REVENGE
~Capítulo 6~
Todos observaron a la recién llegada. Su cabello era castaño-anaranjado bastante claro, sus ojos eran miel.
Vestía un elegante vestido rojo, evidentemente de diseñador, ajustado con escote corazón, era largo, pero llevaba una abertura en la pierna derecha. También llevaba unos tacones rojos bastante altos y lucía unas joyas de rubí en su cuello, manos, todo acorde al vestuario.
Literalmente todos se quedaron sorprendidos ante su llegada.
Varios hombres babearon al ver a la mujer y la envidia se apoderó de gran parte de las mujeres ante esto.
Haruna (Mimi) sintió un enorme nerviosismo ante todas las miradas, su corazón comenzó a latir como loco, mas, no expresó esto en su rostro, mucho menos en su accionar. Sin tambalear se acercó a la elegante mujer de cabello castaño y ojos avellana que se encontraba al inicio de todos.
—Toshiko Takenouchi. — Pronunció el nombre de la mujer castaña— ¿Qué tal? ¡Qué elegante! Ese vestido de Vera Bustier le queda divino, gracias por venir.
~Recuerdo~
Todos los presentes en la sala del juzgado fijaron su mirada en Toshiko Takenouchi, quién estaba lista para declarar frente al juez los terribles acontecimientos ocurridos hace unas semanas donde Natsuko Ishida lamentablemente murió y se señalaba a Mimi como culpable.
—Señora Takenouchi ¿en qué se basa usted para afirmar que Mimi Tachikawa fue la culpable de la muerte de Natsuko Ishida?— Preguntó el juez.
—En muchas cosas.— Respondió la mujer castaña observando con desprecio a la Tachikawa—Mi amiga, en paz descance, nunca confió en esta joven.— Habló Yoshiko bajó la mirada fingiendo tristeza— Siempre me contó que ambas tenían pésima relación, debido a que esta chica simplemente le interesaba el dinero de su hijo y lo sobornaba con sus hijas.
—¡Esa mujer está mintiendo!— Mimi se levantó de su lugar— Jamás soborné a Yamato con mis hijas, al contrario, jamás le exigí dinero por ellas...— Se detuvo ante esto.
El juez golpeo su martillo— ¡Silencio!— Exigió.
Mimi simplemente bajó la mirada ante esto.
—Continue hablando señora Takenouchi.— Musitó el juez y le hizo una seña al abogado de la Takenouchi.
—Dígame ¿por qué se basa en eso para acusar a esta joven?
—Porque...—Toshiko bajó la mirada—Mimi la amenazó.
¿Qué?
Pensó Mimi.
¡Ella jamás la amenazó! ¡Al contrario! Natsuko fue quién la amenazó a ella para que se alejara de Yamato.
—¿Y por qué la amenazó?— Preguntó el abogado.
—Porque mi querida amiga descubrió que, lamentablemente, Mimi engañaba a su hijo, Yamato, con su mejor amigo.— El rostro de tristeza fue la mejor actuación que jamás hizo antes Toshiko Takenouchi ¡Incluso una lágrima cayó por su rostro!— Y esta chica la amenazó diciendo que si le decía algo a Yamato, la mataría ¡Y así fue!— Llegó una mano a su rostro intentando secar sus lágrimas— ¡Ella la mató!
—¡Mentira!— Mimi gritó— Jamás hice eso.
—¡Silencio señorita Tachikawa!— El juez exigió molesto.
~Fin del recuerdo~
La madre de Sora le dedicó una mirada de desconfianza, mas, tuvo que fingir una sonrisa al ver que todas las miradas estaban puestas en ella— El placer es mío.
Mimi/Haruna sonrió y luego pasó a los siguientes.
—Señor Hiroaki Ishida. — Se dirigió al castaño abuelo de Izumi y Nene— ¡Es un gusto por fin conocer al líder fundador de la empresa Ishida!
~Recuerdo~
Mimi sostuvo en sus brazos a la moribunda Natsuko Ishida, madre de Yamato, que se encontraba totalmente herida y con mucha sangre.
—Señora Ishida, por favor, abra los ojos.
La mujer movió levemente su cabeza— No tengo fuerzas.
—Llamaré una ambulancia.
—¡No! — Respondió la mujer— ¡Tú debes escapar!
—¿Escapar? —Preguntó Mimi— ¿Por qué?
—Porque esto es una…—Una tos seca se hizo presente—Una…—Nuevamente tosió.
—¿Una qué?
Natsuko respiró profundo y abrió los ojos— Una trampa.
—¿Trampa? — Preguntó la oji-miel.
La oji-azul asintió— Debes correr.
—¡Olvídelo! No la dejaré así. — Respondió Mimi— Dígame ¿por qué está así? ¿qué le ocurrió? ¿quién le hizo esto?
Natsuko tragó saliva— Hiro…—Balbuceo— Hiroaki.
—¿Hiroaki? — Preguntó la Tachikawa— ¿Qué ocurrió con él?
—Él es el culpable. — Contestó la oji-azul.
¿Qué?
—¿Hiroaki? Pero, eso no es posible.
—S-sí lo es. — Respondió Natsuko— Por favor, no pierdas tiempo y corre. Esto es una trampa. Ellos quieren acabar contigo.
—¿Ellos? — Preguntó Mimi— ¿Ellos quiénes?
—Hiro-Hiroaki y…
—¿Y?
La mujer no pudo continuar hablando, ya que un fuerte sonido se escuchó desde afuera.
~Fin del recuerdo~
—El gusto es mío. — Respondió el Ishida.
La mujer continuo saludando a sus invitados.
—Senador Kousei Minamoto. — Mimi saludó al hombre— ¡Qué honor tener a un político tan prestigiado en este lugar!
Se dirigió a la mujer que estaba a su lado.
—¡Y junto a su esposa! — Se dirigió a la mujer a su lado—Satomi Takaishi. —Musitó su nombre— O mejor dicho, Satomi Minamoto. —Corrigió esto.
~Recuerdo~
Mimi salió de la patrulla de policías y observó el gran edificio donde sería juzgada.
Hizo una mueca.
Jamás pensó que viviría algo como eso.
Literalmente la estaban tratando como criminal, llevaba sus muñecas esposadas y era por un par de policias. Observó al rededor, fuera del juzgado se encontraban algunas personas, todos la observaban con desprecio y odio.
Apretó su puño, no esto no era justo.
—¡Asesina! — Escuchó un grito a lo lejos.
—¡Interesada! — Otro grito más.
Simplemente ignoró esto con la cabeza baja hasta llegar a la puerta e ingresar al edificio.
Al entrar se encontró de frente con una mujer de cabello castaño, ojos cafés y anteojos, la reconoció al instante.
—¡Vaya! ¡Hasta que al fin llegas pordiosera! — Exclamó la mujer.
—¿Señorita Satomi?— Prenunció su nombre sorprendida— Us-usted no creerá que yo...—No pudo continuar hablando, ya que...
¡Plap!
Aquella mujer la calló con una cachetada.
—Pero ¿por qué me golpea?— Preguntó Mimi molesto.
—¡Es lo que te mereces!— Gritó Satomi—¡Por tu culpa se murió mi hermana!
La Tachikawa hizo una mueca, jamás pensó que esa mujer creería en eso, se suponía que era diferente a Natsuko (O al menos, eso creía) A diferencia de su suegra, Satomi siempre la apoyó en su relación con Yamato.
—Me arrepiento absolutamente por haberte recibido en esta familia.— Musitó la castaña.
—¡No diga eso, fue mi culpa!— Respondió la Tachikawa sosteniendo su mejilla abofeteada.
—¡Claro que sí!— Gritó la mujer de anteojos— ¡Desde que llegaste a esta familia simplemente nos trajiste desgracias!
¿Desgracias?
—Señorita Satomi, por favor, no crea que...
—¡Sí lo creo!— Satomi respondió— Finalmente Hiroaki y mi hermana tenían razones de desconfiar de ti al estar con Yamato.— Gritó— ¡Me quitaste a mi hermana! ¡Muerta de hambre! ¡Pobretona! ¡Juro que utilizaré todo mi poder judicial para hundirte en la cárcel!
~Fin del recuerdo~
—El placer es nuestro. — Respondió la mujer Minamoto.
Haruna sonrió (falsamente) y volteo en dirección a una mujer anciana detrás de ellos.
—Señora Layla Suzuki, la amada ama de llaves de Yamato Ishida. — Musitó la castaña— Mejor dicho, la mujer que por años ha servido a esa hermosa familia.
~Recuerdo~
—Señor juez, yo escuché una vez que Mimi amenazaba a los padres de su esposo, Yamato.
Mimi observó a Layla totalmente incrédula.
Layla, la ama de llaves de Yamato, a quién le guardaba cariño y que la ayudó a cuidar de sus hijas cuando nacieron estaba testificando contra ella. Sí ¡Contra ella!
—Ella siempre tuvo un desprecio enorme a la familia Ishida.—Habló la ama de llaves— A pesar que Yamato siempre intentó hacerla feliz, ella jamás le correspondió de la misma forma. Le fue infiel muchas veces con su mejor amigo. Siempre fue mala madre con Nene e Izumi, las dejaba sola por salir a tomar...
—¡Mentira!— Mimi alzó la voz y se levantó de su lugar— Jamás hice eso.
—¡Silencio!— Gritó el juez— Ya tendrá tiempo de hablar, ahora deje testificar a la señora Suzuki.
La oji-miel tomó asiento por obligación de su abogado.
—Continue hablando.— El juez le habló a Layla.
La mujer asintió.
—Lo que dije no es mentira, Mimi muchas veces me pidió que cuidase a sus hijas mientras ella salía con su amante, diciéndole a Yamato que era por "trabajo"— Suspiró— Natsuko supo esto, quiso intervenir, pero ella la amenazó y ahora...—Layla llevó una mano a su boca y unas lágrimas cayeron de sus ojos— La señora Natsuko está muerta.
Mimi apretó el puño.
—Es una lastima, porque mi pobre Yamato se quedó sin su madre y sus hijas tendrán que vivir sabiendo que su madre mató a su abuela.— Finalizó la mujer.
~Fin del recuerdo~
—Es un gusto conocerla. — Musitó Layla.
—Igualmente. — Musitó la castaña antes de voltear hacia la pelirroja mujer que se encontraba junto a ella—Sora Ishida. — Musitó— Hija de Haruhiko Takenouchi, en paz de descanse.
~Recuerdo~
—Me traicionaste como amiga. —Musitó Sora.
—¿Yo?— Cuestionó Mimi— ¡Tú me traicionaste al desconfiar de mí!
—¿Cómo no iba a desconfiar de ti?— Preguntó la pelirroja— Yo fui buena contigo, siempre confié en ti, a pesar que mi madre siempre me dijo que no eras de fiar ¿De qué me sirvió? Me traicionaste como una ramera.
No, ella jamás la traicionó.
—So-sora no creerás que yo…
—¡Cállate! — Sora alzó la voz— No te quiero escuchar. —Declaró— Si vine a verte a esta mugrosa prisión fue simplemente para mostrarte que no ganaste. — Alzó su mano—¿Ves esto?
Mimi observó su mano, llevaba una sortija dorada con diamantes bastante linda.
—Es mi anillo de compromiso, porque en breve Yamato y yo nos casaremos.
¿Qué? Pensó Mimi sorprendida.
—N-no, esto no puede ser...— Intentó hablar.
—Veo que te impresiona la noticia ¿e?— Musitó Sora— ¿Acaso creías que Yamato y yo continuaríamos sufriendo por tu engaño!
—¿Mi engaño?— Cuestionó Mimi— ¡Yo no los engañé!
—¡Claro que sí!— Respondió la pelirroja— ¡Sólo querías aprovecharte de nuestro dinero! ¡Y jugaste con nosotros!
No, ella no quiso hacer eso.
—Pero, mírate, no te funcionó.— La Takenouchi la observó de pies a cabeza— Ahora estás donde debes estar ¡Sola!— Sonrió— Mientras que yo, seré la nueva esposa del hombre que querías.— Musitó Sora— O bueno, del hombre que fingías querer.— Comentó— ¡Yamato es mío! ¡Solo mío! Al igual que tus hijas y juntos formaremos la familia que ¡Tú! nunca tendrás.
~Fin del recuerdo~
Sora observó directamente a la recién llegada.
Alzó una ceja desconcertada, por alguna razón desconocida aquella mujer le parecía familiar. Muy familiar.
Mas, no recordaba exactamente donde la había visto.
—Gusto en conocer a una mujer tan sofisticada, elegante y reconocida en el mundo de la moda. — Comentó Haruna.
—Gracias. — Respondió Sora un tanto desconcertada— El gusto es mío señorita Anderson.
Haruna observó a su alrededor— ¿Y su esposo? ¿No vino?
—Lo lamento, pero no. — Contestó la pelirroja.
—¿Por qué?— Preguntó la castaña— ¿Acaso mi hombre de confianza, Koushiro, no le explicó lo importante de esta invitación?
—Lo hizo.— Respondió Sora— Pero, mi esposo tuvo algunas complicaciones y prefirió faltar.
¡Rayos! Pensó Haruna molesta.
Tendría que hablar con Koushiro y buscar una forma de hacer que Yamato viniera, quería de una vez por todas encontrarse frente a frente con ese traidor.
—Mi hija Rika tampoco pudo venir.— Comentó la pelirroja.
Ese detalle no le importaba.
—No sé preocupe.— Musitó Haruna.
Y hablando de hijas.
—¿Y sus demás hijas?
—Están dando una vuelta por la mansión, ya las verá.
—Eso espero.— Comentó Mimi.
Lo que más deseaba era ver a sus hijas. Aunque, su entrada triunfal tuvo que hacerlo lejos de ella, después de todo, quería alejarlas del odio que sentía por sus enemigos, incluido su padre en ese grupo.
Izumi y Nene observaron atentamente los cuadros frente a ellas.
Era curioso el contraste entre ambas hermanas. Los ojos verdes de la rubia brillaban con admiración ante aquellas obras de arte que estaba frente a sus ojos, mientras que la castaña simplemente ladeaba la cabeza intentando ver o explicar "¿Por qué era tan interesante aquella artista?"
—Efectivamente, es una obra de Agnes Martin.— Comentó la rubia— Su manera minimalista de diseñar y dibujar es ¡Alucinante!
Nene observó atentamente los cuadros, conocía a artistas, pero jamás le prestó atención a sus diseños o pinturas. Izumi sí, porque su talento y gustos iban por ese lado, más ella no, se parecía a su padre en ese sentido.
—¿Crees que sea original?— Izumi le preguntó a Nene.
—Lo dudo.— Musitó la oji-morada— Esta pintura es ¡Carísima! Aún recuerdo como compañeros de New York hablaban de ella.
—Sí, lo sé, pero ella tiene dinero ¿no?— Comentó la rubia— La casa es inmensa y tiene muchos adornos de valor.
Nene asintió y observó a su alrededor.
Era un lugar bastante lujoso.
—Sí, es rica, pero ¿por qué desperdiciaría su dinero en una obra como esta?— Preguntó Nene.
—Porque es increíble.
—No.
—Sí.
—Claro que no.— Respondió la castaña— Solo son patrones.
—¿Y? Eso no quita que sea llamativo.— Comentó Izumi.
La castaña hizo una mueca. Ella en su lugar probablemente no desperdiciaría dinero en pinturas.
—¿Sabes? Me aburrí de observar pinturas, mejor regresemos afuera. — Comentó la castaña antes de tomar a su hermana del brazo y se dirigieron a la salida.
Cuando finalmente llegaron al lugar de la fiesta para sorpresa de ambas todos los invitados estaban juntos en un lado específico.
—¿Qué está pasando aquí? — Preguntó la rubia.
—Ni idea. — Respondió la castaña.
—Izumi, Nene.— Una voz las llamó y ambas al voltear se encontraron con su madre.
—Mamá. — Las dos jóvenes se acercaron a ella.
Sora llamó a sus hijas— Me alegra que estén aquí, la anfitriona quiere conocerlas.
¿La anfitriona?
Frente a ellas apareció la joven mujer de cabello castaño claro, ojos color miel y elegante rasgos en su rostro.
—Ella es Haruna Anderson.— Respondió la pelirroja.
¿Qué?
Tanto Izumi como Nene observaron sorprendidas a la mujer.
¿Ella era la anfitriona y dueña de esa gran fortuna?
Mimi en ese minuto literalmente sintió que todo su mundo se detuvo al etar frente a frente con sus mellizas. Su corazón se aceleró al mil por ciento. un nudo se formó en su garganta y lágrimas de emoción quisieron brotar por sus ojos, mas, lo impidió.
—Señorita Haruna, ellas son mis hijas, Nene e Izumi. — Sora le habló a la castaña.
Mimi quiso decir algo, sin embargo, no pudo, el nudo en su garganta se lo impidió.
Su corazón latía a mil al estar frente a las dos personas más importantes de su vida.
—¡Wow! ¡Qué bueno es conocerla finalmente! — Exclamó la rubia emocionada antes de acercarse a ella— Mucho gusto. — Extendió su mano.
Haruna observó su mano sorprendida y alzó su mano temblorosa para corresponder al gesto. No podía hablar, pero debía intentarlo—El gus…—Tragó saliva— El gusto es mío.
Izumi notó el nerviosismo de aquella mujer ante su temblorosa mano. Esto llamó su atención.
Nene también se acercó a ella— Buenas noches.
—Bu-buenas noches. — Respondió Mimi y esta vez fue ella quién extendió su mano.
La castaña hija de Yamato bajó su mirada hacia ella un tanto desconfiada, sin embargo, al ver sus elegantes joyas no dudó en corresponder.
—¿Dónde estaban? — Preguntó Sora— De repente desaparecieron hijas.
—Disculpa madre, pero fuimos a ver unos cuadros que había en el segundo piso. — Contestó Izumi— De saber que la anfitriona había llegado hubiésemos bajado antes. —Volvió su mirada a Haruna— Señora Anderson quiero agradecerle por el regalo que me envió en el día de mi cumpleaños.
—¿E? —Haruna balbuceo y tragó el nudo que sentía en la garganta—N-no tienes que agradecer.
Necesitaba tranquilizarse.
—Disculpe ¿Se siente bien? — Preguntó Sora.
—¿P-por qué pregunta?
—Porque se ve pálida y un tanto nerviosa. — Respondió la pelirroja.
—¿E? —Balbuceo Mimi, no pensó que sería tan obvio esto— S-sí, es simplemente que se me bajó un poco la presión y…—Necesitaba tranquilizarse—Dis-disculpen, tengo que ver unos asuntos.— Musitó la castaña— Espero que disfruten de la fiesta, permiso.— Fue lo único que dijo antes de irse del lugar.
Nene, Izumi y Sora se observaron entre sí totalmente sorprendidas ante este gesto.
Mimi ingresó a su habitación sosteniendo boca en su mano derecha intentando reprimir sus sollozos, mas, no era posible, sentía muchas ganas de llorar.
Ver a sus hijas frente a frente sin poder abrazarlas, besar sus mejillas y decirles cuanto las amaba era un suplicio.
Lo que más quería era estrecharlas a ambas en sus brazos y darle todo ese amor que no pudo darles por esos años que tuvo que estar lejos.
Akari la observó sorprendida y se acercó a ella— Tía Mimi ¿qué le sucedió? ¿Por qué está así?
Mimi intentó responder, pero le fue imposible, sentía mucha angustia.
—Madrina.— La pelirroja tomó su mano—¿Por qué llora?— Preguntó preocupada— ¿Ocurrió algo malo?
Mimi negó.
—¿No? Entonces ¿por qué llora?— Cuestionó Akari.
La castaña tomó asiento sobre un sofá y tragó saliva totalmente agobiada. Su corazón iba a estallar.
—Las vi, Akari, las vi.— Musitó entre sollozos.
—¿Las viste?— Preguntó la pelirroja— ¿A quién?
—A mis hijas.— Respondió Mimi— Vi a mis hijas.
Akari alzó las cejas sorprendida— ¿Izumi y Nene?
—Sí, mi niñas.— Musitó la castaña— Ambas son muy hermosas.
Evidentemente el tiempo jugó a su favor.
Nene continuaba teniendo esos llamativos ojos morados, poco comunes, pero hermosos que siempre fueron su fuente de admiración ante todos, en ellos se reflejaba fuerza y seriedad, característica propia de su padre. Tal vez, eso era lo único que heredó de él, porque físicamente no se parecía a él, Koushiro tenía razón, Nene se parecía un poco a ella cuando era joven.
Todo lo contrario, a su hermana.
Izumi era muy parecida a Yamato, mas, sus ojos eran diferentes y no decía eso exactamente por el color, sino por la forma de mirar. Su mirada era brillante, dulce, sincera, todo lo contrario, a la mirada de su padre y hermana.
—Tranquila, tú les faltaste madrina, pero ya no más.— Comentó Akari— Usted volvió por ellas ¿no?
Mimi asintió— S-sí.— Respondió— P-por ellas...—Tragó saliva.
Y por ellas cumpliría su venganza.
Daisuke pasó su mirada por Hikari, quién parecía estar feliz por la compañía de ese chico rubio que insistía por estar a su lado desde el minuto en que llegó a la fiesta.
—No soporto ver como ese rubio se acerca a Hikari.— Daisuke le susurró a Takuya.
—Yo tampoco.— Comentó el Kanbara depositando una bandeja en la mesa y acomodando unas copas con ginebra.
—¿No planeas hacer algo al respecto?
Takuya suspiró— La verdad es que no.
—¿Por qué no?
—Porque no quiero tener más problemas.— Respondió el pariente de Kari.
—Pero ¡Tienes que protegerla!
Sí, quería protegerla. Pero, lamentablemente no tenía autoridad sobre ella para prohibirle las cosas.
—Hikari ya es grande.— Respondió Takuya.
Debía protegerla, mas, no quería arruinar su relación de primos por sus celos. Además, debía darle un voto de confianza ¿no?
—No te entiendo Kanbara ¿sabes? Si yo estuviera en tu lugar no dearía que un extraño se le acerque.— Comentó el Motomiya— Ese chico no la conoce, ni ella a él ¡Imagínate! Ayer la dejó plantada en su "cita"
—Fue sin querer.
—Sí, pero si Hikari no hubiera aceptado ir a esa cita no hubiera vivido ese mal rato al sentir que fue plantada.— Respondió Daisuke.
—¿No estás exagerando?
—¡No lo estoy, es verdad!— Contestó su amigo— ¡Debes cuidar a tu prima!
Takuya rodó los ojos— Daisuke, sé que estás celoso, porque te gusta mi prima. Pero, no me reclames a mí ¿si? Hikari es grande y si quiere salir con él, está en todo su derecho.
—Hikari es adulta, pero no conoce todos los riesgos de corre en esta vida.— Habló el Motomiya. Él esperaba una cita con ella hace años.
—Claro que sí.
—Claro que no.
—¡Hey, chicos!— La voz de Ken interrumpió su conversación— Dejen de conversar y continúen trabajando, aún queda mucho cóctel que servir.
—Disculpa, ya vamos.— Musitó Daisuke antes de voltear hacia Takuya— Esta conversación no ha terminado.
—Como quieras...—Musitó el moreno antes de caminar, sin embargo, no se percató que tras el iba caminando cierta chica rubia y al voltear las copas que iban en su bandeja cayeron sobre ella— ¡Rayos! Lo siento.
Mas, se arrepintió instantáneamente de pedir disculpas al ver de quién trataba.
—¿Tú?— Fue su pregunta.
—¿Tú?— Fue la pregunta de ella.
Mimi/Haruna luego de recobrar sus fuerzas, compostura y retocar su maquillaje decidió regresar a la fiesta.
Respiró profundo al salir de su mansión y observar a todos ese lugar.
Era difícil sin duda ver a todos sus enemigos luego de tanto tiempo. Para su suerte ninguno la reconoció, así que debía sentirse aliviada. Aunque...
Aún faltaba una persona.
Pasó su mirada por el lugar y a lo lejos distinguió la figura de su amigo pelirrojo, no lo dudó y se acercó a él.
—Koushiro.— Lo llamó.
El nombrado volteo hacia ella— Haruna.— Se acercó a ella— ¿Estás bien? Akari me comentó que no te sentias bien.
—¿E? S-sí, tuve un momento de flaqueza.— Aclaró su garganta— Pero no importa, ahora estoy bien.
—¿Segura?
Mimi asintió— Dime ¿sabes por qué Yamato no vino a la fiesta?
Koushiro negó— No, no lo sé. Intenté sacarle información a Sora, pero no lo logré.
—Rayos.—Musitó la castaña— Él debía estar aquí.
—Lo sé Mimi, lo sé, pero no aceptó la invitación. — Contestó el pelirrojo— Seguramente tuvo un problema, porque su hija menor tampoco vino.
Haruna hizo una mueca, en verdad le molestaba que esto no saliera como lo planificó. Necesitaba tener a todos sus enemigos reunidos en esa fiesta.
—Necesito que lo traigas ¿sí?
—¿Cómo?— Preguntó Koushiro.
—No lo sé.— Respondió Mimi— Debemos pensar en algo.
Yamato debía estar ahí ¡Sí o sí!
—Permiso señora ¿Quiere un Martini?— Un mesero llegó junto a ellos.
Mimi ante el ofrecimiento volteo su mirada, mas, no esperó encontrarse frente a frente con cierto chico castaño de piel morena y ojos azules.
Literalmente, todo se detuvo en ese minuto para ella y también para él.
Ryo se quedó literalmente en shock ante aquella mirada color miel.
Izumi fulminó con su mirada al castaño por haber arruinado su chaqueta.
—Pero ¿qué rayos te ocurre?— Preguntó la chica— No te basta con molestarme a diario por mi cadena y ahora me arruinas la chaqueta.
—Mi cadena.— Corrigió Takuya.
—Como sea, mira mi chaqueta.— Musitó la rubia.
El moreno hizo una mueca—Fue un accidente ¿sí?
—Creo que estás acostumbrado a que te ocurra este tipo de cosas.— Musitó Izumi recordando el día en que se vieron por primera vez.
—¿Qué quieres decir con eso?
—¿Qué no es obvio?— Preguntó la oji-verde— Que eres tonto.
—¿Tonto yo?— Cuestionó Takuya— Eso eres tú que crees que por ser millonaria y hermosa tienes el mundo a tus pies, pero eso no quita que seas fastidiosa.
—¿Hermosa?— Esa palabra llamó la atención de Izumi, ya que nunca esperó escucharla de él.
Takuya recién fue consciente de lo que dijo e instantáneamente se ruborizó a más no poder— ¿E? Pu-pues...
Sí, era hermosa, desde el primer momento que la vió pensaba eso de ella ¡Mas! Eso no quitaba que fuera fastidiosa.
—Dije millonaria.
—No dijiste eso.
—Pu-pues...— Balbuceo el moreno.
Izumi observó sorprendida al chico.
—Pu-pues, dije que era linda.— Habló rápidamente— Pero en sentido figura.— Si ¿cómo no?—Puedes ser linda, millonaria, talentosa, entre otras cualidades, pero tus atributos no opacan en ti que seas fastidiosa.— Respondió Takuya— Tu carácter arruina todo y...— Literalmente no sabía donde esconderse por ese comentario— Y...—Pasó su mirada por el rededor—Mira, tu novio llegó.— Musitó el castaño— Ve a molestarlo a él.
Fue así como rápidamente tomó su bandeja y se alejó.
Izumi simplemente suspiró y quitó su chaqueta.
Gracias al cielo su vestido se veía bien con o sin ella.
El contacto visual fue intenso por parte de ambos, literalmente en ese minuto tanto Haruna como Ryo olvidaron que el resto existía ante la sorpresa de encontrarse frente a frente. Aun sin saber el más joven de quién se trataba.
—¿E?—Intentó hablar el oji-azul— Dis-Disculpe ¿nos conocemos?
—¿E?— Balbuceo la castaña— N-no, no lo creo.
Ryo observó atentamente a aquella mujer, por alguna razón le recordaba a su madre y esa mirada.
¡Él conocía esa mirada! Pensó Ryo.
Esos ojos color miel.
No, no era posible.
—Señorita Haruna.— Koushiro la llamó— Debe continuar saludando a sus invitados.
—¿E?— Mimi balbuceo al salir de ese trance. Movió levemente su cabeza— Dis-disculpa, me desconcentré un poco.
—Muchas gracias joven.— Musitó la mujer antes de tomar una copa y darle un sorbo.
Sin embargo, no tuvo respuesta por parte del chico quién la observaba detenidamente y sin entender porqué rayos le parecía tan familiar.
—Disculpe que nuevamente pregunte, pero de verdad ¿no nos hemos visto antes? — Cuestionó el Akiyama.
—¿E? —Balbuceo Mimi.
—Lo dudo. — Respondió Koushiro— Mi patrona jamás pisó Japón antes ¿verdad?
—S-sí. —Respondió Haruna— Nunca vine a Japón, así que dudo que nos conozcamos.
Esto pareció no convencer a Ryo, ya que observaba detenidamente a la castaña de pies a cabeza intentando hacer memoria.
—¿E? —Nuevamente balbuceo la castaña y le dio un rápido sorbo que vacio su copa— Gracias por el trago. — Musitó antes de depositar su copa en la bandeja—Ahora, me tengo que ir. —Volteo hacia su amigo—Vamos Izzy.
El pelirrojo asintió.
—Permiso.
Fue así como ambos se alejaron dejando solo a Ryo.
¿Izzy?
¿Por qué lo llamaba así? En el mundo solo existía una persona que llamaba así al pelirrojo.
—¿Es necesario que me estés vigilando?—Rika le preguntó a su padre un tanto molesta, quién insistía en no salir de su habitación.
—Hasta que me asegure que no saldrás de casa.— Respondió Yamato observando atentamente su tablet— Al menos por hoy.
—Pierdes tu tiempo.— Declaró la pelirroja.
Yamato negó— No.
Rika rodó los ojos, verdaderamente era molesto que la tratase como una niña de seis años. No la dejaba en paz ni un segundo.
—¿Por qué? — Cuestionó— ¿Acaso crees que me escaparé de nuevo?
—Sí.
—No lo haré.
—Si ¿cómo no? — Preguntó Yamato irónico— Eso mismo dijiste la última vez e igual lo hiciste.
—Bu-bueno, ahora es de noche. — Comentó Rika.
—Sea de noche o de día, tú igual buscarás una forma de desobedecerme.
—Claro que no.
—Claro que sí. — Respondió el oji-azul— Te conozco.
—No del todo.
—Créeme, lo hago.
De todas sus hijas, Rika era la más parecida a él en términos de carácter, a pesar de no ser su hija biológica, terminó siendo su copia a carbón, incluso más que Nene (Quién se parecía a Hiroaki) e Izumi, que tenía un carácter combinado entre su madre biológica y adoptiva.
—¿Qué tiene de malo que me quiera escapar? — Preguntó Rika— Después de todo, no pertenezco a este lugar.
—Claro que sí lo eres.
—No, no lo soy. — Respondió la pelirroja— No me siento parte de este lugar.—Musitó— No puedes culparme por eso.
Lamentablemente sí, no podía culparla por eso, ya que incluso a él le ocurrió cuando era adolescente. Pero, era su deber como padre hacerle cambiar de pensamiento.
—Claro que eres parte de este lugar.— Musitó el rubio antes de acercarse a su hija y tomar asiento junto a ella— Es simplemente que debes hacerte la idea.
Ya sonaba a su padre con ese discurso.
—Intento, pero me es difícil, creo que está más que claro que yo no soy parte de ustedes.— Habló Rika.
—¿Por qué piensas que no?
—¿Qué no es obvio?— Preguntó la pelirroja— Soy todo lo opuesto a ustedes. No soy un ejemplo a seguir en la sociedad, no soy elegante, no soy inteligente, no tengo futuro, ni talento, a diferencia de Nene que sigue tus pasos o Izumi que sigue los de mi madre.— Suspiró— No sé qué camino seguir, porque para variar lo que yo quiero "es nada" frente a ustedes.
—Pero ¿qué es lo que quieres?— Cuestionó el rubio.
—Lo que tu más odias.— Respondió Rika— Cantar, rapear, bailar.
Esto evidentemente no fue del agrado del oji-azul.
—Esas no son carreras.— Declaró Yamato.
—¿Lo ves? Tú no me entiendes.— Preguntó la pelirroja— Frente a ti lo que yo quiero es nada.—Abrazó sus rodillas contra ella.
El rubio desordenó su cabello y votó aire. Sin duda alguna era difícil ser padre en estas situaciones. En cierto modo entendía a su hija, pero no podía compartir sus ideas. Ese camino que ella quería seguir fue exactamente lo que él quiso hacer y no funcionó, al contrario, simplemente lo llevó por un mal camino.
—Hija, entiendo cómo te sientes.
—Claro que no me entiendes.
—Aunque lo creas sí lo hago.— Musitó Yamato— Mas, no puedo dejar que simplemente vayas por ese camino. No quiero que arruines tu vida por decisiones mal tomadas. No puedo dejar que simplemente te vayas.
—Algunas veces es necesario darle un voto de confianza o independencia a los hijos.
Sí, pero no a esa edad, Rika era muy joven.
—Bueno, también debes entenderme a mí en ese sentido, es difícil hacerlo, para un padre dejar ir a los hijos porque han dependido toda su vida de él.— Admitió el rubio—¿Recuerdas cuando eras pequeña y tenías miedo a la oscuridad?
Rika hizo una mueca— Sí, lo recuerdo.— Respondió— Era una niña cobarde en ese entonces. Me asustaba de todo.
Sí, era muy asustadiza, sin embargo, para él nunca fue causa de avergonzarse.
—Para mí no lo eras.— Musitó el rubio— A pesar de que no me gustaban tus lágrimas, me sentía realizado al saber que confiabas en mí. Me sentía como un padre de verdad, porque no había secretos entre nosotros, mas...—Suspiró— Hoy es difícil ver cómo te alejas, como me desafías y como no confías en mí, por el simple hecho que tú no entiendes mi postura. Yo quiero lo mejor de tí hija.
La tristeza y nostalgia fue palpable en la voz de Yamato, provocando que Rika se sintiera mal y culpable ante esto.
Bajó la mirada triste.
Esta situación era difícil para ella cuando trataba de sus padres, sobre todo de Yamato. Ella siempre se sintió muy unida a él, incluso más que sus hermanas. Sin embargo, nunca pudo pagar con la misma moneda todo el amor y compresión que él le dió, porque ella jamás se sintió merecedora de esto.
—Papá, yo...
¡Bip, bip!
El móvil de Yamato sonó interrumpiendo su conversación.
"Koushiro"
Decía en la pantalla.
¿Ahora que quería?
Simplemente cortó la llamada.
—¿No vas a contestar? — Cuestionó Rika.
Yamato negó.
—No creo que sea importante.
¡Bip, bip!
Nuevamente el móvil de Yamato sonó.
—Al parecer sí.
El rubio suspiró— ¿No te molesta si contesto?
Rika negó.
Necesitaba pensar en las palabras de su padre antes de responder, no quería meter la pata.
—Permiso. — Musitó antes de alejarse y contestar— ¿Hola?
—Hola Yamato. — Respondió el pelirrojo del otro lado— Disculpa que te moleste, pero veo que no asististe a la fiesta.
—No, no pude asistir. —Contestó el rubio— Tuve que quedarme en casa junto a mi hija.
—¿Por qué? — Preguntó el pelirrojo— ¿Está enferma?
—No, pero no quise dejarla sola. — Comentó el oji-azul.
—Que mal. — Comentó Koushiro— La señorita Haruna acabó de llegar y no le agradó mucho que no estuvieras aquí junto a tu esposa.
Yamato hizo una mueca— Ya dije antes que estoy muy ocupado, con muchas cosas, no aseguraba ir a la fiesta.
—¿Ocupado? — Cuestionó el pelirrojo—¿O simplemente no querías venir?
—Bueno, es comprensible, después de todo, es una persona que no conozco.
—No la conoces, pero ella necesita de tu presencia en este lugar. —Respondió Koushiro— Si es posible ¿podrías venir a la fiesta, aunque sea unos minutos?
—¿Por qué?
—Porque la señorita Haruna necesita de tu presencia en este lugar. La finalidad de esto era que asistieras con tu familia. — Respondió el pelirrojo.
—No quise hacerlo.
—Deberías considerarlo.
—Ya es tarde.
—No lo es, recién está comenzando, aun puedes venir. — Respondió el pelirrojo.
Yamato suspiró—¿Por qué tanta insistencia Koushiro?
—Porque mi señora quiere conocerte.
—¿Y por qué tanto esmero en eso? Si quiere hacer negocios tiene a mi padre ahí, a Takeru, incluso a Kousei con su hijo.
—Bueno, porque mi señora tiene otros planes.
—¿Qué planes?
—Esos solo los conocerás si vienes.— Musitó Koushiro.
Yamato apretó los dientes, verdaderamente le estaba molestando esa "misteriosa mujer" Llevaba insistiendo mucho, eso era agobiante, necesitaba acabar con esto cuanto antes.
—Está bien, iré a esa fiesta.— Respondió el rubio.
~Minutos después~
—Él es mi hijo.— Presentó Kousei— Kouji Minamoto.
Mimi pasó su mirada por el apuesto joven de cabello negro-azabache y ojos azules.
Instantáneamente un recuerdo vino a su mente.
~Recuerdo~
—¡AAAA!— El gritó de Tomoko Kimura en trabajo de parto se escuchó prácticamente en toda la casa.
—¡Vamos, Tomoko, empuja!— Animó la doctora a cargo del parto.
—N-no, no puedo.— Respondió la oji-azul.
Mimi hizo una mueca, fácil era para ella imaginarse de dolor que sentía Tomoko, después de todo, ella hace poco dio a luz a sus mellizas. Sin embargo, el caso de su madrina era preocupante, nunca pensó que su madrina terminaría dando a luz en su propia casa.
La bolsa se rompió de manera imprevista y cuando la doctora vino a revisarla se percató que tenía 9 cm de dilatación, prácticamente su bebé estaba a las puertas.
Mimi apretó su mano— Madrina, vamos, tú puedes.
—N-no, no puedo.— Respondió la mujer entre lágrimas— Este dolor es insoportable.
—Claro que puedes, si yo pude hacerlo, tú también.— Contestó la castaña— Solo piensa en tu bebé, en todo el tiempo que has esperado por tenerlo entre tus brazos y ahora estás tan cerca.
Sí, esperó mucho para tenerlo en sus brazos, mas, no pensó que sería tan difícil traerlo al mundo.
—¡Vamos Tomoko! ¡Empuja!— Animó la partera.
—Tú puedes.— Musitó Mimi.
Tomoko cerró sus ojos, tomó aire y sin esperar más pujó con todas sus fuerzas— ¡Ah!— Mandó un gritó de dolor y fue así como a los pocos segundos sintió como algo salía de ella.
—¡Vamos, madrina, tu puedes!— La animó la castaña.
Tomoko nuevamente respiró profundo y con las últimas fuerzas que le quedaba, sin gritar, empujó al bebé y sintió como algo salía de ella.
—¡Ya salió!— Informó la doctora.
Tomoko abrió sus ojos ¿Ya había terminado? ¿definitivamente?
—Todo terminó Tomoko.— Musitó Mimi.
—¿S-si?— Preguntó la oji-azul agitada— ¿C-có...?— Balbuceo— ¿Cómo está?
Mimi observó atentamente al bebé, mientras la partera cortaba el cordón umbilical. La criatura tenía venía con sangre y algunas marcas amarillas, alzó una ceja, nunca había visto a un bebé nacer con eso al rededor.
—¡Mimi!— Tomoko alzó la voz— Dime ¿Está bien?
La partera sonrió— Sí, está super bien.
No pudo continuar hablando, ya que, de manera inesperada Tomoko sintió un fuerte dolor en su entrepierna.
—Felicidades es un niño muy lin...
—¡Ah!— La partera no pudo continuar hablando, ya que un grito desgarrador se escuchó en la habitación por parte de Tomoko.
—¿Qué ocurre?— Preguntó Mimi alarmada.
—Me...—La Kimura intentó hablar— Me due-due...—Otra puntada más intensa se hizo presente— ¡Ah!
Mimi observó a la partera— Doctora Kido ¿Qué ocurre?
—No sé.— Respondió la mujer antes de entregarle el bebé a la chica de cabello rosa.
Tomoko apretó los dientes, le dolía mucho, era un dolor intenso como el que había sentido anteriormente al dar a luz a su bebé. Enterró sus manos en la cama completamente adolorida.
—No puede ser.— Exclamó doctora.
—¿Q-qué?— Intentó preguntar Tomoko— ¿Qué ocurre?
—¡Viene otro bebé!
¿Qué?
~Fin del recuerdo~
Mimi observó atentamente al chico, sin duda alguna era hijo de Tomoko, tenía sus ojos, su cabello, facciones, prácticamente ¡Todo! era heredado de su madre.
Estiró su mano— Gusto en conocerte joven.
El chico observó su mano, generalmente no correspondía al gesto, pero esta vez lo haría— El gusto es mío.— Intentó sonar "cortés" y educado.
—He escuchado hablar de ti muchacho.— Comentó la castaña— Mejor dicho, leí sobre tu desempeño excepcional en la empresa de Yamato Ishida.
Satomi sonrió— Mi hijo es excelente en los negocios.
—Me parece curioso, aun no terminas la universidad y logra administrar los bienes de su familia.— Musitó Mimi.
—Sí, a pesar de su corta edad, se desempaña muy bien llevando la fortuna de su padre.—Alardeo Satomi.
—Verá, alguien debe administrar mi fortuna mientras me encargo de mi carrera política.— Comentó Kousei.
Mimi al instante reconoció esa habilidad en los negocios como herencia de su madre BIOLÓGICA.
Tomoko Kimura.
—¿Y no piensa seguir sus pasos señor senador?— Haruna le preguntó a Kousei.
—No, mi hijo no quiere seguir mi carrera políticamente, lamentablemente.— Comentó el Minamoto—Pero, todavía es joven, aún puede cambiar de idea.
Kouji hizo una mueca, la verdad es que no le interesaba convertirse en senador, ni en político, le bastaba con estar estudiando y trabajar administrando la fortuna de su familia e inversiones en la empresa Ishida.
—Tiene razón.— Musitó Haruna sonriendo— Espero que se sientan a gusto en mi fiesta y ojalá en un futuro podamos ser socios.
—Sería un gusto.— Respondió Kouji, evidentemente tenía dinero esa mujer, sería bueno negociar.
—Mira quién viene ahí.— Satomi le murmuró a su hijo.
El menor al voltear su mirada se encontró con una chica rubia que venía caminando hacia ellos.
—Permiso.— Musitó antes de alejarse en dirección a ella.
—¡Cariño que bueno que llegaste!— Exclamó la rubia abrazando al oji-azul.
—Hola Izumi.— Contestó el oji-azul correspondiendo a su gesto.
Haruna observó atentamente a los jóvenes.
—Me alegra verte, esta fiesta estaba siendo bastante fastidiosa.— Comentó la rubia.
Kouji notó que la mirada de su novia se depositaba en unos meseros y distinguió al chico de hace unas horas.
—¿Qué rayos hace ese ratero aquí? — Le preguntó a Izumi.
—Al parecer está trabajando. — Comentó la rubia.
—¿Te molestó?
—Sí, no ha perdido tiempo para hacerlo. — Musitó la oji-verde—¡Es insoportable!
Kouji pasó nuevamente su mirada por el chico, sin embargo, algo llamó su atención. De la gran mansión salió otro chico de ojos azules a quién distinguió al instante.
Ryo.
¿Qué rayos hacia aquí?
Evidentemente el Akiyama también notó su presencia.
—Pero…—La voz de Izumi lo sacó de sus pensamientos obligándolo a desviar su mirada del Akiyama— No nos arruinemos la noche por su presencia.— La rubia tomó su mano.
Kouji hizo una mueca, sería difícil tener buena noche y no lo decía solo por el compañero de su novia, sino por la presencia del Akiyama, ya que siempre terminaban discutiendo.
—¿Vamos a saludar a Thomas? —Preguntó Izumi totalmente aislada de los pensamientos de su novio.
—Veo que se llevan muy bien sus hijos.— Comentó Haruna observando a la joven pareja.
Sora asintió.
—Supongo que tienen una buena amistad.— Musitó la castaña.
—En realidad ambos están de novios.— Respondió Satomi.
—¿De verdad?— Mimi tuvo que fingir impresión, porque ese pequeño detalle si lo sabía. Su detective le dijo que Kouji e Izumi tenían una relación.
La noticia fue inesperada para ella, jamás se hubiera imaginado que el hijo de Tomoko se relacionara de esa forma con una de sus hijas, mas, le agradó la idea. Solo rogaba que el Minamoto fuera en personalidad como su madre, Tomoko, y no como Kousei.
—Hacen linda pareja.— Musitó la castaña— Espero que su relación sea bendecida con mucha alegría y amor.
Ojalá su hija no tuviera su mala suerte.
Mientras tanto Hikari se encontraba acomodando las mesas que estaban sin cóctel. Detrás suyo iba cierto rubio, quién parecía no querer irse.
—Ven, te ayudo.— Takeru tomó su bandeja.
—Hey, no es necesario, tú eres invitado.— Comentó la castaña— Yo soy la mesera.
—Sí, soy invitado, pero nada me impide ayudarte si puedo hacerlo.— Respondió el rubio mientras depositaba las copas en la bandeja.
La castaña sonrió, ese chico verdaderamente era encantador con su carácter y amabilidad, debía admitir que le comenzaba a simpatizar.
—Además, tú debes estar cansada.— Respondió Tk— Después de todo, trabajaste en la mañana y fuiste a tus clases en la Universidad.
—No te negaré que quizás lo esté.— Admitió la castaña— Mas, no puedo quejarme, necesito el dinero para terminar de costear mis estudios.
—¿Qué estudias?—Preguntó el rubio.
—Educación parvularia.— Respondió Hikari.
—¿Te gusta trabajar con niños?
La Kanbara asintió— Sí.
Por alguna razón la castaña tenía figura para ser parvularia, su mirada era dulce y su sonrisa cálida. Perfecta de una maestra de jardín.
—¿Y tú? ¿Qué estudias?— Preguntó Kari.
—Estudio Administración de empresas.— Respondió el rubio.
—Debí imaginarlo.— Musitó Hikari.
—¿A sí?— Cuestionó Tk— ¿Por qué?
—Porque tienes el porte y la elegancia para ser un hombre de negocios.— Musitó la castaña.
—¿De verdad?
La castaña asintió.
—¿Me creerías si te dijera que mi sueño nunca fue administrar la empresa de mi padre?— Cuestionó Tk.
—¿A no?— Preguntó Hikari.
—No.— Respondió el rubio— Antes quería estudiar otra carrera, completamente diferente.
—¿A sí?— Cuestionó la castaña— ¿Qué carrera querías estudiar?
—Adivina.
La castaña lo observó atentamente y llevó una mano a su mentón— ¿Medicina?— Tk negó— ¿Maestría?
—No.
—Mmm...—Hikari pensó— Disculpa, no se me ocurren más ideas.
No era para menos, recién se estaban conociendo.
—Quería ser licenciado en literatura.— Respondió el rubio.
—¿En literatura?— Preguntó la Kanbara—¿Te gusta escribir?
Takeru asintió— ¡Me encanta!
—¡Vaya! No lo hubiera esperado.— Comentó la castaña— ¿Qué género te gusta escribir?
—De todo tipo, mi estilo es muy variado entre ficción de aventura, acción.— Habló Tk— Aunque, también me gusta la poesía.
—¿A sí?— Preguntó Hikari— Para eso hay que tener talento.
—Bueno, no sé si lo tengo, pero me gusta.— Comentó Takeru.
—A ver.— Musitó la castaña— Improvisa algo.
Takeru observó el lugar—¿Aquí?
—Sí.— Respondió la Kanbara— Quiero evidenciar tu talento.
No la decepcionaría.
Takeru observó al rededor buscando inspiración, mas, ningún objeto lo inspiraba más que la chica frente a él.
Posó sus ojos en Hikari y sonrió.
—¿Ves esa flecha?
Hikari dirigió su mirada hacia la fuente y asintió.
—Me hace pensar en tu belleza.— Rimó el rubio— Tu bella mirada es mayor que toda riqueza. Tu sonrisa ilumina el mundo y a la vez lo agoniza ¡Oh! Hermosa mía, ilumíname...—Se arrodillo— Y vuelve a ser mi cita.
¿Qué?
La castaña observó sorprendida al rubio— Y bien ¿Qué me dices? ¿Quieres salir conmigo?—Preguntó— Otra vez.
—Wow...—Musitó la castaña un tanto ruborizada— ¿E? Sin duda tienes don para la poesía, improvisaste super bien. Tienes talento.
—Gracias.
—Verdaderamente me impresionaste.
—Eso significa que logré mi objetivo.— Respondió el chico— Mas, aún no me respondes.— Contestó el oji-azul— ¿Aceptas salir conmigo nuevamente?
Hikari literalmente sintió un cosquilleo en su estómago ante esa nueva proposición.
—Esta vez prometo llegar.— Agregó el rubio.
—¿E? Ta-Takeru, yo...—Fue inevitable para la castaña balbucear, ese chico era demasiado guapo, muchas chicas morían por él en la universidad, que quisiera salir con ella era como un sueño. Y a la vez sorpresivo, porque debería estar indignado por el inconveniente con su primo.
—¿Quieres?
La chica sonrió— ¡Claro! Acep...
—¡Hikari!
Daisuke llegó al lugar interrumpiendo su conversación con el rubio.
Hace minutos los estaba observando y la verdad es que no le gustaba como el chico la miraba, como reía junto a ella.
—Ryo necesita de tu ayuda en la cocina y...— "Sin querer" una copa con vino cayó sobre la castaña— ¡Ups! Kari, lo siento. No quería que eso ocurriera.
Ryo pasó su mirada por su joven sobrina rubia que se encontraba junto a su novio, hablando, sonriéndole y tomando su mano.
Frunció el ceño.
Era molesto y lamentable saber que su sobrina, sin saberlo, seguía los mismos pasos de su madre al involucrarse con el Minamoto, este era una copia de Yamato: Amador del dinero, ambicioso, clasista e idiota.
Acercarse a él era sinónimo de sufrimiento. Pero lamentablemente Izumi no tenía forma de saberlo y él no podía decírselo, porque esta desconocía su existencia.
Suspiró y bajó la mirada hacia su bandeja acomodando unas copas.
Mientras tanto Kouji escuchaba a su novia sin prestarle mucha atención, de vez en cuando dirigía una mirada cero agradable hacia el Akiyama. Verdaderamente le molestaba su presencia en aquel lugar.
—Cariño...—Izumi llamó a su novio.
Este volteo la mirada— ¿Sí?
—¿Qué ocurre?— Preguntó la rubia— Pareciera que estás en otro planeta, no me colocas atención.
—¿E? ¿P-por qué dices eso?
—Porque estás mirando para cualquier otro lugar, menos a mí.— Respondió la oji-verde.
—¿E? Disculpa es que yo...—Kouji aclaró su garganta— Verás, estoy un tanto molesto por la presencia de ese chico de antes.— Improvisó rápidamente una excusa— No me gusta que esté aquí.
—Entiendo lo que sientes, a mí tampoco me agrada.— Musitó la rubia— Pero debes estar tranquilo, gracias al cielo se ha mantenido lejos de nosotros.
El Minamoto asintió, aunque, verdaderamente le molestaba la presencia de otro mesero.
Izumi tomó su bolso— Cariño, disculpa, pero tendré que dejarte solo unos minutos. Quiero retocar mi maquillaje.
—Ve.— Respondió Kouji.
—Luego nos vemos.
El oji-azul asintió.
Fue así como la chica se levantó de su lugar y se alejó. Cuando esta estuvo lo suficientemente lejos el Minamoto se levantó de su lugar y se acercó hacia el Akiyama.
—¿Qué rayos haces aquí?— Preguntó Kouji.
—Buenas noches para ti también.— Musitó Ryo.
El Minamoto rodó los ojos— Nada de buenos.— Ver a ese idiota le arruinó el día— Dime ¿qué haces aquí?
—¿Qué no es obvio?— Preguntó el Akiyama— Trabajo.— Rodó los ojos— Por si no lo sabías, existimos persona que no tenemos una vida acodada y debemos hacer cualquier empleo para tener dinero.
Sí, lamentablemente existía gente con escasos recursos en ese país, como en cualquier otro.
—¿Quién cuida a mi madre?— Preguntó el Minamoto.
—¿Tu madre?— Preguntó Ryo— ¡Vaya! Primera vez en años que te veo preocupado por Tomoko.
Kouji frunció el ceño— Deja de dar vueltas y respóndeme, si tú estás aquí ¿con quién está ella? Supongo que no la habrás dejado sola.
—¿Cómo tú? Que prefiere sus estudios, trabajo y hacer cualquier otra cosa antes de ir a verla o preocuparse por su salud.— Cuestionó el Akiyama— Lo dudo.
—No me recrimines.— Respondió Kouji— Quizás, no voy seguido a Adachi, pero ayudo a mi madre con sus tratamientos.
—¡Vaya forma! Dándole dinero.— Comento Ryo— Quieres suplir todo con eso, ya que es lo único que le das y luego ¿qué? Te olvidas de ella durante un mes, no le das aprecio, ni cariño, ni siquiera compañía.
—Deja de recriminarme.— Contestó el Minamoto— Simplemente ayudo a mi madre como se me da la gana.
—¡Pésima forma!— Exclamó el Akiyama— Si estuviera en su lugar me avergüenzaría tener un hijo como tú.
Kouji apretó el puño, sin embargo, no dijo más palabras, tenía ganas de romperle la boca y gritarle unas cuantas verdades, mas, este no era el lugar.
—Mejor sigue haciendo tu trabajo, mesero arrimado.— Fue lo único que dijo antes de alejarse.
Ryo rodó los ojos, él no era un arrimado, Tomoko lo crio como su hijo y estaba orgulloso de eso. Volteo su mirada hacia la mesa más cercana para continuar con su trabajo. Sin embargo, al percatarse que la anfitriona pasaba junto a él fijó su mirada en ella.
Hizo una mueca.
¿Por qué le resultaba tan familiar?
Izumi ingresó al baño que para variar le sorprendió en gran manera, era muy distinto a los baños comunes, era como uno de centro comercial con diferentes cabinas y tres lavamanos afuera. Alzó una ceja, ya le habían comentado que esta mansión era grande, pero jamás pensó que tanto.
—Buenas noches.— Una voz se hizo presente en el lugar e Izumi recién fue consciente que había alguien en ese lugar.
Sorprendentemente era el nuevo interés amoroso de su tío, Hikari, se encontraba adentro con su delantal sobre un lavamanos.
—Buenas noches, Hikari.— Musitó la rubia—¿Qué haces aquí? ¿No estabas sirviendo con mi tío?
Sí, junto a Takeru. Él disimuladamente (a espaldas de su padre) estaba trabajando de mesero para impresionar a la castaña.
Hikari asintió— Sí, estaba, pero tuve un pequeño percance con una copa y mi ropa.— Musitó fregando su delantal— ¿Y tú?
—Vine a retocar mi maquillaje.— Respondió la rubia sacando de su bolso su rímel y encrespador.
La castaña observó esto e hizo una mueca, la rubia era super bella naturalmente ¿por qué utilizaba maquillaje? Con ese cabello dorado y esos ojos verdes opacaba cualquier impureza que pudiera emanar de su rostro.
—¿Es muy cansador trabajar de mesera?— Preguntó Izumi.
—Bastante.— Contestó Hikari— Pero no me quejo, ya estoy acostumbrada.
Trabajar de mesera, más aún cuando se trataba de este emprendimiento junto a los chicos, porque su compañía era agradable, generalmente en este tipo de eventos terminaban comiendo las sobras, pero felices, Daisuke y Junpei se encargaban de subir el ánimo con chistes, bromas y música.
—Espero que les guste nuestro servicio.— Comentó la castaña.
—Hasta el momento va bien.— Musitó la rubia— Aunque...
—¿Aunque?
Izumi hizo una mueca—Tu primo.
Con eso lo dijo todo.
—Disculpa que te moleste con esto, pero me es inevitable preguntar ¿Qué rayos le sucede a tu primo conmigo?
—¿Por qué preguntas?— Cuestionó la pariente de Takuya.
—Porque no se cansa de molestarme.— Respondió la oji-verde.
—Disculpa Izumi, mi primo generalmente no actúa así.— Contestó Hikari—Mi primo es todo un amor.
—¿Un amor?— Izumi rió con sarcasmo— Se ha comportado como un monstruo conmigo.
—Lo sé y lo lamento.— La castaña bajó su mirada— Verás, mi primo es un amor, pero a la vez es impulsivo.
—¡Muy impulsivo y grosero!— Exclamó la rubia haciendo memoria a todos los sucesos desde el día en que llegó a la empresa, ella llegó a la oficina, lo recibió con una sonrisa y de la mejor manera posible. Sin embargo, este de un minuto a otro la comenzó a tratar de ladrona, sin siquiera conocerla— Me trató de ratera, cuando el ladrón es él.
—Disculpa, pero mi primo no es ningún ladrón.— Habló Hikari— Es simplemente que esa cadena es muy importante para él.
—Es de oro puro.— Musitó Izumi— Vale bastante.
—No es por el valor monetario.— Respondió la castaña— Sí, vale mucho, pero a Takuya jamás le importó ese detalle.— Suspiró— Mi primo jamás fue ambicioso, al contrario, para él siempre fue más importante lo emocional.
La oji-verde hizo una mueca.
Había una preguntado que hace tiempo quería hacer, pero que jamás le hizo a Takuya.
—¿Por qué es tan importante esta cadena?— Cuestionó— ¿Por qué insiste tanto?
—Porque...—Hikari suspiró y llevó una mano a su frente— Es un tema complicado.
—¿Tema complicado?— Repitió Izumi— ¿Por qué?
La castaña nuevamente suspiró— Es bastante difícil de hablar y de explicar.
Por alguna razón esto llamó la curiosidad de Izumi.
—No soy quién para hablar de eso, después de todo, es algo muy delicado de la vida de mi primo.—Musitó la castaña— Pero, si puedo decir de todo corazón que mi primo no es un ladrón y no lo digo porque sea mi familia, sino porque es verdad. Takuya es un chico bueno, jamás en su vida robaría algo, es demasiado bueno como para hacer algo así.
Se escuchaba sincera la Kanbara, no parecía estar mintiendo. Sí, esa fue la impresión de Izumi, mas, no sabía exactamente que decir. Tal vez, si era absurda la pelea que llevaban y esa cadena si pertenecía al moreno.
—Deberías darle la oportunidad de explicar esta situación ¿sí?— Habló Hikari— Para Takuya esa cadena significa más de lo que te puedes imaginar.— Bajó su mirada— Y verdaderamente no es un tema económico. Para Takuya siempre fue más importante lo sentimental que lo monetario. No por nada aceptó pagar por ella.
Sí, aceptó pagar una suma gigante de dinero.
—Pero no creo que yo sea la más apta para hablar de eso.
—Entonces ¿cómo voy a saberlo?
—Hablando directamente con Takuya.— Respondió la prima del moreno— Sí, es difícil porque discuten, pero si le das la posibilidad él te lo explicará.
—¿Qué?— El grito eufórico de Akari llamó la atención de todos los presentes en la cocina de la mansión— Esto es una broma ¿verdad?
Daisuke, Takuya y los demás clavaron su mirada en la joven que no parecía estar de buenas, al contrario, tenía el ceño fruncido a más no poder.
—¿Por qué no me dijeron antes?...Sí, pero lo nuestros estaba planeado hace más y…—Akari apretó el puño— ¡No quiero explicaciones! ¿Ahora qué hago?...¡Perdón! Ustedes son los incompetentes…No me eleve la voz…— Gritó— ¿Sabe que más? No volveremos a contratar sus servicios, así que muérase de hambre ¡Adiós! —Fue así como cortó y con brusquedad depositó su móvil en la mesa.
Akari apretó los dientes molesta y cerró los ojos intentando tranquilizarse mentalmente, sin embargo, era difícil.
Junpei se preocupó al ver esto y se acercó a la pelirroja—¿Ocurre algo señorita Akari?
—Sí.— Respondió la pelirroja— La orquesta que contratamos para hoy ¡No va a llegar!— Depositó con brusquedad su móvil en la mesa.
El castaño hizo una mueca— ¿No?
—No.— Contestó Akari— Al parecer tuvieron un inconveniente en el camino y no van a llegar.—Se cruzó de brazos— Tendré que seguir colocando música en los parlantes. Aunque, dudo que a la señorita Haruna le guste ¡Ella quería música en vivo!— Literalmente habló para ella misma ignorando a todos los presentes.
Los chicos intercambiaron miradas entre ellos sorprendidos por esto, sin saber que hacer o decir.
—¿Qué haré?— Preguntó la pelirroja para sí misma.
—¿E?— Balbuceo el primo de Hikari antes de dar un paso hacia adelante—Bueno, señorita Akari, si necesitas música en vivo, yo podría ayudarte.
—¿Tú?
—¿Tú?—Preguntó Akari sorprendida.
—Sí, yo.— Respondió el moreno.
—¿Cómo?—La pelirroja alzó una ceja— ¿Sabes tocar un instrumento o algo así?
Takuya asintió.
—Y no solo eso.— Respondió Jp—Canta increíble.
—Debe dejarlo actuar.— Recomendó Daisuke.
—No se arrepentirá.— Comentó Ken.
La pelirroja observó al moreno— Esta fiesta es clase, elegante, necesito algo no muy actual, ojalá algo clásico.
—No se preocupe tengo canción excelente para esta ocasión.— Respondió el moreno.
—Mmm no estoy muy segura.— Musitó Akari.
—Debe darle una oportunidad.— Comentó Ken.
—Ya verá, no se arrepentirá.— Musitó Daisuke— Takuya sabe muy bien como animar este tipo de eventos.
Akari pasó su mirada por el moreno un tanto desconfiada, sin embargo, no le quedaba opción, debía solucionar este problema de la orquesta.
—¿Vendrás a la fiesta? —Musitó Sora sorprendida ante la declaración de su esposo quién la llamó por "algo importante" en su minuto pensó que era Rika, no algo sin sentido como esto.
—Koushiro me llamó y me dijo que fuera, es importante. — Comentó Yamato.
La pelirroja hizo una mueca.
¿Por qué tanta insistencia?
—¿Y vendrás?
—Sí, quiero zafarme de una vez por todas de esta misteriosa mujer. — Musitó el rubio.
—¿Dejarás a Rika sola?
—Tendré que hacerlo. — Comentó Yamato— Al menos, Layla estará aquí y los guardias.
—Eso no servirá. — Musitó Sora— Fácilmente burla la seguridad Rika, además, Layla duerme temprano.
—Entonces ¿qué hago? —Preguntó el oji-azul— Dudo que quiera que ir a la fiesta.
—Y no puedes dejarla sola.
—¿Qué hacemos?
Sora hizo una mueca— Iré yo a casa a cuidarla.
—¿De verdad?
—Sí, no dejaré a Rika sola. — Regañó la pelirroja— Ahora mismo me iré para allá.
Luego de haber ordenado unas cosas y buscar una guitarra, Takuya se subió al pequeño escenario que se encontraba frente a todos.
Era su minuto de actuar.
Estaba un poco nervioso (como siempre ocurría cuando hacia este tipo de eventos) pero feliz, amaba cantar.
Esto no pasó desapercibido para cierta pareja que se encontraba a unos metros del escenario.
—¿Qué hace ese tipo ahí? —Preguntó Kouji.
—No lo sé. — Contestó Izumi.
Takuya conectó su guitarra al parlante y algo su mirada encontrándose directamente con la mirada verdosa de aquella chica.
Hizo una mueca.
Lo mejor sería ignorar su presencia.
Se acercó a micrófono.
—Buenas noches a todos. — Alzó la voz— Hoy les traigo un poco de música, espero que les guste.
—¿Va a cantar? —Preguntó Izumi.
—¡Vaya! Yo pensé que esta fiesta era elegante, no para cancioneros de la calle. — Comentó Kouji con desprecio.
Nene rió ante el comentario, mas, a la rubia no le causó gracia. Sí, no tenía buena relación con él, pero eso no quitaba que pudiese trabajar en eso (Aunque en su minuto se lo criticó)
Ryo observó a su alrededor a los metros divisó a Koushiro.
No lo dudó y se acercó a él.
—Izzy.— Lo llamó y este volteo hacia él.
—Ryo ¿Ocurre algo?— Preguntó el Izumi.
El oji-azul asintió—Yamato finalmente llegó a la fiesta.
Koushiro asintió— Sí, llegó. Él también está invitado.
—¡Rayos!—Exclamó Ryo— Eso no es bueno para mi. Si me ve aquí tendré problemas.
—¿Problemas?— Cuestionó el pelirrojo.
—A diferencia de Sora y los demás, Yamato si me ha visto de esta edad, me conoce, sabe quien soy.— Habló el Akiyama— Me traerá problemas.
Koushiro hizo una mueca ante esto. Lo que menos quería era involucrar a Ryo en problemas. Sin embargo, Mimi quería tener a su hermano en ese lugar (Y de paso darle una ayuda económica)
—Para evitar problemas, ignora su existencia.
—Puedo hacer eso, pero él no lo hará conmigo.— Respondió el Akiyama— De seguro creerá que usé esta excusa para acercarme a sus hijas.
—Lo cual no es verdad, porque no sabías que ellas estarían aquí.
—Sí, es verdad, pero él no lo verá así.— Contestó Ryo.
—Bueno, deberá hacerlo, ya hablamos de esto antes ¿no?— Habló Koushiro— Tú estás aquí porque tus amigos y tú necesitan el dinero, no tienen la vida comprada ¿no? Necesitas estar aquí y no solo por tus sobrinas.
—Él no lo verá así.
—Entonces ¿qué planeas hacer? ¿Te irás?—Cuestionó el pelirrojo— ¿Abandonarás el trabajo? Cuando necesitas para tus estudios.
—No quiero problemas.
—No los tendrás.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
Koushiro suspiró— Ryo, sé que tienes problemas con ellos. Pero, por favor, deja de cuestionarte, tú no estás haciendo algo malo.— Habló— Y tal vez Yamato no lo vea así, pero no debería importante, después de todo, es tu derecho acercarte a tus sobrinas ¿no?
Buen punto.
—Dime ¿desaprovecharás esta oportunidad para hacerlo?
Pues...No.
Tenía ganas de irse y evitar problemas, pero Koushiro tenía razón, debía afrentar la situación, tenía derecho a acercarse a sus sobrinas y, sobre todo, necesitaba el dinero.
Tomoko estaba en tratamiento y no podía ser una carga para ella.
—Tienes razón.—Respondió Ryo— No la desaprovecharé. Continuaré trabajando.
—Muy bien.— Musitó el pelirrojo antes de disponerse a continuar su marcha.
—¿E? Koushiro...—El oji-azul lo interrumpió.
Koushiro volteo hacia él— ¿Sí?
—Disculpa, que pregunte, pero tengo una extraña sensación con...
—¿Con?
—Tu nueva patrona.— Respondió Ryo.
El pelirrojo alzó una ceja sorprendida ante esta declaración— ¿Sensación? ¿A qué te refieres con eso?
—A que extrañamente me parece familiar.—Contestó el Akiyama— Muy familiar.
—¿Familiar?—Preguntó Koushiro.
Esta declaración sorprendió al pelirrojo.
El oji-azul asintió— Es como si la conociera del algún lado.
¡Rayos!
—De seguro la viste en alguna revista o diario.
Ryo hizo una mueca— Quise creer eso, pero en verdad me parece conocida de otro lado.
Koushiro se mordió el labio inferior, jamás se hubiese imaginado que el Akiyama reconocería a Mimi o comenzase a sospechar. Cuando fueron separados él apenas tenía entre siete u ocho años.
—Insisto debe ser por alguna revista o algo así.—Habló— Y ya, deja de conversar, tienes que ayudar a tus demás compañeros a servir.
Sus demás compañeros.
Eso le hizo recordar algo.
—Hablando de mis compañeros, justo quería hacerte una pequeña mención.— Comentó el oji-azul.
—¿Mención?— Preguntó el pelirroja.
Ryo asintió y entre la multitud buscó a su amiga, Hikari, que estaba sirviendo unos platos con salsa boloñesa—¿Ves a esa joven?
El pelirrojo asintió.
—¿Logras reconocerla?
Koushiro alzó una ceja— ¿Reconocerla?
Ryo asintió.
—¿Debería?— Cuestionó el Izumi.
—Pues sí...—Comentó el oji-azul— Bueno, dudo que lo hagas, pero es alguien a quién tu conoces.
—¿A si?— Preguntó Koushiro.
—Es la hermana de Taichi.— Respondió el Akiyama.
¿Qué?
—Hikari.
—Señora Anderson.— Llamó aquella voz y Mimi volteo, fue entonces cuando su corazón literalmente dió un brinco al encontrarse con aquel hombre de ojos azules.
Justo en ese momento el chico en el escenario comenzó su show.
Adivinas ya no puedo
Esconder el miedo de no estar contigo
Te confieso todo,te entrego mis sueños
No me dejes sola por favor.
Llevame a volar sin alas
Llevame hasta el cielo de los corazones
Besame en el viaje,cantemos canciones de amor.
Mimi respiró profundo totalmente nerviosa ante aquella mirada color zafiro que se clavaba en ella y el recuerdo de aquel primer encuentro en aquel ascensor donde cayeron uno encima del otro vino a su mente.
Su mirada, esos ojos azules, los recordaba muy bien.
+Hasta aquí queda la "introducción" el encuentro entre Mimi y Yamato empieza la hsitoria paso a paso.
