ella es su madre fue lo mejor para tus hijas.
En cierto modo sí, porque Mimi no tenía buena fama. Mejor dicho, no quedó con buena fama antes de irse, porque ahora ya no existía.
Cometió errores que se reflejaban ahora al ser olvidada por todos. Incluso por su propia sangre, su novio y ella.
—Bueno, de igual forma tengo miedo de que lo sepan.— Habló Sora— Recuerda que la mentira tiene piernas cortas, no duran para toda la vida.
—Sí, pero en este caso es necesario ¿no?— Musitó la chica de cabello lila—Después de todo, aunque sepan la verdad todo seguirá igual, tú siendo su madre y ellas tus hijas.
Sí, eso era lo bueno, ya que sin ellos no podría seguir viviendo. Después de todo, ellos se convirtieron en sus hijas, no de sangre, pero sí de corazón.
Y Yamato era su hombre.
No arruinaría la felicidad de su familia, ni la suya propia por un secreto sin sentido y que no valía la pena revelar, después de todo Mimi ya no existía.
Mientras tanto en Japón.
Yamato regresaba a casa en su auto junto a su hija Nene, quién tecleaba su móvil como si de eso dependiera su vida.
¡Jóvenes de hoy!
Pensó el rubio para sí mismo ante el silencio que había entre ellos por la priorización de Nene en su móvil.
—¿Cómo estuvo tu primer día en la empresa?— El rubio le preguntó a su hija.
—Bastante agradable.— Respondió la castaña sin despegar su mirada de su móvil.
—¿Te entendiste con Kiriha Aonuma?— Preguntó Yamato.
—Si.— Respondió la chica de ojos exóticos— Nos entendimos a la perfección, Kiriha me explico todo, yo entendí sus explicaciones rápidamente.— Evitó decir que gracias a su licenciatura y ramos actuales de Universidad todo se le hacia más fácil— Sin embargo...
El oji-azul alzó una ceja—¿Sin embargo qué?
Nene hizo una mueca— Me pareció un tanto extraño.— Comentó— Cada vez que me acercaba a Kiriha, él se alejaba como si hubiera visto un fantasma.
—¿Tú te acercabas a él?
La castaña sonrió— Si papá.— Respondió.
—¿E-en qué sentido?— Preguntó el rubio un tanto nervioso.
—¿Para qué preguntas si sabes a que sentido me refiero?— Cuestionó su hija.
¡Rayos! Lo que menos quería pensar era lo que parecía estar insinuando su hija.
—Pero eso no está bien, Nene.
—¿Por qué no?— Preguntó la castaña— Yo soy una mujer grande, sin compromiso. Además, Kiriha está guapísimo.
¿Qué?
Yamato miró alarmado a su hija, esto no podía ser posible, lo que más temió se estaba cumpliendo, que Nene le interesase uno de sus empleados.
—¿Desde cuándo le das cumplidos a alguien?
—No es un cumplido.— Comentó Nene— Simplemente es la verdad.
Yamato hizo una mueca ante esto— ¿Qué le sucedió a mi hija centrada en su vida profesional y laboral?
La castaña rodó los ojos— Nada papá.— Respondió— Una cosa no impide la otra.
—Pe-pero Nene, eres una niña.
—No soy una niña. — Respondió la chica— Ya crecí dad.
¡Rayos! Justo lo que se temía ¡Esto no era bueno! Siempre temió que una de sus hijas fuera tan coqueta como...Movió levemente la cabeza, no iba a mencionar su nombre. Pero, sin duda alguna no quería que ninguna de sus hijas fuera tan coqueta para enamorar a alguien. Hasta el momento se había salvado con Izumi, ya que su relación con Kouji era bastante formal, él parecía buen chico y bastante serio.
Su hija menor, Rika, a pesar de ser rebelde, no pensaba en tener novio.
Sin embargo, su hija Nene parecía ser que si estaba adquiriendo esa característica seductora con los hombres. Eso no era bueno, ya que siempre se distinguió por ser una persona que iba de frente, tal vez no en el sentido amoroso, si no que en su vida general. Pero si llegaba a ocurrir que en el plan sentimental llegaba a ser así en verdad sería temible.
¡Rayos!
—Tranquilo Yamato, tranquilo.— Pensó para sí mismo— Nene recién está comenzando en la empresa, pasando el tiempo y considerando lo inteligente que es se desencantará de ese chico.
O al menos eso esperaba.
~Horas después~
La mansión Ishida estaba llena de personas evidentemente de buen estatus social, ya que vestían elegantemente con joyas, ropa de diseñadores exclusivos. La música que sonaba en los parlantes era clásica. La comida era un coctel bastante saludable y habían diferentes bebestibles.
Sin embargo, la decoración del lugar no opacaba la razón por la cual todos estaban ahí.
El cumpleaños número 21 de las mellizas Ishida, Nene e Izumi.
Todos los presentes saludaban con alegría a la celebrada con alegría.
—¡Muchas felicidades Izumi Ishida por tu cumpleaños! — Una mujer de cabello corto castaño, ojos cafés y anteojos abrazó a la rubia— Que se cumplan todos tus deseos.
—Muchas gracias tía. —Respondió la cumpleañera con una sonrisa al saludar a su tía-abuela/suegra, Satomi Minamoto o Takaishi, hermana de su abuela paterna.
—Espero que este nuevo año en tu vida esté lleno de felicidades, riquezas, logros, lujos y…—Se acercó a ella para susurrarle en el oído— Una posible propuesta de matrimonio.
Izumi rió— Eso espero.
A los pocos segundos frente a ella apareció su novio pelinegro, quién traía en sus manos una bolsa dorada con un moño.
—Kouji ¡Qué bueno que llegas! — Exclamó la rubia.
—Siento la tardanza. — Demoró bastante en ir por el regalo que su padre escogió para la oji-verde—Te traje un obsequio, espero que te guste. — Kouji le entregó el regalo y la rubia sonrió.
—No era necesario cariño. — Respondió la oji-verde— Ya me diste uno esta mañana.
—En realidad no es mío, es de mi padre. — Contestó el oji-azul— Pero me dijo que yo te lo entregara. Espero que te guste.
Izumi sonrió. Como siempre, sus suegros políticos atentos a ella. Era una pena que no pudiese conocer a la madre biológica de Kouji, solo conocía su padre y su madrastra, quién para variar era su tía.
A los metros se encontraba un grupo de adultos observando la escena entre el Minamoto y la Ishida. Para ser más específicos eran los padres de la pareja, Yamato Ishida y Kousei Minamoto, junto al abuelo de la festejada, Hiroaki Ishida.
—Tu hija es bastante bella e inteligente, mi mejor nuera.— Habló Kousei.
—Es la única que tienes. — Comentó el padre de Yamato.
—Sí, lo es. — Respondió el Minamoto— Pero dudo que algún día tenga otra mejor.
Yamato simplemente le dio un sorbo a su wisky, sin interés en la conversación.
—No hay duda en eso. — Musitó Hiroaki— Es una Ishida. — Eso significaba mucho— De pies a cabeza es perfecta.
—Y también una Takenouchi. — Comentó Kousei.
Genéticamente no, lamentablemente la otra mitad de sus genes correspondían a una familia sin recursos y cero importante, pero la gente desconocía aquello o algunos preferían simplemente ignorarlo tomando a sus dos hijas naturalmente de Sora. Ante todos, Izumi era la hija intachable del perfecto matrimonio entre dos personas de bienestar económico, Yamato y Sora.
—No podría ser mejor. — Habló el mayor de los Ishida orgulloso.
—¿Sabes? Cuando tu nieta y mi hijo se casen será un buen día.— Musitó el hombre de anteojos, para aumentar nuestras fortunas.
¿Se casen?
Pensó Yamato.
¿Kousei estaba hablando de matrimonio?
Rodó los ojos.
¿Por qué le sorprendía? Su padre y él hablaban de eso desde siempre.
—Sin duda. — Comentó Hiroaki— ¿Cuándo tu hijo se lo propondrá?
—Padre. — Yamato lo llamó un tanto molesto— No creo que ese tema sea de nuestra incumbencia, ellos pueden tomar sus propias decisiones en el momento que sea necesario.
—¿No? — Preguntó Kousei.
—Claro que sí. — Respondió Hiroaki—Izumi ya es mayor de edad, está en edad de pensar en su futuro.
—Sí, es mayor de edad y puede pensar en su futuro, pero por su cuenta.
—¿Por su cuenta? — Preguntó el padre Yamato— Pero ella decidió estar con Kouji.
El rubio asintió— Si, pero ustedes están viendo más allá, es un simple noviazgo.
—¿Simple noviazgo? — Cuestionó Kousei.
Hiroaki frunció el ceño— No es un simple noviazgo, es algo importante ¿es que acaso no te importa el futuro de tu hija?
—Claro que sí. — Respondió Yamato, lo más importante eran sus hijas— Sin embargo, ustedes hablan de juntarlos porque ustedes quieren, no porque ellos lo decidan.
—Simplemente son planes que tenemos a futuro.
—Que dan por sentado cuando todavía no. — Contestó el rubio.
—Lo hacemos por su bien.
—¿Por su bien? — Preguntó Yamato— ¿O por el bien de la empresa?
Hiroaki frunció el ceño—No debería molestarte aquella idea, después de todo, la empresa también es importante para ti ¿no?
Si, lo era, pero no más que su hija.
—Es importante, sin embargo, no involucraré a Izumi en esto.
—Deberías pensarlo Yamato. — Comentó Kousei— Podríamos obtener muchas ganancias.
—Lo sé, pero no involucraré a mi hija para eso, primeramente porque es una persona y es mayor de edad.— Respondió el rubio— Quiero que Izumi tome sus propias decisiones conforme a su felicidad.
—¿Y estar con mi hijo no es su felicidad? — Preguntó Kousei.
—No lo digo por eso. — Contestó el oji-azul.
—Entonces ¿cuál es el problema? — Cuestionó el Minamoto.
Era demasiado obvio, pero evidentemente Kousei e Hiroaki no querían prestarle atención a pesar de ser ¡él! El padre de Izumi.
—Entiendo que tus celos de padre no te dejen ver a tu hija casada. — Habló Kousei— Pero debes pensar en su bienestar y en su futuro. — Kouji era la mejor opción para ella, tanto económica como socialmente. Además, esa chica estaba completamente enamorada de su hijo.
—No son mis celos de padre los que hablan. — Musitó Yamato— Es simplemente que quiero que mi hija sea dueña de su vida y no la presionaré a que tome decisiones apresuradas.
¿Apresuradas?
El Minamoto intercambió una mirada con Hiroaki, evidentemente no le agradó esa respuesta.
El mayor de los Ishida frunció el ceño—¿E? Kousei ¿no puedes dejar unos minutos a solas?
El hombre de anteojos asintió— Permiso. — Musitó antes de alejarse en dirección a la cumpleañera.
Fue así como al quedar solos los Ishida. Hiroaki observó a su enfadado—Yamato creo que la respuesta que le diste a Kousei no fue correcta.
—¿Por qué? — Preguntó el rubio— ¿Por qué no quiero que manipules a mi hija?
—Si. — Respondió el castaño— Estamos ante una gran posibilidad de negocios, Kousei tiene una gran fortuna que podría ser de mucha ayuda para nosotros.
—Ya tenemos mucho dinero, si queremos más solamente debemos trabajar más, aunque no lo necesitamos. — Habló Yamato— No tienes que usar a mi hija como mercancía de intercambio para conseguirlo.
—Que quiera conseguir dinero a través de ella no significa que la vea como mercancía, al contrario, simplemente veo por su bien. — Respondió Hiroaki— Lo mejor que le puede pasar a Izumi es casarse con Kouji Minamoto, él le puede continuar dando la vida rica que tú le has dado.
—Izumi es autosuficiente, no necesita de un hombre para mantener una buena vida. — Contestó Yamato.
—Es mujer, claro que no puede.
—Claro que sí. — Respondió el rubio— Que sea mujer no la hace débil.
—Deja de contradecirme Yamato. — Exigió Hiroaki— Recuerda que la vez que intentaste contradecirme y buscar la felicidad antes que el bien económico, terminaste involucrándote con esa muerta de hambre, Mimi Tachika…
—¡No la nombres! — Exigió Yamato.
No le gustaba que le recordasen a aquella mujer que tanto dolor le causó a su familia, aquella mujer que no le interesó acabar con de su madre y dejar a su pequeño hermano huérfano.
Apretó su puño al recordar esto último.
Odiaba saber que Natsuko Ishida murió por una venganza. Provocando que sus hijas, Izumi y Nene crecieran sin ella, y arrebatándole a aquella criatura que se gestaba en su vientre.
—Esa mujer ya no existe para nosotros. — Declaró el rubio.
—Bueno, en situaciones como esta debo recordarte tus errores para que no los vuelvas a cometer, porque cuando los cometiste fue por querer hacer lo que ahora estás haciendo. — Musitó el castaño— Contradecirme y eso no lo toleraré.
Mientras tanto Sora observaba que todo estuviera bien en la fiesta. Sonrió al ver que sus hijas estaban disfrutando de ella saludando a sus invitados, riendo con ellos y a la vez recibiendo muchos obsequios.
—Muy buena fiesta le organizaste a tus hijas.— Musitó una voz y al voltear se encontró con una mujer castaña de ojos ámbar con piel pálida. Sora reconoció al instante a Toshiko Takenouchi— Salvo por un detalle, ella no es tus verdaderas hijas.
Sora frunció el ceño ante esto— ¿A qué se debe ese comentario madre?
—¿Qué no es obvio?— Cuestionó la mujer— A la realidad de las cosas.
La pelirroja frunció el ceño— Izumi y Nene son mis hijas, no hay ninguna mentira en eso.
—Aparentemente no. — Comentó Toshiko Takenouchi— Pero biológicamente sí. Después de todo, ella es hija de esa amiga tuya ¿recuerdas?
—¡No vuelvas a decir eso madre!— La pelirroja observó a su alrededor alarmada— Si alguien te escucha tendremos problemas.
La mujer castaña hizo una mueca— Lo sé, pero alguien debe hacerte recordar que esa niña y su hermana no son sangre de tu sangre, si no que hijas de Yamato y su aventura de juventud.
Sora hizo una mueca.
—Dime ¿Yamato y tú han pensado en decirle la verdad? ¿O parte de ella?
La mujer Ishida frunció el ceño— ¿A qué se debe tu pregunta?— Cuestionó— Pensé que no estabas de acuerdo con decirles la verdad.
—Pues claro que no.— Respondió Toshiko— Pero considerando que Yamato siempre tuvo en mente decirles aquello, no puedo evitar preocuparme, después de todo, no sería justo que de un momento a otro te desconocieran a ti como madre cuando has estado siempre para ellos.
La pelirroja se mordió el labio inferior, lamentablemente ese siempre fue su miedo, ya que nunca pensó que llenasen tanto su corazón como lo habían hecho hasta ahora— Yamato no les ha dicho y no lo tiene en mente.— Musitó— Al menos no, por el momento.
Decirles la verdad significaría pasar vergüenza y sufrir, ya que Mimi Tachikawa, su madre, no era una mujer con buenos antecedentes frente a la sociedad.
—Pero eso no es asunto tuyo, madre.— Finalizó Sora molesta.
Toshiko hizo una mueca— Hey, no tienes enojarte.— Musitó— Al contrario, debes estar tranquila al hablar conmigo, después de todo yo soy la que menos quiere que esto salga a la luz.— Comentó la mujer castaña— Después de todo, prefiero que ante todos quedes como una perfecta mujer de sociedad, con una familia perfecta, dos hijas y su esposo.
Sora se mordió el labio inferior, no le gustaba que su madre se entrometiera en su vida.
Mientras tanto en las afueras de la mansión Ishida se encontraba estacionado un auto Toyota Yaris negro, dentro de él había cierto personaje pelirrojo que hablaba por videollamada con su patrona.
—Acabo de llegar a la mansión de Yamato y su familia.— Murmuró Koushiro.
—Que bien.— Musitó Mimi— Mis hijas deben estar celebrando su fiesta.
La tristeza se hizo presente en el rostro la castaña.
—Otro año más, sin mi.— Bajó la mirada.
Koushiro hizo una mueca— Mimi ¿estás segura de esto?— Le preguntó— Sé que hace años planeas tu venganza, pero también sufres al estar lejos de ellas ¿No te gustaría mandar todo por la borda y venir a Japón directo a verlas?
—Es lo que más quiero.— Respondió la Tachikawa— Pero no puedo ser impaciente, debo esperar a que todo esté preparado para encontrarme con ellas de frente. Para recuperarlas debo ser invensible.
Antes le arrebataron sus hijas porque era débil y no tener forma de mantenerlas, sin embargo, ahora todo debe ser diferente. Debía demostrarle tanto a Yamato como a Sora y demás que era poderosa.
El pelirrojo asintió— Hoy fui a hablar con Yamato, no sospechó, mas, creo que será difícil hacer trato con su empresa. Tienen mucho dinero, inversiones y accionistas.
Mimi hizo una mueca— No te preocupes por eso Koushiro, conozco lo ambicioso que es Hiroaki, no se resistirá a nuestra propuesta cuando vea nuestra suma de dinero.
—La suma de dinero o...—Koushiro sacó de su chaqueta una caja de terciopelo rosa y la abrió dejando ver unos hermosos pendientes— Al ver estas joyas.
La castaña asintió— Es diamante puro, debes recalcar eso. Solo así se convencerá que es beneficioso trabajar con nosotros.— Respondió— ¿Estás claro lo que debes hacer y decir?
—Lo estoy.— Contestó el pelirrojo— Aunque...
—¿Aunque?— Repitió Mimi.
—No estoy seguro que los recuperemos.— Comentó Koushiro.
—Eso mismo pensaste hace años.— Respondió la Tachikawa— Cuando los vendimos para obtener dinero e invertir en la industria de cobre que ahora es nuestra.— Sonrió— Y al final los recuperamos igual.
—Pero ahora es diferente, no los venderé, sino que los regalaré.
—Sí, lo sé.— Contestó la castaña— Pero se los darás a una de sus dueñas legítimas, recuerda que estos pendientes es la herencia que mi madre me dejó y que el algún momento pasaría a una de mis hijas.
Sí, Mimi varias veces se lo comentó.
La pregunta era ¿en manos de quién caería? Mimi dejó eso básicamente al azar, mas, no estaba seguro.
—Bien, creo que es hora que entres.— Comentó la Tachikawa.
Koushiro asintió antes de guardar la caja de terciopelo en su chaqueta.
Mientras tanto Rika se encontraba a un costado de toda la celebración, bastante aislada, comiendo unos deliciosos canapés sin prestar atención a su alrededor. Ni siquiera a su hermana a pesar de ser la festejada, no tenía ánimos de celebrar y compartir con esa gente tan creída.
Bueno, generalmente no le gustaba relacionarse con ellos. Prefería mil veces estar en la comuna de Adachi con sus amigos haciendo música, rapeando un rato, riendo, comiendo frituras, no estos bocadillos con sabor extraño.
Hizo una mueca.
—Veo que viniste a la fiesta de tus hermanas.— Una voz llamó su atención.
Rika alzó la mirada.
—¡Rayos! — Pensó al distinguir a su "abuela" Toshiko Takenouchi.
—Pensé que no vendrías. — Habló la castaña.
La pelirroja asintió— No tuve opción.— A pesar de odiar a todas las personas de ese lugar, por el simple hecho de pertenecer a ese círculo social tan despreciable para ella. Debía estar en el cumpleaños de su hermana, después de todo, le tenía cariño, era su familia ¿no?
—Qué bueno.— Comentó Yoshiko— Hubiera sido muy triste que le hicieras un desplante a tus hermanas, sobre todo a Izumi considerando que ella es buena persona contigo, a pesar de lo grosera que eres.
Rika bajó su mirada ante esto.
Toshiko examinó a su "nieta" de pies a cabeza— Dime ¿no tenías algo más elegante que colocarte?
La pelirroja hizo una mueca— No me gusta arreglarme mucho.
—Pues deberías, te hace mucha falta.— Comentó la castaña y observó sus pies— Esas zapatillas son un insulto para una celebración elegante como esta.
Rika observó sus zapatillas negras con el diseño de unas notas musicales— A mi madre no le molestó que las utilizara.
—En ese punto está mal mi hija.— Toshiko se cruzó de brazos— Esta celebración es importante, hay muchas personas que nos pueden juzgar por algo tan simple como eso.
—A mí no me interesa. — Respondió Rika.
—Pues debería. — Contestó la castaña— Es muy importante mantener el estatus de nuestra familia en todos los sentidos, incluyendo la física. — Se detuvo— Pero ¡Claro! A ti no te importa.
La pelirroja bajó la mirada.
—Siempre siendo el hazme reír de esta familia. — Habló Toshiko— ¿Sabes? Ni siquiera mereces ser llamada de esa forma. — Después de todo, ella no era hija de Yamato y Sora, aunque lamentablemente no lo sabía.
—No tiene porqué repetírmelo.— Respondió Rika— Lo tengo más que claro.
Aunque jamás entendió porque la trataba de esa manera.
—Bueno, sería más fácil ignorarlo si te comportaras acorde a esta familia. — Habló la castaña— Pero no lo haces, simplemente eres una vergüenza. No perteneces a este lugar.
La pelirroja simplemente mantuvo la mirada baja y apretó su puño. Sí, lo sabía, ella siempre se encargaba de repetírselo. Desde pequeña su abuela siempre le hizo saber que no pertenecía a ese lugar.
—¿Sabes? Deberías ir al psicólogo para que quite un poco el mal de cabeza que traes.
Y al kinesiólogo para sacarle ese olor a huérfana que emanaba.
Incluso, le daría un baño de slaes para alejar su mala vibra.
—Yo en tu lugar me iría de aquí ¿sabes?— Declaró la castaña firmemente y Rika sintió un nudo en su garganta al recordar su cruda realidad— Ya que no pareces una verdadera Ishida o Takenouchi.
Yamato ingresó a la mansión donde se encontraban Hiroaki y Kousei hablando lejos de la multitud que celebraba a viva voz a sus hijas.
—Lamento mucho las palabras de mi hijo.— Musitó el Ishida— Verás, para Yamato es difícil dejar ir a su hija.
Kousei dirigió su mirada hacia el rubio— Ya lo suponía.— Contestó— Es su hija, mas, debe pensar en el futuro y en su bien.
Hiroaki asintió— Y él tiene claro que lo mejor es que hizo se comprometa con tu hijo.
Tal vez, en ámbito económico. Pero, no quería obligarla.
Al lugar ingresó Sora acompañada de su madre.
—¡Wow! Están todos aquí.— Musitó la pelirroja.
Los tres dirigieron su mirada hacia las recién llegadas.
—Me alegra verte Kousei en esta fiesta.— Comentó Toshiko— Es bueno tener a un senador tan importante en fiesta de mi nieta.
—No me perdería por nada esta celebración.— Respondió el Minamoto— Después de todo, mi hijo Kouji no quiso que le faltara al cumpleaños de su novia.
—Que considerado tu hijo.— Musitó Sora— Es bueno saber que aprecia a Izumi.
—Sin duda.— Comentó Toshiko.
¡Ding, dong!
La puerta principal sonó.
Sora alzó una ceja sorprendida.
—¿Por qué tocan el timbre?— Cuestionó Toshiko— ¿Acaso no vieron abierta la entrada principal?
—No sé.— Respondió la pelirroja.
Rápidamente la ama de llaves caminó en dirección a la puerta y a los pocos segundos frente a todos apareció una inesperada visita.
Un hombre de cabello rojo y ojos oscuros, a quién los cinco sujetos que se encontraban ahí reconocieron al instante.
—Pero ¿qué rayos?— Murmuró Hiroaki Ishida al ver a ese sujeto.
—No puede ser.— Toshiko frunció el ceño.
—¿Koushiro Izumi?— Sora pronunció su nombre sorprendida al igual que todos los presentes, que no esperaban volver a ver a ese muerto de hambre en aquel lugar.
Takuya observó atentamente su tazón con sopa, esta se veía deliciosa, sin embargo, no estaba de ánimos para comer.
—¿Qué te sucede primo?— La voz de Hikari lo sacó de sus pensamientos.
El moreno alzó la mirada— ¿Por qué preguntas?
—Porque tienes una expresión triste en el rostro y apenas has tocado tu sopa. — Comentó la chica—Eso es extraño a ti te gusta comer. Dime ¿ocurre algo?
Si, ocurría algo terrible.
Su peor pesadilla se volvió realidad.
Takuya suspiró— No me siento bien.
—¿No? ¿Te duele algo? ¿Te sientes enfermo?
—¿E? N-no. — Respondió el castaño— No es eso.
—Entonces ¿qué es? — Preguntó Hikari preocupada por su primo.
—Perdí mi cadenita.
—¿Qué? — Preguntó Hikari— ¿Cómo es eso que perdiste tu cadena?
—No lo sé. — Respondió Takuya— Hoy salí con mis amigos y ni cuenta me di cuando se me cayó, busqué por todo lugar, en cada banca del parque, por cada orilla de la calle en que caminé ¡Y nada!
—Que mal.— Musitó la castaña.
Todas las personas cercanas a Takuya conocían lo importante y valiosa que era esa cadena dorada para él, y no por el valor monetario, si no por el precio sentimental. Aquella cadena era lo único recuerdo que tenía de su madre.
—Mañana tendré que ir a las joyerías, casas de empeño, incluso buscaré en basureros si es necesario. — Habló el moreno— Necesito encontrar mi cadenita.
Hikari hizo una mueca ante esto, sonaba como broma, pero sabía que Takuya era capaz de hacer todo eso por su cadenita—Primo, no es necesario que llegue a tal extremo por una cadenita.
—Lo siento, Kari, pero tengo que hacerlo esa cadenita es lo único que tengo de…—No pudo evitar hacer una pausa antes de decir aquella palabra. Bajó la mirada, cuando se acordaba de esa persona en verdad le resultaba difícil continuar como si nada. Suspiró— Es lo único que tengo de mi madre.
—Lo sé Takuya, pero disculpa que te lo diga, pero tal vez sea para mejor.— Musitó Hikari— El recuerdo de ella, mejor dicho, la escasa información que tienes sobre ella siempre ha significado un dolor para ti.
Takuya hizo una mueca, lamentablemente sí, todas las cosas que lo involucraban con ella eran dolorosas, era doloroso saber que él nunca significó algo para ella, después todo los abandonó, a su padre y a él, cuando más necesitaban de su ayuda.
—Lo sé Hikari, pero es imposible no conservar al menos ese recuerdo de ella.— Respondió el moreno— Sé que para mi ma...—Se detuvo— Para esa mujer.— Corrigió— No fui importante, porque no le interesó dejarme cuando apenas era un bebé con mi padre. Sin embargo...—Suspiró— Es mi madre, quiero tener al menos algo que me una a ella.
Y tal vez, algún día ir a buscarla, conocerla siempre fue su sueño, aunque lo rechazase, necesitaba saber porque lo había abandonado.
Hikari observó a su primo con compasión, a pesar de que su tío, Taichi, jamás dijo algo bueno de la madre de Takuya por lo dolorosa que era esa situación, no culpaba a Takuya por querer sentirse unido a su antecesora, quién siempre le hizo falta.
La chica se acercó a él y lo abrazó— Tranquilo, estoy segura que encontrarás aquella cadena.
—Eso espero.— Comentó Takuya— Tú sabes que esa joya es muy importante para mí.
La chica asintió.
—Hika.
—¿Si?— Preguntó la chica.
—Disculpa que te lo pregunte, pero ya que se dio todo este tema de mi madre a raíz de la cadenita me gustaría saber...—Se detuvo.
—¿Saber qué?
Takuya suspiró— Si sabes algo de mi madre.
—¿Saber algo de tu madre?— Preguntó Hikari— Lo siento Takuya, pero era muy pequeña cuando ella estuvo con tu padre, no tengo muchos recuerdos, mejor dicho, ni recuerdos tengo, apenas tenía meses.
—Si.— Respondió el moreno— No sabes quién es, pero tal vez tu madre alguna vez te dijo algo o tal vez mi padre de donde era, como era, por qué nos dejó o algo así.
La chica hizo una mueca— La verdad es que sé algunas cosas, porque mi madre mencionó de vez en cuando algo, pero no es mucho.
—¿A sí?— Preguntó Takuya— ¿Qué te dijo?
Hikari se mordió el labio inferior— Disculpa primo, me gustaría decirte, pero no creo que sea la persona más apropiada para hacerlo.
—¿No?— Cuestionó el moreno— Claro que sí, eres mi prima.
—Si, pero no puedo darte datos de tu madre sin el permiso de tu padre.— Respondió la joven— Ya sabes que a tu padre nunca le gustó hablar de eso y no quiero tener problemas con él.
Takuya hizo una mueca un tanto disgustado ante su respuesta, ya que no le agradó, él necesitaba, quería y tenía derecho a saber algo sobre su madre.
Abrió la boca con intenciones de reclamar, sin embargo, las últimas palabras de su prima resonaron en su mente "Ya sabes que a tu padre nunca le gustó hablar de eso y no quiero tener problemas con él"
Lo que menos quería era darle problemas a Hikari, ya tenía muchos en su vida luego de la muerte de su madre, no quería darle otro más.
—Disculpa Hikari.— Respondió el moreno— No quería molestarte con esto. Tienes razón, no puedo pedirte que me digas las cosas, cuando el que debería hacerlo es mi padre.
—Takuya, si él no te habla de tu madre es porque la situación que vivió no fue muy agradable para él.— Contestó la chica— Y le duele, después de todo, él la amaba mucho.
—Si.— Takuya bajó la mirada— Lo sé, pero eso no quita que quiera saber de ella.
Hikari se acercó a su primo y lo abrazó— Tranquilo, Taky.— Besó su mejilla— Lo entiendo, pero debes pensar bien las cosas, ya que si intentas saber mucho podrías terminar herido y no quiero eso.
Takuya suspiró, tal vez, su prima tenía razón y debía olvidar ese deseo de conocer a su madre, después de todo, ese anhelo siempre le causó un fuerte dolor en su corazón.
Koushiro tragó saliva un tanto nervioso ante las miradas que se posaban sobre él.
Hizo una mueca.
Era de esperarse que no se alegraran al verlo.
—Pero ¿qué rayos hace este muerto de hambre aquí?— Preguntó Hiroaki.
El pelirrojo hizo una mueca ante esa pregunta.
"Muerto de hambre"
La imagen de él vagando por las calles con ropa estrafalaria, rostro empolvado y su hija en brazos vino a su mente.
Apretó su puño.
Sí, lamentablemente se convirtió en un vagabundo por culpa de ellos.
—Buenas noches señor Ishida.— Intentó saludar con seriedad y tranquilidad, guardando en su interior la ira que sentía— Gusto en verlo, ha pasado mucho tiempo ¿no?
Sí, mucho tiempo, no esperaba volver verlo por estos lados.
—Senador Kousei.— Dirigió su mirada hacia el Minamoto y luego hacia las mujeres— Señora Takenouchi y Sora.
—Hola.— Saludó la pelirroja desconcertada— ¡Cuánto tiempo!
Koushiro asintió— Sí, bastante.
—¿Qué haces aquí?—Preguntó Sora.
—Siento la entromisión.— Comentó el pelirrojo jugando con sus gafas de sol— Sé que es una fiesta familiar, pero es necesario que esté aquí.
—¿Necesario?— Cuestionó Hiroaki— No creo que alguien de tu calaña merezca estar aquí.
Koushiro hizo una mueca.
Los años pasaban y el padre de Yamato continuaba siendo grosero.
—Disculpe señor Ishida.— Fue lo único que dijo— Pero no vengo por mi cuenta, si no en respresentación.
—¿Representación?— Rió Toshiko— ¿De quién? ¿De los muertos de hambre?
El pelirrojo rodó los ojos.
—¡Mamá!— Sora regañó a su antecesora.
—¿Qué?— Preguntó la castaña— Solo digo la verdad.
—Pues se equivoca señora Takenouchi.— Respondió Koushiro— Vengo en representación de mi nueva señora, mi jefa y posiblemente la nueva patrona de Tokyo.
¿Patrona?
¿Qué estupidez hablaba? No estaban en un fundo, ni en el campo.
Hiroaki tuvo intenciones de decir algo, pero, no fue posible, ya que en el lugar apareció Izumi.
—Oigan todos, es momentos que salgan al patio ya cantaremos cumpleaños.— Habló Izumi y todas las miradas en ella. Evidente fue para la rubia que no llegó en un buen momento por el rostro que tenían y la tensión que se sentía en el lugar— ¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué están todos reunidos?
Su mirada se centró en el extraño hombre pelirroja que se encontraba ahí.
—Tú eres Izumi ¿no?— Preguntó el pelirrojo.
—Sí, soy yo.— Respondió la oji-verde.
—Me presento mi nombre es Koushiro Izumi, soy amigo de hace años de tus padres, Yamato y Sora.— Se acercó a ella y extendió su mano derecha— Mucho gusto.
La oji-verde lo observó sorprendida y correspondió el gesto— ¿E? El gusto es mío.
Koushiro observó directamente a la rubia, la última vez que se vieron ella era una niña ahora era toda una mujer. Tenía características de su padre, el cabello y la piel, mas, el físico era de su madre, su sonrisa, su belleza y sobre todo su mirada, dulce e inocente.
Herencia de Mimi.
—Me dijeron que estás de cumpleaños.
—¿E? S-sí, hoy cumplo veintuno.— Respondió la rubia un tanto confundida ante la presencia de un extraño en su fiesta, pero más confundida estaba por las miradas de enfado de sus abuelos, Kousei y preocupación que se reflejaba en el rostro sus padres.
—Que bueno, te traje un regalo.— Contestó el pelirrojo antes de sacar una caja de terciopelo rosa y se la extendió a Izumi.
—¿Un regalo para mí?
Koushiro asintió.
—Izumi no necesita un obsequio tuyo.— Declaró rápidamente Hiroaki.
—No es un obsequio mío señor Ishida.— Respondió el pelirrojo—Es un obsequio de mi señora Haruna Anderson.— Respondió—Como le comenté a Yamato esta tarde, mi señora quiere hacer negocios con ustedes y por eso, manda estos presentes como una pequeña presentación de ella a ustedes. Ojalá les guste.
Izumi observó la caja sorprendida, mas, contuvo su intriga intriga y abrió la caja.
Grande fue su sorpresa al ver que aquella mujer misteriosa le obsequio unos aretes de diamante rosa.
¡Sí, diamante rosa!
—E-esto es...—Izumi intentó hablar—Increíble.
Sora ante la incertidumbre se acercó a su hija y observó el obsequio— ¿Pendientes de diamante rosa?
—¿Qué?— Yamato preguntó y se acercó a su hija, efectivamente eran pendientes de diamante rosa— Esto no puede ser.
—Deben ser una imitación.— Musitó Hiroaki.
—Pues no, ningún pendiente es imitación.— Respondió Koushiro— Todo es real.
—No, no puede ser.— Comentó Kousei Minamoto— ¿Cómo alguien como tú tendría esto?
—Alguien como yo no.— Musitó el pelirrojo— Pero sí mi señora, mi jefa, Haruna Anderson tiene el dinero para comprar todo esto.
No, no era posible ¿o si? Literalmente, observaron sorprendidos las joyas que el hombre les regalo a las mellizas Ishida. El diamante rosa era carísimo, todos sabían exactamente cual era su precio.
—Un minuto.— Musitó el padre de Kousei— ¿Dijiste Haruna Anderson?
Koushiro asintió.
—Creo que leí o escuché ese nombre.— Comentó el Minamoto— ¿No es la dueña de las industrias petroleras en Australia que hizo negocios en Estados Unidos?
—Ella es exactamente la persona de quién hablo.— Respondió el hombre de apellido Izumi— Y está interesada en hacer negocios con ustedes, Yamato ya lo sabe, se lo comenté hoy en la empresa, ya que vendrá a vivir a Japón y sería beneficioso tanto para ustedes como para ella hacer negocios.
—¿Beneficioso para nosotros?— Rió Hiroaki en burla, ellos tenían la fortuna más grande de Asia.
—Sí.— Respondió Koushiro— Mi jefa tiene mucho dinero, demasiado, puede ayudarles más a ustedes que ustedes a ella y la muestra de su fortuna está en esos pendientes.— Señaló la caja.
—Si es más beneficioso para nosotros, entonces ¿por qué quiere invertir?
—Porque mi señora quiere abrirse en el nuevo mundo de tecnología y su empresa es la que tiene en la mira, ya que se vendrá a vivir a Japón. — Contestó el pelirrojo— No quiere empezar de cero, así que, quiere negociar con ustedes.
Los presentes lo observaron sorprendidos y a la vez desconfiados.
—¿Cómo dijiste que se llama tu jefa? — Preguntó Toshiko.
—Haruna Anderson. — Respondió Koushiro— Vayan aprendiéndose ese nombre, porque sonará pronto en todos los medios japoneses.
Y más adelante, sería: Mimi Tachikawa.
¡Hola a todos! Regresé...Bueno, en realidad sí y no, muchos ya saben que he estado muy atareada y decidí darme mi tiempo. Sin embargo, no pude evitar subir esta historia que tengo hace MUCHO tiempo escrita, literalmente es una historia que he planeado con mucho cuidado. No me di cuenta cuando ya tenía 10 capítulo, mas, no quiero que como la trilogía (Que extremamente larga) Así que, comencé a unir capítulos y la planeado con precaución. No está completamente lista, mas, llevo desde Marzo diciendo que la quiero y finalmente, me decidí a subir estos dos capítulos "piloto" para tener sus reacciones y saber si les gusta.
