REVENGE

~Capítulo 19~


La música resonaba en el aire mientras la fiesta de campaña de Kousei estaba en pleno apogeo. Luces de colores parpadeaban y risas llenaban el ambiente, creando una atmósfera festiva y bulliciosa en el lugar.

Nene se abrió paso entre la multitud, su mirada buscando a Kiriha entre la multitud. Finalmente lo vio, parado en un rincón, con una expresión distante en su rostro mientras conversaba con algunos de sus compañeros de clase.

Decidida a hablar con él, Nene se acercó con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, su expresión se desvaneció cuando notó la actitud cortante de Kiriha al verla acercarse.

—Hola, Kiriha —saludó Nene, tratando de mantener una actitud amistosa a pesar del evidente cambio en la actitud de él.

Kiriha, quien había visto como la castaña se acercaba con su hermoso vestido y peinado, deslumbrando a todos, decidió darle una mirada fría, su tono de voz un tanto cortante cuando respondió: —Hola, Nene.

La sorpresa parpadeó en los ojos de Nene ante la respuesta brusca de Kiriha. No entendía qué había cambiado entre ellos, y la reacción de él la dejó desconcertada y herida.

—¿Está todo bien? —preguntó Nene, su voz temblorosa con la incertidumbre y la confusión.

Kiriha suspiró, apartando la mirada de ella.

—No es nada.

—¡Claro que algo sucede!— Exclamó la castaña— Estos últimos días has actuado muy cortante conmigo, manteniendo la distancia, no hablándome. Con suerte para trabajar intercambiamos palabras. Dime ¿qué te ocurre?

—Ya te dije que nada.

—¡Claro que algo ocurre!— Nene alzó las cejas—Dime ¿qué es?

Kiriha hizo una mueca ante esto.

Esta chica verdaderamente era intensa e insistente, de algún modo le gustaba que fuera así, ya que a él le gustaban las mujeres intensas y apasionadas, pero...Debía mantener la distancia.

—Nene, creo que lo mejor para ambos es mantener cierta distancia —respondió él con sinceridad, su tono firme pero cargado de pesar.

—¿Por qué?— Preguntó la castaña.

—Porque tengo novio y...

—Pero ¿qué tiene que ver Ryouma?— cuestionó Nene— Ryouma y yo somos amigos. No hay problema en que seamos amigos.

—Bu-bueno, con él no, pero con tu padre sí. Creo que está claro que a él no le gusta que me acerque a ti.

—Lo que él diga no importa.

—Sí importa, tú eres una figura importante en la empresa, no quiero tener problemas.

La castaña lo tomó suavemente del brazo—Pero ¡Kiriha!

—¡Nene! Por favor, mantengamos distancia.— Exclamó el rubio antes de alejarse.

Nene se quedó paralizada por un momento, sus ojos buscando los de Kiriha en busca de alguna señal de que estaba bromeando o que simplemente estaba pasando por un mal momento. Pero la seriedad en su rostro dejaba claro que no era así.

El corazón de Nene se hundió ante las palabras de Kiriha. No entendía qué había cambiado entre ellos ni por qué de repente él quería mantenerse alejado. La sensación de rechazo la golpeó con fuerza, y se mordió el labio inferior.

—Está bien —murmuró Nene—Quieres jugar, entonces, esto aumentará. Porque a Nene Ishida nadie la rechaza.


Yamato dejó de masajear el tobillo de Haruna y alzó su mirada.

—¿Cómo te sientes?

—¿E?—Balbuceo— Bi-bien...—Comentó— Eso creo.

Haruna tomó suavemente su tacón y suavemente lo acomodó en su pie. Por su parte, Yamato cerró la crema y limpió sus manos.

—¿Puedes apoyar el pie?

La castaña depositó su pie en el suelo e hizo presenciar—Sí.—Contestó— Duele un poco, pero no tanto como antes.

La primera sensación del doble provocó que no pudiese pisar, sin embargo, el masaje de Yamato le ayudó a aliviar el dolor.

—Agradezco mucho que me hayas ayudado.

—No hay de que.—Respondió Yamato.

—No quería molestarlo, sé que es de seguro que tenía planeado participar en la fiesta o en las entrevistas que se estaban realizando.

El rubio negó: —La verdad es que no.—Comentó—Vine simplemente a hacer acto de presencia.

—¿No le gusta la política?

—¡Para nada!— Exclamó Yamato—La odio en absoluto.

—No me sorprende, después de todo, su mayor afán es ser un hombre de negocios ¿no?

"Su mayor afán"

Ni siquiera él sabía si los negocios eran su mayor afán. Al contrario, aunque ahora vivía de esto, no sentía que fuera parte de su vida.

—Creo que es contrario a lo tuyo, Haruna.—Comentó Yamato— Mujer de negocios e interesada en la política.

—¿Lo dices por la ayuda que quiero darle a Kousei en su campaña?

El rubio asintió.

—me sorprendió la propuesta. Fue bastante inesperada.

—¿por qué?— Preguntó—¿No crees que una mujer pueda participar en política?

—No dije eso.—Comentó Yamato—Es simplemente que no pensé que querría relacionarse en la política de Japón, considerando que es nueva en el país.

—Soy nueva, pero, así como soy nueva, me gusta intervenir en asuntos importantes.—Musitó Haruna— Sobre todo cuando tengo planeado establecerme oficialmente aquí.

¿Establecerse oficialmente ahí?

Yamato sonrió con ironía, ya que lo único que quería era irse de ese lugar.

—Japón no es un buen lugar para vivir.—Comentó— Mucho menos está ciudad.

—¿Por qué dice eso?

—Existen muchas razones.— Se detuvo unos segundos—Que me hacen no estar agradado con este país, mucho menos con esta ciudad.— Completó Yamato.

—Económicamente es buen país. Y tiene buenos paisajes.

—No me refiero al tema económico, ni a como físicamente. Es algo más...—El rubio buscó la palabra apropiada— Personal.

—Pero aun así continúa viviendo aquí.— Comentó la castaña.

—Supongo que siempre hay algo que impide irme.

—¿Qué cosa?

Los recuerdos

El recuerdo de Mimi. La casa que compró para estar con planes que tenía para sus hijas en aquel lugar. Planes en conjunto con Mimi. Básicamente todo de ella.

El lugar donde la conoció, donde se besaron por primera vez, donde se casaron ¡Todo!

—Muchas cosas.— Respondió Yamato un tanto cortante.

El silencio se hizo presente.

La castaña quería pensar que, tal vez, Yamato se refería a ella, pero...era difícil. Quizás, por culpa de lo que no fue él se quedaba ahí...o tal vez...¡Ni idea!

Haruna bajó su mirada y se percató que su vestido estaba enrollado en su zapato, rápidamente se dispuso a ordenarlo.

—¿Y, usted?— Preguntó el rubio— ¿Por qué prefiere estar aquí? Si hay mejores lugares en el lugar.

—Es un tema complicado.

—¿Complicado?

—Sí...—Respondió la castaña terminando de acomodar su vestido—Es solo que...—Mimi se enderezó para continuar la conversación, sin embargo, apenas alzó la mirada, Yamato volteo y sus miradas se encontraron frente a frente a una corta distancia.

Ambos se quedaron observando.

El nerviosismo se hizo presente en el minuto y Mimi verdaderamente se sintió incómoda.

—¿E? Cre-creo que lo mejor será irme...— Balbuceo y se colocó en pie, sin embargo, tambaleo. Rápidamente se sujetó de la pared y continuo caminando.

—Cuidado.—Yamato le advirtió.

—S-sí.—Respondió Mimi antes de abrir la puerta— Muchas gracias por la ayuda.

—De nada.—Contestó el rubio.

Fue así como la mujer castaña salió del lugar dejando solo a Yamato quien literalmente quedó sin palabras y sin saber que hacer o decir.


Mientras tanto en el Battle Music, mejor dicho, el edificio antiguo por fuera, pero bien acomodado por dentro, Rika se encontraba observando nerviosa como gente y gente llegaba al lugar, mientras un grupo de chicos se enfrentaba en una batalla de canciones.

—¡Vaya, vaya! Al parecer alguien está nerviosa.—Musitó Ryo.

Rika volteo su mirada el castaño— ¿Nerviosa?—Cuestionó.

El Akiyama asintió.

—¡No digas tonterías!

—No es una tontería.— Respondió el oji-azul—Se te nota desde lejos que estás nerviosa.

Rika se mordió el labio inferior, tenía ganas de seguir replicando, pero Ryo la conocía muy bien.

Y sí, estaba nerviosa.

—¿Sabes? No deberías estarlo...—Comentó el Akiyama—No es la primera vez que sales a una batalla.

—No.—Respondió Rika— Pero es primera vez que innovaré en otro estilo de música.—Comentó— Y es cuarto de semifinal. Si clasifico estaré a un paso más cerca de ganar esta temporada. Y tú sabes lo que significa.

Ryo asintió— Sí, lo sé.—Musitó— Sin embargo, tú bien sabes que ganar podría significar un problema. No creo que a tus padres les guste saber que su hija continúa dedicándose a la música.

Rika hizo una mueca ante esto— No me importa lo que ellos digan...—Bajó su mirada— Mi padre me decepcionó de la peor manera ¿sabes?

~Días atrás~

—Eres una aficionada Nonaka.— Respondió Ryo— Así nunca ganarás en la batalla.

—¿A no?— Cuestionó la pelirroja—¿Y tú quién crees que eres para criticarme?

El Akiyama lanzó una carcajada irónica.

—Es fácil...—Fue así como depositó sus manos en su consola de música y apretó un botón para que comenzara a sonar una pista.

Soy el maestro de la lírica en el juego
de la competencia solo escucho ruegos,
cuantos quisieran derrotarme,
pero ¿cómo? Primero tienes que alcanzarme.
Observa, escúchame y aprende.
Tu estrategia para nada me sorprende.

Y si te han dicho que tienes el sabor,
mala suerte, has dado con el mejor.
Me dicen rey como como el dueño de los angeles
y a tu tumba yo voy a llevar claveles.

Veo que miedo me tienes
porque cuando sueno se suben los decibeles.
Los mios me respaldan, todos me prefieren,
yo soy el que manda, tu reina no eres.

Por eso creo que es mia la batalla,
lo siento no me diste la talla.
Uno por el publico dos por ser el único
y la tercera para cantar victoria lógico.
otra mas por todos los que me apoyan cuando mis liricas arroyan.

Rika observó atentamente al moreno y se cruzó de brazos molesta.

¿Por qué ese chico lograba rimar tan fácilmente? ¿De dónde sacó tanto talento? ¿De dónde?

Primero la pista, luego esta letra, ósea un tema increíble.

—¿Y bien?— Preguntó Ryo— ¿Qué opinas?

—Nada.— Respondió la pelirroja— No te pedí que cantaras, mucho menos que me dieras una clase.

Ryo sonrió—Amo verte enojada.

—Si quieres llegar a la final de las batallas debes soltarte. Dejar que fluyan tus líricas.

Sin duda alguna, Rika era hija de Yamato, su carácter era el mismo.

—No sé como hacer eso.— Musitó la pelirroja— Simplemente no se me da.

—¡No seas pesimista!

—Es imposible no serlo.—Habló— Me gusta cantar, pero creo que no tengo talento, no puedo improvisar con facilidad.

Ryo sonrió y negó con la cabeza— Tienes un concepto errado de talento.—Comentó—Claro que tienees talento, pero simplemente te falta dejarte fluir.

—Quizás, esto no sea lo mío.

—¡Claro que lo es! Naciste para esto.—Comentó el Akiyama— Y sabes que sí. Lo cual es sorprendente que una niña de sociedad como tú, berrinchuda, mimada, acomodada, lujosa y delicada hija de papá tenga ese talento.

—No soy hija de papá.— Respondió Rika— Mucho menos mimada, puede ser que viva entre los ricos, porque mis padres tienen dinero, pero yo no soy como ellos y te lo he dicho muchas veces.

—Mimada no, pero berrinchuda si, no soportas que tu padre te niegue venir hasta e igual sigues insistiendo.— Contestó el oji-azul— Lo cual no es malo, pero si sorprende, ya que personas como tú no se relacionan con personas como nosotros.

—Yo no soy como el resto.— Declaró la Ishida— Siempre te lo he dicho.

—Me doy cuenta.— Comentó el oji-azul— Pocas personas tienen tus finas facciones.

Rika alzó una ceja— ¿Perdón?

—Tienes aire a niña rica.

—¡Oye! No me ofendas.

—No te estoy ofendiendo.— Musitó Ryo— Tienes un carácter bastante fuerte ¿e? Y orgullosa.

La pelirroja hizo una mueca.

—Pero ¿sabes? Tu orgullo.— Se acercó a ella y se acercó a su rostro— Es tu mayor encanto.

Rika observó de frente al chico ante el acercamiento y de alguna forma un cosquilleo se formó en su estómago por la corta distancia que había entre ellos.

—¡Hey! No te me acerques.— Exclamó antes de empujar al chico y alejarse de él.

Ryo rio para sus adentros— ¿Qué? ¿Acaso te coloco nerviosa?

—Idiota.— Murmuró la pelirroja molesta— Y bien ¿vas a ayudarme a mejorar para el concurso?

El Akiyama asintió— Pues sí, lo haré.—Comentó—Como te estaba diciendo...—Antes de cambiar de tema—Tiene talento, pero para hacerlo funcionar debes dejarte llevar...—Musitó—Ese siempre el consejo de mi hermana.— Bajó la mirada al recordar esto— Y funcionó.

—¿Dejarme llevar?

—Sí.—Respondió Ryo— Necesitas inspirarte en lo que está a tu al rededor.

Rika cerró sus ojos.

—Piensa en lo que rodea. Inspírate en lo que vives a diario. Algo debe haber. Tanto bueno como malo.

¿Tanto bueno como malo?

En su mente resonaba una y otra vez como se sentía decepcionada, por su padre, obviamente, sí, sabía que la infidelidad no fue hacia ella. Pero se colocaba en el lugar de su madre, quien se sentía muy alta, pero más de una vez la escuchó llorar en las noches (Así como ella lloró al saber que su padre, Yamato, la engañó)

Aun sabiendo que él era en quien más confiaba. Cuando Yamato se acercaba a ella y la observaba a los ojos le trasmitía tranquila, felicidad, esperanza y le daba ánimos para continuar. Pero logró destruir su corazón.

—No todo debe ser un rap o acelerado. Hay veces que solo debes dejar sacar lo que sientes.—Comentó el oji-azul antes de pasar su mano por su consola de sonido y suavemente colocar una pista.

Porque por más que ande high, lloro por la night
Nadie se acerca y mira bien de cerca mis eyes
Perdonando lies, sintiéndome die
Aunque esta basura me haga tocar el sky

Vacío, perdi'o
Va latiendo cada vez más frío
Confío y sigo
Me lastima, pero le sonrío

Rika abrió sus ojos.

Ryo sonrió ante esto—¿Lo ves?— Preguntó—Es fácil.

¿Fácil?

Tuvo intenciones de decir algo, no obstante, se contuvo.

—Espera, espera...—Habló la pelirroja y rápidamente sacó su móvil de su chaqueta— ¡Debo anotar eso!

~Actualidad~

—Quiero demostrar a través de esto que yo no soy igual a él o a mi madre, que viven en una burbuja centrados en su mundo de falsedades.

—Fuerte declaración.—Comentó Ryo.

Jamás se hubiese esperado que la propia hija de Sora y Yamato pudiera ver que en el mundo donde vivía era una farsa.

—¡Como sea!— Exclamó Rika— No quiero hablar de eso. Ahora solo quiero enfocarme en la competencia.

—Muy bien dicho...—Ryo se acercó a ella y depositó sus manos en sus hombros para observarla de frente— Estoy seguro que ganarás.

—¿A sí?

El Akiyama asintió— Eres...quizás, un tanto engreída y caprichosa...pero eso no quita que tengas talento.

—¡Oye!— Exclamó Rika se cruzó de brazos— ¿Quieres darme ánimos o quieres hacerme enojar?

—Quizás...—Musitó— De todo un poco.— Se acercó a ella— Adoro verte sonreír ¿sabes? Pero enojada tampoco te ves mal...—Comentó— Al contrario, tu carácter es tu mayor encanto.— Ryo la observó de frente.

Al igual que hace unos días atrás la adolescente se colocó super nerviosa, sintió un cosquilleo en su estómago ante la cercanía del Akiyama y sus mejillas se ruborizaron a más no poder.

—¡Deja tus tonterías!—Musitó la pelirroja desviando la mirada— Ya te he dicho que con tus palabras nunca endulzaras mis oídos.

—¿Eso crees?

Rika asintió.

Ryo rió— Bueno, si no puedo endulzar tus oídos quizás...—Se acercó aún más a ella—Pueda endulzar tus labios.

¿Qué?

Este comentario sorprendió a Rika, quien volteo su mirada y se encontró a milímetros del rostro de Ryo.

Su rubor aumentó a mil, el sonrojo de sus mejillas hizo competencia con el color de su cabello. Comenzó a temblar como loca, todo su cuerpo se estremeció ante la cercanía de Ryo.

Probablemente si hubiese tratado de otro chico, ella hubiera reaccionado al instante y lo hubiese apartado, pero Ryo tenía esa facilidad de acercarse de este modo a ella, lo cual significaba un problema, ya que su cuerpo siempre reaccionaba para bien. Era como si, todo su ser quisiera tener a Ryo más cerca.

Los labios de Ryo estaban muy cerca.

Rika cerró sus ojos esperando que…aquello que imaginaba que iba suceder ocurriese…¡Pero! Para su sorpresa jamás sintió unos labios sobre los suyos. Al contario, solo sintió como una paleta de chocolate ingresó en su boca.

La adolescente abrió sus ojos sorprendido.

—Pero ¿qué?... —Murmuró y tomó en su mano el palito de la paleta— ¿Una paleta de chocolate?

Ryo asintió—Dije que iba a endulzar los labios. —Comentó—Y eso hice.

Junpei siempre aconsejaba comer algo dulce antes de salir a escena.

Rika alzó una ceja sorprendida y observó al Akiyama totalmente confundida.

—¿Pensabas que te iba a besar acaso? — Preguntó el hermano de Mimi burlón.

La pelirroja frunció el ceño.

—¡Obvio que no!

—A mí me pareciera que sí. —Se burló el oji-azul.

Rika se cruzó de brazos y rodó los ojos—No digas tonterías.

Ryo rió. Sabía que la chica estaba esperando un beso y fue divertido ver como estaba dispuesta a ceder a sus encantos ¡Pero! Él lógicamente no iba a ser tan invasivo o capaz de besarla sin su permiso.

Quería que, si algún día ocurría, fuese un momento especial en el cual Rika cediera y le hiciera saber que lo quería.


Takeru e Hikari ingresaron a un lugar donde había muchos jóvenes, era una especie de edificio donde personas y personas entraban.

—¡Bienvenido al Battle Music!— Exclamó la castaña— Este es el lugar donde Takuya y su banda se presentará para tocar, luego de que se hayan realizado los cuartos de semifinales

El rubio observó el lugar, hace años no venía hasta ahí. Estaba muy cambiado, quizás, por fuera se veía un lugar viejo, pero por dentro era mil veces genial.

—Sé que por afuera no se ve la mejor forma...—Comentó Hikari como si hubiese leído su mente— Pero te aseguro que es un lugar seguro y aquí ocurre toda la magia de la música.

—Sí, lo sé...—Musitó el rubio con una sonrisa—Ya conozco este lugar y sé que es un buen lugar.

—¿Qué? — Preguntó Hikari sorprendida—¿Conoces este lugar?

El rubio asintió— Hace un tiempo.

—¿Cómo?

—Es una larga historia.— Comentó el oji-azul.

—¡Hikari llegaste!— Una voz se escuchó en el lugar y frente a ellos apareció un chico moreno.

—Daisuke.—La nombrada mencionó el nombre del joven, quien al divisar al rubio acompañante de Hikari se detuvo.

—Qué bueno que llegaste Hikari...—Comentó— Aunque...—Dirigió su mirada hacia Takeru— No sabía que vendrías acompañada.

Hikari pasó su mirada por Takeru y luego por Daisuke.

—Yo tampoco lo tenía considerado, pero Tk quiso venir a escuchar su presentación.—Comentó.

El rubio asintió—Hola.—Lo saludó—Como bien dijo Hikari, vine a escucharlos.

Daisuke hizo una mueca ante esto y se cruzó de brazos.

—Me sorprende verte, rubio.—Comentó— No pensé que te veríamos nuevamente por estos lados luego de casi desangrarte hace unos días.

Takeru se mordió el labio inferior.

—Lamentablemente ese fue un desafortunado suceso.—Se apresuró a decir—Pero, ahora estoy bien y es lo que importa.—Comentó— Además, no quería dejar sola a Hikari.—Tomó suavemente su mano.

La molestia de Daisuke aumentó al ver este gesto.

—No iba a venir sola.—Comentó— Yo iba a ir a buscarla, o eso me dijo Takuya.

—¿E?— Balbuceo Hikari— S-sí, eso iba a ser así. Pero Takeru llegó antes e insistió en acompañarme.

—¿A sí?— Musitó el Motomiya con molestia en la voz.

Sí, molestia ¡Mucha molestia!

Justo en ese momento Takuya y Junpei aparecieron en el lugar.

—Hikari ¿llegaste?—Musitó el moreno.

—Hola, primo.

—Hola. Pero ¿cómo? Si Daisuke...—Takuya no se percató de la presencia del rubio hasta que Hikari sigilosamente lo señaló—¿Takeru?

—Hola.—Musitó el rubio.

—Hola...—Respondió el Kanbara desconcertado— ¿Qué haces aquí? ¿no deberías estar descansando?

—Eso mismo le dije yo.—Comentó Hikari—Pero decidió no hacerlo.

El rubio sonrió de lado— No me gusta estar mucho tiempo acostado sin hacer nada.

Era bueno para dormir, pero a estas alturas, luego de estar cuatro días en cama, ya ni para eso tenía ganas.

—¿No será muy apresurado?— Preguntó Junpei.

—Estás recién operado.—Musitó Takuya— Deberías darte unos días de descanso...

—¡Mira quien lo dice!—Exclamó Junpei.

Hikari se cruzó de brazos— El chico que fue operado de las amígdalas y a los pocos días estaba nuevamente cantando con la banda.

El moreno llevó una mano a su nuca avergonzado— ¿E? Ese tema es diferente.

—Si ¿cómo no?— Musitó la prima de Takuya.

El Kanbara negó con la cabeza y dirigió su mirada hacia Takeru.

—Hikari me comentó que hoy se presentan aquí y dijo que vendría a verlos, pensé que sería divertido, así que, quise venir a verlos.—Comentó el rubio— Así, también, podía acompañar a Hikari.

—¡Vaya!.—Declaró el moreno—Bueno, gracias por venir.— Comentó—Bienvenido al Music Battle, Takeru.

—Gracias.

—Este lugar es...—Takuya intentó presentar el lugar— Un lugar donde nos presentaremos con la banda, pero antes de nuestra presentación se realizarán unas batallas. Hoy es día de batallas con diferentes estilos de música.—Comentó— Cada día se presenta una temática para que...

—Los concursantes con cualquier estilo de música puedan participar.—Completó Takeru— Ya sea rap, pop, rock, jazz, entre otros estilos ¿no?

El moreno alzó una ceja y asintió— Sí.—Respondió— ¿Cómo sabes eso?

—No es necesario que le presentes el lugar.—Comentó Hikari—Takeru me estaba diciendo que ya conocía este lugar.

Esto sorprendió al Kanbara.

—¿Enserio?

Takeru asintió.

—Sí, hace un tiempo, tuve unos amigos que, venían a participar de estas batallas, entre ellos venía mi sobrina Rika.—Musitó el rubio— Las batallas antes eran solo de rap y esas cosas, pero en el tiempo que estaban ellos lograron hacer una performance para que eso cambiará.

—¿De verdad?— Preguntó Hikari.

Takeru asintió—Pero, fue hace bastante tiempo. Yo jamás participé, pero ellos sí.

—¡Que curioso! Nosotros conocimos a través de Ryo este lugar, él nos comentó que, en su tiempo, cuando conoció este lugar era de rap y luego, como tú dices, ocurrió una performance que permitió que todo tipo de cantante pudiera venir y participar.—Comentó Takuya.

El rubio nuevamente asintió— En ese tiempo, Ryo aun no empezaba su carrera como ingeniero de sonido, pero al ganar una batalla le dieron la oportunidad.

—¡Un minuto!— Exclamó Hikari—¿Eso quiere decir que ustedes ya se conocían?

—Sí.—Afirmó Takeru con la cabeza— Ya nos conocíamos.

Hikari alzó una ceja: —¿Y por qué actuaron como si no?

El rubio hizo una mueca— Esa es una larga historia que...—Suspiró— En estos minutos no creo que sea lo más prudente mencionar.

La chica observó desconcertada a Takeru, no obstante, a Takuya no le causaba extraño esto, Ryo le comentó que ya conocía a Takeru por el novio de idiota de Izumi, Kouji.

Posiblemente la respuesta estaba por ese lado.


Mientras tanto a un costado de ellos.

—¡Ey! Cambia la cara hombre.—Junpei le comentó Daisuke.

—¿Cómo quieres que cambie el rostro?— Preguntó el Motomiya— Hikari prefirió venir con ese cuico rubio, en vez de esperar a que yo la fuera a buscar.

—Tú bien sabes que, Hikari está interesada en él.

—¡Eso no!— Exclamó el moreno— Simplemente está confundida, como es un chico con dinero y rubio, cree que es su príncipe. Pero yo soy su verdadero amor.

Junpei negó— Daisuke, por favor, ve la realidad. Hikari solo te ve como amigo.

—Porque no me ha dado una oportunidad.—Comentó Daisuke— Si me la diera...

—Tú sabes que eso no va a pasar.— Declaró el manager de la banda— Por favor, deja de torturarte y supera a Hikari.

—¡Eso nunca!— Exclamó Daisuke— Ella es mi chica, algún día lo verá.

Junpei negó: —Al menos cambia el rostro, no creo que sea justo que seas tan mal educado con el pobre chico, casi murió desangrado por salvar a Hikari.

—Yo igual hubiese podido salvarla.—Comentó el moreno—Estoy seguro que no me hubiese pasado lo de a él.

—No digas tonterías.

—No es una tontería.

—¡Que difícil es hablar contigo! ¿e?—Habló Junpei— Mejor prepárate. Es hora de que salgan a escena.


Yamato estacionó su auto a las afueras del hotel donde se estaba quedando esas noches.

Suspiró totalmente cansado mientras se dejaba caer sobre el asiento de terciopelo, verdaderamente estaba muy cansado de toda esa situación. Odiaba saber que les falló a sus hijas y ser ignorado por ellas. Pero, lamentablemente, él decidió cometer el error, siguiendo los pasos de Hiroaki Ishida.

Sí, de su padre.

Aunque no quería cada vez se parecía más a él.

Apretó su puño.

Odiaba esta idea

Yamato bajó de su automóvil y subió por el ascensor hacia el primer piso del hotel donde, como todas las noches, haría el "checking"

No obstante, apenas bajó del ascensor algo llamó su atención, mejor dicho, una situación. A través del espejo vio como en el edificio de en frente cierto auto se estacionaba, Renault Twingo Miss Sixty color rosa.

Al principio Yamato pensó "Se parece al auto de Nene" y no le quiso tomar importancia. Sin embargo, su poca importancia pasó a ser una preocupación alarmante al ver que su hija, Nene, descendía del automóvil y caminaba en dirección al edificio que estaba en frente.

¡Un minuto!

¿Qué hacía Nene ahí? ¿Y por qué estaba a esas horas de la noche en ese edificio?

¡Oh no!

¡Ese edificio era donde estaba el departamento de Kiriha!


—¡Atención, atención!— Una voz se escuchó por los parlantes y todos dirigieron sus miradas hacia el escenario— El siguiente duelo está a punto de comenzar.

—Todos reciban a Rika.—Anunció el hombre en el micrófono.

¿Rika?

Este nombre sorprendió a Takeru esperando que fuera un alcance de nombre, pero...

No lo fue

Frente a él y frente a todos apareció su sobrina pelirroja.

Rika observó a su al rededor completamente nerviosa, era primera vez que cantaría algo con un estilo totalmente diferente a lo que ella acostumbraba a cantar. Posiblemente algunos creerían que este estilo era débil para una batalla y posiblemente se le dificultaría para pasar a la semifinal.

Pero confiaba en el consejo de Ryo y lo colocaría en práctica.

Porque por más que ande high, lloro por la night
Nadie se acerca y mira bien de cerca mis eyes
Perdonando lies, sintiéndome die
Aunque esta basura me haga tocar el sky

Vacío, perdi'o
Va latiendo cada vez más frío
Confío y sigo

Me lastima, pero le sonrío

Cómo tengo que hacer

—Es-esto no puede ser.—Musitó Takeru incrédulo— ¿Ella es?

—¿Tu sobrina?—Completó Hikari.

Tk asintió.

—¿No sabías que tu sobrina viene a las batallas? —Preguntó Takuya.

Takeru hizo una mueca— Sabía, pero ella hizo un compromiso de no venir de nuevo hasta aquí.

—Disculpa que lo diga, pero es bueno que no haya obedecido a sus padres. —Comentó el moreno.

Junpei asintió— Tiene mucho talento.

Sí, lo sabía. Pero no tenía permiso para desarrollarlo. Si Yamato se enteraba que estaba ahí, Rika tendría problemas.

Pa' no cegarme por tu carácter
Me paro y vuelvo a caer
Ya no importa lo que pudo ser
Dime el precio, dime cuánto
Para que alivie mi llanto
De qué me sirvió tu encanto
Si al final no diste tanto

Ven, ven, calma mi dolor, sana mi mente
Ven, ven, pa' darme calor, está tan ausente
Ten, ten to' mi corazón, pa' que te encuentres
Solo dame ese amor, que es para siempre


¡Ding, dong!

El timbre del departamento de Kiriha sonó.

El rubio se sorprendió, ya que era bastante tarde. Dudó en ir a abrir, pero finalmente accedió. Fue así como caminó en dirección a la puerta y la abrió.

Grande fue su sorpresa al ver cierta chica castaña.

—Nene ¿Qué haces aquí?

Nene ingresó al lugar y sin dudarlo besó los labios de Kiriha, como si no hubiese un mañana.

Kiriha se sorprendió ante este contacto de labios que no esperaba, pocas veces alguien abre la puerta y te besan de sorpresa. Sin embargo, como nunca, cedió al contacto de sus labios.

Literalmente, quedó perdido en ella, en sus curvas, en sus labios, en todo. No obstante, debía controlarse.

—N-no, no Nene, no.—Kiriha habló alejándose— Esto no está bien.

—¿Por qué no?— Preguntó la castaña.

—Porque tengo novio.

—¡Deja eso!— Exclamó Nene—Tú no quieres a Ryouma, no te diviertes con él.

Kiriha se mordió el labio inferior.

Nene acarició sus labios— ¡Vamos! Bésame. Estamos solos. Nadie lo sabrá.

—Nene, claro que sí, todo siempre se sabe.— Musitó Kiriha.

—Claro que no.

El rubio dudó unos segundos antes de continuar, sin embargo, ya no podía más.

Fue así como volvió a besar a Nene.

El beso fue ardiente, cargado de deseo y una intensidad que amenazaba con consumirlos por completo. Kiriha se dejó llevar por la pasión del momento, su mente nublada por la atracción que sentía hacia Nene, aunque sabía que estaba mal, que traicionar a su novio no era justo ni correcto.

Pero en ese instante, todo eso parecía desvanecerse ante la irresistible tentación de los labios de Nene y el fuego que ardía entre ellos. Sus manos se aferraron a la cintura de la castaña, mientras sus cuerpos se fundían en un abrazo apasionado, ignorando las advertencias de su conciencia.

Temía perder todo lo que tenía, pero en ese momento, era como si esa verdad se desvaneciera en la bruma del deseo y la atracción irresistible que sentía hacia Nene.

El beso pareció durar una eternidad, pero eventualmente se separaron, respirando agitadamente, sus miradas aún cargadas de deseo y complicidad.

Nuevamente se besaron.

Los labios de Nene fueron una tentación irresistible para Kiriha, su suavidad y calidez envolviéndolo en una sensación de deseo que apenas podía contener. Cedió a la urgencia del momento, dejando que sus labios se encontraran en un beso apasionado y voraz.

El beso fue un torbellino de emociones, una mezcla embriagadora de deseo y culpa que se entrelazaban en cada roce de sus labios. Nene saboreaba la rendición de Kiriha, su lengua explorando con ansias cada rincón de su boca, buscando consumirlo por completo.

Kiriha se dejaba llevar por la intensidad del momento, sus manos buscando aferrarse a Nene como si temiera que desapareciera si la soltaba. Sus labios se movían con fervor contra los de ella, cada beso un susurro silencioso de deseo y arrepentimiento.

El tiempo parecía detenerse mientras se perdían el uno en el otro, el mundo exterior desvaneciéndose en la oscuridad de la habitación. Cada beso era un suspiro compartido, una promesa de pasión que ignoraba las consecuencias que le esperaban al otro lado de la puerta.

Pero incluso en medio del éxtasis del momento, una voz susurrante de razón se alzaba en la mente de Kiriha, recordándole el compromiso que tenía con su novio y la traición que estaba cometiendo en ese instante. La culpa se filtraba entre los espacios de placer, amenazando con ahogarlos en su amargura.

Aun así, en ese instante, con los labios de Nene buscando los suyos con desesperación, Kiriha se dejó llevar por el frenesí del deseo, ahogando sus dudas y miedos.

Sin embargo, el momento se detuvo cuando...

¡Ding, dong!

El timbre del departamento sonó.

Kiriha intentó separarse.

—Nene tengo que...

—¡Ignorar la puerta!— Exclamó Nene— Continúa besándome.

Fue así como sus labios nuevamente se unieron.

¡Ding, dong!

Nuevamente sonó el timbre.

Kiriha quiso ignorarlo, pero por tercera vez sonó y se repitió, una y otra vez.

¡Ding, dong! ¡Ding, dong! ¡Ding, dong!

—Pero ¡que rayos!— Exclamó el rubio.

—¿Quién toca así?— Preguntó Nene molesta.

Con un suspiro resignado, Kiriha se apartó de Nene y se dirigió hacia la puerta, decidido a poner fin a la molestia que los había interrumpido. Abrió la puerta con rapidez, preparándose para lanzar una reprimenda al intruso molesto, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta cuando se encontró cara a cara con el padre de Nene.

El hombre mayor lo miraba con una expresión severa, sus ojos penetrantes escudriñando cada rasgo de su rostro en busca de respuestas. Kiriha se sintió atrapado bajo su mirada intensa, una sensación de culpabilidad arrastrándose por su interior mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicar la situación.

El corazón de Kiriha dio un vuelco al ver a Yamato parado frente a él en el umbral de la puerta. La sorpresa y el miedo se entrelazaron en su pecho, formando un nudo de ansiedad que amenazaba con paralizarlo por completo.

—S-sr. Yamato Ishida... —balbuceó Kiriha, su voz apenas un susurro tembloroso en el aire cargado de tensión.

¿Qué?

Nene se sorprendió al escuchar esto y rápidamente se apresuró a esconderse.

Yamato miró fijamente a Kiriha, su rostro impasible revelando poco de lo que estaba pensando. Los ojos del padre de Nene parecían penetrar hasta lo más profundo de su alma, como si pudiera leer cada pensamiento y cada secreto que Kiriha intentaba ocultar.

—¿Qué estás haciendo aquí, Kiriha? —inquirió Yamato con voz firme, su tono dejando en claro que no esperaba una respuesta trivial.

Kiriha se sintió como un niño atrapado con las manos en la masa, su mente corriendo a mil kilómetros por hora en busca de una excusa plausible que pudiera justificar su presencia en el departamento de Nene en ese momento.

—¿Dónde está?— Preguntó el mayor con seriedad.

—¿Qu-quién?

—¡Ya sabes quien!— Gritó Yamato.

Fue así como hizo a un lado al joven y observó todo el lugar.

Kiriha se sintió acorralado bajo la mirada intensa de Yamato, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras intentaba mantener la compostura frente a la firmeza del padre de Nene.

—Ella... ella no está aquí —respondió Kiriha con voz temblorosa, su mente luchando por encontrar una salida ante la furia palpable de Yamato.

Pero Yamato no parecía dispuesto a aceptar una respuesta vaga. Con determinación, apartó a Kiriha y comenzó a inspeccionar el departamento en busca de su hija desaparecida.

Kiriha observó con nerviosismo mientras Yamato revisaba cada rincón, su mente atormentada por la culpabilidad y el miedo a las consecuencias de su encuentro clandestino con Nene.

El silencio pesado se extendió por la habitación mientras Yamato continuaba su búsqueda implacable. Cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad para Kiriha, quien estaba seguro de que pronto sería descubierto y enfrentaría la ira justificada de Yamato.

Fue así como Yamato comenzó a abrir las puertas, primero fue el baño y luego una habitación, donde Nene quedó al descubierto.

Su rostro se endureció con determinación cuando abrió una puerta y encontró a Nene, quien había tratado de esconderse en vano.

—Aquí estás…—Musitó Yamato.

El silencio se rompió por el sonido de la respiración agitada de todos los presentes, mientras Yamato y Nene se enfrentaban en un silencioso intercambio de miradas cargado de emociones difíciles de describir.

Kiriha se mantuvo en silencio en un rincón, sintiendo el peso de su complicidad en el aire tenso que los envolvía a todos. Sabía que este momento marcaría un punto de inflexión en sus vidas, y se preparó para enfrentar las consecuencias de sus acciones.

—Padre ¿qué haces aquí?

—¿Qué crees que hago aquí?— Preguntó el rubio— Vengo a impedir que hagas locuras.

—Acaso ¿me estabas siguiendo?—Preguntó Nene ofendida.

—No te seguí, sin querer te encontré.—Respondió Yamato— Mi hotel está en frente ¡y menos mal que te vi! No puedo creer lo que estás haciendo, no puedo creer que estás a sola con él.

—¿E? Ya-Yamato esto no es lo que crees...—Kiriha intentó hablar— Solo estábamos trabajando y...

—¡Cállate!—El Ishida lo interrumpió—Y mejor vete olvidando de tu puesto en mi empresa.

¿Qué?

—¡Vamos para la casa!— Yamato le habló a su hija.

—¡No quiero!— Gritó Nene.

—¡Vamos!

—¡No!

Yamato frunció el ceño y sin piedad, se acercó a su hija y, sin piedad, jaló de su oreja.

Ella lo obedecería, por la razón, o por la fuerza

—¡Ah!— Exclamó la castaña.

—¡Nos vamos te guste o no!— Y fue así como el rubio literalmente jaló de su hija y la arrastró fuera de ese lugar.

Sí, como si fuera una niña chiquita la sacó de ese lugar. Y no le importaba lo que los demás dijeran, él era padre de Nene y lo sería hasta que muriese.


—¡Y, el o la persona que pasará a la semifinal es!— Anunció el anfitrión de aquella noche.

Rika cruzó sus dedos esperando que el sujeto la mencionara a ella.

Literalmente, todos rogaban por ella, porque en ese minuto fue la que mejor innovó.

—¡Rika!

La pelirroja abrió los ojos sorprendida. Ryo sonrió ante esto, todo el lugar se llenó de aplausos.

Rika ante esto hizo una reverencia y caminó, mejor dicho, corrió hacia Ryo.

—¡Felicidades Rika!—Exclamó Ryo.

—¡Lo logre!—Musitó la pelirroja y casi sin pensar abrazó al Akiyama.

—Siempre supe que lo lograrías.—Comentó el oji-azul mientras correspondía al gesto.

Rika se ruborizó al darse cuenta de la acción que hizo y rápidamente retrocedió.

—¿E?—Balbuceo—Dis-disculpa yo no quería...

El nerviosismo se hizo presente.

Y Rika sintió mucho nervio al haber abrazado a Ryo, se supone que ella siempre pedía espacio personal, pero esta vez se le olvidó.

—Se puede saber ¿qué rayos haces aquí Rika Ishida?—

Una voz se hizo presente en el lugar interrumpiendo el momento.

Rika al escuchar esta voz volteo y se encontró con nadie más y nadie menos que con...¿Su tío?

—¿Takeru?—

—Hola.—Saludó el chico y se cruzó de brazos.

Rika observó al rubio—Tí-tío Takeru ¿qué haces aquí?

—Esa es la misma pregunta que yo te hago a ti.—Comentó el oji-azul.

La pelirroja sintió mucho nerviosismo al ver al hermano de su padre.

—¿Viniste a participar en la batalla? ¿e?— Musitó el rubio—¿Con el permiso de quién?

Rika se mordió el labio inferior ante esto.

—Takeru, yo lo puedo explicar.—Se adelantó a hablar Ryo— Sé que Rika no tiene permitido venir para acá, pero...

—¡Pues no!— Takeru lo interrumpió sin levantar la voz, ni en forma grosera, solo utilizando una voz calmada— No lo tiene. Pero supongo que, la señorita aquí presente, no pudo resistirse a participar en la batalla ¿e?

La pelirroja intercambió una mirada con el Akiyama.

Takeru suspiró: —¿Sabes?—Musitó—Si fuera un tío responsable y serio, iría corriendo a contarles a tus padres.

Sí, lo sabía.

Rika bajó la mirada.

—¡Pero!— Takeru continuo hablando— Como no lo soy solo me queda la opción de felicitarte.

¿Qué?

Rika alzó la mirada sorprendida y Tk se acercó a ella.

—¡Felicidades por ganar! Pasaste a semifinales.—Comentó— La canción fue increíble.

La pelirroja sonrió demostrando la confusión de su rostro—¿No estás enojado?

—Debería...—Comentó Takeru—Lo que hiciste al desobedecer a tus padres es malo. Sabes muy bien que a ellos no les gustará saber que estás aquí.

—Sé que no, pero es inevitable estar aquí. Esto es lo que amo hacer.—Musitó Rika.

—Lo sé...—Murmuró Tk—Pero, ya sabes que los secretos no duran mucho.

La pelirroja suspiró.

—No obstante, no quiero arruinarte tu felicidad, así que prometo no decir nada.

—¿Enserio?—Rika alzó la mirada.

Takeru asintió— ¡Pasaste a semifinales!

Rika sonrió ante esto y tomó suavemente las manos de su tío.

—¡Sí, lo logré!— Exclamó— Estoy super emocionada.

Takeru sonrió, era bueno ver a Rika así. Verdaderamente este era su ambiente, su lugar. Cuando estaba en su casa o con las personas de su "círculo social" siempre mostraba una tristeza en su rostro.


Nene y Yamato ingresaron a la mansión Ishida.

Yamato jalaba a Nene de un brazo.

—¡No puedo creer lo que hiciste!—

—¡Yo no puedo creer lo que tú hiciste!—El rubio soltó a su hija— Acaso ¿no eres consecuente?

—¡Poco consecuente eres tú!— Exclamó Nene—¡No tenías derecho a hacer eso! —regañó con voz temblorosa de ira, sus manos apretadas en puños a su lado. —¡Soy mayor de edad y puedo decidir por mí misma lo que quiero y no hacer!

Yamato la miró con una expresión impasible, su mandíbula tensa de la frustración contenida. Sabía que había actuado por su bien, pero comprendía la reacción de su hija, quien se sentía invadida en su autonomía y libertad.

—Lo hice porque me preocupo por ti, Nene —respondió Yamato con calma, su tono firme pero tranquilo. —No me gusta verte envuelta en situaciones de este tipo. Recuerda que eres una señorita. No una cualquiera.

Nene apretó aún más los puños, sus dedos temblando con la rabia contenida mientras escuchaba las palabras de su padre. La sensación de estar siendo juzgada y limitada en su libertad la llenaba de frustración y resentimiento.

—No necesito que me lo recuerdes, papá —respondió Nene con un tono de voz agrio, sus ojos brillando con la intensidad de su desafío. —Y no tienes por qué intervenir en mi vida de esa manera. Estábamos... estábamos trabajando en el proyecto para la empresa. Eso es todo.

—¿A esta hora?

—Acaso ¿no puedo?

Yamato frunció el ceño, su mirada penetrante buscando cualquier indicio de verdad en las palabras de su hija. Sabía que algo no encajaba en la historia que ella le estaba contando, pero también entendía que Nene estaba tratando de proteger su privacidad y su independencia.

—No me mientas, Nene —declaró Yamato con firmeza, su voz resonando con autoridad paterna. —Puedo ver a través de tus mentiras. Sé que algo más estaba sucediendo.

Nene sintió una mezcla de enfado y resentimiento ante la incredulidad de su padre. Se sentía atrapada entre la necesidad de proteger su privacidad y el deseo de que él confiara en ella lo suficiente como para respetar sus decisiones.

—¡No estoy mintiendo! —exclamó Nene con vehemencia, su voz cargada de emoción. —Estábamos trabajando en un proyecto, papá. No entiendo por qué no puedes creerme.

Nene soltó un bufido de frustración, su pecho subiendo y bajando con rapidez por la emoción contenida. Se sintió impotente y enojada ante la actitud protectora de su padre, deseando poder vivir su vida sin tener que rendir cuentas a nadie.

—No eres mi dueño, papá —murmuró Nene, su voz apenas un susurro lleno de amargura. —No puedes controlar cada aspecto de mi vida.

Yamato suspiró profundamente, sintiendo la tensión entre ellos aumentar con cada palabra pronunciada. Sabía que debía encontrar un equilibrio entre su preocupación paternal y el respeto por la autonomía de su hija, pero era difícil cuando sentía que ella estaba cometiendo un error.

—¡No vengas a darme consejos!—exclamó Nene con amargura, su voz temblorosa con la intensidad de sus emociones. —Tú tampoco has sido un modelo a seguir. ¿U olvidaste tu infidelidad?

Yamato frunció el ceño, sorprendido por el giro repentino de la conversación. —Nene, eso no tiene nada que ver con lo que estamos discutiendo ahora —respondió él con firmeza, su tono de voz dejando en claro que no estaba dispuesto a permitir que el pasado se interpusiera en el presente.

Pero Nene no estaba dispuesta a dejarlo pasar tan fácilmente. Sabía que el tema era delicado, pero sentía que era importante sacarlo a la luz para que su padre entendiera su perspectiva.

—¡Claro que tiene que ver, papá! —replicó Nene con vehemencia, sus ojos centelleando con determinación. —Tú también has cometido errores. Te revolcaste con una zorra sin importar nada más.

—¡No saques ese tema ahora! Pude cometer un error, pero soy tu padre, no permitiré que cometas mis mismos errores.

Nene desvió la mirada, sintiendo una mezcla de gratitud y resentimiento hacia su padre. Sabía que él la amaba y quería lo mejor para ella, pero a veces su protección se sentía como una jaula que la aprisionaba en lugar de protegerla.

—Pero ¿qué gritos son esos?— Sora apareció en el lugar.

Nene y Yamato dirigieron su mirada hacia la pelirroja, quien evidentemente estaba durmiendo.

—¿Yamato que haces aquí?— Preguntó la mujer— ¿Ocurrió algo?

—Nada, no ocurrió nada.— Ne se apresuró a responder.

—¡Claro que ocurrió algo!— Exclamó Yamato—Nene estaba a estas horas de la noche en el departamento de Kiriha.

—¿Qué?— Sora se sorprendió al escuchar esto— ¿Qué dijiste?

—Lo que escuchaste.—Respondió el Ishida— Nene estaba a estas horas de la noche en el departamento de Kiriha. Quien sabe para qué.

—¿Es verdad eso Nene?— Sora le preguntó a la castaña.

—No te interesa saberlo madre.—Musitó Nene cruzándose de brazos.

—¡Nene!— Yamato frunció el ceño.

La castaña rodó los ojos—Simplemente estábamos trabajando.

—¿Trabajando?— Cuestionó Sora—¿A esta hora de la noche?

Nene frunció el ceño—¡Sí! Trabajando.

—No mientas, está claro que no ibas a eso.—Comentó Yamato.

—Y ¿qué? ¡No es tu problema! Soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera, cuando quiera, como quiera.

—¡Eres mi hija!— Exclamó Yamato—Claro que me preocupo por ti.

—¡No necesito que te preocupes por mí!— Gritó Nene antes de caminar en dirección a las escaleras.

—¡Nene, vuelve aquí! ¡Deja de actuar como una niña!— Exigió el rubio.

Sin embargo, Nene solo lo ignoró.

—¡Nene!—Gritó Yamato— ¡Nene!— Gritó aun más fuerte, pero la castaña no le respondió— Pero ¡que rayos le sucede a esta chica!— Exclamó.

—¡Ey! Yamato, tranquilo.—Sora intentó calmarlo.

—No puedo estar tranquilo luego de esto.

—Yamato, por favor.—Musitó la pelirroja.

—Iré a hablar con ella.

—¡No, por favor!—Rogó Sora— Nene está muy alterada, si vas a hablar con ella no sacarás nada bueno.

—Sí, pero ella...

—Ella está enojada, tienes todo el derecho a regañarla.—Comentó la pelirroja— Pero ahora no, por favor. Es tarde y no quiero que haya problemas.

Y, para variar, Rika aun no llegaba.

No quería que en medio de todo ese problema Rika llegara y se armara otro escándalo.


~Horas más tarde~


Rika ingresó a su casa con paso sigiloso, esperando no ser descubierta, no prendió ninguna luz, solo se alumbraba con su celular mientras recorría el lugar para llegar a las escaleras.

Rika avanzaba con cautela por el pasillo oscuro, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras intentaba no hacer ruido que pudiera delatar su presencia. La luz tenue de su celular iluminaba apenas el camino, proyectando sombras ominosas en las paredes a su alrededor.

Justo cuando alcanzaba las escaleras y se disponía a subir, un clic repentino llenó el aire y la habitación se iluminó de repente. Rika se congeló en su lugar, su mano temblando ligeramente mientras apretaba con fuerza su teléfono.

Al girarse lentamente, se encontró con la figura de su madre, Sora, parada frente a ella con los brazos cruzados y una expresión seria en su rostro.

—Rika...—

—Mamá.

—¿Dónde, rayos, estabas niñita?— preguntó Sora.

Rika tragó saliva con dificultad, su mente corriendo a mil kilómetros por hora en busca de una excusa plausible que pudiera justificar su llegada tardía y el hecho de haber sido sorprendida.

—Salí unos minutos.

—¿Sin mi permiso?

—Sí.—Comentó Rika.

—¡No lo puedo creer!— Exclamó la mayor— ¿Sin mi permiso?

—Disculpa...—Musitó la menor.

Sora apretó su puño: —¿Disculpa?— Cuestionó— ¿Sólo eso me vas a decir?— Preguntó— ¡Solo eso!

Rika se mordió el labio inferior.

—Volvimos a los problemas ¿e?— Comentó Sora— No puedo creer que hayas salido tan tarde de casa.

—No hice nada malo.

—¡Claro que sí!—Exclamó— Saliste sin mi permiso.

Rika rodó los ojos: —Necesitaba tomar aire.

—¿Tomar aire?— Cuestionó la mayor—No saliste simplemente a tomar aire ¡Llegaste super tarde!— Exclamó—Dime ¿dónde estabas?

—No te interesa saber.—Comentó la menor— Lo importante es que llegué...—Se dirigió hacia la escalera.

—¡Rika, no te vayas!— Exclamó Sora— ¡Estamos conversando!

Sora apretó los puños, sintiendo el calor de la frustración crecer en su pecho mientras miraba a su hija con ojos llenos de indignación. —¿Cómo puede ser tan terca? —pensó para sí misma, tratando de contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse.

Rika levantó la barbilla con obstinación, sus ojos chispeaban con una mezcla de desafío y resentimiento. No iba a ceder ante el regaño injusto de su madre. —¿Por qué siempre tiene que ser así? —se preguntó interiormente, sintiendo una oleada de ira que la impulsaba a alejarse de esa situación.

El aire se cargó con la tensión palpable entre madre e hija, una atmósfera pesada y cargada de reproches no dichos. Sora avanzó unos pasos hacia Rika, su voz temblaba ligeramente con la rabia contenida. —¡No puedes simplemente salir y volver cuando te plazca! ¡Necesito saber que estás a salvo! —exclamó, su tono mezclando preocupación y exasperación.

Rika apretó los puños con fuerza, resistiendo el impulso de gritar en respuesta. —¡No soy una niña pequeña, mamá! ¡Puedo cuidarme sola! —replicó, su voz vibrando con un atisbo de dolor por sentirse incomprendida.

Rika sintió un fuego abrasador encenderse en su pecho ante el desdén en las palabras de su madre. Sus puños se apretaron aún más, sus uñas clavándose en las palmas de sus manos mientras luchaba por contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse.

—¡No lo soy! ¡No lo soy, mamá! —gritó Rika, su voz temblorosa con el peso de la ira y la frustración. Se dio la vuelta, caminó hacia la escalera, y la subió.

Sora caminó tras ella—¡Rika, detente!

No obstante, no le prestó atención Rika se dirigió hacia la puerta de su habitación con pasos rápidos y decididos.

—¡Rika, espera! —llamó, extendiendo una mano hacia ella en un gesto de súplica desesperada, pero ya era demasiado tarde. La puerta se cerró con un golpe sordo, dejando a Sora sola, el eco del conflicto resonando en el silencio que la envolvía.

Con el corazón apretado por la angustia y la culpa, Sora se dejó caer en una silla cercana, su mente atormentada por las palabras no dichas y los errores cometidos. Sabía que había herido a su hija más profundamente de lo que podía reparar con simples disculpas, y mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas, solo podía esperar que algún día Rika la entendiera.

Verdaderamente era difícil esta situación, tratar con ella era complicado, tenía un carácter difícil que solo Yamato lograba controlar. Sí, lamentablemente ella no tenía el poder que tenía Yamato sobre Rika. Yamato era el único que dominaba a esa fiera.

Estaba más que claro, por el bien de su familia, tendría que regresar con Yamato.


Mientras tanto en el hotel.

Yamato se encontraba en su habitación, cansado después de ese largo y fastidioso día. Pensaba y pensaba en la situación de Nene y en la forma tan rebelde que se estaba comportando.

¿Por qué no era capaz de ver el error que estaba cometiendo? ¿Cómo no era capaz de ver que él quería protegerla? No era bien visto que una señorita como ella actuara de esta forma.

Suspiró.

Necesitaba descansar para olvidar este horrible día

Con movimientos cansados, comenzó a desabrochar los botones de su chaqueta, dejándola caer sobre la cama con un suspiro de alivio. Sus ojos se posaron en el espejo frente a él mientras se preparaba para cambiarse a su pijama, y por un momento, una sombra de melancolía cruzó su rostro al ver el reflejo de su espalda.

Con cuidado, se quitó la camiseta, revelando el tatuaje que adornaba su piel. Un Sol majestuoso, con cada detalle meticulosamente trazado, se alzaba sobre su espalda. Era un tributo a su difunta esposa. Sí, a su esposa. Ambos creyeron que al tatuarse una Luna y un Sol reforzaría su unión, ya que simbolizaban la conexión eterna con otra persona y el amor duradero.

Justo cuando iba a colocarse su pijama, algo cayó al suelo con un tintineo metálico. Yamato se inclinó para recogerlo y vio una medalla plateada con una luna dibujada en relieve. La sorpresa se apoderó de él mientras sostenía el objeto en sus manos, desconcertado por su origen.

Observó más de cerca y notó que el diseño de la luna en la medalla era sorprendentemente similar a la que adornó alguna vez la espalda de su esposa. Un escalofrío recorrió su columna mientras sus dedos se deslizaban sobre el pequeño dige en la cadena. La conexión era innegable.

Con el corazón latiendo más rápido de lo normal, Yamato se sentó en el borde de la cama, sosteniendo la medalla con reverencia. ¿Cómo era posible que alguien más tuviera una medalla tan parecida al tatuaje de su esposa? Sí, era una Luna, cualquiera diría que no tenía relevancia o que podía ser cualquier Luna, pero no era cualquier Luna, tenía unas cadenas a los lados y el tatuaje de quien fuera Mimi también tuvo esos cadenas.

Las preguntas giraban en su mente mientras sostenía el misterioso objeto, y en ese momento, una sensación de intriga mezclada con un toque de inquietud se apoderó de él.


+Mis queridos lectores, estoy en una encrucijada, literalmente me quedé sin ideas para este capítulo, nunca me quedé tan paralizada en esta historia con algunas escenas. Sé dónde quiero llegar, incluso tengo mejor planeado el siguiente capítulo. Pero en este me faltó un poco de inspiración y tuve que dividir el tiempo para poder actualizar "La sultana del imperio" aun así creo que fue un buen capítulo.

+Prometo que el siguiente capítulo será más largo. Hoy quise tener drama jsjs

BethANDCourt: ¡Sí! jsjsjs le acertaste. Tomoko lo descubrió. Créeme, Tomoko, será una buena ayuda jajaja Sí, entiendo que la desconfianza de Mimi de risa y hasta un tanto de rabia, es como un nivel de amor y odio, pero como bien dices, cuando se entere que es adoptada, tendrá un cambio grande de pensamiento ¡Uh! Con respecto a Kouji tengo muchas cosas que decir jsjsjs Puede ser víctima, puede ser culpable, no lo sabemos. Kouji será un personaje que tendrán que medir ustedes, porque tengo cosas planeadas para él (no diré si buenas o malas), pero tendrán que estar atentos. Qué bueno que te gusten los momentos de Takeru e Hikari, son momentos pequeños, pero intento que sean lo más lindo posibles. Sí, tienes toda la razón, lo que menos que une a Toshiko, Satomi, Kousei e Hiroaki es la amistad. Debemos estar atentos a ellos. En lo que menos se puede esperar pueden apuñalarse por la espalda jajaja (Solo diré que, ya se han apuñalado antes, y ni idea saben) Entiendo tu asco. ¡Sí! Yamato es un amor cuidando a Mimi, tanto en el pasado como ahora. Yamato no lo sabe, pero de a poco está más cerca de Haruna, y seguirá acercándose. Ya veremos si habrá beso o no jsjs es posible que haya, pero no dirá si luego o no, todo es una sorpresa. Tienes razón, aquí no hay amor entre Sora y Yamato, Sora tiene una dependencia emocional por él, porque Sora no tiene nada. Perdió a su esposo y a su hijo. Yamato y sus hijas son lo único que tiene. Tienes razón al decir que esto podría retrasar el acercamiento Mimato, pero Mimi está demostrando ser astuta, así que ya veremos que hacer. Este capítulo fue más corto porque me dividí entre: Universidad, La sultana del imperio y esta historia, entonces me costó un poco. Espero que este capítulo te haya gustado. Ojalá sigas leyendo y comentando. Agradezco que seas la fiel lectora de esta historia. Te mando un abrazo a la distancia.